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Carreras para ser diplomático
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Libro electrónico284 páginas3 horas

Carreras para ser diplomático

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Con reveladoras anécdotas sobre su desempeño como diplomático, Carlos Martínez Salsamendi narra sobre los orígenes del servicio exterior cubano en la Revolución, así como los desafíos y accidentes que puede experimentar un profesional del área.
IdiomaEspañol
EditorialRUTH
Fecha de lanzamiento20 sept 2017
ISBN9789962697749
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    Carreras para ser diplomático - Carlos Martínez Salsamendi

    978-9962-697-75-6

    Título original: Carreras para ser diplomático 

    Edición: Marta Lesmes Albis

    Corrección: Denise Ocampo Alvarez

    Diseño de cubierta: Claudia Méndez Romero

    Diseño interior: Yadyra Rodríguez Gómez

    Diagramación: Hamlet López García

    © Carlos Martínez Salsamendi, 2013

    Sobre la presente edición:

    © Ruth Casa Editorial, 2013

    ISBN: 978-9962-697-74-9

    Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público.

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    EDHASA

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    rce@ruthcasaeditorial.org

    www.ruthcasaeditorial.org

    www.ruthtienda.com

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    ÍNDICE

    Introducción / 7

    Carreras para ser diplomático / 18

    Primer almuerzo diplomático (La Habana, 1959) / 20

    Señor marqués, váyase pa’ España (La Habana, 1960) / 25

    Un capítulo de las milicias del MINREX (La Habana, 1960) / 30

    Confusión de himnos nacionales (La Habana, 1960) / 33

    Primeros recorridos del cuerpo diplomático por el país (1960) / 36

    El senador Alfredo Palacios en la campiña cubana (1960) / 42

    Ignorante ingenuidad (La Habana, 1960) / 45

    Arribo clandestino de Roa y comitiva (La Habana, 1960) / 49

    Restricciones a diplomáticos norteamericanos (La Habana, 1960 y 1961) / 53

    Bake Alaska (La Habana, 1960) / 57

    Otro capítulo de la milicia en el MINREX (abril de 1961) / 59

    Sorpresa en viaje a Praga (La Habana, marzo de 1962) / 63

    Yuri Gagarin en la Embajada de Cuba en Tokio (mayo de 1962) / 69

    Primeras palabras en japonés (Japón, 1962) / 72

    Visita inolvidable a Filipinas (1962) / 75

    Dos fotos famosas del Che con Fidel (1962 y 1967) / 89

    Pelotero cubano famoso en Japón (1962-1996) / 95

    Primera experiencia como Cónsul (Japón, verano de 1962) / 101

    Crisis de octubre en Japón (octubre de 1962) / 106

    Pakistaní en Conferencia Tricontinental (La Habana, 1966) / 123

    Afición al fado (Bruselas, 1969) / 129

    Cataneo, ciclista devenido musicólogo (Bélgica, 1969) / 132

    Miren, los cubanos son buenas personas (Japón, 1969) / 137

    Viejo comunista (Toledo, 1970) / 140

    Singular amistad belga (La Habana, 1973) / 143

    Misión a Guinea Ecuatorial (1973) / 147

    Homenaje a un mártir de Barbados (Guinea Ecuatorial, 1974) / 159

    Colaboración Suecia-Cuba en días sin noches (Estocolmo, junio de 1974) / 165

    ¡Cubano!... Pasen, pasen (Guinea Bissau, 1975) / 170

    Salsamendi’s mother (Londres, 1975) / 175

    Bofetada sin mano shakesperiana (Gran Bretaña, mayo de 1975) / 179

    Novia de la policía montada de Canadá (septiembre de 1975) / 186

    Corrido mexicano al internacionalismo cubano (México, febrero de 1976) / 188

    Escolta en Santo Domingo (República Dominicana, 1977) / 191

    Custodio masai (Tanzania, 1977) / 196

    Frustrada posibilidad de diálogo Cuba-Estados Unidos (Nueva York, 1978) / 201

    Ex actor presidente (Estados Unidos, 1981) / 209

    Aporte a recorrido por Nueva York (1982) / 215

    Dígale al Comandante que allí estaré (Caracas, 1985) / 219

    Muchacha con bebé pidiendo limosna (Uruguay, 1986) / 223

    Reunificación de Alemania (Bonn, 1990) / 226

    La clave de Ginebra (Ginebra, 1990) / 231

    Recuerdos de una visita a Ecuador (agosto de 1992) / 236

    Anécdotas centroamericanas (marzo de 1995) / 241

    Recuerdos de peloteros cubanos en Baltimore (Estados Unidos, 1995) / 253

    Amistad en el corazón de Galicia (Orense, 1996) / 259

    Chicho y María en Shanghái (1999) / 266

    Solidaria amistad desde Macao (2000-2002 / 271

    Ritmos cubanos en las inmediaciones del río Yangtsé (Shanghái, 2000) / 276

    Orgullo cubano en el lejano oriente (Hong Kong, 2001) / 282

    Mireya Luis en Shanghái (marzo de 2001) / 288

    Televisor con tecnología cubana (Shanghái, 2002) / 292

    Modesto homenaje a Alicia Alonso en su 90 aniversario (Shanghái, mayo de 2002) / 296

    Cuban doctor? (Gambia, 2004) / 299

    Amistad popular intuitiva (Gambia, 2006) / 305

    Humanismo del personal cubano de la salud. Un buen ejemplo (Gambia, 2007) / 309

    Combativa solidaridadcon los cinco héroes (Gambia, 2007) / 312

    Pa’ la casa (Gambia, 2008) / 320

    Del autor / 322

    Otros títulos / 323

    INTRODUCCIÓN

    Al recibir de manos del General de Ejército Raúl Castro Ruz, presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, la medalla como fundador del Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX), en el acto por la conmemoración de su 50 aniversario, el 23 diciembre de 2009, me pareció oportuno rendir mi modesto homenaje a esa fecha con anécdotas sobre mi experiencia en la esfera de la política internacional. Toda mi vida laboral después del triunfo de la Revolución estuvo vinculada a la política internacional, con excepción de una breve etapa, en la que trabajé en la economía interna, aunque también con misiones cortas en el extranjero.

    En septiembre de 1959, junto a un grupo de jóvenes de mi generación con una trayectoria más relevante que la mía en la lucha contra la tiranía de Batista, fui escogido para fundar el Ministerio del Exterior de la Revolución cubana. Ocurrió poco después de que fuera designado al frente de esa cartera el doctor Raúl Roa García, cuando todavía, como vestigio del plattismo,¹ la institución se llamaba Ministerio de Estado. Fue mi comienzo en lo que hoy conocemos como MINREX.

    1 Como plattismo se denomina la tendencia injerencista de Estados Unidos sobre Cuba, como consecuencia de la implantación de la Enmienda Platt. Dicha Enmienda, al justificar legalmente el dominio norteamericano sobre la nación cubana, impedía su plena independencia.

    En 1963 Roa expresó que el Servicio Exterior era la trinchera de la Revolución cubana en el frente internacional, concepto al que se pueden añadir los incluidos en la frase pronunciada años después por Carlos Rafael Rodríguez: los que trabajan hacia el exterior, es decir, los funcionarios y trabajadores del Ministerio de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, del Banco Central, de los ministerios de Salud Pública, Educación, Educación Superior, Cultura, el Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER), el Turismo, y organismos del Estado cubano, organizaciones de masas y entidades nacionales.

    Las anécdotas están agrupadas en los distintos momentos de mi desempeño en la actividad internacional:

    - 1959-1961: Jefe de Ceremonial, Protocolo, MINREX.

    -1962-1964: Consejero, Embajada de Cuba en Japón.

    -1964-1965: Especialista, Dirección de Países Socialistas.

    - 1965-1966: Subdirector, Protocolo, MINREX.

    - 1969: Al frente de una misión técnica durante cuatro meses por Europa y Japón.

    -1972-1977: Director General de Colaboración Bilateral (excepto países socialistas), Comisión Nacional para la Colaboración Económica y Científico-Técnica, que posteriormente pasó a denominarse Comité Estatal para la Colaboración Económica (CECE), dirigidos ambos por Carlos Rafael Rodríguez.

    - 1978-1995: Asesor —que en realidad, no me consideré como tal, sino Ayudante de Política Internacional— de Carlos Rafael Rodríguez, Vicepresidente a cargo de los organismos del exterior.

    - 1993-1998: Presidente de la Cámara de Comercio.

    - 1999-2002: Cónsul General en Shanghái, República Popular China.

    - Octubre de 2004-julio de 2009: Embajador en la República de Gambia.

    Las anécdotas se corresponden con algunos hechos de los cuales fui testigo, otros en los que estuve involucrado en función de mi trabajo, y varios que recuerdo a partir de referencias directas. Algunas incluyen, como lo fueron en realidad, momentos humorísticos. En muchas se podrá apreciar el impacto de Fidel en la Revolución: las simpatías, el respeto y la solidaridad hacia ella y hacia él.

    No incluyo todas las anécdotas de la primera etapa en la Dirección de Protocolo porque serían relatos muy extensos sobre eventos y hechos muy similares, pero no puedo dejar de destacar la inigualable experiencia bajo las orientaciones de Manuel Yepe Menéndez, su jefe. Por un lado, nos enfrentábamos directamente a los ya declarados enemigos de la Revolución acreditados como diplomáticos de Estados Unidos y de gobiernos de países latinoamericanos que pronto comenzarían a romper las relaciones, siguiendo órdenes de Washington, con la honrosa excepción de México. Por otro lado, tomábamos parte del proceso de establecimiento de las relaciones con los países del campo socialista y los primeros vínculos con los del llamado Tercer Mundo.

    Entre finales de 1959 y la primera mitad de 1961 llegaron a Cuba representaciones diplomáticas del campo socialista y del Tercer Mundo, además de la representación del Frente de Liberación de Argelia. En ese corto, pero enriquecedor tiempo, no existía el Equipo de Servicios de Traducción e Interpretación (ESTI) y comenzaba a gestarse el servicio de seguridad personal para las delegaciones extranjeras. En tales circunstancias algunos de nosotros tuvimos el privilegio de acompañar a los visitantes extranjeros en entrevistas con nuestros máximos dirigentes y, en ocasiones, servirles de intérpretes. Resultó una singular e irrepetible oportunidad para aprender sobre la historia, los antecedentes, el desarrollo y las perspectivas del proceso revolucionario, por boca de sus principales actores. En ocasiones tuvimos que desempeñarnos a la vez como escoltas del visitante extranjero.

    Protocolo fue la mejor formación adquirida en aquellos primeros años del proceso revolucionario, al escuchar en persona a los comandantes Fidel, el Che Guevara, Raúl Castro, Juan Almeida, al entonces presidente, doctor Osvaldo Dorticós, y a Roa, entre otras figuras de la Revolución, experiencia más aleccionadora e ilustrativa que muchos libros. Conservo como imborrable recuerdo una conversación en el despacho del Che, en el Banco Nacional (hoy Banco Central), después de la comida ofrecida por el Guerrillero Heroico en honor de Alí Sastroamidjojo, uno de los tres dirigentes de la lucha independentista de Indonesia, de los primeros asesinados durante el cruento golpe de Suharto. Estaban también Fidel, Roa y Manuel Yepe, además, Fabricio Ojeda, destacado revolucionario venezolano, presidente de la Junta Patriótica que a finales de 1958 derrocó la dictadura del general Pérez Jiménez, y quien poco después de esa visita a Cuba fuera asesinado en su país por el régimen de Rómulo Betancourt. Terminada la comida, en la cual no estuve, entré al despacho del Che y pude presenciar allí una clase magistral de Fidel sobre la estrategia de la lucha en la Sierra Maestra, señalando en el mapa de Cuba el lugar de las batallas y describiendo estas y otras acciones principales.

    Así comenzó la carrera de la novel diplomacia revolucionaria, en la que debo destacar también las indicaciones de Roa a la savia joven que en oleada inundó el Ministerio, al advertirnos la necesidad de aprovecharnos de los veteranos, cuyas experiencias y conocimientos eran invaluables. En tal sentido, rindo homenaje a Carlos Lechuga, Leonardo Fernández Sánchez, Salvador Vilaseca, Manuel Bisbé, Luis Amado Blanco, Salvador Massip, Enrique Camejo Argudín, Carlos Alfaras, José Antonio Portuondo, Américo Cruz, Carlos Maristany y otros, muchos de los cuales fueron los primeros embajadores de esa nueva diplomacia revolucionaria. Como deuda de honor, también rindo homenaje a los miembros del Servicio Exterior caídos en el extranjero por acciones terroristas, como Adriana Corcho y Efrén Monteagudo, en Lisboa, y Sergio Pérez, en Canadá, en atentados dinamiteros; a Jesús Cejas Arias y Cresencio Galañera Hernández, desaparecidos por los militares golpistas en Argentina, y a Félix García, acribillado a balazos en Nueva York por asesinos de origen cubano que, reconocidos como los autores materiales del crimen, gozan de una inmerecida e insultante libertad ciudadana en Estados Unidos de América.

    Incluyo también algunas anécdotas de momentos vividos con Carlos Rafael Rodríguez. Solo algunas porque todas las que recuerdo merecen ser relatadas en otro texto más abarcador. Trabajar durante veinte años bajo su dirección fue una singular escuela para mi formación en la política internacional de la Revolución.

    Aspiro a que este libro sirva para contribuir a la savia joven actualmente en formación en el Instituto Superior de Relaciones Internacionales Raúl Roa García (ISRI), al añadir a la sólida base teórica, la experiencia de quienes nos iniciamos a la carrera en la esfera internacional y en las primeras batallas en ese frente, así como de otros que nos siguieron, muchos de los cuales también se graduaron años después, como una forma de brindar nuestro aporte a la Escuela Diplomática de la Revolución cubana.

    Atendiendo al título de este trabajo, empiezo por un hecho que sucedió en los primeros meses de mi estancia en Japón.

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    Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque, recibiendo al embajador de Checoslovaquia Vladimir Pavlicek en su visita de presentación. Junio de1960.

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    El autor sirviendo de intérprete en la visita que el comandante Ernesto Che Guevara hizo al presidente de indonesia Ahmed Sukarno en la residencia de Protocolo donde estuvo alojado durante su visita a Cuba. Mayo de 1960.

    .

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    Comandante en Jefe Fidel Castro frente al mapa de Cuba en el despacho del presidente del Banco Nacional de Cuba Ernesto Che Guevara, cuando le explicaba sobre la lucha desde la Sierra Maestra al jefe guerrillero de la lucha de liberación en Indonesia Ali Sastroamidjojo. Finales de 1959

    CARRERAS PARA SER DIPLOMÁTICO

    En Japón, comenzaba el otoño de 1962. Poco antes de la Crisis de Octubre había estado de visita en Tokio el entonces presidente de México, Adolfo López Mateos. Yo había llegado a principios de abril y en ese momento de me desempeñaba como Encargado de Negocios de nuestra Embajada, con solo veinticuatro años de edad.

    La primera actividad del programa de la visita en la que participé fue un almuerzo en honor del mandatario mexicano ofrecido por el entonces Decano del Cuerpo Diplomático latinoamericano, el Embajador de Chile. Después del almuerzo, estábamos todos los representantes de los gobiernos de nuestro hemisferio, todos ellos de más edad que yo, algunos bastante mayores. Como correspondía a mi reciente nombramiento como Encargado de Negocios de la Embajada, me encontraba al final de la fila. El Embajador chileno era un típico diplomático reaccionario. Iba llamando uno a uno por el orden de la fila a quienes estábamos en ella, presentándonos al mandatario mexicano. Cuando llegó mi turno, el chileno dijo: Mire, señor Presidente, este es el representante de Cuba y virándose hacia mí, con evidente intención de burla preguntó: ¿Y usted es diplomático de carrera?, a lo que, dirigiéndome a López Mateos, contesté: No, señor Presidente, carreras son las que debo dar para ser diplomático. El mexicano recibió esta respuesta con evidente agrado, a tal punto que parece que mi actitud le quedó grabada, pues en las próximas dos actividades a las que estaba invitado el cuerpo diplomático —una recepción ofrecida por él y otra por el Emperador japonés— en el medio de los salones el Presidente mexicano me mandó a llamar e hizo un breve aparte conmigo; me pareció tenía intención de destacarlo, lo cual no dejó de sorprender a mis colegas del referido almuerzo y, como pude apreciar, también al Embajador estadounidense.

    En aquella ocasión, en respuesta a la aviesa intención del diplomático chileno, se me había ocurrido decir esa frase, sin haber oído el término diplomático a la carrera, después —y ahora— muy utilizado en el argot de esta esfera.

    PRIMER ALMUERZO DIPLOMÁTICO

    (LA HABANA, 1959)

    En diciembre de 1959, el entonces decano del Cuerpo Diplomático, Gilberto Bosques, embajador de México, demostrado simpatizante y amigo de la naciente Revolución cubana, ofreció un almuerzo con motivo del fin de año; participaron todos los jefes de misiones extranjeras. Por la parte cubana, como figura principal y, sobre todo, como fiel defensor de la Revolución en los primeros y difíciles momentos de esta en el poder, asistió el doctor Luis Buch, secretario de la Presidencia, de destacada participación en la etapa insurreccional.

    Al almuerzo, celebrado en el salón Aguiar del Hotel Nacional, también fuimos invitados varios funcionarios de la Dirección de Protocolo. En aquel momento lo consideramos como un gran reto, por las formalidades de las costumbres diplomáticas a las cuales íbamos

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