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Memorias y Secretos
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Libro electrónico305 páginas4 horas

Memorias y Secretos

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Revelar un secreto puede ser liberador, y aún así algunos secretos nunca pueden ser revelados. 

Un año después de la muerte de su marido, Deborah está aún profundamente destrozada por su papel en su muerte, pero ella no puede confiar en nadie sin romper una promesa solemne. Su nieta, Ashley, ya no es la alegre y segura niña marimacho que Deborah recuerda. Ashley tiene sus propios secretos. La muerte de un alumno en su instituto le ha llegado a lo más profundo de su alma por razones que ha mantenido ocultas. 

Ninguno de estos dos miembros de la familia esperaba que su visita de verano fuera transformadora, pero la vida está a veces llena de sorpresas. En esta novela, llena de tristeza y risas, de miedo y valor, dos personas recurren al amor para elevarse más allá de sus dolorosos recuerdos y secretos. 

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento4 jun 2016
ISBN9781507125472
Memorias y Secretos

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    Memorias y Secretos - Diane Winger

    Memorias

    y

    Secretos

    Diane Winger

    Traducido del Original por Cinta García de la Rosa

    (www.cintagarcia.com)

    ––––––––

    Dedicatoria

    En Memoria de mi querida amiga

    Carolyn,

    quien me nombró su hermana pequeña honoraria.

    Ella vivió su vida con valentía, alegría, y amor,

    y a menudo declaró que el mundo que la rodeaba era precioso.

    Prólogo

    El Pasado Verano

    Él parece en paz, su cabeza acunada en mi regazo. Una rama del árbol de hoja perenne por encima de nosotros golpea mi hombro con la brisa. Algunas veces creo que ha venido alguien y giro la cabeza rápidamente para mirarles. Pero es sólo la rama otra vez.

    Necesito unos minutos de movimientos lentos y rígidos para levantarme. No estoy acostumbrada a sentarme en una misma posición en el suelo durante horas, pero es difícil obligarme a alejarme de mi marido, aún cuando estoy segura de que ya no está respirando y el calor de su cuerpo se ha desvanecido. Estiro mi espalda y las piernas, estirando los brazos y agachándome como si me estuviera preparando para intentar escalar una roca. Es la hora. No puedo sentarme aquí en el bosque con él para siempre, aunque ésa parece una opción atractiva.

    A pesar de toda la planificación y todas las notas (ahora guardadas en nuestra caja de seguridad, por si acaso), estoy en shock, dándome cuenta de que ahora ya no hay vuelta atrás.

    Capítulo 1

    Deborah

    Termino la llamada y bailo por mi salón como una niña pequeña, dando vueltas mientras serpenteo alrededor del sofá y la mesa, exclamando ¡Sí! y golpeando el aire con el puño. ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que me he soltado así y he sentido alegría? Seguramente han pasado al menos tres años: desde antes de que los problemas de mi marido empezaran. Solté un viva mientras recuerdo a Dave agarrando mis manos mientras girábamos en círculos en el patio trasero, celebrando nuestra jubilación y nuestra primera noche en esta casa.

    Después de toda la pena de estos pasados años, estoy emocionada de que mi nieta vaya a venir a quedarse conmigo mientras su padre, Aaron, está fuera. Aaron estaría horrorizado si pudiera verme retozando así. Un chico tan serio que había crecido para convertirse en un hombre aún más serio. Si él no se pareciera tanto a su padre, juraría que habíamos traído a casa al bebé equivocado del hospital.

    Corro hacia mi ordenador y busco la última tanda de fotos de Ashley que había enviado Aaron. Dejo a un lado la irritación que intenta surgir en mí mientras pienso que a mi única nieta no se le haya permitido nunca venir a visitarme desde que nos jubilamos y nos mudamos aquí al oeste de Colorado. No seas amargada, me digo. Al menos él vino al funeral de su padre, aún cuando él insistió que Ashley se quedara en el colegio ese día porque ella ya iba retrasada con sus clases. ¿Un vuelo de una hora desde Denver y no podía sacarla del colegio para un corto viaje aquí?

    ¡Basta! Ashley va a venir para pasar cinco semanas. Disfrútalo ya, me ordeno en voz alta, decidida a recapturar la rapsodia de hacía unos minutos.

    Me desplazo por un álbum de fotos de mi querida niña, maravillándome de cómo se ha hecho mayor tan rápidamente. Una vez más, nos perdimos el celebrar nuestro cumpleaños juntas el mes pasado, pero ahora podemos compensarlo cuando ella llegue. Diecisiete y sesenta y siete. Ashley era el mejor regalo de cumpleaños que podía haber recibido posiblemente por mi cincuenta cumpleaños.

    Necesito empezar a hacer una lista de aventuras para las dos. A Ash solía encantarle hacer senderismo con nosotros, así que eso está definitivamente en la agenda. Espero que ella aún sea un poco marimacho y disfrute intentando cosas locas y nuevas. Veamos... Quizás Carol puede traer a su hija para ir de escalada con nosotras. Ella es un par de años mayor que Ashley, pero eso funcionaría.

    Tarareo mientras apunto más ideas.

    ***

    Ashley

    Pero papá, digo, pronunciando su nombre con un largo gemido, no necesito una niñera. Jesús, tengo diecisiete años. Seré un adulto legal el año que viene.

    De todos modos te vas a quedar con Nana mientras yo no estoy. Apenas la has visto desde que ella y papá se mudaron. Tu quieres a tu abuela. Siempre te lo has pasado bien con ella. Piensa en ello como en unas vacaciones. Una aventura.

    Claro que quiero a Nana, pero eso no significa que quiera pasar el verano con ella. ¿Por qué no puedo quedarme aquí sola? ¿O quedarme con Brooke para tener supervisión adulta? Hago comillas en el aire cuando digo supervisión adulta (aún cuando odio cuando otra gente lo hace) y enveneno mi voz con una buena dosis de drama sarcástico.

    Él coloca dos dedos en el puente de su nariz. Bien. ¿Recuerdas cómo acabó todo la última vez que te quedaste con los Shelton? Eso no va a volver a suceder.

    Papá, eso fue hace unos dos años. Yo sólo tenía quince años. Brooke y yo aprendimos la lección. ¡Puedes confiar en nosotras!

    No me extraña que te cuesten las matemáticas. Te faltaba menos de un mes para tu décimo-sexto cumpleaños y aún tenías tu permiso de conducir de aprendiz, como si no recordaras que ése fue uno de los problemas. Conducir borracha fue un problema aún mayor. Ashley, si aún no puedes entender que no me fío de que los Shelton os cuiden a ti y a su propia hija...

    Vale, vale, papá. Lo pillo. No volvamos a hacer eso otra vez.

    Él se gira y mira en dirección a la ventana de la cocina, pero sé que sólo está retocando cosas en su mente. Una jirafa podría estar mirándonos fijamente y él nunca se daría cuenta. Ambos estamos en silencio durante unos momentos.

    De todos modos, digo, soy demasiado mayor para una niñera y mis amigos están todos aquí en Denver, y no hay nada que hacer en ese estúpido pueblo, y...

    Él se gira y me cubre con esa mirada que usa cuando no hay forma de que vaya a cambiar de idea. Ashley, te voy a llevar al aeropuerto el domingo, te meteré en un vuelo a Selington, y vas a pasar las próximas cinco semanas con Nana. O más tiempo si mi negocio en Europa no está terminado para entonces.

    Pero, papá... Lo pienso un momento. ¿Y qué hay de Mrs. Rosenthal?

    Yo pensaba que odiabas que ella se quedara contigo.

    Bueno, algo así. A ver, si realmente tengo que tener a alguien alrededor, al menos estaré en casa y podré ver a mis amigos... o algo así. Quiero decir, quizás tu puedes decirle que está bien que yo vaya a casa de alguna amiga algunas veces. O ir en coche al centro comercial. Y no tenerla siempre vigilándome a cada minuto. No soy una niña pequeña. Ahora que menciono la idea me doy cuenta de lo mala que es. Hacer que Mrs. Rosenthal me cuide cuando papá está lejos de viaje es como ser encerrada en una cuna gigante. Ella totalmente está encima de mí y no me deja alejarme de su vista a menos que ambas estemos encerradas dentro de la casa.

    Mrs. Rosenthal ha dejado claro que ella sólo está disponible durante la semana, no los fines de semana. Eso deja sólo otra opción. Puedo llamar a tu madre y ver si puedes ir a quedarte con ella en Chicago o donde demonios sea que esté viviendo estos días.

    Nos miramos fijamente. Él sabe que preferiría hacerme monja (¡y somos judíos!) antes que pasar tiempo con mi madre. Ambos sabemos que de ningún modo ella accedería a que yo la visitara, así que él sólo estaba utilizando su propia marca de sarcasmo.

    ¿Así que por qué no coges tu mochila y tu bolso de viaje y empiezas a hacer el equipaje para tu viaje?

    Le doy la espalda a la carrera y salgo de la cocina enfurecida en dirección a mi dormitorio.

    No te olvides tus botas de montaña, me grita. Y quizás deberías empezar a subir y bajar corriendo las escaleras para intentar ponerte en forma para seguirle el ritmo.

    Cierro la puerta de mi habitación de un portazo y me tiro sobre la cama. ¡Mierda! grito contra la almohada para que papá no me oiga maldecir. Saco mi teléfono y empiezo a describir el último horror de mi vida a Brooke, mis pulgares volando sobre el teclado virtual.

    Capítulo 2

    Deborah

    Las fotos no me habían preparado para lo alta que mi nieta se ha vuelto desde la última vez que la vi. La veo entrar en el área de recogida de equipajes y me detengo por un momento para mirarla bien. Ella está absorta en su teléfono, probablemente poniéndose al día con sus amigas después de haber estado fuera de onda durante una hora completa. Ella levanta la cabeza y examina la sala, una expresión de ciervo sorprendido por los faros en su cara. Ella aún no me ha visto. Me apresuro hacia ella para darle un abrazo. Ella debe ser al menos ocho centímetros más alta que yo y ella me abraza torpemente al principio, su cuerpo rígido. Finalmente se relaja y me abraza con algo de entusiasmo.

    Ashley, te ves maravillosa. ¿Cuándo creciste tanto? Ya no eres mi niñita pequeña.

    Se ruboriza inmediatamente. Algunas cosas no han cambiado. Tú también te ves genial, Nana.

    Puedo ver en su cara que está un poco sorprendida por como he envejecido desde la última vez que me vio. Sólo han pasado dos años desde que Dave y yo visitamos a ella y a su padre en Denver, pero mi pelo ha pasado de principalmente castaño con mechones grises a principalmente gris con mechones castaños. Mi cara cuelga más de lo que lo hacía hace un par de años, y las arrugas junto a mis ojos se han profundizado. Al menos ella no me vio durante los meses después de que Dave muriera, cuando yo estaba tan dolorosamente delgada. Había recuperado la mayor parte del peso que perdí, así que ya no parezco un esqueleto.

    Recogemos su bolsa de viaje grande y nos dirigimos hacia el aparcamiento.

    Oh dios mío, dice ella. No sabía que un aeropuerto podía ser tan diminuto. ¡Y mira este aparcamiento! Sólo hay espacio para unos treinta coches. 

    Me río junto con ella. Ella se ha equivocado al menos por diez, pero nuestro aeropuerto regional de Selington está ciertamente muy lejos del Denver Internacional. Espera hasta que ella descubra que podemos conducir de un extremo al otro del pueblo en menos de diez minutos, incluso en hora punta. O minuto punta, como decimos por aquí. 

    Durante nuestro viaje de seis minutos hasta mi casa, Ashley está enfrascada en su teléfono. Dudo que haya siquiera echado un vistazo al hermoso paisaje de montaña rodeando nuestro valle. Decido dejar que ella se instale un poco antes de establecer las reglas. 

    Aquí estamos, digo mientras entro en el garaje. Ella suspira y fácilmente desliza su teléfono en su bolsillo trasero. Ella no lleva puestos los vaqueros ajustados de cintura baja y el top ajustado que veo que la mayoría de las chicas prefieren. Esto parecía más los vaqueros tradicionales y funcionales aún preferidos por los granjeros y rancheros de esta zona. Amplios y recios vaqueros. Su camiseta cuelga largo y es al menos una talla demasiado grande para ella. Considero decirle que yo solía vestirme más o menos del mismo modo cuando yo era una adolescente en los años sesenta, pero ella podría considerar esa idea honestamente horripilante, así que me guardo mis pensamientos.

    ***

    Ashley

    Aún me siento bastante nerviosa por el viaje en avión. La única otra vez que he volado, estuvo nublado la mayor parte del tiempo, lo cual fue un poco guay porque te podías imaginar que ibas caminando por encima de las nubes y todo, pero esto era aún más increíble. Podía ver las montañas debajo de mí todo el tiempo y era como si pudiera sólo dejarme caer sobre las cimas y caminar por lugares que quizás nadie ha visto nunca. Aún había algo de nieve alta y parecía como si alguien hubiera dibujado líneas blancas a lo largo de las altas crestas y algunas veces alrededor de lagos pequeños para que pudiera verlos mejor. ¡Era increíble! Era una lástima que sólo durase una hora.

    Además me siento un poco excitada porque es la primera vez que he viajado sola. Estoy impresionada de que papá no me haya traído en coche hasta aquí para poder totalmente dejarme en manos de Nana en persona. Por supuesto, todo eso en el aeropuerto de Denver cuando había insistido una y otra vez en que alguien me vigilara cada segundo hasta que me subiera al avión y que luego me escoltaran de nuevo en Selington era muy típico de él. Qué vergüenza.

    Pero ahora estoy aquí. La casa de Nana es familiar y cómoda. Reconozco algunos de los muebles de su antigua casa en Denver, aunque hay dos grandes sillones de aspecto cómodo que no recuerdo. Miro alrededor de la habitación en la que me quedaría las próximas cinco semanas y me pregunto si Nana espera de mí que la mantenga así de perfecta. Me alegra que la cama no esté cubierta por todos esos cojines elegantes y decorativos que parece gustarle a algunas personas. ¿Por qué quitar unos veinte cojines cada noche para poder usar la auténtica almohada y luego volver a ponerlos por la mañana como alguna especie de escultura esponjosa?

    Ash, una vez que te instales, te llevaré a que veas un poco el pueblo. ¿Aún te gusta nadar? Podríamos ir a la piscina un poco más tarde esta tarde.

    Me encojo de hombros. Supongo. Yo di una tonelada de clases de natación cuando era más pequeña y solía pasar cada verano en la piscina lo más que podía. Sin embargo, estos últimos años no había tenido muchas ganas de ir. Pero no sé si habrá muchas más cosas que hacer por aquí, así que echarle un vistazo a la piscina es probablemente lo mejor que va a pasar.

    Creo detectar la sombra de una sonrisa en la cara de Nana. Bien. ¿Por qué no deshaces el equipaje y te pones el bañador? Te conseguiré una bolsa pequeña además de una toalla. ¿Necesitas gafas para nadar? Tengo un par extra.

    Vale, digo. Suprimo una sonrisa mientras recuerdo como ella y Yayo siempre parecían tener a mano cada artículo de equipamiento deportivo que cualquiera podría posiblemente necesitar. Su sótano en Denver parecía una tienda de deportes al aire libre. Nana no me había enseñado ningún sótano en esta casa, pero supongo que hay un espacio de almacenaje en algún lado lleno de esquís y mochilas y botas y cuerdas de escalar. A menos que se haya deshecho de todo cuando Yayo murió. Espero que no.

    Le doy la espalda por costumbre para que ella no pueda verme sonreír. Papá siempre me interroga cada vez que me ve sonreír o fruncir el ceño o reír o llorar. ¿Qué es tan divertido? ¿Por qué estás llorando? ¿No puedo simplemente sentir lo que siento sin tener que explicarlo todo el tiempo? Por supuesto que él es un robot en lo que se refiere a las emociones, así que probablemente sólo esté intentando recibir lecciones sobre lo que todas significan.

    La Tierra a Ashley, dice Nana. Supongo que me he quedado en blanco aquí. Ven a la cocina cuando estés preparada y comeremos un almuerzo ligero antes de salir.

    Vale. Saco mi teléfono del bolsillo y compruebo si tengo nuevos mensajes, esperando hasta que la oigo bajar el pasillo antes de darme la vuelta.

    ***

    Eres nueva aquí, ¿verdad?

    Me giro hacia la voz mientras seco mi cara y me coloco la toalla alrededor de la cintura. Es el chico que he visto practicando zambullidas mientras Nana y yo estábamos en fila esperando para el tobogán de agua. Sí. ¿Y tú? No estoy segura de si se refiere a que no me ha visto en la piscina o si este pueblo es realmente tan pequeño que cada alumno del instituto se conoce.

    No, yo vivo aquí. ¿Vas a ir a SHS este otoño?

    ¿Qué es SHS? pregunto. ¿Está ligando conmigo o es sólo que la gente de pueblos pequeños son así, empezando una conversación sólo para descubrir quién es la extraña?

    Selington High. Yo estaré en el último curso este año. Estoy en el equipo de saltos. Te he visto nadar unos largos antes. Eres una buena nadadora. ¿Estás en algún equipo de natación?

    No. En realidad ni siquiera estoy segura de si volveré al instituto este otoño. En vez de eso creo que simplemente podría viajar por Europa o algo así. No sé de dónde ha salido esa idea. Quizás porque le pedía a papá que me llevara con él en su viaje de negocios allí y él rechazó la idea como si fuera absurda. De ningún modo me dejará ir a Europa en vez de volver a terminar mi último año de instituto.

    Vaya, eso es bastante guay. Y mira, soy Bryce, dice mientras alarga la mano.

    Hago una pausa por un momento y luego le estrecho la mano. Ashley.

    Bueno, supongo que nos veremos por ahí, dice mientras se encamina a subir al trampolín otra vez.

    Le veo medir unos cuantos pasos hacia atrás desde el borde del trampolín. Él mira en mi dirección y me saluda con la mano antes de concentrarse en su próximo salto. Me doy cuenta de que varias chicas se están dirigiendo hacia mí, riéndose fuerte mientras intentan asegurarse de que nadie las vea.

    Debes de ser nueva aquí, dice la chica que parece estar guiando a la pequeña manada. Ella parece la típica animadora: largo pelo rubio recogido en una coleta alta, suficiente maquillaje de purpurina como para una noche de baile, un diminuto biquini que apenas contenía sus oprimidas tetas, y su piel bronceada embadurnada de aceites fragantes. No hay señales de que ella haya estado en realidad en el agua. Las dos chicas detrás de ella parecen estar intentando ser sus clones.

    Sí. Quizás alguien necesita enseñarme el saludo secreto o algo así.

    Nadie sonríe. No me importa; no es que vaya a estar en este pueblo perdido lo suficiente como para hacer amigas de todos modos.

    Así que has conocido a Chico-Guapo Bryce. Apostaría a que piensas que él podría estar interesado en ti o algo.

    Ah, así que de eso se trata. Ella debe de ser la novia de Bryce y está aquí para asegurarse de que no me haga ideas de empezar a salir con él. No. Yo tengo a alguien en mi ciudad. Él va a tener que mirar en otro sitio. ¿De dónde salen todas estas mentiras? Sueno como una de esas chicas que se humillan siempre inventándose cosas para parecer guay.

    La Chica Ra-ra-rá asiente y las otras hacen lo mismo, como una hilera de esos estúpidos perros que mueven la cabeza y que algunas veces se ven en las ventanillas traseras de los coches de la gente. Eso es bueno. A él no le van las chicas, si sabes lo que quiero decir. Una lástima. Es tan guapo. Eso provoca una oleada de carcajadas del grupo. Ellas miran por encima del hombro a Bryce, quien está de vuelta sobre el trampolín, asegurándose de que todo el mundo conoce el sujeto de su diversión.

    ¡Hola, Brycey! grita una de las chicas con un tono de voz exageradamente alto, meneando la mano en la muñeca en un saludo burlón, y dando saltitos. Él permanece centrado al final del trampolín y realiza un elegante salto.

    ¿Así que estáis diciendo que es gay? digo, mirando con rabia al grupo. ¿Hay algo malo en eso? ¿O sólo sois tan inseguras que tenéis que humillar a los demás para que podáis sentiros superiores? Vaya pandilla de perdedoras. Me giro en redondo, lanzo mi toalla sobre la silla, y realizo una entrada en bomba de primera categoría en la piscina, esperando empapar al grupo de chicas. Nado furiosamente hacia el otro lado de la piscina y busco a Nana. La veo charlando con un grupo de señoras ancianas, así que salgo de la piscina y me dirijo hacia ella para decirle que me reuniré con ella en los vestuarios.

    Supongo que los abusones no sólo viven en Denver. Quizás estén en todas partes.

    ***

    Deborah

    Ashley es notablemente eficiente cuando le pido que ponga la mesa para cenar. Empiezo a enseñarle donde guardo las cosas en la cocina, pero ella me detiene. Miré por la cocina mientras te estabas cambiando. Aprenderé más rápido si lo encuentro todo yo misma, dice mientras apila dos platos, dos boles de ensalada, y todos los cubiertos necesarios y se encamina hacia la pequeña mesa de comedor en el rincón junto a la cocina. Éste es mi trabajo en casa.

    Sin embargo, tan pronto como nos sentamos a comer, ella saca el teléfono y manipula la pantalla con la mano izquierda mientras apuñala su ensalada con el tenedor en su mano derecha. Dejo mi tenedor, pongo las manos sobre mi regazo, y me siento totalmente quieta, sólo observándola. Ella mira su ensalada durante un momento mientras se prepara para tomar otra porción, pero inmediatamente devuelve su concentración al teléfono. Cuando ella empieza a repetir el proceso, me aclaro la garganta. A ver, Ashley. ¿Puedo ver tu teléfono?

    Oh, dice ella, perdiendo el ritmo y levantando la vista. Sí. Vale... Ella navega por la pantalla varias veces más, probablemente para ocultar la conversación de texto que estaba teniendo o la página web que estaba escaneando, luego me da el teléfono.

    Lo estudio durante un momento, asintiendo ligeramente. ¿Es éste el botón de encendido y apagado? pregunto.

    Ella asiente. Mantengo

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