El aposento silbante
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William Hope Hodgson
William Hope Hodgson (1877-1918) was a British author and poet best known for his works of macabre fiction. Early experience as a sailor gave resonance to his novels of the supernatural at sea, The Ghost Pirates and The Boats of the Glen-Carrig, but The House on the Borderland and The Night Land are often singled out for their powerful depiction of eerie, otherworldly horror. The author was a man of many parts, a public speaker, photographer and early advocate of bodybuilding. He was killed in action during the Battle of the Lys in the First World War.
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El aposento silbante - William Hope Hodgson
EL APOSENTO SILBANTE
William Hope Hodgson
1
Carnacki me estrechó amistosamente la mano cuando llegué, un poco tarde. Luego abrió la puerta del comedor y nos acomodó a los cuatro -Jessop, Arkright, Taylor y yo- para almorzar.
Comimos muy bien, como de costumbre, y también como de costumbre Carnacki perma-neció completamente silencioso durante el almuerzo. Al terminar, ocupamos con nuestro vino y nuestros cigarros los lugares habitua-les y Carnacki -tras instalarse cómodamente en su enorme sillón- empezó, sin preliminares de ninguna clase:
-Acabo de regresar de Irlanda, otra vez. Y
he pensado que os interesaría oír mi relato.
Además, creo que veré la cosa mucho más clara después de haberla contado con pelos y señales. He de confesar que hasta ahora me ha tenido completamente desconcertado. He tropezado con uno de los casos más singulares de encantamiento -o de alguna clase de diableria- de que nunca tuve noticia. Ahora, escuchad.
He pasado las últimas semanas en el Castillo de Iastrae, a unas veinte millas al nor-deste de Galway. Hace un mes recibí una carta de un tal Mr. Sid K. Tassoc, que al parecer había comprado el lugar últimamente y se trasladó a él... para descubrir que había adquirido una propiedad muy singular.
Cuando llegué allí, Tassoc me esperaba en la estación y me llevó en su coche al castillo.
Vivía en él con su hermano menor y otro nor-teamericano que parecía ser medio-sirviente, medio-compañero. Por lo visto, todos los criados habían abandonado el lugar y los tres hombres tenían que cuidar de sí mismos, con la ayuda de alguna mujer que acudía en las horas diurnas.
Prepararon un frugal refrigerio y Tassoc me habló del extraño silbido mientras está-
bamos a la mesa. Algo extraordinario y dis-tinto a todo lo que hasta entonces me había ocupado, aunque debo reconocer que aquel Caso del Zumbido fue también de lo más