Eso es precisamente lo que ocurre cuando nos sumergimos en las singulares biografías de Georgiana Houghton e Hilma af Klint, artistas en las que el misterio tomó forma para desafiar, y obligarnos a reescribir en tiempos recientes, la historia del arte. Aunque no se conocieron y sus vidas apenas compartieron unos años en la línea del tiempo, entre ambas se dan llamativas confluencias. Las dos fueron médiums y atribuyeron su arte a lo observado e inspirado por los espíritus desde el más allá, un mundo al que se aproximaron para encontrar respuestas y consuelo por la muerte de una de sus hermanas. Mujeres artistas en un mundo dominado por los hombres, Houghton y Klint conocieron el fracaso y la incomprensión ante el innovador arte que comenzaron a mostrar al mundo, y solo el paso del tiempo ha terminado por revalorizar su obra y reconocer su condición de precursoras del arte abstracto.
INVESTIGADORA DEL ESPIRITISMO
Quizá en un futuro no muy lejano, los libros de historia del arte destronen al genial Vasili Kandinsky como el origen del arte abstracto, condición autoproclamada en 1910 en su libro De lo espiritual en, que sigue manteniendo a pesar de que Houghton se le anticipó con sus acuarelas en más de 40 años y Klint en al menos una decena. En AÑO/CERO nos aproximamos a la biografía de dos mujeres fascinantes que afirmaron contemplar –y plasmar en sus lienzos– el mundo de los espíritus.