Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Historiofagia
Historiofagia
Historiofagia
Libro electrónico461 páginas6 horas

Historiofagia

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

Damin Arias-Matos es Coronel del la Polica Nacional. Por temor a los policas, a los abogados y a los periodistas, tres temores de su infancia, ingres a la Polica Nacional hace ms de tres dcadas,estudi Comunicacin Social y se gradu de Licenciado en Derecho. En 2003 public su poemario Mitopoemas, una sarta de sesenta poemas libres, muy libres, sin importarle la rima ni la versificacin espaola . Va a publicar Peregrinajes una especie de autobiografa espiritual, sin pretender ser un libro de autoayuda ni una reflexin moralizante. Otros libros en proceso, son Culturarte una compilacin de sus articulos sobre arte, cultura e ideas estticas, tal como fueron publicados en Clave Digital. Adems tambin tiene en fase final su poemario Versos Per Versos
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento25 may 2012
ISBN9781463303211
Historiofagia
Autor

Damian Arias - Matos

Damián Arias-Matos es Coronel del la Policía Nacional. Por temor a los policías, a los abogados y a los periodistas, tres temores de su infancia, ingresó a la Policía Nacional hace más de tres décadas,estudió Comunicación Social y se graduó de Licenciado en Derecho. En 2003 publicó su poemario “Mitopoemas”, una sarta de sesenta poemas libres, muy libres, sin importarle la rima ni la versificación española . Va a publicar “Peregrinajes” una especie de autobiografía espiritual, sin pretender ser un libro de autoayuda ni una reflexión moralizante. Otros libros en proceso, son “Culturarte” una compilación de sus articulos sobre arte, cultura e ideas estéticas, tal como fueron publicados en Clave Digital. Además también tiene en fase final su poemario “Versos Per Versos”

Relacionado con Historiofagia

Libros electrónicos relacionados

Ensayos, estudio y enseñanza para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para Historiofagia

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Historiofagia - Damian Arias - Matos

    Copyright © 2011 por Damian Arias - Matos.

    Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:   2011930354

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Las opiniones expresadas en este trabajo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente las opiniones del editor. La editorial se exime de cualquier responsabilidad derivadas de los mismos.

    Para pedidos de copias adicionales de este libro, por favor contacte con:

    Palibrio

    1663 Liberty Drive, Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    Llamadas desde los EE.UU. 877.407.5847

    Llamadas internacionales +1.812.671.9757

    Fax: +1.812.355.1576

    ventas@palibrio.com

    341128

    Contents

    Introducción

    Primera parte:

    Temas dominicanos

    La negación de la historia

    La satanización de Santana

    Domingo 14 de junio de 1959

    ¿Escuela de formación política Presidente Ramón Cáceres?

    Guerra, revuelta o revolucion

    Lilis, modelo de modernidad y autoritarismo

    Los gomígrafos de Trujillo

    El corte

    Enero de 1961

    Gregorio Luperon: cronista y Restaurador

    La mentira histórica de la ocupación haitiana de 1822

    La mentira histórica II

    El crossover de Caamaño

    Pedro Santana, el proscrito

    Y quien es Rufino de la Cruz Disla

    martes 30 de mayo de 1961

    19 de mayo de 1965

    Calles Trujillistas

    Tres magnicidios de nuestra historia Republicana

    Trujillo City

    Álbum de Fotografias

    Segunda parte:

    Temas internacionales

    Trujillo detrás de la oreja

    1968, La primavera de Praga

    ¿China, próxima potencia global?

    David Ben Gurion

    Apocalipsis tecnológico

    El mercado de las armas, mortal y billonario

    El gran harakiri norteamericano

    El ombligo de la globalización

    El sistema interamericano de seguridad y defensa

    Ernesto Che Guevara

    Fuerzas de tarea o task forces

    Geopolítica para principiantes

    Guerra bacteriológica

    La Doctrina Brzezinski

    La Conferencia de Bretton Woods

    El petroeuro

    Irán a Irán

    La conjura contra Oppenheimer

    Contrapesos de la historia

    El amero, alternativa monetaria norteamericana

    El contrapeso euroasiático

    Los muros de la historia

    Charles de Gaulle, el alma de Francia

    El Grupo Bildelberg

    Invasión soviética a Afganistán

    El fantasma de Bin Laden

    La masacre de Beslan

    La cuarta guerra mundial

    El nuevo desorden mundial

    Trogloditas cibernéticos

    La nueva gran depresión

    Soto voce

    Terrorismo la guerra del Siglo XXI

    Terrorismo rojo:

    toma de rehenes del teatro nord ost

    La politica exterior

    La seducción de la guerra

    Las calenturas de la guerra fria

    Las guerras cortas

    Las nueve D

    Las misiones de paz de la ONU en Haití

    Los laberintos de la Globalización

    Los mil días de John Fitzgerald Kennedy

    Perspectivas globales ante el Siglo XXI

    Por qué Afganistán

    Redefiniendo el destino manifiesto de los Estados Unidos, I

    Redefiniendo el destino manifiesto de los Estados Unidos, II

    Reformulando la seguridad hemisférica ante el siglo XXI, I

    Reformulando la seguridad hemisférica, II

    Reformulando la seguridad hemisférica, III

    La estafa universal de los derechos humanos

    Soberania alimentaria o Malthus globalizado

    Alejandro Magno: estadista y estratega

    Los ciclos de Kondratieff

    Simon Bolivar y los Estados Unidos de su tiempo

    Taiwan, el milagro occidental

    La guerra de Corea: primera guerra caliente de la guerra fria

    La mirada del Che Guevara

    Víctor Jara y el 911 chileno

    Visita a Hitler

    La era de la multipolaridad

    Defensa nacional y seguridad pública

    El vecindario global del Siglo XXI

    Nociones de Occidente

    La edad del plástico

    911, el Pearl Harbour de la posmodernidad

    APENDICE

    A Elizabeth Suero Garcia

    Introducción

    No falta quien opine que una recopilación de artículos periodísticos no debe considerarse un libro. Puede que no lo sea. El artículo desdice del ensayo mismo y de la novela como géneros literarios mayores, por su posible falta de profundidad y por su brevedad.

    Otro alegato en su contra es que el artículo—periodísticamente visto—no puede bastarse por si solo, entonces se sirve del periódico, ya sea en papel o digital, diario, semanario, revista especializada o no, se sirve, ya dijimos, del periódico como soporte o marco físico para mostrarse, para poder ser visto y leído.

    Esta compilación de artículos que fueron publicados por el autor en los diarios, La Información de Santiago, Diario Libre y en Clave Digital entre Julio de 2007 hasta la desaparición de este último en Agosto de 2010, contiene una selección de temas nacionales e internacionales.

    Una doble temática obliga a estas explicaciones, en cuanto a que los artículos de historia crítica, relaciones y política internacionales, eran publicados en la sección Historiofagia, palabra creada por el autor en referencia a la costumbre tradicional dominicana de esconder verdades históricas debajo de la alfombra, y los temas de crítica de arte, estética y personalidades del mundo creativo, aparecían en la sección Culturarte.

    En este ultimo espacio se incluyeron visitas imaginarias a personajes históricos ya fallecidos, del arte y la cultura dominicana e internacional, filósofos, políticos, líderes mundiales, pensadores, donde, el autor pone en boca de ellos opiniones y criterios, criticas al mundo posterior y presente a su muerte al lado de aspectos y valoraciones que están en sus obras publicadas o en sus acciones durante sus vidas, siguiendo el método creativo utilizado por Giovanni Papini en Gog.

    Algunos cuestionan la inequidad social del mundo globalizado y el neoliberalismo postmoderno con palabras de Schopenhauer, mientras que el dominicano Tatico Henríquez deplora las transformaciones sufridas por el merengue luego de su partida, además del hecho de que en Santiago de los Caballeros, lugar de su muerte en 1976, no haya un busto o una tarja conmemorativa.

    Se desprende entonces que cada uno de los artículos de ambas secciones, publicados simultáneamente como columnas gemelas en el desaparecido medio digital, tienen un fuerte contenido crítico. En cuanto a los temas de Culturarte el autor tiene en preparación un tomo aparte para su posterior publicación.

    Se cuida de no cometer el pecado de repetir mas de lo mismo, lloviendo sobre mojado, sino que escudriña, sacude, mira a contraluz, cuestiona y toma con pinzas las afirmaciones, datos, opiniones, relatos, documentos históricos, en fin, los contenidos de la llamada historia oficial dominicana y mundial, para someterlos a escrutinio, a pesquisa histórica, a fines de desvestirlos de sus falsos ropajes de verosimilitud.

    La primera y gran provocación aparece en La negación de la historia, seguido, no con menos contundencia en: La satanización de Santana, ambos puertas de entrada y antesala de otros tantos artículos de profundidad crítica.

    El autor reconoce y acepta que no es poseedor de la verdad histórica. Tal vez la verdad histórica no se sabrá nunca, ni existiera nunca. Y en sentido estricto nadie tiene la verdad última y definitiva de los hechos históricos. Cuestiona sí la forma dulce, cándida, maniquea, sectaria, discriminatoria, acomodaticia, infantil y pinochesca de presentar los hechos de la historia dominicana, repitiendo falsedades e inexactitudes interesadas, no es utilizada para inclinar balanzas, justificar y sustentar, mediante el engaño colectivo, opiniones y conductas.

    Juan Bosch publicó su obra Temas Históricos, en dos tomos, el primero y en verdad ambas partes de la obra, lo dedica a explicar y diferenciar lo que es considerado un personaje histórico, un dato histórico, un hecho histórico, un documento histórico y un monumento histórico, para de ahí, pasar a analizar con racionalidad y objetividad a personajes y hechos de la historia dominicana y hacer caer algunos santos de sus altares y lograr que algunos muertos se retuerzan en sus tumbas.

    En el caso del Juan General Sánchez Ramírez, quien lucha como soldado de los Ejércitos españoles, que tanto nos emocionara en la escuela primaria de nuestra infancia con su famosa arenga, "Pena de la vida al que volviere la cara atrás, pena de la vida al tambor que tocare retirada, y pena de la vida al oficial que lo mandare aunque sea yo mismo

    El profesor Bosch, nos demuestra que aunque era patriotismo por lo dominicano, por ese sentir nacional, se trataba de un proceso anterior, es decir del año de 1808, durante la Guerra domínico francesa, o mas bien franco-española, ya que por esos tiempos, los futuros dominicanos hijos de la labor de los independentistas con Juan Pablo Duarte a la cabeza, se sentían pro españoles algunos, afrancesados otros, y lucharon, junto a puertorriqueños como José de la Rosa, en contra de las tropas napoleónicas al mando del General Ferrand. Ver: 1, Sánchez Ramírez, Juan. Diario de la Reconquista. Editora Montalvo, Santo Domingo (R.D.). 1957. 2, Troncoso Sánchez, Pedro. El drama de la idea nacional en Santo Domingo y su relación con Puerto Rico. Academia de Ciencias de la República Dominicana. 1977.

    El autor se basa esencialmente en sus artículos en el cuestionamiento racional y comparativo de muchos hechos, héroes y acontecimientos que conforman la flora y la fauna histórica dominicana y mundial, algunos con imagen y personalidad construidas gracias a la labor de historiadores e historietadores tradicionalmente pagados por el conservadurismo más rancio y tieso. Son amanuenses asalariados afectados de torticolis y no narradores críticos de la historia.

    La historia universal no es un recinto sagrado. Sobresalen mas los Caín que los Abel, los Caliban que los Ariel, los Mussolini, Hitler y Trujillo que los De Gaulle, Garibaldi o los Rufino de la Cruz Disla. La narración de la Historia no es un ejercicio de hagiografía, donde se describe la vida de los santos e iluminados, en poses pietistas, flagelándose el cuerpo y huyendo a las soledades interiores de los claustros, con el propósito de domar los impulsos de sus demonios interiores.

    La primera ley de la historia consiste en no atreverse a mentir; la segunda, en no temer decir la verdad; la tercera, que el historiador no despierte la sospecha de adulación ni de animosidad (Carta de León XIII sobre la Historia, 18 de agosto, 1883)

    Los prohombres de la historia están hechos de la misma materia prima que los demás, son hombres iguales a nosotros, sujetos a pasiones iguales a las nuestras, como reconoce San Pablo en una de sus Epístolas y por lo tanto harán bien y harán mal, serán idealistas en ocasiones y realistas en otras, quemaran incienso en los altares de Yahvé y en otras ocasiones sacrificaran sus hijos en los altares de Baal. En todo caso, actuaron y actuarán conforme a las circunstancias, creyendo en José Ortega y Gasset o se persignarán ante el racionalismo de Rene Descartes, al decir El hombre, esa caña pensante llevada por el viento, es el mismo en todas las épocas y en todas las latitudes.

    La historia la cuentan los vencedores. Los muertos no hablan. Un país perdedor en una conflagración mundial como Alemania por ejemplo, debió aceptar, sin rechistar, las condiciones que le plantearon los vencedores y acoger e integrarse como le fuera posible, al nuevo orden mundial entronizado sobre las cenizas humeantes de la Europa devastada por los bombardeos de ambos bandos.

    Carlos Marx nos aconseja, La historia debe ser contada sin odios, pero también sin amor. Lo cierto es que en la historia dominicana, comenzando por el Herodoto dominicano, José Gabriel García, de quien el Archivo General de la Nación dice, "Como escritor empleó gran parte de su vida en la investigación de temas históricos. Su Compendio de historia de Santo Domingo fue la obra más valiosa, la mejor documentada y la más completa en su género hasta las primeras décadas del siglo XX. Compuesta por cuatro volúmenes publicados en 1867, 1887, 1900 y 1906, respectivamente, con el Compendio de historia de Santo Domingo, José Gabriel García inaugura la historia moderna dominicana, pues partiendo de sus propias investigaciones y sin disponer de fuentes escritas, logró reconstruir las ocho décadas y media de historia nacional que distaban entre el cuarto volumen de la Historia de Santo Domingo de Antonio Del Monte y Tejada y su Historia moderna de la Republica Dominicana, aparecida en 1906. Sus contemporáneos lo reconocieron como Padre de la Historia Nacional. Había nacido Santo Domingo el 13 de enero de 1834 y Murió en Santo Domingo el 19 de enero de 1910. (http://www.escritoresdominicanos.com/gabriel.html)

    Desde ese mismo momento la historia dominicana es natimuerta. Cierto es que no había museos en la nación de entonces, pero lo destacable en la lectura y el estudio de la obra de García, es su visible sectarismo debido tal vez a que toma parte en la vida política y militar que él mismo narra, exaltando a sus propios partidarios y lapidando a sus contrarios en un ejercicio de falta de objetividad y miopía histórica. Los historiadores que le siguieron, como Delmonte y Tejada, Bernardo Pichardo por ejemplo, y todos, casi todos los demás, con excepciones como Roberto Cassa, Leoncio Ramos y parcialmente un Frank Moya Pons, se alimentan de los mismos pastos y abrevan en las mismas fuentes, ya contaminadas y retorcidas, publicadas por José Gabriel García, ya sea por cortesía o comodidad.

    Ausencia de Documentos

    En la página Web del Archivo General de la Nación, se cita, dentro de las fuentes disponibles al Archivo de José Gabriel García. Aunque su riqueza fundamental se refiere a la segunda mitad del siglo XIX, no deja de contener materiales de importancia para periodos previos. Por ejemplo, alberga parte de la correspondencia relativa a episodios de la guerra fronteriza entre 1793 y 1795.

    Sin duda la generalidad de varios de esos tipos de fuentes se encuentran en depósitos hoy no inventariados, sobre los cuales habría que realizar una labor urgente de ubicación y salvamento." Concluye la cita.

    Es decir que el material que es tomado como fuente primaria de nuestra novelada historia dominicana está mayormente disperso e incompleto, no inventariado debidamente.

    No se sabe a ciencia cierta donde están documentos fundamentales del nacimiento de la Republica Dominicana, es decir del inicio de su vida Constitucional, fecha de inicio que es fijada el 27 de Febrero de 1844, pero que en realidad ahí es que ocurre el primer evento bélico, sin mayores consecuencias en cuanto a muertos y heridos ni daños materiales de consideración ya que la historia no registra víctimas ni mayores consecuencias al trabucazo de Matías Ramón Mella en la noche febrerina.

    En cuanto al aspecto jurídico, tampoco se sabe donde está o si se conservó o no, el Manifiesto de Independencia o Manifiesto de los pueblos de la parte Este de la Isla Española, fechado el 16 de enero de 1844 y redactado por la cabeza del ala conservadora, Don Tomas Bobadilla y Briones, ex funcionario del Gobierno de Boyer, y que constituye la génesis política del proceso de Separación de Haití, luego de la proclama fallida de Don José Núñez de Cáceres el 1 de Diciembre de 1821.

    Dicho documento es considerado como el Acta de Independencia dominicana, que fuera firmada por escasos tres de los Trinitarios, que representaban el ala liberal del espectro político de la naciente Nación, ni siquiera Duarte, en razón de que se había autoexiliado desde junio de 1843, y los demás fueron prácticamente echados del proceso. El Decreto número 14 del 24 de julio de 1844 crea la Junta Central Gubernativa, integrada por Tomas Bobadilla y Briones, Presidente, Manuel Jiménez, Vicepresidente, Manuel María Valverde, Félix Mercenario, Francisco Javier Abreu, Carlos Moreno, Ramón Echevarria, Francisco del Rosario Sánchez, José María Caminero, Matías Ramón Mella y Silvano Pujols, Secretarios, esta Junta sufrió varios cambios, quedando fuera de la Constituyente de San Cristóbal del 6 de noviembre del mismo año, Francisco del Rosario Sánchez y Matías Ramón Mella, de manera inexplicable.

    Los conservadores dominicanos, con Bobadilla a la cabeza, repetían la historia de desplazar a los Liberales y hacerse con el poder tras el triunfo del proceso político.

    Al respecto, el profesor Bolívar García del Villar en ¿Por qué Duarte… por qué Santana? en el proceso de Independencia, publicado el diez de mayo de 2009 en Historia Dominicana, dice: Pero como la historia es evolución y transformación constante, Duarte, que figuró en la vanguardia del pensamiento político hasta 1843, pasaba con sus hechos en 1844 a la retaguardia del accionar revolucionario. No importa que el duartismo impuesto por la burguesía de 1894, se quedara anclado en el momento en que funda la Trinitaria. Ese cambio trascendental en la persona de Duarte fue percibido por los Restauradores en 1864 y adoptaron una actitud de rechazo. historiadominicana.com.do/historia/ . . . /269-ipor-que-duartepor-que-santana-en-el-proceso-de-independencia.html)

    En cuanto al proceso de la Anexión y Restauración de la República, hay documentos que son de escaso conocimiento o que no han sido divulgados y estudiados a profundidad. El investigador de la historia tenía que irse a España si necesitaba tener acceso a conocer los términos del Acuerdo de Anexión dominicana a la Corona española, quiénes firmaron además del General Pedro Santana, cuáles sectores representaban y, más difícil de saber aun a cuáles intereses respondían. Actualmente en la Web puede leerse el Comunicado del General Libertador Pedro Santana sobre Anexión a España del 18 de marzo de 1861, normativa dominicana: Real Decreto del 19 de mayo de 1861. Colección de Leyes, año 1861, páginas 143 a 147. www.bibliotecajb.org/Portals/0/docs/dinternacional/1.pdf

    En ese documento, del que casi no se habla, aparecen algunos motivos para tratar de justificar la Anexión, alejados de la pasión de los historiadores tradicionales y tal vez mas objetivos para retratar una realidad política del momento que, extrañamente, se asemeja bastante por no decir igual, al resto de nuestras realidades políticas a lo largo de toda nuestra vida institucional.

    Citamos: Porque no existe Independencia donde no hay fuerza para sostenerla; no hay libertad en los pueblos modernos donde falta la seguridad y la sociedad está condenada a perpetuas agitaciones

    Además, en sus consideraciones Pedro Santana agrega, Las Actas de proclama de V.M. en todos los pueblos del territorio dominicano prueban la espontaneidad y la unanimidad con que han procedido. En ninguna parte se ha causado una desgracia, ni se ha hecho derramar una lagrima. Claro está que Santana en su proclama defiende su posición conservadora actuando como un enviado de esa clase política. (www.bibliotecajb.org/Portals/0/docs/dinternacional/1.pdf—)

    La Batalla de Capotillo, Dajabón, del 16 de julio de 1865, cierra militarmente el proceso de Restauración, cabe investigar, el proceso jurídico político de la Restauración, de la vuelta a la República, cuales acuerdos se redactaron y firmaron, cual fue el decreto real de la vuelta a la Constitución de 1844 y lo encontramos en los archivos de la Universidad de Sevilla, como Documentos Internacionales del Reinado de Dona Isabel II: Desde 1842 a 1968. En esos archivos está la Ley derogando el Real decreto de 19 de Marzo de 1861 por el que se declaró reincorporado á la Monarquía el territorio de la República dominicana, firmada en Madrid el 1.° de Marzo de 1865. Pág. 399.bib.us.es/ . . . /documentosInternacionalesDelReinadoDeIsabelII.htm

    Retomando a José Gabriel García, tenemos que este derrama en sus narraciones históricas, hiel y ácido sobre la figura del fundador de la nación dominicana, General Pedro Santana, y mieles y perfumadas mirras en olor de santidad sobre Juan Pablo Duarte y sobre sus acólitos políticos personales de la época de García, habida cuenta de que el mismo García militó y fue funcionario publico y contemporáneo de los restauradores.

    La afirmación anterior hace pensar al lector ligero que no se aventura mas allá de la piel y superficie de la narración histórica, la cómoda impresión o conclusión de que elevando la estatura histórica de Pedro Santana se denigra automáticamente a Juan Pablo Duarte. Los personajes históricos no son pistones de un motor de explosión, donde si uno baja el otro sube. El hecho de elevar a una posición mas justa y objetiva a un personaje, no obliga ni se hace con la intención de bajar o menospreciar a otro.

    En el articulo, Y quien rayos es Rufino de la Cruz, el autor coloca… en su merecido pedestal al chofer de las Hermanas Mirabal, quien corrió la misma suerte que las muchachas de Conuco aquel funesto 25 de noviembre de 1960, héroe que casi nadie menciona y al visitar el Museo Hermanas Mirabal en la Provincia que lleva el mismo nombre, se aprecia la no velada mezquindad con que se trata su persona y se valora su sacrificio.

    Puede acusarse al autor de la preterida falta en algunos casos de soporte documental para fundamentar sus posturas de historia critica, el problema estriba en que mas del ochenta y cinco por ciento de la historia dominicana no esta documentada debidamente o descansa en documentos poco fiables, pero, gracias a la repetición como loros de datos y menciones históricas, se ha construido la verdad histórica dominicana. Verdad altamente sospechosa. La materia prima de nuestras verdades históricas en su mayoría, es la mentira favorable y propicia al momento político de que se trate.

    En su papel de historiófago, el autor de los artículos busca no caer en teorías de conspiración. Sin embargo en la historia mundial casos como el del asesinato, desde el mismo Estado, del Presidente John Fitzgerald Kennedy, el 22 de Noviembre de 1963, se han manejado muchas teorías de la conspiración, confirmándose cuarenta años después, cuando fueron desclasificados los documentos de la Agencia Central de Inteligencia, CIA, informes forenses y fotos de la necropsia practicada al cadáver, probaron la teoría de la conspiración y demostraron que las conclusiones de la Comisión Warren, encabezada por el Presidente del Tribunal Supremo, Earl Warren, concluyendo un solo tirador y la llamada bala única, llamada bala mágica por el daño causado. Haciendo de estas conclusiones una mascarada para engañar la conciencia norteamericana y mundial. Cientos de libros e investigaciones particulares a lo largo de cuatro décadas no pueden estar todos y al mismo tiempo equivocados.

    Tal vez la génesis del asesinato de Elm Street se encuentren en las palabras de despedida del Presidente Ike Eisenhower, en su mensaje a la nación del 17 de enero de 1961tres días antes de dejar el cargo, (Eisenhower’ s farewell), donde advierte al Presidente electo, primer católico en la Casa Blanca y mas joven en el puesto, de los peligros y manipulaciones de la industria militar norteamericana y su pasión comercial por la exportación de la guerra para que se consuman sus productos y manufacturas de la megaindustria bélica norteamericana. (www.eisenhowermemorial.org › Speeches)

    En el orden internacional temas como La Conjura contra Oppeheimer, Víctor Jara y el 911 chileno, Soto voce, 911 el Pearl Harbour de la posmodernidad, entre otros, se sale del patio dominicano para buscar, con olfato de sabueso, las inexactitudes, razones de Estado, datos y versiones acomodaticias de la historia mundial.

    Un aspecto a tomar en cuenta en las narraciones de la historia inobjetivas y faltas de soporte documental lo constituye la falta de historicidad, esa mecánica de la máquina de la historia que se mueve con el combustible de los intereses económicos y geopolíticos, esa fuerza obliga al hecho de que los sucesos mundiales, ya sean políticos o económicos, sean militares o ideológicos, o de cualquier índole, que se originan en los centros del poder global, tengan efecto en los países de la periferia.

    A lo largo de todos los periodos de la historia mundial hasta llegar a la actual postmodernidad de la era de la información, la globalización y el neoliberalismo cabalgante, este proceso de lógica histórica se ha registrado y seguirá registrándose. La gran depresión de los años treinta que comenzó en el jueves negro de 1929, sacudió, junto al Ciclón San Zenón del 3 de septiembre de 1930 a la nación dominicana y algo tuvieron que ver con que pariéramos la Era de Trujillo. También la crisis financiera internacional de agosto de 2008 y que tuviera su epicentro en la economía estadounidense, también ha hecho nacer otras crisis en los países dependientes o interrelacionados con ella como anillos concéntricos.

    Retomando el tema inicial de que si una sarta de artículos debe considerarse o no como un libro, se debe agregar aquí que al autor no le interesa ni lo uno ni lo otro. Cada quien debe considerarlo como le parezca o le convenga creer. Algo positivo de esta colección es que en estos tiempos de comida rápida y prisas existenciales, una compilación de artículos facilita la lectura porque se pueden leer uno por uno, sin orden temático o cronológico, en franca alusión al refrán que reza, Grano a grano se llena la gallina el buche.

    Washington DC, 15 de noviembre de 2010

    Primera parte:

    Temas dominicanos

    La negación de la historia

    La historia es un medio de manipulación de masas. El contar la historia es un medio de control social. La historia no puede ser contada sin los malos de la película. Esto, ante la irracional postura de algunos historiadores y personas comunes ante los hechos históricos queriendo ignorar o borrar de las páginas a todos los personajes crueles, malos, que han mandado al cadalso a los contrarios políticos. Sin ellos, los malos, toda historia es incompleta, carece de atractivo, inobjetiva, sin interés, ni merece ser contada.

    Hay una tendencia, hecha ley por la costumbre, en la nación dominicana, en nuestra nación cerebral, que consume los hechos en una especie de historiofagia, como si les avergonzara o no quisieran darle la razón a José Marti cuando dijera que los pueblos que olvidan su historia se ven obligados a repetirla. Sepultan hechos y personajes, exorcizando algunos y crucificando a otros.

    Un ejemplo de ello es el interés de sepultar trozos de nuestra historia como la Era de Trujillo, no al Trujillo de carne y hueso, pero si a lo que el y su régimen representaron para la conformación del ser nacional dominicano y de su soberanía, condenando al olvido mas adyecto y acre lo que representa para nuestra realidad nacional. Trujillo era duartiano. Siguió el ideal de Duarte, lo impulsó, lo hizo realidad en la medida de las circunstancias pero, como Dios, no compartía su Gloria con nadie, ni siquiera con Duarte o Luperon.

    Tras la muerte de Trujillo y el reinado de terror que le siguiera desatado desde la misma noche del magnicidio, se estaba al acecho de quienes contarían su epilogo, bajaría el telón y apagaría las luces de la Era, luego de cantar el finale. La historia la contaron miembros o amanuenses de la claque política que se hizo con el poder y se repartieron los despojos del tirano.

    La historia la cuentan los vencedores porque los muertos no hablan. Cuando una nación poderosa vence y subyuga a otra más débil, se sienta a contar los muertos y a escribir, caliente aun, su versión de los hechos, según sus conveniencias. Hay gente reacia a hablar de los hechos de abril de 1965, aduciendo que están muy frescos, que hay protagonistas vivos, que no quieren herir susceptibilidades o alegando las causas que fueren.

    La vuelta a la constitucionalidad de 1963, base de la contienda fratricida de abril, de aquel abril que T.S. Elliot dijera que es el mes mas cruel, no pretendía un cambio en el sistema político, por eso no fue revolución, sino, véase que los dos lideres militar y policial que enfrentaron al Cefa y a las tropas norteamericanas, el Coronel Rafael Tomas Fernández Domínguez y Francisco Alberto Caamaño Deño, eran hechura del régimen de Trujillo. El primero hijo del General Ludovino Fernández y el segundo del Teniente General Fausto Caamaño Sánchez, Secretario de Estado de las Fuerzas Armadas. A los treinta años de edad promedio, ya ambos ostentaban el rango de Coronel.

    Pseudoverdades, mediasmentiras, metamentiras y mediasverdades han dado forma a un nuevo espécimen de ciudadano que hemos dado en llamar dominicus historiofagus, el negador de la Historia o el histérico de la historia, personaje que ha recibido un chip con un compendio de datos históricos manipulados y manidos a conveniencia y voluntad del emisor.

    Preciso es analizar este fenómeno, viendo someramente la obra de cuatro historiadores dominicanos. José Gabriel García, el Herodoto dominicano, el Padre de nuestra narrativa histórica, publico los hechos de sus contemporáneos de la Guerra de Restauración y los hechos de la Independencia nacional. Como cronista apasionado no le hizo caso al consejo de Marx. Maldijo a Santana, lo satanizó, mientras que elevaba a Duarte a las albas alturas de la santidad. Creyendo que con hundir a Santana hacia subir a Duarte.

    Otro historiador que siguió, con algunas licencias la forma de contar la historia creada por García, es Bernardo Pichardo, quien, al igual que tantos otros, abrevo en las mismas fuentes de José Gabriel García, narrando como aquel, los hechos históricos sin base documental alguna a veces desconcertantes y de escaso crédito, junto a inexactitudes y traspiés como el de Juan Sánchez Ramírez, que era oficial del Ejército español y que ya el Profesor Juan Bosch aclarara, junto a otros entuertos de nuestra historia, en sus Temas Históricos, publicados en dos tomos.

    El tercer autor, no necesariamente narrador apasionado de una retahíla de hechos cuestionables, lo es Frank Moya Pons. Analítico, escrutador, meticuloso, científico, corta con el bisturí de su pluma por donde duele, por lo sano, presentando los hechos de manera mucho mas objetiva, demostrándonos que la historia no es casual sino causal. Mostrando además que existe una dinámica de la historia, un latir y un devenir dentro de la lógica, ilógica a veces, de los acontecimientos.

    Científico y marxista, el Profesor Roberto Cassa, nos cuenta nuestra historia colocando los hechos sin apasionamientos, sin maldecir ni adjetivar, dentro del marco del hecho social y económico, los dos grandes motores de la civilización. Con el y Moya Pons puede digerirse la historia dominicana y desintoxicarse de historietas infundios y maledicencias.

    La historia no puede ser contada sin los malos, repetimos. El Génesis mismo comienza con una lucha antagónica y enconada entre el bien y el mal, el engaño de la serpiente, la muerte de Abel a manos de su hermano Caín. De ahí en adelante la historia de la Humanidad se convierte en la historia de sus guerras sean grandes o pequeñas y los vencedores imponen sus condiciones a los vencidos.

    En 1919, al final de la gran guerra europea, Woodrow Wilson, Georges Clemenceau y Josef Stalin, se reunieron, sentados sobre las cenizas humeantes de la Europa desgarrada por los bombardeos de ambos bandos, a repartirse el mundo y a recomponer a su gusto y voluntad, el mapa de Europa. Ellos mismos contaron su Historia.

    La satanización de Santana

    La historia se construye de hechos. O al menos así debería ser. Recientemente se puso, por enésima vez, en tela de juicio y se abrieron debates dulzones, agrios o agridulces. Sobre si el busto del General Pedro Santana y Familia debe ser colocado o no, junto al de los tres padres oficiales de la Patria dominicana, o si sus restos deberían reposar o no en el Panteón Nacional.

    Los iconoclastas dominicanos, que al mismo tiempo son constructores de héroes, heroínas y batallas, rasgaron sus vestiduras y lanzaron

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1