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En la finitud de Dios
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En la finitud de Dios

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Cuando las cosas parecen no tener sentido, y cuando ni la religión ni las cosas a las que recurrimos llenan nuestras expectativas y no resuelven nuestras preguntas, aún queda Dios.

Si Dios es "Todo en todo", ¿cómo pueden existir cosas que no son Dios? O dicho de otra forma: si "todo" lo que e

IdiomaEspañol
Editorialibukku, LLC
Fecha de lanzamiento17 mar 2020
ISBN9781640865105
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    En la finitud de Dios - Carlos Vélez Péretz

    Agradecimientos

    A Dios Padre y a Su Amado Hijo Jesucristo Redentor nuestro, que según la multitud de Su benignidad, y la riqueza de Su amor para con nosotros, me ha permitido culminar este trabajo de revelación gracias al Espíritu, que ha sido al mismo tiempo la realización de un sueño.

    A Él sea la gloria y la honra y la alabanza y acción de gracias, amén.

    Prólogo del autor

    Desde hace más de veinte años me dedico a la investigación bíblica; sin embargo, en los últimos años he profundizado en los estudios relacionados con el paralelismo de los mundos (espiritual y físico) y la delicada conexión entre ambos, reconociendo lo multidimensional de la realidad. He tenido experiencias sobrenaturales que me han empujado a escribir; no obstante, tengo como regla que cualquier experiencia espiritual, por real que sea, no necesariamente significa que sea verdadera. Es decir, que aunque la experiencia haya sucedido realmente, si esta no conduce a la verdad, entonces no es verdadera; y en realidad, la única verdad sólo se halla en las Sagradas Escrituras.

    Este es un trabajo aún en desarrollo. No se pretende haber dicho la última palabra sobre los temas aquí considerados, sino que es un intento inicial de haberme obligado a pensar más allá de lo que he pensado por la influencia de otros pensadores y estudiosos, y buscar en la fuente del conocimiento (la Biblia).

    Soy conciente de lo que escribo y del mismo modo estoy listo para la rectificación si esta fuera necesaria. Después de todo, esto no es lo último en revelación (iluminación del Espíritu Santo) sobre puntos específicos de la Palabra de Dios tratados aquí, ni pretendo poseer la medida total de la verdad, lo cual sería no sólo orgullo y dogmatismo, producto de una mente cerrada, sino también una idolatría de nivel profundo; sin dejar de decir que también una herejía. Estoy abierto al cambio y al avance y crecimiento en cuanto al conocimiento en Cristo Jesús, y en la gracia, si es que las Sagradas Escrituras me lo exigen.

    Estoy satisfecho de la mayoría de lo que escribí; pero sigo insatisfecho de algunas cosas que, por hallarse más allá y fuera de mi campo de especialización, no puedo manejarlas como quisiera; y aún me queda el sinsabor de no poder dominar esos temas, así que los dejo bajo la observancia de quienes están mejor dotados que yo.

    De algo sí estoy plenamente seguro, y es que este trabajo no es producto de una mente cerrada en la subjetividad personal, y por tanto dogmática. Todo lo contrario, pretendo hacer un pequeño aporte al resto de lo interpretativo que, durante años se ha enseñado, desde los pensadores más profundos y profusos de la fe cristiana. Mi intención llana, pero mi reto al mismo tiempo, es hacerme entender de los más avanzados en el entendimiento de las Escrituras hasta aquellos que hasta ahora inician en sus investigaciones de la Biblia.

    Los maestros son sabios en alguna medida, pero, o ellos resplandecerán como las estrellas (Dn.12:3; 11:33), o ellos mismos pueden inflamar la rueda de la creación (Stg.3:6). ¡Qué gran responsabilidad!

    Según Zeev Ben Shimón HaLeví, Podemos estar familiarizados con las Escrituras en un grado considerable, pero esto no significa que percibamos su íntimo contenido. Podemos llegar a obedecer todos los mandamientos escrupulosamente y eso nos honraría, pero no significa que entendamos de qué se tratan las Escrituras.

    Carlos Vélez

    Villavicencio Colombia

    10 de Enero 2019

    La escalera de Jacob va en espiral

    Introducción

    Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos.

    Oseas 4:6

    La hermenéutica de sentido

    Inspirado por trabajos y comentarios de escritores judíos, cristianos e historiadores, el autor se he dado a la tarea de tratar de explicar esta revelación con una mente y lenguaje cristiano, que halla en la Biblia la autoridad máxima de revelación. Ya que son las Sagradas Escrituras la fuente y las que dirigen el pensamiento del autor; no ellas mismas, pero sí este pensamiento, debe ser juzgado sobre la base de su fuente, que sería tanto como hacer una crítica de la fuente misma. Pero hacer una crítica de la fuente de manera global, es en sumo grado, difícil; ya que por ejemplo en los primeros capítulos de Génesis (y en el Génesis todo) hallamos un intrincado sistema de palabras, oraciones y párrafos que señalan los acontecimientos literales, y que son por ende históricos, pero también contienen un rico simbolismo que además cobija lo gram ático e histórico de lo narrado; y lo más difícil de ver es el mensaje espiritual secreto (escondido) de tras de la simple letra. A estas alturas, la literalidad, el simbolismo y el sistema tipológico característico de lo profético, y la historicidad de la Biblia no es una locura ni mucho menos, pero hay una marcada tendencia al mensaje espiritual en ella, que si buscamos lo suficiente con la ayuda del Espíritu Santo, podremos ver, incluso, hasta la prehistoria del Génesis.

    La Toráh, por ejemplo, es el texto duro, la legislación, que pertenece a un estado de organización nacional, y la jurisprudencia hebrea. Los libros históricos que hablan sobre el sucesivo desarrollo de la relación de Dios con Su pueblo y con los pueblos paganos que coprotagonizan la narración bíblica. También encontramos los profetas, que interpretan la Toráh y que denuncian, pronuncian y anuncian la Palabra de Dios de acuerdo a la justicia social, la política y la moral. Libros como el de Job, o el mismo profeta Jonás, son profundamente filosóficos. Temas tales como el de la muerte y la esperanza de la resurrección, la desesperación y la comprensión del mal (Job); el equilibrio entre el libre albedrío y lo determinado (Jonás), son enunciados altamente filosóficos que van de la mano con la profunda reflexión teológica de esos autores.

    El Nuevo Testamento, por su parte, es un maravilloso componente que reúne todo lo anterior desde la perspectiva mesiánica y redentora ya cumplida. En parte literal, porque el Mesías ya vino en la Persona histórica de Cristo Jesús, y en parte espiritual, con el valor de la Ley espiritual que vino a enseñar y a establecer el Mesías, aunque esto sea difícil de entender para algunos. El reino en su forma presente, se está estableciendo aún hoy en los corazones que vienen a la fe de Cristo Jesús, haciéndoles súbditos y ciudadanos del reino, llamados analógicamente por Pablo el apóstol, como el Cuerpo de Cristo, donde Cristo es el Gobernante y los que han sido trasladados a ese reino (Col.1:13) son los gobernados, y su ámbito es nada más Su Iglesia. Se entiende que el cumplimiento literal del reino es aún futuro, pero la manifestación de ese reino prometido en la Persona de Cristo, hizo que el reino tomara una forma en un continuo presente, y una continua manifestación del mismo. Esto está revelado en la oración modelo del Padrenuestro, en la parte en que se pide: "Venga tu reino". Es decir, el reino es manifestable aquí y ahora. Todo lo que hay allí (amor, paz, armonía, abundancia, salud, libertad, etc., etc., etc.), son cosas manifestables aquí y ahora.

    De manera pues, que todo esto hace necesario un sistema interpretativo que considere las variantes literarias y las posibilidades espirituales que se presentan detrás de lo literal.

    La Finitud del Dios Infinito, procura (y solo eso), hacer una hermenéutica de sentido¹ en vez de una exégesis básica. La hermenéutica de sentido requiere del estudio con la experiencia; la exégesis básica requiere tan solo de análisis lógico. Y aquí nos topamos con lo que se conoce como la fenomenología²: En cuanto se ha vuelto central la idea de que la compresión ocurre en y por el lenguaje mediante su despliegue, su comprensión de sí mismo (del lenguaje) parece que se tendría que realizar únicamente por su medio. Existe en la comunicación, incluyendo la comunicación de la revelación Divina, lo que se ha llamado la lingüisticidad, para interpretar y poder comprender. En esto hay una relación entre subjetividad, tiempo y sentido.

    La facticidad (lo meramente vivido, y no lo teórico o imaginativo), en cuanto exige una interpretación para devenir en sentido, parece ofrecerse mejor en los modos como se expresa la narración, el relato o el testimonio, todos ellos modos de comunicación en las Escrituras, y sobre todo en el caso de la experiencia espiritual.

    Con respecto al tratamiento de la revelación, es el lenguaje que se usa para hablar de lo que Dios desea expresar en el campo de la finitud, pero esta requiere de una hermenéutica (interpretación). Ha quedado comprobado históricamente que la hermenéutica, con todas sus variables, se liga a la subjetividad (modo de pensar o de sentir, en oposición a lo externo) de quien interpreta. De ahí que se puedan ubicar dos polos: por un lado, la hermenéutica de sentido, que es la investigación tanto de la experiencia como su promoción a comprensión lógica; y, por el otro, la subjetividad pura, que, a una, produce, decodifica, revivifica y arquea el sentido, ambos indispensables para una óptima comprensión.

    En el campo fenomenológico, el sentido es la vivencia descrita; y en el campo de la hermenéutica, el sentido es la vivencia interpretada.

    Y en la investigación hecha aquí, el autor ha visto que se ha podido acceder a la revelación con una hermenéutica de sentido desde tres variables: como si fuera un círculo, o como si fuera un arco. Tanto el círculo como el arco se muestran parciales. El primero hace mover y volver o retornar el sentido al punto de origen, que en un momento dado, lo puso en circulación. En cambio, el segundo, en cuanto lo proyectado (a saber, el sentido) sale del arco, y puede decirse que toma cierta autonomía bien sea ascendente o descendente sin retornar el sentido al punto de origen, sino proyectándolo adelante, y al mismo nivel de donde se inició. Pero la tercera es como una peculiar espiral, que es imparcial. Ésta última descubre la mediación de la intersubjetividad como condición de posibilidad, y, simultáneamente, como su horizonte (límite); ahí va y viene entre quienes experimentan su mundo. La espiral señala al sentido como que tiene un ancestral origen, una historia o una génesis, desde donde llega a cada presente y, a su vez, en donde se proyecta a través de la acción dialógica en que los interlocutores de cada presente son su condición de posibilidad para ser realizado. El sentido como espiral, circunstancialmente tiene estos o aquellos ejecutores, en esta u otra cultura, en este o aquel período histórico, etc. Así, los preteristas, y los futuristas fallan en sus extremos interpretativos. La revelación Divina fue no solo útil, sino eficaz para cada generación que la conoció.

    La revelación, con una hermenéutica de sentido en espiral señala también que, simultáneamente, el sentido tiene una propiedad histórica, por tanto, diacrónica (no sincrónica)³ y dinámica; pero, al mismo tiempo, señala que es intersubjetivo (no corresponde como propiedad a un quién específico), que se da en el fluir de la experiencia compartida.

    Así es como pueden comprenderse mejor los mensajes bíblicos que toman aplicación a cada generación correspondiente, que son las que los aplican. Es cierto que hay sentido interno o íntimo; pero también que se disuelve y dispersa si no se torna esfera compartida en comunicación y lenguaje.

    La espiral, en fin, lleva a mostrar que el origen de la revelación es, ciertamente, singular; nacido en un quién concreto, con la potencia de albergar infinidades intencionales. Evidentemente, si se reduce a la experiencia privada no entra en el caudal del acontecer intersubjetivo y muere con quien lo ha experimentado. Así, la Biblia sería un libro de historia, o de filosofía, y no un libro útil para las generaciones de cada Era. En cambio, se pone en circuito con las demás. Entonces si pierde la esfera de la privacidad está sometido a los avatares de ser interpretado y, por eso mismo, enriquecido, desenvuelto, e, incluso, aplicado.

    Hay, en todo caso, excedencia del sentido con respecto al habla. En ella sólo se alberga lo expresado, pero, paradójicamente, se contiene lo inexpresado e incluso lo inesperado.

    Es por eso que La Finitud del Dios Infinito se liga también, en una cierta medida, a campos de investigación científica que confirman la no especulación en el sentido aquí aplicado. Por ejemplo, en principio, cuando se habla de la creación del universo, nos acercamos a la física; cuando se analiza la relación de Dios con el hombre y la experiencia espiritual que esto conlleva, nos acercamos a la psicología; el análisis del mal y de la muerte, es un acercamiento a la filosofía; el pecado y sus consecuencias, nos muestra algo de antropología y sociología; las limitaciones del lenguaje, nos acerca a la lingüística. Por tanto, este trabajo no es de carácter especulativo, sino todo lo contrario, es un esfuerzo serio y consciente del sentido que debe otorgar la revelación escrita, que es, al mismo tiempo, multidisciplinaria (porque es antigua), e interrelacionada (porque busca traer respuesta integral y no separada de la verdad a todas las generaciones).

    Uno puede aprender de modo práctico, según lo expresa Abraham Abulafia, al menos de cuatro maneras: (1) De los maestros se aprende, (2) de los compañeros se aprende aún más, (3) de los alumnos se aprende mucho más, y (4) más que nada, se aprende de la realidad. Esta última debe ser distinguida toda vez que hay mundos paralelos con realidades relacionadas. Hay un mundo físico con su realidad relativa, y hay un mundo espiritual con su realidad total. El primero afecta al último, y el último influencia al primero (véase Gn.32:1-2).

    Entonces, del concepto que el intérprete tenga de la realidad, es que dependerá su exégesis. Esa conciencia marca las pautas del entendimiento de cómo funciona la revelación. En ese sentido, la revelación será subjetiva, aunque el carácter de la revelación es realmente objetivo, y por ende, el intérprete deberá visionar el objetivo antes que su propia subjetividad.

    La subjetividad pura, cuando se cierra, se convierte en idolatría. La idolatría más baja es aquella que adora a una imagen que es ídolo, pero la idolatría más profunda es aquella que conociendo la revelación, se adueña de ella y la rebaja a la interpretación privada.

    Uno siempre puede aprender de la subjetividad de otro, y el otro, de la de uno, cuando éstas no están cerradas.

    Es justo decir que la subjetividad ha enriquecido la teología, pero al mismo tiempo desencadenó interpretaciones parciales que resultaron en errores y herejías, cuando no en sectas, que se dedicaron a alegar apologéticamente sus puntos subjetivos dejando de lado lo objetivo de la revelación. De ahí, la necesidad de una hermenéutica de sentido.

    La hermenéutica de sentido que usamos aquí, busca realmente llegar a la aceptación. La confusión de este concepto viene de entender que si sucede algo que no entiendo, entonces debo aceptarlo. La verdad es que cuando sucede algo que puedo entender, entonces lo acepto. No debemos partir de la ignorancia para que por nuestra incapacidad (o pereza) para entender algo, entonces lo acepte con resignación, sino que hay que partir de la realidad comprensiva en cualquiera de sus niveles. Es a partir del Conocimiento que debo aceptar los sucesos que en principio pueden resultar en incomprensión, que en tal ejercicio puedo llegar a comprender, y entonces aceptar. Cuando estudiamos lo incomprensible, entonces entendemos los límites de la realidad que Dios nos impuso, y así buscamos la mejor manera de ser felices con nuestras limitaciones porque las usamos para nuestro beneficio; y no podríamos hacerlo sin el conocimiento de ello.

    Por lo tanto, el trabajo de la hermenéutica de sentido no es para resignarnos ante lo incomprensible, sino para que busquemos lo que hay detrás del velo, y descorrerlo, eso sí, con la ayuda del Espíritu Santo, para aceptar activamente la voluntad Divina.

    NOTAS

    Introducción

    1. Con hermenéutica de sentido se quiere decir que se procura interpretar sobre la base del discernimiento intuitivo de la realidad coherentemente con lo revelado en las Escrituras. Existe un verdadero problema en la definición que hacemos de la palabra revelación. Muchos autores dentro del pensamiento judío y también cristiano dividieron la revelación de la interpretación. Aquí se trabajará con el concepto de revelación en forma unificada con la interpretación lingüística. Se ha llegado a la idea de que todo pensador que trabaje las fuentes se encontraba en un proceso de revelación. Existen tipos diferentes de revelación, como lo explicó Maimónides en su obra "La Guía de los Perplejos", capítulo 45 de la Segunda parte. Esto prueba que Maimónides era conciente de que la revelación no tenía una expresión única. Ahora bien, Maimónides exclusivamente explicó los diferentes tipos de revelación profética. El cristianismo protestante, por su parte, ha preferido respetar los escritos considerados meramente como inspirados, ya que ellos son los que brindan información textual inerrante (en sus originales). En realidad, toda la experiencia humana en su conjunto, todas las interpretaciones subjetivas de la realidad son revelaciones. Lo que sucede es que el ser humano en su naturaleza caída, ha perdido el discernimiento para ver dicha revelación en su propia experiencia. Nosotros entendemos que este discernimiento se puede tener por el Espíritu Santo, que nos guía a toda la verdad (Jn.16:13). Si Dios se revela a través de la experiencia humana, entonces Dios se revela también en su creación, y por supuesto, en las Escrituras; y la máxima revelación posible: Dios mismo encarnado. La creación es una revelación fundamental, porque la creación es la revelación del Dios Infinito manifestándose en la finitud; pero el Dios encarnado es la máxima manifestación de lo Infinito en lo finito; pero esto fue posible gracias a la creación preestablecida. En ese sentido toda construcción existencial dentro de la realidad (aun dentro de la realidad aún no revelada) conforma una revelación divina. No obstante, el lenguaje de la creación no es suficiente. Decimos que la revelación es objetiva cuando la revelación especial toma forma humana en Cristo Jesús. Así y solo así, la revelación de Dios encuentra su razón de ser, y por lo tanto, se vuelve objetiva. Sin lugar a dudas, la encarnación de Cristo Jesús es la avenida más importante de la revelación de Dios. Él explicó al Padre (Jn.1:14), revelando Su naturaleza (14:9), el poder de Dios (3:2), la sabiduría de Dios (7:46), la gloria de Dios (1:14), la vida de Dios (1 Jn.1:1-3), y el amor de Dios (Rm.5:8). Jesús hizo todo esto por Sus hechos (Jn.2:11) y Sus palabras (Mt.16:17).

    El problema con la exégesis normal es que se tiene a Dios como objeto del estudio y no como el sujeto. Tal vez aquí radique la clave para destrabar la intricada paradoja de conocer a Dios. Para conocer a Dios como objeto de estudio se necesitarían proposiciones acerca de Él. La revelación no nos provee solamente información acerca de Dios, sino que pretende darnos al mismo Dios en un encuentro personal con Él. No obstante, la revelación acerca de Dios (proposiciones) es necesaria para la revelación de Dios (el encuentro). Los datos son esenciales para un verdadero encuentro, ya que la experiencia, aunque sea real, no significa necesariamente que sea verdadera. No debemos permitir que la experiencia existencial reemplace a la verdad objetiva como Palabra de Dios. De manera que la revelación debe ser subjetivamente objetiva. De otra manera, se corre el riesgo de llegar a ser dogmático, que es la manera más profunda de idolatría, porque el dogmático dice conocer a Dios y lo rebaja a su propia subjetividad cerrada.

    2. Fenomenología es una manera de pensar y de vivir, que ante todo pretende reflexionar sobre la cotidianidad, el mundo y la vida. Es un proyecto filosófico fundado por Edmund Husserl, que comprende un método y un programa de investigaciones. A este proyecto filosófico se le llama también fenomenología trascendental movimiento filosófico amplio con una unidad debatible más allá de lo histórico.

    3. En lingüística, dos puntos de vista diferentes y complementarios, pueden ser adoptados cuando se analizan hechos de lengua. El enfoque diacrónico se interesa en la historia de la lengua, y estudia sus evoluciones (la etimología, la evolución fonética, la semántica, el léxico, la sintaxis, etc.). El término es un préstamo lingüístico construido sobre las raíces griegas "a través, y tiempo"; la lingüística comparada, por ejemplo, tiene una aproximación obviamente diacrónica; El enfoque sincrónico se interesa en una lengua en un momento preciso de la historia. Esa palabra también deriva de dos raíces del griego antiguo: "con, y tiempo". La gramática escolar, en lo esencial, es sincrónica, pues indica cuales son las normas consideradas como reglas de una lengua, las que pueden haber variado respecto de estados anteriores. Los términos sincronía y diacronía, y la construcción teórica de su oposición, fueron desarrolladas por Ferdinand de Saussure, primer lingüista que separó claramente los dos puntos de vista. Esta oposición también puede aplicarse en filosofía, y fue utilizada, entre otros, por Roland Barthes y por Jean-Paul Sartre. Wikipedia.

    4. Abraham ben Shemuel Abulafia nació en Zaragoza en el año 1.240 (año 5.000 del calendario hebreo moderno). Estudió profundamente la Guía de los Perplejos de Maimónides; según Abulafia, el misticismo no era contrario al racionalismo de Maimónides, sino que se complementaban. Por el contrario, consideró que sus teorías místicas eran la consecuencia última de la Guía de los Perplejos. Estudió los grandes misterios del judaísmo (el Maasé Bereshit y el Maasé Merkabá).

    PRIMERA PARTE

    EL PLAN GENERAL Y SU PROCESO

    La revelación de Su Palabra

    es el depósito de Dios en nosotros.

    Análisis Armónico

    El Plan General

    Pero, ¿es verdad que Dios morará sobre la tierra? He aquí que los cielos, los cielos de los cielos, no te pueden contener; ¿cuánto menos esta casa que yo te he edificado?

    1 Reyes 8:27

    Dios Es el Siendo únicamente para Él mismo. Lo que es en Sí mismo. Pero Dios se quiso revelar.

    Su revelación lo hace un Dios que se puede conocer. Para que esto fuera posible, Dios creó. Su creación es Su revelación general (Rm.1:20). La revelación cosmogónica es la revelación fundamental de toda la revelación. Es el modelo general de toda la revelación. Esta muestra que, ya que la creación es producto de su voluntad (Ap.4:11), entonces Dios se proveyó de la elaboración de planes para que la existencia fuera posible.

    Ya Dios se revelaría más concisamente a través del Hijo (Heb.1:1-3), y esa revelación conlleva a la ejecución de otra etapa para los planes Divinos, pero el principio de las cosas nos revelan de forma general Su Esencia existencial dentro y más allá de esta existencia. Ignorar esa revelación de Dios es necedad.

    La enseñanza bíblica del Plan General

    Considere lo que Jesús enseñó con base en una lógica común: (Lc.14:28-30). Y considere también algunos textos que hablan sobre la sabiduría de Dios para construir (Rm.11:34; Job.15:8; 36:23; 38:4-5; Is.40:12-14). También sobre Su determinación (Job.23:13-14: Is.14:24, 27; Lc.22:22; Hch.2:23; 4:28).

    ¿Enseña la Biblia claramente el Plan General? La respuesta dependerá de lo que queramos decir por "claramente. Si por claramente uno se refiere a una prueba textual de la veracidad de una doctrina, entonces es verdad que no hay esa clase de evidencia clara" para el Plan General.

    Pero los evangélicos aceptan muchas doctrinas como claramente enseñadas en las Escrituras para las cuales no hay pruebas textuales.

    La doctrina de la Triunidad ofrece uno de los mejores ejemplos. Es de admitir que la Biblia no enseña claramente la doctrina de la Triunidad. Entonces, si por claramente uno quiere decir que hay textos que comprueben la doctrina, esto es cierto. De hecho, no hay siquiera un texto que la compruebe, si es que con pruebas textuales queremos decir que hay siquiera un versículo o un pasaje que claramente declare que solamente hay un Dios el cual existe en tres Existencias reales y absolutas, unidas en Esencia pero distintas en subsistencia. ¿Cómo entonces llegamos a la doctrina clara de la Trinidad? Solamente nos quedan dos pautas: primero, que la Biblia tenga declaraciones claras que enseñan que solamente hay un Dios; y segundo, que la Biblia tenga declaraciones igualmente claras de que hay Alguien llamado Jesús y Alguien nombrado el Espíritu Santo quienes, además de Dios el Padre, alegan ser Dios. Este tipo de evidencia permite que se llegue a una de dos conclusiones: O Jesús y el Espíritu Santo no son Divinos, o Dios existe como una Triunidad. Los cristianos ortodoxos nunca se han alejado apenados de la segunda conclusión, aunque la evidencia es de diferente nivel de claridad que aquella que proveen las pruebas textuales.

    De la misma manera, no se tiene un criterio para comprobar claramente el tópico del Plan General como tampoco se tiene para la doctrina de la Triunidad y otras doctrinas.

    El hecho de que algo no esté comprobado textualmente en la Biblia no quiere decir que no se pueda enseñar claramente. Deducir lo contrario es claramente un error. Si fuese así, nunca pudiéramos enseñar las doctrinas de la Deidad de Cristo o la Deidad del Espíritu Santo, o aun las formas de gobierno de la Iglesia, y otras.

    Yo creo, pues, que el Plan General está expresado en la creación misma, y explicado a través de toda la historia de la relación de Dios con los hombres revelado a través de toda la Biblia. No obstante, tenemos declaraciones suficientemente claras en la Biblia para ver que Dios creó todo de manera predeterminada, y esto tuvo que ser producto o resultado de un Plan Divino para la creación.

    El misterio de la economía Divina

    Pablo, en (Ef.3:8-12) habla sobre el tema del evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo, y además de este medio de Dios para reparar y recuperar a la humanidad para Sus propósitos, debe anunciarse también cuál sea la dispensación (Oikonomía 3622, que significa: Oikía 3614, hogar o casa; y Nomos 3551, norma o ley, significando: la ley de la casa), del misterio escondido desde los siglos en Dios. Dicho misterio tiene que ver con una economía.

    ¿Y de qué se trata dicho misterio económico? Para Dios, lo central es Su propia economía, porque primeramente el misterio tiene que ver con Dios mismo (administración intra trinitaria); lo que Dios es en Sí mismo y para Sí mismo en la eternalidad. Segundo, se trata del misterio de la voluntad Divina con relación a los Planes de Dios antes de la fundación del mundo, con respecto al propósito de Dios que se propuso a Sí mismo como meta. Y tercero, el misterio se trata también del desarrollo del programa Divino para concretarlo y concluirlo, e incluye cada etapa para dicho desarrollo.

    La economía Divina implica varios conceptos: dispensación (lo que se da), administración (cómo se administra), mayordomía (el contrato para la administración) y comisión (las órdenes para la administración). Todos los conceptos están relacionados en la economía, pero tienen pequeñas diferencias: Dispensar, por ejemplo, es tomar ciertas riquezas y suplirlas; administrar es el arreglo para el cómo o el método usado para dar y recibir; mayordomía es las responsabilidades de los encargados de administrar conforme al propósito del Dispensador, donde se requiere de fidelidad hacia el Dueño y a los bienes que fueron encomendados; y la comisión es el encargo específico en cantidad y lugar a los mayordomos. Todo ello, es para llevar hacia un propósito final de consumación de dicha economía.

    La economía Divina incluye el qué (dispensación), el cómo (administración), los quienes (mayordomía), y el cuándo y dónde (comisión).

    La economía Divina incluye la administración de la gracia y la administración del reino, y estas están relacionadas estrechamente pero no son necesariamente lo mismo. Una cosa es la gracia, por la que obtenemos salvación, y esta salvación es eterna y se obtiene no por obras sino gratuitamente, que es el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo; y otra distinta es el reino, en donde las obras del creyente se van a evaluar y a juzgar, en donde cada creyente es responsable de velar de hacer su parte por lo que el Señor le dio, dándole propósito en el llamado, y en donde Dios se asegura dándole una orden a todas las cosas que cooperen para bien (Rm.8:28), para que haya una culminación o consumación de todas las cosas, y esto es parte de la dispensación del misterio.

    Es por eso que Pablo concluye un punto importante sobre los designios Divinos, en donde se toma tres capítulos en la epístola a los romanos, en su famosa doxología en (Rm.11:36):

    Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas,

    A él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

    De Él (de Dios), que es la Fuente de todas las cosas de quien emanan todos los pensamientos, procesos y propósitos; por Él, porque Él es el soporte de dichos procesos; y para Él, porque Él es el objetivo de todas las cosas. En Él se iniciaron y a Él retornarán.

    La limitación del lenguaje

    A veces no quiero escribir sobre Dios. ¿Es posible escribir o siquiera hablar de lo que es lingüísticamente imposible? A Dios, en Su perfección, no se le puede atribuir ningún nombre o epíteto, pues no podemos conceptualizar Su perfección, y es imposible nombrar aquello que no puede ser conceptualizado, pues el nombre define al objeto, y lo que no se conoce completamente no puede ser definido¹. Cada vez que escribo sobre Él, lo limito, aun cuando escribo sobre sus perfecciones ordenadas y limitadas a esta creación, y si lo limito, lo convierto en un objeto de especulación finita al otorgarle nombres finitos que lo clasifiquen.

    Todo intento de especulación teológica es, desde mi parecer, solamente eso, un intento. En realidad, todos los intentos humanos de comprensión del Dios Infinito que es el Todo en Esencia, constituyen fracasos. La única victoria que podemos percibir es la eternalidad del Todo, manifestada en lo creado. En ese sentido, todos nosotros, como finitudes temporales que somos, también somos incapaces de aprehender a Dios, y por lo tanto de comprender a Dios. No obstante, en Su misericordia, Dios provee que le podamos conocer en una relación única predeterminada por Él.

    Así que a veces no quiero escribir porque no puedo escribir. ¿Cómo voy a escribir sobre el Todo? ¿Cómo algo tan finito como yo puede describir al Todo Infinito? Aun al escribir sobre el Todo ya manifestado dentro de la finitud como Creador, Sus perfecciones son demasiado pesadas como para elaborar una definición completa de ellas que son completas, ordenadas y totales, y ni siquiera puedo captar lo total. Tengo la posibilidad de abdicar de mis pretensiones siempre limitadas, y, por supuesto, debo considerar que esta es una posibilidad válida. Y creo que con esto, puedo llegar a ser un representante de la humildad en relación con la magnitud (si la queremos llamar de este modo, ya que no existe magnitud posible) del Todo.

    Al renunciar a toda posibilidad de una teología, aquí, pues, concluiría todo, porque, imposibilitado como estoy, abandonaría todos los esfuerzos que tiendan a una descripción posible. Todo estudio finito debe tener límites, y este es justamente mi problema, porque comprendo que, por mi propia finitud, se vuelve imposible toda escritura, y se vuelve imposible toda comunicación acerca de Dios. Incluso, si queremos estudiar sus múltiples manifestaciones, estas son imposibles, por ahora, de captar de forma total para cualquier ser humano. Tenemos como ejemplo, la gloria de Dios que quiso ver Moisés (Éx.33:18-23).

    Todo libro finito para comunicar el sentido Divino del Todo no puede cumplir con su objetivo, porque nunca llega a la Esencia de Dios. Así, el Todo, que es Dios, tuvo que limitarse para manifestarse. Y gracias a esto es posible describir lingüísticamente las diferentes Perfecciones de Dios, porque ellas representan la auto limitación de todas las manifestaciones del Dios Infinito en el universo creado. Sin embargo, a medida que ascendemos hacia comprensiones superiores acerca de Dios a través de nuestra comunión con Él, nuestra capacidad lingüística comienza a resentirse.

    Un rabino judío dijo alguna vez a su discípulo: Toma la pluma para escribir como si fuera la lanza de un guerrero. Aunque somos como guerreros a quienes les faltaría toda la tinta del universo, podemos acercarnos al Dios Infinito auto-limitado por la fe, y gracias a Su amor se ha manifestado en un universo finito a criaturas finitas, como lo somos nosotros, a pesar de nuestras limitaciones transitorias. Esto es gracia.

    No podemos destruir completamente el lenguaje para nuestra comunicación, pero a su vez tampoco debemos confiar ciegamente en él. El lenguaje es un medio, pero no es un fin; el objetivo real es la capacidad máxima de revelación de las manifestaciones Divinas. Debemos ser cuidadosos con el lenguaje, porque muchas veces, en lugar de una herramienta de comunicación, puede ser un velo que esconde el sentido más profundo de la realidad.

    Cuando hablamos aquí de manifestaciones de Dios, nos referimos a que cada cosa creada sirve como reflejo del Creador, pero no que el Creador sea de cierta manera la creación, sino que la creación es un medio de revelación.

    Toda revelación, por ser una revelación finita, siempre esconde algo; y que una revelación, mientras más baja se encuentre dentro de las creaciones de Dios, mayor finitud posee y, por lo tanto, mayor nivel de ocultamiento. Así sabemos que, viviendo dentro de la materia, a través de nuestra estructura corporal poseemos el mayor grado de ocultamiento posible², pero, a su vez, sabemos que toda la información se encuentra dentro de esta misma realidad material.

    Los descubrimientos científicos solamente descubren leyes escondidas y las revelan; estas leyes existían antes del descubrimiento, pero fueron reveladas. La idea fundamental de la postura de conocimiento aquí es, que lo escondido, siempre es superior a lo revelado, y que siempre podemos revelar más logrando un mayor acercamiento a Dios. Si pretendemos revelar verdades escondidas dentro de esta misma realidad no tenemos otra opción que la de crear un lenguaje nuevo que nos permita acceder a estos niveles de mayor profundidad.

    NOTAS

    Análisis Armónico

    El Plan General

    1. Rabí Moshé Jaim Luzzatto: La sabiduría del alma [Barcelona: Obelisco], 2002, pág. 68.

    2. Es por eso que a partir de la Transformación, nuestra estructura física revelará lo verdadero sin esconder nada de su propia personalidad. Es decir, fenómenos actuales de la personalidad, como el disimulo, el engaño o el autoengaño desaparecerán. Cuando por ejemplo, te preguntan: ¿cómo estás?, y si en el momento estás sintiéndote mal, puedes disimular la verdad de tu realidad momentánea con un una sonrisa, y responder: estoy muy bien. Con la transformación de nuestra estructura física en la segunda venida del Señor (1 Cor.15:51-52), usaremos la comunicación verbal, y esta será coherente con lo que estamos sintiendo y pensando, revelado en la expresión corporal. Lo que nos ocurra por dentro se revelará con lo que expresamos por fuera. Todo estará alineado. No habrá nada que esconder. Nadie podrá engañar a nadie.

    Dios es en Sí mismo, es de Sí mismo y es por Sí mismo

    Gino Ianfrancesco

    Capítulo 1.

    La Emanación en la Esencia y la predeterminación

    En el principio creó Dios los cielos y la tierra

    Génesis 1:1.

    Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda la creación

    Colosenses 1:15

    La causa de la manifestación del Todo

    ¿Cómo puede existir un universo si Dios está en todas partes? Es decir, si Dios es "Todo del todo, ¿cómo pueden existir cosas que no son Dios? O dicho de otra forma: si todo lo que existe surgió de Dios, ¿cómo puede ese todo" existir sin ser Dios? ¿Cómo puede Dios crear el universo a partir de la nada si no existe la nada? Ésa es la cuestión.

    Dios es infinito; por tanto, Dios es el infinito. Cuando se relaciona con la creación Él usa varios nombres; y todos los nombres de Dios son manifestaciones del Infinito Dios. El propio tetragrama (YHVH) es una de las manifestaciones Divinas. Es como si dijéramos: Carlos mueve la mano o el pie. ¿Es todo Carlos el que se mueve?, ¿o solamente su mano o su pie? Pero es todo Carlos el que participa. Asimismo es con Dios. Dios tiene diversos nombres de acuerdo a los movimientos que Él hace dentro de la creación finita. Pero el Infinito no es ni la mano ni el pie de Dios, porque en Su Esencia infinita no hay ninguna clase de forma, sino que los antromorfismos de Dios son una manera de expresar Su manifestación, ya que la Esencia solo es Luz.

    Por lo tanto, hay que entender que lo más real está detrás y por encima de las manifestaciones.

    El primer versículo de la Biblia, en apariencia, no contesta a estos interrogantes. Además, Génesis presenta un bello problema conceptual desde su primera palabra.

    ¿Qué significa la palabra "principio"? ¿Se refiere al principio específico de la creación de nuestro mundo? ¿O más bien se refiere a un principio antes del principio que nosotros suponemos? Yo me inclino por lo último.

    El Dr. Ryrie comenta al respecto:

    …En realidad el primer versículo es una declaración absoluta, no una cláusula dependiente relacionada con el versículo dos¹

    De esta manera el versículo sí puede contestar a nuestros interrogantes. Lo que no hace la palabra misma es establecer el tiempo de la actividad creativa de Dios.

    El verso no nos viene a enseñar que el orden de la creación de los cielos y la Tierra vinieron primero, porque si esto fuera así, entonces nos diría el escrito: "Al principio Dios creó los cielos y la tierra". Realmente el Primer Acto de Dios en el Reorden (no en la creación) de la Tierra como lo establece el pasaje, fue cuando Dios habló y dijo: "Sea la luz" (v.3).

    Las palabras en hebreo: "Reshit (7225 principio), y Bará" (1254 crear), son palabras usadas como referencia al inicio de secuencias que fueron predeterminas por Dios para la creación, no solo para expresar la creación exclusiva de los cielos y la Tierra, sino de todo cuanto existe en la creación. Eso quiere decir que hubo un principio para la creación antes del principio de nuestro cielo y Tierra, ya que nuestro cielo y Tierra no son toda la creación que existe. Así, por ejemplo, cuando Juan escribe: "En el principio era el Verbo" (Jn.1:1), está diciendo que cuando toda la creación (y no solo los cielos y la Tierra) iba a tener su comienzo, ya era el Verbo.

    Además, el vocablo  se lee con un verbo en pretérito (creó). De manera que, "en el principio", es una declaración del inicio o comienzo para la creación, que incluyó luego, en uno de los procesos predeterminados: los cielos y la Tierra.

    Principio, también es una palabra que señala al paso de la Unidad Divina a la multiplicidad Divina. Este paso está representado por el número siete en la creación. El siete representa lo completo, lo perfecto de Dios dentro de lo creado, ya que en la Unidad no existe ningún tipo de medición ni de numeración. De ahí, que la Escritura expresa que solo hay Un

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