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Donde crece la suerte
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Libro electrónico127 páginas58 minutos

Donde crece la suerte

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Información de este libro electrónico

Una preciosa historia de magia y sentimientos para reflexionar y sonreir.

«Donde crece la suerte es un compendio de sentimientos personales respecto a temas diversos como la naturaleza, el silencio y la magia de lo sencillo. Es el tipo de historia que a mí me gustaría leer y que he disfrutado escribiendo porque sigo escondiendo una niña en mi interior. Y ella cree en la magia todavía.»

IdiomaEspañol
EditorialCaligrama
Fecha de lanzamiento6 may 2015
ISBN9788416339907
Donde crece la suerte
Autor

Maggie Aves

Maggie Aves es una autora novel. Donde crece la suerte es la primera obra que ha decidido compartir con los lectores. Vive con su marido y sus tres hijos en una ciudad junto a la costa del Mediterráneo.

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    Vista previa del libro

    Donde crece la suerte - Maggie Aves

    © 2015,

    © 2015, megustaescribir

             Ctra. Nacional II, Km 599,7. 08780 Pallejà (Barcelona) España

    Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.

    Quedan prohibidos, dentro de los límites establecidos en la ley y bajo los apercibimientos legalmente previstos, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, ya sea electrónico o mecánico, el tratamiento informático, el alquiler o cualquier otra forma de cesión de la obra sin la autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. Diríjase a Thinkstock, (http://www.thinkstock.com) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

    ISBN:   Tapa Blanda           978-8-4163-3989-1

                 Libro Electrónico   978-8-4163-3990-7

    Contenido

    VERA

    ERÁN

    TOÑO

    ERNO

    EL MAGO DE TIEMPO

    REUNIÓN

    EL JARDÍN

    PAREJAS

    VIAJE

    PERDIDA

    ENCUENTRO

    RESCATE

    REGRESO

    ENIGMA

    PREGUNTAS

    RESPUESTAS

    INTERCAMBIO

    MOVIMIENTOS

    BUSCANDO PISTAS

    EL ENIGMA DEL ROSAL I

    EL ENIGMA DEL ROSAL II

    EL ENIGMA DEL ROSAL III

    ENIGMA RESUELTO I

    ENIGMA RESUELTO II

    EXPLICACIONES

    EL CUENTO DEL MAGO

    HERMANOS

    OBSEQUIOS

    COSTUMBRE

    SOMBRAS

    ARENA

    AMIGOS CON ALAS

    ¿INSENSIBLE?

    CAMBIOS

    APRENDICES DE APRENDICES

    ERNO Y COMPAÑÍA

    ERÁN Y COMPAÑÍA

    TOÑO Y COMPAÑÍA

    VERA Y COMPAÑÍA

    FEBRERO

    AGOSTO

    SEPTIEMBRE

    MAYO

    PRUEBAS

    BLANCO I

    BLANCO II

    BLANCO III

    CONJUROS ENCADENADOS

    CONJUROS DE COLOR

    FRUTA TROPICAL

    HOJAS Y PLUMAS

    ESTRELLAS

    RESPLANDOR

    SOLSTICIO

    EXPERTOS

    SORPRESAS

    PREPARATIVOS

    CELEBRACIÓN

    SONRISA MENGUANTE

    EL JARDINERO NOCTURNO

    PALABRAS PERFUMADAS

    SOLSTICIO DE INVIERNO

    DESPEDIDA

    ACCIDENTE

    AMIGOS NUEVOS

    PERDER Y GANAR

    ¡DESPIERTA!

    VERA

    P lantada ante el macizo de flores blancas, comienza a recitar los versos aprendidos de memoria. Un pequeño círculo blanco de polvo de tiza rodea sus pies pequeños, calzados con una amalgama de hojas y ramitas trenzadas. Mantiene los ojos cerrados, requisito indispensable para la obtención del resultado que persigue.

    imagen%201.jpg

    Esta fue la primera lección en su aprendizaje junto al mago de Tiempo: podía ejecutar magia, tocarla, formar parte, pero sin llegar a saber exactamente cómo funciona.

    Así que ella, la más responsable entre los cuatro aprendices del hechicero, obedece la premisa exigida y resguarda su ignorancia del secreto, ocultándola tras unos párpados embadurnados de polvo de hada de las flores.

    Cuando el haz de luz nocturna se apaga, se permite abrir una rendija en su ojo derecho para comprobar si ha tenido éxito su esfuerzo. Entre las blancas flores del macizo, tímidas con sus nuevos vestidos lilas, aparecen las escogidas para probar la eficacia del nuevo hechizo. Lanza la corona de hojas de menta que cubre sus cabellos en un gesto de triunfo.

    Un nuevo color se sumará en la bola de cristal del mago reservada para sus progresos.

    ERÁN

    G otas de néctar perlan la frente del aprendiz, que se afana con el pincel de pelo de ardilla. Esta es la parte más complicada del proceso: darle color. La forma, en comparación, resulta fácil de conjurar. Para esta, surgida de una naranja, una manzana y dos gotas de su frente, piensa un nombre nuevo mientras cubre la piel de un naranja aterciopelado.

    imagen%202.jpg

    Concentrado en su búsqueda de letras, el maullido distante de un gato le da la primera parte.

    —¡Melo! —exclama.

    En un árbol próximo, un pájaro carpintero ataca con renovadas fuerzas el minúsculo agujero que se abre paso en la madera. El pico del ave, rebotando tras el golpe, le da la otra parte del nombre que necesita para su creación.

    Lo prueba en los labios y la lengua.

    —Cotón… Mmelo… Cotón… Mmelo… Cotónmelo… ¡Melocotón!

    El mago de Tiempo lo felicitará por un nombre tan bien inspirado.

    —Melocotón… melocotón… —canturrea pintando con brío la nueva fruta.

    Excitado por la facilidad con la que el nombre llega esta vez, se despista y contempla una pequeña zona en la fruta más sonrosada de lo normal. Deja el pincel sobre la hoja de morera que le sirve de paleta y observa fascinado el resultado. Decide que los pintará todos así si es capaz.

    Ya se imagina el nombre de la fruta incluido en su bola de progresos adquiridos.

    Se levanta y trepa al árbol para colgar la pieza de una de sus ramas antes de empezar a pintar otra.

    TOÑO

    H ace mucho aire y la recogida de hojas secas es más ardua que otros días.

    El menudo Toño se afana en trepar a los árboles y ayudar a caer a las más indecisas. Con la pluma de un cisne, que ya vuela hacia un clima más cálido, les acaricia las nervaduras, hasta que ellas, deshaciéndose en carcajadas de susurros, se desprenden y zigzaguean dulcemente entre las caricias del

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