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El camino de un pueblo
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Libro electrónico378 páginas3 horas

El camino de un pueblo

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Describir la historia del camino del pueblo de Israel, desde la partida de Egipto hasta la tierra de Canaán, no es una empresa que se pueda terminar en pocas palabras, sino que requiere de un adecuado examen de las diversas etapas indicadas en la Biblia y, en particular, en el libro de los Números. En efecto, es en este libro que son nombradas las localidades en las cuales el pueblo de Israel transitó sus cuarenta años de peregrinaje, antes de arribar al Jordán, el río que constituía el obstáculo natural para entrar en la tierra de Canaán, la tierra que Dios había repetidamente prometido a Abraham, Isaac y Jacob.

Por tanto, examinaremos este periodo histórico durante el cual el pueblo de Israel tuvo diversas experiencias que luego dejaron una impronta para toda su vida. El texto principal sobre nos hemos basado ha sido el capítulo 33 del libro de los Números, en el cual son resumidas todas las etapas. Existen dos verbos que son repetidamente mencionados en los 49 versículos de este capítulo: partieron (43 veces) y acamparon (42 veces). Las localidades citadas son 43, entre las más conocidas están el Mar Rojo, el desierto de Sin y aquel del Sinaí. Se habla también de tres montes: Sefer, Hor y Abarim.

Pero este volumen no tiene sólo una finalidad histórico-bíblica y no se limitará a la descripción de las diversas situaciones en las cuales llegó a encontrarse el pueblo de Israel, durante el largo peregrinaje desde Egipto a la tierra prometida, sino que expondrá también reflexiones y aplicaciones que seguramente ofrecerán útiles enseñanzas y enriquecimiento espiritual. Este es el objetivo primario que nos proponemos.

Para la segunda parte, en cambio, el texto base que usaremos mayormente será el libro de Josué. En efecto, este texto bíblico, más que toda otra parte de la Biblia, describe no sólo la entrada de los hijos de Israel a Canaán, sino que ofrece también noticias detalladas acerca de la posesión de este territorio.

IdiomaEspañol
EditorialBadPress
Fecha de lanzamiento18 ene 2020
ISBN9781071515594
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    Vista previa del libro

    El camino de un pueblo - Domenico Barbera

    @ 2004 Domenico Barbera

    9138 Hendershot Blvd, Niagara Falls, ON. LEH 0E3; teléfono de Canadá (905) 354-2237

    e-mail: Barbera.Domenico@yahoo.ca

    Título original: Il cammino di un popolo Dall’Egitto alla terra di Canaan

    Traductor: Luis Augusto Moncayo Rodríguez.

    @ 2019 Luis Augusto Moncayo Rodríguez, por la traducción

    Todos los derechos están reservados. Ninguna parte de este volumen puede ser reproducida de alguna manera, sin la previa autorización escrita del Editor, salvo cualquier breve citación en artículos de crítica y recensión.

    Obras del Autor

    ❖  ¿Jesucristo es Dios?

    ❖  El gran mandamiento de Jesucristo

    ❖  Los héroes de la fe según Hebreos 11

    ❖  ¿Es el matrimonio una institución Divina?

    ❖  La primera multiplicación de los panes

    ❖  NEHEMIAS – Un hombre apoyado y sustentado por la una motivación heroica

    ❖  ¿De quién son aquellos testimonios de la Torre de Guardia?

    ❖  El mundo de los espíritus

    ❖  Jesús – El guía divino

    ❖  La fe en la enseñanza de la Biblia

    ❖  Jacob – El hombre transformado por Dios

    ❖  El camino de un pueblo – De Egipto a la tierra de Canaán

    ❖  Hacer el bien por amor a alguien

    ❖  El hombre se comporta y actúa de conformidad a aquello que cree

    ❖  Mujeres mencionadas en la Biblia

    ❖  Aquello que la Biblia dice en torno a Satanás

    ❖  Algunos imperativos de la Biblia

    ❖  Profetas y profesías en el Nuevo Testamento

    ❖  Gedeón – Un conductor elegido por Dios

    ❖  José – El hombre denominado Safnat-Panea

    ❖  Las parábolas de Jesús

    ❖  Jonás – Un hombre no tuvo piedad de los ninivitas

    DEDICACIÓN

    Dedicamos estas páginas a Dios que es siempre fiel al conducir a su pueblo en el camino de la vida.

    INDICE DEL VOLUME

    DEDICACIÓN

    INDICE DEL VOLUME

    presentación

    PREFAcio

    introducción

    PRIMerA PARTE

    Capítulo 1

    LA ORDEN DE ESCRIBIR: por INSPIRACIÓN DIVINA

    Capítulo 2

    De RAMSéS A SUCOT

    Ramsés

    Sucot

    Capítulo 3

    DE SUCOT A ETAM y AL MAR ROjO

    Etam

    Migdol

    El paso del Mar Rojo

    Capítulo 4

    De HAHIROT A MARA E A ELIM

    Mara

    Elim

    Capítulo 5

    DE ELIM A REFIDIM

    El maná

    El horario para la recolección

    La cantidad diaria

    Los días para la recolección

    No más de la cantidad establecida

    Refidim

    Capítulo 6

    DE REFIDIM AL DESIERTO DEL SINAÍ

    La victoria sobre los Amalecitas

    La visita de Jetro

    Preparativos para el gran evento

    Los diez mandamientos

    Capítulo 7

    De kibrot-hataava A hAzEROT

    Una precisa disposición

    Kibrot-Hataava

    Haserot

    Capítulo 8

    eN EL DESiERTO De PARáN

    Los exploradores

    El informe

    Protesta y vuelta atrás del pueblo

    Cinco reflexiones

    Capítulo 9

    eL DESiERTO De ZIN y CADES

    La profetiza Miriam

    La falta de agua

    El pecado de Moisés y de Aarón

    Diversas consideraciones

    Capítulo 10

    el ARRIbO AL MONTE hOR la muerte de aarón

    La medida disciplinaria

    La muerte de Aarón y su sucesión

    Dos propósitos

    Capítulo 11

    la serpiente de bronce

    El desánimo del pueblo

    El pueblo murmura nuevamente

    Las serpientes venenosas

    El pueblo reconoce su propio pecado

    ¿Por qué las serpientes no fueron alejadas?

    ¿Para qué servía su permanencia?

    La enseñanza cristiana

    Capítulo 12

    BALAC y BALAAM

    Victoria de Israel

    Una lección para todos

    Victoria sobre Basán

    Balac convoca a Balaam

    Balac y Balaam

    Otros textos sobre Balaam

    Capítulo 13

    josué, sucesor de moisés

    Moisés ruega poder pasar el Jordán

    Moisés pide por su sucesor

    La muerte de Moisés

    Una enseñanza para nosotros

    SEGUNDA PARTE

    Capítulo 14

    josué, eL NUeVO CONDUcTOR De ISRAEL

    El llamado de Dios

    El significado de la llamada de Dios

    La enseñanza que Dios quiere impartir a Josué

    Una buena lección a aprender

    Capitolo 15

    PROMESSE E RACCOMANDAZIONI DIVINE A GIOSUÈ

    La orden de levantarse y atravesar el Jordán

    Cómo debe actuar Josué

    Le promesse di Dio fatte a Giosuè

    La exhortación de Dios dirige a Josué

    Capítulo 16

    JOSUÉ EN EL PLENO USO DE SUS PODERES

    Las primeras órdenes de Josué

    El recuerdo de Josué a los rubenitas, a los gaditas y a la media tribu de Manasés

    Lo que se puede aprender de la misión de los dos exploradores

    La misión de los dos exploradores

    La actitud que asumieron en la casa de Rahab, los dos hombre enviados por Josué

    Capítulo 17

    el paso milagroso del jordán

    Una para en el Jordán antes de cruzarlo

    La orden para los portadores del arca

    La orden de tomar las piedras del Jordán

    Capítulo 18

    LA CONQUISTA De jericó

    La fase preparatoria

    La fase operativa de los israelitas para la conquista de Jericó

    El comportamiento de los israelitas en razón a la orden recibida

    Rahab con su familia, puesta a salvo

    Capítulo 19

    el primer PROBLEMA eNCONTRATO por ISRAEL eN CANAáN

    La desobediencia de Acán

    La tentación de Acán

    Acán escondió su pecado

    La consecuencia del pecado de Acán

    La confesión de Acán

    Capítulo 20

    el engaño DE los GABAONITas

    La coalición de seis reyes

    Los gabaonitas se distancian de los otros reyes

    Capítulo 21

    LA batalla de gabaón

    La amenaza de los gabaonitas

    El pedido de los gabaonitas

    La orden de detener el sol

    Asesinato de los cinco reyes amorreos

    Conquistas en el sur

    Capítulo 22

    LA CONQUISTA DEL norte

    Una coalición contra Israel

    Epílogo de las victorias

    Capítulo 23

    relación de todos los reyes derrotados

    Las victorias en los tiempos de Moisés

    Las conquistas de Canaán

    Reflexiones sobre los reyes vencidos

    Capítulo 24

    LA repartición DEL país de CANAáN

    La repartición por suerte

    Reflexiones espirituales

    La parte de nuestra herencia

    La herencia de la vida abundante

    La bendición en los lugares celestiales

    Sentados en los lugares celestiales

    Capítulo 25

    la herencia de CALEB

    El recuerdo del pasado

    El discurso a Josué

    El pedido satisfecho

    Reflexiones sobre Caleb

    Honestidad y sinceridad de Caleb

    La constancia en atender la promesa divina

    La fidelidad de Caleb

    El deseo de combatir

    Capítulo 26

    las ciudades de refugio

    Textos bíblicos

    Casos y condiciones particulares

    El significa espiritual

    Significado etimológico

    Cedes significa santo

    Siquem una espalda

    Hebrón comunión

    Beser una fortaleza

    Ramot alto o exaltato

    Golán gozo o júbilo

    Capítulo 27

    última reunión en siquem

    Recuento de las bendiciones

    Enumeración de las responsabilidades

    Los recordatorios de su promesa

    CONCLUSIóN GENERAL

    BIBLIOGRAFíA

    presentación

    ... estas cosas les ocurriendo para servir de ejemplo y han sido escritas para advertirnos, que estamos en la fase final de las épocas.

    ¿P

    ero cuántos de nosotros han llegado a leer los viajes del pueblo de Dios desde Egipto a la tierra prometida pasa sacar todas estas preciosas enseñanzas?

    Este libro quiere ayudar a cada creyente a recorrer la aventurera peregrinación de Israel para luego ayudarlo a meditar sobre las prodigiosas liberaciones, las grandes batallas, las luchas de poder, las murmuraciones, las caídas.

    Muchas críticas y rebeliones de los creyentes se podrían muy bien evitar aprendiendo de estos ejemplos.

    Muchos pastores y líderes tendrían una mejor relación con Dios y la Iglesia si atesoraran estas enseñanzas.

    Y todos ganaríamos en términos de salud (física y espiritual) y de tiempo ahorrado y de frutos.

    El lugar donde mana la leche y la miel existe verdaderamente, y sólo aquellos que obedecen lealmente al supremo Líder y observan fielmente Sus leyes accederán.

    Los otros, aquellos que no pusieron en práctica estos preciosos consejos o que simplemente los quisieron ignorar, podrán también experimentar alguna victoria o alguna extraordinaria liberación, pero no entrarán en posesión de la Tierra Prometida.

    Por tanto, recomiendo vivamente la lectura de este libro a todos aquellos que han iniciado el camino con Dios (hace pocos días o hace cuarenta años) y no quieren pararse a lo largo del camino, sino que quieren alcanzar la meta, para obtener el premio de la celeste vocación de Dios en Jesucristo (Filipenses 3:14).

    Dr. Nuccio Cavone

    Pastor de las Asambleas de Dios en Italia. Ha revisado la primera parte

    PREFAcio

    L

    a empresa que el autor, el Pastor Domenico Barbera, ha querido asumir en la redacción de esta obra: El camino de un pueblo, no es ciertamente de las más simples. En efecto, describir todas las fases atravesadas, los combates sostenidos, los sufrimientos afrontados, con tal de arribar a donde este pueblo era dirigido; todo esto comporta una carga cultural no indiferente. Afortunadamente, el pueblo del cual es descrito el camino, tiene una historia documentada.

    No se trata de un pueblo común, como existen muchos, sino de un pueblo que aún está en camino. Este pueblo ha sido odiado, ha sufrido la esclavitud, la deportación, y, en un determinado periodo, también la casi total destrucción.

    Incluso hoy, este pueblo sufre las más crueles vejaciones por parte de otros pueblos, y aún así, Dios lo ama porque le pertenece, es Él quien lo ha hecho surgir y el profeta Zacarías no vacila en afirmar que quien toda a este pueblo, toca las pupilas de los ojos de Dios (2:8).

    Dios ha prometido una patria a este pueblo, especificando también sus límites; sin embargo, las naciones de hoy sostienen que este pueblo es un invasor y que no tiene derecho de ocupar aquella tierra que, según ellos, no les pertenece.

    Por tanto, este pueblo aún está en camino. Afortunadamente, el Pastor Barbera describe sólo la primera parte, es decir, de la huida de Egipto hasta Canaán.

    La descripción del viaje, o la odisea de este camino, está basada sobre sobre las noticias que se tienen por medio de los primeros libros del Antiguo Testamento y del Libro de Josué. Por tanto, todo está documentado e inspirado por Dios porque por medio de lo escrito, ordenado por Él mismo, se conservase la memoria para ser transmitida a los venideros.

    Sin embargo, el mérito de este trabajo no está únicamente en la redacción de aquellos acontecimiento del tiempo lejano, sino particularmente en la aplicación que el autor plantea, en paralelo, con nuestra vida espiritual, porque nosotros también somos un pueblo elegido, liberado y redimido, en camino hacia la tierra prometida, no de este mundo, sino que está en los cielos y de la cual nosotros somos los ciudadanos (Filipenses 3:20).

    Esto es verdaderamente interesante, porque, como aquel pueblo, guiado y asistido por Dios, ha arribado a Canaán, a pesar de las peripecias de todo género, también nosotros, con la ayuda de Dios, cruzaremos valles y montes, y, un día, entraremos en posesión, no de la Canaán terrestre, sino de aquella celestial, porque es allá donde Dios nos espera (Juan 3:16).

    Esta obra del pastor D. Barbera puede ser de ayuda y de aliento a todos aquellos que la tienen entre las manos, a fin de que, poniendo en paralelo el camino histórico de este pueblo de Dios con el propio camino espiritual, tengan que extraer las enseñanzas adecuadas para persevera en las diversas etapas de la vida que se presentarán durante este terrestre peregrinaje.

    El gran líder que ha guiado a Moisés y Josué en aquel épico camino hacia la patria prometida, es el mismo que nos guiará también a nosotros, según su indefectible promera (Mateo 28:20).

    Nino Tirelli

    Ex sacerdote de la iglesia Católica Romana. Ha revisado la obra entera.

    introducción

    L

    a obra que estamos a punto de escribir, se divide en dos partes: en la primera, trazamos la historia del camino del pueblo de Israel, desde Egipto al Jordán, mientras la segunda, trazamos el paso del río Jordán a la tierra de Canaán.

    De este modo podremos tener una visión completa de todo el trayecto de este pueblo y de aquel que será para los cristianos, cuando terminen su peregrinaje terrestre.

    Este es el objetivo que intentamos perseguir en la presente disertación.

    Describir la historia del camino del pueblo de Israel desde su partida de Egipto hasta la tierra de Canaán, no es una empresa que se pueda terminar en pocas palabras, sino que requiere un cuidadoso examen de las diversas etapas indicadas en la Biblia y, en particular, en el Libro de los Números.

    En efecto, es en este libro que son enumeradas las localidades en las cuales el pueblo de Israel transcurre sus cuarenta años de peregrinaje, antes de arribar al Jordán, el río que constituía el obstáculo natura para entrar en la tierra de Canaán, la tierra que Dios había repetidamente prometido a Abraham, Isaac y Jacob.

    Por tanto, examinaremos este periodo histórico durante el cual el pueblo de Israel tuvo diversas experiencias que luego habrían dejado una impronta para toda su vida.

    El texto principal sobre el cual nos basaremos será el capítulo 33 del Libro de los Números, en el cual son resumidas todas las etapas.

    Existen dos verbos que son repetidamente mencionados en los 49 versículos de este capítulo: partieron (43 veces) y acamparon (42 veces). Las localidades o paradas citadas son 43, y entre las más conocidas están: el Mar Rojo, el desierto de Zin y aquel del Sinaí. Se habla también de tres montes: Sefer, Hor y Abarim.

    Sin embargo, este volumen no sólo tiene una finalidad histórico-bíblica y no se limitará a la descripción de las diversas situaciones en las cuales viene a encontrarse el pueblo de Israel durante el largo peregrinaje desde Egipto a la tierra prometida, sino que también expondrá reflexiones y aplicaciones que seguramente proporcionarán útiles enseñanzas y enriquecimiento espiritual.

    Este es el objetivo primario que nos proponemos.

    En cambio, en la segunda parte el texto base que usaremos principalmente será el libro de Josué.

    En efecto, este texto bíblico, más que otra parte de la Biblia, describe, no sólo la entrada de los hijos de Israel en Canaán, sino que también ofrece noticias detalladas acerca de la posesión de este territorio.

    Liderado por Josué, Israel entra en la tierra prometida para tomar posesión, según una antigua promesa divina, que se remonta a Abraham, Isaac y Jacob.

    Fue, de hecho, para ellos que Dios prometió dar a sus descendientes, la tierra de Canaán. Si esto no hubiera ocurrido, la promesa de Dios habría quedado en letra muerta, sin ningún valor, tanto para los israelitas, el pueblo directamente interesado, como para todos los que vendrían en el futuro (especialmente los cristianos).

    En el curso de nuestra discusión, no solo destacaremos el cumplimiento de la palabra del Señor, sino que también sacaremos de ella enseñanzas útiles para la vida cristiana.

    En efecto, el propósito principal es aquel de consolidar nuestra fe en Dios y en su Palabra.

    La manera con la cual será conducida la presente discusión, no deberá ser considerada como si hubiésemos querido escribir un comentario sobre el libro de Josué.

    Aunque podemos anticipar que ciertos elementos de nuestro escrito, podrían inducir al lector a considerarlo como tal; sin embargo, no es este nuestro propósito, sino aquel de desarrollar el concepto cristiano y de contribuir a la edificación del pueblo de Dios.

    Con la esperanza de que lo que sigue pueda resultar de bendición, de estímulo y motivación para aquellos que tienen la oportunidad de leernos, hacemos los mejores y más sinceros votos que, cada uno que tendrá la oportunidad de tener en sus manos este trabajo, sepa con firmeza y determinación, apoyarse en las promesas de Dios y creerlas por aquello que son, para tener, el mayor beneficio para esta vida y, también, para la eternidad.

    La versión de la Biblia, que será usada en este trabajo, será la Nuova Riveduta[1] y cuando sea oportuno referirse a otras traducciones lo especificaremos.

    Domenico Barbera

    Cataratas del Niágara, agosto de 2004.

    PRIMerA PARTE

    De Egipto al Jordán

    Capítulo 1

    LA ORDEN DE ESCRIBIR: por INSPIRACIÓN DIVINA

    [2]

    É

    stas son las jornadas de los hijos de Israel, que salieron de la tierra de Egipto por sus ejércitos, bajo la dirección de Moisés y Aarón. Y Moisés anotó los puntos de partida según sus jornadas, por el mandamiento del SEÑOR, y estas son sus jornadas, conforme a sus puntos de partida (Números 33:1-2).

    Estos dos versículos no sólo indican a Moisés y Aarón como guías del pueblo que salía del país de Egipto, sino precisan que la lista de sus marchas y etapas fue redactada por explícita voluntad del Señor y no por decisión de Moisés.

    Es natural preguntarse: ¿para qué propósito transmitirla a la posteridad? Nosotros creemos que esta orden divina tuvo un preciso plan del Señor, aquel de hacer saber (inicialmente a su pueblo y luego a todos aquellos que hayan leido la Biblia) que las cosas escritas en este Libro, no son fruto de la voluntad humana, sino de la divina.

    Materialmente, las Sagradas Escrituras fueron escritas por hombres (salvo los Diez Mandamientos, escritos directamente por el dedo de Dios, cfr. Éxodo 34:28 y Deuteronomio 9:10); pero sabemos que estos escritores, incluso manteniendo cada uno su propio talento y sus propias características, han sido inspirados por el Espíritu Santo para redactar los 66 libros que componen la Biblia.

    Para aquellos que creen en la divina inspiración, por tanto, la Biblia no puede ser considerada el producto del genio y de la inteligencia humana, sino el resultado de la obra del Espíritu Santo de Dios que, por medio de instrumentos humanos, llevó a cabo un preciso plan divino en beneficio de la humanidad entera.

    Esto porque el Apóstol Pablo afirmó, de manera dogmática:

    Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena obra (2 Timoteo 3:16-17).

    El Apóstol Pedro hizo la misma afirmación, cuando escribió su Epístola:

    Pues ninguna profecía fue dada jamás por un acto de voluntad humana, sino que hombres inspirados por el Espíritu Santo hablaron de parte de Dios (2 Pedro 1:21).

    Son numerosos los versículos en los cuales Dios ordenó a Moisés escribir, y sirven para hacer comprender la importancia dada por el Señor a ciertos lugares y acontecimientos.

    Éxodo 17:14: Entonces dijo el SEÑOR a Moisés: Escribe esto en un libro para que sirva de memorial, y haz saber a Josué que yo borraré por completo la memoria de Amalec de debajo del cielo.

    En este texto Dios ordena claramente a Moisés escribir un hecho en un libro, con la clara motivación: para que se conserve el recuerdo. El hecho a transcribir era la victoria que Josué había traído sobre los amalecitas.

    Esta victoria fue muy importante para los israelitas, no sólo porque fue la primera después de la salida de Egipto, sino también por la manera con la cual fue obtenida.

    Transcribirla en un libro servirá para mantenerla inalterada, evitando cualquier cambio. Las cosas confiadas a la memoria del hombre pueden ser fácilmente modificadas: por puro olvido, por abandono o mala fe; en cambio, una vez escritas, incluso después de muchos siglos, ellas permanecen inalteradas.

    Dios no ha confiado Sus palabras a la denominada tradición oral, sino ha ordenado que fueran escritas, sino ha ordenado que fuesen escritas, para que cada hombre, que pertenezca a cualquier generación, pueda saber exactamente cómo se desarrollaron las cosas desde el principio.

    2) Éxodo 34:27: Entonces el SEÑOR dijo a Moisés: Escríbete estas palabras; porque conforme a estas palabras he hecho un pacto contigo y con Israel.

    El contexto de este versículo se refiere a aquello que el Señor había hecho en favor de Su pueblo, derrotando a los Amorreos, los Cananeos, los Hititas, los Ferezeos, los Heveos y los Jebuseos.

    Luego está la exhortación de Dios a su pueblo de no estipular alianzas con los otros pueblos y de no desviarse de la adoración del único y verdadero Dios.

    Él prescribe que, por tres veces al año, cada hombre debe comparecer frente al Señor para celebrar la fiesta de los Ázimos, aquella de las Semanas (esto es, de las primicias de la cosecha del grano) y la fiesta de la cosecha, a fin de año.

    Dios ordena a Moisés escribir todas estas cosas, porque sobre el fundamento de estas palabras se basa la alianza entre Dios e Israel.

    De este modo, las condiciones del pacto ordenado por Dios permanecen inalteradas y cada miembro de la familia de Israel sabía exactamente qué cosa debía poner en práctica.

    Isaías 30:8: Ahora ve, escríbelo en una tablilla delante de ellos y grábalo en un rollo, para que sirva en el día postrero como testigo para siempre.

    También en este pasaje de Isaías encontramos la orden divina de escribir sobre una tabla y en un libro las cosas que Dios quiso que permanecieran para los días por venir, por siempre. Esto, naturalmente no hace más que confirmar que la Palabra del Señor es estable y no está sujeta a ningún cambio (cfr. Salmos 119:89).

    Jeremías 36:2: Toma un rollo y escribe en él todas las palabras que te he hablado acerca de Israel, acerca de Judá y acerca de todas las naciones, desde el día que te hablé, desde los días de Josías, hasta hoy.

    Si Jeremías dijo a Baruc que reescribiera aquellos que Joaquín había quemado con fuego, fue porque Dios le ordenó hacerlo.

    El fuego puede destruir momentáneamente los pergaminos o las cartas sobre las cuales estaban escritas las Palabras del Señor, pero no la Palabra misma. A través de los siglos, la Biblia ha sido muchas veces destruida y quien lo ha hecho ha creído destruirla y extirparla del corazón del creyente. Pero este plan ha fracasado, porque Dios ha vigilado sobre Su Palabra.

    Ezequiel 24:2; 37:16: Hijo de hombre, escribe la fecha del día, del día de hoy. Este mismo día el rey de Babilonia ha avanzado contra Jerusalén...

    Y tú, hijo de hombre, toma una vara y escribe en ella: Para Judá y para los hijos de Israel, sus compañeros. Toma luego otra vara y escribe en ella: Para José, vara de Efraín, y para toda la casa de Israel, sus compañeros.

    En el primero de estos texto Dios ordenó a Ezequiel escribir la fecha del asedio del rey de Babilonia contra la ciudad de Jerusalén.

    Obviamente, Ezequiel no escribe con el propósito de conservar un dato histórico (aunque éste tiene su importancia) sino porque se lo ordenó Dios.

    También la orden de escribir sobre una vara: Para Judá y para los hijos de Israel, y sobre otra: Para José y para la casa de Israel, viene directamente del Señor.

    Habacuc 2:2: Entonces el SEÑOR me respondió, y dijo: Escribe la visión y graba la en tablas, para que corra el que la lea[3].

    He aquí otro ejemplo del Antiguo Testamento de la orden de escribir impartida a un profeta.

    Todos los versos examinados tienen un denominador común: ¡Dios ha ordenado escribir!

    Pese a que no sean muchos, son por tanto suficientes para afirmar que ha sido el Señor en persona el que ha querido poner por escrito Su Palabra, para dejar un eficaz y convincente testimonio.

    Los diversos escritores de la Biblia no escribieron según su voluntad, su genio y su erudición. Fue el Espíritu Santo quien los guio a escribir historias, sucesos y profecías. En el Nuevo Testamento existe un solo libro, entre los 27 que lo componen, en el cual se produce (en cinco veces) la orden divina de escribir: el Libro del Apocalipsis. He aquí, a continuación, los cinco versículos.

    Apocalipsis 1:11: que decía: Escribe en un libro lo que ves, y envía lo a las siete iglesias: a Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea.

    Apocalipsis 1:19: Escribe, pues, las cosas que has visto, y las que son, y las que han de suceder después de éstas.

    El Personaje que ordena al apóstol Juan escribir lo que está viendo y lo que vendrá a continuación se autodefine el Alfa y la Omega (v.8), esto es, Jesucristo.

    El propósito de la orden es dar a conocer las cosas que acontecerán. En efecto, si no fuese por el Apocalipsis de Juan se sabría muy poco de los eventos futuros, tanto para la Iglesia de Jesucristo como para el mundo. Este libro no es de fácil interpretación, pero el Señor ha querido que los eventos mostrados a Juan vinieses escritos.

    Apocalipsis 14:13: Y oí una voz del cielo que decía: Escribe: Bienaventurados los muertos que de aquí en adelante mueren en el Señor. Sí —dice el Espíritu— para que descansen de sus trabajos, porque sus obras van con ellos.

    La orden de escribir aquí concierne a los muertos que son definidos como bienaventurados y que reposan de sus fatigas[4]. Es claro que no todos los muertos ingresan en esta categoría, sino sólo aquellos que mueren en el Señor.

    Apocalipsis 19:9: Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que están invitados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios.

    Aquella orden de escribir, viene a Juan de una voz similar al estruendo de muchas aguas y, en vista de la celebración de la cena de las bodas del Cordero, se le precisa que son bienaventurados sólo aquellos que son invitados.

    Por tanto, no todos participarán de este banquete especial. Para evitar algún posible equívoco es reiterado luego aquello que Juan es invitado a escribir son las verdaderas palabras de Dios.

    Apocalipsis 21:5: Y el que está sentado en el trono dijo: He aquí que hago nuevas todas las cosas, y dijo: Escribe porque estas palabras son fieles y verdaderas.

    La última orden de escribir viene directamente de El que se sienta sobre el trono, El que hace nuevas todas las cosas y cuyas palabras son fieles y verdaderas, es decir, Dios.

    Por tanto, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, son recurrentes los versículos en los cuales Dios ordena explícitamente poner por escrito Sus Palabras. La razón más obvia es que esto prueba la inspiración divina de las Escrituras.

    Capítulo 2

    De

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