EL ORIGEN DEL “SOL Y PLAYA”
El año pasado vinieron más de ochenta millones de visitantes a España, se gastaron la friolera de 90.000 millones de euros y los viajeros nacionales e internacionales garantizaron la existencia de casi tres millones de empleos. Los servicios turísticos representan más del 12% de todo lo que producimos. Los datos son abrumadores, por supuesto, pero no dicen nada de cómo hemos llegado hasta aquí ni permiten determinar si el tremendo peso del sector es, como muchos afirman, una grave debilidad histórica que, nacida de los fogones del franquismo en los años sesenta, ningún gobierno se ha esforzado en corregir.
Por suerte, la historia de los últimos cien años arroja muchas luces sobre estas cuestiones. Y lo que muestran los hechos es que, para empezar, el turismo de masas español ni siquiera se intentó por primera vez en la dictadura de Franco. Según el historiador Rafael Vallejo, entre 1928 y 1932 ya se habían empezado a desarrollar los destinos, las prácticas y el tejido institucional y empresarial que cimentarían el de la década de los sesenta. No en vano, fue el dictador Miguel Primo de Rivera en 1926, y no Francisco Franco en los sesenta, quien llevó a cabo la primera gran iniciativa oficial de
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