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Tocando la puerta de su Presencia
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Tocando la puerta de su Presencia
Libro electrónico203 páginas2 horas

Tocando la puerta de su Presencia

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Información de este libro electrónico

En este libro, su autor modela el proceso de desarrollo del Camino seguro que conduce a la presencia del Altísimo Dios, al través de la única puerta establecida: Cristo Jesús. En sus páginas se revela el propósito y el avance ascendente hacia la estatura de la comunión y autoridad en Cristo, la puerta de Dios.


Tocar esa puerta,

IdiomaEspañol
Editorialibukku, LLC
Fecha de lanzamiento14 jun 2023
ISBN9781685744250
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    Tocando la puerta de su Presencia - Frank Rojas

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    Tocando la puerta

    de su

    Presencia

    Frank Rojas

    Reservados todos los derechos. No se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. La infracción de dichos derechos puede constituir un delito contra la propiedad intelectual.

    El contenido de esta obra es responsabilidad del autor y no refleja necesariamente las opiniones de la casa editora. Todos los textos fueron proporcionados por el autor, quien es el único responsable por los derechos de los mismos.

    Publicado por Ibukku, LLC

    www.ibukku.com

    Diseño y maquetación: Diana Patricia González J.

    Diseño de portada: Ángel Flores Guerra B.

    Segunda edición, revisada y ampliada

    Copyright © 2023 Frank Rojas

    ISBN Paperback: 978-1-68574-424-3

    ISBN Hardcover: 978-1-68574-426-7

    ISBN eBook: 978-1-68574-425-0

    Índice

    Dedicatoria

    Introducción

    Primera Parte

    *La Visión*

    Capítulo 1

    La que duerme

    La voz

    El anhelo

    Capítulo 2

    El llamado

    La prueba

    Capítulo 3

    El desamor

    El primer amor

    Capítulo 4

    La Búsqueda

    La Invocación

    Capítulo 5

    La autoridad

    Hambre y sed

    Enferma de amor

    Segunda Parte

    *La Acción*

    Capítulo 6

    La puerta de su presencia

    Por las noches

    Me Levantaré

    Capítulo 7

    Levantado

    Por las calles

    Capítulo 8

    La morada

    El encuentro

    Cuando se manifiesta

    Cual el águila

    Tercera Parte

    *La Consumación*

    Capítulo 9

    Mi amado es mío y yo suya

    Las enemistades

    Las voluntades

    La concepción espiritual

    Capítulo 10

    Su hermosura

    Los ojos de paloma

    Las alas del águila

    Nuestra lucha

    La bella amada

    Su Presencia

    Dedicatoria

    A mi padre Obdulio Rojas, en ocasión de celebrar en este año 2023, un siglo de vida, con la fuerza del búfalo renovada por Dios, para cumplir su jornada con energía y vigor.

    Introducción

    Este libro, se desarrolla sobre las bases bíblicas del libro Cantar de los Cantares , orientado por las más conocidas y fundamentales teorías de su interpretación, a saber, la alegórica y la simbólica.

    Frente a la teoría de interpretación naturalista o literal, la interpretación alegórica, declara que el poema, la parábola o el drama, como así diferentes estudiosos consideran la técnica del libro, se refiere o trata, sobre la relación de amor espiritual entre Dios y su pueblo, Israel. Los rabinos se inclinaron siempre por esa interpretación, hasta llegar a considerarlo como parte de sus escritos sagrados, incluso, leyendo este cantar en cada celebración de las Pascuas.

    Transcurrido el tiempo, los más sobresalientes teólogos y padres de la iglesia tradicional, cambiaron a Israel por la iglesia para afirmar de forma alegórica y simbólica que, el poema se refería al amor del esposo Cristo, por su esposa, la iglesia. Por el contrario, la interpretación literal, se refiere a una realidad histórica específica, es decir, considera el cantar como la narración de un amor entre dos personas, la Sulamita y Salomón, relación entre dos seres humanos y el proceso de su relación amorosa de forma natural. Múltiples debates se han suscitado al respecto.

    Yo pienso que, cual que sea la interpretación o el significado que se le asigne, ni la clasificación que se le considere, si poema, parábola o drama, lo más importante siempre será la exaltación de una relación de amor, ya humana, entre los esposos, ya espiritual, entre Dios e Israel, o entre Cristo y la iglesia; en fin, una relación a través de la cual se afirma la belleza y pureza de un amor que se vuelve uno en lealtad recíproca conforme al plan original de Dios, expresado en Génesis 2:24, donde establece: Dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.

    Lejos de exaltar la perversión y lascivia fuera del matrimonio, este cantar supremo de Salomón, exalta la pureza afectiva del romance matrimonial, pautada en la santidad de la intimidad sexual entre las parejas, conforme a la Palabra en hebreos 13:4, que dice: Honroso sea en todos el matrimonio y el lecho sin mancilla.

    Entendemos este cantar como un relato histórico que se presenta en dos niveles de significado o enfoque de interpretación, sin que un nivel invalide al otro, más bien que, convergen y se sustentan. Así, por ejemplo, la interpretación alegórica, sin dejar de admitir la realidad histórica natural, literal y humana, concluye visualizando al amado como novio o esposo, tipo de Cristo; así a la amada como novia o esposa, tipo de Israel para los judíos, tipo la iglesia para los cristianos. En las páginas de este libro, destacamos la búsqueda y responsabilidad del llamado que el amado nos hace, primero a la respuesta de salvación y segundo al servicio y comunión espiritual. A continuación, reproduzco la introducción correspondiente a la primera edición de este libro, mayo 2001, donde se narra con mayores detalles, el origen y las motivaciones personales y espirituales del mismo: Por varios años, vengo transitando el camino de la búsqueda continua del Señor, tocándole la puerta a Dios. Recuerdo haber participado en jornadas gloriosas donde su presencia se ha hecho tan sensible, casi física, hasta sufrir la tentación de querer tocarla. En esa hermosa búsqueda había tenido tantas frustraciones, hasta principio del año 1999, cuando decidí, según mis pretensiones, hablar muy seriamente con Dios. Le dije: Padre, soy un hijo frustrado, vengo ante ti para reconocer y para preguntar. Reconozco haberte buscado por múltiples vías: la oración, el ayuno, la imposición de manos, la alabanza y la adoración; y en diferentes actividades y lugares: en vigilias, retiros y servicios especiales; y por otros tantos caminos infructuosos, encontrando apenas la manifestación de tu presencia fugaz.

    Reconozco, Padre, haber reflexionado lo suficiente sobre la presencia sin igual del Espíritu Santo. En mi relación con él, en su ministerio, en su existir desde antes de la creación y en su presencia interior, en su habitar dentro de mí y en su delicada e imperceptible pero inequívoca forma de hacerse notar; en delicados momentos cuando necesité la ayuda y el consuelo, la provisión y la fortaleza, y en ocasiones que se desbordaron, aproximándose muy continuamente al desconsuelo, al desamparo y desesperación, para entonces aparecer esa luz, esa fuerza, esa palabra y esa sonrisa; cubriendo la situación con un manto de firmeza; y luego esa paz que sobrepasa todo entendimiento, y a seguida, el refrigerio, la alabanza y la adoración, y un conocimiento nuevo, próximo a una revelación del ser que aún no veo, pero que siento y creo en su presencia y en su obrar a mi favor.

    Confieso, Padre, haberme llenado de conocimientos teóricos, creyendo que de esa forma te conocería mejor, pensando que sería suficiente para establecer una relación de comunión perfecta contigo. He conocido lo necesario y esencial, aunque el mayor conocimiento recibido ha sido la revelación espiritual en relación con una persona invisible, a quien no puedo ver ni tocar, a quien siento y en quien creo como es el Dios Todopoderoso, todavía siendo Dios, es una persona. Él es ese ser a quien no puedo ver con mis ojos naturales, pero que tiene sentidos semejantes a los míos, aunque tienes otros sentidos sin iguales fuera de mi configuración y mi entendimiento.

    Por último, le dije: Padre, he fracasado en tu búsqueda, lo encontrado en ella es insuficiente para mí. No me conformo con una presencia momentánea y fugaz, busco y quiero más, y mayor es mi fracaso. No me conformo con experiencias, quiero más, pero no sé cómo llegar. Muéstrame tus caminos, enséñame a llegar a tu puerta y no te moleste en descender. Déjame a mí ascender, porque tus caminos son más altos que los míos (Isaías 55:9) y quiero ascender para llegar a tu presencia permanente y continua. Fue el momento cuando sentí que el Señor habló también conmigo muy seriamente, diciéndome: --¡Considera mi Palabra! --¿Tu Palabra, Señor? -- Y otra vez me dijo--¡escudriña mi Palabra!

    En obediencia abrí la Biblia. Apareció ante mis ojos el libro "Cantar de los Cantares." De repente me sentí algo incómodo y confundido. Tiempo seguido, el maestro fue revelando la ruta que seguir a través de algunos versículos, que me hablaban de una visión y de una acción hacia la búsqueda y captura de esa presencia. Qué tranquilidad sentí, ya tenía la carta de navegación. Después de poner en orden los mapas recibidos, podía ahora iniciar la travesía hacia ese lugar glorioso de presencia permanente.

    Tocando la puerta de su presencia, pretende mostrar el desarrollo de ese andar hacia la luz, donde se llega a través de persistentes toques a la puerta de Dios, representada por Cristo Jesús. La primera parte, es una visión o revelación de los errores y sus resultados o consecuencias. Muestra la corrección y advertencia de algunas rutas inconsecuentes con la meta de llegar y permanecer en la presencia del amado. La segunda parte, es la realidad del viaje, las acciones de levantarse en la búsqueda de lo perdido, los diferentes toques a la puerta de Dios y sus resultados; en otras palabras, el avance continuo y seguro por los caminos que conducen al lugar santísimo, morada de Dios. La tercera parte, es la consumación.

    Representa este libro, un desafío personal, no solo para mí, también para todos aquellos que, al igual que yo, en un tramo del camino, se han frustrado en la búsqueda profunda de Dios, al tiempo de multiplicar los esfuerzos por llegar y ser atendido más allá de la Puerta de su Presencia…Mi clamor al Altísimo para que se cumpla con el objetivo de esta obra, cual es, mostrar y guiar en esa meta ascendente hacia cumbre de comunión. Yo seguiré esforzándome hasta llegar, ascendiendo cual águila hasta conquistar las alturas. Te invito a hacer lo mismo. Más allá de los arrecifes, por encima de las nubes y de las tormentas terrenales, hay un lugar glorioso, existe un cielo para volar.

    FRANK ROJAS

    Primera Parte

    *La Visión*

    (Cantares 5:2-8)

    Y o dormía, pero mi corazón velaba. Es la voz de mi amado que llama: Ábreme; hermana mía, amiga mía, paloma mía, perfecta mía, porque mi cabeza está llena de rocío, mis cabellos de las gotas de la noche. Me he desnudado de mi ropa; ¿Cómo me he de vestir? He lavado mis pies; ¿Cómo lo he de ensuciar? Mi amado metió su mano por la ventanilla. Y mi corazón se conmovió dentro de mí. Yo me levanté para abrir a mi amado, y mis manos gotearon mirra, y mis dedos mirra, que corría sobre la manecilla del cerrojo. abrí yo a mi amado, pero mi amado se había ido, había ya pasado, y tras su hablar salió mi alma. Lo busqué y no lo hallé. Lo llamé y no me respondió. Me hallaron los guardas que rondan la ciudad; me golpearon, me hirieron; me quitaron mi manto de encima los guardas de los muros. Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, si halláis a mi amado, que le hagáis saber que estoy enferma de amor."

    Capítulo 1

    Yo dormía, pero mi corazón velaba. Es la voz de mi amado que llama: Ábreme; hermana mía, amiga mía, paloma mía, perfecta mía, porque mi cabeza está llena de rocío, mis cabellos de las gotas de la noche. (v.2).

    La que duerme

    Dormir representa un estado de inmovilidad, de no activismo y de ceguera transitoria. Resulta imposible en ese estado, velar de forma real, aun cuando la amada asegure que velaba. La Palabra de Dios aconseja al respecto: No ames el sueño para que no te empobrezcas; abre tus ojos y te saciarás de pan (Proverbios 20:13). La inactividad se manifiesta en fragilidad por la falta de energía. La pasividad siempre será una señal de algo dormido. Por consiguiente, la Palabra nos llamará al despertar de fe, orando y velando siempre, sin el disfrute de siestas espirituales.

    Velar y ser sobrio es la demanda bíblica del apóstol Pablo a los hijos de la luz, diciendo: Por lo tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios (1 Tesalonicenses 5:6). Una de las razones la señala el apóstol Pedro al decir: Sed sobrios y velad, porque vuestro adversario el diablo, cual león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar (1 Pedro 5:8). Velar es custodiar o cuidar, ser sobrio es ser discreto o moderado en el hablar o en el mover. Ambos conceptos definen la actitud de despertar y de vivir.

    Para muchos, dormir equivale a tener puesto un ropaje de muerte; aun así, la amada nos dice: Yo dormía, pero mi corazón velaba. Pese a dormir, su corazón velaba, lo cual abre la posibilidad de que todo cuanto acontece y que ella relata se origine en un plano visual, tal vez un sueño, una alucinación, o una visión de causa y efecto. Una visión que revela las razones de su estado y las consecuencias de este. Es como una de esas visiones que hablan de fallas, de lo que hicimos mal y de cómo hemos sido afectados.

    Un corazón que ha recibido el favor de ser redimido y cubierto por el amor ágape de Dios nunca disfrutaría de siestas espirituales en medio de la contienda; velaría en obediencia al Señor, que dice: Velad y orad, para que no entréis en tentación (Mateo 26:41). Precisamente, por causa de ese amor divino, puesto que la historia de este canto de Salomón se desarrolla en los términos de un amor trascendente, más allá del amor natural. Hablamos de un amor sobrenatural el cual sobrepasa todo entendimiento, obviamente, el amor de Dios derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado (Romanos 5:5).

    La iglesia dormida es semejante a un cuerpo frío, acomodado en el sepulcro existencial sin espíritu de vida, sin grosura espiritual, instalado en el cementerio de huesos secos. Cuerpo inmovilizado y maniatado, sin visión ni entendimiento, sin disciplina ni reverencia, sin temor de Dios ni discernimiento.

    Pero la voluntad de Dios no es que vivamos dormidos, entretenidos, indiferentes, condicionados ni determinados por los valores de este mundo, ni por los placeres y deseos de la carne, ni por la vanagloria de la vida. El deseo de Dios es que podamos ver, entender y velar, despiertos y vivos para él y su reino.

    Aquel que duerme, en el plano espiritual, no solo deja de ver, de entender y de velar, también olvida y se invalida en el reconocimiento e identificación del tiempo presente, porque su corazón palpita en las entrañas mismas de los deseos personales y materiales de este mundo. Olvidar es una especie de instancia soñolienta que envuelve la vida en un caminar inconsciente de aceptación involuntaria.

    El cristiano entendido de nueva vida celebra su redención con recuerdos significantes, donde traer a memoria al Redentor, su obra sacrificial, su amor, su misericordia y su gracia. Nos traslada de un pasado de pecado y muerte a un

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