Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

¿Cómo Es Dios? Y ¿Qué Es El Hombre?
¿Cómo Es Dios? Y ¿Qué Es El Hombre?
¿Cómo Es Dios? Y ¿Qué Es El Hombre?
Libro electrónico542 páginas7 horas

¿Cómo Es Dios? Y ¿Qué Es El Hombre?

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

CMO ES DIOS? Y QU ES EL HOMBRE?
Una vez ms Dios habla a los hombres y ahora lo hace por medio de este libro. Le bastaron Siete breves Mensajes para describirse a S mismo, lo que l Es, lo que hace, lo que espera, sus motivos para crear al hombre y cmo lo hace, con qu elementos lo dot y cmo es que l se proyecta en cada hombre que es su obra mxima; lo que espera que cada uno de sus hijos logre y cul es el destino de todo ser humano. ES FUNDAMENTAL QUE TODA PERSONA, INDEPENDIENTEMENTE DE SU SEXO Y RELIGIN, O DE LA IDEA QUE TENGA DE DIOS, LEA ESTE LIBRO Y CONOZCA A DIOS, VERDADERAMENTE, SIN NECESIDAD DE MENTOR O GUIA.
Encuentra aqu la descripcin de su personalidad por medio de UNA VERDADERA TEOLOGIA, elaborada a partir de su propia descripcin, al margen de teoras filosficas y teolgicas; directo sin elucubraciones ni falsas deducciones. DIOS ES SIMPLE, EL SER MAS AMOROSO Y COMPRENSIVO QUE TE PUEDAS IMAGINAR, VERTIDO EN TI, SIN IRA, SIN RENCORES, SIN CASTIGOS NI RELACIONES MEZQUINAS O INTERESADAS. CONOCE VERDADERAMENTE A TU PADRE, QUE ES TU DESTINO FINAL.
Por ltimo, conoce tu verdadera naturaleza, a ese maravilloso ser hijo de Dios, con sus mismas cualidades y atributos, igualito a su Padre, que es precisamente Dios y, porque hijo de gato es gatito, t como hijo de Dios, dios eres, aunque por ahora en estado larvario, encriptado en tu capullo, pero con la naturaleza de tu Padre, y que algn da sers mariposa y te encontrars con tu igual, como es tu destino y te fundirs con l, siendo uno para toda la eternidad.
Estos son los tres captulos de este libro y son la mayor enseanza a la que persona alguna puede aspirar, no importa que se trate de un hombre poderoso, encumbrado, el papa, el rabino, el reverendo, como se quiera llamar o que sea el ms pequeo, pobre, ignorante y desvalido, porque en esto de encontrarse en estado larvario todos somos iguales, porque todos somos larvas en bsqueda de la verdad, que es Dios nuestro origen y destino.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento11 oct 2012
ISBN9781463337377
¿Cómo Es Dios? Y ¿Qué Es El Hombre?

Lee más de Dr. Jesús Humberto Enríquez Rubio

Relacionado con ¿Cómo Es Dios? Y ¿Qué Es El Hombre?

Libros electrónicos relacionados

Cristianismo para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para ¿Cómo Es Dios? Y ¿Qué Es El Hombre?

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    ¿Cómo Es Dios? Y ¿Qué Es El Hombre? - Dr. Jesús Humberto Enríquez Rubio

    ¿CÓMO ES DIOS?

    Y

      ¿QUÉ ES EL HOMBRE?

    Dr. Jesús Humberto Enríquez Rubio

    Copyright © 2012 por Dr. Jesús Humberto Enríquez Rubio.

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Para pedidos de copias adicionales de este libro, por favor contacte con:

    Palibrio

    1663 Liberty Drive

    Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    Llamadas desde los EE.UU. 877.407.5847

    Llamadas internacionales +1.812.671.9757

    Fax: +1.812.355.1576

    ventas@palibrio.com

    426094

    ÍNDICE

    DEDICATORIAS

    INTRODUCCIÓN

    CAPITULO I

    SIETE MENSAJES DEL SEÑOR DIOS DEL UNIVERSO

    PENSANDO EN VOZ ALTA

    PERMÍTANME DECIR ALGO DE MÍ.

    EL MUNDO DE LAS FORMAS Y EL MUNDO DEL ASTRAL

    EL CAMINO QUE ME LLEVÓ A LA VERDAD

    ESTO DICE DIOS

    DOCUMENTO 1

    DOCUMENTO 2

    DOCUMENTO 3

    DOCUMENTO 4

    DOCUMENTO 5

    DOCUMENTO 6

    DOCUMENTO 7

    AQUÍ Y ALLÁ

    LEYES DE LA EVOLUCIÓN DE LOS ESPÍRITUS

    PERTINENTE ADENDUM

    LA TIERRA ESTÁ EN EL CIELO, EL INFIERNO ESTÁ EN LA GLORIA, PERO NI EL CIELO NI EL INFIERNO EXISTEN COMO CREEMOS QUE SON

    UN NUEVO MENSAJE DEL PADRE

    CAPITULO II

    LA VERDADERA TEOLOGIA

    PRECICIONES Y ACOTAMIENTOS A CERCA DE LA EXISTENCIA DEL DIOS CREADOR.

    ESTA ES SU VERDADERA PERSONALIDAD

    ESTRUCTURACION DE LA VERDADERA TEOLGIA

    ESTE ES EL DIOS VERDADERO DE DIOS VERDADERO, POR TANTO, ESTA ES TAMBIEN, LA VERDADERA TEOLOGIA

    DIOS PADRE ES…

    CAPÍTULO III

    LO PERENTORIO DEL HOMBRE INMORTAL

    COMENTANDO LAS DIFERENTES TEORÍAS DEL ORIGEN DEL HOMBRE LA LUZ DE LA TESIS ANTERIOR

    LEYES DE LA CREACIÓN

    QUÉ HACER CON ESTE NUEVO Y ETERNO CONOCIMIENTO

    LA OPERACIÓN INTEGRADA DEL BINOMIO CUERPO-ESPÍRITU.

    Y, AHORA… ¿QUÉ HAGO CON NOSOTROS?

    MI RELACIÓN CON DIOS:

    UN NUEVO Y ÚLTIMO MENSAJE DEL SEÑOR DIOS DEL UNIVERSO.

    RESUMEN FINAL

    DEDICATORIAS

    El presente trabajo lo dedico en primer lugar a mi esposa y a mis hijos, porque son mis compañeros en esta etapa como ser humano, ya que con ellos tengo mis mayores apegos y nutren exquisitamente mi alma. Hago extensiva esta dedicatoria a mis hermanos carnales que aún están en materia, y a su familia.

    Un amoroso recuerdo a mi madre y hermanos que terminaron su estancia en este medio, con mi deseo de que, lo que estén haciendo ahora por su perfección espiritual, les rinda los frutos que esperan.

    Este trabajo fue elaborado y puesto a disposición de toda la humanidad, cuyos espíritus son mis hermanos, como hijos del Señor Dios del Universo, autor intelectual de esta obra.

    Nada hay nuevo bajo el sol y por eso no puede nadie adjudicarse las cosas que, de una u otra manera, iluminan nuestra conciencia. Para mí, haber tenido la oportunidad de contactar con la Mente Universal que es nuestro Padre y Creador, es la mayor felicidad a la que pude aspirar.

    Me maravilla sobremanera haber descubierto para mí, lo que verdaderamente es el hombre, tanto que no pude quedarme callado y por eso lo abro al mundo, con la esperanza de que otros y, si fuera posible todos, se descubran a sí mismos como auténticos hijos de Dios, con quien comparten estirpe, cualidades y capacidades que, aunque estamos en pleno proceso de gestación, llegaremos a ser dioses como lo es nuestro Padre, porque ese es nuestro ineludible destino.

    Todas las religiones son buenas por su intención, dicho en palabras del propio Padre, pero nos inducen a buscarlo donde no está, aunque Él sea omnipresente y omnisciente; interponen falsas deidades, ídolos e imágenes que lo desplazan de la consciencia de sus hijos, que es donde verdaderamente vive y donde desea que se le encuentre. A esas falsas deidades les ponen características, atributos y comportamientos que no son los suyos, además de que desorientan a sus fieles, a Él lo presentan como una entidad terrible a la que hay que temer, amenazante, justiciero y egocentrista, cosa que está muy lejos de su verdadera personalidad y de su necesidad afectiva del contacto con cada uno de sus hijos, que tanto ama.

    Por eso, muy especialmente dedico este mensaje a los jerarcas de todas las iglesias con la esperanza de que rectifiquen el camino equivocado, porque, si realmente quieren servir a Dios, como dicen, necesitan primero conocerlo verdaderamente y esta es una bella oportunidad.

    Pero, por sobre todas las cosas, dedico este trabajo a cada una de las personas del mundo, individualmente, con el mensaje definitivo de que no pueden acercarse más a Dios porque lo llevan dentro. Dios vive en cada uno de sus hijos desde que la humanidad existe y está incondicionalmente en íntima comunión con cada persona, Él no los juzga, no los castiga, respeta absolutamente la voluntad y la libertad con las que nos dotó y no interviene en nuestras acciones; pero nos ama y nos espera con los brazos abiertos porque somos sus hijitos, somos dioses como Él, aunque aun pequeños. No necesitas de iglesias ni asambleas para que Él te escuche, llámalo en tu intimidad y ahí está, aunque no lo percibas, pero eso lo puedes hacer cuando aprendas a escucharlo en tus sentidos, directamente tú a Él.

    Solamente te digo, como le he dicho siempre a mis hijos:

    No pierdas el rumbo, porque ¡Esto es la vida!

    INTRODUCCIÓN

    Este trabajo tiene dos orígenes: Uno fundamental, esencial y verdaderamente la autoridad que los inspiró con sus mensajes de cuya autenticidad no cabe la menor duda o sospecha; y otra circunstancial, contingente y receptivo, que tuvo la suerte de contactar con la parte esencial, con cuyas comunicaciones le dio forma material a esta obra.

    Con lo anterior quiero expresar que este libro es el trabajo intelectual, la glosa que explica con mayor precisión y claridad los contenidos de los mensajes con los que se construyó; cuya fuente es la Mente Universal, que no es otro que El Señor Dios Padre Universal quien nos hizo como criaturas nacidas de su misma naturaleza y sustancia, con todos sus atributos y propiedades para vivir libremente y aprender con nuestro propio esfuerzo, partiendo desde la más absoluta inocencia e ignorancia a ser verdaderamente dioses con la esperanza de que nos integremos con Él siendo uno y la misma cosa, trabajando codo a codo para toda la eternidad.

    Mi condición contingente, me da la certeza de que lo aquí dicho no es tanto obra nacida de mí, porque estoy absolutamente consciente de que ni en mis mejores delirios oníricos pude haber concebido las ideas aquí expuestas, con la claridad y la profundidad que se presentan.

    Este libro consta de tres Capítulos con material y objetivos muy definidos, por lo que son complementarios:

    El Capítulo I, SIETE MENSAJES DEL SEÑOR DIOS DEL UNIVERSO contiene, precisamente, los Siete Mensajes glosados, tratando de hacerlos completamente comprensibles ya que, leer los mensajes de primera intención difícilmente se comprende su contenido y la profundidad; para empezar a entenderlos me tardé más de tres años, pues su lectura esporádica nada me decía, pero poco a poco me fui dando cuenta que esos siete mensajes en realidad eran uno solo, en el cual el Señor Dios nuestro Padre y Creador se presentaba y se describía a Sí mismo y fue a base de buscar y buscar apoyos en lecturas que poco a poco me iban dando luz y confianza al respecto, especialmente en Hermes Trismegisto, con todo y que es difícil tener acceso a sus enseñanzas que se manejan así, herméticamente; otras lecturas como el Zoroastrismo y sus reproducciones en los vedas, en forma práctica, en algunas cosas de la señora Helena Blavatski y buscando aquí y allá, me volví un lector compulsivo de todo cuanto llegaba a mis manos, hasta que finalmente, pude ir comprendiendo y congruentando su contenido y darle la forma que este capítulo contiene.

    En resumen este primer capítulo contiene los elementos necesarios para conocer íntimamente a nuestro Padre, en su verdadera personalidad y su relación con el hombre y con la creación en general; aunque lo difícil se da cuando confrontamos los conceptos que tenemos de Él en virtud de la teología especialmente la católica, que es la dominante en nuestro medio; así como del concepto del hombre que la iglesia maneja. Resulta tremendamente difícil y hasta doloroso tener que echar por tierra todo lo aprendido para darle entrada a estos nuevos conceptos, tanto del propio Dios Padre como del concepto del hombre pecado, que en la iglesia católica como en el cristianismo en general, manejan. Contiene el manejo de algunos conceptos a los que no estamos tan acostumbrados y que, aunque los usemos, no tenemos muy claro su verdadero significado y contenido; como lo que es el mundo espiritual o Astral y lo que es el mundo de la materia; la separación de cuerpo y alma y la relación que existe entre Dios y el hombre.

    El Capítulo II, LA VERDADERA TEOLOGIA, se deriva directamente del contenido de los Siete Mensajes del Señor Dios del Universo, ya que el concepto que tenemos de Dios, nace de las enseñanzas de la Santa Madre Iglesia Católica y Apostólica, que ni idea tiene con respecto a la verdadera personalidad de Dios nuestro Padre, aunque nos imponen con autoridad este concepto. (Básicamente San Agustín, hombre de mundo extremadamente culto pero que bajo el dominio y la presión de su madre Santa Mónica acaba abrazando al cristianismo, a partir de la lectura del nuevo testamento, plagado por la infinidad de mentiras de Saulo San Pablo. Y, a partir de aquí todo su genio, cultura y capacidad literaria se vuelcan fanáticamente en el cristianismo, construyendo una de las partes más importantes de la Teología Cristiana, muy convincentes sus argumentos, ya que él era un magister rhetoricae así reconocido en Milán, pero no dejaban de ser frases fantásticas, producto de sus convicciones religiosas, aunque esta fuera poco sustentable; pero de su convicción y habilidades brotaron las frases que dieron pie para estructurar la teología cristina. San Agustín no fue el único teólogo católico, pero todos partiendo y tratando de darle forma a las enseñanzas cristianas.)

    Luego entonces, si lo que conocemos de Dios se basa en los conceptos y teorías, nacidas de la fantasía y del pensamiento de personas a quienes la iglesia católica reconoce y a quienes les otorga la santidad, no dejan de ser meras invenciones humanas, completamente falibles como toda obra humana. Y si lo expuesto en este libro se forma por los conceptos de Sí mismo, descritos directamente por la Mente Universal que es Dios Padre, y que es la parte esencial en esta obra, aunque sean escritos y glosados por la parte contingente, sin importancia, que soy yo, la VERDADERA TEOLOGIA, aquí descrita corresponde fielmente a la personalidad de Dios, que no solo es Mente, Alma y Espíritu Santo sino LA VERDADERA DIVINA PERSONA QUE ES ÉL.

    Esta es la enorme importancia del Capítulo II de este libro.

    El Capítulo III, LO PERENTORIO DEL HOMBRE INMORTAL. Es un breve estudio, tomado de lo más recientemente publicado respecto al posible origen del Hombre como el fenómeno humano que es. Y, a la luz de los mensajes, que dejan en claro, sin lugar a duda el hecho de que el hombre es un ser dual, mientras se encuentra en materia; pero que el hombre en sí, es el espíritu humano, ya que este es el hijo de Dios, creado de su misma esencia espiritual, consustancial y dotado con las mismas propiedades y atributos de el Señor Dios del Universo, creador de todo cuanto existe.

    Dicho así por la única persona que lo puede decir con absoluta autoridad, no nos queda más remedio que concluir que el hombre en su esencia espiritual es, ni más ni menos, que un Dios, creado como una extensión del Único Dios Universal y Eterno. Dicho en otras palabras como Dios es el Hombre, como el Hombre es Dios porque son una y la misma cosa (Principio Hermético de Correspondencia).

    El hombre se encuentra en un proceso eterno de perfeccionamiento, porque su destino final es igualar su grado de pureza con el Padre y confundirse con Él para toda la eternidad. Para ejercer su trabajo de perfeccionamiento, necesita vivir en este valle de lágrimas, a donde vienen todos a aprender a crecer expuestos a las tensiones del bien y el mal. Pero el hombre no puede actuar directamente en el mundo material, porque es espíritu y su medio natural es el Astral, por eso se reviste con un cuerpo de materia, al que le da vida y lo acompaña durante todo su ciclo vital; y es en él donde vive todo tipo de experiencias, casi siempre con el dolor, que es uno de sus maestros principales. A base de experiencias sujetas al acierto y al error es como poco a poco va aprendiendo a ser perfecto como lo es su Padre y Creador.

    El cuerpo humano es solamente su hábitat, su herramienta y por él es conocido por los demás seres humanos con quienes interactúa y se relaciona de acuerdo con sus atributos de consciencia, afectos y voluntad.

    Si el hombre es dual y conocemos la procedencia de su parte espiritual, es obligado conocer y entender profundamente el origen y la naturaleza de la otra parte de sus dos componentes, que es el cuerpo humano; su origen, desarrollo y la forma como conectan.

    Se concluye que, el hombre es realmente su esencia, que es una extensión de Dios Padre y Creador; que es el espíritu humano, dueño de las cualidades y atributos del hombre; y que, para actuar en medio material ocupa, a manera de adaptador, al cuerpo humano a quien le comparte el don de la vida mientras lo ocupa y que, cuando lo deja, el cuerpo vuelve a ser lo que siempre ha sido, polvo, tierra, limo, humus.

    Todo el Capítulo III está dedicado a poner en claro esta interdependencia y dejar establecido, sin posibilidad de error, la parte eterna y la parte Perentoria del Hombre Inmortal. Concluyendo finalmente con la certeza de que el hombre es dios, como Dios es el Hombre.

    Tal es el contenido de esta obra y se está al juicio de la humanidad.

    CAPITULO I

    SIETE MENSAJES DEL SEÑOR DIOS DEL UNIVERSO

    PENSANDO EN VOZ ALTA

    Cada religión se basa en una intuición, y no en el verdadero conocimiento de Dios, que trata sobre esa particular noción de Él, y es en esa intuición, en la que se apoyan sus dogmas, misterios, rituales, enseñanzas y su estructura religiosa, así como su propia moral.

    Las personas creyentes de esa religión adoptan como verdad suprema lo que su iglesia predica, practican sus ritos y viven de acuerdo con su moral, ya que esa es su verdad, y es legítima y respetable.

    Solamente muy pocas religiones antiguas, como la Sumeria, el Hermetismo y otras contadísimas, conocen verdaderamente a la persona que es el Dios Universal, otras lo intuyen pero, más bien rinden culto a falsas deidades y, digo a otras deidades porque dios es una idea, una persona con determinadas características, como se deja al descubierto en este libro y, los otros conceptos, las otras personalidades con la que algunas religiones lo identifican, en realidad es otra entidad; aunque Él es uno y Único, que no tiene imagen ni nombre y, sin embargo responde a tu pensamiento, cualquiera que sea la idea con la que lo imagines o identifiques, porque vive en ti y está al alcance de tu pensamiento. Y esto es así, aunque las otras religiones, las que no lo conocen verdaderamente te inducen a buscarlo en los fenómenos de la naturaleza o en el sol o en cualquiera otra cosa, a la que le conceden poderes determinados especiales y en quienes ubican lo necesario para su protección y sobrevivencia, desplazando y dejando de lado al verdadero y único, a quien deberíamos honrar en su persona verdadera, exclusiva y únicamente, porque es el único verdadero; es la verdad absoluta en el universo, usando esta palabra en su más amplia acepción. Las religiones modernas, y muy especialmente la católica que sí mencionan como de paso al verdadero Dios cuando están orando y alabando a tantos otras falsas deidades y santos, incluyendo al mismo Jesucristo y a la Virgen María.

    En este libro, el Señor Dios Universal nos da la oportunidad de conocerlo real y verdaderamente, como Él ES, mediante conceptos que lo describen y nos hace saber lo que espera de nosotros. Palabras nacidos auténticamente de Él, de su propio pensamiento. Por eso, es de vital importancia que lo conozcamos y nos acerquemos a su divina persona, como Él lo desea.

    De entre la vasta bibliografía religiosa que ha llegado a mi conocimiento, solamente dos personas hablan de Él con autoridad: Hermes Trismegisto y Zaratustra o Zoroastro. La Biblia no tiene la autenticidad que se le concede, ya que ha sido manipulada y recompuesta en diversas épocas, a juicio e idea de los hombres del momento. La que conocemos actualmente no tiene una antigüedad mayor de 2500 años; y me refiero concretamente al Antiguo Testamento, que fue el producto de la fusión de documentos alimentados por las tradiciones judías después de dispersiones y cautiverios, a pesar de lo cual se mantiene la base, que es el Pentateuco o la Tora que ha regido desde muy antiguo la vida cotidiana del pueblo hebreo, y que algo conserva de realidad original. Pero es muy difícil entresacar la verdad con ciertos visos de certeza, ya que se trata de dobletes y hasta cuatripletes, es decir la fusión y composición de dos versiones conservadas por tradición, de dos fracciones del pueblo hebreo que vivieron separadas y en condiciones distintas, con lo cual sus textos sufrieron modificaciones propias del tiempo y del aislamiento. Cuando no son dos, sino cuatro, las versiones que se mezclan para sacar un texto único se denominan cuatripletes, y las cosas se complican, por lo que es confusa y poco confiable.

    Para amar verdaderamente a Dios, por sobre todas las cosas, como es su mandato, es fundamental conocerlo en su realidad, muy especialmente en sus deseos y en sus objetivos, para los cuales nos creó a su imagen y a su semejanza, como a sus hijos auténticos que somos; ya que podrás amar a una idea que puede ser parecida a su personalidad o no, sujeta a sus deseos o no; pero no será auténticamente a Él a quien amarás, y tu amor no será tan genuino. Ya que nadie puede amar a quien no conoce.

    Tienes todo el derecho a cuestionar esta versión y no hay por qué ofenderse, yo mismo, a veces, me cuestiono y trato de descubrir en mi interior alguna tendencia emparentada con la vanidad y la soberbia que me pudieran estar induciendo a inventar lo que escribo, pero te juro que creo a pie juntillas lo dicho en los mensajes, después de confrontarlo con otras experiencias personales que no me dejan lugar a dudas.

    De cualquier manera, puedo estar equivocado y manipulado por elementos mentales que no sé de dónde proceden, pero me he esforzado por eliminarlos, acudiendo a la misma fuente para que me cuide y me guíe por el camino correcto, cosa que, al menos en este asunto, ha sido posible; por lo que lo creo auténtico y así, con toda la humildad, honradez y fidelidad de que soy capaz, me atrevo a participártelo.

    De no ser así, que el Señor Dios del Universo me perdone por los daños que pudiera causar a los que se atrevan a creer en esto.

    El Señor Dios Universal, es el único del que se puede decir que es, ha sido y será por siempre. Que es el continente absoluto de todo cuanto existe, puesto que de Él ha brotado como un acto volitivo y deliberado de su infinita soberanía, lo cual responde a un diseño creado por su mente infinita, anhelado por su infinito amor y realizado gracias al poder inefable de su divina voluntad; pero, entre toda su vastísima creación solamente un ser ha sido creado a su imagen y semejanza, que es el hombre en su más pura esencia; por lo cual el hombre es un ser vivo, consciente, afectivo, volitivo y libre, integrado en el género, más explícito aún, cada individuo entraña el principio del género. Indudablemente, me estoy refiriendo a la esencia del hombre, que es el espíritu humano, ya que su creador mismo es el espíritu universal y eterno; luego, entonces, si lo creó a su imagen y semejanza, el hombre como su creador es espíritu, no universal como el Padre porque el hombre no es, sino que está y, si está, forzosamente está en un lugar determinado de su continente, que es el creador. Y tampoco es eterno, en términos absolutos, porque, aunque tiene vida eterna, su eternidad es relativa, ya que tuvo un principio, que fue en el momento de su creación y tendrá un final que será cuando se reabsorba en su continente. Como su creador es poseedor de una mente creativa, dotada con todos los elementos necesarios para crear cosas: mente para imaginarlo, afectividad para desearlo y el poder de su voluntad para darle existencia, exactamente igual a como lo hace el Supremo Espíritu que le da origen a las cosas, incluyendo al ser humano; pero, además, y por sobre todas las cosas, y esto es tal vez el don exclusivo que más fielmente lo asimila al Creador: la conciencia, que es la facultad de percibir, de darse cuenta del mundo que lo rodea y del cual forma parte.

    Quiero solamente destacar un hecho muy importante, ya que, de no hacerlo, puede generar conflicto aparente. Durante todo el texto de esta modesta obra, cuando diga hombre, no me refiero a la característica sexual del cuerpo físico humano de la especie animal en la que vivimos pues, comúnmente, por él nos identificamos, ya que es el sexo lo que nos determina en cuanto a las funciones sociales que nos corresponde desempeñar en este mundo. En lo biológico sí se da esa diferencia, por necesidades exclusivamente reproductivas, en lo biológico, el género sí es masculino o femenino. Pero en lo espiritual, que es verdaderamente el ser humano, y al que aludo en cada caso, esa separación no existe, porque el espíritu tiene integrado el sexo e indistintamente puede ocupar un cuerpo masculino o uno femenino.

    Podríamos decir, que el espíritu es andrógino, ya que el género está integrado, y en un momento de su existencia puede habitar en un cuerpo masculino o femenino, y es este, el cuerpo físico, el que cumplirá las funciones de macho o hembra, aunque al macho se le llame hombre y a la hembra mujer, pero tanto hombre es el macho como la hembra, porque ambos son la especie humana. Pero el hombre en su más pura esencia espiritual no tiene sexo. De ahí que, cuando digo hombre me refiero al espíritu humano, que bien puede en este momento de su existencia ocupar un cuerpo con funciones de macho o de hembra y, de todas maneras, será hombre, independientemente del sexo en el que ahora habita. Ahora, si en este momento no tiene cuerpo, igualmente, cada espíritu será hombre como cualquier otro, como su creador lo diseñó.

    Dios Padre Todopoderoso no es patrimonio de ninguna persona o institución, sino que nos pertenece a todos por igual, y no me refiero aquí particularmente al hombre, sino a todos los espíritus, aun los inferiores que, por su nivel de desarrollo, no pueden ostentar la calidad humana, sino a todo ser vivo emanado de la mente, del deseo y de la voluntad infinitas del Padre; con quienes compartimos continente, tengan o no, en este momento cuerpo físico. Por eso todos tenemos por igual el derecho de acercarnos y a hablar de Él, de dirigirnos y relacionarnos con Él en la forma que nos sea posible, sin que pueda considerarse blasfemia, ya que esta entraña irreverencia y dolo que, dicho sea de paso, a Dios no lo afecta, dada su infinita perfección y amor por cada uno de sus hijos, en tal forma que por nada se inmuta. En todo caso, quien profiera tal blasfemia tendrá que limpiarse para poder avanzar hacia su inexorable destino.

    Con base en este derecho natural es que presento a la consideración de todos los que se atrevan a leerme lo que aquí escribo, que dicho con toda honestidad, se trata de cosas y acontecimientos de mi vida y que estoy plenamente consciente de que son estrictamente de valor personal. Por lo que no aspiro a que sean aceptados y, menos aún, aprobados por las personas que se tomen la molestia de leerlos, a quienes patentizo mi mayor gratitud y respeto. Pero sí abrigo la esperanza de que sean de utilidad para algunos, pocos o muchos, no importa, aunque sea uno, que le conceda el valor que para mí entrañan y se convierta en el camino que lo lleve al Padre, como es nuestro destino.

    El tema de Dios es el enigma más grande y antiguo de la humanidad. Desde que el hombre existe, su conciencia lo obliga a buscar la causa de todo a quien se debe todo cuanto existe o a la generación espontánea. Pero, con el advenimiento de la ciencia, ha quedado demostrado que la segunda posibilidad no existe, por lo que, volvemos al principio; somos ni más ni menos que la creación de un ser supremo que por su absoluta libertad y por su infinito amor nos puso en este aquí y ahora.

    Además, Él siempre ha estado íntimamente en nuestro interior, donde vive y participa de las experiencias de cada uno de sus hijos. Respeta absolutamente la libertad con la que nos dotó y, solo de vez en cuando, se expresa en forma sensible con quienes Él lo desea, para sus fines, que son inescrutables. Testimonios de esto hay muchos con todos los grados de importancia, desde los más simples hasta los más elevados y complejos, como por ejemplo, cuando habló por Zoroastro (Zaratustra), cuyos mensajes en forma de Gathas Métricas (salmos) quedaron plasmados para la eternidad, como parte de las escrituras sagradas del Avesta. De ellas, en Persia, surgió el zoroastrismo, del cual, hasta nuestros días, su dios Mitra pervive en la personalidad de Jesucristo que no es, definitivamente la de Jashua bar Yehudá o, como lo conocemos a través de la Iglesia católica, Jesús de Nazaret.

    De igual manera, creo que lo hizo con Abran, quien después de renovar el pacto con Dios cambió su nombre por Abraham, padre común de árabes y judíos.

    Dada la profundidad y exactitud de las enseñanzas de Hermes Trismegisto, no es remoto que se deriven de las enseñanzas directas del Creador.

    No quiero profundizar en esto, solamente lo cito como el ejemplo que ilustre su factibilidad. En esta modesta obra, pongo a la consideración del público abierto lo que creo, de buena fe, que se trata de auténticos mensajes del Señor Dios Padre Todopoderoso que tuvo a bien dictarme a mi petición. Desde mi propia perspectiva, la importancia de estos mensajes se debe a su origen, y a que no pretenden, de ninguna manera, marcar el rumbo de la humanidad, como ha ocurrido otras veces, sino que solamente se presenta y nos hace conocer algunas de sus cualidades personales, las reglas y limitaciones en nuestra vida personal y en nuestra relación con Él. Como dije, la importancia, y lo que me maravilla, es que se haya dignado a hablar, aunque el mensaje en sí no sea de tanta trascendencia en cuanto a que quisiera efectuar algún cambio importante en la humanidad.

    Asimismo, la Iglesia católica, que se quedó petrificada viviendo en sus glorias del pasado, cuando era el Imperio romano, o mejor dicho, el Sacro Imperio romano que verdaderamente fue por más de 1000 años. Como si tuviera miedo de despertar, como si quisiera que nada cambiara y conservar su hegemonía en el poder del mundo, en el dominio material, ostentoso, como aquel catrín venido a menos, pero que sigue usando sus vestimentas, levita, bastón y birrete y su estilo de vida, cubriendo apariencias, aunque sus arcas estén vacías. Así, los prelados de la iglesia continúan usando sus vetustos ropajes para cuya justificación les otorga un artificial carácter sagrado, como si para Dios tuvieran algún valor. Yo no sé, sinceramente, si saben o fingen demencia de que mucho de eso, la mayoría corresponden al ritual mitraico, hasta el gorro frigio que usa el papa, los cardenales y los obispos lo siguen llamando la mitra. Yo creo que si Jesús de Nazaret, en cuyo nombre hacen todos esos rituales, que más bien es actuación teatral, tuviera la oportunidad de verlos se avergonzaría, y no puedo imaginar la magnitud de su decepción y, peor aún, si pudiera reconocer eso como su obra. Me viene a la mente un cuento al respecto y, aunque es un poco irreverente, con el perdón de los protagonistas lo voy a narrar:

    Dicen que estaban en el cielo la Virgen María y San José viendo hacia la tierra cuando, de pronto, aparece el papa, a quien llevan en andas, bajo un enorme palio de finísimos brocados, rodeado de una multitud de cardenales y obispos que le echan incienso, con una gran fastuosidad; en ese momento pregunta San José a la Virgen: ¿Te acuerdas, María? Ese negocito lo iniciamos tú y yo con un burrito, y mira hasta donde ha llegado.

    Pareciera que el alto clero está fuera de todas las proporciones. Pero eso no es lo importante, aunque refleja bastante bien lo que pasa con la religión que administran; realmente no les importa que esté fundada, diseñada y estructurada en verdaderos mitos y leyendas que nada tienen que ver con la verdad, que la personalidad y la divinidad misma de Jesucristo hayan sido construidas, primero por los inventos y sueños epilépticos de Saulo, el tan amado y venerado por la Iglesia, San Pablo. Y, posteriormente, por los intereses de un soberbio, ebrio de poder, el emperador Constantino I el Grande, por cuya voluntad se declaró a Jesucristo consustancial con el Dios invisible, lo cual me parece una aberración, aunque se refiera a la persona misma de Jesús.

    Con todo, sé que eso es molesto, casi doloroso, pero no es lo peor que hace la Iglesia católica con su feligresía; lo peor es que se ha desplazado al verdadero Dios, al único que es, ha sido y será por siempre. El único autor y dueño de todo cuanto existe en el universo y a quien debemos todo honor y toda gloria, al interponer la figura de ese Jesucristo inventado a quien, además, lo presentan como a un mártir, lacerado y agónico, como que así quisieran despertar la conmiseración y, peor aún como la han manejado, la culpa, en tal forma que atrapan a la gente por el sentimiento. De la misma forma manejan un sinnúmero de santos, todos rodeados de melosas y lastimeras leyendas, a los cuales la gente está pegada por su devoción; preponderantemente, a las diferentes formas de representación de la Virgen María, también rodeadas de leyendas amorosas.

    Por su exagerada veneración a la Virgen María, la Iglesia es más mariana que cristiana, pues la figura de la madre enternece; (como ya se analizó en mi libro:San Pablo, Jesucristo y el Cristianismo), María I, la madre de Jesús, fue a la vez madre de diez hijos con dos esposos y nada tuvo que ver con el tal San José.

    Todo esto ha alejado tanto al hombre del verdadero Dios, que apenas si ocasionalmente se acuerda de su ser, aunque Dios mismo viva dentro de cada uno de sus hijos, con la esperanza de que lo amen, lo añoren y lo llamen Padre. Y todo gracias a la Santa Madre Iglesia, más ocupada de sus intereses terrenales que de sus deberes espirituales, transitando por caminos equivocados.

    Si lo aquí escrito te parece digno de invertirle un poco de tu tiempo, esperando encontrar algo útil, pues adelante; con que te deje inquietudes y motivos para pensar me conformo.

    PERMÍTANME DECIR

    ALGO DE MÍ.

    Si voy a tratar de mostrar mis convicciones al respecto, es necesario que les diga un poco de mi, aunque sea lo indispensable para facilitarles la comprensión del fundamento de mis pensamientos; así como el porqué y el camino que me llevaron a estas conclusiones. Al hacerlo, no pretendo convencerlos de nada, si alguien tiene sus motivos para identificarse con lo que digo, esa es su responsabilidad, ya que, no pretendo convencer ni cambiar la vida de nadie. Con esto les estoy mostrando lo más profundo de mi respeto y la garantía de que mi relato no es tendencioso y, por tanto, no tiene ulteriores intenciones.

    Yo nací en 1933 en un pequeño y polvoriento poblado en el norte del estado de Durango, México. Diría que era un lugar aislado y abandonado a su destino. Los 2000 habitantes de mi pueblo, vivíamos modestamente un poco del cultivo de la tierra, unos cuantos del comercio local, otros de la política y de la administración de los asuntos municipales, mi padre era mecánico y tenía un camioncito viejo, en el que, junto con otros tres o cuatro vecinos, que acarreaban, igual que él, metal de mercurio de un mineral en la sierra hasta la estación del tren que llegaba a otro pueblo cercano. Así transcurrieron los primeros seis o siete años de mi vida, hasta que mi padre, buscando mejores horizontes se fue del poblado y nunca más regresó. Mi madre, con siete hijos como herencia, se las ingenió para alimentarnos y educarnos; haciendo flores de papel y de tela, vendiendo sus ramos y coronas para los muertos y así hizo de todo para ganarse la vida y nuestra subsistencia. Se convirtió en profesora rural de la federación, por lo que anduvimos por las pequeñas rancherías del norte del Estado, por muchos años. Conforme fuimos creciendo, a cada uno en su tiempo, le dijo lo mismo. No tenemos nada, no hay nada de lo que puedan vivir con dignidad, lo único que puedo heredarles es lo que cada uno pueda hacer por sí mismo, yo los sostendré en sus estudios hasta donde me sea posible, pero son ustedes los que lo deberán hacer. En esos años, el país estaba viviendo el despertar postrevolucionario iniciado por el gobierno del General Don Lázaro Cárdenas del Río, que tanto bien hizo por la población rural del país creando, entre otras muchas cosas, las Escuelas con Internado; las Prácticas de Agricultura, las Normales Rurales, el Instituto Politécnico Nacional, La reorganización y coordinación de la Escuela de Agricultura de Chapingo, la de Champusco, y tantas otras. Yo fui uno de sus beneficiarios. Terminé mis estudios de primaria en la Escuela Práctica de Agricultura de J. Guadalupe Aguilera en Durango, continué en el Instituto Tecnológico de Durango, estudié en la Escuela Normal Rural de Salaices, Chihuahua, trabajé como profesor rural en el Estado de Durango, cursé la Preparatoria con Bachillerato de Medicina en la Escuela de Agua Caliente con Internado en Tijuana, Baja California, en cuya ciudad, además fui profesor de Primaria Urbana y hasta me tocó la suerte, cuando tenía apenas 21 años de edad, ser el primer Director de la Escuela Primaria Francisco González Bocanegra con 17 profesores auxiliares, en Tecate, Baja California. Pasé a la Facultad Nacional de Medicina en la Ciudad de México, Distrito Federal, apoyándome en el Pentatlón Deportivo Militar Universitario, donde estudié la carrera de Médico Cirujano y Partero. Cuando terminé mis estudios ya me había casado y tenía cinco hijos, por lo cual durante algunos años, todos los que me fueron posibles, fui profesor Normalista Urbano Titulado en algunas escuelas primarias del D. F.

    Todo este tiempo, desde mi nacimiento hasta los 30 años de edad, fui católico como, la mayoría de las personas del pueblo mexicano, todos los sacramentos, misa dominical, etc., nada especial, miembro del Movimiento Familiar Cristiano por nueve años, etc. Hasta que un buen día, acudí, como era ya acostumbrado, a un retiro espiritual previo a la Semana Santa, nada del otro mundo; pero ese año ese retiro estuvo a cargo de algunos jerarcas de la Iglesia, de rango alto, cuyos nombres he olvidado; pero que nos dieron una sacudida espiritual bastante intensa, eran excelentes oradores y manejaban bastante bien los sentimientos y la culpa de una audiencia sumisa casi deprimida. En los descansos entre un orador y otro el grupo salía a descansar y a tomar algo de agua o alimento; la mayoría caminaba por el patio con la mirada perdida clavada en el piso, con las manos en los bolsillos acariciando al crucifijo de bolsillo mientras rodaban por sus mejillas chicos lagrimones y se les veía que se sentían menos que una cucaracha pisoteada. Uno de los asistentes, se fue al otro lado y jamás regresó, se quedó viviendo como un místico predicador. El estado depresivo era casi general. Yo, me revelaba, algo dentro de mi me decía que las cosas no podían ser así y, llegué a la conclusión de que si eso era la religión Católica, no valía la pena seguirla.

    Desde ese momento, cuando tenía unos 35 años de edad y era padre de una numerosa familia, seis hijos en total, todavía un poco después llegó uno más; tomé la decisión de hacer un alto en el camino con respecto a la religión y me propuse investigar, por mis propios medios, ¿QUÉ HAY ENTRE DIOS Y EL HOMBRE?

    Al principio hurgaba en la Biblia, que creía de buena fe como me lo habían enseñado, que era el libro de la Revelación Divina y, si lo era, seguramente la verdad estaba contenida en sus líneas; por tanto la leía y releía y nada que podía sacar en claro, por más que en los nueve años que estuvimos en el Movimiento Familiar Cristiano parte de los estudios era, precisamente cursillos bíblicos; hasta que llegué a la conclusión de que ese no era el camino y decidí buscar otros que me dieran mayor luz, por lo tanto empecé por derribar mis paradigmas, es decir borrar todos los parámetros con los que yo conocía y entendía a mi mundo espiritual, especialmente en los aspectos religiosos y me quedé en blanco, ya nada para mí era verdad ni mentira, cuanta cosa me cuestionaba estaba en la obligación de averiguarla hasta obtener una respuesta o significado válido para mí.

    Así empecé a vagar por las distintas iglesias, primero las derivadas del mismo cristianismo, todas las formas de protestantes y, tratar de entender porqué eran diferentes o que aspectos de la Iglesia Católica rechazaban, cómo eran sus rituales, etc.; todo este trabajo fue bastante estéril, porque no encontré mayor cosa que valiera la pena. Después me propuse hacer acopio de todas las religiones en el mundo y en todos los tiempos, procurando llegar lo más al fondo posible, cuestionando sus dogmas y textos donde se sustentan. Probablemente esta tarea ocupó unos ocho a diez años de mi vida; en algunas de ellas encontré cosas interesantes, con las que fui poco a poco estructurando algo que me pareció coherente, especialmente en las enseñanzas atribuidas a Hermes Trismegisto y las de Zaratustra a quien los griegos convirtieron en Zoroastro, aunque iranio es muy importante en el Hinduismo, a quienes consideré como iniciadores del concepto monoteísta de las religiones y fundadores de otras religiones antiguas, especialmente del medio y lejano oriente.

    Dentro de las iglesias más o menos cristianas, aunque no sean muy reconocidas por la iglesia católica, que era siempre mi referencia, encontré una, que es la Espiritualista Trinitaria Mariana y me aficioné a un templo donde la médium que daba las cátedras, era una persona avanzada en edad, llamada María Amparo, probablemente de más de noventa años, estaba ya muy deteriorada en sus capacidades organísmicas, la llevaban casi en andas; pero, en el momento de posesionarse para dictar la cátedra se transformaba, se erguía y empezaba su discurso, según eso era el mismo Jesucristo quien se posesionaba de ella y hablaba a través de su persona. Sus cátedras duraban cerca de una hora y eran muy emotivas, conceptuosas y bellas. Entre los feligreses había una persona, también ya mayor, que era jubilado de alguna dependencia del gobierno, pero que tenía ya años asiduo a tales ceremonias y gravaba las cátedras, después las transcribía y las vendía. Con ellas había ya formado siete tomos y yo se los compre todos y los leí, cosa que me gustó bastante. Me inquietaban mucho las prácticas mediúmicas, pero nunca las practiqué ni intenté aprenderlas.

    Aunque accidentalmente conocí la Tabla, esa a la que se le llama la guija, ya que una de mis hijas quiso comprarla como un juguete y así la usamos; mediante ella en familia, vivimos muchas experiencias, llegó a ser como algo habitual en la casa y, hubo con ella toda clase de experiencias, buenas y malas, algunas muy malas; pero llegué a entender bastante de su funcionamiento y significados. Yo nunca pude hacer que se moviera la manita, pero uno de mis hijos tenía mucha facilidad para moverla y, a través de él nos daba muchos mensajes, pero nunca la tomé en serio y menos aún como una fuente de de información seria, aunque sí me convencí de que era un medio para comunicar con el mundo espiritual y, la misma guija me enseñó que eso era como un teléfono y que la calidad de la comunicación dependía de la calidad de los comunicantes y no del instrumento.

    De esas experiencias me quedó una inquietud, basada en un razonamiento muy simple, el cual me sirvió mucho para mis investigaciones en lo sucesivo. Ese razonamiento fue: SI DIOS ES EL ESPIRITU UNIVERSAL Y EL HOMBRE FUE HECHO A SU IMAGEN Y SEMEJANZA, LUEGO ENTONCES EL HOMBRE ES EL ESPIRITU HUMANO. A partir de ahí, encontré un nuevo filón, una nueva forma de estudiar el problema. Yo no podía saber cómo era Dios para que, por su similitud, saber lo que era el hombre, ya que eran uno a imagen del otro y, por lo tanto iguales, toda proporción guardada; pero entendiendo la naturaleza humana se podría intuir la naturaleza de su Creador.

    Tardé mucho, años, tal vez, metido en toda clase de zarandajas en torno a estos razonamientos. Yo nunca pude mover la guija pero si, poco a poco y sin guía alguna, empecé a desarrollar la escritura automática; al principio insegura, errática; me encontraba como atrapado en el humor negro de no sé cuantas entidades espirituales que jugaban conmigo y con mi ingenua imaginación y con mi ignorancia; pero yo no me daba por vencido y poco a poco fui tomando control y aprendiendo a diferenciar lo serio de lo engañoso.

    Un día, una de mis hijas, estaba muy pequeña, unos ocho años, ahora ya casi es abuela, estaba llorando desconsolada y no quería decir la causa, cuando se le preguntaba intensificaba su llanto, hasta que mi esposa, se acercó a ella con mucho afecto y comedimiento y hablaron, mi hija se abrió y le dijo que estaba muy triste porque todos, mi esposa, yo y sus hermanos nos íbamos a morir y se iba a quedar solita. Mi esposa la convenció de que eso no era verdad y le recomendó que no jugaran ya con la tabla. Ese incidente pasó pero a mí me quedó cierta cosa que me inquietaba, hasta que, nuevamente surgió otro razonamiento que reencausó mi rumbo: SI LA TABLA ES UN MEDIO PARA COMUNICARSE CON EL MUNDO ESPIRITUAL Y DIOS ES EL ESPIRITU UNIVERSAL POR EXCELENCIA, LUEGO ENTONCES LA TABLA PUEDE SERVIR PARA COMUNICARSE CON DIOS. Otra vez a buscarle la forma y nuevamente a intentarlo.

    De esas nuevas experiencias, saqué muchas cosas muy importantes; cuando pudimos ya precisar la comunicación segura con una entidad que nos dijo ser Jesucristo cosa que yo dudaba, con base en mis primeras

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1