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Recreo En Víspera De Un Réquien: Vertiente De Los Ríos Del Atlántico Chocoano
Recreo En Víspera De Un Réquien: Vertiente De Los Ríos Del Atlántico Chocoano
Recreo En Víspera De Un Réquien: Vertiente De Los Ríos Del Atlántico Chocoano
Libro electrónico315 páginas2 horas

Recreo En Víspera De Un Réquien: Vertiente De Los Ríos Del Atlántico Chocoano

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Yo no he decidido tener como leit-motiv al agua en lo que escribo. Desde muy temprana edad conoc que la regin mas cargada de agua en el mundo era Ranchipur en la India y la segunda el Choco en Colombia nico lugar en Sur Amrica que tiene costas en los dos ocanos.
Como hija suya, su esencia va corriendo en mi sangre con su alegra, su tristeza y su tranquilidad que va de igual manera al alma rusa.
El agua para mi tiene un encanto un misterio una dacin inenarrable; el agua es vida; el agua la encontramos slida, la vemos en el hielo, en la escarcha; el agua es lquida la vemos en la lluvia en los ros en los mares en los lagos en las nubes y en el roco.
El agua es gaseosa, la tenemos en el vapor; el agua es vida y est presente en todos los organismos, es un disolvente universal.
Es jugo obtenido por disolucin, destilacin e infusin, esta se obtiene como agua de rosa de asahar etc.
De agua son los visos que hacen las piedras preciosas, algunas plumas, algunas telas, las vetas que presentan las maderas las cuales proceden de los radios medulares, las seales del mrmol y de las rocas; en las zanjas duermen las aguas como en los caos.
El perfume es agua con esencias aromticas, agua es la que forman las molculas del cuerpo, ella es indispensable para que se formen los cristales.
La que procede de los distintos meteoros, la que brota naturalmente de la tierra, las lgrimas son agua.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento27 ago 2013
ISBN9781463342937
Recreo En Víspera De Un Réquien: Vertiente De Los Ríos Del Atlántico Chocoano
Autor

Luz Colombia Zarkanchenko

Nací en Istmina Chocó Colombia, mi padre fue un ruso, que llegó como exiliado a Argentina con otros compatriotas. Con el despertar del oro y el platino en el departamento del Chocó, se dejó conquistar por el anhelo de hacerse rico y partió para Colombia, al Chocó, como hicieron otros extranjeros. Mi madre fue una chocoana, quien murió pronto. Tengo cuatro hermanos, dos de mi padre y dos de mi madre. Hasta el día que me muera, estaré muy agradecida por el amor, cuidado y educación que me proporcionó una prima, María de los Angeles Asprilla, quien me crió como la hermana mayor de sus hijos. A mi padre, a quien recuerdo con mucha nostalgia, especialmente por todo lo que nos quisimos. El murió en mis brazos en corro de mis hijos. Su nombre era Jacobo Andrievich Zajarchenko Karapetoff, ciudadano de Ukrania; controlaba en el ejército del Zar, las provisiones que salían de Georgia para Siberia, el de mi madre Saturia Mosquera, nacida en el Departamento del Chocó chocoana, colombiana. Nací, el 3 de Diciembre de 1931, en Istmina, un pueblo capital de la provincia del San Juan, a la orilla del río del mismo nombre en el Chocó. Mis estudios primarios los realicé en la Escuela Anexa de la Normal de Señoritas de Istmina y dos más en la normal para obtener el título de Maestra Rural. Faltándome un año para terminar, el Señor Intendente de la Intendencia del Chocó, me adjudicó una beca para continuar estudios en el Instituto Pedagógico de Quibdo, la capital. Allí recibí el título de Institutora. Al año siguiente de graduarme, en febrero, me casé con Emiro González, quien es médico. Trabajé mientras él hacía su carrera en Víllavicencio, como directora de la Escuela San Femando, de esta ciudad, como todos los llanos orientales acabada de pacificar el General Rojas Pinilla. Allí estuve 4 años donde me nacieron dos hijos; uno, el mayor nació en Buenaventura, y el último en Bogotá donde trabajé también como directora inauguradora de la Escuela Naciones Unidas. Luego pasé a Buenaventura donde mi esposo ejercía como médico. En este lugar fui profesora de español por un corto tiempo del colegio de señoritas Pascual de Andagoya, fui presidenta de la escuela de folclor del Pacífico, cuyo director era el folclorista Teófilo Potes. Fui integrante y Capitana del Cuerpo femenino de Bomberos. Aquí llegué a vivir 9 años, al final de los cuales me trasladé a vivir a Bogotá con mis hijos. En Bogotá, ejercí como profesora de segunda enseñanza de literatura e historia en el colegio Theilard de Chardin. También ejercí como Directora de la Corporación para el desarrollo de los pueblos del Pacífico, fui integrante del grupo político del Senador Ramón Lozano Gárces, con ese grupo alcancé a ser Alcaldesa de Quibdo, Gobernadora del Chocó y electa Representante a la Cámara por el partido Liberal, fui nombrada diplomática con el cargo de Primera Secretaria encargada de Asuntos Culturales en Varsovia, Polonia en época del doctor Turbay Ayala. Otros estudios: Hice un curso de literatura Hispano Americana en el Caro y Cuervo, sin concluir, porque me salió la beca para estudios en Moscú. Allí estudie en la Universidad Lomonosov, lengua rusa y literatura soviética. En Bogotá, en la Universidad Santo Tomás, hice dos años y medio de derecho, un año de antropología en la Universidad para la Ciencia Humana, de los hermanos Zabala. Tengo 19 años de vivir en Miami, soy ciudadana. He visitado varios países: México, Panamá y Canadá, España, Francia, algunos países de la Unión Soviética, etc. Tengo un hijo Psiquiátra, quien trabaja en Nuevo México, casado con Cubana, una nieta y dos biznietos, un hijo muerto y dos que viven conmigo, una arquitecta y otro quien trabaja en transportes. Soy una madre divorciada civilmente. Cuando fuí gobernadora, publiqué para promover a Bahía Solano como Puerto Alterno del Pacífico, mi primer libro de poesía titulado ‘’Momento de Luz Acuátil”. Mi segundo libro es este “Recreo en Vísperas de un réquiem”. Tengo además, otro libro a la cuenca del San Juan, otro al Baudó y a los que desembocan en el Pacífico Colombiano y para terminar con el agua, otro de los ríos que desembocan en el golfo de Urabá y en el Atlántico Chocoano. Momento a la Madre, libro de los hijos y de las hijas. Un gran libro a los Caracoles, otros a Las Flores, al Alba, al Medio día, a La Tarde, a la Noche, a mis dos razas, al invierno, a la primavera, al verano, al otoño y momentos en el Cosmos; estos los escribí con las remembranzas de las estaciones de la Unión Soviética y Polonia. He escrito relatos y cuentos sin publicar de origen chocoano.

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    Recreo En Víspera De Un Réquien - Luz Colombia Zarkanchenko

    Copyright © 2013 por Luz Colombia Zarkanchenko.

    Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:   2012921280

    ISBN:   Tapa Dura               978-1-4633-4294-4

                 Tapa Blanda             978-1-4633-4292-0

                 Libro Electrónico   978-1-4633-4293-7

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Las opiniones expresadas en este trabajo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente las opiniones del editor. La editorial se exime de cualquier responsabilidad derivada de las mismas.

    Fecha de revisión: 08/24/2013

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    Fax: 01.812.355.1576

    ventas@palibrio.com

    368406

    Índice

    El manicomio del viento

    Reliquia son tus piedras

    Mi corazón lo tiene el río

    Rasgadas por la brisa

    Va recogiendo balbuceos de alba

    Minifundio de la luz viajera

    Como si estuvieran muerta,

    Acuátil campana

    Soledad quebrantada

    Como da…recibe a la gratisdata

    Los ríos como el hombre

    Sea el silencio tu acuátil veste

    Arrastrada medusa

    Agua ingeniosa y pertinaz

    Cuando rompe el alba

    Un supermercado de alegrías y placer

    El río sueña… sigue soñando el río

    La inaudible música del alma

    Desde lo alto del cielo cobalto

    Las ventrílocuas notas

    Joyel de los tesoros natíos

    Las aguas no entendían

    Se deslizan con fragor

    Sea el silencio tu acuátil veste

    Bajo su lene cristal

    Alma de titilante luz

    Gato por liebre

    En tu miedo no te azogues

    Donde mi alma se haya anclada

    Bandola de plata arcana

    Chitacallan los luceros

    En ti se deshilvanó toda elocuencia

    Mi anteclásica voz

    Ceniza de oro tibio

    Como tenue albecí

    ¡Hermosura…! ¡Hermosura…!

    Tu cielo se vuelve rojo

    Barítono entre la arboleda

    Trina un arrendajo

    De la luz… ¡Humana eclosión!…

    Tu belleza va más allá de tu otrosí

    Estirpe de dulzura clara

    Cuando está sombría y tristemente sola

    Curtida de alharacas

    El canto de las medusas

    La tarde fue cortada antes de tiempo

    Las redes de tu silencio

    Premisa de la canción

    La sonrisa de la luz agreste

    Su constante variedad

    La lluvia trae una canción celeste

    El agua tiene su luz presa

    Se ebriedece la noche

    Paraíso y biblioteca

    En el celeste trémulo

    Sus rehalas de claridades

    Vichura que se abre a la sazón

    Acuátil ustorio del agua

    Costumbre nauta

    Zincitados ramilletes de carambolí

    Lámina de oro dulce

    Agua que abraza y que da besos

    Cual si fueras hidromiel

    Licuefacta estrella

    Fluvial y alargado cometa

    as de fuego y de sangre

    De pasión ondeas al sol

    Cristalina osamenta

    De noche y de día

    Deleitosa charola frutal

    Del silbido de Dios…hebrita

    El balbuceo del alba

    Río plácido y solaz

    Con la sapidez de tus aguas

    Peregrina mariposa

    Pequeño calabacín

    La celeste alba colorida va a llegar

    Congénere del agua vibrátil

    De la confidencia eres alhaja

    De impúber topacio lleva un flequillo

    Colmena de lentitud

    Duerme en un paréntesis

    Con tus vándalas tropas

    Zarandilla del agua fiel

    El jaspeado crepúsculo

    Lo que brota de los ojos de la noche

    Los grumetes de la quimera

    Las coces de la belleza

    Los enredó en su desnudo pecho

    Cuando cantas…no cantas solo

    De la luz amalgama

    Envuelto en sutil poesía

    De la pluvia cristalina

    Eres como mi raza

    Enmudecidos por el lejano azul

    Pisinga de agua clara, Río Tumarandó

    Saltando piedra sobre piedra

    Agua, hija de la paz

    Seca de lumbre amanecida

    Luces licuadas

    Liquidámbar del alma

    Río de flor y de oro

    Combustión de amor

    La luz de tus aguas titila

    Sin cortapisa

    Tristes endechas

    Las garzas del agua

    Con su hábito de sombras

    Encapilladas en su música sorda

    A los soles vespertinos testimonia

    De adumbras ilesa

    Para aumentar tu orgullo

    Eres zaguán del sol

    Eres del alma su cadenita

    Clava sus rayos corí

    Entre el tibio neblinaje

    Con tiaras de diamantes sencillos

    Río de la desolación

    Canta el sinsonte

    Como brillante alud

    Aguadas plumas

    El abismo silbaba como el río

    Fragorosa paz

    La Chocosana

    Vocabulario

    El manicomio del viento

    Río Jaitámpora

    Ramillete de rocíos frescos,

    Hialina melancolía entre los arabescos

    Eran las pompas que el silencio lucía;

    Los trigales del sol insurrecto

    Desgranaban sus espigas de oro

    Con sus dedos que lucían

    Como etéreas lámparas de argento.

    Los rocíos volaban con sus alas de cristal invisible

    Mientras un indio jaibaná tocaba su tambor

    Hacia la abierta jaula de la dulzura acuátil;

    Alambres inasibles englobaban el vacío

    Que cargaba la humedad, haciendo pesado

    El terráqueo cuerpo del sensible alcahaz

    Con su intocable vestido de color apacible

                      Y rango sensual.

    El ambulante manicomio del viento,

    Nómada que no se cansa de merodear por aquí,

    De husmear por allá y de asistir a los cónclaves

    Del infinito azul de los falsos silencios,

    Excitando los aromas de las axilas terrígenas,

    Regando los perfumes de las florígenas corolas

    Llegó hasta ti, Río Jaitámpora con orquestas

    Que rasgaban los cielos con su constante

    Y argenta luz, con la mina de su fulguración abierta.

    Los recuerdos desde los múltiples puertos del fulgor

    Del día, los sucesos acontecidos, regresaron…

    Y al llegar…anclaron en el muelle de la lejanía,

    Del ensueño azul con un leve y manso aliento;

    Y allí, desde el transparente y soleado trono de la luz,

    Donde claudican los vencidos rayos de la umbría,

    Esperé que tus aguas acogieran las sombras

    Con su piel de abenuz, con su grito sin voz,

    Con la alegría de su existir sin corazón.

    Y pasó el tiempo sobre tu clara corriente,

    Y yo…estaba allí sosteniendo la negación de mi luz

    Con las manos abiertas, con las pupilas fijas

    En el camino por donde transitaba sobre tus serenas

    Hasta el inalcanzable bajel que corría al infinito.

    Y estuve en las sombras, de tu noche instaurada,

    En el preciso tiempo de su ciclo con precisión cumplido.

    Y estuve allí cuando apareció por el oriente

    El astral erizo donde empezó a clavar

    Sus ballestas de rútilo, de refulgencia azul

    En tus aguas que bajo su sinuosidad dormían.

    Allí donde Dios acompaña a tus aguas cada día,

    Y sin altivez y sin soberbia, clava amoroso

    La invisible asta de su bandera

                       De esplendidez egregia.

    Allí en la alta dignidad de tu azul claridad,

    Inauguré nostalgias, miles nostalgias al momento,

    Anticipándole a mis claras notas, a mis deseos claudicados,

    A mis efímeras alegrías, a mi llanto interior;

    Algo me hacía falta de verdad…algo que me hiciera

    Un corazón y una memoria nueva, un recuerdo…

    ¿Una quimera?… ¿un vacío de amor manifiesto?.

    ¿Un deseo inexorable de besar el silencio

    En la clausura de una boca que espera cerrada,

    Que tus aguas la abran para vivificarla,

    Para tonificarla, para dejarla casi nueva,

    Ahogando el valor de la queja que produce la ausencia,

    De tus aguas en el cuerpo, su fuerza salvadora,

    Para destruir el vacío de lo que ya no era,

    De lo que fue otrora,

    De todo lo que había sido real…mintiendo,

    Astado en la rica burla de las acciones…las palabras,

    La larga ausencia de sus falsos labios,

    La captación de su verdadero precio.

    Pero todos estos acuátiles versos…

                               No son más…

                               No son más…

                               No son más…

    Que de una quimera, un deseo reverso.

    Reliquia son tus piedras

    Río Jajarandó

    Tu profunda claridad,

    Es la boca abierta de las albas diarias,

    Tu tranquilidad es mi amiga,

    Soñada desde siempre;

    Bien sé que tus pasos

    No vuelven a pasar donde ya han tocado;

    Reliquia son tus piedras y las leyendas

    De sus constantes y diarias epopeyas

    De tu ilustre, histórico e ignorado pasado.

    El agua de tu cauce a diario,

    Va olfateando el matutino crepúsculo

    Para llenar su cuerpo de tibieza;

    Eres pura al final y también

    Donde tu ruta con timidez empieza;

    Tus pupilas las multiplica el azul celeste,

    Como copas hambrientas

                            Del dulzor campestre.

    Tus aguas no vuelven a lisonjear las piedras

    Que al pasar ya alegres las han adulado,

    Las olas van tejiendo el panal

    Donde la espuma deposita la miel

    Que la dulzura con sus papilas ha fabricado.

    Tu transparencia está hecha

    De la filigrana que hace la luz

    Cuando deja la oscuridad maltrecha.

    Río Jajarandó, naces en un sitio

    De las tranquilas tierras del municipio de Bagadó,

    Donde el barro y las piedras te crearon,

    Y donde mientras tus aguas caminan,

    Lisonjeando al ardiente y tórrido sol,

    En tus orillas una rana va haciendo un ruido

    Parecido al Do, con el cual el catio te bautizó,

    Hasta que al Andágueda entregas tus aguas,

    Con esa batrácea y repetida canción.

    Mi corazón lo tiene el río

    Charco Jambakaboda

    Sé que como yo…

    Tú también me amas,

    Que cuando me recuerdas,

    Mi presencia, nostálgico reclamas;

    Que entre tu desconsuelo,

    Mis mimos ardorosos llamas

    Sin ningún recelo,

    Porque mis manos al acariciarte,

    Fueron rosas hechas llamas;

    Sé que en uno de tus remolinos

    Encontraste mi corazón

    Haciendo importante parte

    De tu fresco albedrío;

    Allí estaban sus trizas

    Cortadas en lascas menuditas;

    En tu delirio pródigo

    Estaba mi corazón

    Sellando sus rótulos

    En tus aguas claras,

    Estaba como un ósculo,

    Que dejaba en cada brizna

    De tu belleza avara,

    Sus leales y sensibles cómputos;

    Yo sé que al recordarme lloras,

    Yo sé que en las obscuras noches

    O en las claras auroras,

    Bien sea en las navegantes esloras,

    O en las luces de mis recuerdos,

                             Promotoras,

    Tratas de aunar todas las lascas

    De mi corazón que en tus aguas vivas

    Aún te adoran;

    Lo que no sé es cómo yo vivo con el corazón

    Hecho pedazos y con este baldío interior,

    Andando como un nauta,

    Perdido entre tus sombras

    Si los ripios de mi corazón herido

    Están presos en los acuosos

    Ventrículos de tu charco, buen río.

    Río Jambakaboda,

    Los indios te bautizaron

    Con el juego de una canoa,

    Que en su fondo llevaba escondidos

    Disímiles elementos de comida

    Y que en el remolino de tu charco

    Jamás se movía, nunca de allí se iba.

    Que tu nombre surgió de esa circunstancia:

    Jampa que en Katio significa canoa

    Y kaboda comida, de allí nació

    Jambakaboda,

    Charco que veo en mi memoria

    Donde circunvalan las canoas

    Moviéndose constante en la distancia.

    Río Jambakaboda,

    Todos los días celebras con luz…

    Inmemorables y celestes bodas.

    Rasgadas por la brisa

    Río Jambaradó, Quebrada del Municipio de Urrao (Antioquia) desemboca en el Arquía

    Las cuerdas de tus aguas rasgadas por la brisa

    Desprenden una música que no mantiene prisa;

    El cuerpo de tus aguas, que nacen en Antioquia,

    Tiene alas infinitas que vibran suavemente,

    El viento alegre las agita, y hasta morir en el Arquía,

    Con diáfano lirismo, rizadas se precipitan;

    El sabor de tus aguas tiene una sapidez a uvas

    Y cuando alguien las toma, su recuerdo no trunca,

    Su leve acidez no la olvida ni la deja atrás nunca,

    Con azúcares murmura y con tu nombre catio Canoa,

    El aire de tus aguas canta canciones sonoras.

    Quien las ha oído alguna vez…

    Volver a ti siempre pronto espera, constante procura.

    El recordar tus aguas y pronunciar su nombre,

    Adelgaza la acuátil voz y la hace trémula,

    Sobre su temblor le crecen diáfanos copos

    De

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