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Del miedo a la confianza: El proceso en el corazón del Padre Kentenich
Del miedo a la confianza: El proceso en el corazón del Padre Kentenich
Del miedo a la confianza: El proceso en el corazón del Padre Kentenich
Libro electrónico150 páginas3 horas

Del miedo a la confianza: El proceso en el corazón del Padre Kentenich

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En este libro propone un recorrido por el corazón del padre a través de su historia. ¿Qué sucedió en su interior hasta que surgió Schoenstatt, hasta que se hizo padre? Fue un camino lento, donde experimentó la enfermedad y la sanación, la herida y el consuelo, la ausencia y la presencia, el muro que tapa y la vida derramada en abundancia. El P. Carlos Padilla plantea que todo lo que hay en Schoenstatt lo vivió en su carne el P. Kentenich. Primero como búsqueda, como sed, como dolor. Después como descubrimiento gozoso. Como luz que no se apaga. Detrás de cada vida humana hay una historia interior entre Dios y esa persona. Es su misterio. Estas páginas nos acercan un poco, con mucho respeto, a ese camino que recorrió el padre Kentenich en su alma.
IdiomaEspañol
EditorialNueva Patris
Fecha de lanzamiento1 ago 2018
ISBN9789562469166
Del miedo a la confianza: El proceso en el corazón del Padre Kentenich

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    Del miedo a la confianza - P. Carlos Padilla

    Del miedo a la confianza

    El proceso en el corazón del Padre Kentenich

    P. Carlos Padilla

    ©Editorial Nueva Patris S.A.

    Vicente Valdés 644, La Florida

    Teléfono: (562) 2328 2777

    Santiago - Chile

    E-mail: gerencia@patris.cl

    www.patris.cl

    ISBN Edición impresa: 978-956-246-912-8

    ISBN Edición digital: 978-956-246-916-6

    Nº Inscripción: A-307106

    Diseño y diagramación: Alejandra Urzúa I.

    Diagramación digital: ebooks Patagonia

    www.ebookspatagonia.com

    info@ebookspatagonia.com

    Índice

    Prólogo

    Introducción

    1. Del miedo a la confianza en el Padre: Infancia y juventud

    Lo que sucedió en el interior del Padre hasta su ordenación

    El camino del P. Kentenich

    Infancia en Gymnich

    Ilegítimo

    La decisión de Catalina

    La soledad del orfanato

    Pasión por la libertad

    Las crisis juveniles

    Su pasión por la verdad

    La soledad en el tiempo de estudio

    El miedo más profundo

    Surge María

    Del miedo a la confianza

    Un Padre humano

    María es su camino

    Un padre herido

    2. Del miedo a la confianza en los hijos: Primeros años de sacerdote. Su paternidad

    Lo que sucedió en el interior del Padre desde su ordenación hasta la alianza de amor en 1914

    La herida de la desconfianza

    Sus comienzos como sacerdote

    El sanador herido

    La misión de ser padre

    Los inicios de la congregación misional y mariana

    La alianza de amor del 18 de octubre de 1914

    Nace el Santuario

    3. La respuesta del Padre es María. Se sintió mirado con misericordia

    De la mirada de María a la mirada de Dios Padre

    La mirada de María en el Santuario

    La mirada de María le ata a los hombres. El valor sagrado de los vínculos

    4. Me miró con misericordia

    De mi propio miedo a la confianza

    Jesús me mira y toma mis miedos

    Epílogo

    Cuando tú llegaste

    Prólogo

    Siempre me interesó lo que hay en el interior del hombre. Más allá de lo que parece. Más allá de lo que dicen de él. De lo que hace. Siempre busqué mirar a Jesús al corazón. Me inquietó quién era. ¿Cuáles eran sus sentimientos? ¿Cómo eran los matices de su alma? ¿Cómo era su pena y su alegría? ¿Cuáles fueron sus sueños y sus miedos? Lo que importa para mí es cómo vivió, cómo amó, cómo caminó por la vida, cómo sanaba, cómo murió. En ese cómo está su corazón, lo más suyo. Decía Ortega y Gasset: No sabemos lo que nos pasa, y eso es precisamente lo que nos pasa. Yo también me pregunto a veces quién soy, qué hay en mí, cual es mi color y lo más mío. A veces vivimos hacia fuera, y desconocemos las fuentes y los ríos que corren en nuestro interior. Y hay otra pregunta que recorre nuestra vida, ¿quién es este con el que vivo, con el que camino? Al final, todo se resume en mirar hacia dentro.

    Ese camino al interior tan poco transitado es todavía más desconocido en José Kentenich. ¿Quién es este padre? El P. Carlos Padilla en este libro hace un recorrido por el corazón del padre Kentenich. Desde dentro hacia fuera. A través de su historia ¿Qué pasó dentro de él hasta que surgió Schoenstatt? Es un camino lento, donde experimentó la enfermedad y la sanación, la herida y el consuelo, la ausencia y la presencia, el muro que tapa y la vida derramada en abundancia. ¿Cómo sucedió esto? Este libro plantea algo muy auténtico: todo lo que hay en Schoenstatt lo vivió en su carne el P. Kentenich. Primero como búsqueda, como sed, como dolor. Después como descubrimiento gozoso. Como luz que nunca se apaga.

    ¡Cuántas veces queremos que Dios nos hable! Ver su rostro. Tocar su mano mientras caminamos. Preguntarle qué quiere de nosotros, para qué nos ha creado. En este libro el padre Carlos nos muestra la biografía del P. Kentenich como el lugar donde Dios se manifestó y se encarnó. Dios tejió a través de las circunstancias de su vida una historia de salvación. A través, sobre todo, de cómo vivió José esas circunstancias. De la huella que dejaron en su alma. Esa huella es única y tiene que ver con su identidad más profunda. Son las pisadas escondidas de Dios que el Padre aprendió a desentrañar. Aprendió a leer en su propia historia el lenguaje del Dios de su vida. Descubrió la voz de Dios mirando en su corazón. Por eso me gusta ver su vida en verdad, como se lee en estas páginas, sin ocultar lo que no es perfecto, lo que duele, lo que falta, lo que hiere. Todo lo usó Dios para atraer a su hijo José. Para mostrarle más tarde cuál era su misión de vida: ser padre.

    Hay una historia antigua que dice así:

    "En una pequeña aldea situada en pleno desierto, vivía un hombre que cada mañana traía agua desde un manantial situado a unos pocos kilómetros de distancia. Colocaba dos grandes cántaros a ambos lados de una gruesa barra de madera que, a su vez, apoyaba en sus hombros. Y así, con la alegría en el cuerpo y una sonrisa en el alma, comenzaba un camino que siempre era el mismo. Tardaba más o menos una hora en llegar hasta el manantial. Una vez allí, se sentaba un rato a descansar y después llenaba los dos cántaros para iniciar el regreso. Aunque eran parecidos, había una diferencia importante entre ambos recipientes. Uno cumplía a la perfección su trabajo, pues mantenía toda su agua intacta durante el trayecto. En cambio, el otro, debido a una pequeña herida en uno de sus costados, iba perdiendo agua durante el regreso; tanta que, al llegar de nuevo a la aldea, había perdido la mitad de su contenido. Este último cántaro, conforme pasaban los días, se sentía cada vez más y más triste, pues sabía que no estaba cumpliendo con su trabajo. Y aun así no entendía por qué su dueño no lo arreglaba o, directamente, lo sustituía por otro. ‘Quizás’, pensaba, ‘esté esperando el momento en que me rompa totalmente para cambiarme por uno más nuevo’. Y así pasaban los días, y las semanas, y los meses, y el cántaro roto cada vez se sentía menos útil…

    Llegó el día en que ya no pudo aguantar más y, aprovechando que el aguador lo abrazaba entre sus manos para llenarlo de agua, se dirigió a él: –Me siento culpable por hacerte perder tiempo y esfuerzo. Te pido que me abandones y me cambies por otro más nuevo, pues ya ves que soy incapaz de servirte como debiera. ¿Qué? –contestó el aguador, extrañado–. No te entiendo, ¿por qué dices que no me sirves?

    –Acaso no te has dado cuenta de que estoy roto y voy perdiendo la mitad del agua durante el camino de vuelta.

    El aguador, conmovido, mostró una pequeña sonrisa, la abrazó junto a su pecho y le dijo en voz baja: –No eres mejor ni peor, simplemente eres diferente y justamente por eso te necesito. El cántaro no entendía nada. –Mira, vamos a hacer una cosa –le contestó el aguador–. Hoy, durante el trayecto de vuelta quiero que te fijes bien a qué lado del camino crecen flores".

    Todos estamos heridos. En el amor. Y aún nos duele cuando rozan esa muesca en nuestra piel. Porque hemos sufrido, porque hemos deseado lo que no pudo ser. Por nuestra propia historia. En esa herida que escondemos hay algo muy propio nuestro. Mirarlo de frente, en verdad, hace que descubramos el grado y la intensidad del amor personal de Dios por nosotros. Quizás, como en este cuento, hay algo de nuestra vocación en esa rotura. Ese cántaro roto y triste se comparaba con el otro, más bello, más entero. El aguador lo amó y le enseñó que su grieta era su misión: llenar de flores el camino. El P. Carlos nos muestra en estas páginas algo que nos acerca al P. Kentenich: su herida. Desde su herida, desde su búsqueda y su sed, Dios irrumpió e hizo maravillas en él. Le mostró cuánto lo amaba. Le fue desvelando para qué había sido creado. Su historia llena de luz y también de dolor fue el camino que hizo Dios para mostrarle su paternidad. Y esa agua derramada a través del corazón herido del Padre es Schoenstatt. Todo surgió de su alma.

    El P. Carlos Padilla nos sugiere cuatro fotos y dos miradas. Mirar y dejarnos mirar:

    Mirar. Las imágenes nos invitan a pararnos y contemplar. Mirar hondo, más allá de la apariencia. Como Jesús. Como María. Siempre hay un más de lo que parece.

    Dejarnos mirar. En nuestra verdad. En lo que somos. Hasta el fondo. Sin defensas. Con nuestra luz y con nuestra herida que duele. Sartre decía que el infierno es la mirada del otro. También la mirada del otro es el cielo si nos miran con ternura y compasión. El P. Carlos nos cuenta en este libro cómo la mirada de María sanó al Padre. Cómo fue la mirada de perdón de Jesús a Pedro tras fallar. Quizás todos guardemos en el alma un día en que también sentimos unos ojos de misericordia que nos acogieron y comprendieron. Ese momento seguramente se hizo roca en nuestra vida. Como lo fue en la del Padre Kentenich.

    Detrás de cada vida humana hay una historia interior entre Dios y esa persona. Es su misterio. Estas páginas nos acercan un poco, con mucho respeto, a ese camino que recorrió el Padre en su alma.

    Madrid, 14 de junio de 2019.

    C.J.

    Introducción

    En medio de mi barca, en medio de mi mar

    En este libro quiero acercarme al alma del padre Kentenich. Es un deseo muy audaz. Mirar su historia y adentrarme con cierto pudor en el misterio de su vida, en las cámaras ocultas de su almaEn su biografía se esconde un camino para mi vida, una verdadera teología, una palabra de Dios escrita con trazos humanos. No puedo entender Schoenstatt sin comprender cómo nació en su corazón a lo largo de toda su vida. Necesito ir al origen, a su alma. Me acerco a la fuente primera que encuentro en su historia, su infancia, su juventud. Lo hago con infinito respeto, titubeando, con algo de miedo. Es su camino sagrado. Si no sé quién es este padre al que tanto admiro no podré entender lo que me propone. Si me quedo sólo con la foto de un padre ya mayor con barba, sonriendo, me quedo al final de su camino de vida y no comprendo cómo ha sido posible llegar hasta allí. Si no sé de dónde viene ese padre alemán que vivió experiencias tan difíciles, no logro aprender para mi propia vida algo que a mí me renueve y me haga crecer. Creo que fundar Schoenstatt de nuevo pasa por adentrarme en la historia de un hombre que se dejó tocar por María y su presencia en su alma lo cambió todo para siempre. Lo que él vivió se convierte entonces en la clave para entender mi propia vida. Quiero adentrarme en la historia del Padre desde sus inicios. Quiero navegar haciendo un ejercicio de meditación en el corazón de ese niño herido, de ese joven bloqueado en sus afectos, de ese sacerdote joven enamorado de María, de ese hijo sin hogar que llega a ser padre. Ese camino me parece desafiante, un verdadero reto. Schoenstatt nace en el corazón de este joven

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