La otra hija
Por Annie Ernaux
5/5
()
Información de este libro electrónico
«Pero tú no eres mi hermana, nunca lo fuiste. No hemos jugado, comido, dormido juntas. Nunca te toqué, nunca te besé. No sé de qué color tienes los ojos. Nunca te he visto. No tienes cuerpo ni voz, solo eres una imagen plana en unas cuantas fotos en blanco y negro. No conservo ningún recuerdo de ti. Llevabas dos años y medio muerta cuando nací yo. Tú eres la criatura del cielo, la niñita invisible de la que nunca se habla, la ausente de todas las conversaciones. El secreto.»
Annie Ernaux
Born in 1940, Annie Ernaux grew up in Normandy, studied at Rouen University, and later taught at secondary school. From 1977 to 2000, she was a professor at the Centre National d’Enseignement par Correspondance. Her books, in particular A Man’s Place and A Woman’s Story, have become contemporary classics in France. In 2022, she was awarded the Nobel Prize in Literature.
Lee más de Annie Ernaux
La mujer helada Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Los años Calificación: 5 de 5 estrellas5/5No he salido de mi noche Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La ocupación Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Perderse Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Una mujer Calificación: 4 de 5 estrellas4/5
Relacionado con La otra hija
Libros electrónicos relacionados
Casi nada que ponerte Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa escritora vive aquí Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa escritura como un cuchillo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMira las luces, amor mío Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Fui Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Una mujer Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Correspondencia (1940-1985) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El fin de la novela de amor Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El uso de la foto Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Memoria de chica Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Yo sé lo que sé Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Viaje al este Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCartas a Georg Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCuentas pendientes Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Trío Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Los divagantes Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Cosas que vienen y van Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSusurros de belleza Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesUn amor cualquiera Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Volver a cuándo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesVaria imaginación Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Silencio Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPepita Jiménez Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Desolación Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa naturaleza secreta de las cosas de este mundo Calificación: 3 de 5 estrellas3/5De viaje Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesBestia Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El pájaro de leche y sangre Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAquí estoy yo hablando todo el rato Calificación: 5 de 5 estrellas5/5
Ficción general para usted
Poemas de amor Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Meditaciones Calificación: 4 de 5 estrellas4/5EL PARAÍSO PERDIDO - Ilustrado Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Crítica de la razón pura Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Esposa por contrato Calificación: 3 de 5 estrellas3/5La Ilíada Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Vaya vaya, cómo has crecido Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La Divina Comedia Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La casa encantada y otros cuentos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Animales mágicos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La Ilíada y La Odisea Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Fortuna Calificación: 5 de 5 estrellas5/5¿Cómo habla un líder?: Manual de oratoria para persuadir audiencias Calificación: 5 de 5 estrellas5/5100 cartas suicidas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Crimen y castigo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El libro de los espiritus Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Arsène Lupin. Caballero y ladrón Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La Iliada: Clásicos de la literatura Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Las 95 tesis Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Cartas Filosoficas de Séneca Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El mito de Sísifo de Albert Camus (Guía de lectura): Resumen y análisis completo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Rebelión en la Granja (Traducido) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La riqueza de las naciones Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La llamada de Cthulhu Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Poesía Completa Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Principito - (Anotado) / (Ilustrado): Incluye ilustraciones / Dibujos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Mañana y tarde Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Grandes esperanzas Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El mercader de Venecia Calificación: 4 de 5 estrellas4/5
Categorías relacionadas
Comentarios para La otra hija
1 clasificación0 comentarios
Vista previa del libro
La otra hija - Annie Ernaux
LA OTRA HIJA
IllustrationPRIMERA EDICIÓN noviembre 2023
TÍTULO ORIGINAL L'autre fille
Publicado por
EDITORIAL CABARET VOLTAIRE S.L.
info@cabaretvoltaire.es
www.cabaretvoltaire.es
© 2011 NiL éditions
© de la traducción, 2023 Lydia Vázquez Jiménez
© de esta edición, 2023 Editorial Cabaret Voltaire SL
BIC: FA
ISBN-13: 978-84-19047-21-2
Producción del ePub: booqlab
Dirección y Diseño de la Colección
MIGUEL LÁZARO GARCÍA
JOSÉ MIGUEL POMARES VALDIVIA
FOTOGRAFÍAS
Cubierta: S. mit Kind, 1995 © Gerhard Richter
Interior: páginas 23 y 82 © derechos reservados, páginas 19, 41, 59 y 74 © colección personal de la autora
Bajo las sanciones establecidas por las leyes, quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización por escrito de los titulares del copyright, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento mecánico o electrónico, actual o futuro -incluyendo las fotocopias y la difusión a través de Internet- y la distribución de ejemplares de esta edición mediante alquiler o préstamo públicos.
LA OTRA HIJA
La maldición de los niños es que creen.
FLANNERY O’CONNOR
Los violentos lo arrebatan
Es una foto color sepia, ovalada, pegada al cartón amarillento de una carpetilla, muestra a un bebé posando de tres cuartos en unos cojines festoneados, superpuestos. Lleva una camisola bordada, cerrada con una amplia presilla sobre la que va anudado un gran lazo por detrás de los hombros, como una gruesa flor o las alas de una mariposa gigante. Un bebé larguirucho, descarnado, cuyas piernas, separadas, avanzan estirándose hacia el borde de la mesa. Bajo su cabello castaño, recogido en un único rizo sobre su frente abombada, abre los ojos de par en par con una intensidad casi devoradora. Sus brazos, extendidos igual que los de una pepona, parecen agitarse. Se diría que va a dar un brinco. Al pie de la foto, la firma del fotógrafo —M. Ridel, Lillebonne—, cuyas iniciales entrelazadas adornan también la esquina superior izquierda de la carpetilla, muy sucia, con las tapas medio sueltas.
De pequeña, creía —debieron de decírmelo— que era yo. No soy yo, eres tú.
Sin embargo, había otra foto mía, tomada por el mismo fotógrafo, en la misma mesa, con el cabello castaño recogido también en un solo rizo, pero ahí se me veía rolliza, con los ojos hundidos en una carita redonda y una mano entre los muslos. Recuerdo que entonces me intrigó la diferencia, patente, entre ambas fotos.
Para Todos los Santos, voy al cementerio de Yvetot a poner flores en las dos tumbas. La de los padres y la tuya. De un año para otro, se me olvida la ubicación exacta, pero me oriento gracias a la cruz alta y muy blanca, visible desde la alameda central, que corona tu tumba, junto a la de ellos. Deposito en cada una un crisantemo de distinto color, a veces en la tuya un helecho, cuya maceta hundo en la gravilla de la jardinera excavada adrede al pie de la losa.
No sé si se piensa mucho ante las tumbas. Frente a la de los padres, me quedo un momento. Es como si les dijera «aquí estoy» y les mostrara en qué me he convertido un año después, lo que he hecho, escrito, lo que espero escribir. Después paso a la tuya, a la derecha, miro la lápida, siempre leo la inscripción en caracteres dorados, demasiado relucientes, rehechos burdamente en los años noventa por encima de los viejos, más pequeños y ya ilegibles. Por iniciativa propia, el