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Manifiesto comunista: (2a. Edición)
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Manifiesto comunista: (2a. Edición)
Libro electrónico68 páginas55 minutos

Manifiesto comunista: (2a. Edición)

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El fracaso del socialismo autoritario, así como la derrota de muchas iniciativas emancipatorias, no significa que miles de hombres y mujeres de hoy, hayan renunciado para siempre al viejo sueño de la igualdad social. El Manifiesto, si bien esbozaba un programa comunista, su mayor énfasis fue puesto en una perspectiva interpretativa de la historia y un análisis crítico del capitalismo y el papel "revolucionario" de la burguesía en la historia. El Manifiesto sigue siendo la mejor descripción, en su género, de la lógica que organiza la modernización capitalista hasta nuestros días.
IdiomaEspañol
EditorialLOM Ediciones
Fecha de lanzamiento30 jul 2015
Manifiesto comunista: (2a. Edición)

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    Manifiesto comunista - Carlos Marx; Federico Engels

    lom@lom.cl

    Prólogo

    al Manifiesto Comunista

    Con esta nueva reedición del Manifiesto Comunista, iniciamos, desde LOM Ediciones, la Serie Formación Política del Ciudadano, que buscará poner al alcance de un público amplio y sobre todo de las nuevas generaciones, textos clásicos de la teoría política y las ciencias sociales que las dictaduras hicieron desaparecer de las librerías y a veces de las bibliotecas en muchos de nuestros países.

    ¿Por qué empezar con el Manifiesto Comunista, cuando lo primero que se nos dirá es que después de la caída del Muro de Berlín el comunismo fue a parar al basurero de la historia? ¿Por qué el Manifiesto Comunista, cuando una nueva revolución burguesa (las nuevas tecnologías + neoliberalismo) transforma el planeta derribando, ahora sí, murallas chinas?

    Las razones para iniciar esta Colección con el Manifiesto Comunista están contenidas, en realidad, en el seno de las mismas objeciones de los críticos de hoy. En efecto, por una parte, la crisis del comunismo (o el otrora denominado socialismo real) evidenció el fin de un tipo de socialismo autoritario, que en términos políticos y culturales se separó de sus propósitos emancipatorios para reproducir nuevas formas de dominio. Sin embargo, el fracaso del socialismo autoritario, así como la derrota de muchas iniciativas emancipatorias, no significa que miles de hombres y mujeres de hoy hayan renunciado para siempre al viejo sueño de la humanidad, de la igualdad social. Y porque esas luchas perduran en todos los rincones del planeta, el fracaso del socialismo del siglo XX ha obligado a los pensadores progresistas y a las izquierdas del mundo a realizar una revisión completa de los supuestos que organizaban las ideas de una sociedad alternativa al capitalismo. ¿Significa ello renunciar al Manifiesto Comunista? En realidad, el Manifiesto, si bien esbozaba un programa comunista (cap. II), que debía adaptarse a la realidad de cada país, su mayor énfasis fue puesto por Marx y Engels en una perspectiva interpretativa de la historia –como historia de la lucha de clases– y un análisis crítico del capitalismo y el papel revolucionario de la burguesía en la historia.

    El Manifiesto es un texto que, como ha indicado más de un autor, sigue siendo la mejor descripción, en su género, de la lógica que organiza la modernización capitalista hasta nuestros días, pero no solo en cuanto a la expansión mundial del capitalismo –que hoy llamamos globalización–, sino en cuanto a los continuos cambios en la producción, el incesante sacudimiento de todas las relaciones sociales, la eterna incertidumbre y agitación (que) destacan a la época burguesa de todas las anteriores (Manifiesto, cap. I). En realidad, el genio de Marx y Engels les permitió ver que lo propio de la era burguesa consistía justamente en el cambio incesante, que hace que queden rotas todas las relaciones fijas y arraigadas, con su secuela de creencias e ideas venerables, mientras las recién establecidas caducan antes de osificarse. Todo lo representativo y permanente se evapora, todo lo sacro es profanado, y el hombre se ve obligado al fin a contemplar sin ilusiones su posición en la vida y sus relaciones recíprocas (Manifiesto, cap. I).

    ¿No vivimos acaso en América Latina la urgencia de contemplar sin ilusiones nuestra posición en la vida y sus relaciones recíprocas? ¿Es que la oleada neoliberal, de fines del siglo XX, no ha transformado por completo nuestras relaciones sociales y lo que hasta ayer se creía inconmovible? Vivimos condicionados por la política imperial de los Estados Unidos como potencia mundial, pero ¿no es tanto más potente y dominante el otro imperio, el del mercado, y la mercantilización que inunda todas nuestras relaciones sociales?

    Una segunda perspectiva de lectura del Manifiesto Comunista es, sin embargo, tanto más problemática. Marx y Engels escribieron este texto por encargo de la Liga de los Comunistas, asociación internacional de trabajadores, reunida en Londres en noviembre de 1847, cuando, como indican sus autores, un fantasma recorría Europa: el fantasma del comunismo y era hora de que los comunistas dieran a conocer al mundo, abiertamente su modo de pensar, sus fines y sus tendencias. En ese tiempo, a mediados del siglo XIX, ¿cuáles eran las luchas de los trabajadores y los explotados de América Latina? ¿Ese fantasma europeo recorría también América Latina o era solo un fenómeno del otro lado del Atlántico? En realidad, en América Latina, recién la mayoría de los países –no todos– dejaba atrás las luchas por la independencia de España y los ideales ilustrados que encarnaron muchos de los líderes revolucionarios difícilmente lograban tomar forma en sociedades progresistas y más bien primaba la inestabilidad política, la formación de múltiples Estados nacionales –nuestra propia balcanización– y el predominio de los intereses de oligarquías criollas que pronto supieron

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