El Solista

Por Hope Etim

Sarah Montgomery se sentó en su sala de práctica, sus dedos deslizándose suavemente por las cuerdas de su violín. Las notas resonaron a través del pequeño espacio, llenándolo de una melodía dulce y melancólica. La habitación era su santuario, el lugar donde vertió su corazón y alma en su música.

Desde que Sarah era una niña, había soñado con convertirse en solista, cautivando al público con sus encantadoras actuaciones. La música fluía por sus venas y el violín se había convertido en una extensión de sí misma, un medio a través del cual podía expresar sus emociones más profundas.

Mientras se preparaba para la audición más importante de su vida, su corazón latía con una mezcla de emoción y nerviosismo. La renombrada orquesta buscaba un solista para su próxima serie de conciertos, y Sarah sabía que esta podría ser su oportunidad de dejar su huella en el mundo de la música. Era una oportunidad que podría lanzar su carrera y cumplir su ambición de toda la vida.

Su dedicación a su oficio fue inquebrantable. Todos los días pasaba horas practicando, perfeccionando su técnica y perfeccionando cada matiz de su actuación. Buscó la guía de su mentor, el profesor Alexander, un violinista respetado que se había convertido en un segundo padre para ella.

El profesor Alexander había reconocido el talento de Sarah desde muy joven y la había tomado bajo su protección. Él había sido testigo de su crecimiento y nutrió su pasión, guiándola a través de las complejidades de la música. Con su apoyo, Sarah sintió un sentido de propósito y la creencia de que podía alcanzar la grandeza.

Pero a medida que se acercaba la audición, las dudas comenzaron a invadir la mente de Sarah. ¿Y si ella no era lo suficientemente buena? ¿Y si sus sueños se quedaran solo en eso, meros sueños? La presión pesaba mucho sobre ella, amenazando con destrozar su confianza.

• Idioma: Español
• Editorial: XinXii
• Fecha de lanzamiento: 29 jun 2023
• ISBN: 9783989113459

Vista previa del libro

Capítulo 1: Preludio

Sarah Montgomery se sentó en su sala de práctica, sus dedos deslizándose suavemente por las cuerdas de su violín. Las notas resonaron a través del pequeño espacio, llenándolo de una melodía dulce y melancólica. La habitación era su santuario, el lugar donde vertió su corazón y alma en su música.

Desde que Sarah era una niña, había soñado con convertirse en solista, cautivando al público con sus encantadoras actuaciones. La música fluía por sus venas y el violín se había convertido en una extensión de sí misma, un medio a través del cual podía expresar sus emociones más profundas.

Mientras se preparaba para la audición más importante de su vida, su corazón latía con una mezcla de emoción y nerviosismo. La renombrada orquesta buscaba un solista para su próxima serie de conciertos, y Sarah sabía que esta podría ser su oportunidad de dejar su huella en el mundo de la música. Era una oportunidad que podría lanzar su carrera y cumplir su ambición de toda la vida.

Su dedicación a su oficio fue inquebrantable. Todos los días pasaba horas practicando, perfeccionando su técnica y perfeccionando cada matiz de su actuación. Buscó la guía de su mentor, el profesor Alexander, un violinista respetado que se había convertido en un segundo padre para ella.

El profesor Alexander había reconocido el talento de Sarah desde muy joven y la había tomado bajo su protección. Él había sido testigo de su crecimiento y nutrió su pasión, guiándola a través de las complejidades de la música. Con su apoyo, Sarah sintió un sentido de propósito y la creencia de que podía alcanzar la grandeza.

Pero a medida que se acercaba la audición, las dudas comenzaron a invadir la mente de Sarah. ¿Y si ella no era lo suficientemente buena? ¿Y si sus sueños se quedaran solo en eso, meros sueños? La presión pesaba mucho sobre ella, amenazando con destrozar su confianza.

En medio de sus intensas sesiones de práctica, Sarah encontró consuelo en su amistad con David, un pianista talentoso que había conocido durante un taller de música de verano. Se conectaron instantáneamente, su amor compartido por la música los acercó. David se había convertido en su confidente, alguien que entendía las luchas y alegrías del viaje musical.

En una tarde de otoño, Sarah y David se sentaron en un banco del parque, con sus instrumentos metidos de forma segura a su lado. Las hojas bailaban con la suave brisa, proyectando la luz del sol moteada sobre sus rostros.

Estoy aterrorizada, David, admitió Sarah, su voz teñida de vulnerabilidad. ¿Qué pasa si fallo? ¿Qué pasa si no puedo cumplir con mis propias expectativas?

David se volvió hacia ella, sus ojos llenos de compasión. Sarah, has trabajado muy duro para esto. Has puesto tu corazón en tu música y se nota. Tu talento es innegable. No dejes que el miedo te impida perseguir tus sueños.

Sarah suspiró, sus dedos trazando distraídamente la madera de su violín. Sé que tienes razón, pero a veces el miedo se siente abrumador. El peso de las expectativas de todos, incluida la mía, se siente aplastante.

David se acercó y apretó suavemente su mano. "Recuerda por qué empezaste, Sarah. La música es tu pasión, tu voz. Deja que eso te guíe. Confía en tus habilidades y cree en ti