Sobre la maravillosa transformación de las orugas: Selección

Por Maria Sibylla Merian

Maria Sibylla Merian puso el ranúnculo dulce en el medio de la página. Dibujó con extrema precisión los matices de color de sus hojas finamente dentadas, coloreó sus capullos abiertos y también dibujó flores y tallos ya descoloridos. Aun así, la planta ni siquiera es lo principal del cuadro, sino el insecto que, en sus distintas etapas de transformación, se ve a su alrededor. La escena está compuesta por una polilla que, con sus espléndidas alas abiertas, se acerca a la flor; un capullo que cuelga de una hoja más baja y una oruga negra que se arrastra por el suelo junto a numerosos huevos amarillos. En 1679, esta representación fue revolucionaria. En lugar de pintar orugas junto a orugas y polillas junto a polillas, como lo hacían sus colegas académicos, Maria Sibylla Merian dibujaba a estos insectos, que tanto admiraba, en todas sus manifestaciones de vida y como parte de la planta que los hospedaba.
Sobre la maravillosa transformación de las orugas y extraña alimentación floral (1679), su primer libro, fue ilustrado y editado por ella misma. La selección de texto que acompaña a las imágenes no lo redactó en el idioma académico oficial de la época, el latín; sino en alemán, para que más personas puedan acceder a leerlo. También en esto fue revolucionaria.

• Idioma: Español
• Editorial: Buchwald Editorial
• Fecha de lanzamiento: 1 dic 2023
• ISBN: 9789874864994

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Imagen de portada

Sobre la maravillosa transformación de las orugas

Sobre la maravillosa transformación de las orugas

(Selección)

Maria Sibylla Merian

Índice de contenido

Portadilla

Legales

I. MORERA CON FRUTOS

II. TULIPÁN PÚRPURA

III. SAUCO AZUL

IV. CEREZO NEGRO, DULCE, EN FLOR

V. JACINTO ORIENTAL AZUL

VI. RANÚNCULOS DULCES

VII. FLOR DE CIRUELO

VIII. DIENTE DE LEÓN

IX. GUINDO EN PLENA FLORACIÓN

X. FLOR GRANDE DE GROSELLA ESPINOSA

XI. PENSAMIENTO DE MONTAÑA

XII. FLOR DE CIRUELO SILVESTRE

XIII. RANÚNCULO SILVESTRE

III. PEREJIL FRANCÉS

XV. GUSANOS MILAGROSOS

XVI. FLOR DE MANZANO

XVII. FLOR DE MEMBRILLO

XVIII. PEQUEÑA ROSA DE CIEN PÉTALOS

XIX. CEREZAS TEMPRANAS, DULCES

XX. GRAN GROSELLA ESPINOSA ESPAÑOLA

XXI. ROSA ROJO FUEGO

XXII. GROSELLA BLANCA

XXIII. GROSELLA ESPINOSA BLANCA, PEQUEÑA

XXIV. PASTO COMÚN

XXV. ENDRINO SILVESTRE

XXVI. AZUCENAS AZULES

XXVVII. PLANTAGO GRANDE

XXVIII. GROSELLAS GRANDES, ROJAS, AMARGAS

XXIX. DELPHINIUM AZUL DE JARDÍN

XXX. FLOR DE LECHUGA

XXXI. FLOR PÚRPURA DE JACEA

XXXII. CIRUELA

XXXIII. MALVA DE JARDÍN PEQUEÑA

XXXIV. CLAVEL PÚRPURA

XXXV. ROBLE CON SU FRUTO

Selección de

BUCHWALD EDITORIAL, 2023

1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires:

Libro digital, EPUB

ISBN 978-987-48649-9-4

MUY ESTIMADO LECTOR Y DILETANTE DEL ARTE,

me dedico incansablemente a pintar flores con orugas, avecillas de verano y otros animalitos similares, y, como el paisajista que le infiere vida a su obra por medio del paisaje y la naturaleza, yo busco darles vida a ellos. Un día, a través de los gusanos de seda, llegué a la transformación de las orugas, y enseguida me pregunté si no existían similitudes entre ellas. Después de una investigación diligente y prolongada, reuní suficiente conocimiento y llegué a la conclusión de que la forma y el tipo de transformación eran casi iguales, más allá de que los gusanos de seda son útiles y las otras orugas se transforman en moscas o mosquitos. En cinco años de observaciones presencié transformaciones maravillosas, todas en una caja y en una habitación especial. Hoy están a disposición para que cualquiera pueda verlas. No importaba cuántas veces contemplara a esos insignificantes animalitos tan poco valorados, siempre experimentaba la extraña grandeza divina. Dado que, muchas veces, personas instruidas y respetuosas me lo pidieron, finalmente me decidí a presentar al mundo esos testimonios del poder divino en forma de libro. Así que, lector, no busques alabarme a mí, sino sólo a la grandeza de Dios, a Él como creador de estos gusanos tan pequeños e insignificantes, porque no se originan en ellos mismos, sino en Dios, quien los ha dotado de una sabiduría que parece superior a la de los seres humano: es decir, mantienen diligentemente su tiempo y orden, y no salen de su capullo hasta que conocen cómo encontrar alimento. Del mismo modo, también las avecillas de verano nunca construyen su nido, sino donde saben que sus crías van a poder encontrar alimento.

No fue sino con mucho esfuerzo y tiempo que me dediqué a la búsqueda de estos animales tan pequeños. Los alimentaba durante días, incluso meses, porque si no reciben el alimento que acostumbran comer, mueren y no se envuelven en un capullo. A algunos los dibujé en su primer estadio; a otros, más tarde, cuando ponen huevos; a varios, encerrados completamente. Y apenas habían hilado su capullo y dentro se transformaban en un carozo de dátil que cuelga o yace, yo los volvía a dibujar y solo a partir de ese momento, podía manifestarse lo que de ellos iba a resultar. Nunca permití que eventos fuera de lo normal afectaran mi objetivo de representarlo todo con extremo cuidado y siempre conforme a la vida, incluso si su transformación era inesperada. Y, además, en tales ejercicios, recibí la colaboración de mi amado esposo,