En la mayoría de las veces ¿Has despertado la envidia o la has sentido?

El juicio social nos ha hecho sentir culpa por vivir esta emoción y por ello no nos permitimos entender su belleza.

No sabemos ver la envidia desde su lado “saludable"; nos habla de nuestros deseos y de dónde estamos poniendo nuestro valor. La envidia puede ser admiración o resentimiento con falta de información.

La envidia se hace de gotitas de otras emociones, como de la rabia, de lo que para ti significa “lo injusto”. Pero la envidia es sólo una interpretación y sentirla te apoya a saber lo que tienes que trabajar en ti.

El lenguaje de la envidia es “alguien tiene algo que yo quiero”, pero ¿sabes si es envidia o resentimiento?

¿Qué no estás pidiendo que necesitas? Puedes estar manifestándolo con enojo, envidia o resentimiento.

La envidia te dice qué añoras, pero disuelve el apego al resultado. Chambea para dar los pasos necesarios, pero haz las pases con que no ocurra lo que tú esperas.

Nuestras emociones son ventanas a lo que nuestra alma necesita ver para evolucionar, pero son las etiquetas de “buenas” o “malas” lo que nos impide trabajar una emoción.

“Vas tarde si apenas te subes al tren de entender las emociones”
- Gabo Carrillo

“A mí me aligera la vida pensar que mi mente está al servicio de mi alma”
- Marta Ro

¿Cómo sirven tus emociones a tu juego infinito?

Deja de creer que vas a ‘sentir algo’ cuando ‘tengas algo’, eso es lo que te mantiene esclavo de la envidia.

Bienvenido a ‘El Poder de lo Incómodo’ T3.
Si no creces, te encoges.