Recreo En Víspera De Un Réquien: Vertiente De Los Ríos Del Atlántico Chocoano
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Como hija suya, su esencia va corriendo en mi sangre con su alegra, su tristeza y su tranquilidad que va de igual manera al alma rusa.
El agua para mi tiene un encanto un misterio una dacin inenarrable; el agua es vida; el agua la encontramos slida, la vemos en el hielo, en la escarcha; el agua es lquida la vemos en la lluvia en los ros en los mares en los lagos en las nubes y en el roco.
El agua es gaseosa, la tenemos en el vapor; el agua es vida y est presente en todos los organismos, es un disolvente universal.
Es jugo obtenido por disolucin, destilacin e infusin, esta se obtiene como agua de rosa de asahar etc.
De agua son los visos que hacen las piedras preciosas, algunas plumas, algunas telas, las vetas que presentan las maderas las cuales proceden de los radios medulares, las seales del mrmol y de las rocas; en las zanjas duermen las aguas como en los caos.
El perfume es agua con esencias aromticas, agua es la que forman las molculas del cuerpo, ella es indispensable para que se formen los cristales.
La que procede de los distintos meteoros, la que brota naturalmente de la tierra, las lgrimas son agua.
Luz Colombia Zarkanchenko
Nací en Istmina Chocó Colombia, mi padre fue un ruso, que llegó como exiliado a Argentina con otros compatriotas. Con el despertar del oro y el platino en el departamento del Chocó, se dejó conquistar por el anhelo de hacerse rico y partió para Colombia, al Chocó, como hicieron otros extranjeros. Mi madre fue una chocoana, quien murió pronto. Tengo cuatro hermanos, dos de mi padre y dos de mi madre. Hasta el día que me muera, estaré muy agradecida por el amor, cuidado y educación que me proporcionó una prima, María de los Angeles Asprilla, quien me crió como la hermana mayor de sus hijos. A mi padre, a quien recuerdo con mucha nostalgia, especialmente por todo lo que nos quisimos. El murió en mis brazos en corro de mis hijos. Su nombre era Jacobo Andrievich Zajarchenko Karapetoff, ciudadano de Ukrania; controlaba en el ejército del Zar, las provisiones que salían de Georgia para Siberia, el de mi madre Saturia Mosquera, nacida en el Departamento del Chocó chocoana, colombiana. Nací, el 3 de Diciembre de 1931, en Istmina, un pueblo capital de la provincia del San Juan, a la orilla del río del mismo nombre en el Chocó. Mis estudios primarios los realicé en la Escuela Anexa de la Normal de Señoritas de Istmina y dos más en la normal para obtener el título de Maestra Rural. Faltándome un año para terminar, el Señor Intendente de la Intendencia del Chocó, me adjudicó una beca para continuar estudios en el Instituto Pedagógico de Quibdo, la capital. Allí recibí el título de Institutora. Al año siguiente de graduarme, en febrero, me casé con Emiro González, quien es médico. Trabajé mientras él hacía su carrera en Víllavicencio, como directora de la Escuela San Femando, de esta ciudad, como todos los llanos orientales acabada de pacificar el General Rojas Pinilla. Allí estuve 4 años donde me nacieron dos hijos; uno, el mayor nació en Buenaventura, y el último en Bogotá donde trabajé también como directora inauguradora de la Escuela Naciones Unidas. Luego pasé a Buenaventura donde mi esposo ejercía como médico. En este lugar fui profesora de español por un corto tiempo del colegio de señoritas Pascual de Andagoya, fui presidenta de la escuela de folclor del Pacífico, cuyo director era el folclorista Teófilo Potes. Fui integrante y Capitana del Cuerpo femenino de Bomberos. Aquí llegué a vivir 9 años, al final de los cuales me trasladé a vivir a Bogotá con mis hijos. En Bogotá, ejercí como profesora de segunda enseñanza de literatura e historia en el colegio Theilard de Chardin. También ejercí como Directora de la Corporación para el desarrollo de los pueblos del Pacífico, fui integrante del grupo político del Senador Ramón Lozano Gárces, con ese grupo alcancé a ser Alcaldesa de Quibdo, Gobernadora del Chocó y electa Representante a la Cámara por el partido Liberal, fui nombrada diplomática con el cargo de Primera Secretaria encargada de Asuntos Culturales en Varsovia, Polonia en época del doctor Turbay Ayala. Otros estudios: Hice un curso de literatura Hispano Americana en el Caro y Cuervo, sin concluir, porque me salió la beca para estudios en Moscú. Allí estudie en la Universidad Lomonosov, lengua rusa y literatura soviética. En Bogotá, en la Universidad Santo Tomás, hice dos años y medio de derecho, un año de antropología en la Universidad para la Ciencia Humana, de los hermanos Zabala. Tengo 19 años de vivir en Miami, soy ciudadana. He visitado varios países: México, Panamá y Canadá, España, Francia, algunos países de la Unión Soviética, etc. Tengo un hijo Psiquiátra, quien trabaja en Nuevo México, casado con Cubana, una nieta y dos biznietos, un hijo muerto y dos que viven conmigo, una arquitecta y otro quien trabaja en transportes. Soy una madre divorciada civilmente. Cuando fuí gobernadora, publiqué para promover a Bahía Solano como Puerto Alterno del Pacífico, mi primer libro de poesía titulado ‘’Momento de Luz Acuátil”. Mi segundo libro es este “Recreo en Vísperas de un réquiem”. Tengo además, otro libro a la cuenca del San Juan, otro al Baudó y a los que desembocan en el Pacífico Colombiano y para terminar con el agua, otro de los ríos que desembocan en el golfo de Urabá y en el Atlántico Chocoano. Momento a la Madre, libro de los hijos y de las hijas. Un gran libro a los Caracoles, otros a Las Flores, al Alba, al Medio día, a La Tarde, a la Noche, a mis dos razas, al invierno, a la primavera, al verano, al otoño y momentos en el Cosmos; estos los escribí con las remembranzas de las estaciones de la Unión Soviética y Polonia. He escrito relatos y cuentos sin publicar de origen chocoano.
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Recreo En Víspera De Un Réquien - Luz Colombia Zarkanchenko
Copyright © 2013 por Luz Colombia Zarkanchenko.
Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.: 2012921280
ISBN: Tapa Dura 978-1-4633-4294-4
Tapa Blanda 978-1-4633-4292-0
Libro Electrónico 978-1-4633-4293-7
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Fecha de revisión: 08/24/2013
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368406
Índice
El manicomio del viento
Reliquia son tus piedras
Mi corazón lo tiene el río
Rasgadas por la brisa
Va recogiendo balbuceos de alba
Minifundio de la luz viajera
Como si estuvieran muerta,
Acuátil campana
Soledad quebrantada
Como da…recibe a la gratisdata
Los ríos como el hombre
Sea el silencio tu acuátil veste
Arrastrada medusa
Agua ingeniosa y pertinaz
Cuando rompe el alba
Un supermercado de alegrías y placer
El río sueña… sigue soñando el río
La inaudible música del alma
Desde lo alto del cielo cobalto
Las ventrílocuas notas
Joyel de los tesoros natíos
Las aguas no entendían
Se deslizan con fragor
Sea el silencio tu acuátil veste
Bajo su lene cristal
Alma de titilante luz
Gato por liebre
En tu miedo no te azogues
Donde mi alma se haya anclada
Bandola de plata arcana
Chitacallan los luceros
En ti se deshilvanó toda elocuencia
Mi anteclásica voz
Ceniza de oro tibio
Como tenue albecí
¡Hermosura…! ¡Hermosura…!
Tu cielo se vuelve rojo
Barítono entre la arboleda
Trina un arrendajo
De la luz… ¡Humana eclosión!…
Tu belleza va más allá de tu otrosí
Estirpe de dulzura clara
Cuando está sombría y tristemente sola
Curtida de alharacas
El canto de las medusas
La tarde fue cortada antes de tiempo
Las redes de tu silencio
Premisa de la canción
La sonrisa de la luz agreste
Su constante variedad
La lluvia trae una canción celeste
El agua tiene su luz presa
Se ebriedece la noche
Paraíso y biblioteca
En el celeste trémulo
Sus rehalas de claridades
Vichura que se abre a la sazón
Acuátil ustorio del agua
Costumbre nauta
Zincitados ramilletes de carambolí
Lámina de oro dulce
Agua que abraza y que da besos
Cual si fueras hidromiel
Licuefacta estrella
Fluvial y alargado cometa
as de fuego y de sangre
De pasión ondeas al sol
Cristalina osamenta
De noche y de día
Deleitosa charola frutal
Del silbido de Dios…hebrita
El balbuceo del alba
Río plácido y solaz
Con la sapidez de tus aguas
Peregrina mariposa
Pequeño calabacín
La celeste alba colorida va a llegar
Congénere del agua vibrátil
De la confidencia eres alhaja
De impúber topacio lleva un flequillo
Colmena de lentitud
Duerme en un paréntesis
Con tus vándalas tropas
Zarandilla del agua fiel
El jaspeado crepúsculo
Lo que brota de los ojos de la noche
Los grumetes de la quimera
Las coces de la belleza
Los enredó en su desnudo pecho
Cuando cantas…no cantas solo
De la luz amalgama
Envuelto en sutil poesía
De la pluvia cristalina
Eres como mi raza
Enmudecidos por el lejano azul
Pisinga de agua clara, Río Tumarandó
Saltando piedra sobre piedra
Agua, hija de la paz
Seca de lumbre amanecida
Luces licuadas
Liquidámbar del alma
Río de flor y de oro
Combustión de amor
La luz de tus aguas titila
Sin cortapisa
Tristes endechas
Las garzas del agua
Con su hábito de sombras
Encapilladas en su música sorda
A los soles vespertinos testimonia
De adumbras ilesa
Para aumentar tu orgullo
Eres zaguán del sol
Eres del alma su cadenita
Clava sus rayos corí
Entre el tibio neblinaje
Con tiaras de diamantes sencillos
Río de la desolación
Canta el sinsonte
Como brillante alud
Aguadas plumas
El abismo silbaba como el río
Fragorosa paz
La Chocosana
Vocabulario
El manicomio del viento
Río Jaitámpora
Ramillete de rocíos frescos,
Hialina melancolía entre los arabescos
Eran las pompas que el silencio lucía;
Los trigales del sol insurrecto
Desgranaban sus espigas de oro
Con sus dedos que lucían
Como etéreas lámparas de argento.
Los rocíos volaban con sus alas de cristal invisible
Mientras un indio jaibaná tocaba su tambor
Hacia la abierta jaula de la dulzura acuátil;
Alambres inasibles englobaban el vacío
Que cargaba la humedad, haciendo pesado
El terráqueo cuerpo del sensible alcahaz
Con su intocable vestido de color apacible
Y rango sensual.
El ambulante manicomio del viento,
Nómada que no se cansa de merodear por aquí,
De husmear por allá y de asistir a los cónclaves
Del infinito azul de los falsos silencios,
Excitando los aromas de las axilas terrígenas,
Regando los perfumes de las florígenas corolas
Llegó hasta ti, Río Jaitámpora con orquestas
Que rasgaban los cielos con su constante
Y argenta luz, con la mina de su fulguración abierta.
Los recuerdos desde los múltiples puertos del fulgor
Del día, los sucesos acontecidos, regresaron…
Y al llegar…anclaron en el muelle de la lejanía,
Del ensueño azul con un leve y manso aliento;
Y allí, desde el transparente y soleado trono de la luz,
Donde claudican los vencidos rayos de la umbría,
Esperé que tus aguas acogieran las sombras
Con su piel de abenuz, con su grito sin voz,
Con la alegría de su existir sin corazón.
Y pasó el tiempo sobre tu clara corriente,
Y yo…estaba allí sosteniendo la negación de mi luz
Con las manos abiertas, con las pupilas fijas
En el camino por donde transitaba sobre tus serenas
Hasta el inalcanzable bajel que corría al infinito.
Y estuve en las sombras, de tu noche instaurada,
En el preciso tiempo de su ciclo con precisión cumplido.
Y estuve allí cuando apareció por el oriente
El astral erizo donde empezó a clavar
Sus ballestas de rútilo, de refulgencia azul
En tus aguas que bajo su sinuosidad dormían.
Allí donde Dios acompaña a tus aguas cada día,
Y sin altivez y sin soberbia, clava amoroso
La invisible asta de su bandera
De esplendidez egregia.
Allí en la alta dignidad de tu azul claridad,
Inauguré nostalgias, miles nostalgias al momento,
Anticipándole a mis claras notas, a mis deseos claudicados,
A mis efímeras alegrías, a mi llanto interior;
Algo me hacía falta de verdad…algo que me hiciera
Un corazón y una memoria nueva, un recuerdo…
¿Una quimera?… ¿un vacío de amor manifiesto?.
¿Un deseo inexorable de besar el silencio
En la clausura de una boca que espera cerrada,
Que tus aguas la abran para vivificarla,
Para tonificarla, para dejarla casi nueva,
Ahogando el valor de la queja que produce la ausencia,
De tus aguas en el cuerpo, su fuerza salvadora,
Para destruir el vacío de lo que ya no era,
De lo que fue otrora,
De todo lo que había sido real…mintiendo,
Astado en la rica burla de las acciones…las palabras,
La larga ausencia de sus falsos labios,
La captación de su verdadero precio.
Pero todos estos acuátiles versos…
No son más…
No son más…
No son más…
Que de una quimera, un deseo reverso.
Reliquia son tus piedras
Río Jajarandó
Tu profunda claridad,
Es la boca abierta de las albas diarias,
Tu tranquilidad es mi amiga,
Soñada desde siempre;
Bien sé que tus pasos
No vuelven a pasar donde ya han tocado;
Reliquia son tus piedras y las leyendas
De sus constantes y diarias epopeyas
De tu ilustre, histórico e ignorado pasado.
El agua de tu cauce a diario,
Va olfateando el matutino crepúsculo
Para llenar su cuerpo de tibieza;
Eres pura al final y también
Donde tu ruta con timidez empieza;
Tus pupilas las multiplica el azul celeste,
Como copas hambrientas
Del dulzor campestre.
Tus aguas no vuelven a lisonjear las piedras
Que al pasar ya alegres las han adulado,
Las olas van tejiendo el panal
Donde la espuma deposita la miel
Que la dulzura con sus papilas ha fabricado.
Tu transparencia está hecha
De la filigrana que hace la luz
Cuando deja la oscuridad maltrecha.
Río Jajarandó, naces en un sitio
De las tranquilas tierras del municipio de Bagadó,
Donde el barro y las piedras te crearon,
Y donde mientras tus aguas caminan,
Lisonjeando al ardiente y tórrido sol,
En tus orillas una rana va haciendo un ruido
Parecido al Do,
con el cual el catio te bautizó,
Hasta que al Andágueda entregas tus aguas,
Con esa batrácea y repetida canción.
Mi corazón lo tiene el río
Charco Jambakaboda
Sé que como yo…
Tú también me amas,
Que cuando me recuerdas,
Mi presencia, nostálgico reclamas;
Que entre tu desconsuelo,
Mis mimos ardorosos llamas
Sin ningún recelo,
Porque mis manos al acariciarte,
Fueron rosas hechas llamas;
Sé que en uno de tus remolinos
Encontraste mi corazón
Haciendo importante parte
De tu fresco albedrío;
Allí estaban sus trizas
Cortadas en lascas menuditas;
En tu delirio pródigo
Estaba mi corazón
Sellando sus rótulos
En tus aguas claras,
Estaba como un ósculo,
Que dejaba en cada brizna
De tu belleza avara,
Sus leales y sensibles cómputos;
Yo sé que al recordarme lloras,
Yo sé que en las obscuras noches
O en las claras auroras,
Bien sea en las navegantes esloras,
O en las luces de mis recuerdos,
Promotoras,
Tratas de aunar todas las lascas
De mi corazón que en tus aguas vivas
Aún te adoran;
Lo que no sé es cómo yo vivo con el corazón
Hecho pedazos y con este baldío interior,
Andando como un nauta,
Perdido entre tus sombras
Si los ripios de mi corazón herido
Están presos en los acuosos
Ventrículos de tu charco, buen río.
Río Jambakaboda,
Los indios te bautizaron
Con el juego de una canoa,
Que en su fondo llevaba escondidos
Disímiles elementos de comida
Y que en el remolino de tu charco
Jamás se movía, nunca de allí se iba.
Que tu nombre surgió de esa circunstancia:
Jampa que en Katio significa canoa
Y kaboda comida, de allí nació
Jambakaboda,
Charco que veo en mi memoria
Donde circunvalan las canoas
Moviéndose constante en la distancia.
Río Jambakaboda,
Todos los días celebras con luz…
Inmemorables y celestes bodas.
Rasgadas por la brisa
Río Jambaradó, Quebrada del Municipio de Urrao (Antioquia) desemboca en el Arquía
Las cuerdas de tus aguas rasgadas por la brisa
Desprenden una música que no mantiene prisa;
El cuerpo de tus aguas, que nacen en Antioquia,
Tiene alas infinitas que vibran suavemente,
El viento alegre las agita, y hasta morir en el Arquía,
Con diáfano lirismo, rizadas se precipitan;
El sabor de tus aguas tiene una sapidez a uvas
Y cuando alguien las toma, su recuerdo no trunca,
Su leve acidez no la olvida ni la deja atrás nunca,
Con azúcares murmura y con tu nombre catio Canoa,
El aire de tus aguas canta canciones sonoras.
Quien las ha oído alguna vez…
Volver a ti siempre pronto espera, constante procura.
El recordar tus aguas y pronunciar su nombre,
Adelgaza la acuátil voz y la hace trémula,
Sobre su temblor le crecen diáfanos copos
De