Los muralistas, “evangelistas culturales” de Vasconcelos
El inicio de la segunda década del siglo XX, marcado por una pandemia y una revuelta social, podría parecerse al contexto actual, pero ahora no hay lucha armada aunque la batalla por el poder político siga siendo campal.
Difícilmente volverá a sentirse el espíritu renacentista que siguió a ese periodo de México y dio origen a uno de los movimientos artísticos más importantes: El muralismo, que hoy reclama una declaratoria oficial como monumento artístico, más allá de la que tienen los llamados “tres grandes”, Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros.
Imaginar a los inmensos pintores, algunos entonces muy jóvenes, trabajar simultáneamente, cada uno en sus andamios y con su equipo, en los muros de la entonces Escuela Nacional Preparatoria (ENP), entusiasma al poeta, ensayista y promotor cultural Eduardo Vázquez Martín, coordinador ejecutivo del ahora Antiguo Colegio de San Ildefonso:
“En los mismos días estaban en un andamio Diego Rivera, en otro Jean Charlot, en otro Fermín Revueltas, en otro Ramón Alva de la Canal, Fernando Leal, un poco más tarde se incorporarían José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros.
“Y no estaban solos, tenían equipos donde participaban Xavier Guerrero con Siqueiros, Máximo Pacheco apoyando a Revueltas y a Ramón Alva de la Canal, Charlot asistía a Rivera y también Carlos Mérida, todos junto con otros trabajadores más humildes que alistaban los andamios, la preparación de las materias primas, la limpieza de los muros, etcétera.”
San Ildefonso, destaca el poeta, es la cuna del muralismo mexicano, porque “son los primeros murales de quienes definieron al movimiento y la Escuela Mexicana de, en el cercano extemplo de San Pedro y San Pablo.
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