La eterna imagen del vaso medio lleno o medio vacío (según el nivel de optimismo o pesimismo de quien mire) se reescribe en 2021 con tintes de urgencia. De un modo u otro, por vía de una enfermedad de alcance planetario o de la repetida postal de selvas y hasta mares ardiendo (¿quién olvida acaso la escena en el Golfo de México, cuando la rotura de un caño que llevaba petróleo puso literalmente el agua al rojo vivo?), todo a nuestro alrededor parece hablar de la necesidad de un cambio de mirada, de sensibilidad, de modo de estar en el mundo. Todo equilibrio sustentado en la violencia, en la opresión o el exterminio (da igual si de especies o espacios,Ojalá te toquen tiempos interesantes” Y estos sin duda lo son, porque la catástrofe está a la vuelta de la esquina, pero también comienzan a dejarse ver posibles vía de escape. Y los libros, si algo son, es eso: puertas de salida, ventanas a lo que podría ser. Puestos juntos a resonar, pueden funcionar también como una suerte de tirada de Tarot que nos deje intuir qué, por dónde, con quiénes. Una cartografía luminosa y, como todas, tentativa. Después de todo, ¿quién podría saber realmente cómo terminará el viaje?
