Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Al final soy mejor que mi hermano
Al final soy mejor que mi hermano
Al final soy mejor que mi hermano
Libro electrónico254 páginas3 horas

Al final soy mejor que mi hermano

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

Raiko ha estado enamorado de su amiga de la infancia llamada Dalia. Él nunca ha tenido el valor para confesarle su amor y cuando lo hace se da cuenta que ya es demasiado tarde, puesto que su hermano ya la tiene. Dolido él decide alejarse de ellos dos yendo a estudiar al extranjero, donde conoce a Damián, quien lo ayudará a convertirse en un semental.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento4 nov 2023
ISBN9798215429105
Al final soy mejor que mi hermano
Autor

Meliodas D Dragón

Solo soy un chico con una gran imaginación. Me gusta imaginarme en muchas clase de aventuras y escribirla. En si no tengo mucho que decir, pero si tengo un sueño y ese es escribir la historia de héroes más épica de la historia. Aún me hace falta mucho por aprender, pero se que con su apoyo lo puedo lograr.

Lee más de Meliodas D Dragón

Relacionado con Al final soy mejor que mi hermano

Libros electrónicos relacionados

Erótica para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para Al final soy mejor que mi hermano

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Al final soy mejor que mi hermano - Meliodas D Dragón

    Chapter 1.

    Raiko siempre ha estado enamorado de Dalia desde que la conoció en la primaria, solo que nunca ha podido confesar lo que siente por ella. Siempre ha pensado que algún día le confesaría sus sentimientos, que sería el día de mañana. Quizás por eso es que llegó tarde y se dio cuenta que Dalia ya tiene a alguien más, puesto que cada vez que pasa tiempo con ella, no importa lo que estén haciendo, cuando él llega, Dalia deja todo lo que está haciendo y solo le presta atención a él.

    Dalia es una mujer de casi un metro sesenta con un cabello morado lacio que le llega a los hombros, unos ojos color esmeralda y unos enormes pechos del tamaño de una sandía. Ella es una chica bastante alegre, asertiva, muy activa, estudiosa y no le importa decir lo que piensa. En cambio, nuestro protagonista llamado Raiko es todo lo contrario a Dalia, puesto que a pesar de medir un metro setenta y cinco, él es bastante tímido y siempre piensa demás en las decisiones que toma. También tiene un cabello negro largo en forma de hongo, unos ojos verdes oscuro y es delgado como un espagueti.

    Raiko conoce a Dalia desde que iba a la primaria y siempre han sido amigos, a pesar de que él quiere ser algo más que su amigo. Nunca ha tenido el valor de confesarle a su amiga de la infancia sus sentimientos, por miedo a ser rechazado y arruinar su amistad. Solo que eso se acaba hoy, puesto que por fin a tomado el valor suficiente para decirle lo que siente. Esa es la razón del porque la invitó a tomar un paseo en el parque para hablar.

    —¿De que querías hablar, Raiko? —Pregunta Dalia mirándole fijamente con una sonrisa mientras que camina a su lado.

    —Es que… —Raiko hace una pausa para respirar hondo y tomar valor. Su corazón está latiendo con fuerzas y las palabras no le salen de la boca. —Hace tiempo que no nos hemos visto, por lo que quería pasar tiempo con mi mejor amiga. —Pero al final no tuvo el valor de decirlo.

    «¿Qué carajos te pasa?, debes de decirlo. Vamos, solo dilo». Lo piensa Raiko para volver a tomar el valor que necesita para confesarse.

    Dalia mira hacia arriba y dice.

    —Cierto, no nos hemos visto desde que ingresamos a la universidad. Es una lástima que no hayamos ido a la misma universidad, sino hubiéramos pasado todo el tiempo siempre juntos.

    Actualmente Dalia y Raiko tienen un año desde que ingresaron a distintas universidades y aunque se han podido ver de vez en cuando una vez a la semana, no es lo mismo que cuando se veían todos los días cuando iban a la preparatoria.

    «Tengo que decírselo, estoy seguro que ella siente lo mismo que yo. Además, si no fuera así, es muy probable que ella me rechace de una manera amable y sin herir mis sentimientos, ya que es mi mejor amiga». Piensa eso Raiko antes de detenerse de golpe.

    —Es por eso mismo que te tengo que decir algo importante.

    Dalia se para al escuchar eso de Raiko y pregunta.

    —¿Qué es lo que me quieres decir?

    Raiko va hasta donde está Dalia, toma sus hombros, traga saliva y le dice.

    —Dalia, yo siempre he…

    —¡Oigan chicos!

    Pero es interrumpido por alguien más. Siempre que está con Dalia, ya sea hablando de cualquier cosa o simplemente queriéndole decir algo importante, esta persona los interrumpe y como siempre Dalia voltea y se va corriendo a lado de esta persona. Esto siempre ha pasado, Dalia deja todo lo que está haciendo solo para hacerle caso a esta persona, lo cual le provoca coraje a Raiko, que se traga para si mismo.

    La persona de la que estamos hablando es el hermano mayor de Raiko, Ignacio. Él es muy distinto a Raiko en muchos sentidos, no solo en lo físico, sino también en la actitud. Él es un poco más alto que Raiko, tiene el cabello mediado pintado de rubio, unos ojos verdes claro y un cuerpo semi entrenado con un poco de músculos. También es más asertivo, dice y hace lo que quiere sin importar las consecuencias ni los sentimientos de los demás.

    —Hola Ignacio, ¿qué estás haciendo? —Se lo pregunta Dalia una vez que llego corriendo hasta donde él se encuentra.

    Esta es la actitud que adopta Dalia. Ella siempre corre hacia Ignacio cómo un perrito que está alegre de ver a su dueño, sin importar si estaba haciendo algo antes.

    —Te estaba buscando para invitarte a ver una película.

    E Ignacio siempre hace esto, invita a Dalia a hacer distintas cosas a pesar de que ella también está haciendo algo en estos momentos. Pero lo más raro es que hace esto cuando Dalia solo está con Raiko. Él siempre se la lleva cuando ve a Dalia junto con su hermano, alejándola de Raiko.

    —Me parece una excelente idea, claro que voy. —Dalia se voltea hacia donde se encuentra Raiko y le dice. —Raiko, me voy con tu hermano para ver una película, después me cuentas de eso tan importante que me ibas a decir.

    Así Dalia e Ignacio se van y Raiko apenas tiene tiempo de reaccionar.

    —Ah, eh.

    «De nuevo pasó. Siempre que estoy con Dalia, Ignacio viene y la aleja de mi lado con cualquier escusa. Y lo peor es que ella se va con él, sin importarle lo que estamos haciendo. Es como si yo fuera un estorbo para ellos.

    Pero no lo entiendo, ¿por qué ella le presta más atención a él que a mí? Se supone que somos mejores amigos desde que éramos niños, sin embargo, cada vez que entra él, yo termino sobrando». Con ese pensamiento Raiko regresa a casa derrotado y bastante desanimado.

    Raiko aún no puede entender que Dalia prefiere más a Ignacio qué a él. Se supone que ella es su amiga, pero aún así prefiere más pasar tiempo con Ignacio qué con él. Es por eso que piensa que al final no importa si le confiesa sus sentimientos a Dalia, puesto que al final ella quizás termine prefiriendo a Ignacio y no a él, a pesar de que Raiko es mejor en muchos sentidos que su hermano mayor. Él es estudioso, se graduó de la preparatoria y entró a una muy buena universidad, aparte de que muchos creen que él tendrá un gran futuro. En cambio Ignacio es todo lo contrario, se tardó tres años de más en graduarse de la preparatoria, ni siquiera ha intentado ingresar a la universidad, siempre anda bebiendo y perdiendo el tiempo y sus padres siempre le piden que al menos consiga un trabajo. Los dos hermanos son muy distintos, uno tiene un gran futuro y él otro no. Aún así Dalia prefiere a Ignacio por una razón, la cual averiguara Raiko esta noche.

    Ya son la una de la mañana y Raiko se levanta de su cama a tomar un vaso de agua y a mear. Solo que cuando vuelve a su habitación, escucha unos extraños ruidos que provienen de la habitación de su hermano. Hay que saber que la habitación de su hermano está a lado de la suya, por lo que Raiko escucha estos sonidos perfectamente desde su habitación.

    Normalmente Raiko ignoraría estos ruidos poniéndose unos audífonos para escuchar música, puesto que prefiere descansar bien para darlo todo durante el día. Normalmente él haría esto, no obstante, el día de hoy no es el caso, puesto que le pareció escuchar la voz de Dalia.

    Esto es raro, puesto que Dalia no debería estar en su casa a estas horas de la noche, ni mucho menos en la habitación de su hermano.

    Al final la curiosidad de Raiko pudo más que su cansancio, despertándolo por completo. Su corazón late con fuerza y él no sabe porque le duele el haber creído escuchar la voz de Dalia. También su cabeza se llena de muchos pensamientos, provocándole que no pueda respirar muy bien y un extraño miedo lo invada. Todo esto hace que Raiko salga de su habitación y se acerque a la habitación de su hermano, para así arrodillarse y abrir la puerta con cuidado para poder ver si Dalia está en la habitación de su hermano o no. Cuando se acerca a la rendija con mucho cuidado y observa lo que sucede adentro, lo que ve lo deja impactado y algo en su interior se rompe.

    «¿Cómo sucedió? ¿Por qué ella está haciendo esto?» Son las preguntas que se hace así mismo Raiko antes de volver a ver para confirmar.

    Justo en la habitación de Ignacio se encuentra Dalia, semidesnuda usando apenas una tanga, arrodillada frente a Ignacio (quien está sentado en su cama), lamiendo su pene. Claro que Raiko solo puede ver la espalda de Dalia, pero por el movimiento de cabeza de ella y el hecho de que los dos están completamente desnudos hacen evidente para él que Dalia le está dando una mamada a Ignacio.

    En estos momentos el corazón de Raiko es destruido en mil pedazos, él está al borde de las lágrimas y apenas puede respirar bien. En otras palabras, él esta completamente destruido al ver esta escena. Solo que a pesar de encontrarse en este estado, Raiko continua viendo, sin saber porque, solo lo continua haciendo.

    Claro que nosotros no estamos viendo desde la perspectiva de Raiko, por lo que procederé a explicar lo que están haciendo Dalia e Ignacio.

    Dalia en estos momentos tiene el pene de Ignacio envuelto entre sus enormes pechos, aplastándolo y dándole un masaje con ellos moviéndolo de un lado para el otro. También esta lamiendo la cabeza de su pene, pasando su lengua alrededor de esta una y otra vez en forma de círculos.

    Claro que esta no es la primera vez que hacen esto, puesto que Dalia ya sabe cómo hacerle para complacer a Ignacio.

    —¡Ahh! ¡Ohhh! Deja de lamer eso y haz lo que me gusta, nena.

    Con esa orden que da Ignacio, Dalia deja de lamer su pene y comienza a escupir y tirar saliva en sus pechos, para después aplastar el pene de Ignacio y mover sus pechos de arriba para abajo.

    —¿Te refieres a esto? —Lo pregunta Dalia con una sonrisa de pervertida y una mirada como si ya supiera lo que quiere.

    —¡Ahh! ¡Ahh! Si, justo eso.

    —Y si hago esto.

    Dalia comienza a acariciar la cabeza del pene de Ignacio con sus pezones, los cuales ya están duros y bien grandes. Claro que al hacer esto no solo le provoca placer a Ignacio, también a ella, puesto que los pezones de Dalia son muy sensibles y la están haciendo liberar muchos jugos de su vagina. La tanga que tiene puesta ya está completamente mojada y sus jugos están cayendo en forma de gotas al suelo.

    —¡Ahhh! ¡Ahhh! ¡Ohhh! Tus pechos me encantan, están haciendo que me corra.

    Ignacio no puede aguantar más el masaje de pechos de Dalia, por lo que se termina corriendo, liberando varios chorros que bañan los pechos de Dalia con su semen y un poco su cara. Dalia simplemente lame sus labios para quitarse un poco el semen de Ignacio, al igual que para probarlo.

    —Mira como dejaste mis tetas, completamente bañadas de tu leche. —Lo dice Dalia dejando libre el pene de Ignacio y viendo como sus pechos cuando se separan están cubiertos del semen de Ignacio.

    —Pero que cosas dices, si a ti te encanta esto.

    Dalia comienza a lamer todo el semen que está en sus pechos o al menos todo al que puede llegar con su lengua. También a la vez le responde a Ignacio.

    —Claro que me encanta, me fascina este sabor. Tan solo el probar esta leche hace que me quiera venir.

    Cuando Dalia termina de limpiar sus pechos con la lengua, Ignacio toma una toalla de su cama y se la arroja a Dalia para que se limpie bien. Cuando ella termina de limpiarse, se pone de pie, por lo que Ignacio aprovecha esto y toma la tanga de Dalia, jalándola hacia arriba, provocando que la tanga se meta en su vagina, culo y apriete el clítoris de Dalia, haciendo que ella suelte un grito de placer.

    —¡Ohhhhhh!

    —Baja la voz, perra. Que no vez que vas a despertar a mis padres. —Se lo dice Ignacio a Dalia mientras que jala aún más la tanga y hace que la tanga se frote contra el clítoris de Dalia.

    —¡Ahhh! ¡Ohhh! No puedo evitarlo, es que se siente muy bien. ¡Ahhh! ¡Ohhh! Aunque tienes razón, no vayamos a despertar a tu hermano. ¡Ahh! ¡Ahhh!

    —Ese idiota presumido no me interesa, solo no quiero que mis padres se despierten y me regañen por no dejarlos dormir. Él cree que tan solo por ingresar a una buena universidad ya tiene la vida solucionada y va a obtener todo, pero mira como me estoy cogiendo a su mejor amiga de la infancia. ¿O acaso te importa que él nos descubra?

    Dalia no contesta esa pregunta, simplemente se queda callada sintiendo el placer que le está dando Ignacio.

    —Oh, así que te gusta. —Lo dice Ignacio con una sonrisa de maldad. —Y dime, ¿con quién sientes más placer al hacerlo?

    —¡Ahh! ¡Ahhh! ¡Ohhh! No puedo responder eso, aún no lo hago con él.

    —¡Qué! —Lo dice Ignacio sorprendido. —¿En serio el pendejo no lo ha hecho contigo? —Ignacio comienza a agarrar los enormes pechos de Dalia y a apretar sus pezones con sus dedos. —Yo ya te lo hubiera pedido hacer desde hace años, se ve que el pendejo es muy retrasado.

    —¡Ahhh! ¡Ahhh! ¡Haa! Es que él es diferente a ti, es más tímido.

    —Mas bien es más pendejo y homosexual. Si no se te ha insinuado ni te ha pedido el poder agarrar estás maravillosas tetas que tienes, muy seguramente sea porque es gay.

    Raiko ya no puede aguantar más ver esto, por lo que se para y en silencio se va a su habitación, donde se echa a su cama a llorar. Solo que como aún puede escucharlos desde su cuarto, él tuvo que ponerse sus audífonos con la música a máximo volumen y se pone a llorar hasta quedarse dormido.

    A la mañana siguiente cuando se despierta, Raiko ya no escucha la voz de Dalia, solo el ruido de su madre quien le gusta cocinar mientras escucha música. Ahí Raiko se para y se sienta en su cama, quedandose pensando viendo la pared durante un buen rato, hasta que se da cuenta de que tal vez tenga aún una oportunidad con Dalia, puesto que ella nunca dijo anoche que prefiere más a Ignacio y siempre lo estuvo defendiendo. Así que con esa convicción se levanta de su cama, se lava la cara para despertarse bien y habla por teléfono con Dalia para quedarse a ver en un lugar.

    Raiko pensó que Dalia se quedo a dormir en su casa, pero no, ella se fue temprano a su casa justo antes de que sus padres se despertaran. Es por eso que no la ve salir de su casa, sino que la ve llegar al parque que está cercas de su casa.

    —Hola Raiko, ¿qué sucede? —Eso dice Dalia cuando llega al parque donde está Raiko.

    Raiko está sentado en los columpios, sujetando las cadenas de estos con fuerza, mientras que respira profundo y agarra valor. Esta vez Raiko tiene el suficiente valor para decírselo, por lo que se para del columpio y se confiesa.

    —Dalia, sé que tienes una relación con mi hermano, aún así no puedo contener mis sentimientos por ti. —Raiko dice eso antes de volver a respirar hondo y decir lo siguiente casi gritando. —¡Tú me gustas mucho y me harías muy feliz si fueras mi novia!

    Esa confesión de Raiko sorprende bastante a Dalia y por unos momentos se queda callada, lo que provoca que Raiko se empiece a preocupar y espere lo peor, aunque no es así.

    —Me halaga tu propuesta. Si, seré tu novia.

    Esas palabras de Dalia alegran el corazón de Raiko y despeja toda la tormenta de tristeza que había en su corazón, reemplazándola por un arcoíris de felicidad.

    —¿En serio?

    Claro que Raiko no se puede creer lo que escucha, por lo que vuelve a preguntar.

    —Si. —Se lo dice Dalia moviendo su cabeza de arriba para abajo.

    —¿Y que hay de mi hermano?

    —Terminare mi relación con él después, por el momento vamos a tener una cita el día de hoy.

    Esa respuesta de Dalia sorprende a Raiko y se pone nervioso al enterarse que va a tener una cita con ella el día de hoy.

    —C-claro.

    Quizás esté hubiera sido un final feliz, donde Dalia y Raiko tienen una bonita relación, se casan y tienen una gran familia feliz, pero no. Y es que las cosas apenas acaban de comenzar, puesto que Dalia y Raiko comienzan su cita en el lugar menos esperado, un motel.

    —¿Qué hacemos aquí? —Pregunta Raiko desconcertado.

    —Aquí vamos a tener nuestra cita.

    —¿En este lugar? —Lo pregunta Raiko señalando el motel.

    —Si. ¿Te molesta?

    —No, para nada.

    —Entonces entremos.

    Dalia entra al motel con mucha confianza, mientras que Raiko la sigue todo tímido, con la cabeza agachada y su corazón palpitando a mil por segundo. Ya en la habitación Dalia se quita la ropa con mucha normalidad, mientras que Raiko evita mirarla y apenas puede quitarse la camisa.

    —¿Estas segura que quieres hacerlo? No te quiero presionar ni nada por el estilo, por lo que podríamos ir a otro lugar si tú quieres. —Pregunta Raiko muy nervioso porque va a perder su virginidad con la chica que le gusta.

    —Si, estoy segura. ¿O acaso no quieres hacerlo?

    —Claro que si quiero.

    —Entonces quítate la ropa.

    Eso último que dijo Dalia pareció más una orden que Raiko acató rápidamente, desnudándose lo más rápido que puede.

    Ya cuando los dos están desnudos, ambos se sientan en la cama y Dalia dice.

    —Vamos, comienza.

    Raiko traga saliva, agarra con cuidado su cara y se acerca lentamente para darle un beso, el cual fue solo juntar sus labios con los de ella. También trata de agarrar sus pechos, solo que duda a medio camino, haciendo que Dalia tome su mano y la ponga en su pecho.

    «Son suaves, muy suaves. Mis dedos se hunden en ellos». Lo piensa Raiko teniendo una erección.

    Dalia también comienza a acariciar a Raiko, deslizando sus dedos sobre el miembro de él. Lamentablemente esto es demasiado contacto femenino para Raiko y provoca que se corra al instante.

    —¡Ahhh! ¡Ahh! ¡Ahh! —Lo dice Raiko al correrse, para después quitar la mano de Dalia y poner sus manos en su entrepierna.

    —Vaya, eso fue rápido. —Ese comentario de Dalia hiere a Raiko y hace que su autoestima baje. —Pero bueno, que se le va a hacer. —Dalia toma un condón que hay en el tocador y de los cuales pone el motel y se lo arroja a Raiko. —Ponte esto, no quiero quedar embarazada.

    Raiko se limpia el pene con una toalla que se encuentra cercas y trata de ponerse el condón. A pesar de haber practicado antes utilizando plátanos en su casa, Raiko no puede ponerse el condón. Quizás sea por los nervios, los cuales son por miedo por no poder complacer a Dalia, en vez de estar nervioso por perder su primera vez.

    Dalia se acuesta en la cama a esperar y cuando por fin Raiko se pone el condón, este se pone delante de Dalia, alza un poco sus caderas y Dalia le pregunta.

    —¿Sabes dónde ponerla?

    —Si.

    Raiko ha estudiado antes para no tener que cagarla ahora, solo que los nervios, el miedo y la falta de sueño al no poder dormir bien, hacen que falle varias veces, hasta el punto que Dalia tuvo que ayudarlo a ponerla. Cuando Raiko se la mete, él se corre al instante al sentir como le aprieta la vagina de Dalia.

    —¡Ahhh!

    Raiko no pudo aguantar la sensación de placer cuando lo aprietan ahí, ni el calor de estar dentro

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1