Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Sociolugares
Sociolugares
Sociolugares
Libro electrónico277 páginas3 horas

Sociolugares

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

¿Qué tipo de lugares existen en las ciudades donde la gente socializa? Qué caracteriza socialmente un sociolugar? ¿Cuáles son las reglas que rigen el comportamiento de los actores de dichos escenarios? ¿Qué tipos de roles adoptan los usuarios de dichos lugares? ¿Qué narraciones se elaboran sobre la experiencia de dichos escenarios? ¿Qué interpretación teórica se puede hacer de la tendencia a socializar en estos lugares y el abandono del espacio público para los encuentros sociales? Este libro trata de responder a algunos de estos interrogantes, a partir de las experiencias narradas por distintas personas en diferentes sociolugares como bares, discotecas, clubes nocturnos, galleras, o centros deportivos. Se ha escrito con la intención de valorar la importancia de la socialización en las grandes megalópolis que se conforman actualmente en el mundo, a fin de que los planeadores, gestores urbanos y la ciudadanía en general reclame su derecho a socializar y a tener vida pública.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 abr 2011
ISBN9789588957166
Sociolugares
Autor

Varios autores

<p>Aleksandr Pávlovich Ivanov (1876-1940) fue asesor científico del Museo Ruso de San Petersburgo y profesor del Instituto Superior de Bellas Artes de la Universidad de esa misma ciudad. <em>El estereoscopio</em> (1909) es el único texto suyo que se conoce, pero es al mismo tiempo uno de los clásicos del género.</p> <p>Ignati Nikoláievich Potápenko (1856-1929) fue amigo de Chéjov y al parecer éste se inspiró en él y sus amores para el personaje de Trijorin de <em>La gaviota</em>. Fue un escritor muy prolífico, y ya muy famoso desde 1890, fecha de la publicación de su novela <em>El auténtico servicio</em>. <p>Aleksandr Aleksándrovich Bogdánov (1873-1928) fue médico y autor de dos novelas utópicas, <is>La estrella roja</is> (1910) y <is>El ingeniero Menni</is> (1912). Creía que por medio de sucesivas transfusiones de sangre el organismo podía rejuvenecerse gradualmente; tuvo ocasión de poner en práctica esta idea, con el visto bueno de Stalin, al frente del llamado Instituto de Supervivencia, fundado en Moscú en 1926.</p> <p>Vivian Azárievich Itin (1894-1938) fue, además de escritor, un decidido activista político de origen judío. Funcionario del gobierno revolucionario, fue finalmente fusilado por Stalin, acusado de espiar para los japoneses.</p> <p>Alekséi Matviéievich ( o Mijaíl Vasílievich) Vólkov (?-?): de él apenas se sabe que murió en el frente ruso, en la Segunda Guerra Mundial. Sus relatos se publicaron en revistas y recrean peripecias de ovnis y extraterrestres.</p>

Lee más de Varios Autores

Relacionado con Sociolugares

Libros electrónicos relacionados

Ciencias sociales para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para Sociolugares

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Sociolugares - Varios autores

    UNIVERSIDAD PILOTO DE COLOMBIA

    José María Cifuentes Páez - Presidente

    Patricia Piedrahíta Castillo - Rectora

    Andrés Lobo-Guerrero Campagnoli - Director General de publicaciones

    Rodrigo Lobo-Guerrero - Director de publicaciones y comunicación grafica

    Mauricio Hernández Tascón - Director de Investigaciones

    Gabriel Pabón Villamizar - Coordinador de publicaciones

    Angélica Patricia Camargo - Directora Maestría en Gestión Urbana

    Gi_MGU Grupo de Investigación de la Maestría en Gestión Urbana

    SOCIOLUGARES ©

    Pablo Páramo Ph.D - Autor

    ISBN: 978-958-8957-16-6

    Primera Edición - 2011

    Ivonne Carolina Cardozo P.

    Dpto. de publicaciones y comunicación gráfica de la UPC

    Diseño de portada y Diagramación

    Restaurante en Berlín, Alemania - Pablo Páramo

    Fotografía Portada

    Todos los derechos reservados.

    Prohibida su reproducción total o parcial por cualquier medio, sin permiso del autor y/o editor

    a  Carlos H. Pereira,

    mi maestro y amigo

    PRÓLOGO

    Adolf Ciborowski, quien supervisó la reconstrucción de Varsovia después de la Segunda Guerra Mundial, observó que una nueva fuerza había surgido para destruir nuestras ciudades. Además de las fuerzas de la naturaleza y de las guerras, hizo notar que ahora destruimos las ciudades en el proceso de su construcción. Esta destrucción por parte del hombre habría empezado en serio por la década de 1960 y ha sido llevada a cabo de manera más completa en los Estados Unidos. Se manifiesta en las estructuras de gran altura, la dependencia del automóvil, la expansión urbana, la clonación de las cadenas minoristas, la proliferación de centros comerciales, la zonificación por usos exclusivos, las calles de una sola vía, y códigos estúpidos de construcción. Verdaderamente se puede aprender mucho de las ciudades estadounidenses, pero el mensaje más simple y más importante es: No hagas lo que hemos hecho! A pesar de esto, muchas ciudades de otros países ya han adoptado varias de las características mencionadas anteriormente con la consiguiente pérdida de la vitalidad urbana y de la satisfacción de los residentes de las ciudades.

    Este libro ofrece una visión respecto de la manera como los habitantes de Bogotá y otras ciudades de Colombia socializan, y con seguridad representa la manera como lo hacen en muchas ciudades latinoamericanas, en este momento en el tiempo. A partir de la mirada a estas experiencias el lector puede mirar atrás y reflexionar sobre los cambios que han tenido lugar en las ciudades que habitan; puede evaluar las pérdidas y ganancias y obtener pistas importantes en cuanto a lo que viene para la vida social.

    Mirar hacia atrás se ha vuelto un método popular para la revitalización urbana en los Estados Unidos y la literatura que se ha generado a partir de esta tendencia hace repetida mención a la preservación histórica, los edificios de baja altura, las tiendas pequeñas y calles sinuosas, la ampliación de los sistemas de trolebuses, la creación de parques, ciclorutas, y el aumento de la participación ciudadana en la planificación urbana. También preocupa ahora en el proceso de planificación remedial la falta de lugares en los que los ciudadanos puedan reunirse periódicamente para hablar, discutir, reír y disfrutar de la compañía de amigos y conocidos. A estos lugares se les puede llamar de diversas maneras: cohesionantes sociales, salones de vida pública, hogares lejos del hogar, espacios de restauración, y terceros lugares, como yo los he denominado para diferenciarlos del primero y segundo; la casa y el trabajo respectivamente y caracterizándolos principalmente como lugares de encuentro. Ahora Pablo Páramo propone el sociolugar para enfatizar en su carácter social y diferenciarlo de los lugares públicos en donde según el autor la vida pública y la socialización han venido desaparecido.

    Junto a la tendencia de mirar hacia atrás está el concepto de vivible o habitable. Las ciudades en los Estados Unidos y Europa son actualmente evaluadas en términos de qué tan vivibles o habitables son. Central a dicho criterio está la salud relativa de la vida pública. Es triste decirlo, en la mayoría de las ciudades modernas hay poco de esto. Está en cambio, el centro comercial que no es un lugar público, en absoluto, que resulta favorablemente evaluado al compararlo con las alternativas existentes, que son pocas por cierto. Los centros comerciales son el hogar de las cadenas de compañías por las que se va el dinero de una comunidad y que no dejan nada a la cultura local, -cuando usted está en uno de ellos podría estar en cualquier parte, lo que quiere decir que desde el punto de vista social y cultural usted no está en ninguna parte. Fueron los pequeños lugares de negocios independientes de la localidad los que se vieron obligados a salir por los centros comerciales que tomaron el color de la localidad y se han constituido en el escenario de la vida pública informal.

    La respuesta más frecuente dada por aquellos que estudian la vida urbana a quienes se les pide que mencionen el principal factor que arruina la ciudad moderna es: el vehículo. En algunas ciudades se dedica completamente la mitad de la superficie a la movilidad y al estacionamiento de vehículos. En los centros de algunas ciudades, la emisión de gases de los automóviles durante las horas pico puede causar mareos en los peatones. Menos evidente, sin embargo, es la pérdida de las conexiones humanas. Antes de que el trayecto de la casa al lugar de trabajo se convirtiera en una odisea diaria para la mayoría de la fuerza laboral urbana, el adulto trabajador tenía una hora de tiempo libre cada día de la semana. Después de salir de la fábrica o la oficina y antes de que fuera a tomar asiento en la mesa de su casa para cenar, había pasado una hora con los amigos en la escalera de entrada, o en la taberna de la esquina, o en un banco ubicado a lo largo de la acera. Esa hora reducía el estrés y nos conectaba con nuestros semejantes. Una hora que se pasa solo dentro de un carro luchando con el tráfico no contribuye para nada. La Happy Hour fue inventada como un intento por atraer a la gente de vuelta a los bares para los que ya no había tiempo de visitar.

    La ciudad habitable fomenta la comunidad, pero esta aseveración requiere una especificación cuidadosa porque la palabra comunidad ha sido muy maltratada. La verdadera comunidad ha sido definida por los biólogos y se refiere a un grupo de organismos en interacción que comparten un ambiente. En el caso de los seres humanos, no solo hay interacción, sino interdependencia. La comunidad es pequeña y palpable, y sus miembros tienen un control substancial sobre su crecimiento. Es un mundo pequeño y confortable en el que las personas se conocen entre sí, mantienen sus matrimonios, crían a sus hijos, y encuentran la mayor parte de sus necesidades diarias a poca distancia. Muchos analistas han optado por rechazar la dimensión territorial de la comunidad, sin embargo todos los beneficios no materiales de la comunidad se derivan de sus raíces geográficas. Como lo ha señalado Wendell Barry, la verdadera comunidad es local, todo lo demás es metáfora. La verdadera comunidad tiene sus terceros lugares o sociolugares que están muy cerca y son visitados con frecuencia. La vida con comunidades verdaderas, en general es satisfactoria y es por eso que a las compañías de cadena no les gusta: la gente satisfecha produce pocos consumidores. Cuando las empresas ejercen suficiente influencia para moldear el desarrollo urbano, la verdadera comunidad deja de existir.

    Ray Oldenburg 

    Pensacola, FL. USA 

    Marzo, 2011

    AUTOR

    PABLO PÁRAMO Ph.D

    Pablo Páramo es profesor titular de la Universidad Pedagógica Nacional y catedrático de la Universidad Piloto de Colombia. Recibió su título de Ph.D en Psicología del Centro de Graduados de la Universidad de la Ciudad de Nueva York, (CUNY). Su actividad académica se ha desarrollado en el campo de la Psicología Ambiental, área de investigación que integra el conocimiento en psicología, urbanismo, geografía y ecología. Sus campos de interés se centran en la epistemología de las ciencias sociales, la psicología evolucionista, los principios básicos del comportamiento y su relación con el ambiente natural y construido. Es autor, entre otras publicaciones de: El Significado de los lugares públicos para la gente de Bogotá (2007); Historia social situada en el espacio público de Bogotá y La experiencia urbana en el espacio público de Bogotá (2006 y 2009 respectivamente en coautoría con Mónica Cuervo),editor de: La investigación en ciencias sociales (2008), y co-editor de: La Dimensión social del espacio público (con Mónica García, 2010).

    CONTENIDO

    1. INTRODUCCIÓN

    2. LOS LUGARES Y LOS SOCIOLUGARES

    La socialización

    Los sociolugares

    3. EXPLORACIÓN SUBJETIVA DE LOS SOCIOLUGARES A PARTIR DE NARRATIVAS

    NARRATIVAS DE SOCIOLUGARES

    PANADERÍA / SALÓN DE ONCES La Esperanza

    SALA DE BELLEZA: Gente Bella

    CATEDRAL SANTIAGO APÓSTOL

    LA GALLERA SAN CRISTÓBAL NORTE

    CLUB SOCIAL HATOGRANDE

    CENTRO RECREACIONAL La Tienda Montañera (Rivera – Huila)

    CENTRO COMERCIAL SAN PEDRO PLAZA

    PLAZOLETA COMERCIAL PASAJE CAMACHO

    CONJUNTO PARQUE RESIDENCIAL

    RESTAURANTE Andrés Carne de Res

    RESTAURANTE Donde Don Ramón

    RESTAURANTE BAR MANTRA

    CAFÉ EXPRESSO

    ALMODOBAR GALERÍA CAFÉ

    SECTOR DE BARES Cuadrapicha

    DISCOTECA La Ponceña, Quibdó (Chocó)

    BAR Punto G

    BAR Los Yaguareños

    BAR GAY Colosos

    TERRAZA DE LOTUS BAR (ambiente del complejo Theatron)

    BAR GAY Brokeback Mountain

    EL CASTILLO NIGHT CLUB

    4. LAS RELACIONES INTERPERSONALES

    EN LA SOCIEDAD CONTEMPORÁNEA

    La estabilidad del comportamiento en los sociolugares

    Los roles y reglas

    El mobiliario y los rasgos ambientales

    5. EL SOCIOLUGAR COMO REFUGIO

    6. GÉNERO Y SOCIOLUGARES

    Los sociolugares tienen propósitos

    La marginalización de la mujer de los sociolugares

    Los sociolugares y la cotidianidad del hogar

    Los sociolugares y los sexos

    Los sociolugares como respuesta a las necesidades del género en los últimos años

    7. LOS SOCIOLUGARES Y LA CIUDAD

    8. REFERENCIAS

    1

    INTRODUCCIÓN

    Al definir ahora el espacio público como una trama en la se entrecruza la economía, la planeación urbana, la equidad de género, la estética, la individualidad, la protesta, la historia de la ciudad y donde se aprenden las reglas de convivencia entre extraños (Páramo y Cuervo, 2009), se echa de menos la función socializadora que cumplió desde los inicios de la ciudad hasta mediados del siglo XX. Es por esto que resulta importante ampliar esta perspectiva, explorar las razones por las cuales ha perdido su papel en la socialización y mirar aquellos lugares dentro de la ciudad que asumen dicha función, como escenarios de encuentro con el otro, como espacios de alteridad.

    Son varios los factores que inciden en la transformación de las relaciones sociales en la sociedad contemporánea como resultado de los avances tecnológicos, la percepción de inseguridad, la urbanización entre otros, que contribuyen al aislamiento de las personas, la reducción de los encuentros cara a cara y la segregación del espacio público. El desarrollo tecnológico permite ahora hacer las compras de víveres, libros, ropa, tiquetes, reservas hoteleras, etc. Incluso las clases universitarias comienzan a ser virtuales. Los videojuegos y demás tecnologías de entretenimiento, incluyendo las redes sociales, captan la atención de los niños y jóvenes. Antes de la aparición del aire acondicionado las familias se sentaban a la entrada de sus casas a tomar el aire fresco de la noche y departían con los vecinos, saludaban a quienes pasaban por la cuadra, conversaban con algunos de ellos o practicaban juegos de mesa. Sin lugar a dudas, el miedo es igualmente responsable del encerramiento de los individuos, segregando a las familias y en particular a las mujeres a los centros comerciales y a los niños al arresto domiciliario. Si a esto le sumamos un desarrollo urbanístico hostil con la vida pública informal, reflejado en la falta de inversión por parte del Gobierno en la creación de lugares la reproducción social (hospitales, vivienda, espacios públicos y principalmente en lugares y programas de cuidado y juego para la infancia) y la discriminación de sectores de población en el espacio público como la población LGBT, encontramos las razones para la privatización de los lugares públicos y el deterioro de la calidad de vida de los habitantes de la ciudad.

    Es en este sentido que cobra importancia hacer una lectura de los lugares que, aún siendo privados, tienen una vocación colectiva y socializadora y que se encuentran en el intermedio entre el lugar de vivienda y el del trabajo, de ahí su denominación de sociolugares. Me refiero a los bares, cafés, restaurantes, salones de belleza y otros espacios itinerantes como ciclovías, o un concierto que sirven para agrupar a distintas personas y grupos sociales por periodos cortos de tiempo, en los que muchas veces creyendo estar juntos, estamos solos.

    Entre las preguntas que han orientado esta exploración están: ¿Qué caracteriza socialmente un sociolugar? ¿Qué tipo de lugares existen en las ciudades que tengan ese carácter? ¿Cuáles son las reglas que rigen el comportamiento de los actores de dichos escenarios? ¿Qué tipos de roles adoptan los usuarios de dichos lugares o escenarios? ¿Qué narraciones se elaboran sobre la experiencia de dichos lugares o escenarios? ¿Qué interpretación teórica se puede hacer de estos escenarios desde sus componentes espaciales, estéticos, simbólicos y de comportamiento social? Este libro trata de responder a algunos de estos interrogantes, a partir de las experiencias narradas por distintas personas en diferentes lugares de vocación colectiva cuyo propósito es la socialización.

    Las narraciones que se recogen y analizan aquí ilustran la manera como la gente le da sentido a sus relaciones personales y las negocia con los otros. Más que centrarse en los individuos, examina las relaciones sociales en su rutina, en los escenarios de la vida pública en los que comúnmente ocurren. Caracteriza los lugares privados de uso colectivo a partir de las narraciones que construyen los actores sobre sus experiencias, y relaciona los aspectos de la experiencia en dichos lugares con el proceso de aprendizaje de la socialización, para evidenciar el papel de los sociolugares en las transformaciones frente a las formas de entender y asumir la relación de lo público-privado en el proceso de socialización, elemento clave en la construcción de identidades individuales y colectivas mediadas por las características del lugar.

    El libro se ha escrito con la intención de valorar la importancia de la socialización en las grandes megalópolis que se conforman actualmente en el mundo, a fin de que los planeadores y gestores urbanos y la ciudadanía en general reclame su derecho a socializar y a tener vida pública, siguiendo la invitación de Oldenburg (1999) de desarrollar investigaciones entre culturas sobre la calidad de la vida pública informal. Va dedicado principalmente a aquellos individuos anónimos que hacen vida pública y también a quienes se han visto marginados de tenerla, y en particular a quienes creen posible recuperar la vida en público en la ciudad.

    La primera parte del libro justifica la importancia del estudio de la socialización en los centros urbanos y el papel que juega la dimensión espacial que se ofrece a las personas, mediante los sociolugares ante la pérdida del papel socializador del espacio público. La segunda, recoge la experiencia de distintos protagonistas de la vida en público en diferentes sociolugares desde narrativas personales. La tercera sección analiza dichas narrativas a partir de la manera como estos lugares transforman la vida en público, el impacto en dichas transformaciones a partir del discurso del terror y la mirada de la vivencia en los sociolugares desde la perspectiva de género. Finalmente, la última parte del libro se dedica a reflexionar sobre la manera en que la planeación y gestión urbana pueden contribuir al fortalecimiento de la vida en sociedad.

    La investigación se adelantó con el apoyo del Instituto de Investigaciones y Proyectos (Inip) y de la Maestría de Gestión Urbana de la Universidad Piloto de Colombia. El trabajo no se hubiera podido adelantar tampoco sin el apoyo de quienes fueran en el momento de realizar las entrevistas en los distintos lugares de socialización, estudiantes de la Maestría en Gestión Urbana de la Universidad Piloto y de la Universidad Pedagógica Nacional. Alfonso Torres Carrillo hizo una revisión cuidadosa y aportó valiosos comentarios a la versión inicial del manuscrito. Merece especial mención mi colega Andrea Milena Burbano Arroyo por su contribución a la realización de algunas entrevistas y la escritura del capítulo de género en el que se analiza la experiencia de los sociolugares desde esta perspectiva.

    A todos, mis agradecimientos.

    Pablo Páramo

    2

    LOS LUGARES Y LOS SOCIOLUGARES

    Café Juan Valdés Bogotá

    Fotografía tomada por:

    Blandm

    Flickr

    Para llevar a cabo un análisis del comportamiento en situaciones complejas como las que se observan en los lugares que se describen y analizan en este libro, se requiere de una unidad de análisis como la de lugar, que atrape la complejidad de las relaciones de la persona-en-el-ambiente. Canter (1986), argumenta que las personas siempre sitúan sus acciones en un lugar, las cuales son influenciadas por las características espaciales y las reglas que los regulan. Hablar de lugar significa muchas cosas, tiene, como dice Hayden (1999), diversas connotaciones como la de hogar, locación y espacio de encuentro, al igual que una posición en la estructura social. Ya en el siglo XIX se usaba para referirse al derecho de las personas a tener un pedazo de tierra o a formar parte del mundo social. El término lugar se entiende, entonces, como la unidad de experiencia del ambiente geográfico con dimensiones tanto individuales como colectivas, compuesta por cuatro facetas interrelacionadas entre sí, según Canter: a) las propiedades físicoespaciales o aspectos de diseño del lugar que sirven de escenario para b) la diferenciación funcional, entendida como las actividades o comportamientos propios del lugar; c) los objetivos del lugar,

    los cuales se refieren a las conceptualizaciones valorativas o representaciones producto de los aspectos individuales, sociales y culturales que se derivan de las experiencias en los lugares y que inciden en la ocurrencia de las actividades y las propiedades físicas; y finalmente, la escala de interacción con, o nivel con el que los individuos se relacionan y hacen la valoración: vivienda, vecindario, ciudad, región o país (Canter, 1977, 1997, 2000).

    En la misma dirección Russell y Ward (1982), consideran que el lugar es una unidad psicológica percibida en el ambiente geográfico. Por esto es que el ambiente físico ha venido considerándose como sociofísico en la medida en que se hace énfasis en los aspectos sociales tanto del ambiente físico, como de los procesos psicológicos involucrados (García 1995, Cuervo y González, 1997). En esta perspectiva, el constructo lugar con los procesos psicológicos-ambientales se convierte en la unidad de análisis sociofísica y no únicamente espacial.

    Una variación muy conocida del concepto de lugar es la denominada escenario del comportamiento (Barker, 1968; Wicker, 2002), la cual brinda extrema importancia a las conductas manifiestas en un determinado escenario, trátese de una misa en una iglesia, un partido de fútbol en un estadio, las compras en un almacén o la clase en una escuela. En términos de sus propiedades, los escenarios del comportamiento tienen una posición geográfica, un patrón de uso o rutinas, una duración y unos actores. Un escenario de comportamiento tiene, igualmente, un número más o menos definido de participantes en cada ocurrencia, una estructura interna e individuos y categorías de individuos, y un programa dentro del cual los individuos asumen diferentes rutinas y jerarquías dentro del escenario. La principal intención del autor con esta propuesta, es la de atrapar en el concepto de escenario de comportamiento las actividades humanas inscritas en el l contexto natural en el que ocurren, de forma manifiesta las conductas, y mostrar cómo este escenario del comportamiento ejerce una fuerte influencia en las acciones humanas, de tal suerte que el escenario se convierte en un predictor del comportamiento; si la persona

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1