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Cómo explorar la Biblia
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Libro electrónico945 páginas14 horas

Cómo explorar la Biblia

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En una cultura controlada por los medios de comunicación, ¿Cómo presentar la Biblia a aquellos que están acostumbrados a las películas, las revistas y a los periódicos? Muy sencillo, les damos Cómo explorar la Biblia, una mirada dinámica y llena de acción a los personajes principales, los eventos y significados del Antiguo y Nuevo Testamento.
  • Grandes escenas: los eventos principales en palabras e ilustraciones detalladas.
  • Papeles protagónicos: Una mirada a los personajes principales.
  • La trama: El relato en una cápsula:
  • Alerta: Los consejos cruciales que no se deben pasar por alto.
  • Frases célebres: Las frases que conocemos pero que no sabíamos que fueron extraídas de la Biblia.
  • Cronologías: Sucesos en el mundo bíblico y otros lugares de la Tierra. Todo eso y mucho más.
IdiomaEspañol
EditorialThomas Nelson
Fecha de lanzamiento1 dic 2004
ISBN9781418583187
Cómo explorar la Biblia
Autor

Stephen M. Miller

Stephen M. Miller is a best-selling author, seminary-educated journalist, and a full-time freelance writer and editor who specializes in Bible-related projects. Among his books are Who’s Who in the Bible, The Bible Through the Ages, The Illustrated Dictionary of Bible Life and Times, Complete Guide to the Bible, and How to Get Into the Bible. He also contributed to The Quest Study Bible.

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Cómo explorar la Biblia - Stephen M. Miller

PREFACIO DEL AUTOR

Bienvenido a Cómo explorar la Biblia.

Cuando tengo una oportunidad no me aventuro en territorio desconocido sin llevar alguna clase de mapa o de guía… y por lo general una o dos clases de ambas cosas. En este momento mi familia y yo estamos a punto de tomar dos semanas de vacaciones en lugares a los que nunca hemos ido. Usted necesitaría una regla para medir el montón de guías de viaje, folletos, mapas y artículos de viaje que hemos coleccionado al alistarnos para las vacaciones.

¿Por qué tanta molestia? Queremos sacar lo mejor de nuestra experiencia. Queremos ver todo lo que valga la pena ver, y hacer todo lo que valga la pena hacer; es decir, todo dentro del nivel de energía y de la cuenta bancaria de un conductor de Ford de mediana edad.

Abrir la Biblia y comenzar a leerla puede ser un reto desalentador para las cantidades de personas que nunca la han leído. Se trata de un libro enorme. ¿Por dónde empezar?

¿Qué tal iniciar con el panorama total? Eche un vistazo a las escenas más extraordinarias de la Biblia. Preséntese a algunos de los personajes protagonistas. Conozca el territorio. Hecho eso, vaya a los libros individuales dentro de la Biblia y haga lo mismo.

Hemos creado Cómo explorar la Biblia para ayudar a hacer precisamente eso a los recién llegados a la Biblia. Hemos provisto una guía para los millones de personas que aún desconocen el libro de mayor venta en el mundo en todos los tiempos. En realidad, quizás esto es más como el programa impreso que le entregan a uno antes de ver una obra teatral. Este libro le ayudará a que usted se oriente mientras se sienta y empieza a disfrutar uno de los viajes más maravillosos que alguna vez haya hecho… un viaje dentro de la mente y del corazón de Dios.

Unos pocos amigos

Me gustaría expresar mi profunda gratitud a las siguientes personas:

• Linda Annalisa Miller, mi esposa, importante correctora de estilo, inteligente crítica y animadora persistente.

• Joseph Coleson, de espíritu apacible, profesor de Antiguo Testamento en el Seminario Teológico Nazareno, y uno de los noventa eruditos que produjeron la New Living Translation. Me ofreció sus apreciaciones del Antiguo Testamento, las que gustosa y rápidamente rapté e incluí en este libro.

• Mark E. Roberts, editor y candidato a un doctorado en estudios del Nuevo Testamento. Guió este proyecto en su tortuoso sendero hacia la publicación, y dio antecedentes del Nuevo Testamento que de otro modo yo habría eludido.

• Dana Long, coordinadora de arte que manejó más de doscientas cincuenta piezas de arte original para ayudar a producir este libro. Su atención a los detalles dio a esta obra su apariencia atractiva.

• Paul Gross, quien creó todos esos dibujos que van desde la creación hasta la Nueva Jerusalén, con solo algunas observaciones de orientación. Su búsqueda dentro de las culturas antiguas hacen más exacta cada ilustración.

• Lee Hollaway, editor contractual que se cambió a editor de referencia, quien manejó las bases y los elementos para hacer que calcen los distintos componentes de este libro.

Que Dios los bendiga a cada uno.

También que Dios lo bendiga a usted a medida que lee este libro, y más importante aun, a medida que lea el libro del Señor.

Steve Miller

CÓMO USAR ESTE LIBRO

He aquí lo que usted encontrará, y por qué, al pasar las páginas de esta obra.

Cómo obtuvimos nuestra Biblia. Este es un artículo de ojeada rápida que rastrea la historia de la Biblia desde antes de ser escrita—cuando testigos presenciales contaban lo que veían a asombrados escuchas—hasta la era de la computadora, cuando además podemos ver vídeos recreativos de los acontecimientos bíblicos. Es maravilloso descubrir cómo Dios ha preservado su mensaje a través de los siglos.

Lo más destacado y principales figuras. Aquí usted captará una visión de las treinta escenas más grandiosas de la Biblia, además de una biografía abreviada de una docena de personajes principales.

Del Génesis al Apocalipsis. Desde el primer libro de la Biblia hasta el último usted tendrá una reseña de preparación para extraer todo el valor de cada libro.

—frases célebres de cada libro… citas que probablemente usted ha oído, pero que nunca supo de dónde salieron.

—Papeles protagónicos, breve identificación de cada uno de los personajes principales en el libro.

—Qué buscar, señala apreciaciones que de otro modo usted podría hacer a un lado.

—Línea del tiempo, ayuda a imaginar dónde calza el libro en otros sucesos ocurridos en las tierras bíblicas y más allá de ellas.

—¿Sabía usted?, perlas fascinantes de información acerca de cada libro.

—Autor y fecha, evidencia acerca de quién, y cuándo, escribió el libro. (La mayoría de los libros de la Biblia fueron escritos de manera anónima, pero claves en el texto y en otros escritos antiguos sugieren con frecuencia los posibles escritores.)

—Ubicación, mapas de sitios claves.

—Escenas extraordinarias, el corazón de Cómo explorar la Biblia, rápidamente lo pone al corriente con los principales acontecimientos y enseñanzas de cada libro, usando ilustraciones y títulos.

—Reseñas, una sección que le permite oír lo que los críticos están diciendo acerca del libro. Usted encontrará tanto afirmaciones como perspectivas desafiantes.

—Libros afines, le indica libros relacionados en la Biblia. Si a usted le gusta el libro de Rut, por ejemplo, también disfrutará la dramática historia de otra heroína: Ester.

CÓMO EMPEZAR

Usted no tiene que leer de cubierta a cubierta este libro antes de abrir su Biblia. Nuestra esperanza es que lea ambos libros a la vez.

He aquí un enfoque que podría considerar.

Primero lea Cómo obtuvimos nuestra Biblia, y luego Lo más destacado y principales figuras. Esto picará su curiosidad, a la cual debe seguir, como seguramente se dejará guiar por su intuición. Por ejemplo, usted puede ir al Evangelio de Marcos, el más corto y más lleno de acción de los cuatro evangelios. Lea la perspectiva general de Marcos que ofrecemos en Cómo explorar la Biblia, luego agarre su Biblia y lea la historia completa con enriquecida apreciación.

Usted tiene a su disposición muchas traducciones de la Biblia. También puede seleccionar una de las paráfrasis, las cuales buscan transmitir las ideas claves de las Escrituras sin limitarse a las palabras hebreas o griegas que se usan en el pasaje. Unas cuantas versiones escogen adrede utilizar solo un vocabulario limitado para narrar la historia de la Biblia. Nos gusta en especial la Reina Valera 60 debido a la autenticidad y exactitud de la traducción. Es más, a menos que indiquemos otra, esta es la versión que usaremos en Cómo explorar la Biblia.

Una indicación al buscar referencias bíblicas: Si usted ve «Juan 3.16», por ejemplo, Juan es el nombre del libro, y 3.16 significa capítulo tres, versículo dieciséis.

Una advertencia… pero dichosa. Es como la advertencia que mi esposa y yo recibimos antes de que iniciáramos nuestra familia. Nuestros padres nos dijeron que tener hijos cambiaría radicalmente nuestra vida, pero que nunca nos arrepentiríamos de los cambios. Tenían razón. Nuestra programación diaria ya no es como antes, pero nuestro gozo es más de lo que se podría expresar. Hay ocasiones en que abrazo a cada uno de mis hijos y les digo cuán feliz soy porque se hayan convertido en parte de mi vida.

Mi advertencia para usted acerca de la Biblia es la misma. Leer y conocer lo que Dios quiere decirle por medio de las Escrituras puede cambiar su vida para siempre, pero usted no se arrepentirá de los cambios. Después de vivir a diario por muchos años con los mensajes de Dios, estos siguen cambiando mi vida y llenándola de gozo. Estoy seguro que pueden hacer lo mismo por usted.

ANTICIPOS

Cómo obtuvimos nuestra Biblia

Hay una breve versión de cómo obtuvimos la Biblia… y por qué.

Esto se resume en una carta del apóstol Pablo exactamente antes de su ejecución: «Toda Escritura está inspirada por Dios y es útil para enseñar y reprender, para corregir y educar en una vida de rectitud» (2 Timoteo 3.16, VP).

Pablo estaba hablando de las Escrituras judías, las cuales los cristianos llaman Antiguo Testamento; el Nuevo Testamento aún no se había terminado en esa época. Sin embargo, los cristianos creen que las palabras de Pablo se aplican igualmente a los veintisiete libros del Nuevo Testamento, los cuales giran alrededor de la vida y las enseñanzas del Hijo de Dios.

La manera exacta en que Dios «inspiró» a los muchos escritores bíblicos es un misterio fascinante y una fuente de debates a veces acalorados. Pero todos los cristianos que creen que la Biblia es la revelación de Dios para la especie humana concuerdan en un punto sólido como la roca: el Señor guió de principio a fin el largo proceso de más de un milenio. Personalmente se aseguró que los humanos captaran el mensaje que él quería dar.

Es probable que en el principio las historias acerca de Dios se transmitieran verbalmente antes que fueran grabadas en bloques de barro o inscritas en pieles curtidas de cordero. En la antigüedad tanto aldeanos como pastores admiraban a narradores que, con amena facilidad y evocadora armonía, preservaron y transmitieron la tradición y la historia de la comunidad. Los oyentes llegaban a conocer las historias, y típicamente se negaban a permitir que los narradores se saltaran o añadieran material; algo muy parecido a cómo hoy día los niños vigilan y supervisan las historias familiares que sus padres les leen.

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Comienza la escritura

Nadie sabe cuándo el primer hebreo escribió en pergamino o grabó en barro. Moisés es la primera persona que la Biblia identifica como escritor. Quizás allá por el 1400 a.C. él escribió las muchas leyes que le dio el Señor: posiblemente las conservadas en los libros de Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio (Deuteronomio 31.9). Pero cientos de años antes de Moisés, Abraham—el padre de la nación judía—pudo haber escrito las dramáticas historias acerca de su vida que se conservan en el Génesis. Él llegó de la región del Golfo Pérsico donde la escritura tenía por lo menos mil años de antigüedad.

Casi todo el resto del Antiguo Testamento—historias, poemas, cánticos, genealogías, perlas de sabiduría, profecías, y todos los demás géneros de tradición hebrea—quizás se transmitió de manera oral hasta que escribas lo recopilaron y escribieron. Es posible que la escritura comenzara en serio después que Israel se estableciera como una nación poderosa, durante los reinados de David y Salomón, más o menos en el año 1000 a.C. Cuando los rollos empezaban a gastarse, los escribas copiaban con cuidado el texto en rollos frescos.

Exactamente quién escribió el AT se mantiene como un misterio; la mayoría de libros no lo dicen. Los primeros cinco libros de la Biblia, por ejemplo, son anónimos. Sin embargo, antiguas tradiciones judías aseguran que los escribió Moisés. Por otra parte, algunos autores bíblicos están claramente identificados; muchos profetas escribieron los libros que llevan sus nombres.

Unas pocas secciones del Antiguo Testamento están escritas en hebreo, el lenguaje de los judíos. Algunos pasajes están escritos en arameo, una lengua similar que los judíos aprendieron cuando fueron exiliados a Babilonia. El griego se convirtió en el idioma prevaleciente después de que Alejandro Magno, de poco más de veinte años de edad, entrara en el Oriente Medio a principios del siglo cuarto a.C.

Aproximadamente un siglo después un rey egipcio decidió crear una nueva ubicación para su conocida biblioteca en Alejandría. Como lo afirma la leyenda, pidió al sumo sacerdote en Jerusalén que le prestara como setenta eruditos que traducirían al griego los cinco libros venerados de Moisés. El resultado—la primera traducción bíblica—se conoció como la Septuaginta, que significaba setenta. Más o menos cien años después se agregó el resto de la Biblia hebrea. Cuando los escritores del NT citaron más tarde el AT, lo hicieron de esta traducción griega.

Roma destruyó a Jerusalén en el año 70 d.C., dejando a los judíos sin templo para ofrecer sacrificios de animales. Por tanto comenzaron a ofrecer sacrificios de alabanza y oración leyendo los escritos sagrados. El problema fue que los judíos tenían una amplia selección de libros venerados, y muchas versiones de algunos libros. Nadie sabe exactamente cómo o cuándo se decidieron por los libros que constituyen su Biblia, a los cuales los cristianos llaman Antiguo Testamento. Los cinco libros de Moisés, conocidos como los libros de la Ley, tal vez estaban entre los primeros con gran aceptación. Es probable que les siguieran los libros de los profetas, seguidos al final por los libros conocidos como los escritos: Salmos, Proverbios, etc. Finalmente—en parte porque en un principio no fueron escritos en hebreo—se eliminaron muchos libros publicados en la popular traducción griega. A estos se les llamaron apócrifos, que significa obras «secundarias» u «ocultas», las cuales más tarde reaparecerían en biblias católico romanas y ortodoxas orientales.

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ANTIGUO TESTAMENTO

Ley __________

Génesis

Éxodo

Levítico

Números

Deuteronomio

Historia __________

Josué

Jueces

Rut

1 Samuel

2 Samuel

1 Reyes

2 Reyes

1 Crónicas

2 Crónicas

Esdras

Nehemías

Ester

Poesía __________

Job

Salmos

Proverbios

Eclesiastés

Cantar de los Cantares

Profetas mayores __________

Isaías

Jeremías

Lamentaciones

Ezequiel

Daniel

Profetas menores __________

Oseas

Joel

Amós

Abdías

Jonás

Miqueas

Nahum

Habacuc

Sofonías

Hageo

Zacarías

Malaquías

NUEVO TESTAMENTO

Evangelios __________

Mateo

Marcos

Lucas

Juan

Historia __________

Hechos de los Apóstoles

Cartas de Pablo a iglesias ___

Romanos

1 Corintios

2 Corintios

Gálatas

Efesios

Filipenses

Colosenses

1 Tesalonicenses

2 Tesalonicenses

Cartas de Pablo a individuos __________

1 Timoteo

2 Timoteo

Tito

Filemón

Cartas generales __________

Hebreos

Santiago

1 Pedro

2 Pedro

1 Juan

2 Juan

3 Juan

Judas

Profecía __________

Apocalipsis

División posterior de las buenas nuevas

La historia de cómo obtuvimos el Nuevo Testamento es bastante similar, aunque el período es mucho menor. En vez de tardar mil años o más para que las historias habladas tuvieran una condición escrita, y después la categoría de muy veneradas, el proceso tarda más o menos un siglo para los cristianos. Los primeros seguidores de Jesús no escribieron de inmediato sus relatos, según parece porque esperaban que Jesús regresara pronto. Extendieron con urgencia las enseñanzas del Maestro de manera personal, hablada.

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Quizás los primeros libros del NT no los escribieron discípulos de Jesús sino personas con mentalidad misionera del círculo de predicación de Pablo. Eruditos calculan que las primeras cartas de ánimo de Pablo para las jóvenes iglesias que él había fundado se escribieron más o menos veinte años después de la muerte de Jesús. El resto del Nuevo Testamento se escribió en la segunda mitad del siglo primero, aproximadamente entre los años 50 y 100 d.C.

Los cristianos habían respetado mucho las Escrituras judías como Palabra de Dios. Pero también reconocían que el mensaje de Jesús, contenido en los evangelios y otros escritos, era parte esencial de la revelación divina a los seres humanos. Sin embargo, los cristianos no estuvieron formalmente de acuerdo en qué libros incluir en el NT hasta después de que Marción, un líder cristiano de principios del siglo segundo, propusiera una lista breve: las cartas de Pablo y el Evangelio de Lucas, todos los cuales él había editado para que reflejaran su creencia de que Jesús no fue humano y que no pudo sufrir de veras.

En los dos siglos siguientes los cristianos discutieron qué libros se debían incluir. Se habían escrito muchos, incluyendo sesenta de dudoso contenido y autoría. Para el año 367 la mayoría de líderes de la iglesia convinieron en aceptar como autorizados solamente los veintisiete libros que a su juicio escribieron apóstoles: ministros que en realidad habían visto a Jesús, incluyendo los discípulos originales y Pablo. La primera lista conocida de estos libros aparece ese año en la carta de Pascua que un obispo egipcio, Anastasio, envió a sus iglesias. Se sabe que él fue el primero en usar la palabra canon—que en un principio significaba «medida»—para describir los libros de la Biblia reconocidos oficialmente. Los líderes de la iglesia decidieron que no se debían agregar otros libros al canon.

La Biblia no es un solo libro sino una biblioteca de muchos libros. La mayoría de biblias cristianas tienen sesenta y seis libros: treinta y nueve en el AT y veintisiete en el NT, organizados en el orden y las categorías que aquí se muestran. Por ejemplo, los libros de los profetas del AT aparecen juntos, comenzando con los profetas mayores (que significan los libros más largos), seguido de los profetas menores.

Esta organización es diferente para algunas otras creencias bíblicas de fe.

Las biblias católico romanas y ortodoxas orientales incluyen los apócrifos, una colección de libros que aparecieron en la Septuaginta, una traducción griega hecha de la Biblia hebrea aproximadamente doscientos años antes de Cristo (ver Apócrifos). Los judíos, sin embargo, decidieron más tarde no mantener estos libros en su Biblia.

El peligroso arte de la traducción

El latín, idioma preferido de los romanos, se extendió finalmente en todo el imperio. Eruditos cristianos comenzaron a producir en latín varias traducciones de las Escrituras judías y cristianas. Sin embargo, para el año 382 el papa Dámaso decidió que la Iglesia necesitaba una única traducción autorizada del latín. Asignó esta ardua labor a Jerónimo, jefe de eruditos bíblicos de la época.

Jerónimo sabía latín y griego, pero no mucho hebreo. Decidió traducir el AT del idioma original hebreo, no de la Septuaginta griega. Por tanto se mudó a un monasterio en Belén y aprendió hebreo de eruditos judíos. Más de veinte años después de empezar completó su monumental traducción, la cual se llegó a conocer como la Vulgata, que significaba «común», puesto que la escribió en el lenguaje común de la época.

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Al principio la traducción de Jerónimo encontró fuerte resistencia. Después de que en una congregación se leyera su versión de Jonás, en vez de adorar, se ocasionaron disturbios. Preferían la versión primitiva, la cual estaban acostumbrados a escuchar y memorizar.

Puesto que los idiomas cambian, las versiones actualizadas a veces pueden parecer totalmente distintas de las versiones originales. Para complicar más el proceso, no siempre es claro el modo de interpretar el texto antiguo. Por ejemplo, el hebreo arcaico no tenía vocales ni minúsculas. Si escribiéramos el castellano de ese modo, «la casa de Dios» se vería así: L CS D DS. Pero esas mismas letras también se podrían leer «el ocaso de Odisea». Los antiguos lectores que conocían la historia parecían tener poco problema al leerla. Otros debían buscar claves de contexto, de las que había muchas. Resolver el enigma de una palabra da una clave para la que debería venir a continuación. Cuando se ponen juntas muchas palabras es más fácil imaginarse de qué se trata la narración.

Más o menos en la época en que Jerónimo estaba traduciendo la Biblia al latín, un misionero llamado Wulfila estaba inventando un alfabeto para las tribus alemanas, de tal modo que se pudiera traducir la Biblia a su idioma gótico. Esta escena se ha repetido en todo el mundo a través de las eras.

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A medida que crecía el cristianismo también crecía la cantidad de traducciones de la Biblia. La mayoría de ellas eran muy costosas para el común de la gente porque se necesitaban meses para copiarlas. En el siglo catorce una Biblia fácilmente podía valer el salario anual de un sacerdote. Esto cambió de manera espectacular allá por 1456, cuando la Biblia se imprimió por primera vez con tipos móviles. Para el fin del siglo los impresores tenían mucho trabajo en más de 250 ciudades europeas, publicando una gran variedad de ediciones de la Biblia.

BIBLIAS CASTELLANAS

Un ejemplo del Salmo 23

Los lectores modernos pueden escoger de muchas traducciones bíblicas en castellano moderno. Para darle una idea de cómo comparar, y de cómo las traducciones han cambiado con el tiempo, he aquí extractos del salmo más famoso de las Escrituras, un salmo citado con frecuencia en tiempos de dificultad y leído en funerales:

Reina Valera 1960

Jehová es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará.

La Biblia al día 1979

Puesto que el Señor es mi Pastor, tengo cuanto necesito. Me da descanso en buenos pastos, y me guía junto a arroyos tranquilos.

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Lo sorprendente del caso es que los líderes cristianos de la iglesia se oponían a la idea de traducir la Palabra de Dios al lenguaje cotidiano. La opinión imperante era que la gente debía obtener sus enseñanzas de parte de ministros, no de la Biblia, porque se creía que la mayoría de personas era incapaz de viajar a través de la Palabra de Dios sin una guía espiritual. Al erudito de Oxford, John Wycliffe, se le llegó a ver como hereje por crear la primera Biblia en inglés, que fue prohibida en Inglaterra. John murió antes que cualquiera lo matara, pero cuarenta años después los líderes de la iglesia desenterraron sus restos, los quemaron, y echaron las cenizas a un río. William Tyndale hizo una traducción mejorada en inglés a principios del siglo dieciséis. Por esto lo estrangularon con una cuerda y quemaron su cuerpo. Sus palabras al morir fueron: «Señor, abre los ojos del rey de Inglaterra». A los dos años el rey ordenó que en toda iglesia se colocaran biblias en inglés.

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La Biblia en español más famosa de todos los tiempos es la Versión Reina Valera, conocida en Hispanoamérica como la versión autorizada. Se ha mantenido por muchos años como la Biblia principal para cristianos de habla castellana. Según su historia, en el año de 1569 Casiodoro de Reina terminó su trabajo de traducción completa de la Biblia, usó los textos masoréticos como base para el Antiguo Testamento. Para el Nuevo Testamento usó el texto griego de Erasmo, los trabajos de Enzinas y la obra del Dr. Pérez de Pineda. Esta Biblia fue conocida como la Biblia del Oso por llevar en la portada la estampa de un oso que comía la miel que destilaba un panal.

Versión popular 1979 El Señor es mi pastor; nada me falta. Me hace descansar en verdes pastos, me guía a arroyos de tranquilas aguas.

Biblia de América 1994 (católica) El Señor es mi pastor, nada me falta. En prados de hierba fresca me hace descansar, me conduce junto a aguas tranquilas.

Biblia de las Américas 1997 El Señor es mi pastor, nada me faltará. En lugares de verdes pastos me hace descansar; junto a aguas de reposo me conduce.

Nueva Versión Internacional 1999 El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes pastos me hace descansar. Junto a tranquilas aguas me conduce.

Después de la publicación de la Biblia del Oso en 1569, Casiodoro de Reina debió huir del convento de Isidoro del Campo en Sevilla por temor a ser asesinado por la Inquisición que lo consideraba un hereje. Junto con él huyó su gran amigo Cipriano de Valera, quién después haría una revisión de la Biblia de Reina en el año 1602, Valera quiso revisar la Biblia y hacerle cambios para mejorarla, pero estos cambios fueron tan pocos debido al excelente trabajo que había hecho Reina, que las dos versiones casi eran iguales. Por esto los cristianos de aquel tiempo la llamaron justamente la Biblia Reina Valera, dando así crédito a Casiodoro de Reina. Desde entonces la Biblia lleva los dos apellidos, dando crédito a estos dos grandes hombres de Dios que nos dieron la Palabra de Dios en español.

La Reina Valera se revisó en los años 1602, 1862, 1909 y 1960, además de algunas actualizaciones.

Biblias modernas

Los arqueólogos han desenterrado manuscritos bíblicos mucho más antiguos que los usados para las traducciones de la Reina Valera (hasta mil años más viejos). Por ejemplo, algunos textos del Antiguo Testamento extraídos de los conocidos Rollos del Mar Muerto—un alijo bibliotecario conservado en cuevas secas cerca del Mar Muerto de Israel—datan de hasta doscientos años antes de Cristo. No obstante, la variación en las Escrituras es sorprendentemente mínima, lo cual es un tributo al cuidado que tuvieron los copistas.

Hasta donde se sabe, no ha aparecido ninguno de los manuscritos originales de la Biblia. Sin embargo, los traductores modernos hacen buen uso de los textos antiguos existentes, vinculándolos con la tecnología de vanguardia. A fin de unir fragmentos quebradizos y rotos de rollos de cuero, por ejemplo, algunos científicos están utilizando pruebas de ADN para determinar qué secciones pertenecen juntas.

Hoy día hay incontables millones, quizás mil millones o más, de biblias en hogares de todo el mundo. Al momento, al menos segmentos de la Biblia se han traducido a casi dos mil doscientos idiomas desde abau en Papua Nueva Guinea hasta zulgo en Camerún. Estudios revelan que en Estados Unidos nueve de cada diez hogares tienen al menos una Biblia, y que en el promedio de casas hay aproximadamente seis biblias. Estas son solo biblias impresas. Ahora la gente puede elegir en una sorprendente selección de traducciones antiguas y nuevas de la Biblia en computadoras, discos electrónicos, servicios en línea, e Internet. También se pueden oír casetes narrados de las Escrituras.

Para niños hay narraciones bíblicas en revistas de historietas y en otras ediciones adaptadas a la edad. Además, para chicos que nunca pensarían acurrucarse a leer el Buen Libro hay tiras cómicas y dramas basados en la Biblia, y hasta vídeo juegos bíblicos interactivos.

ALGUNAS VERSIONES

CONOCIDAS

Biblia Alfonsina • 1611

Biblia del Duque de Alba • 1430

Biblia de Ferrara • 1553

Biblia del Oso, Casiodoro de Reina • 1569

Biblia de Felipe Scío • 1793

Biblia de Torres Amat • 1825

Versión Moderna, H.B. Pratt • 1893

Biblia Nácar-Colunga • 1944

Biblia de Jerusalén • 1967

Dios habla hoy Versión Popular • 1983

La Biblia al día (paráfrasis) • 1979

La Biblia de las Américas • 1986

Nueva Versión Internacional • 1999

Los adultos también pueden escoger biblias dirigidas a sus intereses. Hay libros de historias bíblicas para que los padres lean a los hijos, y biblias devocionales con artículos inspirativos para solteros. Para los lectores interesados en entender más profundamente el sentido y el trasfondo de la Palabra de Dios está el Nuevo Comentario Bíblico Ilustrado Caribe, con páginas llenas de la más reciente erudición. También los interesados en llevar su estudio de la Biblia a un nivel más apasionado e íntimo pueden adquirir la Biblioteca electrónica Caribe. En estas y muchas otras obras se encuentran mapas y cuadros, con centenares de artículos que incluyen ocupaciones en la Biblia, geografía, cultura y reseñas de personalidades.

Dichos de la Biblia

Muchas personas utilizan con frecuencia frases que vienen directamente de la Biblia, en especial de la Reina Valera. He aquí unas cuantas:

Es necesario correr la segunda milla (Mateo 5.41)

Vi el escrito en la pared (Daniel 5.5)

El leopardo no puede cambiar sus manchas

(Jeremías 13.23)

Se cree más santo que yo (Isaías 65.5)

Escapé por la piel de mis dientes (Job 19.20)

Ella es la niña de mis ojos (Deuteronomio 32.10)

Es un hombre conforme al corazón de Dios

(1 Samuel 13.14)

Es el caso de ciegos que guían ciegos (Mateo 15.14)

Este lugar es una cueva de ladrones (Mateo 21.13)

Ese tipo es un aguijón en mi carne (2 Corintios 12.7)

La Biblia ha sido el libro de más venta en el mundo desde que Johann Gutenberg inventó la imprenta hace quinientos cincuenta años. Con editoriales modernas que producen ediciones lujosas que incluso suplen las necesidades espirituales de los segmentos más limitados del mercado, seguramente la Biblia es también el libro de mejor lectura.

¿Sabía usted?

• Usar la Biblia en una toma de juramento surge de la antigua costumbre judía de hacer una promesa y recordarse mutuamente que «Dios es testigo» (Génesis 31.50). En la edad media los cristianos juraban al besar o tocar una cruz, una Biblia, o un objeto sagrado que creían que una vez perteneció a una persona santa.

• El texto bíblico más antiguo que se conoce es un fragmento de los Rollos del Mar Muerto escrito aproximadamente en el año 225 d.C. Es parte de uno de los libros de Samuel del Antiguo Testamento.

• El texto más antiguo que se conserva del Nuevo Testamento es un fragmento de Juan 18.31–33, el cual incluye la pregunta de Pilato a Jesús: «¿Eres tú el Rey de los judíos?» La fecha aproximada del fragmento es el año 125, aproximadamente una generación después de que se escribiera el original.

• Errores tipográficos en la Biblia produjeron dudosos apodos para algunas ediciones. En «la Biblia adulterada», también llamada «la Biblia malvada», se suprimió un importantísimo «no», y ordena «Cometerás adulterio». La multa que recibió el impresor fue considerable.

• Extrañas traducciones de palabras claves produjeron apodos a biblias. «La Biblia chinche» (más respetuosamente conocida como Biblia de Coverdale, 1535) animaba a sus lectores a no tener miedo de los «chinches de la noche». La versión Reina Valera tradujo luego la frase como el «terror nocturno».

• La palabra «Biblia» viene de un vocablo griego para papiro (biblos), una planta utilizada en la fabricación de papel.

• «Evangelio», y todos sus derivados, viene de la palabra griega evangelion, que significa «buenas nuevas».

• El libro de la Biblia que se ha traducido más veces es el Evangelio de Marcos, el más corto de los cuatro evangelios acerca de Jesús. Se consigue aproximadamente en novecientos idiomas.

• Los cristianos estuvieron entre las primeras personas que descartaron la antigua tradición de tres mil años de usar rollos. Adoptaron el manuscrito, o formato de libro. Todo fragmento que sobrevivió de escritos cristianos del siglo segundo viene de libros. Pero solo catorce de ochocientas setenta obras no cristianas de esa época son de libros. Los libros, impresos en ambas caras, eran más baratos y más fáciles de usar.

• Después que Johann Gutenberg de Alemania inventara la imprenta a mediados del siglo quince, el primer libro impreso fue la Biblia. La primera impresión, de más o menos ciento ochenta copias, se vendió antes de que empezara a imprimirse. Sobreviven cuarenta y ocho copias de estas obras maestras.

• Originalmente la Biblia no tenía capítulos ni versículos. Eruditos añadieron capítulos en 1231 y versículos en 1551.

Lo más destacado y principales figuras

Dios el Padre

Antes que la primera estrella comenzara a brillar, Dios estaba allí. Ese hecho abre la Biblia: «En el principio creó Dios los cielos y la tierra» (Génesis 1.1).

Cuando se apague la última estrella, y la creación abra paso al reino celestial, Dios estará allí… con su pueblo. Esa realidad cierra la Biblia en la visión que Juan tuvo del futuro: «Sus siervos le servirán, y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes … Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos» (Apocalipsis 22.3–5).

Entre Génesis y Apocalipsis hay una biblioteca sagrada escrita durante más de un milenio. Es la narración de Dios revelada en historia, biografía, ley, oración, cántico, proverbio, profecía, parábola, epístola y visión. A través de esta narración comenzamos a comprender a Dios, aunque solo en parte. Porque, como pregunta Job, ¿quién puede entender los misterios que rodean al Señor Todopoderoso? Tales misterios son más elevados que los cielos y más profundos que la tumba (ver Job 11.7–8).

Pronto se hace claro en Génesis por qué Dios se revela a la humanidad. Él creó un mundo bueno y placentero, y puso en él seres humanos con quienes podía tener comunión. Estos humanos decidieron desobedecerle. Debido a esto, y en maneras que no podemos entender por completo, el pecado contaminó la creación de Dios y cortó la relación íntima que el Señor tenía con la humanidad. Desde ese instante Dios ha estado obrando para restaurar su creación y su relación con los hombres.

El Señor comienza por enseñar a la humanidad acerca de sí mismo por medio de promesas hechas y cumplidas en personas obedientes, como Noé, y por medio de castigar a la gente perversa. Luego por, medio de Abraham, Dios produce una raza de personas escogidas para que reciban sus visiones y leyes, y para que guíen a otros en los caminos del Señor. Él también envía profetas para recordar a ese pueblo escogido, los judíos, que debían obedecerle.

Finalmente Dios envía a Jesús al planeta, y al Espíritu Santo al corazón humano, para revelar su semejanza. La Biblia no explica cómo tres entes distintos se pueden unir en uno. Sencillamente afirma esto como una realidad, y luego para probarla reporta una amplia selección de asombrosos milagros y testimonios. ¿Quién si no Dios, por ejemplo, podría calmar una tormenta (ver Marcos 4.39)?

De principio a fin la Biblia pinta un detallado y complejo retrato de Dios. Pero todas las descripciones están mejor expresadas por Juan, un discípulo de Jesús: «Dios es amor» (1 Juan 4.8). Las buenas nuevas para la humanidad son que se nos ofrece este amor, y que es nuestro para siempre cuando lo aceptamos.

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Dios crea a Adán (Génesis 1.27–31; 2.7)

Después que Dios creara los cielos y la tierra termina su creación con algo apoteósico: los seres humanos. «Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente». A diferencia de otras criaturas, los humanos están hechos a imagen de Dios, «para ser como él».

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El diluvio destruye la vida sobre la tierra (Génesis 6—9)

Dios dice a Noé, el único hombre justo que quedaba: «He decidido el fin de todo ser, porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos; y he aquí que yo los destruiré con la tierra». Dios dice que inundará la tierra y que Noé debe construir una casa flotante colosal para proteger tanto a su familia como a parejas de toda clase de animal, doméstico y salvaje.

Eva come el fruto prohibido (Génesis 3.1–24)

Adán y Eva solo están limitados en el huerto del Edén por una regla: no deben comer del fruto de un árbol particular porque morirán. A pesar de eso Eva lo come, y convence a Adán de que también coma. El pecado entra en la creación de Dios y la cambia para mal.

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Dios hace un contrato con Abraham (Génesis 15.1–21)

Como parte fundamental del plan divino para salvar a la humanidad pecadora Dios hace un contrato, o pacto, con Abraham. Instituye a Abraham como el padre del pueblo judío. El Señor promete: «Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Así será tu descendencia». Para sellar el pacto Abraham ofrece sacrificio de animales. Este hombre permanece como modelo para todos los que confían en Dios.

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Abraham

Cuando Abraham tenía setenta y cinco años de edad, no tenía hijos, y estaba casado con una mujer estéril, Dios le pidió que dejara su tierra y se mudara a Canaán, hoy día Israel. A cambio le dijo que de él saldría «una gran nación» (Génesis 12.2). Puesto que Abraham obedeció se convirtió en el padre del pueblo judío, y es venerado por judíos, cristianos y musulmanes como la personificación de la fe.

Abraham, descendiente de Sem hijo de Noé, nació y se crió cerca del Golfo Pérsico en la ciudad culturalmente avanzada de Ur. Este era un pueblo donde la mayoría de personas adoraban ídolos, pero Abraham adoraba solo al Señor y confiaba en él claramente. En cierta ocasión Dios probó la lealtad de Abraham y le pidió que sacrificara a su hijo, Isaac, que había nacido cuando Abraham tenía cien años.

Con tristeza profunda, pero con firme lealtad, Abraham construyó un altar, luego levantó su cuchillo para sacrificar a Isaac. Un ángel detuvo a Abraham, y le dijo: «Ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único» (Génesis 22.12). Los primeros cristianos vieron este episodio como un anuncio del sacrificio de Jesús.

El ganado y la familia de Abraham se multiplicaron en gran manera en Canaán. Sus nietos, los hijos de Jacob, originaron las familias extendidas que llegaron a conocerse como las doce tribus de Israel.

Jacob lucha con un ser celestial (Génesis 32.22–32)

Una noche en que Jacob, el nieto de Abraham, no podía dormir se encuentra con un hombre misterioso. Quizás reconociéndolo como un ser divino, Jacob lo agarra y le dice: «No te dejaré, si no me bendices». Los dos luchan hasta el amanecer, cuando el hombre bendice a Jacob dándole el nuevo nombre de Israel. Los doce hijos de Jacob (los hijos de Israel) se convierten en la base de una nación que más tarde llega a llamarse Israel.

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Moisés ve una zarza ardiente que no se consume (Éxodo 3.1–10)

Mientras pastorea su rebaño cerca del Monte Sinaí, Moisés ve una zarza ardiendo, que sin embargo no se consume. De la zarza sale la voz de Dios que le da a Moisés una aterradora tarea: Ir a Egipto y ordenar al rey que libere a los esclavos israelitas. Moisés no quiere ir, y se niega. Pero Dios le promete: «Yo estaré contigo».

Moisés

Nadie en el Antiguo Testamento es más heroico e influyente que el tímido y humilde Moisés. Él liberó a los israelitas de la esclavitud egipcia, los organizó en una nación, les dio los Diez Mandamientos y otras leyes que aún guían a judíos y cristianos, y se le reconoce como escritor de los primeros cinco libros de la Biblia.

Moisés nació en Egipto en la esclavitud israelita, cerca de cuatrocientos años después que la familia de Jacob emigrara a Egipto para escapar del hambre. Cuando era bebé lo pusieron a la deriva en el Nilo sobre una canasta impermeable para que escapara de la orden del rey de matar a todos los niños hebreos recién nacidos. La hija del rey lo encontró y lo crió. Pero cuando tenía cuarenta años Moisés huyó del país después de matar a un egipcio a quien vio golpeando a un israelita. Se estableció al oriente de Egipto, se casó, y se convirtió en pastor. Un día, mientras pastoreaba su rebaño, Dios le habló desde una zarza ardiente y le pidió que regresara a Egipto y exigiera la libertad de los israelitas. A regañadientes hizo lo que Dios pedía.

La liberación de Israel, caracterizada por muchos milagros espectaculares—diez plagas en Egipto, división de las aguas del Mar Rojo, maná del cielo, agua de rocas—constituye el éxodo, el acontecimiento más celebrado en la historia judía, que aún se conmemora cada año en fiestas religiosas.

Los israelitas atraviesan el Mar Rojo (Éxodo 14.1–31)

«Salid de en medio de mi pueblo vosotros y los hijos de Israel», dijo el rey a Moisés después de que un ser celestial matara al primogénito de toda familia egipcia. Pero una vez salidos los israelitas, el rey cambia de parecer. Su ejército atrapa a los fugitivos ante el Mar Rojo. Sin embargo, Dios divide las aguas para que los israelitas escapen y empiecen el viaje hacia la tierra que el Señor prometió a Abraham.

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Moisés destruye los Diez Mandamientos (Éxodo 20.1–17)

Moisés lleva a los israelitas al Monte Sinaí, donde Dios le da los Diez Mandamientos inscritos en dos tablas de piedra. Estas leyes son los estatutos para la nación y su fe. Moisés regresa del monte y ve que el pueblo traiciona a Dios al adorar un becerro de oro. Furioso tira las tablas y las destroza.

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El viaje por el desierto hacia la tierra prometida (Números10.11–36)

Una nube que representaba la presencia de Dios entre los israelitas se levanta del santuario y se mueve. Esto señala que es hora de que Israel alce el campamento y continúe. Adelante van los sacerdotes cargando el arca del pacto, el cofre que contiene la copia de los Diez Mandamientos. (Moisés rompió el primer juego.)

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Caen los muros de Jericó (Josué 6.1–27)

Al atravesar el Río Jordán y entrar en la tierra prometida, los israelitas encuentran sus primeros cananeos, quienes se protegen detrás de los muros de Jericó. Los soldados israelitas caminan seis días alrededor de la ciudad. Al séptimo día dan siete vueltas a la ciudad. Entonces los sacerdotes hacen sonar trompetas, los soldados gritan, y los muros de Jericó se derrumban.

Samuel

Una vez establecidos en su nueva tierra, los israelitas vivieron en una federación libre dirigida por jueces. Quizás el más importante de estos fue Samuel. Aunque tenía familia, desde su temprana infancia vivió con el sacerdote en el centro de adoración de Israel para cumplir un voto que su madre hizo. Estéril, Ana había prometido a Dios que si le daba un hijo, ella lo pondría al servicio del Señor.

Samuel se convirtió en un hombre sabio y justo que servía a Dios con muchas capacidades. Desde niño recibía mensajes de Dios y los transmitía al pueblo, como un profeta; ofrecía sacrificios, como un sacerdote; y viajaba por todo el campo solucionando disputas, como un juez. Es más, Samuel fue el último de los jueces en la época anterior a que Israel coronara a un rey.

Cuando Samuel envejeció los israelitas le pidieron que seleccionara su primer rey. Él creía que el pueblo debía seguir creyendo en Dios como su rey. Pero el Señor concedió la solicitud de Israel, aunque lo consideró un rechazo a su reinado. Samuel escogió a Saúl. Más tarde, cuando Saúl pecó y se convirtió en un líder indigno, el profeta ungió en secreto a David como futuro rey. Al morir Samuel a edad avanzada, la nación se reunió para llorar su pérdida.

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David mata a Goliat (1 Samuel 17.1–57)

Cuatro siglos después que los israelitas entraran a la tierra prometida aún no han capturado la región costera donde viven los filisteos. Cuando el campeón filisteo Goliat reta a algún guerrero hebreo a un combate a muerte, un muchacho pastor acepta y lo derriba con una piedra lanzada por su honda. El pastor, David, se convierte después en el legendario rey de Israel que forja una nación unida.

Salomón construye el templo (1 Reyes 6.1–38)

Salomón, hijo de David, construye en una cima con vista hacia Jerusalén el primero de tres templos que los judíos han tenido. Una fuerza laboral de ciento cincuenta mil personas edifica en siete años uno de los templos más hermosos y costosos del mundo antiguo: un centro de adoración con techos, paredes y pisos de oro. Permaneció en pie por cuatrocientos años.

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David

El rey más fabuloso de Israel tuvo un inicio humilde en la vida. Nació en una familia de pastores de Belén, como el menor de ocho hijos. Pero aun siendo muchacho mostró señales de grandeza. Mató osos y leones que asaltaron su rebaño; y con solo una honda derrotó al campeón filisteo, Goliat.

Invitado a vivir en el palacio del rey Saúl, David tranquilizaba al temperamental gobernante tocando el arpa. Cuando Saúl estalló en ira por la creciente popularidad de David, e intentó matarlo, David huyó y vivió como fugitivo. De inmediato comenzó a atraer un ejército de seguidores. Después de que Saúl muriera en una batalla contra los filisteos, Israel se concentró alrededor del aún popular verdugo de gigantes y lo coronó rey.

David eligió a Jerusalén como su capital, extendió las fronteras de la nación, e inició la época dorada de Israel, la cual abarcó tanto su reinado como el de su hijo Salomón. Sin embargo, David tenía defectos: cometió adulterio con Betsabé e hizo matar al marido de esta. Además levantó una familia increíblemente disfuncional en la que uno de sus hijos le dio un golpe de estado. Con todo esto, David nunca fue tan orgulloso como para no arrepentirse.

La dinastía de David comenzó en el año 1000 a.C. y se mantuvo por casi quinientos años. Los primeros cristianos creían que su dinastía había resucitado en Jesús, el Mesías prometido de la familia y el pueblo de David.

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Israel se divide en dos reinos (1 Reyes 12.1–33)

Para cuando muere el rey Salomón el pueblo de Israel está cansado de pagar cuantiosos impuestos para construir ciudades, fuertes y palacios. Le piden ayuda al hijo y sucesor de Salomón, pero él se niega. Las tribus del norte se separan e inician su propia nación: Israel. Solamente la tribu de Judá, en el sur, permanece leal al descendiente de David.

Elías desafía a los profetas de Baal en el Monte Carmelo (1 Reyes 18.1–46)

La idolatría se vuelve la amenaza más grande para ambas naciones hebreas. La reina Jezabel, de Israel, en asociación de ochocientos cincuenta profetas respalda a los dioses cananeos. Sin embargo, el profeta Elías reta a la asociación a una contienda. El dios que envíe fuego del cielo para quemar un altar de sacrificio será el dios de Israel. El Señor gana, y los falsos profetas son ejecutados.

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Isaías

El profeta Isaías vivió setecientos cincuenta años antes de Cristo, pero sus predicciones acerca del Mesías—un liberador que salvaría a Israel—se leen como si él hubiera sido testigo de Jesús: «Fue traspasado a causa de nuestra rebeldía, fue atormentado a causa de nuestras maldades … Se lo llevaron injustamente» (Isaías 53.5, 8, VP).

Isaías fue un noble educado que vivía en Jerusalén cuando a los veinte años de edad tuvo una visión fenomenal. En esta visión Dios lo llamó a convertirse en un profeta que transmitiría mensajes de advertencia al pueblo judío… ministerio que llevaría a cabo por cuarenta años. Su forma de expresarse, preservada en el libro de Isaías, era dramática y a veces simbólica. Hasta caminó desnudo por tres años para predecir que los egipcios se volverían esclavos. Esto animó a los judíos a confiar en Dios en vez de confiar en una alianza con Egipto contra Asiria.

Durante la vida de Isaías, Asiria aplastó la norteña nación judía de Israel. El profeta advirtió a su nativa Judá, en el sur, que tendría un destino similar. Pero también ofreció esperanza, prometiendo que un día Dios iba a enviar un Mesías… promesas que el Nuevo Testamento muestra que se cumplieron en Jesús.

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La sentencia: Setenta años en el exilio (Jeremías 25.1–14)

Con terquedad los judíos rompen las leyes de Dios… durante siglos. Dios envía profetas que instan al pueblo a arrepentirse, pero solo pocos obedecen. Por tanto Dios invoca sus derechos bajo el pacto: «Os esparciré entre las naciones» (Levítico 26.33). Hablando a través del profeta Jeremías, Dios promete: «Toda esta tierra será puesta en ruinas y en espanto; y servirán estas naciones al rey de Babilonia setenta años».

Cae Jerusalén (2 Reyes 25.1–21)

Asiria invade la norteña nación de Israel, deportando a los judíos sobrevivientes como esclavos, y repoblando la tierra con sus propios colonos. Ciento cincuenta años \después Babilonia derrota a la nación de Judá en el sur, destruye el templo de cuatrocientos años que construyera Salomón, arrasa a Jerusalén, y exilia a la mayoría de sobrevivientes. De repente ya no existe la nación judía.

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Daniel

Héroe del libro profético que lleva su nombre, Daniel es muy famoso por sobrevivir una noche en un foso de leones hambrientos. La manera en que llegó allí y lo que sucedió después da realce a su fascinante historia.

Cuando los babilonios derrotaron a la sureña nación de Judá en el 597 a.C., y antes que destruyeran las ciudades una década más tarde, eliminaron la clase superior de la sociedad—la más educada e influyente—llevándola a Babilonia para servir al imperio. Daniel, un noble joven sabio, estaba en este grupo. Se convirtió en la élite de la élite, escogido para trabajar en el palacio, al igual que sus amigos Sadrac, Mesac y Abed-nego. A estos se les recuerda por sobrevivir a un horno ardiente después de negarse a adorar a un ídolo.

Daniel fue un sabio talentoso y un visionario que interpretó sueños para el rey Nabucodonosor. El rey quedó tan impresionado que puso a Daniel a cargo de todos los sabios del imperio. Celosos rivales engañaron más tarde a un rey posterior (del conquistador imperio persa) para que decretara que por treinta días todo el pueblo orara solo a él. Como Daniel siguió orando a Dios, fue castigado a enfrentarse a los leones. Después de sobrevivir fue ascendido a la posición número dos en el imperio, teniendo solo al rey por sobre él.

`Una época de lamentación (Salmo 137.1–9)

Exiliados de su tierra y su templo, los judíos soportan amarga y profunda pena. En este tiempo se escribieron algunos de los cánticos hebreos más tiernos. En uno de ellos un judío exiliado pinta una escena vívida y desgarradora: «Junto a los ríos de Babilonia, allí nos sentábamos, y aun llorábamos, acordándonos de Sion. Sobre los sauces en medio de ella colgamos nuestras arpas».

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Dios promete enviar un Mesías (Isaías 11.1–16)

Isaías, igual que otros profetas, dice que Dios cumplirá su pacto a través de un gobernante de la familia de David que llevará al pueblo a lugares de eterna paz: «El lobo vivirá con el cordero … y un niño pequeño los guiará» (NVI). Los primeros cristianos ven estas profecías como descripción de Jesús y de su reino.

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Reedificación de Jerusalén (Esdras 1—6; Nehemías 2—4;6.15–16)

Después que los persas derrotaran a Babilonia regresaron a casa grupos de elixiados… incluso judíos. La primera ola de judíos que volvían comenzó a

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