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Patagonia Y Antartica, Personajes Históricos
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Libro electrónico341 páginas5 horas

Patagonia Y Antartica, Personajes Históricos

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La obra Patagonia y Antrtica, Personajes Histricos, del investigador
Nelson Toledo, incluye cien biografas de personajes pioneros de la
Patagonia, adems de interesantes fotografas. La obra se divide en dos
captulos y presenta en la primera parte semblanzas biogrficas de 85
personajes legendarios en la historia de la Patagonia. En la segunda parte se
encuentran las hazaas de 15 exploradores y navegantes antrticos, muchos
de los cuales tienen directa relacin con Punta Arenas, donde prepararon sus
expediciones, alojaron y recorrieron sus calles.
La obra, una especie de manual que resume los principales acontecimientos
de la historia austral, est especialmente orientada a quienes deseen tener
una rpida visin de la fascinante historia de la Patagonia.
A travs de estas pginas desfilan grandes soadores y esforzados luchadores
por el progreso de estos vastos territorios, como el espaol Jos Menndez, la
dama rusa Sara Braun, el portugus Jos Nogueira, Jos de los Santos Mardones,
fundador de Punta Arenas, el doctor eslovaco Mateo Bencur, el ingls Ernest
Shackleton, el rumano Julio Popper, el famoso ymana Jemmy Button, el
pirata Francis Drake, quien cruz el estrecho de Magallanes en el siglo XVI,
lady Florence Dixie, el asesino nazi Walter Rauff, creador de las cmaras de
gas rodantes en la Segunda Guerra Mundial, quien vivi en la Patagonia y
la propia Gabriela Mistral en su paso por Magallanes, entre otros personajes.
Una obra imperdible para todo aquel que desee obtener una visin
panormica de la historia de la Patagonia.
Su autor, el periodista e investigador Nelson Toledo, reside en Punta Arenas,
capital de la Patagonia Chilena, hace ms de quince aos, en los que ha
dedicado gran parte de su tiempo a la investigacin histrica. Ha sido
profesor de historia de la Patagonia en la Universidad de Magallanes y se
desempea desde 1995 como Editor de Suplementos del diario La Prensa
Austral de Punta Arenas, Chile.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento19 ene 2011
ISBN9781617645297
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    Patagonia Y Antartica, Personajes Históricos - Nelson Toledo

    ÍNDICE

    PERSONAJES HISTORICOS DE LA PATAGONIA

    Agostini, Alberto de

    Alcazaba, Simón de

    Aliberti, Juan

    Andresen, Adolfo

    Barrera, Luis Alberto

    Behety, María

    Bencur, Mateo

    Bernabé, Juan

    Bianco, Franco

    Blanchard Juan

    Bohr, José

    Bonacic Carlos y Daniel

    Borgatello, Maggiorino

    Boric, Vladimiro

    Bories, Carlos

    Braun, Mauricio

    Braun, Armando

    Braun, Sara

    Bridges Thomas y Lucas

    Button, Jemmy

    Cambiazo, Miguel José

    Cañas Montalva, Ramón

    Cárdenas, Rolando

    Castro, Octavio

    Cavendish, Thomas

    Chamorro, Marco

    Coloane, Francisco

    Contardi, Juan Bautista

    Córdova, Guillermo

    Cuccuini, Vittorio

    Damianovic, Juan

    Darwin, Charles

    Daudet, Hugo

    De Bruyne, Pedro

    Dixie, Florence

    Doberti, Eduardo

    Drake, Francis

    Dublé Almeyda, Diego

    Eberhard, Hermann

    Espiñeira, Domingo

    Essman, Augusto

    Fagnano, José

    Fenton, Thomas

    Fischer, José

    Fitz Roy, Robert

    Gardiner, Allen Francis

    Grimaldi, José

    Gusinde, Martín

    Ladrillero, Juan

    Magallanes, Hernando de

    Marcou, Alejo Segundo

    Mardones, José de los Santos

    Menéndez, José

    Mistral, Gabriela

    Montero Carvallo, Germán

    Montes Pello, José

    Muñoz Gamero, Benjamín

    Navarro, Lautaro

    Nogueira, José

    Ojeda, Juan Efraín

    Parker King, Phillip

    Philippi, Bernardo Eunom

    Piedrabuena, Luis

    Pigafetta, Antonio

    Pluschow, Günther

    Popper, Julio

    Rauff, Walter

    Reynard, Enrique

    Sampaio, Francisco

    Sarmiento de Gamboa, Pedro

    Scarpa, Roque Esteban

    Schouten, Willem Cornelis

    Seguel, Waldo

    Señoret, Manuel

    Serrano Montaner, Ramón

    Simián, Eduardo

    Sligth, George

    Soto Canalejo, Antonio

    Stokes, Pringle

    Stubenrauch, Rodolfo

    Vallese, sor Angela

    Viel, Oscar

    Wegmann, Osvaldo

    Williams, John

    Zavattaro, Mario

    EXPLORADORES ANTARTICOS

    Amundsen, Roald

    Bellingshausen, Fabián

    Byrd, Richard Evelyn

    Castilla, Gabriel de

    Charcot, Jean-Baptiste

    Cook, James

    D’Urville, Julio Dumont

    Ellsworth, Lincoln

    Gerlache, Adrien de

    Nordenskjold, Otto

    Pardo Villalón, Luis

    Ross, James Clark

    Scott, Robert Falcon

    Shackleton, Ernest

    Wilkes, Charles

    Bibliografía

    PROLOGO

    Patagonia y Antártica, Personajes Históricos va dirigido al lector común, al turista interesado en ampliar sus conocimientos sobre la Patagonia y a quienes deseen conocer, casi al paso, las semblanzas biográficas de una selección de personajes históricos de Patagonia y Antártica. Nos anima el deseo de contribuir a la difusión de la rica historia patagónica y, a la vez, poner al alcance de todo tipo de lectores, la vida, hechos y desventuras de grandes soñadores y esforzados luchadores por el progreso de estos vastos territorios conquistados a la soledad, a los vientos y los fríos australes. Algunos de ellos tuvieron como escenario de sus luchas y sus triunfos estas tierras australes y los territorios antárticos, otros, aunque sólo estuvieron de paso, dejaron una huella indeleble en estos suelos. Es, pues, este un texto que trata de acercar al lector desprevenido y al turista, de manera sencilla—ojalá amena—una historia por cierto mayor. Por estas páginas desfilan revolucionarios, sacerdotes, escritores, hombres de negocios, cineastas y hasta piratas, todos los que, de un modo u otro, han influido en la evolución de la historia austral. Se incluye un capítulo dedicado a exploradores y navegantes antárticos por los profundos lazos que unen a Punta Arenas, capital de la Patagonia Chilena, con ese mítico continente y porque, al ser Punta Arenas la natural puerta de entrada a la Antártica, varios de ellos estuvieron en esta ciudad, recorrieron sus calles, compartieron con la comunidad y pernoctaron en sus hoteles.

    Se trata de una selección, cuidadosa pero, como toda selección, con visos de arbitrariedad, por lo que debe quedar excusado de la partida el propósito de agotar un asunto tan extenso y apasionante. Es este apenas un esbozo, un asedio quizás, a la gran epopeya austral que se ha venido desarrollando durante siglos en esta tierra de vientos y de pampas infinitas donde casi no calienta el sol.

    El autor

    PERSONAJES HISTORICOS DE LA PATAGONIA

    Aunque no sea una verdad muy difundida, pocas regiones del orbe pueden gloriarse de tener una historia tan rica en hechos singulares, dramáticos, insólitos, trascendentes y heroicos como la que posee la del Estrecho de Magallanes.

    Armando Braun Menéndez

    SKU-000454651_TEXT-13.pdf

    Sacerdote Alberto María de Agostini

    Alberto María de Agostini Antoniotti fue un misionero salesiano que como ninguno supo fusionar la obra de caridad cristiana con aquella, aparentemente opuesta, de explorador. Fue un excursionista y montañista de excepción. Bien puede considerársele uno de los padres del excursionismo y del turismo patagónico-fueguino. En sus obras se preocupa de la flora, la fauna y avifauna australes, los bosques, el andinismo, las excursiones marítimas a los canales, además de la historia y la geografía, como un enamorado de nuestras tierras y sus bellezas. Alberto María de Agostini nació en Pollone, pequeño pueblo de Piamonte, en las cercanías de Biella, Italia, el 2 de noviembre de 1883. Fue ciertamente la feliz ubicación de la región natal, al pie de los Alpes y la vecindad de Biella, cuna del alpinismo italiano, las que influyeron, desde la juventud, en el ánimo y las preferencias de De Agostini. La pasión por la montaña, por los grandes espacios y las zonas inexploradas crecieron con él y sobre los Alpes supo destacarse como experto alpinista que acompañaba, junto a la acción, la investigación, los escritos y la documentación fotográfica.

    El 19 de septiembre de 1909, a los veintiséis años, fue consagrado sacerdote en la orden salesiana. De inmediato abandonó Italia y partió como misionero hacia una de las regiones menos conocidas y más inhóspitas del globo: Tierra del Fuego. ¿Qué fue lo que lo impulsó hacia acá? Ciertamente, su vocación sacerdotal y las exigencias de su orden, pero también, sin duda, ese espíritu de exploración en el cual apenas se ha mencionado la influencia de su hermano Juan, fundador del Instituto Geográfico que lleva su apellido. Con estos antecedentes inició una de las más completas obras misioneras que se conozcan: el eclesiástico se conjugó con el antropólogo, con el fotógrafo, con el geólogo, con el etnólogo y con el montañista y todos estos aspectos, actuando como fuerzas conjuntas, permitieron a De Agostini alcanzar esa estatura humana y espiritual reconocida por todos. Físicamente era un hombre alto, delgado y quienes lo conocieron recuerdan con mucha nitidez su mirada, siempre en movimiento. Parecía que las cuatro paredes que delimitaban el aula lo hiciesen sentir en una ratonera, como alguien lo evocó. Y tal vez era exactamente así. Habituado a los grandes espacios, al sentido de ilimitada y salvaje libertad de las tierras magallánicas, él debía sentirse efectivamente incómodo y quizá con el pensamiento se perdía en los extensos bosques, entre los montes y los hielos de la Patagonia.

    El joven sacerdote De Agostini llegó a Punta Arenas en 1910 y halló a sus hermanos de orden empeñados en la tentativa de detener la destrucción de los últimos núcleos de indios fueguinos. Desde varios años atrás esa obra era llevada adelante con tesón por el prefecto apostólico de los territorios magallánicos, monseñor José Fagnano. Con gran habilidad diplomática, Fagnano logró obtener el apoyo de las más importantes familias de colonos, los Menéndez y los Braun, pero la situación era ya comprometida e irreversible.

    La introducción de la cría de ganado desencadenó la caza del indio y dio definitivamente el golpe de gracia a la cultura indígena. Los salesianos se empeñaron esforzadamente en preservar de la invasión de la cultura occidental a los indios, agrupándolos en misiones adecuadamente construidas, pero la empresa no era fácil, dado que se debía también mantener una buena convivencia con los colonos y con los ricos propietarios que habitaban en la Patagonia.

    En este cuadro, De Agostini inició su obra, enseñando en las misiones y en los centros salesianos. Sólo en su tiempo libre se dedicaba a las exploraciones que lo hicieron tan famoso. No obstante, ese escaso tiempo fue suficiente para permitirle documentar de manera completa todos los territorios magallánicos. Contribuyó a la bibliografía magallánica con interesantes obras como Mis viajes a Tierra del Fuego, Andes patagónicos, Esfinges de hielo, Magallanes y canales fueguinos y Paisajes magallánicos, todos ellos destinados a difundir las bellezas naturales de la zona, ilustrados con artísticas fotografías captadas por él mismo.

    Cuando en 1910 el padre salesiano Alberto de Agostini desembarcó en Punta Arenas se convirtió en el explorador geográfico más reconocido de la Patagonia. Cuando la fotografía aérea y satelital aún no existían, los conocimientos de este sacerdote ayudaron a rediseñar la cartografía de la zona.

    Dirigió en 1913 el ascenso al monte Sarmiento. Fue un pionero y un visionario de las potencialidades turísticas de Magallanes. El Museo Maggiorino Borgatello de Punta Arenas guarda los elementos de campaña y otras pertenencias de este ilustre autor y difusor, fallecido el 25 de diciembre de 1961 en Turín, a los 77 años. También en el Museo Maggiorino Borgatello de Punta Arenas y en el Museo della Montagna, de Turín, Italia, se conservan importantísimos archivos de fotografías y documentos tomados por este sacerdote. Lo más importante, sin embargo, es el material cinematográfico que se conserva, ya que son las únicas imágenes filmadas de los aborígenes de la Patagonia. Sus películas, por tanto, constituyen un legado de un valor incalculable, puesto que son los primeros y únicos registros cinematográficos de las pueblos magallánicos y de la región en general. Entre éstas, las más importantes son Tierra del Fuego y Tierras Magallánicas, con las cuales hizo conocida la Patagonia en el resto del mundo.

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    Simón de Alcazaba y Sotomayor

    En 1534, el Rey Carlos V de España, dividió la América española en cuatro zonas. Concede la primera a Pizarro como Nueva Castilla; la segunda con el nombre de Nueva Toledo a Almagro; Nueva Andalucia a Pedro de Mendoza y la cuarta, Nueva León, que se extendía desde el paralelo 36º sur hasta el Estrecho de Magallanes, fue concedida al portugués Simón de Alcazaba y Sotomayor, nacido en 1470. Pizarro en México y Almagro en Perú alcanzan renombrados éxitos y aportan tesoros a la Corona.

    El 21 de septiembre Alcazaba partía de San Lúcar de Barrameda al mando de dos barcos viejos, la capitana Madre de Dios y la San Pedro comandada por Rodrigo Martínez y apenas 250 hombres. Debemos hacer presente que Alcazaba fue recusado por su patria por prestar servicios a España. Pretendía ni más ni menos que conquistar la Patagonia, creyendo que en ella encontraría pueblos tan avanzados y ricos como el azteca y el inca. Las dos naves de Alcazaba embocaron el estrecho durante los comienzos de 1535, pero como los fuertes vientos les impidieron salir al Pacífico, regresan hacia el norte, por el Atlántico.

    El 9 de marzo de 1535, Simón de Alcazaba y Sotomayor fundó la primera población de la Patagonia y de la Argentina: solemnemente instala un toldo y diseña el trazado de su fortaleza y capital del adelantazgo: Nueva León, ubicada en una bahía que llama de los Leones (actual bahía Gil, en Argentina). Es el primer intento de colonización efectiva de la Patagonia y de la actual República Argentina, pues Mendoza intentó la primera fundacion de Buenos Aires un año después.

    El mismo día partió la primera expedición al interior patagónico. Al alcanzar el río Chico, los expedicionarios toman contacto con los indios. Tras 20 días de dificultosa marcha, se sublevan Arias y Sotelo que apresan a Rodrigo de Isla y a Juan de Mori. Otra vez en la costa, los sublevados asesinan al adelantado Alcazaba que estaba a bordo de su nave. El motín cobra 80 vidas. Isla y Mori lograron imponerse a los sublevados, ajusticiando a sus líderes—Arias y Sotelo—que fueron degollados. Rodrigo Martínez, Nuño Alvarez y Alejo García son abandonados aquí y las naves zarpan. La San Pedro logra llegar a la bahía de Todos los Santos, la capitana naufraga.

    Si no se hubiese producido el motín que costó la vida de Alcazaba, tal vez este primer asentamiento hubiese prosperado y la capital de Argentina sería . . . Nueva León.

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    Sacerdote Juan Aliberti

    El sacerdote Juan Aliberti fue fundador de la casa salesiana de Puerto Natales y su primer director y párroco residente en una época de cruentas luchas sociales. Su prudencia y buen tino le merecieron el respeto de todos y hasta el gobierno de Chile le ofreció ser su representante en lugares difíciles, cosa que él declinó. Fue precursor de la prensa en Puerto Natales. A los tres años de haberse establecido en esa ciudad, creó el periódico El Natales, órgano que se hizo notar por su moderación y defensa de los intereses natalinos. Este periódico fue el primero en Puerto Natales en contar con imprenta propia. El Natales se publicó hasta marzo de 1939 y su tiraje era de 2.290 ejemplares.

    El padre Juan Aliberti Chiriotto nació en Turín, Italia, en 1881. En junio de 1927 fue nombrado director del Colegio San José y hacia fines del mismo año, con 46 años, fue nombrado inspector o provincial de la Inspectoría Salesiana de Magallanes. Era un justo reconocimiento a su capacidad y virtudes.

    Sucesor de monseñor Fagnano, durante 12 años fue inspector de esta Inspectoría de San Miguel, algo incómoda pues comprendía casas bajo soberanía chilena, argentina e inglesa.

    Al asumir, se dio cuenta que el problema fundamental de la Inspectoría era la escasez de personal para las numerosas obras que debía atender. Pidió ayuda a Italia y a otras naciones. A principios del año siguiente hizo un viaje a Turín para presentar a sus superiores la preocupante situación de la Inspectoría. Los capitulares, convencidos, decidieron enviarle en los años siguientes refuerzos de personal. Como esto no fuera suficiente, el padre Aliberti fundó en el Instituto Don Bosco el Noviciado y el Filosofado para la formación de personal docente en la región. Además, envió varios clérigos de esta Inspectoría a la Universidad Gregoriana de Roma y al Ateneo Pontificio Salesiano Internacional de Turín para que se especialicen en determinadas ciencias eclesiásticas. Entre ellos se pueden mencionar a monseñor Cándido Rada, obispo de Ancud; monseñor Vladimiro Boric, obispo diocesano de Punta Arenas; monseñor Miguel Salinas, vicario general de la Diócesis; los presbíteros José Spalla, Bartolomé Aliberti, Patricio Organ y Aldo Fasolato.

    Como está dicho, en ese tiempo la Inspectoría Salesiana de San Miguel comprendía desde Puerto Montt (allí no había obras salesianas pero sí de las Hijas de María Auxiliadora), hasta Tierra del Fuego y comprendía además parte de la Patagonia y Tierra del Fuego argentina y las islas Malvinas, bajo soberanía inglesa.

    El padre Aliberti falleció en Punta Arenas el 16 de abril de 1953.

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    Pionero de la caza ballenera en Chile

    Adolfo Andresen

    El hombre que inició la era moderna en la caza de ballenas en Sudamérica y en la Antártica fue el noruego Adolf Amandus Andresen. Nacido en Sandefjord, Noruega, en 1872, se radicó en el año 1894 en Punta Arenas. Aquí se dedicó al negocio de remolque y salvamento. Luego se percató de la abundancia de ballenas y lobos marinos y viajó a Finmark, norte de Noruega, para aprender cómo explotar dichas riquezas y estudiar el moderno sistema de caza de ballenas con el arpón, instrumento recientemente inventado. Andresen adquirió un cañón arponero e inició su propia actividad ballenera en el otoño de 1903. Su preocupación lo llevó a ponerse en contacto con don Mauricio Braun, quien ya en 1902 había intentado la caza de pinnípedos en el litoral de las Shetland del Sur. Andresen le comentó a Braun su intención de intentar la caza de ballenas en forma experimental.

    A fin de materializar la idea, la casa Braun & Blanchard, de la que Braun era socio principal, dispuso acondicionar para este propósito el vapor Magallanes. Armado con el cañón arponero y acondicionado para la caza de ballenas, zarpó de Punta Arenas el 18 de septiembre de 1903 en busca de sus primeras presas. Esta campaña, que se desarrolló entre el estrecho Nelson hasta el Cabo de Hornos, resultó infructuosa desde el punto de vista ballenero, trayendo únicamente una apreciable cantidad de cueros y aceite de lobo de un pelo. Pero Andresen no se desanimó y decidió insistir y zarpó hasta Ancud a contratar allá una tripulación avezada. Luego el vapor Magallanes emprendió una nueva campaña por el litoral desde el Golfo de Penas hasta el Cabo de Hornos. Para el 25 de noviembre de aquel año, Andresen había capturado tres ballenas, que, según los historiadores, fueron las primeras capturadas en el hemisferio austral mediante el uso del cañón arponero. Los socios invitaron a dos capitalistas regionales, Alejandro Menéndez Behety y Pedro de Bruyne, quienes acordaron formar la Sociedad De Bruyne, Andresen y Cía. El capitán Andresen se dirigió a Noruega para adquirir un buque cazador, elementos necesarios y personal con experiencia en la actividad ballenera. Simultáneamente se gestionaba ante el gobernador del Territorio, la concesión de un terreno en Bahía Aguila, península de Brunswick, para establecer una planta ballenera. El ballenero recién construido y bautizado Almirante Montt, recaló en Punta Arenas en agosto de 1905 e inició su campaña en la primavera y continuó durante todo el verano hasta marzo de 1906. En la temporada de 1905, Andresen cazó 129 ballenas, en la temporada siguiente 106. Alentada por el éxito, la empresa decidió aumentar el capital. Así nació la Sociedad Ballenera de Magallanes, que tuvo como presidente a Mauricio Braun y gerente a Pedro de Bruyne. La nueva sociedad adquirió en Noruega los cazadores Almirante Uribe y Almirante Valenzuela, el buque factoría Gobernador Bories y el velero de 1.200 toneladas Cornelia Jacoba. Los asombrosos resultados obtenidos por Andresen en el extremo sur, llamaron poderosamente la atención de los balleneros noruegos. En la temporada de caza de 1907, esta flota chilena ocupa la caleta Balleneros, en isla Decepción, estableciéndose en tierra el primer poblado antártico, con casas, edificaciones para la factoría y carbonera para el abastecimiento de los balleneros. En esa época y durante ocho años, flameó la bandera chilena en la región antártica. Posteriormente, entre 1911 y 1912, se adquirieron los cazadores Almirante Señoret, Almirante Goñi y el Corral, aumentando así la flota ballenera chilena. Fue en aguas antárticas donde la presencia de la actividad ballenera chilena se hizo sentir con mayor fuerza por la importancia de la flota, la magnitud de las operaciones y en particular por la actividad desarrollada por el Andresen. Durante algunas de sus largas permanencias en aguas antárticas, Andresen fue acompañado por su esposa magallánica María Betsie Rasmussen, la primera mujer que vivió en el continente blanco y de quien el explorador antártico Jean B. Charcot dejara testimonio sobre su gentileza y bondad. Charcot, a bordo de su buque Pourqois pas?, durante sus actividades antárticas (1908-1910) recaló en dos ocasiones en la isla Decepción y relata en su obra Le Pourqois pas dans l Antartique, que la Sociedad Ballenera de Magallanes era la mejor organizada de todas las que desarrollaban sus actividades en la Antártica.

    Tiempo después, Andresen se retiró de la compañía, formando la Ballenera Adolfo Andresen, adquiriendo en Noruega el buque factoría Sobraon, rebautizándolo Orión. Además compró las naves Noruega y Corral. Con esta flotilla emprendió dos campañas de caza a lo largo de las costas de Chile, Perú y Ecuador; la primera, arrojó un resultado de 152 ballenas y 5.600 barriles de aceite. La segunda, iniciada en la primavera de 1914, que se prolongó hasta mayo de 1915, dio como resultado la caza de 175 ballenas y la producción de 6.500 barriles de aceite. La producción obtenida no dejó satisfecho a Andresen, quien, en atención a tal circunstancia y a la baja mundial sufrida por los precios de los productos de la actividad, decidió vender sus buques, dirigiéndose en su buque a Noruega. Durante algunos años trabajó allá como armador hasta que la gran recesión económica de 1929-31 afectó su actividad. Decidió retornar a Chile, ya que se había nacionalizado chileno y esperaba retomar las actividades balleneras en Punta Arenas.

    En 1933, junto con 52 noruegos y un sueco, forma la Comunidad Chileno Noruega de Pesca para desarrollar la actividad ballenera. Andresen aportó el buque factoría Presidente Alessandri y los cazadores Noruega y Chile, naves que adquirió tanto con sus propios recursos como con un crédito que le adelantó la casa Braun & Blanchard de Punta Arenas, sus antiguos socios. La flotilla en diciembre de ese mismo año zarpó en su primera campaña hacia el área del Golfo de Penas. El resultado fue modesto para las expectativas que se cifraron al momento de la partida, regresando con sólo 57 ballenas.

    Mientras la flotilla esperaba la segunda campaña, Andresen constituyó formalmente la Sociedad Ballenera Chileno Noruega. Pronto aparecieron dificultades que acabaron por liquidar a la empresa apenas nacida. Realizó una segunda campaña con resultados semejantes a la primera y la empresa entró en virtual falencia. Los buques fueron vendidos y con el producto pudieron pagarse las deudas acumuladas. Arruinado económicamente, Andresen, pionero de la caza ballenera en Chile, falleció en el desaparecido Hospital de Asistencia Social que se ubicaba en Bories, entre Croacia y Sarmiento, en la mayor pobreza el 12 de enero de 1940.

    Un singular proyecto de Andresen pretendía crear una colonia para los inmigrantes noruegos en Magallanes que se llamaría Normannia. El noruego Arnt Mathias Arentsen redactó una carta de petición dirigida al ministro de Relaciones Exteriores, donde estipulaba los requerimientos y exigencias necesarias para la fundación de Normannia. Para ello solicitaba un lote de campos vírgenes de aproximadamente 10.000 hectáreas. Claro está, dicha iniciativa nunca llegó a concretarse.

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    Luis Alberto Barrera

    El profesor Luis Alberto Barrera Guerrero nació en Santiago el 8 de agosto de 1883 y realizó sus estudios superiores en la Escuela Normal de Preceptores de esa ciudad. Obtuvo su título en 1904 y al año siguiente fue nombrado profesor e inspector de Preparatorias del Liceo de Hombres de Punta Arenas, que había sido creado el 24 de febrero del mismo año. Este liceo abrió sus puertas a la juventud magallánica el 1º de septiembre de 1905, de modo que fue profesor fundador del Liceo de Hombres, que hoy lleva su nombre. Su vida como educador se realizó en este liceo, en el que se inició como inspector y profesor de preparatorias. Ejerció en ese establecimiento durante largos años y aquí realizó las asignaturas de historia y geografía, dibujo y caligrafía, matemáticas, gimnasia, castellano, filosofía y religión. En diversas ocasiones ocupó el cargo de rector subrogante.

    El 18 de septiembre de 1930 y siendo inspector general del liceo, la Junta de Alcaldes de Magallanes le distinguió con una medalla de oro y diploma de honor por sus servicios al liceo y a la comunidad, ya que participó en numerosas instituciones donde hizo un valioso aporte, como la Liga Patriótica, Sociedad Chilena de Socorros Mutuos, Boy Scouts de Chile, Club de Tiro al Blanco, Sociedad Protectora de Animales, Cuerpo de Bomberos, Sociedad de Estudiantes Pobres, Biblioteca Popular, Sociedad de Instrucción Popular, Junta Comunal de Educación y otras.

    En 1933, luego de 28 años de servicio fue designado rector, cargo que ejerció hasta julio del año 1950, fecha en que se acogió a jubilación. Falleció el 1 de julio de 1966 en Santiago, ciudad a la que se había trasladado a vivir por razones de salud.

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    María Behety de Menéndez

    Resulta natural que una buena esposa acompañe y complemente al varón en sus proyectos y también en sus riesgos, sin embargo, pocas veces se dio una vida que mejor se ajustara a estos preceptos que la de doña María Behety Chapital de Menéndez. De nacionalidad uruguaya (nació en Montevideo en 1854), la esposa de José Menéndez reunió la entereza junto con la ternura; supo ser brazo y regazo a la vez. Participó abnegadamente de los dolores y desvelos que aquejaron su propio hogar, pero no limitó su generosidad a un marco de puertas dentro, contentándose con ser buena esposa y madre, sino que repartió sus dones en el difícil mundo en que le tocó vivir. Su hogar en la entonces rústica colonia de Punta Arenas fue refugio de desvalidos y lección constante de vida. Mostraba una profunda comprensión del dolor humano. Por eso la gente pronunciaba su nombre con el cariñoso diminutivo de Doña Mariquita, que era como los humildes se referían a ella. Y cuando el destino la puso en trances difíciles probó también su valor y su serenidad frente a situaciones límite. Por eso se debe recordar el motín que estalló en Punta Arenas

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