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Código Priotelus
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Código Priotelus

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En Código Priotelus no hay cabida para medias tintas. Algunos de sus protagonistas -seres sedientos de dinero, sexo y poder en una isla vibrante y corrupta-, me contaron los increíbles hechos del complot político más preocupante y desestabilizador de los últimos cincuenta años en la zona del Caribe. O tal vez no y todo lo narrado es sólo fruto de mi imaginación...

Una joven menor promiscua y apasionada, nexo involuntario de gran parte de ellos. Un incansable, temible y rudo agente encubierto, con el que ella desea intimar, sin saber a qué se dedica. Uno de los políticos más deshonestos y corruptos del país rival vecino, cabeza visible de Priotelus, que mantiene por puro placer los caprichos de la menor y cuya ambición desmedida provocará una crisis internacional de magnitud insospechada. Un señor de la guerra nacido en Lituania, que quiere utilizar a la joven para sus fines comerciales...

Serás testigo de excepción de una verdadera y espeluznante trama de simbiosis múltiple crónica, en la que todos ellos se utilizan mutuamente con cruel voracidad y en la que además participan un temible líder de la Yihad -perseguido por los servicios de inteligencia de varios países- y el Ruso, un personaje enamoradizo pero a la vez sádico y cruel. Ambición desmedida, paroxismo político, sexo lujurioso, corrupción cotidiana, violencia extrema, enemistad aciaga, injerencia foránea; secretos inconfesables, tráfico de armas, terrorismo internacional, agentes encubiertos, enigmas imposibles... Todo ésto y mucho más es Código Priotelus ¡Una crónica donde, una vez más, la realidad supera a la ficción!

Acompáñame en este imprevisible, sobrecogedor y enigmático viaje,

Juan José de Balasch

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 abr 2015
ISBN9781310959769
Código Priotelus
Autor

Juan José de Balasch

Juan José de Balasch desarrolla su carrera profesional en agencias multinacionales de Publicidad y RR.PP. de Barcelona, en City TV, en Tele 5 con Gestmusic (Endemol) en el late night show líder de audiencia durante siete años consecutivos y en Skyline Productions TV, así como en La Fábrica de TV & cine, de la que es fundador, dando rienda suelta a su creatividad.Posteriormente se instala en el Caribe, concretamente en Santo Domingo, donde personas muy singulares le aportan testimonios inimaginables, constituyendo una importante base documental, que bien justificaba contar una historia. En la actualidad ya retirado definitivamente de la escena publicitaria, se encuentra offshore, en paradero desconocido, desde donde se dedica a realizar sus dos verdaderas pasiones, escribir y la cinematografía.Su opera prima de ficción, Código Priotelus, es la historia sobre la génesis de un nuevo ave fénix, que sorprende desde las primeros instantes. Si tenemos en cuenta que podría estar basada en hechos reales, nuestra sorpresa se torna al instante en notable desconcierto. Uno se pregunta como es posible que semejantes lances puedan, supuestamente, suceder al amparo de estados democráticos soberanos, en pleno siglo XXI.El número de hechos, datos, lugares e individuos implicados es tan considerable y la trama tan compleja, extensa y enigmática, que Código Priotelus es por derecho propio una Saga.Con Operación Priotelus, continuación de la historia anterior, de Balasch nos desvelará alguno de los secretos más íntimamente guardados de Priotelus, una gran quimera política, financiera y criminal de calado internacional."El hombre puede trepar hasta las cumbres másaltas, pero no puede vivir allí por mucho tiempo"- George Bernard Shaw

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    Código Priotelus - Juan José de Balasch

    UN DÍA DE ENERO CUALQUIERA, EN ALGÚN REMOTO LUGAR DEL CARIBE, ALEJADO DE TODO Y DE TODOS,

    —¿Ah, pero estás aquí..? Lo he pensado mucho antes de hablar contigo, calibrando bien qué decirte y cómo hacerlo, aunque no lo creas no me ha sido nada fácil. Tú sabes lo egoísta y egocéntrico que soy. Detesto gastar tiempo y energía más allá de mis propios intereses, pero sin ti no soy nada, sólo una sombra de mí mismo ¿O acaso no es así?

    La enorme palapa de palma real que conforma el techo de la casa, al que le sigue un voladizo de cuatro metros y medio -más allá del límite de sus muros-, mantiene la habitación en permanente penumbra. Una estructura que ofrece frescos y agradables atrios donde refugiarse en las horas solares más extremas. El silencio del lugar, sólo interrumpido por el recurrente oleaje cabalgando sobre la arena, permanece inalterable; no hay réplica a la pregunta recién formulada.

    —¿No respondes…? Bien, tus motivos tendrás, aunque conozco el principal. Pero déjame decirte que juntos, tú y yo, vamos a vivir a partir de ahora los momentos más extraordinarios que jamás hayas experimentado. Voy a compartir contigo situaciones extremas por las que muy pocos han pasado, secretos nunca revelados hasta hoy y conocerás a personas con vidas inimaginables.

    A estas alturas ya puedes suponer a quién le estoy hablando, ¿verdad? Si has acertado, es a ti lector que tienes en tu haber miles de horas de vuelo, con todos esos libros devorados anteriormente. Pero esta vez se trata de algo diferente, de un relato cuyo parecido con la realidad es mera coincidencia, o tal vez no… También podría estar basado en hechos reales que aún estén sucediendo mientras escribo estas líneas. Sea como fuere, vas a recorrer los acontecimientos de unos personajes con vidas al límite. La historia de unos seres sedientos de dinero, sexo y poder en una isla vibrante y corrupta.

    Una joven menor promiscua y apasionada, nexo involuntario de gran parte de ellos. Un incansable, temible y rudo agente encubierto, con el que ella desea intimar, sin saber a qué se dedica. Uno de los políticos más deshonestos y corruptos del país rival vecino, que mantiene por puro placer los caprichos de la menor y cuya ambición desmedida, desde la adolescencia, provocará una crisis internacional de magnitud insospechada. Un señor de la guerra nacido en Lituania, que quiere utilizar a la joven para sus fines comerciales…

    Serás testigo de excepción de una verdadera y espeluznante trama de simbiosis múltiple crónica, en la que todos ellos se utilizan mutuamente con cruel voracidad y en la que además participan un temible líder de la Yihad -perseguido por los servicios de inteligencia de varios países- y el Ruso, un personaje enamoradizo pero a la vez sádico y cruel. Todo ello es el resultado del mix de historias que algunos de ellos me contaron. Pero, como ya dije más arriba, todo parecido con la realidad es mera coincidencia, o tal vez no…

    ¡Una crónica donde, una vez más, la realidad supera a la ficción!

    Si todo está relatado tal como me lo contaron, te estarás preguntando qué es lo que he aportado yo a este libro… Te invito a que te sumerjas en sus páginas y seas tú quien lo descubra.

    ¡Buen viaje!

    Juan José de Balasch

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    **** ****

    María

    MARZO DE 2014. SANTO DOMINGO, REPÚBLICA DOMINICANA.

    El sol despunta en la lontananza templando la blanca y fría arena de la noche. Playeros pechirrojos revolotean confundiéndose con el horizonte escarlata. Un turista ebrio yace en el suelo, desnudo de cintura para abajo, emanando los efluvios de una noche caduca y estéril. Los compases de un merengue se dejan oír en la distancia, mientras una anciana empuja cansinamente un carrito en el que acarrea mangos, cocos y plátanos verdes, que vende mientras callejea. Comienza un nuevo día en el Caribe.

    No muy lejos de allí, María Morena, mulata de diecisiete años con aspecto y cuerpo de veinte muchos, se agita medio dormida en su lecho. Ni siquiera la intensa brisa del amanecer refresca el ambiente sofocante de su alcoba. Los primeros rayos de luz invaden lentamente la estancia mostrando su piel brillantemente desnuda, humedecida por la transpiración. Un embozo de deslumbrante color níveo contrasta con su piel canela, cubriendo parte de su cuerpo y dejando al descubierto unos prominentes pechos, coronados por oscuras y turgentes cumbres. Ella duerme siempre desnuda; empezó a hacerlo a los trece años de edad sin el beneplácito materno, bajo el pretexto de aliviar las tórridas noches caribeñas. El verdadero motivo es la excitación que le produce sentir el contacto de la sábana por todo su cuerpo.

    Villa Consuelo no es un barrio como cualquier otro. Paradójicamente, y a pesar de su nombre, contiene una de las mayores concentraciones de seres viles y aciagos de la capital. La calle Virgen del Reposo no hace más que aumentar lo contradictorio entre la realidad del lugar y su apelativo. En un extremo de la misma está situado el Paraíso, un prostíbulo donde todos los días entre seis y nueve mujeres venden su cuerpo exhibiéndose y contoneándose al ritmo de músicas del lugar. Del lado opuesto de la calle está la Trampita, un bar musical ubicado en un antiguo almacén de licores, abierto desde el mediodía hasta la medianoche. Entre ambos extremos una extensa hilera de casas en las que, al igual que María, viven hombres y mujeres soñando con una vida mejor.

    Memento Lascívitas-I

    María extiende sus brazos hacia atrás mientras se despereza de forma sensual, excitante, como si de un ritual rutinario y perfectamente aprendido se tratara. Con los ojos aún cerrados siente el calor del ambiente en su cuerpo húmedo; un intenso olor a café penetra su olfato. Inspira ese aroma y tras un profundo suspiro va bajando la mano derecha con decisión hasta rozar su cuello por unos segundos, con la punta de los dedos. Siente un leve cosquilleo que le eriza la piel de todo el cuerpo. Continúa descendiendo, acariciando sensualmente la parte superior de su pecho, justo por encima de los senos. Su mente la transporta involuntariamente hacia atrás en el tiempo, cuando ese mismo calor la había mojado en el apartamento de Charlie, alguien que conoció meses antes en la Trampita; un tipo duro que la introdujo en un mundo de placer y excitación hasta entonces desconocido para ella.

    Sigue bajando la mano hasta recorrer sus pechos, que masajea con sensualidad; desplaza dos dedos, acariciando lentamente sus puntos más sensibles, que surgen con prominencia. La temperatura ambiente sube un par de grados; María entreabre su boca y pasa la lengua por su labio superior mientras gime; la excitación le hace imaginar las rudas manos de él sobre su piel, esas manos que hicieron con ella lo que quisieron, que la sometieron a todo tipo de perversiones arrebatadoras. Gime de nuevo de forma desgarradora al compás de sus dedos y todo su cuerpo se sacude en estremecedores espasmos. El primer climax del día –la chica nunca se satisface con uno sólo-, acaba de acontecer arrolladoramente.

    Esta vez, de forma totalmente voluntaria, su mente busca con vehemencia otra tórrida imagen del pasado reciente con Charlie. Separa ligeramente las piernas de forma instintiva y acaricia sus muslos a un palmo de su sexo, su suave piel se eriza de pies a cabeza; ese tacto rugoso la excita más aún. Pausadamente asciende por los mismos hasta sentir la humedad en la punta de sus dedos y comienza a manipularse con delicados movimientos circulares; su respiración se torna más y más profunda. Activa sus dedos esta vez ejerciendo más presión, la imagen de Charlie haciéndola gozar la alcanza y de nuevo una sucesión de interminables idas y venidas agita todo su cuerpo; una vez más, su naturaleza insaciable está al mando.

    Las convulsiones ladean su cuerpo, desplazándolo hasta la orilla de la cama, su cabeza y sus brazos colgando en el vacío y su largo cabello ondulado derramado por el suelo. Respira entrecortadamente, sus ojos aún en blanco, bajo el intenso efecto de sus numerosos orgasmos. El sol invade del todo la habitación, el calor es insoportable a pesar del lento girar de un viejo ventilador de techo, que evoca una escena típicamente caribeña. María se incorpora satisfecha por el momento y se encamina hacia el baño. Son las 8:36 am…

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    **** ****

    1- El Mister

    SEIS MESES ANTES. EN EL LADO OPUESTO DE LA CIUDAD.

    Una avenida salpicada de hermosas residencias ajardinadas discurre ascendente, serpenteando entre palmas de coco y flamboyanes rojos, desde la playa hasta una colosal mansión de un llamativo blanco colonial; ochocientos metros de inconfundible paisaje dominicano. Ubicado en lo alto de la colina, el edificio es un monumento a la ostentación local que contrasta con un país lleno de carencias.

    Un vehículo destartalado se aproxima ruidosamente a la casa, se detiene ante la puerta y toca el claxon tres veces, una larga, una corta y otra larga, como si de una consigna se tratara. A los pocos segundos la puerta de acceso peatonal se abre y asoman dos individuos uniformados y armados que hablan con el conductor. Una voz medio afónica en puro dominicano emerge del vehículo,

    —Buen día señol’ soy Alambrito, el Mister me ta’ esperando…

    Uno de los miembros de seguridad de Casa Jazmines observa fijamente el interior del auto, mientras recorre el perímetro del mismo con un detector de explosivos. Se detiene frente al conductor e imperativamente,

    —¡Abre atrá’ hermano!

    Mientras acaba de revisar el contenido del maletero articula unas palabras entre dientes, a la vez que asiente con la cabeza.

    —Ok ta’ bueno, dale y no te detenga’ en el camino hasta la casa… ¿Tú ta´claro?

    Levanta un brazo señalando hacia el interior de la finca, con un dedo que oscila lentamente, ordenando a su compañero la apertura de la verja.

    El automóvil avanza sin detenerse, Alambrito observa con asombro un verdadero despliegue de tropas por todo el jardín; decenas de hombres uniformados y fuertemente armados montan guardia en el recinto. El camino gira levemente a la izquierda y desde ese punto se vislumbraba el ala Este del grandioso edificio. Probablemente el más grande del barrio y con toda seguridad el más grande que jamás hayan visto los atónitos ojos de Alambrito, que acelera impulsado por el deseo de poder abarcar con su vista la totalidad de esa espectacular mansión. Por fin la alcanza,

    —Buen día, abajo me dijeron…

    Una mujer negra uniformada, como de metro ochenta de estatura y ojos saltones, lo interrumpe mientras mira burlonamente la cara intimidada del tipejo,

    —¡Si, si, lo sabemo’, nos avisaron ¡Detén ahí mimito’ el auto y ven pa’ acá conmigo!

    Ascienden por una escalinata de mármol blanco bajo un porche de largas columnas ligeramente ventrudas, un estilo colonial muy marcado. Probablemente una mansión construida por indianos españoles de principios del siglo XVIII, que fue adquirida y reformada en la época de Trujillo por un terrateniente descendiente de Juan Isidro Jiménez -el mayor propietario de plantaciones de tabaco en el valle del Cibao-, cuyos herederos la vendieron en la década de los ochenta.

    Una gran puerta de oscura caoba rojiza facilita el acceso al interior. Una vez franqueada, un amplio hall presidido por un frondoso ramo de rosas blancas, situado sobre una mesa central circular, distribuye pasillos que llevan a diferentes dependencias. Recorren una ancha galería decorada con cuadros de Kandinsky, Pollock y Jacobsen, tal vez hasta algún Picasso; pinturas incomprensibles para un atónito Alambrito y para la gran mayoría de los mortales.

    Por fin se encuentran en un salón de proporciones colosales, con más de seis metros de alto, paredes blancas desnudas y muebles en color negro y blanco. Varios sofás, chaise-longues, butacones y mesas de centro ocupan el espacio a nivel del suelo. Una enorme araña de cristal de Murano lo observa desde el techo.

    La acompañante indica con su mano extendida una butaca a su derecha y le ordena,

    —¡Espera acá, que ya el Mister viene… y no toques na’!

    Alambrito se sienta intimidado, mientras llama su atención una larga y estrecha mesa contra la pared, sobre la que hay varias bandejas de ratán llenas de vasos largos, botellas de vodka, ginebra, wisky, anís y, como no podía ser de otro modo, un maravilloso ron dominicano añejo. El tiempo se le hace eterno, mientras un calor siempre tenaz es sofocado parcialmente por cuatro ventiladores de grandes aspas de madera que penden sobre su cabeza.

    Al igual que en toda la casa, también en el gran salón hay dos personas armadas y, en esta ocasión además, una camarera uniformada de negro con delantal y cofia en color blanco, como esperando a alguien que nunca llega. De pronto irrumpe un hombre de unos cuarenta y cinco años, alto y corpulento, vestido con pantalón de lino y chacabana blancos. Antes de que Alambrito haga el intento de incorporarse le conmina,

    ¡Tú sentar, yo ofrecer copa…! ¿Qué tú tomar?

    Aún sin poder reaccionar, Alambrito responde con voz temblorosa,

    —Una fría..a.. se..ñor…

    —¿Una cerveza..? No no, tú tomar mi mejor ron!

    Dirigiéndose con la mirada a la camarera para que lo sirva, ordena,

    ¡Mi lo mismo!

    Alambrito sin rechistar,

    —Ok Mister, gracias.

    El Mister es nada más y nada menos que Daríus Kudirka, un señor de la guerra de origen lituano, nacionalizado en Mónaco. Cabello castaño claro y ojos verdes, ligeramente subido de peso. Hizo su primer negocio importante vendiendo armas francesas en la guerra de Bosnia de 1991 y armas cortas y dispositivos electrónicos a ETA en España durante 1995. Se enriqueció desmesuradamente al empezar a vender armas sofisticadas de gran calibre a AQMI (Al Qaeda Magreb Islámico) en el 2006. Es rabiosamente ambicioso y hace todo lo que sea necesario para obtener sus propósitos. Ahora reside en el Caribe a la espera de cerrar la mayor operación de su vida.

    Kudirka se sienta profunda y cómodamente en un gran butacón frente al tipejo, lo mira a los ojos fijamente y le suelta,

    Alambrito, Alambrito… ¿Ser tu nombre?

    —No Mister, me llamo José pero tos’ me llaman Alambrito polque’ soy ma’ flaco que un alambre, ya ute’ sabe…

    That´s right José, yo también llamarte Alambrito. Cuenta a mí, qué tal María está? Yo mucho tiempo sin saber.

    Alambrito lo piensa dos veces antes de responder y, con un vaivén lateral de cabeza, explica en pura jerga dominicana,

    —Está bien Mister, ella está trabajando en el bar la Trampita en la tardesita’ y en la mañanita estudia contabilidad en la UASD. Se acuerda mucho de usted…

    Dudo mucho que ella acordar, necesito que María venir a ver Kudirka aquí rápido. Tú convencer, yo pagar Alambrito cincuenta mil pesos ¿Ok?

    Alambrito, que nunca ha conseguido tener en sus manos más de un billete de dos mil pesos a la vez, tiene con ojos como platos

    —¡Está bueno Mister, yo le digo, tiene usted mi palabra!

    Fine, tú tomar trago y marchar. Yo esperar con noticias de María muy rápido. Cuando ella venir yo pagari. Ciao, ciao...

    Se levanta del fondo de la butaca como si el diablo lo llevara y desaparece sin más por donde llegó, dejando al sorprendido Alambrito sin palabras.

    **** ****

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    2- Un Ave Fénix, una Paloma y un Gavilán

    HAITÍ, CROIX-DES-BOUQUETS, SEDE DEL GOBIERNO.

    A trescientos kilómetros de allí, en el otro extremo de la isla, Pierre Devereux está sentado con los pies sobre la mesa mientras lee unos informes sobre armamento ligero, en su despacho oficial de Croix-des-Bouquets -población cercana a la capital-, donde se encuentra la sede actual del gobierno desde el devastador terremoto de 2010.

    Nacido en el seno de una familia humilde en un barrio marginal de la capital, el ahora político en el Gobierno soñaba desde adolescente en escapar de su condición sumamente precaria; volar más allá de la mediocridad para ascender a lo más alto de la sociedad haitiana. Ahora tenía entre manos un ambicioso proyecto que bien podría convertirlo en el hombre más poderoso del momento.

    La relación de Jenjen, madre soltera de Pierre, con la influyente familia Lombard, le permitió al muchacho estudiar una carrera universitaria. El patriarca había apadrinado al chico desde su nacimiento, al ser los Lombard un matrimonio sin hijos y también por lo satisfechos que estaban con las exquisiteces que Jenjen les cocinaba a diario. Cuando Devereux se graduó en ciencias Políticas, Thierry Lombard ejerció como el mejor de los mentores, ofreciéndole un cargo en el Gobierno, gracias a la amistad que tenía con la poderosa familia Leclerc, que hacía y deshacía en la sombra durante esa época.

    Suena su celular. Pierre lo atiende sin prestar atención.

    Aló, aquí Pierre...

    Una voz altanera y enojada en castizo dominicano,

    —¿Qué lo qué tipo, cuándo nos vamos a ver?

    Él, sin perder la calma e intentando justificarse,

    —Hola María no he podido estos días, ya tú sabes, asuntos de Estado…

    —¿Estado..? ¿María..? ¿Ahora soy sólo María..? ¡Mira lo que te voy a decir señor, tu maldito estado no te va a dar eso que tú andas buscando, que yo sólo tenía para ti! Vamos a ver a quién más se lo dé yo desde hoy, azaroso!

    Cuelga sin esperar respuesta.

    María Morena es extremadamente impulsiva, caliente e interesada, siempre dispuesta a satisfacer sus deseos de la forma más atrevida y morbosa. A los once años, cuando despertó su curiosidad por el sexo, tenía fantasías eróticas inusuales para alguien tan joven; aunque no tanto para el ardiente Caribe, donde todo empieza desde muy temprana edad. Le interesan el dinero y los hombres en ese orden. Vive en una humilde casita de alquiler con su madre, que comparte con una hermana y un hermano menores que ella. Desconoce quién es su padre, que los abandonó cuando ella tenía tan sólo tres años.

    Es amante de Pierre Devereux desde hace seis meses y, aunque él intenta detentar el control de la situación, ella le lleva siempre la delantera a pesar de tener tan sólo diecisiete años. María lo desea porque es un hombre poderoso y eso la excita por encima de sus atributos físicos, que él tiene bien proporcionados. Pero le excita mucho más saber que es ella quien está al mando en todo momento… ¡Ese es el mejor de sus juegos!

    -------

    Suena el teléfono sobre una mesa de cristal situada a la izquierda de Pierre, él deja su móvil y atiende la llamada,

    Excellence tiene al señor Hamdi en la línea privada ¿Está usted disponible?

    —¡Pásamelo y cero llamadas hasta nueva orden!

    Pierre apaga su móvil para no ser molestado y marca un código de seis dígitos para encriptar la llamada,

    Bonjour, aquí Pierre…

    Salam Aleicum amigo, soy Malik.

    Malik Ahmed Hamdi, es uno de los líderes más ocultos de AQMI (Al Qaeda Magreb Islámico), presunto implicado en diversos actos terroristas en Mali y Mauritania, así como en la zona mediterránea. De estatura media, cuerpo delgado y fibroso, pelo negro ondulado, rapaces ojos color azabache y nariz marcadamente aguileña, por lo que se le conoce en círculos policiales como El Gavilán o también como El Camaleón, por su facilidad para desaparecer. Establecido en España en el año 2006, de donde huyó milagrosamente del cerco policial en la llamada Operación Submarino en el 2008. Se sabe que estuvo en Venezuela hasta 2010, localizado en Panamá en 2011 y desde 2012 radicado en República Dominicana, según el CNI.

    Actualmente se dedica a la intermediación internacional de grandes ventas de armamento, que gestiona desde el Caribe. Es un agente comercial supuestamente autorizado frente a diferentes países para llevar a cabo transacciones delicadas, imposibles de realizar de forma oficial. Las grandes multinacionales del armamento norteamericanas, inglesas, alemanas y francesas son sus proveedores, aunque nadie lo admite. Sus clientes, nadie lo sabe…

    —Aleicum Salam Malik ¿Dime, tienes lo que te pedí?

    —Si Pierre, pero te costará más…

    —¿Cuánto más?

    Two million

    —¡Dos millones! ¿Con quién crees que hablas ladrón usurero?

    —Pierre está muy complicado, ya no puedo salir desde Cuba sin comprar a los militares. Está muy vigilado todo, todos quieren su bocado…

    A Pierre le parece una minucia pero algo debe negociar, sino la próxima vez le saldrá más caro y hay que ponerle un límite al árabe,

    —¡Te doy un millón más, hasta esa cantidad puedo llegar!

    —¡Uno y medio y tenemos deal!

    —Ok tú ganas, en tres días como siempre. Que Ariel se ponga de acuerdo con Raúl, tenemos nuevo lugar de entrega.

    That´s right ¿Raúl se ocupará del pago como siempre?

    —Si Malik, descuida ¡Adieu!

    —Bye bye Pierre.

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    **** ****

    3- El Amigo de Confianza

    SANTO DOMINGO, VILLA CONSUELO. CASA DE MARÍA MORENA.

    Alambrito llega a casa de María y -como hacen en los barrios dominicanos para que les abran la puerta-, vocea a garganta plena,

    —¡María, María…! ¿En qué tú estás?

    María sale a toda velocidad de la ducha envuelta en una toalla y va hacia la puerta. La abre sólo un poco comprobando quién está afuera. Alambrito la apremia porque anda justo de tiempo, ha dejado el colmado desatendido por la reunión en casa de Kudirka y quiere regresar cuanto antes.

    —¡Oh dígame a ver..! ¿Qué hace usted por aquí? Yo casi tengo que bajar para la Trampita, pero venga entre un rato…

    —Pero muchacha yo te ando buscando desde temprano para decirte una vaina…

    María haciéndolo pasar, le indica un sofá a su derecha,

    —Cuente, cuente…

    Alambrito, hombre de pocas luces interesado en ganar su dinero, improvisa intentando ser muy convincente,

    —¿A qué tú no sabes quién me mandó a buscar desde hace días?

    —¿Quién..?

    —El Mister ese que tu estabas embullá’ y esta mañana fue que fui a verlo y ya tú sabes muchacha yo estaba vuelto loco en ese casón ¡Ese hombre está podrido en dinero, yo hasta estaba asustao’ con toda esa gente armados hasta los dientes!

    —¡Si, si yo se todo eso pero desembuche…!

    —Bueno para no cansarte con el cuento, ese hombre está loco por verte, para que tú veas lo primero que me preguntó fue por ti.

    María comienza a impacientarse, tiene que arreglarse para llegar a su trabajo y el hombre está dándole vueltas a lo mismo. Así que le apremia,

    —¡Oye ahora, dice que quiere verme a mí! ¿Y esa cotorra? ¿Para qué él le dijo que quiere verme? No será para la misma mierda de siempre?

    —No, no muchacha, yo a ese hombre ahora lo veo diferente mi hija! ¡Él lo que quiere es ayudarte a ti y a tu familia, él me lo dijo a mí en su mismita casa mirándome a los ojos!

    —¿Usted cree? Porque usted sabe que yo estoy con el político y ese hombre a mí me resuelve todos mis problemas. Yo lo que no quiero es que si yo voy a verlo, Pierre se entere de esa vaina y me de banda.

    Alambrito arrugando el rostro, temiendo no convencerla, intenta una argucia de todo o nada,

    —Bueno… ¿Te doy mi consejo? Yo siendo tú me voy calladita y te apuesto que Pierre no va a saber eso, tú no pierdes nada con ir…

    María, en parte por quitarse a Alambrito de encima y también porque está molesta con la indiferencia que recibe últimamente de Pierre,

    —Está bien, yo lo voy a pensar.

    —¡Mija’ piénsalo, tú vas a ver que es como yo te digo!

    —Manténgame informada para cualquier cosa…

    Alambrito se marcha poco satisfecho, no ha obtenido un si pero al menos no tiene un no por respuesta. Todavía hay esperanza, sus cincuenta mil pesos no están del todo perdidos!

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    **** ****

    4- Un Tranvía llamado Deseo

    VILLA CONSUELO, BAR LA TRAMPITA. 3:24 pm

    Hace un calor abrasador. El breve recorrido desde casa de María hasta la Trampita al final de la calle -el bar de copas donde ella trabaja-, se hace interminable. Jean-Luc Roussel, investigador privado francés de cincuenta y ocho años, retirado en Santo Domingo es el dueño del bar. Abandonó su París natal a los pocos años de separarse de su esposa Tatiènne, dejando allí a su única hija de dieciocho años de edad, que vive con su madre. Andréanne apenas tiene contacto con su padre; una especie de vendetta personal a la que lo tiene sometido por haber tomado la decisión de seguir con su vida lejos de ella. Aunque Jean-Luc nunca lo comenta ese hecho le parte el corazón, por lo que trata a María paternalmente para llenar el vacío filial.

    El francés observa como la chica llega tarde a su turno, disimulando, y le vocea,

    —¡Hey mami, ven aquí!

    Ella muy molesta piensa: <>

    —¡Dime francés!

    —¡Tú no llegas nunca a tiempo mami! Así no vamos bien!

    —Aquí las guaguas son lentísimas, llegué de la UASD y ni comer pude... ¿Que tú quieres que yo haga?

    —¡Que cumplas con tu horario de alguna vez!

    La joven tiene un carácter insufrible, una leona dominicana que no atiende más que a sus instintos, así que rugiendo,

    —¡A mi tú no me jodas francés y si no te gusta ya tú sabe’, me botas!

    —Mira niña a mi no me vengas con jabladurías’, que si te boto luego me viene llorando tu mamá para que te admita de nuevo…

    —¡Ay francés tú estás en el limbo mi hijo! Mi mamá no manda en mí, ya soy grande y tengo quien me resuelva! ¡Así que deja ya tu cotorra que voy a ver que carajo quiere el turista ese de la mesa verde, que me está comiendo con los ojos!

    El francés se encoge de hombros, es la enésima vez que ella llega tarde pero le interesa porque consigue levantar más copas a los clientes que ninguna otra de sus camareras.

    Suena Mi Morena, el conocido merengue de los Hermanos Rosario. Ella se contonea sonriendo mientras avanza decidida hacia el extranjero. Atlético, pecho y abdomen esculpidos por horas de duro entrenamiento, brazos musculosos llenos de tatuajes y una cara de hombre malo, de delincuente de la vida, de barrio bajero seductor o de sicario implacable.

    Todo eso pasa por la mente calenturienta de la chica en fracción de segundos, que adora ese tipo de hombres, llevándola a la más extasiante de las fantasías tan sólo con cruzar una rápida mirada con ellos.

    Entra en el Bar la mejor amiga de María que la saluda con una sonrisa. Ella le indica con la mano que la espere.

    Dirigiéndose al extranjero con voz melosa, acariciando las palabras, María le susurra suavemente,

    —Tienes más ojos que cuerpo papi… mmmm y eso que cuerpo, tú tienes mucho…

    El tipo manteniéndole la mirada durante varios segundos, sonríe seguro de sí mismo mientras pregunta,

    —¿Cómo te llamas mami?

    —¡Unjú, directo el caballero… como a mí me gusta!

    —¿Bien, pero tiene nombre esta belleza?

    —¡Míralo él, además es un galán de novelas… ja ja ja! Me llamo Yessica ¿Y usted?

    Él con voz más autoritaria, pero sin perder la sonrisa,

    —Tutéame, nada de formalismos, ¿ok? Soy Charlie, tráeme dos cervezas por favor.

    —Lo que tú digas papi ¿Te las bebes de dos en dos tú las cervezas? Porque no veo más nadie en la mesa…

    —La otra es para ti muñeca, para que te sientes a mi lado mientras te cuento cositas al oído… ¿Qué

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