Reiki

Por Katia Losi

El reiki es un antiquísimo método de autocuración mediante la imposición de las manos. Ayuda a reencontrar la salud física y el equilibrio interior porque nos conecta más profundamente con la energía vital universal. Es sencillo, seguro y natural, y además todos pueden recibirlo y donarlo. Este manual le explica de forma sencilla y clara qué es y cómo se practica el reiki, gracias también a la ayuda de las fichas técnicas para el diagnóstico y de más de cien ilustraciones en color con todas las fases de los tratamientos. Encontrará además la explicación detallada de las intervenciones telepáticas del segundo nivel y algunas técnicas avanzadas de preparación del tercero. Y todavía más: los tratamientos sobre animales, plantas, objetos y medicinas, las terapias naturales integrables y un cuadro resumen con las principales enfermedades que pueden curarse con el reiki. Un manual ágil y práctico, nacido de la experiencia directa, que responde a las mil preguntas que se plantea quien se aproxima al reiki; pero sobre todo una invitación a entender y entenderse mejor para ser finalmente el protagonista de la propia curación, de la propia salud y de la propia vida. Katia Losi es licenciada en lenguas extranjeras y en historia del arte y, desde hace veinte años, se dedica a la búsqueda espiritual y al estudio de las religiones y de la filosofía iniciática. Se formó en la Orden Esotérica Tradicional y se aproximó luego a Sai Baba y a la tradición cristiana. Es experta en astrología kármica, en tarot esotérico y realiza cursos de meditación y seminarios sobre mandala. Desde hace algunos años es maestra reiki independiente del Sistema Tradicional Usui. Vive y trabaja en Milán.

• Idioma: Español
• Editorial: Parkstone International
• Fecha de lanzamiento: 15 jul 2016
• ISBN: 9781683251279

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Notas

Introducción

Cuando me pidieron que escribiera este libro sobre el reiki, pensé que podía explicar lo que había aprendido sobre el tema durante estos años, por lo que he intentado responder a las dudas que tuve primero, y a las preguntas que normalmente me plantean las personas en los seminarios.

En realidad me siento en deuda con el reiki, ya que cada día continúa enseñándome la infinita belleza de la vida, con la fuerza y la dulzura de la sencillez.

LA HISTORIA

Cuenta la leyenda que el reiki fue descubierto a mitad del siglo pasado por el monje cristiano japonés Mikao Usui, rector de la Universidad Doshisha de Kyoto, en Japón. Las preguntas de un estudiante acerca de las curaciones milagrosas de Jesús lo empujaron a una incansable búsqueda durante diez años que lo llevó a los Estados Unidos —a la Universidad de Chicago—, a la India septentrional y, finalmente, de nuevo a Japón. Fue precisamente durante un retiro en un monasterio zen cerca de Kyoto cuando el doctor Usui se encontró algunas antiguas sutras budistas que describían en sánscrito la fórmula y los símbolos del método de curación del Buda. Para adquirir el poder de utilizarlos, el doctor Usui se dirigió a la montaña sagrada de Kurayama, donde permaneció veintiún días para meditar, recitar el mantra y practicar el ayuno total. Al alba del último día, un haz de luz lo golpeó en el tercer ojo haciéndolo desfallecer; cuando recuperó la consciencia vio miríadas de esferas de colores y, en una gran luz blanca, los símbolos del reiki. Desde ese momento tuvo conciencia de cómo utilizar esa energía. Trabajó con los mendigos durante siete años y luego peregrinó con un farol en la mano por las calles de Japón enseñando el arte de la curación. Murió en Kyoto, donde existe una lápida en recuerdo suyo.

A pesar de que desde entonces sólo ha pasado un centenar de años, parece imposible comprobar la veracidad de esta leyenda.

Al parecer, Mikao Usui no ha existido nunca. El maestro William Lee Rand escribe que no ha encontrado señales de su existencia ni en la Universidad de Chicago, ni en la de Kyoto. Otros maestros confirman estas investigaciones y subrayan el contenido simbólico de esta historia. De hecho, en japonés, ussui define al monje itinerante que vaga con su lámpara en busca de la verdad.

La teoría más creíble considera el reiki como un antiguo método de curación nacido en el ámbito sintoísta. Su origen pudo estar a caballo de los siglos v y vi d. de C. La mezcla de las creencias sintoístas y budistas zen explicaría entre otras cosas la utilización de algunos símbolos ya conocidos en el mundo tibetano así como algunos detalles de la leyenda. Durante siglos su práctica sobrevivió en círculos místico-esotéricos orientales o en el silencio de algún monasterio, hasta que se decidió divulgarlo a través de esta historia.

La difusión del reiki proporciona alguna seguridad más. Según Hawayo Takata, el doctor Usui formó a 18 maestros. Como jefe se nombró en el año 1925 a Chujiro Hayashi, oficial de la Marina retirado que a su vez inició a otros 16 maestros. Hayashi fundó la clínica Shina No Machi en Tokyo para curar con el reiki, dirigiéndola hasta el año 1941, año en que fue cerrada y confiscada a causa de la guerra.

A esta clínica llegó, en el año 1935 y desde Hawai, Hawayo Takata, en graves condiciones físicas. Se restableció completamente gracias a las terapias reiki y se quedó en la clínica para aprender su técnica. Fue nombrada maestra en el mes de febrero de 1939. Cuando volvió a Hawai, fundó dos clínicas y, cuando Hayashi murió en el año 1941, ocupó su lugar como jefe del reiki.

Takata murió en el mes de diciembre de 1980, después de haber divulgado el reiki en Canadá, Estados Unidos y Europa y de haber iniciado a 22 maestros.

Dos de ellos, las maestras Lee Furumoto y Barbara Webwe Ray, crearon dos asociaciones: la Alianza Reiki y la American International Reiki Association (AIRA). Hasta el año 1985, para convertirse en maestros era necesario un largo entrenamiento en la sede de una de las dos asociaciones y la aprobación de su presidente.

Sin embargo, parece ser que en Japón existe también una ramificación independiente que desciende en cambio del alumno predilecto de Hayashi, Eguchi. De él y en línea directa se pasa al maestro Takahashi.

Últimamente aparecen, en la escena cada vez más confusa del reiki, otros linajes y todos, más o menos, reivindican el suyo en detrimento de los demás.

Por otra parte, han surgido otras escuelas como el karuna-reiki, el neo-reiki, el reiki-do, el sathya-reiki, el rainbow-reiki, etc.

Además, Japón parece ser muy fecundo en técnicas de curación de fondo religioso-chamánico como el seiki-jutsu, similar al segundo nivel del reiki, y el jo-rei, que invoca en cambio la figura carismática del desaparecido maestro Meishu Sama. En Occidente, la sede principal del jo-rei se encuentra en París, en donde reside el único maestro habilitado en las iniciaciones, que de forma ocasional trabaja también en Italia, en el centro de Verona.

Puesto que el reiki en su esencia es simplicidad y luz, y teniendo en cuenta que, al tratarse de energía cósmica, no pertenece a nadie, esperamos que en los próximos años la situación se normalice.

Se han producido intentos de crear corporaciones para preservar el mensaje original, y actualmente hay muchas organizaciones.

• La Alianza Reiki, fundada por Lee Furumoto en el año 1981 y constituida en colegio profesional en Italia en 1995, enseña el reiki tradicional de Usui, en tres niveles. Últimamente, Lee Furumoto ha abandonado la Alianza para demostrar que el reiki no puede circunscribirse a una organización.

• El AIRA, fundado por Barbara Webwe Ray en el año 1982, utiliza unos nuevos símbolos además de los transmitidos por Usui y organiza las activaciones en siete niveles.

• The Radiance Technique Association International (TRTAI), afiliado al AIRA.

• The Radiance Seminars Inc.

• La Radiance Stress Management International Inc.

• The Traditional Reiki Network.

• La RAU italiana, fundada por Zanella, y otras.

Sin embargo, cada vez hay más personas que, desorientadas por las diversas informaciones contradictorias, repiten tres o cuatro veces las mismas activaciones, cambiando de maestro y de asociación. De esta forma, pretenden colmar cualquier posible laguna en la línea de transmisión del reiki y prepararse a sí mismas de la mejor forma posible. A partir de todo lo que he podido experimentar, repetir las activaciones es inútil e incluso, en algunos casos, contraproducente, por lo que no es nada aconsejable —incluso cuando se ofrecen de forma gratuita—, ya que no se acumula más reiki ni se abren más los chakras. Entre otras cosas creo que cada maestro tiene su razón de existir, puesto que la energía del reiki le permite obrar.

La verdadera apertura del reiki tiene lugar dentro de nosotros, en la medida en la que nos disponemos a reactivar sus canales. Naturalmente, el ritual de iniciación tiene que ser el más correcto posible y el maestro debe estar preparado para conducirlo. Sin embargo, el estado de centrado interior, el grado de receptividad y la concentración cambian notablemente el resultado de la activación.

Además, algunas personas no están todavía preparadas para recibir el reiki: lo quieren sólo por curiosidad, afán de lucro, egoísmo, etc. No suelen utilizarlo nunca, ni sobre sí mismos ni sobre los demás, por lo que tienen poca sensibilidad en la energía, culpan a su maestro, buscan una nueva activación, etc.

Vivir el reiki y practicarlo lo más posible es la mejor iniciación. Si existe una verdad que debamos descubrir la encontraremos en el fondo de nuestro corazón.

Después de todo Usui, al final de su retiro en la montaña, cuando fue golpeado en la frente por el rayo de luz blanca y tuvo la iluminación de los símbolos del reiki, dijo sencillamente: «Sí, lo recuerdo».

QUÉ ES EL REIKI

El ideograma del reiki se compone de dos partes superpuestas: la superior designa el rei, la inferior el ki.

Podemos definir el rei como el conocimiento supremo que preside la evolución de la vida. La explicación literal de la palabra según el diccionario es la de espíritu o vapor: Para entender el por qué, puede ser útil alguna precisión sobre el contexto religioso en el que se ha formado el reiki, el sintoísmo.

Esta religión se expresa mediante la intuición y percepción místico-estética de lo divino. Su intuición fundamental es la de una armonía divina que reina en el cosmos y en la vida porque lo divino se encuentra presente por todas partes y en todos los seres.

El hombre posee un alma sagrada, un cuerpo sagrado y la misión sagrada de vivir contribuyendo a la construcción del mundo ideal de los dioses. Cada ser vivo es parte integrante de una cadena ilimitada de generaciones, por lo que el sintoísmo está lleno de ritos para los muertos, porque los difuntos pueden huir de su reino y visitar a los vivos. Precisamente estos espíritus, si se purifican, se convierten en parte del mundo de los dioses y de los antepasados. Son la promesa de salvación de las tinieblas de la muerte.

Para obtener la vida eterna es necesario poseer un corazón claro, recto y limpio. Además de comportándonos dignamente con los demás seres humanos, nos purificamos practicando de forma regular los rituales para los espíritus divinos (kami) que pueblan el cosmos y para los antepasados. Además, hay que atenerse a la idea de belleza, equivalente a las nuestras de belleza y felicidad, y mantenerse conformes a la naturaleza, que está llena de kami.

De estas pocas notas ya se desprende cómo el concepto de espíritu, de rei, está mucho más cerca del de Espíritu Santo de la religión cristiana, o de la energía divina inmanente y omnipresente.

En el fondo es irrelevante que Mikao Usui haya realmente existido o no. Su figura es en cambio muy importante como símbolo de un anillo en la cadena ininterrumpida de los maestros, nuestros antepasados, que ya han entrado en el mundo de la luz.

El ki es en cambio un concepto más común; de hecho, su ideograma aparece incluso en muchas artes marciales, como el Ai-ki-do, el Tai-chi, etc.

El ki —o, en su forma china, el chi— es la energía sutil que anima a todos los seres vivos. Todavía no ha podido identificarse con métodos científicos, pero sus efectos son muy conocidos incluso en el ámbito científico. Para poner un ejemplo, la energía hace que la sangre esté viva; por ello no se ha conseguido reproducirla en el laboratorio, a pesar de que