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Sólo 40 Meses: Tú Decides
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Libro electrónico1022 páginas17 horas

Sólo 40 Meses: Tú Decides

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Información de este libro electrónico

Miles de millones de seres humanos alrededor del mundo, han

hablado de estar esperando la segunda venida de Cristo Jesus

desde hace siglos y milenios. Para ello, han ideado

diferentes conceptos de como el Espiritu Santo los pueda

hailitar para poder estar preparados y aprobados para cuando

dicho evento tome lugar. Muchos han ignorado dichos

conceptos, otros los han aceptado.


Por alguna razon desconocida para ellos, e inclusive para

nosotros hoy; se ha pasado por alto el magno evento que

precede a dicha segunda venida. Ese hecho es: Estar

preparados para el Inminente Cierre del Tiempo de Gracia! Si

fue aprobado antes de dicho cierre, la segunda venida sera

para usted, una maravillosa experiencia.


Por eso, el mismo Dios en su misericordia a punto de ser

retirada, al ver a la humanidad cristiana y a la no

cristiana de hoy, errando el camino y hundida en tanta

confusion al respecto; ha querido brindar un mapa unico, con

puntos claves y con bases simples, solidas y precisas a

traves de este libro. Mapa que nos abrira los ojos a una

realidad sorprendente en la cual quieras o no, te veras

envuelto. Junto al Espiritu Santo;esta sierva desea

compartir ese hallazgo con usted, mi querido lector. Porque

no queremos que el tiempo de gracia termine y pierda la vida

eterna con Jesus, por seguir en la ignorancia.


El Gobierno Celestial (Dios), quiere orientarlos

correctamente. El diablo quiere confundirlos mediante tantos

sistemas y filosofias religiosas. Ante estos dos Poderes,

Solo Usted Tiene la Decision Final! Por favor, no ignore las

advertencias que con tanto amor y por ultima vez Cristo

Jesus les envia a traves de las paginas de este libro.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento11 feb 2011
ISBN9781617644627
Sólo 40 Meses: Tú Decides

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    Vista previa del libro

    Sólo 40 Meses - Raquel Ramírez

    ACERCA DE LA AUTORA

    pic%2003.jpg

    Raquel Ramírez, nació en Hato Rey, Puerto Rico un veintiuno de octubre. Reside actualmente en Jacksonville, Florida. Tiene una hija, Ayleen Y. Martin. Tres nietos; Juleica, Marcos y Suleika. Y tres bisnietas, Yomaira Ayleen, Juleica Miriam y, Yadielis.

    Aceptó el llamado directo de parte de Dios en el año 1980. Desde entonces, en sus altas y en sus bajas, y como mandato Divino se ha dedicado por completo a sacar de la confusión, a miles que se encuentran atrapados dentro de la nueva teología, las tradiciones y las falsas interpretaciones de la Palabra de Dios.

    Ahora, Dios le abre un panorama más abarcante; le pide, que con la pluma y con la voz, junto a todos los que acepten el cometido, lleve a cabo la distribución del último mensaje de misericordia, antes que termine el tiempo de oportunidad y se desencadenen los terribles eventos finales. A esos efectos y bajo la dirección Divina, escribió este libro.

    Índice

    ACERCA DE LA AUTORA

    I N T R O D U C C I Ó N

    —P R E F A C I O—

    DATOS BIOGRÁFICOS

    Y TESTIMONIOS

    CAPÍTULO 1

    CAPÍTULO 2

    CAPÍTULO 3

    CAPÍTULO 4

    CAPÍTULO 5

    CAPÍTULO 6

    CAPÍTULO 7

    CAPÍTULO 8

    CAPÍTULO 9

    CAPÍTULO 10

    CAPÍTULO 11

    CAPÍTULO 12

    CAPÍTULO 13

    CAPÍTULO 14

    CAPÍTULO 15

    CAPÍTULO 16

    CAPÍTULO 17

    CAPÍTULO 18

    CAPÍTULO 19

    CAPÍTULO 20

    CAPÍTULO 21

    CAPÍTULO 22

    CAPÍTULO 23

    CAPÍTULO 24

    CAPÍTULO 25

    CAPÍTULO 26

    CAPÍTULO 27

    CAPÍTULO 28

    CAPÍTULO 29

    CAPÍTULO 30

    CAPÍTULO 31

    CAPÍTULO 32

    CAPÍTULO 33

    CAPÍTULO 34

    CAPÍTULO 35

    CAPÍTULO 36

    CAPÍTULO 37

    CAPÍTULO 38

    CAPÍTULO 39

    CAPÍTULO 40

    CAPÍTULO 41

    CAPÍTULO 42

    SÓLO 40 MESES… TÚ DECIDES

    RAQUEL RAMÍREZ—AUTOR

    I N T R O D U C C I Ó N

    En la primavera del año 1998, nos encontrábamos planificando mis hermanos y yo, una reunión familiar a celebrarse en casa de mi sobrina Waleska en Ft. Lauderdale, Florida. La idea de cómo poder aprovechar la oportunidad para hablarles a todos del inminente regreso de Cristo Jesús a esta Tierra y la importancia crucial de estar preparados para el cierre del tiempo de gracia, vino a mi mente. Oré a Dios en busca de sabiduría y que Él creara la atmósfera, el momento y las palabras adecuadas, ya que sólo Él conoce la necesidad de cada cual.

    El tan esperado día llegó (17 de julio de 1998). Todos estábamos bien contentos. Algunos hacía años que no nos veíamos y se pueden imaginar la alegría, los abrazos, etc. El día transcurrió en actividad tras actividad. Estaba feliz y a la misma vez, en la expectativa del momento que Dios me brindara la oportunidad de hablar. La noche llegó, y nos retiramos a descansar. Lamentablemente dicho momento no se logró.

    Traté de dormir, pero no podía conciliar el sueño. Sentía una mezcla de gozo y paz, con tristeza y expectación. Conversé con Dios y le pregunté: Señor, ¿por qué no se me brindó la oportunidad de hablar? Le argumenté: ¡Será que posiblemente no era esa la ocasión! ¡Recuerda que en la mañana siguiente después del desayuno regresaremos a nuestros respectivos hogares! ¿Podría haber sido que hubiese hecho algo que te hubiera dejado sin la posibilidad de usarme? Si eso fue mi Señor, déjame saber en qué para hacer arreglos. Si eso no era, ¡entonces cuando Tu Divina Providencia así lo dispusiera estaré lista! Terminada mi conversación con Dios sentí tranquilidad y me quedé dormida.

    La mañana llegó y todos nos dispusimos a recoger, empacar y dejar todo en orden. Ya estaban llevando sus equipajes al carro, cuando salí a desayunar. Me disponía a tomar algunas vitaminas cuando una de mis sobrinas me hizo una pregunta crucial. ¡Wow! ¡La oportunidad llegó! Dios me estaba proveyendo el momento y lo aproveché. Concluí con un llamado. Mi sobrina lloró y me abrazó. Luego vino Petra e hizo lo mismo. Inclusive, los que estaban afuera y otros que estaban sentados viendo televisión, se fueron acercando. Fue un momento muy especial para todos. Me pidieron que les diera seguimiento. Querían saber todo lo relacionado al plan de salvación tal cual es en Cristo Jesús, pues se encontraban lejos de Dios y no sabían qué hacer. Les comenté que aunque todavía yo misma no sabía qué, ni cómo hacerlo, Dios sí sabía y brindaría el método a seguir en el momento preciso, por lo pronto nos mantendríamos en contacto.

    Nos despedimos con una oración y emprendimos todos el viaje de regreso a nuestros respectivos lugares. Yo me dirigía a Jacksonville, Florida. Me sentía abrumada de la emoción y mantuve una conversación mental interminable con Dios. Le comenté lo agradecida que estaba por haberme brindado dicha oportunidad. Ahora mi Señor, le expresé, necesito saber ¿cómo les dejaré conocer Tu voluntad para con ellos? Dame sabiduría para escoger el material a usarse que pueda suplirla, por favor.

    Transcurrida más o menos una hora de viaje, todavía me encontraba concentrada en mi conversación con Dios; cuando al llegar a cierto tramo noté que los autos reducían la velocidad, ya que nos aproximábamos a un área de mal tiempo. El cielo se tornaba más negro, el viento recio, era nada menos que una tormenta de truenos y centellas con una lluvia tan intensa que no podía alcanzar a ver el carro que tenía al frente.

    pic%2006.jpg

    Después de pedir la protección divina, continué mi conversación con Él, ya que disfruto mucho el hacerlo. De pronto, una luz proveniente de arriba alumbró el cristal delantero de mi auto. Me sorprendí, pues todo el cielo estaba negro, todo estaba oscuro. ¿De dónde podría provenir esa luz? Pensé que podía ser un helicóptero. Me deslicé hacia el frente en mi asiento y miré para ver qué era y de dónde provenía. Para mi sorpresa descubrí que no era un helicóptero.

    En el cielo se había formado un claro totalmente azul en medio de las tinieblas, y en ese espacio limitado estaban la figura de tres ángeles. Cada uno tocaba una trompeta y se formaban de menor a mayor. Delante de ellos y en forma centralizada estaba la figura de una paloma. ¡De ahí provenía dicha luz!

    ¡Se pueden imaginar mi sorpresa! ¡Mi corazón se quería salir de mi pecho por la emoción! Entonces exclamé: ¡Claro! Tú quieres que les presente el mensaje de los tres ángeles, que se encuentra en Apocalipsis 14, específicamente en los versículos 6-12. Pero, ¿cómo Señor? No hay nada escrito. Me refiero a algo así como estudios bíblicos relacionados en forma particular con dicho tema, el cual tengo entendido es el mensaje final que Tú quieres darnos a los moradores de la Tierra.

    Entonces escuché una voz apacible que me dijo: Escríbelos tú. Mi asombro por lo que escuchaba y por lo que me pedía era evidente, realmente estaba en shock, así que emocionada grité: "¡Yooo! Pero, ¿cómo Señor? Realmente no sé nada aparte de lo que dice el texto, mucho menos ¡cómo desglosarlo!

    He escuchado muchas personas (pastores, entre ellos), hablar de los tres ángeles, pero más o menos lo mismo que se lee y a la misma vez unos dicen una cosa, otros dicen y/o añaden otra, ¿cuál sería la comprensión correcta? Realmente, no sé, no sé, no sé… ¡Ni siquiera soy escritora! ¡Eso ni soñarlo! ¡Ni me gusta escribir! Dios mío, ¿qué es ésto?"

    Trataba de entender lo que estaba pasando mientras suspiraba profundamente. La misma voz me dijo: Yo te equiparé, no tengas miedo. Además, te dejaré saber qué hacer y cómo hacerlo. Hemos trabajado juntos en muchas ocasiones desde que te escogí y ésta es sencillamente la culminación de dichos trabajos. Confía en Mí.

    Comencé a llorar, no podía creer lo que mis ojos estaban viendo y mis oídos escuchando. Sólo su misericordia no me dejó morir, porque mi pecho quería estallar. Mis emociones estaban en high. Al volver a mirar al cielo todo lo azul comenzó a tornarse negro otra vez hasta que todo desapareció y volvimos a las mismas escenas anteriores. Para mí ya nada era lo mismo. Continué absorta en mis pensamientos y así transcurrió todo hasta que llegamos a la ciudad de Palm Bay.

    Para entonces ya la tormenta había quedado atrás. Ahora era otra la tormenta que estaba azotándome, y no podía dejar de llorar. Le pedí perdón a Dios por mi comportamiento y acepté el nuevo reto. No te puedo negar que tengo mucho, pero mucho miedo, le dije. El ser humano se torna muy malo e intransigente cuando el fanatismo religioso y diabólico se apodera de ellos. Este mensaje según tengo entendido, es directo y provocativo, ya que pretende desenmascarar lo falso, las malas interpretaciones de Tu Palabra, despertar la conciencia de todos y llevarlos a una decisión. Por favor mi Señor, controla mis emociones y produce en mí el querer como el hacer según Tu Santa y Divina voluntad. Dame paz y libertad del temor. Igual como una vez dijo el Profeta Isaías te digo hoy: ¡Heme aquí, hágase en, por y a través de ésta tu sierva, como has dispuesto!

    Hice planes con el fin de tampoco decirle nada a nadie, pues no sabía cómo lo tomarían. Al ser humano le encanta la fantasía y lo sobrenatural, pero cuando se trata de algo real proveniente de Dios; en su mayoría son incrédulos y hasta crueles con quien se atreva a afirmar algo así. Lo sé por las experiencias que sufrí en carne propia en años pasados, y de otras que todavía sigo experimentando de una u otra forma, mientras he estado llevando adelante las tareas que Dios me ha ido encomendando.

    Muchos cristianos escépticos piensan que eso de ser escogido por Dios terminó allá para los tiempos bíblicos. Otros dicen tener varios profetas y mensajeros divinos en sus filas, pero me doy cuenta al verlos, escuchar lo que dicen, o lo que hacen, que se han autodenominado ellos mismos pues no pasan el parámetro Divino de Isaías 8:19, 20, entre otros. Y hay quienes dicen que en sus filas Dios estableció el don profético mediante su escogida, E. White, y sé que ella sí cumplió y pasó el parámetro Divino.

    A la misma vez estos últimos, encuadernan a Dios diciendo que después de ella, no vendría nadie más ¡Insólito! La misma Palabra de Dios dice que sí. Inclusive ella dice que sí en forma indirecta dejándole a Dios la prerrogativa de que él puede escoger si así lo determina, ¿quién sería ella para decir que no? Pero a la misma vez, sentía que era mucho para mí sola y necesitaba compartir lo sucedido. Eso sí, sería cuidadosa en escoger a quién.

    Una semana después en mi clase de Biblia; donde algunos estudiantes son de toda mi confianza y anteriormente había compartido con ellos algunas de las experiencias que he tenido con Dios, conté lo sucedido y se emocionaron. Enseguida comenzamos a planificar cómo llevarlo a cabo. Estábamos muy contentos de esta oportunidad que Dios nos brindaba. Realmente me agradó la actitud que ellos asumieron, por lo menos en aquel momento.

    Esa misma noche mientras compartía el plan de salvación con algunos amigos en estudios bíblicos, el hermano Jesús Velazco se comunicó conmigo dejándome saber que tenía algo para mí. Le di instrucciones de cómo llegar a donde me encontraba en esos momentos. Al llegar me entregó un sobre en el que había un donativo para el proyecto. También me dijo que el donante no quería ser identificado. Le indiqué que lo contara y lo guardara, y me dijo: No, eso es entre Dios y tú y se fue. Lo guardé y proseguí con lo que estaba haciendo. Al llegar a mi casa busqué el sobre para saber exactamente cuánto había, y ¡cuál fue mi sorpresa cuando conté $1,780.00 dólares! Me di cuenta que Dios realmente nos estaba equipando para dar comienzo a este proyecto misionero donde alcanzaríamos a las almas con el verdadero mensaje de los tres ángeles en todos sus alcances.

    Fui impresionada por Dios a comprar con ese dinero una computadora. Además, buscamos quién me enseñara a usarla. El hermano Celestino Rivera gustosamente se ofreció a enseñarme. Luego buscamos como sería el arte, cómo nos repartiríamos los deberes, etc. El tiempo continuaba pasando y, todavía seis meses después nada se había escrito. A esas alturas tanto los estudiantes de Biblia que se habían involucrado, al igual que los otros que al enterarse del proyecto me habían llamado con el fin de incorporarse al mismo, me preguntaban: ¿Cómo va el manuscrito? Con pena les contestaba: ¡Todavía nada, no he podido escribir, aún no tengo permiso de Dios! Otros seis meses más pasaron, y a esta etapa todos comenzaron a dispersarse. Cada cual siguió con su rutina anterior porque, según ellos nada pasa.

    Uno de los que me llamó desde Puerto Rico (el hermano Lopera), volvió a insistir a ver si ya el manuscrito estaba completo. Al enterarse que todavía ni siquiera había escrito nada, muy alterado me dijo: ¿Qué te pasa? ¡Cuando Dios da órdenes hay que ejecutarlas inmediatamente! ¡Olvídate tú, los voy a escribir yo! Con pena en el alma me fui a Dios en oración y vacié mi alma delante de Él. Señor, le pregunté: ¿Qué pasa?¿Ya no quieres que siga siendo Tu instrumento en este proyecto? ¿Será ese hermano o algún otro el que realmente lo llevará a cabo y yo sólo he sido el medio para darle la idea? Si es así, gracias por la oportunidad de ser útil a Tu causa. Si por el contrario no es así, entonces ¿En qué te he fallado? ¡Dime por favor para ir de rodillas delante de Tu presencia y pedir perdón!

    Su voz apacible volvió a mis oídos y me dijo: No cometas el mismo error que cometió Abram. ¿Cuál de ellos mi Señor?, le pregunté. Cuando lo escogí para ser padre de muchedumbres a través del hijo que le daría; como el tiempo pasó y nada ocurría, él se aventuró a escuchar consejos de cómo ayudarme a cumplir la promesa y las ejecutó. Sé que conoces el resto. Espera, no escuches a los que se quieren apresurar y hacer las cosas a su manera; ni a los que te critican. Aprende a esperar con paciencia y sigue confiando y dependiendo enteramente de Mí.

    Me sentí muy feliz y tranquila con su respuesta, y ya no importaba lo que los demás dijeran o pensaran de mí. Me podrían preguntar: ¿Cómo sabes que es Dios quien te habla? Pues bien, cuando Dios me escogió para ser su instrumento allá para el año 1980, juntos establecimos una señal que solamente Él y yo sabemos, ya que fue mental y fue comprobado.

    Así cuando a mi mente vienen pensamientos, sé inequívocamente y sin lugar a confusión; cuál de ellos es Dios hablándome o cuáles son mis propios pensamientos, mis propias conclusiones; o pensamientos y conclusiones que el diablo pone en mi mente, porque Dios termina siempre con dicha señal. Inclusive cuando le hago preguntas o cuando establecemos un diálogo, dicha señal siempre confirma la intervención Divina. Alabado sea su Santo y Bendito Nombre, Gloria a Él.

    Sé que el diablo no puede leer mi mente, pero también sé que puede introducir pensamientos o sueños propios con el fin de confundirme o engañarme, haciéndome creer que son de Dios. Por eso, siempre debo presentar a Dios todo para su verificación. Dios nos dice que probemos los espíritus a ver si son de él, ya que el enemigo nos puede entrampar con tan sólo un uno por ciento de falsedad.

    A esta altura es importante recalcar que Dios no le habla o le da un mensaje en sueños o visiones a cualquier ser humano aunque este sea pastor, sacerdote, evangelista, laico, erudito o cualquier miembro regular de iglesia, no, sólo a quién ha sido elegido o seleccionado por él. Dichos escogidos comunican el mensaje y sus enseñanzas por diferentes medios (hablados o escritos) a los demás, los demás a otros y los otros a otros. Ahora bien, también es notable el hecho de que por ahí hay muchos diciendo ser profetas y escogidos, pero ¿lo son en realidad, lo pueden probar, y más aún pueden ser verificados por Dios? Ésta sierva también dice lo mismo, y a medida que sigas leyendo encontrarás las evidencias necesarias y contundentes que lo verifican.

    Todos los que seguimos a Jesús nos podemos catalogar como sus discípulos, pero apropiarnos del título de profetas y/o mensajeros escogidos directamente por Dios… Umm. Eso es serio. ¿Cómo poder reconocerlos? Ya lo sabrás, a medida que sigas leyendo. Si en verdad crees ser un escogido, o estás siguiendo a uno que dice ser; vayan directo a Dios en oración, contritos y humillados y pregúntenle a Él, con el deseo ardiente de saber la verdad. Por favor, no vayan a otra persona. Otra persona te dejaría saber su propio criterio, el cual no necesariamente sería el correcto. Sólo Dios tiene la verdadera respuesta, porque fue él quien hizo o no hizo el escogido. En relación a mí, te las está dando aquí en el contenido total de éste libro, y te las puede confirmar él mismo. A continuación daremos tres principios fundamentales, entre otros, que dicho escogido debe tener y revelar:

    1—Cuando presenta sus mensajes, ya deben los mismos ser parte de su vida, ya que a esas alturas debe reflejar perfectamente el carácter de Jesús, y por ende estar obedeciendo perfectamente sus mandamientos incluido el sábado, sus estatutos y amando a sus enemigos. También debe ser uno con Cristo en Dios Padre y haber dejado de pecar mediante la obra transformadora del Espíritu Santo en su vida y carácter.

    2—Nunca sus mensajes deben contener el hecho de que Dios destruye, le da ira, o castiga para vindicar su justicia, nunca. Dicho escogido se supone sepa lo contrario a esa falsedad tan popular y la defienda. Por tal motivo no puede haber amenazas en sus dichos, más bien una reprensión de la genuina.

    3—El contenido de sus mensajes y enseñanzas deben estar basados en el contexto del verdadero mensaje de los tres ángeles. De lo contrario sería un poco más o menos de lo mismo que ha sido dicho por otros, o que está mal interpretado del relato bíblico. Aunque diga, recalque o exprese que proviene de Dios. La pregunta sería ¿De cuál Dios?

    El Espíritu Santo impresiona a los estudiantes de su Palabra Inspirada los cuales están interesados en saber cuál es su voluntad; de muchas formas. Puede que quieran predicar o enseñar sobre un tema, les impresiona textos y su aplicación y/o les hace cambiar el tema y así por el estilo. Puede que hayan aprendido algo totalmente diferente de parte de algún escogido, les confirma la veracidad del asunto y les amplía el concepto. Puede darle soluciones en base a oraciones contestadas. Inclusive, cambiar el rumbo o dirección en el camino para evitarles un contratiempo, o para ser de bendición a alguien… Cuando esto sucede, vemos simetría de acuerdo a la pura verdad de Dios, en las conclusiones y razonamientos a las cuales llegan.

    Suena contradictorio, pero es la verdad. Puede que piensen que Dios les habló basados en dichas experiencias, a pesar de que sí les impresionó mientras estudiaban y/o meditaban en su Palabra.

    Cuidémonos entonces de los tales que dicen que Dios les habló sin que manifiestamente Dios los haya escogido para un uso sagrado y particular y mucho menos si no son obedientes a sus mandamientos y estatutos en todos sus enlaces, pues seríamos trágicamente desviados del camino al cielo.

    Dios (Jesús) le hablaba a los paganos en el tiempo antiguo tratando de llevar luz en medio de tantas tinieblas espirituales. Una vez establece a sus escogidos y les enseña, ellos enseñan a otros hasta que es escogido su primer pueblo (judíos), para ser depositarios de su voluntad. Luego escogía a sus profetas y les daba instrucciones a seguir para corregir los pecados y errores existentes en las filas de su pueblo escogido. Y así por el estilo hasta hoy.

    Por eso es imperativo que probemos los espíritus a ver si provienen del verdadero Dios, ya que muchos, tal vez demasiados falsos escogidos andan por ahí. Los que realmente hayan llegado a una conclusión Divina mientras escudriñan las Sagradas Escrituras, la pluma inspirada o porqué no; también este libro por lo regular dicen: El Espíritu Santo me impresionó mientras estudiaba; mientras meditaba, a que hiciera o dijera… Pero establecer un diálogo directo no, eso es sólo con los escogidos, a pesar de que sus escogidos también decimos que hemos sido impresionados por Dios en algunas ocasiones.

    Varios meses después la persona que me dijo que iba a escribir dichos mensajes, me envió un ejemplar de lo que había escrito. Sentí de parte de Dios, que ese panfleto a pesar de que contenía información valiosa, no cumplía los requerimientos Divinos en lo referente al mensaje de los tres ángeles; resultaba ser un poco más de lo mismo.

    Nuevamente me sentí bien y complacida con mi Señor y con la decisión de esperar hasta que Él me señalara el tiempo para comenzar. Mientras esperaba aprendí de Dios a desaprender y a aprender sus métodos. A través de la historia de sus diferentes pueblos, me enseñó porqué fracasaban unos, y cómo debía ser prudente para no cometer los mismos errores. Me enseñó a esperar su momento, conjuntamente con sus instrucciones y así fortalecer mi fe. También aprendí como estar segura de cuál es su voz, ¡hay tantas voces que nos hablan!

    Aprendí además, a entender que Él es el que prepara el plan y también el que dice cuándo, dónde y cómo ejecutarlo. En otras palabras, Él da las órdenes generales y también las específicas. Aprendí a entender que sus caminos no son mis caminos, ni sus palabras son mis palabras y que en materia de asuntos espirituales, Él es la única autoridad. Nosotros los seres humanos por más preparados académicamente que estemos, y por más títulos que obtengamos, jamás podemos saber qué si, qué no, cuándo, cómo… Eso sólo lo sabe Dios.

    Por tal motivo todavía estamos en este mundo lleno de miserias, por usurpar dicho lugar. Nos encontramos igual que los judíos de antaño después de Cades Barnea, dando vueltas en el desierto. Cuándo aprendamos a dejar que Él sea el creador del plan y el solucionador del problema, veremos despejarse todas las dudas, los temores, y veremos una senda clara a seguir.

    A medida que avances en la lectura de este libro verás aclararse todos esos conceptos equivocados que hemos aprendido a través de la historia, las formas, ceremonias y la tradición que hoy por hoy nos damos cuenta, que no han servido de nada en materia espiritual. Además, nos hemos enfrascado en forma religiosa, en vivir y hablar de nuestros antepasados (profetas, apóstoles, discípulos, etc.) olvidando que tenemos una verdad presente que entender, vivir, desarrollar y predicar. Con la perspectiva de un futuro glorioso y cercano que alcanzar.

    Esto no quiere decir que hay que botar la Biblia porque no aporta nada. No. En ella se encuentran los principios de nuestro aprendizaje. Los puntos claves que nos llevarán a emprender y proseguir nuestro caminar en la vida con Cristo hacia la Canaán Celestial. Lo que queremos dar a entender es que cada época tiene su verdad presente con la cual trabajar. Si estudian con cuidado la Biblia, verán que en cada época cada cual se dedicó a lo suyo. Hablaban de los patriarcas y sus enseñanzas, con sus problemas, errores y dificultades para así aprender, pero no se espaciaban en ellos, ya que tenían lo suyo propio que desarrollar bajo la dirección del Espíritu de Dios.

    Igualmente los discípulos y los apóstoles. Ellos estudiaban los registros antiguos con el mismo propósito. Además, tuvieron al Maestro de los Maestros para aprender de su ejemplo y de sus enseñanzas, así desarrollaron la verdad presente para ellos conjuntamente con sus propias experiencias, y descartaron todo lo falso que habían creído como verdad. Allí están escritas esas historias para enseñarnos qué y cómo hicieron lo correcto y qué y cómo hicieron mal, así aprender de sus errores y no cometerlos igualmente, mientras desenredamos los códigos y principios de nuestra verdad presente. Así la luz va en aumento dispersando las tinieblas dejando una clara verdad para aprender, vivir y enseñar.

    Claro, no hemos podido nosotros hacer lo nuestro por estar perdiendo el tiempo en lo que no nos atañe, y para colmo también hemos perdido el foco del mensaje verdadero, por estar pendiente al de los demás. Nuestras enseñanzas, nuestras predicaciones, los testimonios, todo basado en los personajes de la Biblia o en otros. ¡No tenemos nada propio! Y lo que decimos tener, es un poco más de lo mismo de lo que tienen los demás, con sus errores y malas interpretaciones. ¡Ver para creer! Pero gracias a nuestro Señor que dentro de sus planes no contempla el dejarnos huérfanos de nuestra verdad presente, ni de una experiencia viva del mensaje verdadero para desarrollar aunque sea en un tiempo relativamente corto.

    Para fines del mes de enero del año 2003, o sea, cuatro años y medio después, fue que recibí las instrucciones específicas de parte de Dios. ¡Ya era el tiempo para comenzar a escribir! ¡Santo Jehová! ¡Qué contenta me puse! Rápidamente comencé la preparación personal. Mi Señor, le dije, como a tus discípulos en el aposento alto, después que ascendiste al cielo; quiero me dirijas a poner todo en orden. Establecer las prioridades. Confesar y siempre que sea posible, arreglar cualquier problema que pueda existir entre alguna persona y yo. Además, cómo distribuir mi tiempo, ya que sé que no me debo de apartar de éste mi deber bajo circunstancia alguna.

    Decir y hacer son dos cosas diferentes en algunas ocasiones y ésta no fue una excepción. Después de esto me encontré por varias semanas paralizada sin poder escribir, cuando mi Señor me dejó saber qué haríamos y cómo lo haríamos. Pedí a mis amistades que por favor oraran mucho por mí. Varias semanas después las cadenas fueron quebrantadas y me sentí libre para llevar adelante el trabajo que Dios me ha asignado. No sé realmente con cuantos otros problemas y obstáculos me encontraré en el camino hasta finalizar esta jornada, pero voy sin miedo y con la firme confianza de que Él y sólo Él esté en control.

    Ya para el viernes 21 de marzo de 2003, este proyecto comenzó a ser una realidad. Sólo Dios sabe el trauma que tuve que superar para poder expresar lo que tengo que escribir de acuerdo a su pedido. Me pidió que lo que escribiera, lo basara y lo entrelazara en muchas áreas con mi experiencia personal con Él. Es fácil hablar de otros, pero de mí no, no me era fácil. He aceptado el reto y sé que esta obra no es mía sino de Él. Espero y es mi humilde oración que mediante la lectura de este libro aprendas del Gran Maestro así como aprendí yo.

    Esperamos que una vez comprendidas y asimiladas estas verdades, las pongas en práctica bajo la dirección del Espíritu Santo, luego las lleves a otros para así juntos constituirnos en colaboradores con Dios en la salvación de las almas por las cuales Cristo murió y que así como nosotros, todos puedan tomar su decisión antes del fin del tiempo de gracia. Además, estaremos preparando el camino, para el pronto regreso de nuestro Señor Jesucristo en gloria y majestad. Ya que está profetizado que tan pronto este mensaje se lleve alrededor del mundo; su regreso es inmediato (Mateo 24:14). ¡Alabado sea su nombre ahora y siempre, aleluya, amén!

    No quisiera pasar por alto la oportunidad MAGNA de dejarles saber a todos, que si estar preparados para la segunda venida de nuestro Señor Jesucristo es importante, más importante aún es, estar preparados para el Inminente Cierre del Tiempo de Gracia. Razón por la cual este libro está siendo escrito. Recuerda, que si logras estar preparado para uno antes del tiempo establecido en el título del mismo, el otro será una grata consecuencia. ¡Santo Jehová! Aleluya, Amén.

    —P R E F A C I O—

    En la vida todo tiene un comienzo. Estudiando la Palabra de Dios descubrimos los orígenes y la creación de este planeta tierra, que duró una semana, o sea, siete días literales hace seis mil años atrás. También descubrimos el nacimiento de la raza humana con Adán y Eva en el sexto día de dicha creación. Vimos el surgimiento del sábado, séptimo y último día destinado por el Creador como su firma en el tiempo, como su sello, como su día de adoración. Con horror vimos la entrada del gran engañador, traidor y usurpador en Satanás. Como consecuencia vimos el surgimiento del pecado al desobedecer ambos, Adán y Eva las órdenes específicas dadas por el Creador.

    Nos conmovió el arrepentimiento, el dolor y el anhelo del perdón que experimentaron por su transgresión nuestros primeros padres. Y cuanta alegría nos provocó el perdón y la restauración dados a esa primera pareja, por nuestro Señor. Con tristeza vimos el odio y la envidia en el primer asesino Caín, e inclusive la muerte con Abel, la primera víctima humana de los estragos del pecado; porque cuando Adán y Eva pecaron desapareció la vestidura de luz de confección celestial que los cubría, entonces notaron que estaban desnudos y se tuvo que matar un cordero (primera muerte), para vestir a la primera pareja.

    Generación tras generación hemos visto a través de la Palabra de Dios y confirmado con la historia; cómo el pecado ha estado cobrando vidas; físicas unas y espirituales otras. Pero también hemos visto como el plan de redención puesto en acción por el Padre y, Cristo Jesús nuestro amante Salvador, ha recreado nuevas criaturas (espiritualmente hablando), para gloria de su Nombre. En otras palabras, no tan sólo hemos visto, sino que también hemos participado y experimentado en carne propia los resultados de la gran controversia entre el bien y el mal.

    Hoy, por la Gracia de Dios hemos visto el comienzo de un nuevo año. Un nuevo año lleno de retos, oportunidades y entre otras cosas lleno de decisiones. Decisiones que a través de las así llamadas consecuencias sabremos si fueron para bien o para mal. Oportunidades que tal vez aprovecharemos o tal vez dejaremos pasar. Y aún retos que nos harán más fuertes si luchamos por alcanzarlos.

    También durante este año podemos tomar la decisión, aprovechar la oportunidad y alcanzar el reto que Dios en su infinita misericordia nos a lanzado a través de la vida, muerte y resurrección de nuestro amado Salvador Cristo Jesús, de lograr el ideal que Él labró y quiere para ti como lo quiso y lo logró para mí; la transformación de tu vida a su imagen y semejanza. No por tus méritos porque no se puede, pero sí a través de los suyos y la obra transformadora de su Espíritu Santo, haciendo de ti una nueva criatura; si así lo deseas y lo dejas.

    ¿Quieres aprovechar la oportunidad y tomar la decisión de aceptar el reto que Dios te ofrece a través de este libro? Dónde la experiencia entrelazada de alguien igual que tú, constituye ser parte de la trama del mismo. Una persona que aceptó el reto, tomó la decisión y aprovechó la oportunidad. Esa persona, humildemente digo soy yo. Una mujer pecadora, pero con el vivo deseo de ser más que vencedora por medio de la sangre de Cristo Jesús y la obra transformadora de su Espíritu Santo en mí, por mí y a través de mí. Y si Él lo está haciendo conmigo indudablemente lo hará contigo también, si te humillas y te dejas enseñar, moldear y dirigir sólo por Él.

    Resulta extraordinario para los buscadores de tesoros, encontrar el mapa específico que los llevará a la búsqueda más importante de sus vidas, a la que han dedicado esfuerzos, tiempo, dinero, privaciones, e inclusive el riesgo de sus vidas. Al encontrar el mapa se dedican a descifrar sus códigos con mucho entusiasmo. A medida que van encontrando los puntos claves que los llevarán sin lugar a dudas, al lugar donde se encuentra el tesoro, el gozo que los embarga los enloquece de alegría.

    Hasta que al fin dan con el tesoro. Deciden no decir nada a nadie y así disfrutar ellos solos el triunfo. Saben algo interesante en relación a estos buscadores de tesoros, ellos descifran los códigos y siguen los puntos claves. Ellos no se desvían del mapa, buscando atajos cómodos y fáciles. Ellos se dedican totalmente a la búsqueda de su objetivo, y lo logran.

    En la Palabra de Dios, hay un mapa con códigos y puntos claves que sin lugar a dudas te llevarán a encontrar el tesoro más preciado para la raza humana. Si descifras esos códigos y sigues fielmente sus puntos claves y no te desvías de ellos aún a pesar de las encrucijadas de la vida, a pesar de que otros brinden un camino menos problemático y más cómodo. Si así lo haces, indudablemente encontrarás el tesoro de incalculable valor; la vida eterna con Cristo Jesús.

    Por eso el mismo Dios a través de ésta su sierva, ha querido brindarte ese mapa único con sus códigos y sus puntos claves descifrados, para que encuentres bajo la dirección de su Santo Espíritu dicho tesoro en este libro. Yo lo encontré, y contrario a los otros buscadores de tesoros, sí hemos querido compartir ese hallazgo contigo, mi querido lector.

    Emprendamos juntos pues esta travesía, que será de gran bendición. En ella aprenderemos entre otras cosas y en una forma bien particular, los puntos claves que encierra el mensaje de los tres ángeles, los cuales incluyen pero no se limitan a:

    *¿Quiénes realmente son los 144,000?

    *¿Qué pasó en el diluvio y en Sodoma y Gomorra que aclara la verdad del carácter de Dios y las verdaderas causas de los desastres ocurridos en el pasado, el presente y los que ocurrirán en el futuro?

    *¿Qué es la Justicia de Cristo, qué involucra y cómo obtenerla? *¿Realmente se puede obedecer perfectamente la voluntad de Dios y vivir sin pecar? Umm…

    *La Reforma pro Salud, ¿Cuál es su importancia en el plan de salvación? *Además, descubriremos el papel que desempeñaron y desempeñan los católicos romanos y los protestantes entre otros; en dicho Plan. También aprenderemos dentro del contexto de dichos mensajes:

    *¿Cuál es el problema del gran conflicto entre Jesús y Satanás? *¿Cuál es la diferencia entre la cruz de Cristo y la cruz de Babilonia (Satanás)? *¿Cuándo comenzó el juicio de los vivos? *¿Cuándo terminará el tiempo de gracia? *¿Cuál es el secreto detrás de los ovnis, los extraterrestres y los habitantes de otros planetas? *¿Están los diez mandamientos realmente abolidos? *¿Cambió Dios realmente su día de reposo del sábado al domingo? Si él no fue, ¿Quién lo hizo? *¿Escucha y contesta realmente Dios todas las oraciones? *¿A dónde van nuestros muertos, al cielo o al infierno? *¿Es Dios realmente un destructor y asesino? *¿Se puede confiar en la Biblia como totalmente inspirada? *¿Qué es e incluye su inspiración? *¿Dónde está María, la madre de Jesús?

    Sí, aprenderemos todo esto y mucho, mucho más

    Me gustaría en este momento hacer una advertencia. Probablemente al entrar en algunas áreas profundas, cuando la trama esté en todo su apogeo, puedas encontrarte leyendo algunas líneas en las que tus emociones traten de controlarte y querrás tirar este libro o tal vez maldecir a esta sierva por lo que escribió. Sólo recuerda que lo que hagas en mi contra, lo harás contra Dios, porque de Él estoy escribiendo. Si ese fuera el caso, te aconsejo que vayas a él en oración y pregúntale, ya que él es el único que te puede aclarar todo, no hay otro. Otra cosa es que te des la oportunidad de llegar hasta el final, porque sólo aquel que venza y llegue hasta el final alcanzará misericordia, si al fin se decide por la verdad simple y pura tal cual es en Cristo Jesús aquí establecida.

    Antes de continuar con los temas antes desglosados hagamos un alto y pasemos a disfrutar de este Oasis en el camino.

    DATOS BIOGRÁFICOS

    Y TESTIMONIOS

    A pesar de que esta sección contiene partes de algunos de mis testimonios y datos personales, sentí de parte de Dios que era mi deber incluirlos, pues aclararían muchas incógnitas a medida que avancemos en lo que se refiere al contenido total de este libro. Espero mi amado lector, que en vez de aburrirse con este segmento, por el contrario disfrute de estos testimonios que tal vez se identifiquen con alguno de ustedes. Se podrá pensar que a nadie le importan estos datos, pero recuerde que probablemente a unos no les importe, pero a otros sí y aquí hay para todos, así que disfrute usted de lo que más le interese y deje que otros disfruten de lo que ellos quieran. Continuemos pues con éste Oasis:

    SUCEDIÓ ASÍ

    Mi hija Ayleen y mis nietos: Juleica, Marcos y Suleika suelen visitarme todos los sábados. Vamos al templo en la mañana, almorzamos juntos y luego compartimos el resto de la tarde en varias actividades. Recuerdo cierto sábado en particular que después de regresar del templo, almorzamos como de costumbre y luego me rodearon en la cama donde me preguntaron: Abuela, ¿quieres contarnos algunas historias de tu infancia? Como por ejemplo: ¿Dónde naciste? entre otros datos. Me sonreí y me puse a evocar esos momentos. Luego pedí a Dios cuál experiencia entre tantas, quería que les contara.

    Nací en Hato Rey, Puerto Rico, el día 21 de octubre, de hace muchos años atrás, les comencé diciendo. Hubo un dato muy curioso que mi mamá me dijo que ocurrió en el momento de mi nacimiento: Mi mamá (Marcelina Vega), sintió los dolores de parto y mi papá (Domingo Ramírez) corrió a buscar a la partera. Ella (la partera) vino y comenzó inmediatamente con su trabajo de traer al mundo a ésta bebé que era yo. Cuando sale, no salí yo, salió una bola que ella llamó surrón. La partera dijo: ¿Qué tenemos aquí? Este bebé nació en surrón. Ella, con mucho cuidado y con un instrumento filoso procedió a abrir el surrón y allí dentro estaba yo."

    Mi nieto Marcos saltó de la cama y comenzó a correr mientras gritaba: ¡Hay, mi abuela es un extraterrestre! y las demás niñas le siguieron detrás y casi nos morimos de la risa, fue un momento bien divertido. Ellos volvieron y me dijeron: Sigue abuela, sigue contando que esto está interesante.

    Mi familia era muy numerosa, siendo yo la número ocho de trece. Cinco murieron (dos varones y tres mujeres) y quedamos ocho. De esos ocho los primeros cuatro fueron varones y al nacer yo (una niña), mis padres y mis hermanos se alegraron mucho, pero a la misma vez me cuidaban demasiado. Los muchachos se peleaban para cuidarme. Luego de varios años mi mamá tuvo otra bebé, y después otra más hasta que llegamos a ser cuatro niñas. El trato que me daban a mí por haber sido la primera niña dentro de los que quedaban vivos, siempre se dejaba notar y mis hermanas comenzaron a tener celos.

    Le reclamaban a mis padres el favoritismo. Tal favoritismo obedecía a que yo había nacido con problemas de salud. No toleraba ninguna leche; ni la materna, ni ninguna otra, me vaciaba en sangre. El doctor recomendó a mis padres hervir trozos de carne de res con verduras y darme ese sumo en el biberón para poder alimentarme y siempre estaban bien pendientes de mí. Después (en la adolescencia), comencé a tener problemas cardíacos congénitos de acuerdo a los doctores, así los cuidados aumentaron.

    Como en todo hogar donde hay muchos niños, mi hogar no era una excepción, siempre estaban peleando unos con otros. Si salíamos en el carro peleaban por las esquinas, todos querían la misma, pero yo siempre me mantenía afuera, tranquila. Después que mi papi le daba un sopapo a cada uno y los sentaba, entonces me sentaba tranquila en el espacio que sobrara. Nuestros padres les decían: Sigan el ejemplo de su hermana, cosa que no debían decir, pero ignorantemente lo hacían y no se daban cuenta que me hacían daño a mí. Ya que mis hermanas no querían jugar conmigo y me decían: La nena de mami, la mimada, el ídolo, la tonta. No quería que eso fuera así, sólo quería hacer las cosas correctas y obedecer lo que mis padres dijeran. Quería estar con mis hermanas, jugar con ellas y compartir, pero no me aceptaban.

    En Puerto Rico, como en otros países, se celebra por tradición en el día 6 de enero, el día de los Reyes Magos. Uno prepara una cartita con todos sus pedidos de juguetes con anticipación, luego la deja bajo la cama en una cajita llena de yerbas la noche antes de dicho día. La tradición dice que los camellos vienen hambrientos y necesitaban comer yerba. Así los reyes entraban leían la lista de pedidos, y en su momento dado, según te habías portado te dejaban todo lo que pediste o sólo parte. Dichos reyes hoy sabemos que en realidad son los padres. Ellos botaban la yerba para que pensáramos que se la habían comido los camellos.

    Aproveché e hice una lista bastante larga y cuál fue mi sorpresa cuando en dicho día todo lo que había pedido estaba allí. A mis hermanas les trajeron algunas cosas. A mi mente vino la idea de cómo congraciarme con ellas: Las llamaré y les dejaré saber que todos los regalos que me habían traído los sabios de Oriente también eran para ellas, y así jugaríamos todas y no me sentiría tan sola. Así que las llamé y les dije lo que había pensado y les di a escoger los juguetes que quisieran.

    Ellas estaban muy contentas. Sólo que algo salió mal. Después que cogieron todos los juguetes me empujaron y se fueron a jugar ellas. Les pregunté: ¿Puedo jugar también? y me dijeron: No, porque te contaminamos y se fueron. Me alejé a solas y las miraba de lejos. ¿Y saben qué? a la larga me sentía feliz porque ellas pudieron tener los juguetes que no les habían llegado gracias a mí. Entonces me dije: No te sientas mal Raquel, porque contribuiste a la felicidad de ellas. Eso es motivo de regocijo. Tal vez no quieran jugar conmigo ahora, pero si las sigo ayudando, más adelante tal vez quieran. Mi hermana menor (Esther), algunas veces venía y me hacía compañía. El problema era que yo era muy tranquila y ella, cómo niña al fin, prefería estar donde estaba la acción.

    La situación continuó más o menos, pero yo seguí siempre igual con ellas. Ya cuando se casaron y fueron madres creo que entendieron, el porqué del cierto favoritismo que mis padres tenían hacia mí, como expresé anteriormente. Lo importante hoy es, que al ellas venir a ser madres han podido entender, que el amor y los cuidados de una madre por el hijo más desvalido es algo natural, no por favoritismo sino por amor y necesidad. Ahora todo, es diferente aunque hayan algunos dimes y diretes. Somos realmente hermanas y nos llevamos bien y compartimos algunos momentos juntas.

    Como mis nietecitos se pusieron triste y con los ojos aguados, les dije: Bueno vamos a cambiar el tema. Ahora les voy a contar cómo aprendí a correr bicicleta. Les diré que como nadie me enseñaba, me dije: Déjame observar cómo lo hacen y cuando estén en otro lugar y no estén corriendo bicicleta, la cojo y practico hasta que aprenda. La oportunidad se me presentó, fui y cogí la bicicleta y me monté. Traté de hacer balance y apreté los pedales, ¿y a que no me adivinan, qué pasó? ¡Zas!, iba a toda velocidad pero no sabía cómo parar. No me atrevía voltear el manubrio para el lado no fuera a caerme, así que seguí directo. Directo a una verja que tenía cada vez más cerca y ¡Pum! Creo que lo demás se lo imaginan. Salí con las dos rodillas y los codos sangrando y golpetazos en el cuerpo.

    Pero lo mejor de todo eso era que nadie se había dado cuenta, así que me tragué el dolor, levanté la bicicleta y la acomodé en su lugar, me fui al baño y me eché alcohol en las heridas para que no se infectaran y me puse unas curitas. Me vestí adecuadamente para que no se notaran los golpes y como si aquí no hubiera pasado nada. No quería que me regañaran y se burlaran de mí. Mis nietecitos me dicen: Si coges hoy una patineta, ¿cómo será eso? Bueno, lo que sí es cierto es que no la voy a coger. Y reímos.

    LA MANO DE DIOS AL CONTROL

    Cierto día, continué diciéndoles, mi mamá tenía en casa la visita de un hermano de la iglesia y como en las conversaciones de adultos uno no se mete busqué qué hacer y vi una escalera de madera tirada en el piso y se me ocurrió acomodarla en la pared de la casa, subir al techo y disfrutar un poco allí mirando el panorama hermoso que se apreciaba.

    A duras penas me las ingenié hasta que posé la escalera contra el techo y comencé a subir. Cuando llegué al último escalón, subí una pierna para ponerla en el techo de la casa, pero cuando intenté subir la otra perdí el equilibrio y me fui de espaldas hacia abajo con muy mala suerte, ya que el vecino había derrumbado su verja de cemento y todos los escombros estaban en el piso. Estos sirvieron para amortiguar mi caída. La visita que estaba en mi casa vio por la ventana cuando caí y tanto mi mamá como él salieron corriendo en mi auxilio. Él me tomó en sus brazos y me lanzaba al aire para hacerme volver en mí, mi madre estaba muy asustada y llorosa. Me llevaron al hospital Auxilio Mutuo que por suerte quedaba a dos cuadras de la casa.

    Para sorpresa de todos y gracias a Dios no tenía nada de mucho cuidado, ni huesos rotos, ni cortaduras, sólo una niña muy asustada y un poco magullada. Le pregunté a mis nietos, ¿qué ustedes creen que pasó? Bueno a ciencia cierta no sabemos nada, sólo sé que mi ángel acompañante se interpuso entre los escombros y mi cuerpo, porque no podía haber otra explicación. ¡Gracias Dios mío, por siempre estar presente cuando más te necesitamos! Alabado sea Tú Santo y Bendito Nombre.

    Relacionada con el mismo techo de mi casa, les diré que mi papá había terminado un trabajo en cemento que había hecho en él y se me ocurrió que tan pronto mi papa se fuera al taller (él tenía un taller de ebanistería de su propiedad), tendría la oportunidad de subir al techo y grabar mis pies en el cemento. Así lo hice y cuando estaba bien contenta grabando mis pies en el cemento fresco, me dije: ¡Wow! que chévere, cuando seque ahí quedarán mis huellas. De pronto escuché un ruido y al voltear mi rostro, observo a mi padre subiendo al techo donde me encontraba.

    Cuando me vio, gritó: ¿Qué haces aquí sola, no vez que te pudo haber pasado algo malo? y se llevó las manos a la cintura donde estaba su correa. Reaccioné rápido y me dije: Algo malo sí me va a pasar si permanezco aquí, así que déjame huir, pero ¿por dónde? Él subía por el único lugar que yo podía bajar. Enseguida razoné: Saltaré, creo que es mejor saltar que recibir un correazo. No sabía lo mucho que podía doler un correazo, pues nunca había dado motivos para que me dieran, pero tampoco estaba interesada en saber. Así que antes que él llegara a mí, salté. ¡Él gritó sorprendido!

    Jamás se hubiera imaginado que yo saltaría. Bajó apresuradamente a ver si algo malo me había pasado. Les digo, diciéndole a mis nietecitos y a ustedes también; nunca lo intenten. Sentí como si mis pies se hubieran juntado con la cabeza y me había quedado enana. Cuando veo que mi papá se acercaba; corriendo me recuperé y corrí detrás de las faldas de mi mamá. Mi papá me decía: No te voy a dar, sólo quiero saber si estás bien. Suspiré y le dije: Bueno más o menos, pero estoy bien. Le di las gracias por su preocupación y ahí quedó todo.

    Varias semanas después, mi mamá me dice: Raquel ve a la tienda de don Altemio y compra un litro de leche que necesito para la cena. La tienda no quedaba lejos, más o menos 10 casas más arriba. Fui contenta porque iba a ser de ayuda a mi mamá comprándole la leche. Cuando regresaba de la tienda con la leche en mano, me puse a cantar y un vecino me vio y me llamó. Me acerqué y me mostró el carro convertible último modelo que se había comprado. ¡Wow, que bonito! le dije. ¿Quieres probarlo? preguntó. Claro, le respondí. Pues ven y móntate, me dijo.

    En el asiento de atrás, ya estaba sentada otra de las vecinas, así que me dije: Bueno, es una vueltita solamente y no voy sola. Inclusive de regreso me podía dejar frente a mi casa y la leche como quiera llegaría a tiempo para la cena. Me monté en el asiento del frente bien sosquineada entre el asiento y la puerta. Salimos hacia la avenida Ponce de León; daríamos la vuelta en la próxima cuadra y saldríamos a tres casas más abajo de mi casa. Todo estaba saliendo de maravilla hasta que el semáforo que estaba adelante iba a cambiar a rojo. Él quería pasarla, aceleró e hizo un cambio brusco de carril. Mi puerta se abrió (aparentemente no estaba bien cerrada) y caí a la carretera.

    La Avenida Ponce de León es una avenida bien transitada, ya que cruza desde Río Piedras, Hato Rey y Santurce hasta llegar al viejo San Juan. Nuevamente Dios, en su infinita misericordia, detuvo todo carro posible para que no fuera atropellada. El golpe fue muy grande pues partió en dos una hebilla que tenía en la cabeza que era de metal. No permití que me llevaran a otro sitio que no fuera a mi casa, ya que necesitaba llevar la leche. Discutí hasta que consintieron que me llevarían a casa.

    Cuando llegué nuevamente me tragué el dolor y entré como si nada. Mi mamá me hizo un comentario jocoso: Mi’ja, contigo se puede mandar a buscar la muerte, pues no llega a tiempo. Me sonreí con una mueca, entregué la leche y me fui al cuarto. Ella me pidió que comiera, además me dijo que era mi turno de fregar los trastes. Le supliqué, Mami no tengo hambre, pero a la misma vez tampoco podría fregar pues no me siento bien. Como tenía un padecimiento cardíaco, ella pensó que me refería a eso y muy preocupada dejó que me acostara. Luego fue a chequearme y ver cómo me sentía y se veía acongojada, pues pensaba que me sentía así por haber ido a buscar la leche. Le dije que no era eso, ahora sólo quería descansar pero que al otro día le diría que pasó. Me abrazó, me besó, me dió la bendición y se retiró.

    Temprano en la mañana vino a mi cuarto a ver cómo me sentía. Entonces le conté todo lo sucedido. Ella se preocupó muchísimo. Quería llevarme al hospital, pero la convencí de que no era necesario, que me sentía perfectamente bien. Sólo necesitaba descansar un poco pues me sentía bien aturdida anoche, hoy después de dormir y descansar me siento nueva otra vez, le dije.

    "Ustedes se preguntarán (les dije a mis nietos), por qué hacía todo a escondidas y sin pedir permiso. No quiero que ustedes hagan lo mismo ya que uno siempre debe pedir permiso a los padres en todo lo que vayan a hacer y ellos siempre deben saber dónde ustedes están por cualquier eventualidad. Yo no tengo razón ni excusa para haber hecho lo que hice. Sólo lo puedo explicar de esta manera:

    Puede que como a mí nunca me habían pegado, yo no podía saber qué se sentía si te daban una paliza, pero a mis hermanos sí, y ellos gritaban y se arresmillaban que parecía que los estaban matando y lloraban mucho sin consuelo. Me preguntaba: ¡Tan malo es! pues yo no quiero eso para mí. Prefería tirarme del techo a que me dieran un correazo. Fueron ignorancias que no podía razonar. Luego, como nadie quería jugar conmigo ideaba qué hacer por mi cuenta. No decía nada, pues por mi enfermedad me cuidaban tanto que me sentía inútil. No podía hacer nada; así quería demostrar que sí podía, ¡aunque todo me salía mal!"

    Ya mis nietecitos tenían que irse y me dijeron que habían disfrutado mucho con mis experiencias, que otro día les contara más. Al llegar la próxima semana, ellos (mis nietos), querían saber más experiencias, querían saber más datos de mis padres (sus bisabuelos), y qué había pasado con ellos. Además, necesitaban saber de su otro abuelo (el padre de mi hija), cómo lo conocí y algunos datos del nacimiento y la infancia de la mamá de ellos. Así les comencé a contar:

    "Pasó el tiempo, y mi mamá se enfermó gravemente de cáncer, les dije. Fue algo que nos devastó a todos. Mi mamá era tan especial que no podíamos entender porqué se enfermó así. El doctor le recomendó reposo y le sugirió a mi papá la posibilidad de mudarnos al campo, ya que sería mucho mejor para ella. Las gestiones fueron hechas y varios meses después nos estábamos mudando al barrio Dos Bocas de Trujillo Alto, Puerto Rico.

    Mi mamá comenzó a sentirse mejor y me recomendó un viaje a New York a casa de una prima. Gustosamente acepté pues sería algo novedoso para mí. Mientras ese momento llegaba disfrutamos cada momento juntos. Mi papá predicaba en las iglesias y a nosotros nos encantaba participar en la programación de la misma.

    Mi mamá antes de casarse con mi papá había sido artista de teatro y cantaba muy bonito. Una vez conoció a Dios sólo cantaba en la iglesia para alabar a Dios y deleitar a los demás. Casi cada fin de semana nos invitaban a algún lugar a predicar y a oírnos cantar. Sí, lo dije bien a oírnos cantar, pues mi mamá cantaba sola pero siempre había un himno que le gustaba cantar con nosotros; con mi papá, dos de mis hermanas y yo. Ese himno era Señor mi Dios.

    Nos quedaba tan bonito que a la gente no le importaba que mi papá comenzara a toser cuando venían las notas altas. Siempre lo hacía y nosotras nos sonreíamos y lo mirábamos con cariño para darle ánimo para que siguiera, y siempre nos salía bien al fin y al cabo. Eso les da una idea de que a pesar de las dificultades y desavenencias familiares en cualquier aspecto, si nos mantenemos unidos y alejamos el egoísmo de nuestras vidas, las cosas van a ir bien. Recordábamos el pasado sólo para reírnos de él y mejorarlo, y ver que todo con persistencia y bajo la dirección de Dios puede ser definitivamente diferente y positivo.

    Saben una cosa que no puedo bajo ninguna circunstancia dejar pasar por alto en relación con mis padres, es el respeto y la consideración que había entre ellos. No menciono el amor porque eso era obvio. Un detalle que quiero resaltar en forma particular es, que cada fin de semana mi padre preparaba el desayuno, comenzando el sábado y se lo llevaba a mi mamá a la cama. Él le decía: Toda la semana me serviste tú a mí, ahora es mi turno de servirte a ti. ¡Que tierno! ¿Verdad? Preparaba también todo el almuerzo el viernes y lo calentaba el sábado, pues ese día después de la programación en el templo nos iríamos de picnic y no se imaginan el día tan maravilloso que pasábamos. Para mí hasta el sol de hoy, recuerdo cómo nuestros padres nos enseñaron a guardar el sábado resultando en una delicia santa a Jehová, como dice Isaías 58: 13,14. Anhelo la llegada de cada sábado y lo disfruto.

    El domingo; luego de los preparativos del desayuno que él realizaba, todos juntos compartíamos la limpieza general del hogar, nunca fallaba. Si los matrimonios fueran así, el hogar vendría a ser un pedazo de cielo en la tierra, sería muy diferente. Pero el mismo detalle que a afectado a la humanidad desde que entró el pecado al mundo (el egoísmo), también a afectado a aquellos que juraron ante Dios amarse y ser el uno para el otro siempre, o sea en las buenas y en las malas. Y muchas veces más que ellos, los niños son los que más sufren, creándoles traumas a veces difíciles de superar, todo por causa del maldito egoísmo.

    Por fin llegó el tan esperado día de viajar a New York. Mi primera parada fue a casa de una prima, luego pasé a casa de unos amigos de la iglesia. En este hogar me querían mucho. Yo era para ellos como una hija más y una hermana para las muchachas, Eli y Rachel. Ellos no se imaginaron nunca el bien que me hicieron. A través de ellos conocí a Olga Torres, quién como un imán se convirtió en una amiga inseparable, hasta que Dios la llamó al descanso. Gracias le doy a Dios por ellos, y que los bendiga donde quiera que estén hoy.

    Un día recibí una carta de una amiga vecina de mi mamá, Mery Soisa, donde me comunicaba que mi mamá estaba muy grave en el hospital y que ella había prohibido a todos que bajo ninguna circunstancia me dejaran saber nada sobre su gravedad para que siguieras disfrutando por allá. Pero yo (escribió ella), consideré mi deber dejártelo saber porque sería muy malo que regresaras un día sólo para darte cuenta que ya ella no estaba y ni siquiera haber podido decirle adiós y compartir juntas esos últimos momentos. Se pueden imaginar cómo me sentí. Dios mío que amor tan desinteresado el de mi madre. Ella sólo piensa en el bienestar y la felicidad de sus hijos. En este caso el de ella para mí.

    No sabía qué hacer ya que ella había quedado en que tan pronto yo quisiera regresar, le dejara saber con tiempo para enviarme el pasaje de regreso. No podía decirle que sabía lo que a ella le estaba pasando pues delataría a mi amiga y no podía inventar una excusa pues ella me había enseñado a decir la verdad cueste lo que cueste. A la misma vez era un mandato divino el de no mentir bajo ninguna circunstancia, oré a Dios para que me diera la solución.

    Le enseñé la carta a Ely y ésta se la enseñó a sus padres. Sin que me diera cuenta en menos de una semana ellos me tenían el pasaje, me compraron un lindo vestido y zapatos. Además me dieron algo de dinero para cualquier eventualidad. Me dijeron que estaban muy contentos con mi estadía allá, pero en este momento mi mamá me necesitaba, y yo a ella. Les di las gracias por el apoyo tan lindo que me brindaban y en su momento regresé a mi hogar.

    Me enteré después que mi mamá se había enfermado a tal gravedad, ya que algunas veces le daban hemorragias de sangre y cuando fue al médico le dijo que necesitaba un tratamiento urgente. Debían recluirla y tal vez operarla, pero ella dijo que no; porque no quería dejar a sus niñas solas. Lamentablemente a la larga nos dejó solas y no por unos días, sino para siempre. Tal vez todo hubiera sido diferente si se hubiera cuidado, pero ya nada hay que lamentar, eso

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