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Chile: historia del futuro: La bandada de cisnes negros
Chile: historia del futuro: La bandada de cisnes negros
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Libro electrónico919 páginas14 horas

Chile: historia del futuro: La bandada de cisnes negros

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Pocas son las invenciones que dan cuenta del inicio del cambio que hace inevitable la evolución social hacia un estadio superior. Una de ellas, de la cual somos testigos privilegiados, es Internet, una declaración política per se. Así como los contemporáneos de la invención de los tipos móviles para la imprenta sobre papel difícilmente vislumbraron que asistían a una declaración política que inauguraba la portabilidad del conocimiento y el desafío al pensamiento dominante, es difícil para nosotros evaluar la avasallante fuerza democratizadora que implica la tecnología que está predominando hoy, sus efectos políticos, amén de los económicos. El sistema que una poderosa minoría endogámica implantó en Chile, con éxito y en su beneficio, durante los siglos XIX y XX, a través de violentas y recurrentes intervenciones militares, reemplazadas luego por constituciones ad hoc, muestra hoy su agotamiento. El siglo XXI verá el desplome del modelo de exacción sistémica, un cambio de época mayor, como el que dio origen a la portabilidad del conocimiento, los viajes de exploración de larga distancia del siglo XV o la Revolución Industrial, pues las tremendas fuerzas contradictorias que están surgiendo con el cambio tecnológico permiten augurar que, muy pronto, todo será distinto.
IdiomaEspañol
EditorialLOM Ediciones
Fecha de lanzamiento1 jun 2017
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    Chile - Ramón Rada

    Ramón Rada M.

    Chile: historia del futuro

    La bandada de cisnes negros

    LOM PALABRA DE LA LENGUA YÁMANA QUE SIGNIFICA SOL

    © LOM Ediciones

    Primera edición, 2014

    ISBN Impreso: 978-956-00-0467-3

    Diseño, Composición y Diagramación

    LOM Ediciones. Concha y Toro 23, Santiago

    Fono: (56-2) 2 860 68 00

    www.lom.cl

    lom@lom.cl

    Prefacio

    La ya lejana expansión de la navegación de larga distancia del siglo

    xv

    tuvo su símil en el siglo

    xx

    , iniciando un nuevo viaje hacia otros nuevos mundos. El acto seminal fue una comunidad formada para estudiar las redes de redes de comunicaciones, que nació cuando la cibernética¹ alcanzaba su adolescencia: la Intergalactic Computer Network (Internet)². Dos de sus autores, J. C. R. Licklider³ y Robert W. Taylor⁴, anunciaron: «En unos pocos años, los hombres serán capaces de comunicarse más efectivamente a través de una máquina que cara a cara. Es prematuro decirlo, pero es nuestra conclusión»⁵. Luego, en 1968, predijeron el computador personal (PC) diciendo. «Nuestro énfasis en la gente es deliberado». Ese año, hace más de 45 años, antes del alunizaje del modulo lunar Eagle de la nave terrestre Apolo 11, se proyectaba la película de ciencia ficción 2001: Odisea del espacio, que anticipaba tecnologías que entonces eran un imaginado sueño y que hoy usamos cotidianamente⁶.

    Internet se independizó del sistema de defensa de los Estados Unidos en 1989. Casi de inmediato, Tim Berners-Lee y Robert Cailliau crearon el concepto WEB (World Wide Web)⁷ y la convergencia tecnológica inició su expansión⁸. La red de redes hoy crece a escalofriante velocidad, y cada nodo de la red es esencial para los demás, afirmación que implica una declaración política, de igualdad, de libertad, anticipando los cambios que se imponen. Es el resultado de un largo viaje desde los pragmáticos inventores de la Inglaterra de la lanzadera volante (fly shuttle, 1733) y la máquina para hilar lana y algodón (roller spinning machine, 1738), precursores que anticiparon el cambio hacia la nueva organización y su evolución a la nueva ética acorde con la emergencia. Síntesis integradora de las románticas ideas de la Revolución francesa y las pragmáticas de la Revolución Industrial, un viaje de exploración, un salto de la imaginación. Igualdad y libertad, en una fraterna red de redes.

    Siempre ha sido así, desde el amanecer humano las invenciones están asociadas a lo que pensamos de nosotros mismos. No hay un solo autor, sí muchos, convergiendo, generando nuevos sistemas radicales⁹. Los inventos de la Revolución Industrial estaban simbióticamente relacionados con la ética de su tiempo, como aquellos del siglo que acaba de pasar lo están con la ética que nació con él, raíz de una nueva revolución que se desarrolla en el siglo

    xxi

    . Una nueva ética se impone como signo de los tiempos; simbiótica con nuevas tecnologías, señala el rumbo; navegamos en naves espaciales a recuperar la armonía perdida, en viaje de exploración en el mar del conocimiento; un cambio de época mayor.

    Mientras Hubble¹⁰ explora los confines del espacio, en una órbita cercana lo hace también la Estación Espacial Internacional (International Space Station)¹¹, construida en competencia y cooperación, estableciendo las bases de exploración de nuevas fronteras. Lejano está el momento en que la nave espacial terrestre alunizó en nuestro satélite¹². Esto ocurre mientras en Chile, bajo el ojo escrutador de la estación orbital, nuestros pensamientos y sistemas políticos siguen enraizados en el pasado con la política, la economía, la física de siglos atrás. Con resistencia aceptamos nuevas preguntas y los avances de la ciencia, a medida que escribimos la historia del futuro. Estas raíces en el pasado profundo conducen a que nuestros políticos respondan aplicando las soluciones de ayer a los problemas de hoy¹³.

    Esta respuesta reaccionaria es inevitable y forma parte de la naturaleza de la percepción humana, pues el conocimiento es, por definición, la organización del pasado. Incluso cuando miramos hacia arriba y observamos la luz de las estrellas, no vemos el presente, sino la luz de un tiempo desaparecido. Lo que consideramos como el presente es, de hecho, el pasado, y lo que percibimos como el futuro y de lo que escribimos en obras de fantasía y de ciencia ficción, es, de hecho, el presente. Los poetas, artistas, y escritores de ciencia ficción no son pronosticadores del futuro, sino reporteros sensibles de las implicancias del presente… el artista describe lo que siente y percibe, pero que no puede ver. Otra palabra para este modo de percepción es imaginación¹⁴.

    «La imaginación es una de las manifestaciones del pensamiento divergente, es la habilidad para mirar al mundo de una manera diferente y fresca… imaginar es asociar y combinar… elementos conocidos para obtener un todo novedoso… original, único, variado, nuevo»¹⁵. «La imaginación es más importante que el conocimiento. El conocimiento es limitado. La imaginación circunda el mundo»¹⁶. Cuando imaginamos el futuro, en el presente, lo que hacemos es imaginar lo que es posible sin calcular su probabilidad de ocurrencia, y así escribimos la historia del futuro. Imaginar nos obliga a revisar los paradigmas que moldean nuestro pensamiento para eliminar los límites y pensar de nuevo, nuevamente.

    La imaginación ayuda en la tarea de reconstruir los inicios de la historia productiva del ser humano, el sendero que la tecnología ha seguido y cómo esta nos afecta, los hitos que condicionan los sistemas sociales que nos rigen y cómo conceptos relevantes, que pasan desapercibidos, nos limitan para construir nuestra historia del futuro. Hoy es el mañana del que nos preocupábamos ayer¹⁷. El tiempo es pasado, presente y futuro, concatenados e interdependientes. Un diagnóstico no es posible sin imaginar el futuro; imaginarlo permite establecer la brecha entre hoy y mañana y la ruta de encuentro.

    Para construir un diagnóstico certero tendremos que cambiar el pasado, reescribirlo, y así cambiaremos el futuro. Hoy, en el futuro del pasado, tenemos más información y suficiente distancia para reescribir la historia, aún mejor que si la hubiésemos vivido. Descubriremos que Chile es todavía un país ocupado y sometido (ha ocurrido desde sus inicios y en gran parte de su historia), amarrado por un exitoso sistema dominante para sus propios propósitos; casi no lo percibimos, lo consideramos normal. Como el agua que se adapta a la forma de su contenedor, nos adaptamos a su forma. El sistema nos mantiene ajenos al mundo, tiene enorme influencia cotidiana, nos aleja de la ciencia y del progreso, nos encapsula en el tiempo, en la vereda de la historia. Quienes lo defienden, defienden privilegios, el pasado, para que nada cambie. Muchos de quienes lo atacan y quieren cambiarlo, no advierten que también ellos están fascinados con el pasado, ciegos al mañana; insertos en la trampa y caminando de espaldas al futuro, niegan su vínculo con el pasado y por eso están anclados en la historia. Otros, con más coraje que reflexión, atacan las formas, descuidan la esencia, satisfacen la apariencia, viven la experiencia y fortalecen el sistema dominante, obteniendo lo contrario de lo que dicen buscar. Durante la última ocupación militar del territorio¹⁸, los sectores más conservadores del país perfeccionaron el diseño del sistema dominante (por tradición oculto), rediseñaron el sistema social estratégico, dejando el desempeño táctico operacional a un mercado político regulado, de modo que: «Si llegan a gobernar los adversarios, que se vean constreñidos a seguir una acción no tan distinta a la que uno mismo anhelaría, porque el margen de alternativas que la cancha imponga de hecho a quienes juegan en ella, sea lo suficientemente reducido para hacer extremadamente difícil lo contrario»¹⁹, para que nada cambie, o para que todo cambie para que todo siga igual.

    El sistema que impuso la más reciente ocupación militar²⁰ conducida por la derecha, durante las últimas décadas del siglo

    xx

    (1973-1990), ha sufrido algunos cambios menores que no afectan su esencia. Así impone una rigidez que mantiene asimetrías y dificulta la adaptación al cambio, evita que los chilenos disfruten los beneficios del progreso y genera una creciente tensión interna. Evita que Chile sea todo lo que puede ser, tiene frenos en su estructura, el miedo a la libertad detiene el motor del desarrollo. Las circunstancias ayudan; el temor, en un mundo en crisis, es cosa viva, recorre el planeta. Nuestras elites intentan instalar la idea de que la crisis es solo financiera, no reconocen una crisis sistémica, invitándonos a seguir anclados al pasado, único modo seguro para superar el miedo. El sistema que nos paraliza se expresa en múltiples, complejas e ingeniosas formas, en la restricción de derechos y en el «orden público económico»²¹, sostenidos por el espíritu y letra de la Constitución Política del Estado. Asegura privilegios de pocos financiados por la mayoría, como fue concebido, como propósito estratégico. El miedo institucionalizado enceguece y paraliza y, con la dinámica del sistema imperante, la mayoría no reacciona o lo hace a medias, tolerando la precariedad de la existencia por el afán natural de sobrevivencia, de conservación, como el menor de los males, acumulando la tensión. El miedo en la biología humana es una reacción adaptativa para la supervivencia del individuo y de la especie, parte de nuestra capacidad funcional; nos permite responder con rapidez y eficacia ante la adversidad, pero cuando el miedo es administrado por un sistema impuesto y diseñado para eso, es instrumento para conseguir la sumisión. Pierde su capacidad funcional y se transforma en parte de nuestra estructura, perdemos el asombro, acumulamos tensión, vivimos en ella, nos adaptamos al miedo, renunciamos a nuestra condición humana y adormecemos nuestras conciencias. La institucionalización del miedo se consigue con un desequilibrio institucional²² permanente, impuesto y normado jurídicamente, sin posibilidad aparente de cambio. Ciegos a la realidad, la mayoría de los políticos chilenos, por ignorancia, porque no quieren ver, custodian sus particulares intereses (lo cual fue previsto en el diseño original del sistema dominante), no perciben la desesperanza y desconocen o banalizan la tensión que se acumula. A algunos les interesa que siga así. La mayoría pusilánime se conforma con una democracia aparente de exiguos beneficios. Se conforman con estar en el gobierno²³, aunque no en el poder, el cual sigue controlado por quienes diseñaron el sistema y aún lo conservan.

    Algunos paradigmas²⁴ que están presentes desde el profundo pasado influyen en nuestras vidas e intentan detener el cambio. Ellos nos llevarán a través de Adam Smith²⁵ a entender cómo atrapó a las sociedades occidentales en una trampa de la que intentan salir. Veremos cómo David Ricardo²⁶, Thomas Malthus²⁷ y Karl Marx²⁸ le ayudaron. Visitaremos a Carl von Clausewitz²⁹, que escondido en la historia fundamentó el uso del miedo y la fuerza como conductores sociales, influyendo en la vida cotidiana. Exploraremos el pensamiento de John Maynard Keynes³⁰ y de John Kenneth Galbraith³¹. La mayoría de los políticos (muchos honesta, involuntaria e ingenuamente), con eficaz ayuda de la mayoría de los economistas y la obligada apatía popular, sostienen el sistema imperante: trabajan para hacer de Chile un país asimétrico, al servicio del sistema. A este tipo de personas, honestas e ingenuas, que trabajan sin saberlo contra sus propios propósitos, Lenin³² los llamó tontos útiles. Es aun probable que también algunos de quienes condujeron la última ocupación militar abierta en Chile (1973-1990) hayan desempeñado dicho rol (pensarlo así, es hacerles un gran favor), sin saber que trabajaron para beneficiar a la derecha que diseñó el sistema y los usó. Los tontos útiles son transversales, ya sean políticos, civiles o militares. Chile padece de esta enfermedad, el miedo institucionalizado y jurídicamente normado, desde su muy temprana historia, enfrentando a los chilenos. Pocos han gobernado Chile, pocas veces han estado de acuerdo, no se conocen. La mayoría vive impotente la inestabilidad y los desequilibrios, disfrutado de pocos períodos de estabilidad, equilibrio y paz. En el «alma de Chile»³³ está la enfermedad, lo que, paradojalmente, es una esperanza. El alma³⁴ de Chile subyace, latente, constreñida, clama por su potencial, pero no la dejamos ser. Lentamente se sobrepone al enorme daño que la derecha chilena le impuso, a ella y a nuestra incipiente democracia. Democracia de la que tenemos más, pero de la que aún carecemos³⁵. Pasarán generaciones para reparar el daño. Sin embargo, otro Chile es posible; el inédito cambio de las últimas décadas anticipa el umbral de un cambio mayor. No obstante, el notable progreso parece insuficiente, así es la condición humana. Para entender el Chile que viene, más rápido de lo que pensamos, y navegar hacia el futuro, necesitamos las ideas que tenemos sobre el ser humano, pues permiten entender nuestra conducta. Si uno piensa que el ser humano se caracteriza por el egoísmo, es utilitario y aprovechador, le tendremos miedo, estaremos a la defensiva y será difícil convivir. Si, por el contrario, pensamos que es generoso, abierto y dispuesto, entonces será más fácil convivir, sin miedo. Esto determina la conducta propia y la social, tanto, que la convertimos en ética, en la conducta, aceptada o rechazada en una determinada sociedad, influida por el entorno en que vivimos, por cómo nos organizamos y por la tecnología que usamos y su relación con el ser humano.

    La ética que aceptamos y en la que creemos es la base para construir los principios que convertimos en nuestra propia doctrina³⁶, la cual nos permite construir una teoría para explicarnos la sociedad y la idea que nos hacemos de cómo funciona: la ideología³⁷, y sobre la base de estas ideas, juzgamos, elegimos, tomamos decisiones y actuamos.

    Si cambiamos nuestro modo de pensar sobre el ser humano, todo cambia, podremos cambiar el modelo social en el que vivimos. Aquellos a los que consideramos equivocados tienen una ética distinta de la nuestra y si encontramos una ética consensual (o reconocemos la que se impone) estaremos de acuerdo. La acción en la sociedad tiene su raíz en la ética socialmente aceptada, que no tiene por qué ser la ética que creemos normal en un ser humano. La ética que debiera ser no tiene por qué ser la ética que en la realidad es. Muchas veces nos han engañado, convenciéndonos de que lo que debe ser no puede ser, algunos lo han hecho por error y otros porque saben que es un error; entonces nos han mentido. Las conversaciones han cambiado, estamos conversando sobre lo que no conversábamos, aumenta nuestra conciencia, e incontenibles, la participación y la inclusión también aumentarán. Chile, pobre y pequeño³⁸, como una larva, no sabe que se convertirá en mariposa, no reconoce los dolores de la metamorfosis y desconoce el nuevo rumbo. Podemos navegar en un nuevo viaje de exploración, cambiar el mundo. Siempre ha sido así. Quienes, contrarios al cambio, prefieren un ser humano estático, tratan de convencernos de que estamos sujetos a las circunstancias y que nada podemos hacer para construir nuestro futuro, que debemos entregarlo a especialistas que determinan los destinos sociales, los que casi siempre lo hacen en beneficio propio. La mayoría de nuestros políticos no están a la altura de los tiempos, están anclados en el pasado y ya no podemos seguir esperándolos. Debemos reemplazar su ineptitud creando la sociedad que queremos. La infertilidad de la política es uno de los enormes daños dejados por la ocupación militar de Chile, el descabezamiento de la intelectualidad en casi todos los ámbitos, la prohibición del ejercicio político y su monopolio nos dejó con una sociedad invertebrada, seca. Reconstruir el tejido social toma tiempo, y la derecha de siempre, la que quiere cambiar para que nada cambie, cuenta con eso.

    Los pilares ideológicos que sustentan el exitoso sistema dominante están en jaque, en Chile y en el mundo; su resquebrajamiento es universal. No desaparecerá de la noche a la mañana, pero su fin es cercano. Colaborar al cambio obliga a entender, a construir una teoría que permita explicar primero, a reconstruir la historia o lo que nos queda de ella, escrita por aquellos que tenían intereses y respondían al pensamiento dominante. El pensamiento dominante históricamente es el de la elite dominante, que intenta ponernos los anteojos para que veamos la vida como a ellos les interesa que sea vista, así en la oscuridad; vemos solo lo que está iluminado por quienes quieren mantener las cosas como están³⁹. Sin conocer los anteojos que nos han puesto sobre nuestras doctas narices, no podremos escribir la historia del futuro; ello nos obliga a estudiar el pasado para descubrir la verdad de las mentiras.

    Cuando Johannes Gutenberg⁴⁰ inventó la tecnología de los tipos móviles, mejorando así el proceso de impresión en papel, facilitó hacer portátil el conocimiento y produjo un significativo cambio en el pensamiento dominante. La imprenta de tipos móviles permitió difundir las ideas de Erasmo de Rotterdam, que inspiraron a Martín Lutero (la Biblia en alemán), y este a William Tyndale (la Biblia en inglés), y a otros como Giordano Bruno, que con imaginación expresaron el pensamiento divergente, y desde el siglo siguiente los pensadores han dicho que nuestro poder va tan lejos como nuestro saber⁴¹. El conocimiento es resultado de la convergencia colectiva del pensamiento, desafía la autoridad, cambia su fundamento. Menos habría cambiado nuestro saber sin Ostilio Ricci⁴² y Niccolò Fontana⁴³ y otros que hicieron posible el pensamiento de Galileo Galilei⁴⁴. Que la Tierra giraba alrededor del Sol, que no era plana, venía de Aristarco de Samos⁴⁵, antes de Cristo, pero el pensamiento dominante era de Aristóteles, que equivocado en esto, tenía el apoyo de la clase dominante; pasaron casi 2.000 años para que Nicolás Copérnico demostrara la teoría probable y esta fuese aceptada. Por eso Galileo escribió en italiano, en vez del latín que leían los eruditos, para que todos pudieran leerlo, y en especial por eso el pensamiento dominante lo condenó, aunque no pudo detener el viaje. Han pasado más de 500 años para convertir la portabilidad del conocimiento en ubicuidad, desde la cultura textual a la cultura multimedia. La razón, como antes, es ética y tecnológica. Internet, como el viaje atlántico de Cristóbal Colón hacia un nuevo mundo, o el de Neil Armstrong al satélite terrestre, es un viaje de exploración, una nueva independencia, que transforma el conocimiento, antes solo portátil, en ubicuo e instantáneo, multiplicándolo con asombrosa velocidad.

    Por definición tanto la fuerza como la riqueza son propiedad de los fuertes y de los ricos. La verdadera característica revolucionaria del conocimiento, es que también el débil y el pobre pueden adquirirlo. El conocimiento es la más democrática fuente de poder. Y eso lo convierte en una continua amenaza para los poderosos⁴⁶.

    No podemos pronosticar el futuro, lo que conocemos del futuro depende de probabilidades de ocurrencia: certeza, incertidumbre o ignorancia⁴⁷. Cuando tenemos certeza, la probabilidad de ocurrencia es cercana a 1 (mañana será un nuevo día); en la incertidumbre, la probabilidad de ocurrencia será cercana a 0,5 (al lanzar una moneda saldrá cara o sello); y en la ignorancia, los hechos son posibles pero no tenemos presente la probabilidad de su ocurrencia, como el caso de un temblor o un terremoto. Lo que ignoramos es posible, pero altamente improbable. El poeta romano Décimo Junio Juvenal escribió: «Un pájaro raro en la tierra, como un cisne negro»⁴⁸, supuso imposible la existencia del cisne negro. Afirmó que todos los cisnes eran blancos y dio origen al más popular refrán europeo que se mantuvo por 1.500 años: tan raro como un cisne negro, es decir: imposible. Willem de Vlamingh, en 1697, en Swan River, Australia, descubrió el Cygnus atratus, el cisne negro, destruyendo el refrán e indicando que lo altamente improbable, considerado imposible, podía ser. Antes de la crisis en 2008, Nassim Nicholas Taleb⁴⁹ desarrolló la teoría del impacto social de lo altamente improbable, insólito, inesperado e impredecible y la llamó El cisne negro⁵⁰. Cisnes negros como el ataque a las torres gemelas de Nueva York⁵¹, o las crisis financieras⁵², pueden ser negativos. Otros, positivos, como Internet, la Web, Google, Wikipedia o YouTube. «Somos incapaces de estimar realmente las oportunidades, demasiado vulnerables al impulso de simplificar, narrar y categorizar, y no lo bastante abiertos a reconocer a quienes saben imaginar lo imposible»⁵³. El siglo

    xxi

    , que empieza, es el siglo de lo altamente improbable, el siglo de la conciencia, de lo imposible, el siglo de la gente: Una bandada de cisnes negros. Podemos navegar hacia el futuro impredecible, alcanzar la estrella inalcanzable, lo que no puede ser es posible. Pero el futuro se construye reconstruyendo el pasado, con rigor. Si no sabemos de dónde venimos no sabremos a dónde vamos, navegaríamos a la deriva, sin rumbo. Pasado presente y futuro se condicionan, son uno. La reconstrucción del pasado, como la construcción del futuro, requiere imaginación, no fantasías; sin ella, nuestra historia del futuro es imposible. La imaginación es la herramienta para generar el conocimiento que, siempre incompleto y en proceso de completarse, permite adaptarnos y viajar al mañana, una navegación de exploración de larga distancia hacia el nuevo mundo.

    Necesitamos saber qué pasó y qué está pasando y así podremos estimar qué pasará.

    La globalización ha dejado claro que es sabio pensar global y actuar local para asegurar la congruencia con nuestro entorno, siempre presente pero muchas veces inadvertido. Descubriremos que nuestro entorno local, Chile, es dependiente de nuestro entorno planetario global. Descubriremos que estamos insertos en un loop, en un circuito cerrado repetitivo, que nos impide desarrollar los principios que todos los discursos prometen. Desde nuestra temprana historia, el sistema ha sido diseñado para beneficio de pocos, financiado por muchos. Particularmente, en los últimos veinte años hemos actuado distraídos de lo estratégico, concentrándonos en lo táctico, imposibilitados de efectivamente realizar los cambios que hemos prometido para construir una democracia que se refleje en la realidad cotidiana. Demasiado dependientes de los gobiernos, nos centramos en el corto plazo sin reconocer el impacto que nuestra historia, aún la lejana, tiene en la cotidianidad. Banalizamos su importancia y despreciamos sus efectos. No reconocemos que el popular refrán nadie sabe para quién trabaja adquiere enorme actualidad. Hemos jugado el juego de otros y lo hemos hecho bien, más aún, ingenuamente hemos aplaudido los resultados.

    Usando como metáfora un partido de fútbol, descubriremos que la cancha ha sido rayada y el reglamento establecido, y sin importar cómo cambien los jugadores, el resultado previsible seguirá siendo el mismo mientras no seamos capaces de cambiar ambos, el rayado de la cancha y el reglamento del juego. Nos cuesta aceptar que el beneficio de la contienda lo recibe el dueño del estadio, que estableció el juego, rayó la cancha, impuso el reglamento y cobra las entradas a los espectadores, que en su condición de tales poco o nada pueden hacer, asegurando el beneficio del propietario. Si construyo el estadio, establezco el juego, rayo la cancha, impongo el reglamento, nombro los árbitros y cobro las entradas; poco importa quién gane en cada partido; por el contrario, la alternancia de los jugadores asegura que el sistema mantenga mis beneficios. Siempre es más fácil vitorear a un equipo o a otro que preocuparse del sistema como un todo, del juego, del rayado de la cancha y del reglamento. Para qué hablar del nombramiento de los árbitros y si estos escogen los ganadores.

    No es difícil demostrar que no hemos tenido democracia⁵⁴, aunque hoy tenemos más que antes. Chile aún vive un sistema que asegura dependencia y explotación de la mayoría en beneficio de los menos. En una servidumbre política que asegura la esclavitud económica. Sin embargo, esto está cambiando, no por mérito nuestro, sino por la presencia frecuente de cisnes negros que se suman a la bandada global, permitiendo el cambio local. Y siempre los cambios relevantes en la historia están relacionados con lo que pensamos de nosotros mismos, y es este vínculo el que genera simbióticamente los cambios tecnológicos, lo que no es fácil de ver. La ética que aceptamos socialmente conduce la historia y todo depende de ella, incluso el cambio tecnológico, que sin ella no sería posible. Es hora de cuestionar y cambiar el juego, el rayado de la cancha, el reglamento, los árbitros y la propiedad del estadio. Aun, a pesar nuestro, el último cisne negro⁵⁵ que se sumó a la bandada desnudó la fragilidad y la futilidad de la institucionalidad chilena, y es probable que haya provocado el desarrollo de un proceso que efectivamente ayude a hacer la democracia posible.

    Como en pocas ocasiones en la historia, el siglo que estamos viviendo es el siglo de lo altamente improbable, el siglo de la conciencia, de lo imposible, el siglo de la gente: Una bandada de cisnes negros. Podemos navegar hacia el futuro impredecible, hacia el sueño imposible, alcanzar la estrella inalcanzable, lo que no puede ser es posible.

    1 La cibernética nació en 1948 con: Cybernetics or Control and Communication in the Animal and the Machine, Norbert Wiener.

    2 J. C. R. Licklider (23 April 1963): «Topics for Discussion at the Forthcoming Meeting, Memorandum for: Members and Affiliates of the Intergalactic Computer Network». Washington, D.C.

    3 J. C. R. Licklider (1915-1990), Joseph Carl Robnett Licklider, científico de la computación y la inteligencia artificial cibernética.

    4 Robert W. Taylor (nacido en 1932), director de ARPA’s Information Processing Techniques Office (1965—69), fundador de Xerox PARC’s Computer Science Laboratory (CSL) (1970—83), y Digital Equipment Corporation’s Systems Research Center (SRC) (1983—96). Premio Nacional de Tecnología de los Estados Unidos en 1999: «Por su liderazgo visionario en el desarrollo de la tecnología de computación moderna, incluyendo el ARPAnet, el computador personal y las interfaces gráficas de usuario». Robert W. Taylor vive en California.

    5 The Computer as a Communication Device, J.C.R. Licklider and Robert W. Taylor, Reprinted from Science and Technology, April 1968.

    6 2001: Odisea del espacio, se proyectó en 1968 en Estados Unidos. Producida y dirigida por Stanley Kubrick en paralelo con la publicación de la novela del mismo nombre, del autor de ciencia-ficción Arthur C. Clarke.

    7 Tim Berners-Lee y Robert Cailliau crearon el concepto WEB en el CERN en Ginebra, Suiza, y lo publicaron en 1992.

    8 Jerry Yang y David Filo fundaron Yahoo en 1994. En julio de 1996, Jack Smith y Sabeer Bhatia fundaron Hotmail. Google se fundó en 1998 (septiembre) por Sergey Brin y Larry Page, quienes lanzaron su correo gratuito Gmail, en abril de 2004, una década después del inicio de Yahoo.

    9 Etimológicamente, la palabra radical viene del latín radix («raíz»); significa de raíz, que afecta desde la raíz.

    10 Hubble (HST por su sigla en inglés), telescopio robótico en órbita alrededor de la Tierra, a aproximadamente 593 km de altura, desde 1990.

    11 International Space Station (ISS), centro de investigación en la órbita terrestre desde 1998. Participan la NASA, la Agencia Espacial Federal Rusa, la Japonesa de Exploración Espacial, la Espacial Canadiense y la Agencia Espacial Europea (ESA).

    12 El 21 de julio de 1969, cuando la misión espacial de EE.UU. Apolo 11 llegó a la Luna, Neil Armstrong dijo: «Este es un pequeño paso para el hombre, pero un gigantesco salto para la humanidad». Neil Armstrong y Edwin F. Aldrin, piloto del modulo lunar ‘Eagle’, desembarcaron en el Mar de la Tranquilidad. Michael Collins permaneció en órbita lunar en el Columbia, en el cual, 21 horas más tarde, retornarían a la Tierra.

    13 Herbert Marshall McLuhan (1911-1980), profesor de literatura inglesa y filósofo canadiense. McLuhan es reconocido como fundador de los estudios sobre los medios y gran visionario de la sociedad de la información. McLuhan acuñó el término «aldea global» y también «el medio es el mensaje» para describir la interconexión humana a escala global generada por los medios electrónicos de comunicación.

    14 Gaia, Implicaciones de la Nueva Biología, William Irwin Thompson, Editorial Kairós, Barcelona.

    15 Iniciación a la expresión corporal, Motos T. Humanitas, Barcelona. 1983. Pág. 98.

    16 Albert Einstein, «What Life Means to Einstein: An Interview by George Sylvester Viereck». The Saturday Evening Post (26 de octubre, 1929).

    17 Remember, today is the tomorrow you worried about yesterday. How to Stop Worrying and Start Living. Dale Carnegie (1948), Part 8: How I Conquered Worry, p. 237.

    18 La última ocupación militar de Chile corresponde a la dictadura militar formal conducida por la derecha y el Departamento de Estado de los Estados Unidos a través de las FF.AA. chilenas. Ocurrió desde el 11 de septiembre de 1973 hasta el 11 de marzo de 1990, totalizando 17 años.

    19 Frase de Jaime Jorge Guzmán Errázuriz (1946-1991), referente intelectual de la derecha chilena y fundador de la Unión Demócrata Independiente (UDI), en relación a la redacción de la Constitución Política del Estado durante la dictadura militar de la derecha (1973-1990), citado por Edgardo Boeninger, Democracia en Chile, Lecciones para la Gobernabilidad. Editorial Andrés Bello, Santiago, 1997.

    20 La ocupación militar es el estacionamiento de fuerzas regulares de un Ejército o Ejércitos extranjeros en territorio nacional. La fuerza ocupante se obliga a: mantener el orden público y la seguridad (Reglamento de La Haya de 1907), respetar los bienes públicos del Estado ocupado, usufructuándolos como máximo, y respetar la propiedad de los particulares. La obvia y ya demostrada intervención de Estados Unidos usando a las Fuerzas Armadas chilenas para ocupar el territorio permite usar el concepto de ocupación militar al servicio de un país extranjero.

    21 El orden público económico es: «El conjunto de principios y normas jurídicas que organizan la economía de un país y facultan a la autoridad para regularla en armonía con los valores de la sociedad nacional formulados en la Constitución». José Luis Cea: «La Constitución Económica». Apuntes de la Universidad de Chile, Facultad de Derecho, p. 158.

    22 El desequilibrio institucional supone el enfrentamiento de uno o parte de los poderes del Estado con el Estado, o de parte de la comunidad nacional con el Estado. Es la fase anterior al quiebre institucional. Cuando este ocurre, la Fuerza Armada debe intervenir en la vida social para restablecerlo. Quiebre y Recuperación del Orden Institucional en Chile, Julio Canessa, Ediciones Emérida, pág. 20.

    23 Gobierno (del griego

    KU

    bern¦w «pilotar un barco»), consiste en la conducción política general o ejercicio del poder del Estado. Tiene la misma raíz griega de la palabra cibernética

    KU

    bern¹j (kybernetes), que significa «arte de pilotar un navío». Platón la utilizó en La República con el significado de «arte de dirigir a los hombres» o «arte de gobernar». Quienes gobiernan no tienen el poder, solo lo administran.

    24 Un paradigma es un modelo o patrón científico que sirve de referencia y se usa como guía del pensamiento.

    25 Adam Smith (1723-1790), filósofo moral escocés, autor de Teoría de los sentimientos morales (1759) y de Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones (1776). Por este último libro, es considerado el padre de la economía clásica.

    26 David Ricardo Ruben (1772-1823), autor de Principios de economía política y tributación (1817) y del concepto de ventajas comparativas.

    27 Thomas Robert Malthus (1766-1834), economista inglés, autor de Ensayo sobre el principio de la población (1798).

    28 Karl Heinrich Marx (1818-1883) fue un filósofo, historiador, sociólogo, economista, escritor y pensador socialista alemán.

    29 Carl Philipp Gottlieb von Clausewitz nació en Burg, Prusia, el 1 de junio de 1780. Ingresó al Ejército prusiano en 1792, cuando tenía doce años de edad. Intervino en las campañas del Rhin contra el Ejército francés a los catorce. En 1801 fue admitido en la Escuela de Guerra de Berlín. Su profesor Gerhard von Scharnhorst influyó definitivamente en su pensamiento y en su nombramiento como ayudante de campo del príncipe Augusto de Prusia. En 1806 presenció la derrota del Ejército prusiano en Jena, contra Napoleón. Hecho prisionero, regresó de Francia a Prusia dos años después (estos dos años en Francia sin duda ayudaron a von Clausewitz en Waterloo), en que trabajó con su profesor Gerhard von Scharnhorst en la reforma del Ejército prusiano. En 1812 se puso a las órdenes del Zar para combatir nuevamente contra Napoleón desde el Ejército ruso y en 1814 se reintegró al Ejército prusiano, donde con el cargo de jefe de Estado Mayor colaboró a la definitiva derrota de Napoleón el 18 de junio de 1815, en Waterloo, bajo el mando del mariscal prusiano Gebhard Leberecht von Blücher y en alianza con el Duque de Wellington. Siendo director desde 1818 de la Escuela de Guerra, escribió su libro De la guerra. Murió el 16 de noviembre de 1831, en Breslau, Prusia, posteriormente Wroclaw, Silesia, en Polonia. Su obra es el mayor clásico militar y de enorme influencia en el arte de la guerra.

    30 John Maynard Keynes (1883-1946), economista inglés, autor de Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero, en 1936.

    31 John Kenneth Galbraith (1908-2006), economista estadounidense de origen canadiense.

    32 Lenin, seudónimo de Vladimir Ilich Uliánov (1870-1924), dirigente de la revolución bolchevique. Primer presidente de la Unión Soviética.

    33 Raúl Silva Henríquez (1907-1999), sacerdote y abogado chileno, obispo de Valparaíso, arzobispo de Santiago y cardenal de la Iglesia católica de Chile, gran defensor de los derechos humanos, acuñó el concepto «alma de Chile».

    34 El concepto de alma tiene muchas acepciones. Aquella del cardenal Raúl Silva Henríquez se puede asimilar a la de la esencia de la persona humana en su individualidad en relación con su identidad social.

    35 Ver Los mitos de la democracia chilena. Felipe Portales. Catalonia. Santiago de Chile. 2011.

    36 Se entiende por doctrina a un conjunto coherente de principios que pretenden ser de aceptación universal.

    37 La ideología es la aplicación de la doctrina (principios que pretenden ser de aceptación universal) a una realidad particular para construir una teoría explicativa, o imponer los principios doctrinarios que la sustentan.

    38 La totalidad de la población de Chile es inferior a la de solo una de las grandes ciudades del mundo, Tokio, Nueva York, Sao Paulo, Seúl, Ciudad de México, Manila, Mumbai y muchas de las ciudades de China.

    39 Esto se comprueba diariamente en Chile, en la prensa y la televisión, que están, históricamente, en manos de la elite dominante.

    40 Johannes Gutenberg (1398-1468), alemán inventor de la imprenta de tipos móviles hacia 1450. Su primer impreso fue la Biblia.

    41 Novum Organum, Francis Bacon (1561-1626).

    42 Ostilio Ricci (1540-1603), matemático florentino, maestro de Galileo Galilei en Pisa (Toscana), Italia.

    43 Niccolò Fontana (1500-1557), matemático italiano (Tartaglia: el tartamudo), publicó en italiano a Arquímedes y a Euclides.

    44 Galileo Galilei (1564-1642), astrónomo, filósofo, matemático y físico italiano relacionado estrechamente con la revolución científica. Hombre del Renacimiento, considerado entre los padres de la astronomía y de la física modernas, como entre los padres de la ciencia.

    45 Aristarco (310 a. C.-230 a. C.), astrónomo y matemático griego, de Samos, Grecia. Propuso el modelo heliocéntrico del Sistema Solar.

    46 No son pocos los que enfatizan la democratización proveniente del conocimiento. Esta frase pertenece a Alvin Toffler (1992).

    47 Russell L. Ackoff: Un concepto de planificación de empresas. Limusa-Wiley, México, 1972.

    48 «Rara avis in terris nigroque simillima cygno», Decimus Junius Juvenalis, Décimo Junio Juvenal, 82 d.C.

    49 Nassim Nicholas Taleb (nacido en 1960 en Líbano), matemático del Instituto de Ciencias Matemáticas de la Universidad de Nueva York.

    50 El cisne negro: el impacto de lo altamente improbable. Ediciones Paidós Ibérica, 2008.

    51 Ataque el 11/09/ 2001 atribuido a Al Qaeda o Al Qaida (en árabe: la base), movimiento de resistencia islámica. Fundado por Osama Bin Laden, multimillonario educado en el Reino Unido y financiado por la CIA en la lucha contra la invasión rusa de Afganistán. La familia de Osama Bin Laden fue socia de George W. Bush, expresidente de los Estados Unidos, hijo de un expresidente y ex director de la CIA, a través de la compañía de Texas, Arbusto Energy (www.nationmaster.com). James R. Bath representó en el directorio de la empresa a la familia Bin Laden.

    52 Nouriel Roubini, que predijo la crisis de 2008, en 2006 y 2007, afirma que las crisis financieras son predecibles y en consecuencia son cisnes blancos y no corresponde llamarlas cisnes negros. Crisis Economics, Nouriel Roubini & Stephen Mihm, 2010, Penguin Group (USA).

    53 Nassim Nicholas Taleb, profesor de Ciencias de la Incertidumbre de la Universidad de Massachusetts en Amherst, trata de explicar, en su libro El cisne negro, cómo los seres humanos creemos saber más de lo que realmente sabemos.

    54 Ver Los mitos de la democracia chilena. Felipe Portales. Catalonia. Santiago de Chile. 2011.

    55 El último cisne negro nacional fue un terremoto de 8,8 grados de intensidad en la escala de Richter, el 27 de febrero de 2010, revelando las fisuras del modelo económico y la ausencia de legislación mínima para proteger a la ciudadanía. Mostró un país institucionalmente débil, en que la mediocridad es la norma más que la excepción, provocando un enorme impacto moral cuyos efectos permanecerán por largo tiempo.

    Primera parte

    Pensar a Chile en un contexto global

    Pensar a Chile

    «Chile es… irrelevante»¹, «Chile se dirige hacia la nada»²… «Además del hecho de haber nacido en Chile. O sea en ninguna parte, sin puntos de apoyo: uno se apoya en la naturaleza, la tierra, los lagos»… «Para mí lo más fuerte que me queda en Chile es la tierra y el mar»³.

    Frases dolientes como estas, de chilenos reconocidos primero en el mundo, después en su tierra, como con Gabriela Mistral⁴ a último momento, esperando la venia internacional, son frases de alerta. Pablo de Rokha⁵ dijo: «Me llegó tarde, casi por cumplido y porque creían que no iba a molestar más». Vicente Huidobro⁶ nunca recibió un premio nacional. Con el escritor Nicanor Parra⁷, físico y antipoeta, que sentenció la época diciendo «la izquierda y la derecha unidas jamás serán vencidas», nos adelantamos, «por si acaso». Con Pablo Neruda⁸ fue diferente, y hoy otros chilenos destacados han podido empezar a disfrutar del reconocimiento de sus compatriotas un poco antes. Muchos han expresado juicios similares. Comienza a ser costumbre descubrir la realidad preocupante, la percepción popular de que algo anda mal y no tiene visos claros de cambiar hacia el rumbo que las mentes clarividentes podrían desear. Pensar a Chile no ha sido preocupación preferente. El «éxito» económico chileno, a juicio de los que no escatiman elogios para la administración del país en las últimas décadas, hace pensar a algunos que todo va bien y que nada serio hay que revisar, confundiendo salud macroeconómica con bienestar social y olvidando que Chile está, y siempre ha estado, inmerso en un mundo global. La percepción de la gente parece ser otra, como expresó, al término de la última⁹ dictadura de la derecha, un conocido político chileno: «La economía está bien, pero la gente está mal»¹⁰, la diferencia de criterios de evaluación genera roces y reacciones críticas que producen descontento e inestabilidad.

    Sin embargo, veremos que la economía que está bien, y precisamente porque está mucho mejor, está todavía muy lejos de servir los intereses de la gente, como la mayoría percibe. Esta percepción tiene fundamentos y se mantiene a pesar y a causa del enorme progreso económico, principalmente durante los últimos dos decenios desde la década de los noventa¹¹.

    La estructura y funcionamiento de la economía no permite, a pesar de las intenciones y del discurso, que los beneficios estrechen brechas. La mayoría de los economistas y políticos evitan rascar la superficie con rigor y no escatiman loas para su propio trabajo. Se aplauden a sí mismos, y las escasas voces contrarias son acalladas; y aunque no les faltan razones, son insuficientes para justificar la actitud. Acostumbrados a mirar el vaso medio lleno o medio vacío, dependiendo de lo que defiendan, les cuesta ver todo el vaso. Cada día son más los que ven la necesidad de una reorientación del cambio, inevitable y necesaria, sin la cual Chile podría perderse —«hacia la nada»— en algún recoveco de la historia.

    Nuestra sociedad, de claros y arraigados rasgos culturales autoritarios, rechaza la crítica, prefiere la obsecuencia, lo cual caracteriza especialmente a quienes gobiernan (quienes no son solo los que están en el «gobierno», el gobierno¹² de un país no es solo el gobierno del Estado¹³), se requiere de coraje para criticar y pocos son los que corren el riesgo. La excepcion histórica han sido los estudiantes. El fundamento de las sociedades democráticas es la temporalidad de la autoridad y esta no prohíbe la crítica, al contrario, la solicita y se somete a ella periódicamente. Practicar la crítica es un camino de perfección, y esa no es una característica nuestra. La confiabilidad y la sumisión son valores de gran aceptación, tanto como la autocensura. En 1987, durante la dictadura militar de derecha, Humberto Maturana¹⁴ hizo una «Invitación a Chile», que conserva aplastante validez, respaldada entonces por otros seis¹⁵ premios nacionales de ciencias:

    La enfermedad de Chile es el miedo a no tener capacidad de convivencia social. Es este miedo lo que nos lleva a la negación del otro, a la intolerancia, a la desconfianza, a la falta de reflexión, y a la aceptación del uso de la autoridad en vez de la conversación y el acuerdo como modos de convivencia. Esta enfermedad da por resultado el autoritarismo que surge en cada uno de nosotros con la pérdida de confianza en nuestra capacidad de convivencia democrática, o la obediencia y sumisión a un designio impuesto y ajeno a la acción de nuestra reflexión¹⁶.

    Nuestro comportamiento ha permitido el arraigo de nuestra sociedad autoritaria, que se manifiesta cotidianamente y que ha sido sostenida por los propios chilenos desde nuestra independencia y como herencia del imperio español. Soterrado y oculto la mayoría de las veces, otras explícito y abierto, el rasgo ha estado allí, desde nuestro nacimiento como comunidad nacional es parte de nuestra identidad, de nuestra estructura social. Nuestro rasgo autoritario ha tenido momentos cúlmines en nuestra historia, el más reciente, aunque no único, fue la última dictadura de la derecha, epítome del miedo, la violencia y el uso de la fuerza, y aunque ha cambiado sus modales, no ha desaparecido. El rasgo autoritario ha mantenido subculturas de diverso tipo que sobreviven y se enfrentan por el predominio, impidiendo la formación de una nación, impidiendo la democracia de los pueblos¹⁷. Nuestro reconocido clasismo es una de sus expresiones; prueba nuestro atraso cultural e inmadurez. El entusiasmo que se expresa en efímeros momentos de optimismo y permite pensar en un auténtico progreso se torna en depresión y luchas reivindicativas ante la constatación de la realidad, frustrando el anhelo de democracia. El pueblo chileno es un pueblo postrado que, históricamente enfermo, ha vuelto la cabeza en busca de esperanza a través de todo el espectro político dirigente, recibiendo cada vez una nueva frustración. Hoy vive una contrastante situación de desesperanza real con una imagen irreal de bienestar, una paradoja que mantiene la perplejidad y colabora al autoengaño.

    Chile no conoce otra situación que la crisis (coyuntura de cambios) en donde diversas subculturas se turnan en el poder político, en un complejo juego de sucesivas derrotas y alianzas a lo largo de la historia, cómplices entre ellas y en el enfrentamiento. Los intereses de estas subculturas, la falta de visión y el cortoplacismo, las han llevado a un enfrentamiento en el cual poco importa, el destino de Chile es preocupación de pocos. Chile no tiene visión de sí mismo, ni misión, y corre el riesgo de perder la identidad que podría expresar evitando llegar a ser una nación, absorbido por la fortaleza de la globalización-estandarización, que hoy, con más fuerza, afecta al planeta. «El futuro esplendor»¹⁸ es posible si existe el coraje para replantear el destino. El desarrollo de la economía se ha convertido en la principal preocupación, pero cuando se basa en el actual modelo económico, crecientemente criticado, no aumenta el bienestar de la gente; por el contrario, de continuar así seguirá incrementando el descontento, la pobreza y la desigualdad¹⁹, como también la inestabilidad, alejando al país de sus auténticos intereses y propósitos, produciendo grave daño, que, dado el injustificado exitismo reinante en la elite endogámica dirigente, no le es fácil vislumbrar. Chile se encuentra en una coyuntura de gran fragilidad; sin embargo, es parte del camino de un país todavía adolescente, que también presenta la oportunidad de un vuelco histórico que reubique al país en una senda acorde con su alma.

    Chile quiere soñar y pareciera que son pocos los que tienen un sueño que compartir. País pequeño, inserto en una sociedad globalizada e interdependiente, de vertiginoso avance tecnológico, con un abanico creciente de potencialidades y que no se ha reencontrado con su destino, destacando las falencias de su juventud y su incapacidad de administración en el largo plazo. La nobleza en el desempeño público parece perdida, pero existe; el interés individual predomina sobre el interés colectivo, que, latente, espera su oportunidad. Hablar de generosidad o patriotismo es casi ridículo, ingenuo, pero el rasgo no está ausente. Entre los chilenos la división se mantiene porfiadamente, potenciando las subculturas tradicionales que se enfrentan, consolidando la identidad de cada una en desmedro de la formación de la nación, promoviendo el miedo a la libertad. Sin embargo, en las incandescentes cenizas del alma de Chile late la esperanza y el anhelo de siempre.

    ¿Un nuevo orden económico?

    Los cambios siempre se anuncian con anticipación, al principio con pequeñas y débiles señales que al pasar el tiempo aumentan su frecuencia e intensidad, son signos de los tiempos, en diversos campos. Casi siempre sus causas se encuentran entre las fuerzas conductoras de la economía y se expresan en ella. Aunque en ocasiones parezcan expresarse repentina y violentamente, esto siempre responde a un proceso, los sistemas cumplen el viejo principio que nos sigue desde la Grecia antigua: la naturaleza no da saltos²⁰. Desde sus orígenes, el sistema financiero mundial²¹ ha sido sacudido por claras y decidoras señales de crisis, una coyuntura de cambios en evolución. Desde la burbuja especulativa de los tulipanes en Holanda²², la burbuja de los mares del sur²³, pasando por los «días negros»²⁴ en las Bolsas del mundo, hasta el efecto económico de los problemas políticos. Escándalos del gobierno de Felipe González²⁵ en España disminuyeron el valor de la peseta; los problemas políticos de John Major²⁶ en Inglaterra debilitaron la libra; la asunción del Partido Laborista, después de 45 años, con Tony Blair²⁷, inicialmente creó incertidumbre en el mercado cambiario. Siempre las causas coproductoras están relacionadas con la ética que conduce la economía, aunque muchos se esfuerzan con éxito en desconocerlo. La crisis actual (desde 2008…) tiene trasfondo ético, y el temor al futuro, como el hálito frío de un fantasma oscuro, recorre todo el mundo. «La codicia y la irresponsabilidad de unos pocos, unidas a la desidia política de otros tantos, han arrastrado al mundo a una situación de gran incertidumbre»²⁸. «La crisis ha sido generada por los abusos y la codicia del sistema financiero»²⁹… «La avidez es la raíz de todo mal. Todos los vicios del hombre provienen de una única raíz, la codicia, y lo podemos ver actualmente. La crisis económica mundial que vivimos demuestra que la misma tiene su raíz en la avidez»³⁰. Desde las más diversas corrientes de pensamiento se reconoce la relación entre ética, doctrina, ideología, política y economía; que sin embargo, algunos interesadamente insisten en desconocer. Entre los años 1990 y 1996, en el sudeste de Asia, los tigres asiáticos, llamados así con orgullo y sin disimulo por los promotores de la desregulación y del «libre mercado», del neoliberalismo, mostraron inusuales e importantes tasas de crecimiento económico, equilibrio presupuestario, poco desempleo y baja inflación. Sin embargo, Tailandia, Malasia y Filipinas venían acumulando un creciente déficit de cuenta corriente, financiado, en gran medida, con entradas de capitales de corto plazo destinados a inversiones inmobiliarias y bursátiles especulativas³¹. La pérdida de confianza internacional y la especulación llevaron a que el 2 de julio de 1997 se desplomara la moneda tailandesa, el baht. Los primeros afectados fueron Tailandia, Malasia, Filipinas, Corea e Indonesia; y Singapur, Taiwán y Hong Kong notaron sus efectos, y hasta Japón entró en recesión. El efecto dominó extendió el problema a Rusia, Brasil y Turquía, creando crisis similares, y llegó a pequeños países como Chile, donde aumentó el déficit comercial, cayó el precio y el valor del cobre, principal producto de exportación, disminuyó el PIB, cayeron las reservas y los términos de intercambio. Se llamó la crisis asiática. El siglo

    xx

    fue especialmente prolífico en crisis financieras, que el capitalismo muestra desde sus inicios en el siglo

    xvii

    , caracterizadas por efectos económicos de problemas sociales y políticos.

    J. K. Galbraith decía que: «La memoria financiera dura unos diez años. Este es, aproximadamente, el intervalo entre un episodio de sofisticada estupidez y el siguiente». El siglo

    xxi

    se inauguró con la estafa de Enron³², WorldCom³³ y la crisis de las punto.com³⁴, esta última acotada a un sector en los Estados Unidos. Entonces Galbraith tendría razón, aunque George Soros³⁵ la considera seminal de la crisis financiera de 2008, que habría sido reforzada por las consecuencias económicas de los ataques aéreos a las torres gemelas del Word Trade Center³⁶.

    «El estallido de la crisis financiera de 2008 puede fijarse oficialmente en agosto de 2007. Fue cuando los bancos centrales tuvieron que intervenir para proporcionar liquidez, como informó la BBC», y agrega que «esta es la peor crisis financiera desde 1930»³⁷. Más allá de lo previsto, las crisis, consideradas puramente económicas, muestran siempre un trasfondo que rebasa los límites de la economía, provocando problemas sociales y políticos a los gobiernos y sus bancos centrales para modificar la situación. Las Bolsas transmiten las enfermedades y los defectos de las economías. Los aventureros de las transacciones mundiales son, al mismo tiempo, los precursores que impulsaron la economía-casino, que permite y promueve la especulación con la que se han enriquecido y transmite la enfermedad.

    Aun en economías irrelevantes en el contexto mundial se pierden cifras escalofriantes a causa de las acciones de «superhombres» empapados de la ética del «far west». La ética del «far west» es una ética antigua, pero ha sido especialmente difundida, desde hace ya más de cien años, por la industria del cine de Hollywood³⁸. Los héroes son los que conquistaron el Oeste a punta de revólveres Colt y rifles Winchester, «las armas que conquistaron el oeste»³⁹, arrasándolo y sacándole a la naturaleza todo lo que podía dar. La ética del western, el mito y la identidad de los Estados Unidos, que se impone en el mundo a través de su modelo económico, difundido por las escuelas de administración, economía y negocios.

    «Se supone que [el cowboy] no sabe lo que significa el miedo y les aseguro que son pocos los que saben el significado de esa palabra. Las más importantes preocupaciones de un vaquero son su pistola y su caballo»⁴⁰. «Con mis tres buenos compañeros, solo mi rifle, mi pony y yo»⁴¹.

    Las crisis pueden iniciarse en cualquier parte, da igual, la interconectividad es total, todo está ligado como nunca antes. Los escándalos pueden ocurrir en las aparentemente más sólidas y respetables instituciones, de igual modo el mundo entero es afectado y quienes pagarán serán los más débiles y los más pobres. El aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo, el efecto mariposa⁴². Una perturbación inicial pequeña mediante la globalización generará un efecto considerablemente mayor y global. La interconectividad y la globalización del sistema económico mundial son mayores que lo previsto, ha aumentado la velocidad, la variedad y la complejidad, los acuerdos mundiales de cooperación económica y los tratados de comercio han desatado fuerzas desconocidas, una caja de Pandora abierta por primera vez. Imprevisibles cambios, complejidad de tal magnitud que por los efectos es imposible encontrar las causas. Hace unas décadas era posible administrar con relativa eficacia los sistemas económicos regionales o locales, hoy esta posibilidad se ha arrancado de la voluntad de sus dirigentes, por una parte; y por otra, la insistencia y difusión de modelos clásicos de administración de las economías han generado marginalidades crecientes que desatan el descontento acumulado en forma sorpresiva y violenta. «Es mejor morir de pie que vivir toda una vida arrodillado»⁴³ …como en el caso de Chiapas, desesperada búsqueda de un nuevo orden. Son signos (señales) de los tiempos, síntomas (anomalía, desequilibrio) de la época, que conforman el síndrome de la decadencia de un sistema económico impuesto, y al mismo tiempo evidencian incapacidad de propuesta. Casi 26 años después del famoso discurso de J. F. Kennedy: «Soy un berlinés»⁴⁴, se produjo la conjunción de las ideas, circunstancias e intereses, y el Muro de Berlín⁴⁵ cayó como castillo de naipes y, con él, la Cortina de Hierro⁴⁶, para emprender el desafío económico, político y social de la época: la reconversión de Alemania Oriental, la igualación de sus monedas, el marco del oeste con el marco oriental, la igualdad política y de ciudadanía. Un nuevo país emergió, geográfico, político, económico y sobre todo moral, una Alemania unida por segunda vez⁴⁷. El mensaje subliminal percibido por el pueblo alemán es el de un inédito acto de solidaridad, de profundo contenido moral, la recuperación del orgullo y la identidad, después de dos derrotas, la primera y segunda Guerra Mundial. Al mismo tiempo, una brillante maniobra estratégica de recuperación de poder económico y político de Alemania, en Europa y el mundo. El sacrificio del pueblo alemán, en su modo de vida y en su erario, es enorme; sin embargo son disciplinados, la gobernabilidad no se discute, e intuyen el final. Alemania, en la particular coyuntura, eligió un curso de acción inesperado, imprevisible y arriesgado, del cual es difícil encontrar antecedente histórico⁴⁸. Todos los problemas de corto plazo, que permitan diversas visiones, no impedirán resultados también de un éxito inesperado. Antes de tres años, el 7 de febrero de 1992, con el Tratado de Maastricht, se forma la Unión Europea con los países que vencieron a los alemanes en las dos guerras mundiales. Ronald Reagan⁴⁹ ya había dejado la presidencia de Estados Unidos y Margaret Thatcher⁵⁰ era primera ministra del Reino Unido. Juntos habían iniciado e impulsado «la revolución de los ricos»⁵¹ con decisión, preocupándose de privatizar y bajar impuestos, disminuir el rol del Estado, devolver más a los que tienen más y difundir el modelo del éxito, la ética de las escuelas de negocios de los Estados Unidos, la ética que conquistó el Oeste, que asegura el éxito individual sobre el social. Chile se adelantó, desarrollando fielmente, desde 1973, el modelo del Departamento de Estado de los Estados Unidos, haciéndolo propio, sometiéndose e imponiendo un modelo ajeno y extraño. Eso no ocurre en Alemania: la economía alemana es «social de mercado»⁵² y esto significa que es el poder político el que maneja la economía, no es la economía la que administra el poder político. Así pretenden enfrentarse a las poderosas fuerzas económicas internacionales. La economía social de mercado alemana⁵³ postula un Estado fuerte, con capacidad y voluntad de intervención donde sea necesario, e independiente de presiones de grupos económicos, de intereses particulares, ideas que comparte con la economía política clásica. Para los alemanes, el mercado más eficiente no puede satisfacer todas las necesidades de la sociedad. Sostienen que una sociedad de libre mercado no es, necesariamente, una sociedad justa. El espíritu alemán no acepta entregar su libertad al mercado, han sufrido la experiencia y no la quieren repetir. Esta les ha enseñado que es el hombre el que debe ser dueño de su destino a través de múltiples y complejos sistemas de regulación que aseguren la civilización que se han dado para conservar su ser nacional. Existe consenso, en la sociedad y en los partidos políticos, en que el modelo de economía social de mercado es adecuado para su país, con acento más en el mercado o en la justicia social, según la posición de cada partido. Tienen una economía regulada, con participación estatal y fuertes sistemas de control. Poco ocurrió en la Bolsa durante la unificación alemana, no hay adquisiciones hostiles de sociedades abiertas, no se pueden realizar sin autorización los traspasos de propiedad a gran escala, y nada espectacular sucede hoy en día. Es allí, sobre las bolsas y el sistema bancario, donde el control es más fuerte, intuyendo que es allí donde está el peligro mayor⁵⁴. Otra aún más antigua civilización, en su particular situación, se reorganiza frente a los cambios estratégicos que percibe y se enfrenta con medidas diametralmente opuestas a los consejos de la política de libre mercado, organiza las empresas en torno a «alianzas estratégicas»⁵⁵, desde antes que en Occidente, de tal cohesión, que cumplen objetivos propios y también del sistema superior, y Japón⁵⁶ así defiende sus empresas, se repliega y se reprepara⁵⁷, pueden tomarse un tiempo y esperar. Algunos aspectos de la economía japonesa se parecen a la alemana: aliados durante la Segunda Guerra Mundial, los alemanes les llevaron tecnologías de punta para la época y conceptos como el perfeccionamiento de calidad total, que ya los japoneses practicaban y consideraban sagrada⁵⁸. Renacieron de las cenizas de la derrota, no están dispuestos a dilapidar su esfuerzo y sacrificio abandonándolo a las desatadas fuerzas del «libre mercado». Al contrario, las aprovechan cuando les conviene, las rechazan cuando atentan contra la conservación de su forma de vida, de su ontogenia, su civilización, de su nación. Con pragmatismo⁵⁹ administran su economía, no permiten que esta los administre a ellos. No exentos de problemas, parecen tener menos que aquellos del modelo económico neoliberal y estar más cerca de la economía que vendrá. La crisis los obliga a cuestionar su benévolo capitalismo reconociendo la dificultad de deshacerse de él. Intentan que la economía sirva a la sociedad, rechazan poner la sociedad al servicio de la economía. Los efectos son múltiples alrededor del planeta, la teoría económica que sustenta la existencia del modelo neoliberal, mayormente difundido y crecientemente criticado, está basada en una doctrina nacida hace más de dos siglos⁶⁰ y sistemática e interesadamente defendida. Las bases de esa doctrina están en jaque y en apariencia nada nuevo se presenta para generar los paradigmas para la creación de sistemas de administración económica que resulten eficaces. Estamos en un momento de inflexión, en una bisagra de la historia; después nada volverá a ser igual. Alemania y Japón históricamente se fortalecen tras cada crisis, a pesar de ser sistemáticamente criticados y condenados por los gurúes económicos a sueldo. Combinan planificación central⁶¹ y mercado⁶², como ocurre más evidentemente en China, cuyo crecimiento del PIB⁶³ se ha mantenido por más de sesenta años, a pesar de las crisis, arrojando un promedio de 7,7 % de expansión entre 1951 y 2012⁶⁴. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la economía de China, cuyo PIB fue en 2011 un 17 % del total mundial (igual al de la eurozona), superará dicho guarismo en 2012 y lo hará nuevamente en 2016 con el 23 % (lo que hoy representa Estados Unidos), y para 2060 China será el 28 % del total mundial, más de tres veces la actual eurozona, suponiendo que la administración de la economía china se mantenga en la orientación actual⁶⁵. En su novena década y poco antes de su deceso, Paul Samuelson⁶⁶ modificó levemente lo que escribía 40 años antes, aunque respetando los paradigmas de la economía neoclásica, dijo:

    Sobre la base de mis observaciones de la historia económica, tanto a corto como a largo plazo, considero que no hay ninguna alternativa a los sistemas de mercado como forma de organizar tanto a las poblaciones ricas como a las pobres… Sin embargo, la utilización de los mercados no es lo mismo que el capitalismo sin regulación que tanto ponderan los partidarios del liberalismo económico. Esos sistemas no pueden autorregularse en el plano microeconómico ni en el macroeconómico. Siempre que se los instrumentó, generaron desigualdades intolerables. Por otra parte, en lugar de ser el precio necesario para alentar un progreso dinámico a través de innovaciones tecnológicas y administrativas, esa desigualdad crea un déficit disfuncional en lo que los economistas llaman «productividad de factor total»… Los liberales a ultranza no solo son discapacitados emocionales. Son también malos consejeros. Me refiero, por supuesto, a los puntos de vista de Milton Friedman⁶⁷ y de Friedrich Hayek⁶⁸. … Sí, la política pública debe regular (de forma racional) la vida empresarial y trabajar por la estabilización de la macroeconomía… Sí, los futuros sistemas fiscales pueden, en un grado limitado, reducir los males más evidentes de la desigualdad. Sin embargo, un

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