La Eucaristía En El Padre Nuestro
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POR ESE SACRIFICIO DE AMOR
QUE HAS HECHO AL MORIR EN LA CRUZ
PARA RECONCILIARNOS CON EL PADRE,
GRACIAS SEOR JESS.
CIERTAMENTE NO HAY PALABRAS SUFICIENTES
NI QUE LLENEN LA MAGNITUD DE GRATITUD
QUE DEBERAMOS TENER
POR ESE SACRIFICIO DE AMOR
QUE HAS HECHO POR NOSOTROS;
POR ESO, DANOS LOS DONES
DEL ESPRITU SANTO PARA CONOCERTE,
AMARTE Y ENTENDER TU PALABRA;
Y AS QUE A TRAVS DE
LA DONACIN DE ESOS DONES,
PONINDOLOS AL SERVICIO DEL PRJIMO,
PODAMOS DEMOSTRARTE
LA GRATITUD QUE MERECE TU GRAN AMOR.
OH! SEOR JESS CON LA FUERZA DE TU AMOR,
CONCDENOS LA DICHA DE SER
AGRADECIDOS CONTIGO
PARA PODER ESTAR JUNTOS EN LA ETERNIDAD.
AMN
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La Eucaristía En El Padre Nuestro - Miriam Murillo Gavarrete
Copyright © 2014 por Miriam Murillo Gavarrete.
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Fecha de revisión: 25/01/2014
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ÍNDICE
INTRODUCCION
EUCARISTIA
ORIGEN DE LOS SACRAMENTOS
PRIMERA SEÑAL: EL ARCO IRIS
SEGUNDA SEÑAL: LA CIRCUNCISION (AHORA EL BAUTISMO)
TERCERA SEÑAL: FIESTA DE LOS PANES AZIMOS (AHORA EUCARISTIA)
CUARTA SEÑAL: LA LAMPARA DEL TESTIMONIO (COMO SEÑAL DEL SACERDOCIO)
QUINTA SEÑAL: LAVAR LAS ROPAS (SACRAMENTO DE LA RECONCILIACION)
SEXTA SEÑAL: GUARDAR EL DIA SABADO (QUE AHORA ES HOY)
DIOS NOS EDUCA CON EL EJEMPLO
SACRAMENTO DEL MATRIMONIO:
SACRAMENTO DE LA UNCION DE LOS ENFERMOS:
LOS SACRAMENTOS SE CUMPLEN POR AMOR A DIOS
EL PADRENUESTRO
CONCLUSION
ORACION
ANEXO
BIBLIOGRAFIA
INTRODUCCION
En el presente trabajo estudiaremos el origen de los sacramentos que dispensa la Iglesia Católica, lo cual resultó de la inquietud por conocer el por qué de la Eucaristía, iniciando un estudio que me llevo hasta los sacramentos, haciéndose evidente que la Eucaristía debe ir acompañada con el cumplimiento de los sacramentos para poder participar de ella.
Aun conociendo los sacramentos que dispensa la Iglesia Católica, no tenía ni idea de la importancia que tienen en la vida de todo aquel que dice ser cristiano, ya que encierran las enseñanzas de nuestro Señor Jesús, para cumplir con las Alianzas pactadas por Dios con los hombres a través de los tiempos. Por eso quiero compartir con usted esta verdad, ya que como Laicos no hemos dado la atención que se debe prestar a los sacramentos como una ayuda para nuestra salvación, y que Dios en su bondad nos ha dejado.
Creo que, lo que más me impacto de este estudio, a parte de la misericordia de Dios al instituir los sacramentos, fue conocer la relación que existe entre el Padrenuestro y los sacramentos, ya que con la oración que Jesucristo nos enseño estamos pidiendo a Dios Padre el cumplimiento de los sacramentos; y esta oración es la ayuda para que como buenos cristianos sigamos las enseñanzas de nuestro Señor Jesús.
Es comprensible el porqué como Laicos no hemos entendido la plenitud de las enseñanzas de nuestro Señor Jesús, ya que solo con el discernimiento que da el Espíritu Santo es posible este entendimiento, y por lo general no hemos acudido al Espíritu Santo para que nos guíe en nuestra vida, a pesar de haberlo recibido en los sacramentos; y en la mayoría de las veces solo agarramos la Biblia, la abrimos y nos ponemos a leer la palabra de Dios sin pedir el discernimiento que solo procede del mismo Dios; así pues, les recomiendo pedir el discernimiento del Espíritu Santo para poder llegar al entendimiento que necesitamos y así tener una verdadera fe en las enseñanzas de Cristo Jesús. (Juan 14:25-26) Les he dicho todo esto mientras estaba con ustedes. En adelante el Espíritu Santo, el intérprete que el Padre les va a enviar en mi Nombre, les enseñará todas las cosas y les recordará todo lo que yo les he dicho.
Una verdadera fe en las enseñanzas de Jesucristo no es solo aprenderse la Biblia y decir soy salvo por fe, sino más bien, es poner en práctica esas enseñanzas y reflejarlas con el testimonio de vida; ya que la misma palabra de Dios nos dice que no bastará con decirle: ¡Señor!, ¡Señor! (Mateo 7:21-23) No bastará con decirme: ¡Señor!, ¡Señor!, para entrar en el Reino de los Cielos; más bien entrará el que hace la voluntad de mi Padre del Cielo. Aquel día muchos me dirán: ¡Señor, Señor!, hemos hablado en tu nombre, y en tu nombre hemos expulsado demonios y realizado muchos milagros. Entonces yo les diré claramente: Nunca les conocí. ¡Aléjense de mí ustedes que hacen el mal! (Lucas 6:46) ¿Por qué me llaman: ¡Señor! ¡Señor!, y no hacen lo que digo?
Espero que este trabajo le sea de mucha utilidad, y que Dios le bendiga a usted y a su familia. Amén
Oremos pidiendo a Dios el Espíritu Santo para entender su mensaje:
Gracias Señor Jesús, por ese sacrificio de amor que has hecho al morir en la cruz para reconciliarnos con el Padre, gracias Señor Jesús. Ciertamente no hay palabras suficientes ni que llenen la magnitud de gratitud que deberíamos tener por ese sacrificio de amor que has hecho por nosotros; por eso, danos los dones del Espíritu Santo para conocerte, amarte y entender tu Palabra; y así que a través de la donación de esos dones, poniéndolos al servicio del prójimo, podamos demostrarte la gratitud que merece tu gran amor.
¡Oh! Señor Jesús con la fuerza de tu amor, concédenos la dicha de ser agradecidos contigo para poder estar juntos en la Eternidad. Amén
(Lucas 24:35) Ellos, por su parte, contaron lo sucedido en el camino y como lo habían reconocido al partir el pan.
EUCARISTIA
La Iglesia nos enseña que la Eucaristía es el sacrificio mismo del Cuerpo y de la Sangre del Señor Jesús, que El instituyó para perpetuar en los siglos, hasta su segunda venida, el sacrificio de la cruz, confiando así a la Iglesia el memorial de su Muerte y Resurrección. Es signo de unidad, vínculo de caridad y banquete pascual, en el que se recibe a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la vida eterna. (Tomado del Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica).
Lo que la Iglesia nos enseña es encargo expreso de nuestro Señor Jesús, y por eso es fiel en transmitir esa enseñanza de generación en generación, sin embargo para nosotros hoy en día, es muy difícil reconocer al Señor Jesús en la Eucaristía, ya que no podemos ver ningún cambio físico en la Hostia cuando es consagrada a través del Sacerdote; sin embargo, en la Biblia podemos encontrar como el Señor Jesús nos va llevando al entendimiento de que, El quiso quedarse con nosotros también corporalmente para alimentar nuestro espíritu, ya que conoce nuestra debilidad y sabe que con frecuencia no hacemos el bien que queremos sino que hacemos el mal que no queremos; como lo dice San Pablo en (Romanos 7:19) De hecho no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero. (Romanos 7:15) No entiendo mis propios actos: no hago lo que quiero y hago las cosas que detesto.
El Señor Jesús conoce como la carne nos hace pecar y que nuestro espíritu encerrado en esta carne a veces se debilita; por eso, nos ha dado un alimento físico para auxiliarnos y así llevarnos a una vida espiritual plena en comunión con El. Además, que al participar del cuerpo y la sangre de Cristo en la Eucaristía, estamos dando testimonio de que seguimos las enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo, ya que es el signo que El dejo como sello del pacto de la Nueva Alianza de Dios para con los hombres de toda la Tierra, ya no solo con el pueblo Judío sino con toda la humanidad. (Lucas 22:20) Hizo lo mismo con la copa después de cenar, diciendo: Esta copa es la alianza nueva sellada con mi sangre, que es derramada por ustedes
. (Marcos 14:24) Y les dijo: Esto es mi sangre, la sangre de la Alianza, que será derramada por muchos. (Mateo 26:27-28) Después tomó una copa, dio gracias y se la pasó diciendo:
Beban todos de ella: esto es mi sangre, la sangre de la Alianza, que es derramada por muchos, para el perdón de sus pecados.
¿Cómo comprender que el pan y el vino son el cuerpo y la sangre de Cristo? Pidiendo al Espíritu Santo que nos dé el entendimiento de este misterio. Algunos hermanos en Cristo enseñan que la palabra de Dios es el cuerpo y la sangre de Cristo; sin embargo, en la Biblia podemos leer: (Juan 6:55-56) Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él. (Juan 6:51) Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá para siempre. El pan que yo daré es mi carne, y lo daré para la vida del mundo. Nuestro Señor Jesús nos dice claramente