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Más allá de todo
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Más allá de todo

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En una resurgente Era de esclavitud mundial con los descalabros experimentados durante tres décadas de codicia, el gran desprecio por el medio ambiente y el cambio climático, las migraciones masivas por las intervenciones en Siria y Libia de Estados Unidos y los nacionalismos de países de la Unión Europa, el latente peligro de guerra creado por raíces de violencia inextricables por Trump, que se plantea, enterrando los valores que construyeron la democracia, destruir el mundo si este crea un orden mundial sin América en el centro, adelanta el viaje programado para 2040 de cientos de seres que, sin encontrar guía de salvación para la humanidad, trabajaron férreamente concentrándose en abandonar la Tierra, por la continuidad y existencia de la especie y crear una sociedad de igualdad y equidad en TRAPPIST-1, siete planetas que quedan a 39 años luz del nuestro.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento13 nov 2023
ISBN9788411816571
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    Más allá de todo - Mario Todo Vivencio

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    Créditos

    © Derechos de edición reservados.

    Letrame Editorial.

    www.Letrame.com

    info@Letrame.com

    © Mario Toro Vicencio

    Diseño de edición: Letrame Editorial.

    Maquetación: Juan Muñoz Céspedes

    Supervisión de corrección: Ana Castañeda

    Diseño: Luz María Gutiérrez Tapia

    ISBN: 978-84-1181-657-1

    Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida de manera alguna ni por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación, en Internet o de fotocopia, sin permiso previo del editor o del autor.

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    Inicio

    Y semejante espacio lo llamamos infinito, porque no hay razón, capacidad, posibilidad, sentido o naturaleza que deba limitarlo. En él existen infinitos mundos semejantes a este y no diferentes de este en su género, porque no hay razón ni defecto de capacidad natural (me refiero tanto a la potencia pasiva como a la activa) por la cual, así como en este espacio que nos rodea existen, no existan igualmente en todo el otro espacio que por su naturaleza no es diferente ni diverso de este.

    En el original en italiano:

    Cotal spacio lo diciamo infinito, perché non è raggione, convenienza, possibilità, senso o natura che debba finirlo:in esso sono infiniti mondi simili a questo, e non differenti in geno da questo; perché non è raggione né difetto di facultà naturale, dico tanto potenza passiva quanto attiva, per la quale, come in questo spacio circa noi ne sono, medesimamente non ne sieno in tutto l’altro spacio che di natura non è differente ed altro da questo.

    Del infinito: el universo y los mundos. Diálogo quinto.

    Existen, pues, innumerables soles; existen infinitas tierras que giran igualmente en torno a dichos soles, del mismo modo que vemos a estos siete (planetas) girar en torno a este sol que está cerca de nosotros.

    En el original en italiano:

    Sono dunque soli innumerabili, sono terre infinite, che similmente circuiscono queisoli; come veggiamo questi sette circuire questo sole a noi vicino.

    Del infinito: el universo y los mundos, Diálogo tercero.

    Giordano Bruno, italiano, intelectual y filósofo de la astronomía condenado a nueve años de cárcel, un juicio y la hoguera por su teoría de universo ilimitado y la infinitud de mundos. Ardió en la pira el 17 de febrero del último año del siglo XVI.

    .

    Año 2019, Carlos, hombre del área de la ingeniería civil con sus veintitrés años a cuestas y Sofía, joven y destacada mujer socióloga de veintidós años, asistían en representación de Latinoamérica, Botswaba, hombre de raza negra, economista de veintidós años y Marcela, mulata, con doctorados en física y astronomía, de veintitrés años, ambos representando a África, María, enérgica mujer de veintidós años, con estudios en filosofía y Leonardo, médico de veinticuatro años, representantes de Centroamérica y el Caribe, se reúnen con todas las medidas de seguridad y la aplicación de antiguas, aunque renovadas y actualizadas experiencias y prácticas en clandestinidad, que el momento requería.

    El lugar escogido era el Museo del Jamón ubicado en la Rambla, Barcelona, que había sido minuciosamente estudiado. Servía plenamente para el propósito que se había fijado: «junta de amigos que deseaban disfrutar y degustar los exquisitos platos que se ofrecían», sin que nadie sospechara que era un trascendental encuentro de miembros de un proyecto intercontinental, cuyo fin era la reproducción y la continuidad de la especie.

    Lo que este crucial y decisivo evento expresaba eran años de arduo trabajo oculto de miles de voluntarios que desde la década del sesenta del siglo XX habían entregado su vida al proyecto. Comparecieron algunos miembros de la primera generación y gestores de la génesis de la gran idea que ese día los convocaba y unos pocos de la segunda que, en un acto solemne, aunque silencioso, procedieron a hacer el traspaso etario de la dirección, a la última de las descendencias.

    Eran soñadores despiertos. De aquellos que se diferenciaban de los soñadores dormidos que, aunque el alcance de esas quimeras noctámbulas fuese de siglos y aunque la noche fuese tan larga como la necesidad de sus sueños, estos siempre terminarían con la aurora, mientras que el de ellos era físicamente perenne por la gran travesía de años y sustancialmente infinito por la esencia de la obra que los había unido, desestimando días y noches, alboradas y crepúsculos, superando tiempo y espacio.

    Y lo que para muchos sería una utopía, para ellos eran sumas de imbatibles esperanzas y la culminación del renacer de la humanidad, puesto que en la perpetuidad de los sueños despiertos coincidían la razón y el sentir hasta converger en el campo poco conocido de la consciencia colectiva, que se introduce con todo el ímpetu en el espíritu indomable de todo aquel que persevera en la consecución de un fin superior.

    Marcela y Leonardo, que habían iniciado una relación, aprovechando que contaban con la presencia de los acompañantes de la primera generación que podían ayudarlos —corrigiendo o cambiando errores de la historia que los unía en un todo indisoluble—, se retrotrajeron a la génesis, configuración y aplicación del proyecto y ambos, casi al unísono, sin proponérselo, hicieron recuerdos que se remontaron a aquellos tiempos, al transcurso de la vida de dos generaciones que los antecedían más la de ellos, en una conversación de sobremesa que duraría horas.

    Ellos estaban de acuerdo, en lo que sus antecesores les habían transmitido y por lo aprendido como miembros activos de la organización, que hubiese sido imposible que el proyecto se configurara en otra época, más que en los años sesenta del siglo XX, que es cuando se inician grandes cambios globales, que se gestan como movimientos sociales y culturales que surgen desde la propia marginalidad, desde las orillas del sistema social, pero que se enraízan firmemente en la fértil tierra virgen de la consciencia pura hasta convertirse en nuevos modos de vida.

    Es en este proceso vivido por los movimientos contraculturales y antisistémicos de los sesenta, que aparecen y se desarrollan los ecologistas, las feministas contemporáneas, los movimientos en pro de la tolerancia y la legitimidad del otro, de la aceptación de las identidades y diversidades sexuales, culturales y étnicas, los primeros signos de la actitud cultural de la individuación y el desarrollo personal, como parte de un colectivo.

    Década cuyo particular y envolvente aroma provenía de las flores, década de la libertad de la mujer y la libertad sexual internacional y grupal del movimiento hippie, con su vida en colectivos y de la generación del 68 con la revolución planetaria denominada la Primavera de París o Mayo del 68, en Francia, que puso en evidencia que la sensibilidad encarnada en esas marginalidades dinámicas eran una nueva red de un renacer del espíritu colectivo, que irrumpía para hacerse presente.

    El Mayo francés, en París, no se limitaba a mayo, ni al año 68, ni a París, sino que era parte de complejos procesos sociales y geopolíticos que hicieron de esos últimos años de la década del sesenta del siglo XX, un periodo decisivo para el orden global. Fue en el año 1968 cuando los estudiantes se rebelaron desde los Estados Unidos, México y otros países en Occidente, hasta Polonia, Checoslovaquia y Yugoslavia en el bloque denominado socialista, estimulados por la extraordinaria erupción de mayo en París.

    Lo que cruzaba esta manifestación global de descontento fue una enorme insatisfacción por el poder en todas sus formas.

    Década en la que los jóvenes surgieron de lo más profundo de la filosofía de las ideas libertarias, de lo más hondo de la sapiencia del mejor y más decente pensamiento y comportamiento humano, del inconmensurable sentir de los más hermosos sentimientos de amor universal y no obstante los impedimentos comunicacionales, se entrecruzaron sus mensajes a través de los aires y océanos por sobre las fronteras, en que los más preciados sueños se hicieron presentes y la imaginación los hizo alcanzables en la existencia de la historia universal, siendo esta la primera vez que a los jóvenes se les reconoce como una parte más de la sociedad —habían logrado una categoría social y cultural, alguien a quien tener en cuenta en sus opiniones—. Todo esto fue posible gracias a los movimientos contraculturales que comenzaban a aparecer, la famosa cultura underground y los movimientos juveniles que siguieron, como fue el movimiento hippie.

    Y esas expectativas utópicas, en un clima humano que los franceses calificaron de bonheur revolotunionnaire felicidad revolucionaria, estaban presentes en los por siempre recordados lemas del 68, que en aquellos tiempos se podían leer en las murallas: La imaginación al poder, Prohibido prohibir, Seamos realistas, pidamos lo imposible, Queremos el mundo, y lo queremos ahora, No te fíes de alguien que tenga más de treinta años, Si no formas parte de la solución, formas parte del problema.

    Los cambios que se sucedieron en los años sesenta, promovidos, planteados y ejecutados por esa generación, fueron de tan elevada connotancia cualitativa y paradigmática, de tal fuerza cultural que para la humanidad no fue solo un despertar sino un nuevo Renacimiento.

    Todos los presentes, en el encuentro del Museo del Jamón, opinaban coincidentemente que en la actualidad, al mirar con el prisma analítico que desde una perspectiva histórica permite asimilar mejor lo que ocurrió en ese tiempo en occidente, podían percatarse de que el ciclón creativo de aquellos años, fraguó y sugirió el tránsito a una nueva vida, cuya joven humanidad hizo retroceder a la maledicencia y se impuso de tal manera con sus principios cardinales, que la mediocridad corrió a guarecerse hasta nuevo aviso, la avaricia y la codicia se hundieron en el pantano más cercano sintiendo que no tenían proyección, el egoísmo se declaró interdicto y la desigualdad trató de camuflarse y pasar desapercibida, pero la evidencia la descubrió.

    Fue entonces cuando se empezó a constatar que el modo y estilo de vida histórico de la época moderna se hacía insostenible. Y como vivaz respuesta de la conciencia, en ese momento prodigioso se comenzó a imaginar una nueva manera de vida. Así se encarama y atraviesa el muro de la historia universal esa notable y apasionada generación de hombres y mujeres inaugurando un movimiento cultural multiforme y diverso, contracultural y antisistémico en sus orígenes.

    Y no obstante que terminó convertida en una imagen imborrable de historia universal más que en un programa, la revuelta del 68 tuvo éxito en demostrar que es posible apelar a nuevos derechos dentro de la democracia, incluido el derecho a cuestionar abiertamente la autoridad, provenga de donde provenga.

    Entendieron que una de las características con las que nos podemos definir como seres humanos es la increíble inquietud por conocer el mundo y cuestionarlo, sobre todo. Al percatarse de eso, llegaron a

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