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Alcaldeando: Las enseñanzas de liderazgo de un alcalde
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Alcaldeando: Las enseñanzas de liderazgo de un alcalde
Libro electrónico234 páginas3 horas

Alcaldeando: Las enseñanzas de liderazgo de un alcalde

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En España hay más de 8.000 líderes desconocidos: los alcaldes. Dirigen grandes urbes, pequeñas capitales, pueblos y aldeas. Casi todos ellos gestionan entidades mucho mayores que cualquier empresa: con más personas, con un presupuesto más alto y, sobre todo, con una responsabilidad pública muy elevada y exigente. Una escuela de liderazgo de la que todos podemos aprender.
Alberto Ruiz de Azua, que ha sido alcalde durante doce años y hoy sigue vinculado a la administración local en un gran ayuntamiento como es el de Bilbao, nos descubre los retos y las enseñanzas que le han proporcionado una de las aventuras más apasionantes de nuestra sociedad democrática: ser alcalde o, como él mismo dice, "alcaldear".

"Si tienes vocación y oportunidad de ejercer el liderazgo en cualquier ámbito de la vida, este manual va a resultarte muy útil". José Ángel Cuerda (Alcalde de Vitoria-Gasteiz durante 20 años)
IdiomaEspañol
EditorialDiëresis
Fecha de lanzamiento18 mar 2015
ISBN9788494295997
Alcaldeando: Las enseñanzas de liderazgo de un alcalde

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    Alcaldeando - Alberto Ruiz de Azua

    1

    Ante un nuevo escenario vital

    Debo suponer, querid@ lector@, que siendo afiliada, simpatizante de algún partido político o una simple mortal más de a pie de los millones que hay en el mundo con ganas de cambiar las cosas, alguien de tu Partido, afín a tus ideales o una amiga inquieta con la que compartes sueños te ha podido proponer formar parte de una candidatura a unas elecciones –pongamos que municipales– y has aceptado, tentada por ese inocente, sano y utópico romanticismo que nos hace preocuparnos por intentar aportar nuestro granito de arena a ese otro mundo que piensas que no sólo es posible sino necesario.

    Pues bien, creo estar en condiciones de garantizarte que no sabes bien lo que has hecho y que alguien debe hablarte claro y contarte, siquiera brevemente, qué es lo que te espera, a qué retos te vas a enfrentar, y qué debes hacer para sobrevivir a tan heroica empresa.

    Para empezar, vas a tener que sacrificarte al menos durante unas cuantas semanas previas, y luego también en la campaña electoral, ayudando y colaborando a elaborar el programa electoral, pateándote el pueblo, haciendo reuniones y presentaciones públicas. Normalmente colaborarás de buena gana y con ilusión porque te sentirás valorada entre tu propia gente al haber sido elegida para formar parte de la candidatura. Pero no eres consciente aún de todo lo que se te puede venir encima.

    Si como resultado de las elecciones tienes la suerte de ser elegido/a cargo público, lo normal es que te encuentres con un mundo nuevo que no dominas y que incluso te puede dominar él a ti si es que no estás bien prevenido o preparada para lo que se te avecina.

    Y si para mayor gloria tuya y de tu familia, tienes que asumir la alcaldía o responsabilidades de gobierno como delegada de algún área, te va a tocar lidiar con temas muy sensibles, a veces bajo mucha presión; en ocasiones vas a sentirte sola; tendrás que tomar decisiones, algunas muy comprometidas; y te verás obligada a gestionar conflictos que te quitarán el sueño y que te llegarán a afectar de tal manera que necesitarás tener y mantener un buen grado de madurez y equilibrio físico y emocional para poder minimizar las consecuencias y el desgaste que suponen el ejercicio de una función tan noble pero tan exigente, que requiere una dedicación tal que es sólo conocida y reconocida por quienes hemos pasado por la experiencia. Y si para colmo eres mujer… ¡qué quieres que te cuente!

    Pero te preguntarás: ¿y las satisfacciones? Pues son las justas. Y además muy efímeras, porque para cuando eres consciente de haber conseguido algún logro y decides celebrarlo, te está entrando otro problema por la puerta de tu despacho –si es que tienes– o lo que es peor, por la puerta de tu casa.

    Tres nuevos frentes (se abren ante ti)

    Ya te advierto desde ahora, que en el ayuntamiento vas a tener que vértelas a diario con tres peligrosos colectivos que van a llenar todas las horas de todos los días de los próximos años: los funcionarios, la ciudadanía y tus compañeros concejales.

    1. Los funcionarios

    El funcionariado es una especie; una variedad híbrida entre personas y máquinas con motor diésel que intentan influir en los políticos –sobre todo en los nuevos– y que de entrada si no enemigos, sí que sus miembros son de otro género diferente al de los políticos, que a duras penas comparten los mismos objetivos y que además saben que ellos son perennes porque tienen su puesto asegurado mientras que el alcalde, alcaldesa o concejal de turno son aves de paso: son caducos, y además, a los pocos meses del mandato les va apareciendo la fecha de caducidad escrita en la frente.

    Los funcionarios son auténticos expertos en torturar concejales y alcaldes. Nunca están cuando uno los necesita y en cambio te pueden llamar a cualquier hora para el asunto más nimio, como pedirte permiso para cambiar la bombilla fundida de una farola del parque.

    Pero no lo hacen porque sean mala gente, no. Lo hacen porque un día, un político dijo «que no se haga nada sin consultar conmigo», y ahí comenzó el desastre.

    Dicho esto, también he de confesar que mi experiencia personal con los funcionarios ha sido muy buena. Me he encontrado con excelentes profesionales e incluso con grandes funcionarios vocacionales que han preferido seguir ejerciendo su vocación de servicio público en el ayuntamiento rechazando ofertas muy tentadoras de empresas privadas, a cuyo servicio podrían haber trabajado bajo el régimen de excedencia temporal, al que tienen perfecto derecho.

    Te diré más; si tienes la suerte que yo y otros excompañeros con los que compartí cargo tuvimos, podrás encontrar entre esos funcionarios vocacionales con experiencia y con criterio bien fundado a tus mejores aliados y, si sabes ganártelos, se van a prestar gustosamente a colaborar contigo y con tu equipo en cuantas empresas y proyectos les propongas. Así, podrás tener siempre a tu disposición su opinión cualificada e independiente como una más para poder tomar las decisiones que te competan.

    Hoy más que nunca podemos –y debemos– decir y reconocer que es la dignidad de la inmensa mayoría de los funcionarios públicos y el desarrollo honrado y profesional de su trabajo lo que permite que la administración siga ofreciendo servicios públicos de calidad.

    2. La ciudadanía

    La ciudadanía debe ser la principal destinataria y beneficiaria del ejercicio del cargo público, por lo que tendrás que dedicar gran parte de tu tiempo a estar en contacto directo con ella. Deberás atender a la sociedad organizada, plataformas, asociaciones, clubs, agentes económicos y sociales locales influyentes, sin olvidar tampoco a personas individuales que no forman parte de ninguna organización.

    De la misma forma que más arriba te he confesado mi buena experiencia en la relación que he ido manteniendo con el funcionariado, aquí también he de reconocer que en el ejercicio de mis cargos como concejal y alcalde tuve mucha suerte en mi trato con la ciudadanía: por lo general fui una persona respetada por mis vecinas y vecinos, aunque siempre puedes encontrarte con alguien que te puede dar algún disgusto. No hace falta que te diga que ahora, como nunca, hay personas que están sufriendo mucho y que a veces pagan su sufrimiento y desesperación con los políticos más cercanos. Como decía un colega, «un alcalde siempre tiene que ir con corbata porque en cualquier momento le hacen un homenaje».

    3. Tus compañeros concejales o «cuerpo a tierra, que vienen los nuestros»

    Voy a contarte algo sobre tus compañeros concejales, porque llegarás a darte cuenta de que algunos no serán tan compañeros como tú piensas. La condición y las miserias humanas aflorarán en algún momento durante los cortos/largos cuatro años que dura el mandato y es posible que en algún momento sientas el frío helador de una puñalada trapera recibida por la espalda.

    Sí, has de saber que los grandes disgustos y las decepciones más amargas que sufras en el ejercicio del cargo tendrán su procedencia en el comportamiento de alguno de tus propios compañeros, los que están en tu propio partido. Son las experiencias más dolorosas porque suelen llegar de forma inesperada.

    La sabiduría popular es rica y ha creado frases que aluden a este tema. «Del agua mansa líbreme Dios, que de la brava me libro yo». «Líbreme Dios de mis amigos, que de mis enemigos ya me libro yo»

    Rodolfo Martín Villa⁷ solía repetir con fruición aquello de «¡Cuerpo a tierra, que vienen los nuestros!», frase atribuida al político de la UCD Pío Cabanillas⁸, y que se ha convertido en eslogan y máxima recurrente para aludir a las sorpresas, naturalmente desagradables, que al ser humano suelen depararle quienes precisamente deberían colmarle de felicidad.

    Cuentan que al inicio de un curso parlamentario en la Cámara de los Comunes, un joven e inexperto diputado se sentó junto al Primer Ministro Winston Churchill. El joven diputado, sumamente emocionado, le dijo a Churchill: «Señor, es un honor para mí estar sentado a su lado con el enemigo enfrente», a lo que el Primer Ministro le contestó: «No se confunda, joven, los que tiene Ud. enfrente son sus adversarios; los enemigos los tiene Ud. aquí detrás, en su propio partido».

    Al mismo Churchill se le atribuye la frase: «En la vida hay amigos íntimos, amigos, conocidos, adversarios, enemigos, enemigos mortales y compañeros de partido».

    Pues sí, desde ahora quiero prevenirte también en este sentido, porque he visto muy de cerca a alcaldes y concejales que han sido víctimas del comportamiento indecoroso de sus propios compañeros de partido, episodios que hacen daño en lo más profundo del ser y que jamás se olvidan. Así que he querido advertirte porque debes estar preparado también para estas contingencias que, además, creo que son inevitables, por mucho que uno intente estar siempre alerta para controlar todos los movimientos a su alrededor.

    Mi amiga Isabel Sánchez Robles, actual Parlamentaria en el Congreso de los Diputados en Madrid, me decía siendo concejala del Ayuntamiento de Bilbao (1999-2011), que su tío José Luis Robles Canibe⁹, alcalde de Bilbao 1983-1987, capitán de la marina mercante, solía repetir con salero un dicho procedente del argot marinero que sonaba así:

    «Sea en tierra firme o en alta mar

    mantente siempre atento y vigilante,

    haya viento de poniente o viento de levante,

    porque si no te dan por detrás,

    te acabarán dando por delante».

    Tres obstáculos más

    Hay tres circunstancias más que quiero comentarte, las cuales perjudican y vician o impiden el buen funcionamiento del equipo de gobierno local.

    1. El proceso de elaboración de listas

    El sistema de elaboración de las listas electorales suele responder a la siguiente escaleta: Los partidos eligen primero al cabeza de lista o candidat@ a alcalde y después, en aras a mantener o recuperar el equilibrio interno entre sus filas, intentan cerrar las listas con personas que representen a las diferentes sensibilidades que suelen convivir dentro del partido o agrupación electoral, las diferentes familias; también se intenta mantener la paridad de género y además se suelen incluir representantes de los diferentes barrios del pueblo o ciudad en aras a conseguir cierto equilibrio territorial. Y los mencionados criterios se utilizan muchas veces por encima de otros quizá más importantes, como las aptitudes, capacidades y habilidades de los candidatos.

    2. La falta de personal de gabinete

    El gobierno, sí también el local, necesita colaboradores inmediatos de apoyo directo. Si reconocemos que los funcionarios no tienen en principio por qué guardar identidad de objetivos con el gobierno de turno y además es positivo incluso que mantengan en la medida de lo posible cierta neutralidad e independencia política y vocación de servicio público por encima de intereses partidistas; y por otra parte, el equipo de gobierno está compuesto por concejales que han sido elegidos en virtud de unos criterios de paridad de género, representación de las distintas sensibilidades políticas y de los diferentes barrios del municipio, pasando muchas veces por alto su preparación y sus capacidades y habilidades para gobernar, resulta evidente que el equipo de gobierno necesita apoyo técnico profesional de cualificados y hábiles profesionales de confianza para el análisis de la información, la elaboración de políticas, proyectos, planes y programas, y para aplicar también en las relaciones con los ciudadanos y con los medios de comunicación.

    Pero por ser la contratación de personal de gabinete tema susceptible de crítica fácil y no muy bien visto en situaciones de crisis económica como la que vivimos, los equipos de gobierno se encuentran en la gran mayoría de los casos desatendidos técnicamente y a falta de buen asesoramiento. En muchas instituciones se siguen confiando las tareas directivas a funcionarios cualificados por su especialidad técnica o funcional aunque carezcan de formación, habilidades, aptitudes y a veces incluso de intención de ejercer tales atribuciones.¹⁰

    Pero es evidente que un gobernante que consiga seleccionar colaboradores suficientes y competentes estará más descansado y podrá tomar mejores decisiones. Esta es una idea que Furió¹¹ repite varias veces en su obra El Concejo y Consejeros del Príncipe¹² y que muchos gobernantes de nuestro país se empeñan en desdeñar. En otra manifestación de voluntarismo heroico, muchos gobernantes prescinden de colaboradores que serían necesarios asumiendo personalmente el esfuerzo y el trabajo adicional que ello representa¹³.

    Pero una concejala, un alcalde o alcaldesa, tienen que tener tiempo y poder dominarlo, gestionar su agenda, sus momentos propios. Porque también es importante que aprendan a desconectarse de la profesión, apartando tiempo para dedicarlo a sus hobbies, para la familia y para los amigos. Las grandes carreras políticas se forjan de personas que sacan tiempo para formarse, para ir al gimnasio, para leer, para cuidarse. Hay que ser un poco egoístas y cuidarse; hay que mimar a la familia y buscar alianzas con ella, porque la vida pública es muy exigente y una crisis familiar es lo más desestabilizador en la carrera de un político¹⁴. Hay que gestionar la cartera de amigos; hay que descansar, dormir, cuidar la salud, gratificarse uno mismo de cuando en vez, comprarse algún vestido o un ramo de flores, darse alguna sorpresa, hacerse chequeos, llevar hábitos sanos de alimentación, comer poco y sano, tener cuidado con la bebida y practicar el ejercicio.

    3. El reparto ministerial de áreas

    Por otra parte, en la inmensa mayoría de Ayuntamientos aún se estila el reparto ministerial de carteras a la hora de organizar el equipo de gobierno. Así, el concejal del equipo de gobierno se convierte en una víctima de la propia división fragmentada de las concejalías en modo ministerial, que impide o dificulta una visión global de la jerarquía de objetivos comunes.

    La organización ministerial o de concejalías por áreas hace también que cada concejal se convierta en enemigo del resto de los concejales, porque estará obligado a luchar contra sus compañeros en defensa de su cuota de presupuesto y competencias.

    El modelo ministerial de organización del gobierno hace que el pobre concejal se convierta por la mañana en portavoz ante el alcalde de los técnicos y trabajadores municipales, mientras que por la tarde lo es de los clubes y asociaciones locales. Los funcionarios le irán presionando por la mañana «a ver si tienes valor de pedirle al alcalde que contrate a alguien más, que tenemos cada día más trabajo y en los servicios sociales ya lo han conseguido»… «A ver si puedes conseguir un aumento de nivel retributivo para Mengano, que está haciendo más labores de las que realmente le corresponden»…. Además, por la tarde, tendrá que pelearse con todos los clubes y asociaciones que le seguirán presionando para conseguir sus pretensiones –subvenciones, nuevas instalaciones– y, al final, no hará sino crear grupos de descontentos, porque es imposible atender y satisfacer todas las demandas. Además, si no consigue todo el dinero para su área (cultura, urbanismo, acción social…), será un mal concejal. Y así no conseguimos más que concejales insatisfechos, asociaciones insatisfechas, funcionarios insatisfechos y ciudadanía insatisfecha.

    El reparto temático de áreas no viene bien más que al funcionario: divide y vencerás. Cuando el alcalde le dice a un concejal que va a ser el delegado de deportes, o de cultura o de cualquier otra área, lo está convirtiendo inmediatamente en un desgraciado. Con esta forma de reparto competencial no conseguimos más que concejales insatisfechos y frustrados. Y esto te lo digo con conocimiento de causa. He visto a concejales del mismo partido y del equipo de gobierno, que se han enfadado y han dejado de hablarse y relacionarse entre ellos por este celo profesional mal entendido de defender cada cual su parcela de poder.

    Pero estarás acompañado

    Quiero reconfortarte un poco. Respira tranquilo. Si hasta ahora todo lo que te he contado eran problemas, obstáculos y dificultades, la buena noticia es que en el ejercicio del cargo vas a tener la posibilidad de conocer dos nuevas compañeras que van a estar cerca de ti durante los años que estés en el cargo. Dos amigas que te van a ayudar a madurar, a crecer y a desarrollarte como líder.

    Te puedo garantizar que a la primera (la Soledad) la vas a conocer pronto y te visitará de forma regular. Vas a tener que familiarizarte con ella. Y te diré también que tienes muchas papeletas de relacionarte con la segunda (con la

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