Apertura con reciprocidad

Por Luz María de la Mora Sánchez

A partir de 2003 México pareció perder la brújula de su inserción en el comercio global al frenar su agenda de negociaciones comerciales internacionales. Este retraimiento se explica más por la falta de claridad de las cúpulas del sector privado y de los funcionarios responsables de la política comercial sobre la posición de México en el escenario

• Idioma: Español
• Editorial: Libreria CIDE
• Fecha de lanzamiento: 4 sept 2023

Luz María de la Mora Sánchez

Doctora en Ciencia Política por la Universidad de Yale. Ha sido jefa de la Unidad de Relaciones Económicas y Cooperación Internacional de la Secretaría de Relaciones Exteriores y jefa de la Unidad de Negociaciones Comerciales Internacionales de la Secretaría de Economía, en donde participó en diversas negociaciones comerciales de México. Ha sido representante de la Secretaría de Economía en Bruselas, representante alterna de México ante la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi), consejera económica de la Oficina Comercial de México en la Embajada de México en Washington, D.C., y miembro del equipo de negociación de México para el Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Ha sido becaria del Programa México del Woodrow Wilson International Center for Scholars en Washington, D.C., e investigadora visitante en el Centro de Estudios México-Estados Unidos de la Universidad de California en San Diego. Es autora de diversos artículos académicos y de difusión sobre política comercial, cooperación para el desarrollo y comercio exterior.

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I. ¿Por qué no más tlc?

La posición de no más tlc anunciada por el secretario Canales y promovida por el sector privado marcó un cambio abrupto en la estrategia mexicana de negociaciones de tratados de libre comercio ( tlc ) iniciada a principios de la década de los noventa. La lógica del secretario Canales, en noviembre de 2003, para pronunciarse por una moratoria, era que México debía aprovechar los once tlc que ya tenía en ese momento, antes de entrar en nuevas negociaciones, puesto que para el nivel de desarrollo de México ya se tenían suficientes. ¹ En su opinión, sólo el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (tlcan) —el cual tradicionalmente ha representado un poco más de 80 por ciento de las exportaciones mexicanas— había demostrado su valor (Reuter, 2003). Los otros tlc no habían alcanzado resultados equiparables en términos de exportaciones; por tal razón, tenía poco sentido seguir promoviendo una agenda basada en ellos. Este argumento no consideraba que precisamente la estrategia de integración comercial y la idea de establecer una amplia red de tlc fue poder importar insumos en condiciones preferenciales y competitivas y atraer inversiones para hacer de México una plataforma desde donde exportar al mercado de Estados Unidos en condiciones preferenciales; es decir, el objetivo era hacer de México una plataforma para exportar sobre todo a Estados Unidos, principal importador a nivel mundial.