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Bella Sin Bestia: Se Divorciaron... Y Vivieron Felices Para Siempre...
Bella Sin Bestia: Se Divorciaron... Y Vivieron Felices Para Siempre...
Bella Sin Bestia: Se Divorciaron... Y Vivieron Felices Para Siempre...
Libro electrónico267 páginas4 horas

Bella Sin Bestia: Se Divorciaron... Y Vivieron Felices Para Siempre...

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Información de este libro electrónico

Cuando enfrentamos el duelo de la separacin, todos deseamos poder resolverlo, mujeres y hombres van buscando regresar a la vida. Estoy convencida de que, con trabajo amoroso:
un da, la herida cerrar, dejar una cicatriz que ir tomando fuerza y finalmente, dejar de doler, podr pasar el dedo sobre la herida y ver que ya no duele; podr hablar del tema sin desgarrarse, con certezas. Es cuando esta cicatriz deja de doler cuando podr dar paso al perdn. Entonces el duelo se habr resuelto.

Escrito desde la mujer y para la mujer, la trasciende y alcanza al hombre.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento30 dic 2011
ISBN9781463315450
Bella Sin Bestia: Se Divorciaron... Y Vivieron Felices Para Siempre...
Autor

Luz María Santiago Ponce

Mujer, mexicana, egresada de la Facultad de medicina de la UNAM, obtuvo la medalla Gabino Barreda y el reconocimiento a "los mejores estudiantes de México" otorgado por la ANUIES. Cursó la especialidad en ginecología y obstetricia en el I.M.S.S. Realizó el diplomado en homeopatía en la UNAM y posteriormente se involucró en el psicoanálisis de manera autodidacta desde el año 2004. Estos estudios le permitieron realizar los diplomados en terapia psicoanalítica infantil y psicodiagnóstico (CENESPE). Su búsqueda profesional y personal la han llevado a cumplir su sueño, convertirse en “una médica de cuerpos y almas”.

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    Bella Sin Bestia - Luz María Santiago Ponce

    PARTE 1

    Ser Una Mujer Divorciada

    NOTA ACLARATORIA.

    LAS HISTORIAS.

    Gran parte de las ideas que conforman este libro han sido concebidas a partir de mi propia experiencia, pero muchas otras han surgido a través del contacto con otras mujeres separadas o en proceso de separación.

    Me es mucho más fácil empezar a desarrollar mis ideas a partir de situaciones concretas, para de ahí pasar a desmenuzarlas de manera mas detallada, es por eso, que he decidido comenzar cada capítulo con una historia, que sirva de introducción al tema. Los personajes son todos inventados, algunos corresponden con casos reales en algunos detalles, pero la mayoría de ellos no existen, son solo historias creadas para delimitar situaciones.

    Por otro lado, es más fácil acercarse emocionalmente a un tema si podemos imaginar personas y lugares concretos, para desde ahí, tratar de comprender la experiencia y las complicaciones que se van presentando, de una manera más personal y menos teórica. Si alguna de las personas se siente identificada con algún caso habremos cumplido el objetivo.

    No pretendo hacer un análisis exhaustivo de cada historia en particular, ni delimitar cada personaje de manera detallada, solo busco plantear un problema de base para revisarlo desde diferentes ángulos y presentar la visión de la mujer divorciada, para la mujer divorciada y desde la mujer divorciada. Reconozco que las explicaciones, las motivaciones y los puntos de vista pueden ser muy variados y dependen mucho del entorno social y cultural, así estoy convencida de que los puntos de vista vertidos en este libro pertenecen a un entorno específico y de ninguna manera pretendo que sean una visión universal de la problemática planteada.

    En la primera parte del libro presento las historias de 4 mujeres en proceso de separación (Isabel, Luisa, Erika y Magdalena) y una casada (Margarita). En la segunda parte del libro uso términos mas generales (Ella y El) cuando los esquemas y situaciones son tantas que no caben en estas 5 historias.

    Isabel, el personaje central en la mayoría de las historias, es ficticio y sus características se van modificando de acuerdo al problema que se quiere presentar, sin embargo he procurado mantenerla lo mas constante posible para lograr una identificación clara con ella. Cuando ha sido necesario presentar situaciones personales distintas se han creado mujeres que se ajusten a ellas.

    Las personas que me conocen reconocerán que Isabel comparte muchas de mis características, y es así como debe ser. Si voy a hablar de la experiencia de ser una mujer divorciada desde mi propia experiencia, entonces Isabel tendría que ser una mujer, médica, ginecóloga, homeópata y terapeuta infantil, mexicana, de 43 años, con dos hijas adolescentes. No podría hablar de ser una abogada o de ser alemana, por ejemplo, porque no conozco esa situación de manera personal. Seguramente las situaciones se vuelven tan generalizadas que bien podría tratarse de una física o de un ama de casa, en realidad no importa, pero no puedo presentar las voces de las personas si no las conozco de primera mano, y uno de los objetivos principales, es que este sea un libro profundamente honesto y respetuoso.

    A lo largo de mi vida profesional he conocido miles de mujeres, jóvenes y mayores, solteras, casadas, viudas y de todos los niveles socio económicos y eso me permite conocer un poco más de cerca las experiencias desde los distintos ámbitos para ponerlos en perspectiva. Por otro lado mi participación activa en el grupo de Facebook, Second Chance, gente que merece ser feliz (al cual llamaré solo Second chance) me ha dado la maravillosa oportunidad de entrar en contacto con diversas formas de pensar y resolver, y de conocer muy variados puntos de vista; de esta experiencia he tomado algunos ejemplos para presentarlos en el libro. Por otro lado la diversidad nos empuja a reflexionar y a ampliar nuestras visiones.

    Deseo aclarar que comprendo, acepto y asumo que, así como no se puede decir que todas las mujeres son iguales, tampoco se puede decir que todos los hombres lo sean, gran parte del contenido de este trabajo trata sobre la experiencia de ser una mujer separada en México, regido por un sistema patriarcal, donde el prototipo de hombre tiene características definidas. Siempre que hablo del hombre o de los hombres hablo de este hombre tipo o modelo de hombre, que vive inmerso en el sistema patriarcal, en el cual la mujer ocupa un lugar definido. Al hablar de la mujer me estaré refiriendo al modelo o prototipo de mujer inmersa en el mismo sistema (Riane Eisler)

    Hago un claro reconocimiento a aquellos hombres que no encajan en estas definiciones, y como acto de justicia presento un capítulo en el que hablo de estos otros hombres.

    ¿Por Qué Este Libro?

    Una de la experiencias más claras de ese cambio brutal en su existencia lo tuvo en una reunión del colegio, con su amigo José a quien conocía desde hacía más de 13 años; él la conoció siendo una mujer casada y a punto de dar a luz a su segunda hija. Estaba además su amiga de toda la vida, soltera y la hermana de esta, casada. Desayunaba con ellos Eduardo, otro amigo, divorciado hacía años y que contaba aproximadamente unos 40 años y empezaba una nueva relación pareja con una hermosa mujer. Este grupo de amigos que la había conocido casada, madre de familia y esposa, ahora la acompañaba en su proceso de divorcio y lo hacía de manera solidaria y amorosa.

    Esa mañana, comentaban cualquier tema que surgiera y de repente, empezaron a hablar de la infidelidad, ellos comentaban que irían a un bar en la tarde – noche y en algún punto de la conversación Isabel se percató de que hablaban de las meseras y de su extraordinaria belleza y comprendió que además de servir las mesas daban servicio de compañía y algunas cosas más. Fue entonces cuando notó que nunca antes había estado presente en una conversación como aquella, Las otras mujeres habían desaparecido y estaba ella escuchando a dos hombres reír y planear una noche inolvidable, con mujeres que no eran sus parejas. José, casado y Lalo enamorado de su nueva pareja, hablaban de la infidelidad libremente frente a ella. Isabel ahora, pertenecía a un mundo distinto.

    La idea de este libro ha venido rondando en mi cabeza desde hace aproximadamente un año, cuando, tras algunos meses de separada y en pleno trámite legal del divorcio me veía a mí misma inmersa en una nueva realidad. De alguna manera, la decisión de terminar mi vínculo matrimonial, me había llevado a vivir en una especie de mundo paralelo, en el cual, las definiciones cambiaban, algunas simplemente desaparecían para dejar un vacío abrumador y otras, se modificaban de manera continua dejándome en la más completa confusión.

    Lo primero que sentí fue una etiqueta social que no conocía, la de mujer divorciada, esta etiqueta empezaba a ocupar un lugar muy claro y definido en mi vida, empecé a sentir la discriminación, la mirada distinta de los demás. De un momento a otro, pasé a formar parte de una sección de la población que no conocía, y que definitivamente, es una población vulnerable y vulnerada, violentada, no reconocida, una población formada por mujeres de todas clases, de todos los niveles socioeconómicos, desde analfabetas hasta profesionistas, pobres, ricas, de todas las religiones o ateas, las únicas características que compartimos todas son que somos mujeres y somos divorciadas. Una población que existe, que es muy numerosa y que busca cotidianamente las respuestas a la existencia, una población que siente, que desea, que cuestiona y que resuelve según va encontrando las respuestas.

    Era una realidad diferente y estaba dispuesta a sumergirme en ella, aprendería a vivir ahí, pero no sabía por donde empezar, todo era nuevo y era demasiado, asustaba, confundía… había mucho que aprender.

    Esta experiencia me llevó a reconocer que hay muchas cosas que nunca se han dicho sobre la experiencia de ser una mujer divorciada, situaciones que todas vivimos y sentimos, lo sufrimos, pero nadie lo habla, es un silencio a voces. Y entonces aparece la primera pregunta ¿Por qué?¿por qué se habla tan poquito del tema? ¿Qué hace falta decir?

    Así empecé a elaborar las primeras ideas sobre un texto que hablara de la realidad que se enfrenta viviendo en este grupo discriminado, inmerso en un patriarcado establecido, teñido intensamente por diferencias de género, y en el que se mezclan las diversas dimensiones del ser humano, la social, la familiar, la emocional, la cultural. Un texto que no intenta ser académico o proponer las soluciones a los problemas, su propósito es expresar algunas de las vivencias y las reflexiones que de ellas puedan surgir, poner en perspectiva algunos temas.

    Tal como le sucede a Isabel en la historia del principio del capítulo, las mujeres que viven separadas o divorciadas son tratadas de manera diferente por las personas que les rodean, los amigos, las amigas, los compañeros de trabajo y sus familias, todos cambian el trato hacia ellas, como si de verdad, se hubieran convertido en personas distintas. Isabel asistía a una conversación que jamás habría escuchado si hubiera seguido casada, aunque seguía siendo la misma mujer, con las mismas ideas y nunca cambió su trato hacia sus amigos, ahora escuchaba cosas que nunca antes habría imaginado en bocas de estos hombres con parejas. ¿Qué había cambiado? Ella era la misma, ellos eran los mismos, (excepto por esos pequeñísimos cambios que sufrimos día a día y que no somos capaces de percibir) lo que cambió fue la manera como era vista por ellos dos; ya no era una mujer casada, era una mujer separada y ahora era tratada como tal y, aunque no podríamos hablar de que fuera violentada, si podemos hablar de un trato distinto, discriminado.

    Pero ¿Qué significa ser una persona divorciada? ¿Es lo mismo ser una mujer que un hombre divorciado? ¿Cómo afecta a la vida de las mujeres esta definición? ¿Quién ha generado estas definiciones? ¿Son justificadas? ¿Cómo enfrentan las mujeres estos cambios? En este libro trataré de compartir las respuestas a esta y otras preguntas que van surgiendo en el devenir de una vida después de una separación.

    Quizá la experiencia de las mujeres viudas o las madres solteras se toque en algunos puntos con las de las mujeres separadas, sin embargo, la connotación social es diferente en cada caso; de cualquier manera, en medio del sistema patriarcal las mujeres solas, no importa si son solteras, viudas o divorciadas, conforman un grupo discriminado y vulnerable.

    ALGUNAS DEFINICIONES

    Estaban en la reunión, hacía 30 años que no se veían, apenas podían creer que después de tanto tiempo se pudieran encontrar de nuevo. Llegó el momento de hacer un breve resumen de la vida de cada uno ¡Dos minutos para resumir una vida! Así, se dedicaron a mencionar brevemente sus estudios, su estado civil y su trabajo actual. Cada uno empezaba donde quería y terminaba en ese día de la reunión. Al final era evidente que la proporción de separados o divorciados era muy alta y con el fin de hacer una breve estadística del grupo, Isabel preguntó, entonces ¿cuántos son casados? ¡Levanten las manos!, Susana reparó en Andrés que no la había levantado. Andrés, le dijo, ¿por qué no la levantas? ¿No tienes mujer y dos niños?- Si, respondió Andrés muy serio, pero no estamos casados. Todos soltaron una sonora carcajada.

    Andrés interpeló a Susana y le dijo: ¿tú estás separada o divorciada? Susana dudó, nunca estuvo casada, así que no estaba legalmente divorciada, separada, respondió serena. Isabel se dio cuenta que había dicho que estaba divorciada y, sin embargo, el trámite de divorcio seguía su curso y no sabía cuando terminaría, no sabía si un día terminaría.

    Luisa había levantado su mano izquierda adornada con un anillo de compromiso acompañado de la correspondiente sortija de bodas, solo ella sabía que hacía 7 meses había firmado el acuerdo de divorcio tras una pelea espectacular con su alcoholizado marido.

    Según ha ocurrido en esta reunión de adultos con diferentes estados civiles, podemos empezar a imaginar que las alternativas son muchas y muy variadas. Con el fin de organizarlo un poco, podríamos decir que el estado de pareja de una persona puede definirse desde diversos criterios, uno de ellos es el estado civil, estrictamente hablando, pero además está la forma de vida, la corporal, por llamarla de alguna manera y, finalmente, la emocional.

    Con respecto al estado civil, es muy sencillo, si alguien ha firmado un contrato matrimonial y éste sigue vigente, está casado. Si se ha disuelto el vínculo matrimonial y ya no existe ese contrato entonces está divorciado, aunque podríamos decir que está soltero porque no hay ningún contrato que le vincule con otra persona. Pero el término divorciado implica que ha estado casado previamente y este es un antecedente que puede ser importante o no, dependiendo de cada caso.

    Con respecto al estado corporal, diríamos que se puede vivir solo, cuando no se vive bajo el mismo techo, cuando alguien no comparte su vivienda con su pareja. Si alguien vive con su pareja, entonces diríamos que viven juntos.

    Ahora bien, se puede estar o no, vinculado emocionalmente con alguien, tal vez diríamos que son novios o que salen juntos.

    Hasta acá todo se ve sencillo, pero, en la vida diaria esto no es tan claro, hay parejas que no viven bajo el mismo techo, se han separado, pero siguen casadas por un contrato matrimonial, están casadas pero separadas. Hay parejas casadas, que viven juntos pero que no están vinculadas emocionalmente, esto es de lo más común, pero no es el tema del libro. Hay parejas que viven juntas pero no están casadas y se aman intensamente, otras, están separadas, divorciadas y una de las personas está vinculada emocionalmente con la ex pareja y no ha logrado separarse de ese vínculo…

    De esta manera y jugando un poco con la reunión de la historia diríamos que Andrés vive con su mujer, es soltero y que tal vez, no la ama. Susana está soltera, aunque ha tenido una relación pareja en la que han vivido juntos y eso la acerca, por lo menos en la experiencia, a la definición de divorciada y, que Isabel está separada, vive sola y es casada, aunque su vivencia emocional es de divorciada, ya no lo ama. Luisa está divorciada, separada y usa el anillo de bodas, se vive casada con él.

    Entonces, ¿de qué vamos a hablar en este libro? Aunque he señalado que el objetivo es expresar las experiencias de una mujer divorciada en este país y podría pensarse que se trata solo de mujeres que han firmado un contrato matrimonial y luego lo han anulado, esto no es así; mi objetivo es hablar de las mujeres que han compartido su vida, de alguna manera, con un hombre, sea que se hayan casado o no, que se hayan divorciado o no, pero que han decidido separarse y vivir sin pareja, al menos por un tiempo, es decir no comparten su casa con su pareja o ex pareja, mujeres separadas o divorciadas. Esperaríamos que estuvieran desvinculadas emocionalmente y se vivieran separadas, pero desafortunadamente no siempre es así. De esta manera usaremos el término separada como sinónimo de divorciada.

    DISCRIMINACIÓN:

    Según la Real Academia de la Lengua Española, es la acción de discriminar; entonces, discriminar: dar trato de inferioridad a una persona o colectividad por razones raciales, políticas, religiosas, etc. Y es en este sentido que yo he usado este término, a las mujeres en general, y a las separadas, en particular, se les trata como inferiores en muchos sentidos.

    A lo largo del trabajo iré mencionando las diferentes formas de discriminación que sufren las mujeres separadas, por ahora baste con señalar que viviendo en un patriarcado, instaurado desde hace siglos, la mujer ya es vista como un ser de segunda, inferior, así como todo lo relacionado con la maternidad y la femineidad. Las mujeres separadas son vistas además, como objetos desechados o rechazados previamente por un hombre, lo cual disminuye aún más su valor social. Tal vez por eso, Luisa no se ha atrevido a confesar su nuevo estado civil y se mantiene con la imagen social de mujer casada. Tal vez por eso es importante saber quiénes son solteras, quienes casadas y quienes separadas. Esta conversación se repite cada día en todos los rincones del país, tal vez del planeta. La situación de pareja de las personas es importante, es importante saber si una mujer es casada o no, pareciera que hay que clasificarlas, hay que incluirlas en el catálogo, saber qué clase de mujeres son y eso se conoce, o al menos se pretende conocer a través del estado civil. Se asume que una mujer casada (y hay quien se atreve a decir bien casada) es una mujer con cierto grado de honestidad, mientras que una madre soltera, por ejemplo, es vista como una mujer de pocos valores y de poco valor.

    Un amigo mío decía, a propósito de la novia de otro amigo: ella es una mujer grande soltera, esas son las peores. Y así es, hay un catálogo que califica, que evalúa, como quien valúa un objeto de compra-venta.

    Cuando escuchamos a las mujeres hablar de las mujeres separadas es muy común escuchar frases como: ¿qué esperabas?, está divorciada. o bien: no sé por qué la dejó su marido, por algo ha de ser, ¿no? En las conversaciones se asume que algo le funciona mal a esa mujer, algo no anda bien con ella, debe ser que tenga un defecto. Es extraordinariamente raro que alguien se pregunte, ¿qué pasó? ¿por qué se separó? o bien ¿se encontrará bien? ¿necesitará algo, algo en lo que pueda ayudarla? es todavía mas raro escuchar que a alguien se le ocurra que ella tomó la decisión y que se encuentre bien.

    Nunca he escuchado una conversación entre hombres sobre una mujer divorciada, sin embargo, he escuchado los comentarios que si se atreven a hacer delante de mí, una mujer divorciada, y se puede resumir en seguramente disponible y sexo fácil, a riesgo de simplificar demasiado, podría decir que se incluye el factor de mujer necesitada de afecto.

    Ya Me Separé,

    ¿Ahora Qué Sigue?

    Para Isabel, la separación había sido decidida hacía meses, llevaba años tratando de rescatar su mortecino matrimonio, nada había dado resultados. Un día le presentó la demanda de divorcio, tres meses después, él hacía las maletas y se iba de la casa, ella estaba feliz disfrutando de los espacios que ahora podría ocupar.

    Había imaginado ese día muchas veces y nunca imaginó que fuera así de sencillo, ya no lo amaba. En este estado de ánimo positivo se encontraba, cuando sonó su teléfono, del otro lado, la voz de Erika sonaba desgarradora, su marido, de quien se había separado hacía tiempo, le pedía el divorcio.

    Isabel trató de calmarla y quedaron de verse en un café para hablar, Isabel lucía radiante, Erika estaba deshecha. Desde ese momento empezaban una nueva forma de vida y cada una partía desde un lugar diferente.

    Tal como podemos notar en la historia, cada mujer inicia su vida de separada desde un punto en particular, cada una tiene una historia previa y cuenta con recursos propios. Aquí no hay camino marcado, cada una deberá caminar su propia ruta. Isabel estaba asfixiada en su relación, ahora respiraba, Erika sentía que su vida se sumía en un abismo.

    Cuando una mujer se separa de su pareja, enfrenta una nueva forma de vida, tendrá que resolver los asuntos cotidianos: la casa, la comida, el mecánico, las descomposturas, el jardín, los hijos, las escuelas, las vacaciones, etc. Entre menos dependiente sea de su pareja, mas capaz, mas segura y mas libre se sentirá para iniciar esta nueva vida.

    Si depende económicamente de su ex pareja, tendrá que enfrentarse al juego de solicitar la pensión, ganarla y luego cobrarla. Tal vez tenga que buscar a un abogado o abogada que la orienten en ese mundo oscuro de las leyes.

    En este país es imposible hacer que un hombre pague una pensión, existen gran cantidad de lagunas legales y una mayor cantidad de abogados dispuestos a ponerlas al alcance del hombre que no quiere aportar nada para sus hijos. En este caso, la mujer tendrá que lidiar con la frustración, la indignación y, lo mejor que puede hacer es conseguir un trabajo, para conseguirlo tendrá que enfrentar la discriminación. En este sentido deberá estar alerta de los abogados que le aconsejen que debe desplumar a su ex pareja y que debe sacarle hasta la risa, estos consejos alimentan situaciones de discordia y alejan los acuerdos que todas queremos conseguir.

    Si no depende económicamente de él, estará mas libre, pero igual tendrá que enfrentar a los abogados que podrían recomendar al ex marido que solicite una pensión para él, o

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