Diego ha encontrado en el deporte su pasión. Su exitosa carrera como nadador paralímpico es el resultado de mucha dedicación, esfuerzo y sacrificio. Uno de los retos más fuertes de su vida llegó cuando fue diagnosticado con Charcot-Marie-Tooth, una enfermedad crónica, degenerativa, progresiva. A pesar de que fue algo muy difícil para él de aceptar y asimilar, el apoyo de su familia y amigos, así como el poder convivir con otras personas que tenían algún tipo de discapacidad, le hizo darse cuenta de que su valor no estaba en su condición física, sino en sus valores, en su comportamiento y en su esencia como ser humano. Diego supo encontrar la autoestima suficiente que lo llevó a realizarse como atleta de alto rendimiento. Creer en él mismo, tener disciplina y trabajar arduamente lo ha llevado a conseguir los objetivos que se ha planteado, siendo uno de los deportistas paralímpicos más exitosos de México. Sus tres medallas en los recientes Juegos Paralímpicos de Tokio son la prueba de que los sueños se hacen realidad cuando trabajamos por ellos. Una historia de perseverancia, deporte y éxito.

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