Se dice que las crisis son oportunidades para reinventarse y que cuando un paradigma cambia este nunca regresa. Hace 365 días que el coronavirus apareció en nuestras vidas y lo que comenzó como un cese temporal de actividades, se ha convertido en un cambio radical no solo en nuestra manera de vivir y de relacionarnos, sino también en la forma en que nos desplazamos. Nuestras nuevas rutinas no solo han modificado el ambiente y el espacio en el que vivimos. Otros espacios esenciales para nuestro desarrollo se han visto afectados, modificados, transformados y abandonados a causa de la pandemia. Hospitales, escuelas, centros comerciales, centros de convenciones, parques y hasta las calles de las ciudades están viviendo una “nueva normalidad”. Y aunque resulta difícil saber si los nuevos hábitos adquiridos serán definitivos, es evidente que estos impactarán directamente en el diseño de nuestros espacios.
LOS ESPACIOS DE TRABAJO EN LAS CASAS SERÁN TAN INDISPENSABLES COMO LAS REGADERAS.
Para nadie es ajeno que la gran protagonista de la pandemia ha sido la tecnología. Gracias a ella hemos estado conectados para socializar, aprender y trabajar sin salir de casa. Algunos arquitectos coincidimos en que el home