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Romantizar el mundo: Poesía y filosofía en Novalis
Romantizar el mundo: Poesía y filosofía en Novalis
Romantizar el mundo: Poesía y filosofía en Novalis
Libro electrónico435 páginas6 horas

Romantizar el mundo: Poesía y filosofía en Novalis

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Unir poesía y filosofía, arte y teoría del arte, pensamiento y práctica, fue uno de los proyectos centrales del Romanticismo alemán. Es probable que haya sido Novalis quien consiguiera llevarlo adelante de la manera más cabal, aportando en igual medida desde la teoría sobre la literatura y desde la creación literaria en sí. En esa intersección, Novalis procuró mostrar mediante estudios, relatos, ensayos o las dos o tres líneas de un fragmento bien logrado lo que el pensamiento intentaba —pero no conseguía— demostrar. 
La Alemania de fines del siglo XVIII había alcanzado el punto más alto de la especulación racional pero, a cambio, le había dejado al ser humano un mundo sin misterio, sin magia, sin experiencia de lo incondicionado. En ese contexto, el "idealismo mágico" de Novalis —hijo rebelde pero hijo, al fin, de la razón— se pregunta cómo recuperar lo perdido, adónde y por qué camino ir a buscarlo. Y si ocurriese que la respuesta a estas preguntas se ocultara por fuera de los límites del pensamiento y del lenguaje racional, la tarea tal vez sería descubrir cómo transitar con palabras el más allá de lo decible.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento23 may 2024
ISBN9788419830647
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    Romantizar el mundo - Miguel Alberti

    coleccion

    Ilustración de portada: El soñador (Las ruinas de Oybin) [Der Träumer (Klosterruine Oybin)] de Caspar David Friedrich

    Edición: Primera. Marzo de 2024

    ISBN: 978-84-19830-64-7

    Depósito Legal: M-7450-2024

    Código Thema: QDHH [Humanist philosophy]; QDHR5 [Phenomenology & Existentialism]

    Código Bisac: PHI006000 [Movements / Existentialism]; PHI010000 [Movements / Humanism]

    Código WGS: 520 / Humanities, art, music / Philosophy. 923 / Non-fiction book / Philosophy: antiquity until present day

    Lugar de impresión: Barcelona, España / Buenos Aires, Argentina

    Diseño: Gerardo Miño

    Composición: Eduardo Rosende

    © Centro de Investigaciones Filosóficas, 2024.

    © Miño y Dávila srl / Miño y Dávila editores sl, 2024.

    Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley.

    Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

    Excursus

    Centro de Investigaciones Filosóficas

    Instituto de Filosofía Ezequiel de Olaso

    (Centro de Investigaciones Filosóficas-Consejo Nacional de Investigaciones Cientificas y Técnicas)

    Comité Editorial:

    José Emilio Burucúa (UNSAM)

    Ricardo Ibarlucía (INEO-CONICET, UNSAM)

    Nicolás Kwiatkowski (UNSAM-CONICET)

    Leiser Madanes (CIF)

    Pablo Pavesi (INEO, UBA)

    Coordinación editorial:

    Juan M. Melone (INEO-CONICET, UBA)

    Esta publicación se realiza en el marco de actividades del Proyecto de Unidad Ejecutora INEO (CIF-CONICET)-PUE 2020: El movimiento de la Ilustración. Razones, conceptos

    cif

    Dirección postal: Miñones 2073, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, CP1428, Argentina

    Dirección postal: Tacuarí 540 (C1071AAL), Ciudad de Buenos Aires, Argentina

    c/López de Hoyos 15 (28006), Madrid, España

    Teléfono de contacto: (54 11) 4767-0421

    Correo electrónico: info@minoydavila.com

    Página web: www.minoydavila.com

    Redes sociales: @minoydavila, facebook.com/MinoyDavila

    portadilla

    Índice

    PREFACIO

    — LOS LÍMITES DE LA FILOSOFÍA —

    CAPÍTULO 1. Los Fichte-Studien y su valor en la obra de Novalis

    CAPÍTULO 2. El acceso al yo

    CAPÍTULO 3. Alcance, límites y proyección de la filosofía

    CAPÍTULO 4. El yo creador y el yo artista

    La imaginación productiva y la creación poética del mundo

    El arte en los Fichte-Studien y el lenguaje de las últimas notas

    La divinidad del yo y la potencia creadora del arte

    RECAPITULACIÓN

    — EN BUSCA DE UN NUEVO LENGUAJE —

    CAPÍTULO 5. La vida de Hardenberg en 1797

    CAPÍTULO 6. Los apuntes y estudios de 1797

    CAPÍTULO 7. Polen

    Aprendizaje vs. academia: la formación del discípulo poético

    El yo creador del mundo y el yo creador del yo mismo

    CAPÍTULO 8. Los Trabajos Preparatorios

    El artista como enlace entre lo concreto y lo absoluto

    Un yo de naturaleza más elevada

    La poesía trascendental

    CAPÍTULO 9. El idealismo mágico

    RECAPITULACIÓN

    — LA MOSTRACIÓN POÉTICA DE LO ABSOLUTO —

    CAPÍTULO 10. Los discípulos en Sais

    La unidad del ser en la poesía de la primavera (Es färbte sich die Wiese grün)

    La vuelta del lógos al mŷthos

    El Märchen de Hyazinth y Rosenblüte

    Tránsito del fragmento a la narración

    CAPÍTULO 11. Los Himnos a la noche

    El primer himno: la renuncia de la luz y el sumergimiento en la noche inefable

    El segundo himno: el triunfo de la noche y la entidad del mensajero silencioso

    El tercer himno: la entrada en lo absoluto

    La segunda serie: el cuarto himno y las primeras operaciones reconstructivas

    Los últimos dos himnos

    La dimensión vertical del conjunto

    CAPÍTULO 12. El Monólogo

    CAPÍTULO 13. Los Cantos espirituales

    CAPÍTULO 14. Heinrich von Ofterdingen

    El camino hacia la poesía. Etapas de la formación

    La unidad del ser y la subdivisión del ser humano en tipos metafísicos

    Lo absoluto en el lenguaje poético

    CAPÍTULO 15. Mostrar lo indemostrable

    Operaciones de mostración de lo indemostrable

    La violación programática de los principios lógicos y la desautomatización de la desautomatización

    La plasticidad del ser y la anulación de la temporalidad

    De la no contradicción a la ambigüedad

    La romantización del mundo y la mostración de lo indemostrable

    BIBLIOGRAFÍA

    AGRADECIMIENTOS

    A mi tío Fede

    PREFACIO

    En su primer suplemento cultural para el corriente año, el semanario alemán Die Zeit publicó una nota anticipándose al aniversario número 250 del nacimiento de Friedrich von Hardenberg, Novalis, que se cumplirá el próximo 2 de mayo.¹ Volker Weidermann y Peter Neumann se preguntan allí si Hardenberg, de haber vivido en nuestro presente, habría estado a favor o en contra de las vacunas para combatir el coronavirus. Para Weidermann es claro que la tendencia de Novalis a la romantización del mundo, su gusto por espacios distantes o de fantasía, su idealización de realidades ajenas y desconocidas, su inclinación hacia la muerte, y, en una palabra, su deseo de evadirse, eran reflejo de un modo de pensar ajeno a la procura del bienestar de la humanidad existente, concreta, de sus vecinos y vecinas, de los ciudadanos de a pie, de los mineros reales que desconocen las maravillas que son el deleite de sus mineros literarios. Weidemann piensa que Novalis se habría refugiado en sus aristocráticos universos imaginarios o quizás se habría entregado, como lo hizo poco antes de cumplir 29 años, a una muerte temprana. Para Neumann, por el contrario, hace ya tiempo que Novalis habría ido a darse con entusiasmo la dosis de refuerzo: su fascinación por la naturaleza no era la de un ermitaño que quisiera vivir apartado de todo y de todos o fundirse con ella desapareciendo del mundo de los vivos; su afinidad hacia el entorno natural, tanto como su vocación de proyectar su propia interioridad sobre él, era la que hoy podría tener un militante ecologista: era una pulsión transformadora, revolucionaria, y que procuraba basar su legitimidad en rigurosos fundamentos científicos. A la vista de la inclinación alemana actual hacia la homeopatía, dice Neumann, Novalis habría movido la cabeza hacia los lados en señal de desaprobación.

    Que ambos autores consigan apoyar su teoría en conocidas e importantes citas de Hardenberg es indicio de algo. Novalis es una mina de oro, decía Hermann Kurzke, aunque con una intención que la cita, separada de su contexto, no permite imaginar. Kurzke no quería elogiar con ella los méritos del autor, la riqueza de su obra, sino advertirnos que debemos tener mucho cuidado tanto a la hora de interpretar su obra como a la hora de evaluar las interpretaciones que otros hacen de ella, puesto que cada cual encuentra allí una cita acorde a sus objetivos. Los textos, ambiguos a conciencia, tienen la naturaleza del camaleón: adoptan de buena gana el tinte del contexto en el que uno los coloca.² Para Novalis, en efecto, la ambigüedad –junto con muchos otros mecanismos discursivos que rompen con la transparencia propia de la lógica de la razón– es una búsqueda, el vehículo de un programa estético. Este rasgo de su escritura suma un grado de dificultad a los intentos de sistematizar su pensamiento, que, además de ambiguo, es fragmentario y permaneció por mucho tiempo editado de manera incompleta. La probabilidad –comparativamente alta respecto de otros autores– de que hagamos lecturas parciales o tendenciosas de sus textos no deriva solo de que no siempre somos capaces de descifrar con seguridad su auténtico sentido –aquello que Novalis quiso decir–, sino que, en realidad, en la medida en que Novalis mismo impuso a su obra aquella ambigüedad que muchas veces la caracteriza, la búsqueda de univocidad en su interpretación no debería pretender pasar de un cierto límite, de todos modos difícil de establecer con precisión.

    Pero hay un nivel superior en la pregunta por el estilo ambiguo elegido y practicado a conciencia por Novalis. En este nivel no se trata ya de interpretar el texto mismo, de desentrañar su ambigüedad, de definir, por así decir, sus consecuencias, sus efectos, lo que puede entenderse a partir de él; sino de investigar sus causas, los resortes de esa búsqueda, o sea, qué es lo que intentaba alcanzar Novalis con un discurso de esa naturaleza. Es, también, un terreno resbaladizo, pero sus textos más programáticos pueden proveernos una guía. Una de las singularidades más atractivas de Novalis en el marco del Romanticismo alemán es que logró, por encima de cualquier otro representante del movimiento en general, alcanzar resultados muy valiosos tanto en el ámbito de la práctica literaria como en el ámbito de la teoría (en especial, de la teoría literaria), de modo que podemos ir de una dimensión a la otra de su obra de modo muy provechoso.

    El estudio de una faceta y el estudio de la otra van, pues, de la mano. Por obvio que parezca, sin embargo, ello es algo que no se constata en los hechos con tanta frecuencia como podría suponerse. Por largo tiempo Novalis fue solo un poeta romántico en los términos más estereotipados que se pueda pensar –algo que, de haberse atendido más a su obra filosófica, es probable que no se hubiera dado, o al menos no se habría dado en un grado tan alto. Llegado un punto en la historia de su recepción, cuando se intentó rectificar la figura casi caricaturesca que se había formado de su persona y su obra, la tendencia fue, en líneas generales, la contraria, y así también el resultado: se concentró la atención sobre el Friedrich von Hardenberg filósofo y se formó una nueva imagen parcial, esta vez la de un pensador racionalista apto para ocupar una posición (subordinada pero legítima) en la historia del idealismo alemán más riguroso. Estas aproximaciones también evitaban ver un rostro de Novalis.

    Un recorrido por un porcentaje importante de la primera línea de la bibliografía disponible nos muestra, pues, dos variantes principales, contradictorias entre sí: por un lado, el poeta místico, nocturno, desgarrado, atrapado en la angustia por la muerte de su amada y que solo encuentra un sentido para su existencia en la posibilidad de reunirse con ella –una imagen avalada y reforzada hasta el ridículo por una tradición que surgió muy poco después de su muerte–; por el otro lado, el filósofo riguroso y receloso de la posibilidad de todo contacto con la trascendencia que fue sustituyendo al anterior, al menos en el ámbito académico, sobre todo a partir de la década de 1960. La primera tendencia interpretaba el lenguaje ambiguo de Novalis como un resultado de su espíritu afiebrado o de raptos de inspiración poética; la segunda se inclinó a negarlo o disolverlo, seleccionando las citas de manera tal que pudiera reconstruirse una interpretación del todo consistente y unívoca.

    Hace ya un tiempo que las condiciones están dadas para intentar abordajes que se propongan esquivar ambos excesos: hoy nos acercamos a su obra procurando reconstruir una imagen completa, que no quite importancia ni oculte bajo la alfombra los pasajes que nos muestran un Novalis afín a modos místicos de entender la vida, la muerte, la poesía, etc., y que a la vez no ignore que esas reflexiones, que pueden haber obtenido impulso en las angustias de la vida, también hunden sus raíces en cavilaciones filosóficas llevadas a cabo a lo largo de años y con pretensiones racionalistas. Para lo cual resulta siempre indispensable abordar la obra de Novalis, en la medida de lo posible, de una manera integral, o que se ocupe, al menos, de las facetas que sostienen entre sí un vínculo evidente.

    Ello supone, por un lado, que el recorrido atraviese los distintos períodos de su producción, pero también que atienda a sus distintas manifestaciones. Es decir, que procure considerar tanto la obra literaria como la obra teórica y, sobre todo, el fundamental vínculo entre ambas. La tesis central de este libro es que las dos cuestiones (los distintos períodos y las distintas facetas de la obra de Novalis) están muy vinculadas, puesto que, a pesar del breve tiempo en que produjo todos sus escritos, podemos percibir con nitidez cambios significativos en la elección de los géneros que fue privilegiando a lo largo de su vida de escritor y podemos advertir que dichos cambios obedecen a necesidades internas de su búsqueda estética: el recorrido de sus escritos transita de un registro a otro procurando encontrar el que mejor se ajuste a su programa.

    En concreto, aquí se sostiene que pueden verse en la obra de Novalis tres grandes momentos, caracterizados cada uno por la presencia preponderante de un tipo de discurso distinto. Un primer momento, en el que la mayor parte (y la más valiosa) de sus textos son estudios filosóficos que siguen de cerca la discusión vigente en la época de su redacción, en torno, sobre todo, de la Doctrina de la Ciencia de Fichte. Un segundo momento, en el que el registro filosófico en los términos más corrientes, después de revelarse como insuficiente e incapaz de otorgar al pensamiento lo que este desea, cede su lugar a una escritura de mayores pretensiones estéticas y en la que la transparencia de la argumentación racional es puesta en suspenso en favor de otros mecanismos expresivos: en este segundo momento el fragmento es el género elegido por Novalis por sobre cualquier otro. Por último, un tercer momento, en el que –en paralelo a investigaciones teóricas (en general científicas y seudocientíficas) en las que el estilo aséptico y racionalista de las argumentaciones tempranas cede el paso a un discurso más aventurado y especulativo– el modo predominante del discurso es el literario, la poesía en el sentido amplísimo que le dio Novalis y el Romanticismo alemán en general al término (que en el caso de Novalis incluye en un lugar de mucha importancia a la narración, con especial predominio de la novela y el cuento maravilloso). La poesía de Novalis será aquí el punto de llegada; su filosofía, el de partida.

    El hilo conductor de este recorrido es la búsqueda de un mecanismo expresivo que sea capaz llevar a la práctica la exhibición de lo indemostrable, que a la filosofía le escapa sin remedio. El fragmento, primer sustituto –que se sabe provisorio– del insuficiente estudio filosófico, cede ante el mayor despliegue de la poesía y el discurso narrativo, ante la mayor capacidad de estos últimos de decir y mostrar al mismo tiempo qué tránsito debe ser recorrido para, superando las barreras de la argumentación racional, sondear las esferas de lo absoluto hasta donde nos es posible.

    Siguiendo este hilo se puede observar que esa ambigüedad a consciencia de la que hablaba Kurzke no expresa nada menos que el programa estético más maduro que Novalis llegó a desarrollar antes de morir. Su obra apunta cada vez más hacia una búsqueda del más allá de la razón, hacia un espacio del pensamiento y del lenguaje en el que las limitaciones cognoscitivas de la razón humana sean superadas o abolidas por las potencialidades expresivas del discurso literario, por la palabra del poeta.³

    Buenos Aires, agosto de 2022


    1Volker Weidermann y Peter Neumann, Sieht so ein Impfgegner aus?, Die Zeit , Nº 1, 2022 (aparecido el 30 de diciembre de 2021). Le debo el dato y el acceso a la nota a Irene Weiss, de la Universidad de Mainz.

    2Hermann Kurzke, Novalis , München, Beck, 1988, p. 103.

    3Este libro nace de una serie de transformaciones, ampliaciones y correcciones de la investigación plasmada en mi tesis doctoral El paso del lógos al mŷthos . La presentación poética de lo absoluto en la obra de Novalis (accesible online). Remito a ella (sobre todo a la introducción y a las notas al pie) para un comentario de la bibliografía disponible, de las ediciones de las obras de Novalis y de los materiales accesibles en castellano, para un tratamiento detallado del estado de la cuestión, para referencias bibliográficas respecto de los distintos temas abordados, para una justificación del corpus seleccionado y para el despliegue de otras cuestiones metodológicas o particularmente académicas que aquí resultarían secundarias y fueron, por ello, dejadas de lado.

    En todas las citas se sigue la edición canónica de las obras de Novalis: Schriften. Die Werke Friedrich von Hardenbergs, Stuttgart, Kohlhammer, 1960 ss. (ed. Richard Samuel y colaboradores), conocida como historisch-kritische Ausgabe (abreviado: HKA). Una descripción más detallada del contenido de la HKA se encuentra al comienzo de la Bibliografía. Se indica el volumen en romanos y la página en arábigos. Cuando a esa información se suma un número entre corchetes, este indica el número de estudio o de fragmento del que se trata en el apartado al que pertenece dentro de esta misma edición. Por ejemplo, una cita del primero de los Fichte-Studien se referenciaría así: II: 104 [1]. En alguna ocasión se indica, luego de una coma después del número de página, la línea (por ejemplo, II: 525, 3 refiere al renglón 3 de la página 525 del volumen II). Las traducciones son propias.

    Las referencias bibliográficas al final contienen los materiales utilizados en general para la investigación. En las notas al pie, por norma general, solo se indican obras de cabecera, o bien estudios que tuvieron una importancia particular para el desarrollo de algún punto o que considero especialmente útiles o de interés. Las referencias a bibliografía crítica son más abundantes en los capítulos que abordan los temas en los que el libro se inserta de manera más clara en una discusión vigente y más esporádicas cuando se propone un abordaje más personal a partir de los textos mismos.

    — LOS LÍMITES DE LA FILOSOFÍA —

    CAPÍTULO 1

    Los Fichte-Studien y su valor en la obra de Novalis

    Tanto desde un punto de vista cronológico como desde un punto de vista conceptual, lo central de la obra de Hardenberg tiene su punto de partida en los Fichte-Studien (Estudios sobre Fichte). Estas 667 anotaciones, de extensión muy variable (de una palabra a seis páginas), contienen el material bruto de lo que podría considerarse la filosofía especulativa temprana de Novalis. Aunque no se trata, por cierto, de un desarrollo filosófico completo y ordenado, sino más bien de apuntes personales de temática similar, agrupados con posterioridad en un único conjunto que, por otra parte, no estaba destinado a formar una obra ni a ser publicado.

    En estas notas Hardenberg despliega (de manera fragmentaria e incoativa) una teoría propia en torno a muchas de las cuestiones centrales que ocupaban a la filosofía alemana de fines del siglo XVIII. Con frecuencia, esta teoría es vista como el punto de partida de la cosmovisión que Novalis desarrollará, ampliará y pondrá en práctica en su obra posterior. Podría decirse, de hecho, que esta tendencia (partir, en una exposición de la obra de Novalis, de los Fichte-Studien, en los que se encontraría el núcleo de la obra posterior, tanto de la filosófica como, en alguna medida, también de la literaria) es la norma implícita más evidente de la investigación sobre Novalis a partir de fines de los sesenta. En los Fichte-Studien encontramos, aunque dispersa, una teoría acerca del yo, acerca de sus facultades de conocimiento, de las limitaciones de estas últimas y de la posibilidad de superar estas limitaciones acudiendo a modos de abordar la realidad distintos del de la filosofía. Vemos anticipada también la idea, fundamental para esta investigación, de que es a través del arte que puede superarse, de algún modo, la frontera que mantiene alejada a la filosofía, de manera irremediable, del conocimiento de lo absoluto. Por esta razón el análisis de los Fichte-Studien será de importancia capital para cualquier estudio que se ocupe de la tesis, tan propia del Romanticismo, según la cual es a través de la poesía que se accede a una mostración o exposición de lo absoluto.

    El texto, tal como lo conocemos, tiene una historia interesante. Quizás estimulado por su encuentro personal con Fichte –a quien conoció en mayo de 1795 en una reunión en casa de Immanuel Niethammer en Jena (de la que también participó Hölderlin)–,¹ Hardenberg realizó estas anotaciones entre el otoño de 1795 y el de 1796, es decir, en el período de su vida en el que, luego de terminar sus estudios y de comenzar su vida laboral como actuario en el distrito de Tennstedt,² dedicaba la mayor parte del tiempo a sus obligaciones y el restante al estudio de la filosofía y a su relación con Sophie von Kühn.³ Pero, al igual que la mayoría de las anotaciones de Hardenberg (y de su obra en general), nada de lo escrito en esta época saldría a la luz sino de manera póstuma. Todo el legado de Novalis fue editado, poco después de su muerte, de una manera desordenada, parcial y discrecional cuando no tendenciosa por sus amigos Friedrich Schlegel y, sobre todo, Ludwig Tieck. Es un tema puesto de relieve con mucha frecuencia (y mucha justicia) a la hora de explicar las deformaciones padecidas por la imagen de Novalis, que obedecieron al menos en parte a la selección arbitraria de textos que se hizo en un momento y no se revisó durante demasiado tiempo.⁴ Dentro del conjunto de los conjuntos de fragmentos y estudios redactados por Hardenberg, el caso de los Fichte-Studien es uno de los más complejos en lo que a la historia del texto mismo se refiere: recién en 1960 serían recuperados los manuscritos de Hardenberg (habían sido vendidos por su familia), que solo después de un muy concienzudo trabajo a cargo de Hans-Joachim Mähl aparecerían, en 1965, en el segundo volumen de la edición histórico-crítica de los Schriften. Con esta aparición se fortalecería en algún grado la tendencia, de parte de la investigación sobre Novalis, a ocuparse con seriedad del pensamiento de Hardenberg, tendencia que favorecería el establecimiento, demorado, de exposiciones rigurosas de su pensamiento filosófico.

    Fueron los editores quienes dieron a estos escritos el título de Fichte-Studien, lo cual amerita dos aclaraciones: una sobre el sentido de estudios en la obra de Novalis y otra sobre la referencia tan decidida a Fichte. En cuanto a lo primero: ¿en qué sentido llamamos estudios a estas anotaciones (entre otras) y por qué hablamos, en cambio, de fragmentos para, por ejemplo, los de Polen? La división de las anotaciones de Hardenberg en estudios y fragmentos fue intentada ya por Ernst Heilborn,⁵ el primero en ocuparse de los manuscritos de Hardenberg después (cien años después) de la edición realizada por Tieck y F. Schlegel, y sería una división respetada en la posterior edición (que devino canónica) de los Schriften, la HKA ya mencionada. En la medida en que podamos confiar en ella, la distinción entre estudios y fragmentos nos provee de un criterio para diferenciar con bastante nitidez los textos que Novalis redactó, por así decirlo, con voluntad de escritor, atendiendo más a la forma y quizás (en algunos casos de manera evidente) previendo una eventual publicación,⁶ de aquellos que estaban destinados a un uso privado y que son o bien apuntes llevados a cabo para facilitar la propia comprensión de una obra ajena o bien reflexiones personales, surgidas o estimuladas, en general, por lecturas de libros de otros. Ello permite también otro planteo de mucha importancia en este trabajo. Si se mantiene presente que, en buena medida, a la producción de estudios filosóficos le sigue la de fragmentos y a esta le sigue el predominio de la producción literaria no solo en términos cronológicos sino también en tanto etapas de un programa estético que se va consolidando en la evolución de la obra de Novalis, la distinción entre estudios y fragmentos nos permite también ordenar y comprender sus escritos de acuerdo a un hilo conductor conceptual que lleva bastante más allá de la distinción entre estudios (privado) y fragmentos (público).

    Esta catalogación, sin embargo, no debe tomarse con demasiado rigor. En primer lugar, porque no siempre es evidente si se debería considerar a algún texto como un estudio o como un fragmento; y en segundo lugar porque, aun si se pudiera llegar a establecer esto último con total precisión, se constataría que la sustitución de un tipo de discurso por otro se da solo de manera parcial: no desaparecen (para nada) los estudios filosóficos de una vez y para siempre con la publicación del primer conjunto de fragmentos (aunque sí es cierto, de todos modos, que el estilo de los estudios se transforma de manera visible entre los primeros y los más tardíos), así como tampoco Novalis dejó de tener interés por el fragmento cuando decidió darle forma de novela a Los discípulos en Sais ni, para el caso, cuando terminó los Himnos a la noche o la primera parte de Heinrich von Ofterdingen tiempo después. La evolución estudios-fragmentos-literatura, útil a la hora de articular la obra de Novalis, no se constata sino como una tendencia de Hardenberg al privilegio de un determinado modo del discurso para la persecución de un programa estético.

    Para quienes suscribimos la existencia de una tendencia tal resulta muy significativo que el primer gran bloque de escritos de Hardenberg sea un conjunto tan evidente de estudios y que su estilo no vuelva a presentarse más en su obra posterior. En este sentido, desde que fueron editados y datados de manera correcta, los Fichte-Studien tienen, además del interés de su contenido, un gran valor testimonial en tanto evidencia tanto de las continuidades con la obra posterior (continuidades que permiten evitar el lugar común de poner en la muerte de Sophie von Kühn un quiebre radical en el pensamiento o incluso la psiquis de Hardenberg) como de la evolución de su búsqueda estética.

    Su naturaleza característica de estudios es evidente en la gran mayoría de las anotaciones: Hardenberg intenta, con un estilo por regla general seco y hasta brusco, aclarar sus ideas a propósito de los puntos en discusión en los círculos filosóficos de la época en Alemania, y lo hace casi sin pretensiones estéticas y con una particular inclinación a la improvisación de esquemas y relaciones entre conceptos de carácter exploratorio y transitorio.⁷ Algo que sería más discutido por la crítica, en cambio, es el sentido en que estos estudios son (o no) estudios sobre Fichte. A pesar de ser el autor más mencionado en el conjunto de fragmentos, y de ser explícita en muchos otros casos la alusión a su pensamiento o a alguna de sus obras, fue puesto en discusión que fuera el pensamiento de Fichte el principal disparador de estos apuntes (por consiguiente, fue puesta en tela de juicio también la denominación "Fichte-Studien"). Esta discusión, que se extiende con algo de fuerza hasta el día de hoy, fue planteada de manera enérgica por Manfred Frank, quien se ocupó de rastrear toda una serie de fuentes verosímiles para las reflexiones de Hardenberg en las obras del círculo que rodeaba a Reinhold en Jena, uno de cuyos estudiantes había sido el propio Hardenberg.⁸ Esta propuesta, juiciosa aunque quizás algo desmesurada en la minimización de la importancia de la obra de Fichte, obtuvo a su vez críticas de parte de otros especialistas, que enfatizan, en cambio, la relevancia de los libros de Fichte aparecidos hasta el momento de redacción de los Fichte-Studien, respecto de los cuales nos consta (o en algún caso, aunque no conste, resulta bastante evidente) que Hardenberg los conocía y los había leído con atención. Por lo demás, las referencias de Hardenberg mismo a Fichte son abundantísimas (es con toda verosimilitud el autor más nombrado por él a lo largo de su obra completa), lo cual constituye un obvio argumento para sostener que su filosofía es, cuanto menos, un punto de referencia fundamental en las reflexiones de los (así llamados) Fichte-Studien.⁹

    Los detalles de esta discusión no son de interés aquí, pero sí lo es un hecho que se ve evidenciado en la dificultad que implicaría poder zanjarla. Uno de los inconvenientes mayores, a la hora de rastrear con precisión el origen de las reflexiones contenidas en esta serie de anotaciones (cuando corresponda encontrar un origen fuera de la reflexión del propio Hardenberg), reside en el hecho de que Novalis mismo no explicita sus fuentes (cuando las hay): de hecho, no menciona en estos Fichte-Studien más que en escasas oportunidades otros libros u otros autores. La dificultad se agrava por el carácter muy difundido que tenían los temas de los Fichte-Studien en toda la intelectualidad alemana de la época. Las preguntas que se hace Hardenberg, y muchos de los caminos que sigue para intentar responderlas, eran muy frecuentes en la discusión filosófica de la última década del siglo XVIII, y lo habían sido, con fuerza creciente, desde la aparición de las dos primeras ediciones de la Crítica de la razón pura kantiana en la década anterior. Se puede entender la existencia de los Fichte-Studien de Hardenberg como una esperable toma de postura de parte de un exestudiante de filosofía que nunca abandonó su interés por los desarrollos del pensamiento especulativo en su país y que, en esta toma de postura, no lidia con la obra de un autor en particular sino con una agitada discusión generalizada en el mundo intelectual a su alrededor.

    Que Fichte está presente en los Fichte-Studien es incuestionable. Que no es el punto de partida y de llegada de las reflexiones de Novalis lo es de igual modo. Es preciso suponer que al momento de iniciar la redacción de sus apuntes Hardenberg ya estaba en posesión de una postura propia y crítica respecto de la filosofía fichteana y que no puede tratarse, en ningún caso, de apuntes de lectura como en su mayoría sí lo son, por ejemplo, sus textos algo posteriores conocidos como "Fichte-Exzerpte".¹⁰ En los Fichte-Studien Novalis se apunta complejas reflexiones personales que constituyen, reconstruidas, una auténtica filosofía.

    Si bien la fuerza de la discusión sobre los Fichte-Studien parece haber decrecido bastante en el último tiempo en Alemania, sigue vigente en otros centros (en particular en Estados Unidos) y en cualquier caso ya quedó consolidado este corpus como la fuente a la que hay que dirigirse para encontrar el germen de lo que aparecerá más tarde en su obra. Sin insistir más sobre este punto, solo restaría adelantar, antes de abordar su análisis, la razón (que tiene importancia para esta investigación) por la cual hay consenso, entre los especialistas, en tener en tanta estima el contenido de este libro.

    Hardenberg seguiría estudiando y abordando problemas filosóficos hasta las últimas etapas de su producción, y lo haría también en textos que tuvieron mejor fortuna que los Fichte-Studien (en el sentido de que no demoraron tanto en ser atendidos). ¿A qué se debe que estos ocupen en la actualidad (y hayan ocupado desde hace ya bastante tiempo) un lugar tan destacado en la investigación sobre Novalis?

    A diferencia de las reflexiones filosóficas contenidas en los restantes textos de Hardenberg, los Fichte-Studien presentan una filosofía que se asemeja en el mayor grado, desde un punto de vista discursivo, pero también en su contenido, a lo que se estaba produciendo en la línea de la tradición crítica kantiana y en los intentos por llevarla al mejor puerto posible. Los Fichte-Studien, a pesar de su carácter asistemático, son el conjunto de estudios en el que el pensamiento filosófico de Hardenberg se nos ofrece de modo más acorde a las aspiraciones y modalidades de la discusión coetánea. Tiempo después, el discurso de Hardenberg cambiará: el tono se volverá más misterioso, más aforístico y confuso; el contenido de sus conclusiones también tendrá un vuelo más inspirado; el centro de la atención de Hardenberg también se desplazará (al menos en parte) en dirección hacia otras temáticas, etc. A propósito, el hecho de que fueran los textos más tardíos los que fueran conocidos en primer lugar y de mejor manera tuvo mucho que ver con que se encasillara a Novalis en el grupo de los pensadores exaltados, irracionales o demás adjudicaciones de esta suerte. Los Fichte-Studien, no obstante su carácter fragmentario y el hecho de ser una serie de notas personales no destinadas a publicación ni exigidas de coherencia de conjunto, nos ofrecen una contracara significativa para aquella imagen exaltada: un pensamiento racional, riguroso, meditado, que casi no alterna (como ocurriría con mayor frecuencia en textos más tardíos) con afirmaciones de mayor alcance y sonoridad. Es un texto sobrio casi en su totalidad y puede ser visto como una expresión meditada y fidedigna (sobre todo si se tiene en cuenta que son anotaciones no destinadas a la publicación) del pensamiento filosófico de Hardenberg.

    Esto tiene una importancia especial para esta investigación porque ya aquí, en los Fichte-Studien, comprendidos a la luz de lo dicho recién, puede verse la tendencia a la apelación a la poesía como el punto culminante de un tránsito en dirección a la conquista de lo absoluto. Ni aun otorgándole el mayor peso a la muerte de Sophie, a la del hermano Erasmus, a la lectura de textos posteriores de Schelling, etc., puede ignorarse que estas reflexiones pertenecen al desarrollo propio del pensamiento nuclear de Hardenberg y que entroncan con la discusión de la época y obedecen a aspiraciones de genuina racionalidad. Esto permite, a su turno, relativizar el carácter de irracional, mística, etc. que pudiera atribuirse (en cualquier caso de modo problemático) a su producción posterior, ya que se trata de desarrollos que reposan en el fundamento de la cosmovisión más pensada de Hardenberg. No hace falta incurrir en la exageración de considerarlo un paladín del racionalismo para reconocerle a su pensamiento una motivación y un valor que

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