Acerca De Ti Y Otras Exageraciones
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De ti y otras exageraciones es una declaracin de principios, la constancia de que existir no lo es todo, de que nunca ser suficiente; una tregua entre lo real y lo ficticio. La necesidad de exagerar.
Pedro Martínez Guadarrama
Pedro Martnez Guadarrama (1975) Nace en la ciudad de Mxico, hijo nico de padres divorciados. En 1990 ingresa a la escuela Preparatoria Regional de Coacalco en donde participa desde un inicio en las actividades de teatro dentro de la misma. En 1992 abandona la escuela mientras forma parte de diferentes grupos de Teatro independiente. En mayo de 2007 muere su madre, hecho que le marca y del que deja constancia a lo largo de sta obra. Actualmente realiza estudios profesionales como Administrador de Empresas, es padre de Emiliano y Violeta. Vive en Mxico a lado de su esposa.
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Acerca De Ti Y Otras Exageraciones - Pedro Martínez Guadarrama
Copyright © 2010 por Pedro Martínez Guadarrama.
Número de Control de la Biblioteca del Congreso: 2010940246
ISBN: Tapa Blanda 978-1-6176-4314-9
ISBN: Libro Electrónico 978-1-6176-4313-2
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.
Esta es una obra de ficción. Los nombres, personajes, lugares e incidentes son producto de la imaginación del autor o son usados de manera ficticia, y cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, acontecimientos, o lugares es pura coincidencia.
Este Libro fue impreso en los Estados Unidos de América.
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Índice
A manera de prólogo
Cuento de Invierno
Amarte . . .
Cuando llegues
Sin Remitente
Tantas veces la Amé
Uno no es
Deceso
Exageraciones
Ella
De el amor y las ganas de ir al baño.
Nocturnancias
Aquí, Ahora.
Dulces 16
No te Amo
Tal vez
Tabaco
Quizá, solo quizá
Infinidad de Besos
Verde Tablero
Quizá, solo quizá (II)
De calles y de andar
Cuento estúpido muy corto
para antes de dormir
Incógnita
Pasado
Martes Sin Jueves
De pieles y de otros Lugares
Silencio
Un poco de suerte
Lunario
Canción lluvia
Entrevista con un vampiro ajeno
No se trata de ti
Tus delitos
Cuento estúpido para antes de dormir (Tocata y fuga en Re Menor)
Los pájaros también vuelan.
A manera de prólogo
Honestamente me resulta difícil definir de qué se trata éste asunto. Será más sencillo decir de que NO se trata o que es lo que NO ES: no es un anecdotario, ni un resumen de estupideces, ni un fabulario. Es solo que cuando se tiene la inquietud por algo, se manifiesta de múltiples formas; en mi caso poniéndole letras a las ideas.
Se trata de la reunión de varios textos, mismos que me he empeñado en denominarlos como cuentos cortos
, en el mejor de los casos cuentos cortos y estúpidos para antes de dormir
y otro tanto de poesía. Y es que de ser un lector asiduo desde una edad temprana, pasé a ser un lector con ganas de escribir. Fue la consecuencia que encontré más lógica; aunque formalmente no sea un escritor.
Evidentemente la presente obra no tiene ninguna intención diferente a la de ser leída. Soy absolutamente consciente del contenido de la misma y en este sentido, cabe hacer mención de que en efecto, muchos de los personajes y de las circunstancias aquí presentados son reales pero no necesariamente se ajustan a la realidad (¿?), es decir, son reales en tanto existen o existieron pero fueron manipulados de tal manera que quizá en éste lugar hablen y hagan cosas que jamás harían en su vida. Esta brutalidad corresponde única y exclusivamente al autor. Agradezco a cada persona por dejarse hacer personaje (mi agradecimiento va más allá, hasta alcanzar a los que no podré agradecer más que aquí, en éste espacio), sin embargo y para ser honesto, no pensaba pedir su consentimiento.
Mi agradecimiento podría llegar a ser incluso molesto, así pues, que solo sea sabido que agradezco a quienes me invitaron constantemente a tomar la decisión de publicar esta sarta de incoherencias; pero también, cómo no, a los que no creyeron que lo haría.
En lo que se refiere a los textos que de manera cariñosa y neciamente paternalista denomino como poesía, no solo obedecen a un gusto personal por éste género y autores del mismo, se trata también de un ánimo de provocación: lo más sencillo es no escribirlos; lo más sencillo es dejar de insistir y decir nada. Si se escribe, en muchos de los casos es precisamente por no mantenerse callado. En general, este compendio
(así se podría definir) representa no solo el insomnio de años y mis obsesiones; también representa una aventura que definitivamente no quise dejar de tener, ya que la vida es tan corta, prefiero vivirla antes de perder esta facultad.
Sea, pues.
El Autor
No sé qué fue primero:
¿Comencé a escribir cuando dejé de dormir
O dejé de dormir cuando comencé a escribir . . . ?
P.M.G.
No consigo dormir:
Tengo una mujer atravesada entre los párpados.
Si pudiera, le diría que se vaya;
pero tengo una mujer atravesada en la garganta.
Eduardo Galeano.
Cuento de Invierno
El espejo estaba empañado . . .
El vapor del baño se abrazaba a su cuerpo, negándose a despegarse de ella. Aferrándose a humedecer su piel completa. De manera casi violenta. Ella se cepillaba el cabello mientras trataba de imaginarse el sonido de las olas del mar.
El mar solo era un promocional en un vagón del metro de la línea 8. El mar era un asunto lejano . . . lejano como lo era la mayoría de sus asuntos. El espejo estaba empañado y alguna suerte de temor le impedía quitar la condensación del vapor que hacía difusa su imagen. Aquella imagen que siempre se empeñaba en cepillar su cabello hasta la cintura. Aquella imagen que se metía a la regadera esperando no encontrarse con su cuerpo. Aquella imagen prefería quedarse sin cuerpo, omitirlo, olvidarlo y así olvidarse de sí.
El espejo estaba empañado y aún así se suponía en aquel reflejo difuso pero siempre resultaba más cómodo. Deseaba que el mar fuera lo que siempre había imaginado: una cobija de caricias con remates en espuma . . . —¿De dónde sacas semejante estupidez Alicia . . . ?—se dijo en voz alta, para escucharse. Para convencerse a la vez de que efectivamente, ella era, ella había sido antes, convencerse de que seguía siendo y sería siempre.
Cepillaba su cabello largo mientas comenzaba a odiar todo lo que venía por delante. Odiaba de por sí ya todo lo que se relacionaba a su regreso a diario del trabajo agobiante de la oficina después de las seis de la tarde. Pero ahora comenzaba a odiar el nudo en la garganta que se estaba formando, comenzaba a odiar el recuerdo de él, el que se fue con lo poco que conservaba dentro, el que se llevó un tajo del músculo cardiaco, la chingadera esa que generalmente funciona de manera involuntaria e impone su propio ritmo. Mientras cepillaba su cabello oscuro y largo como su infinito desencanto, ya odiaba ese nudo que muerde en la zona del cuello, duele precisamente en donde se forma la voz e impide hasta el grito.
Odiaba ya el ardor en los ojos que se deja sentir en el justo momento que se humedecen anunciando las primeras lagrimas, las más crueles, las definitivas y duras las más. Odiaba la noche en la que no podría dormir tratando de explicarse, de justificar toda aquella maldita angustia asaltando su pecho, desnudo contra la severidad de la oscuridad nocturna; dictándole cualquier cantidad de sobresaltos.
Empezaba a odiar hasta a su delgada mano tratando de contener la hemorragia emocional de en medio de sus dos pechos; tratando de evitar la fuga de todo aquello que aún conservaba y le permitía seguir llorando como se debe en estos casos. El odio empezaba a invadir la habitación y reventaba en las ventanas, ensuciando las cortinas, tiznado en su estallido la mesa, las sillas . . . el perro que no tenía.
Para cuando tomó conciencia de ella, estaba frente al espejo que la traicionaba y le ofrecía un reflejo tajante, punzante y acre . . . apenado. Taciturno.
Y ahí estabas, de nueva cuenta en silencio, metida hasta la garganta en encontrar el dolor que se mete en los huecos, en los espacios que quedan entre tú y él. En silencio y tragando puños de amargura del botiquín del baño para evitar el dolor de estomago al otro día. Y no era solo la ausencia de él, lo sabes perfectamente, se trata de la ausencia de todo: de esperanza, de tranquilidad, de vida en la ciudad en cenizas.
Se trata de la furia con la que se va yendo la vida a cada respiro . . . de la necedad tuya, de todos, la necedad de caminar sobre las aceras de la rutina y pretender que no pretendes y que vives, cuando en realidad mueres, como todos los demás y las lagrimas brotan en primera estancia porque él no está cerca de ti para tomarte por la espalda y acariciar tu cabello oscuro y largo como el olvido . . . en segundo lugar porque no está tampoco para llevarte a la cama y liberarte del maldito espejo que todas las noches se empeña en hacerte odiar las noches y el vapor de tu baño tibio.
Sales del cuarto abrumado de vapores para enfrentarte a la frialdad de las sabanas y su implacable blancura. La vida sigue siendo la misma basura que ha sido desde siempre. Sales y contigo las ganas de ir cayendo despacio, inexorable al abismo de unos brazos capaces de sostenerte y mantenerte por siempre.
Sales y la noche te ha caído con todo su rigor: la noche y su mandrágora. La noche y sus maldiciones y tú, maldiciendo a todo lo que no brilla. Es de noche cuando comienzas a soltar tus odios y se vuelven contra ti, comiendo de tu carne, atacando a la yugular y él no está para tomarte por