EL CONFLICTO IRLANDÉS EN EL CINE
Conducida hacia el territorio de la intriga, la película Réquiem por los que van a morir adapta una novela de Jack Higgins publicada en 1973. Higgins es también autor de las novelas que adaptaron películas como La ira de Dios y Ha llegado el águila, ambas incorporando a su vez algunos elementos de carácter secundarios relacionados con el conflicto en Irlanda, como el personaje de Donald Sutherland en la primera, colaborando con el comando de paracaidistas alemanes dirigidos por el personaje de Michael Caine. Curiosamente, la primera vez que quiso llevarse a la pantalla la novela a finales de los años setenta, el protagonista pensado era Robert Mitchum, a las órdenes del eficaz director de intriga y acción Edward Dmytryk. Otro candidato a interpretar al protagonista fue Robert Shaw, coprotagonista de Tiburón. Y antes de proponerle el proyecto a Mike Hodges, el director elegido por la productora era Franc Roddam.
Curiosamente, dos películas protagonizadas por Harrison Ford exploraron una de las corrientes argumentales dominantes en los conflictos del IRA: su presencia en territorio estadounidense: Juego de patriotas y La sombra del diablo, que junto con Blown Away (Volar por los aires), podrían configurar una trilogía de la visión ambigua respeto al tema de los huidos del IRA al otro lado del Atlántico. Esa posición ambigua, muchas veces tocada por cierto romanticismo respecto a la causa del IRA, ha estado revoloteando por producciones estadounidenses desde el Hollywood clásico, y como muestra pueden valer títulos como El delator de John Ford, que abordamos en el cartel a página de este mismo número como película más significativa del tema que nos ocupa, o la aparición de personajes secundarios de la organización en otro clásico de ese mismo director, El hombre tranquilo.
De las tres citadas, a las que podríamos añadir (1979), sobre un joven estadounidense que se une al IRA, pero pronto se arrepiente al sentirse utilizado por la organización, destacamos aquí porque creemos que es una película que hay que rescatar y además las otras ya han tenido cobertura, producción canadiense muy interesante que nos ofrece otro punto de vista del conflicto desde el otro lado del Atlántico menos influenciado por el maquillaje romántico e incluso aséptico practicado por los estudios de Hollywood en y y una notable película dirigida por Neil Jordan, , que igualmente nos parece esencial recuperar en un repaso a la presencia del conflicto irlandés en el cine.
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