Manual Básico, Periodistas frente a situaciones de riesgo de desastres

Por Florentín Díaz Pérez

Son muchos los profesionales de los medios, tantos escritos como audiovisuales, que se enfrentan por primera vez a una situación de riesgo o a comunicar en terrenos hostiles.
Este manual tiene como finalidad concienciar y apoyar al profesional de la comunicación en su trabajo informativo a la ciudadanía, bajo la visión de la administración del peligro de catástrofes, crisis o situaciones adversas. Se conocerán las herramientas primordiales de comunicación informativa sin perder de vista, la Ética y el Código Deontológico de la comunicación, tan importante para no desviarse y perder el control a la hora de informar de forma objetiva, clara y veraz.
Un trabajo para que el periodista sea consciente que en una crisis debe generar en la comunidad credibilidad y confianza, además, de fundar empatía con el telespectador, como mejorar el desempeño informativo durante el acontecimiento.

• Idioma: Español
• Editorial: Letrame Grupo Editorial
• Fecha de lanzamiento: 19 jun 2023
• ISBN: 9788411810920

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Diseño de edición: Letrame Editorial.

Maquetación: Juan Muñoz

Diseño de portada: Rubén García

Supervisión de corrección: Ana Castañeda

ISBN: 978-84-1181-092-0

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A mis padres, que siempre me han impulsado a seguir estudiando para renovar mis conocimientos; y por su esfuerzo económico que hacen cada vez que se me plantea una nueva meta.

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Gracias a todos aquellos que han colaborado en este trabajo. A compañeros de profesión, como a los nuevos que me han proporcionado información valiosa que me han llevado a conocer mucho más mi labor como periodista, y abordar con ética y profesionalidad el trabajo del comunicador social.

AGRADECIMIENTOS

MECENAS:

María Victoria Pérez Jorge

Sita Sánchez Domínguez

Ithaysa Macías González

Yurena Remedios Martín

Fernando Muñoz Berrera

Cristina López de Alda

Florentín Díaz Bethencourt

Ángeles Riobo Esoba

José Antonio Acevedo Alonso

Silverio García Pérez

Milagros Carlota Díaz Pérez

PRÓLOGO

Mientras el mundo gira con su frenético devenir de eventos políticos, catástrofes creadas por el ser humano o fruto de la naturaleza cambiante de nuestro planeta, el periodista del siglo XXI es fundamental a la hora de contar lo que ocurre a nuestro alrededor. Aunque su función no ha cambiado, los avances tecnológicos y los cambios de una sociedad siempre evolucionando la han transformado de forma irreversible.

El periodista del nuevo milenio tiene que debatirse constantemente entre publicar la información con rapidez, el breaking news, para mantenerse relevante, a contrarreloj para ser el primero en dar la noticia, y su obligación ética de contrastar la noticia antes de divulgarla. En esta carrera por alcanzar antes que nadie el titular, se cometen errores, y la subida a la cima a velocidad vertiginosa conlleva el riesgo de una caída al vacío y el estrellarse contra el peor mal que puede afligir a un periodista: la pérdida de la credibilidad.

En nuestro país, el periodista está mal visto, es víctima del escrutinio, la crítica y el mal pago, en líneas generales y, sin embargo, ejerce una de las profesiones más nobles e importantes. Como reza el encabezado del diario The Washington Post: Democracy Dies in Darkness (la democracia muere en la oscuridad). El papel del periodista que ejerce su profesión con rigor es el equivalente del soldado que arroja luz sobre aquellas materias que políticos corruptos, empresarios sin escrúpulos, y todos aquellos quienes se benefician de actuar en las sombras buscan a cualquier precio ocultar.

El periodismo suele ser la primera víctima de los sicarios de la verdad, y no son pocos los profesionales que han perdido la vida por denunciar a los cárteles de la droga, a multimillonarios que se han lucrado de la esclavitud de sus trabajadores, de prácticas ilegales que han contaminado la tierra, el agua, y la salud de comunidades enteras. Periodistas que se juegan la vida en el campo de batalla, en catástrofes naturales, en investigaciones peligrosas…

No obstante, la presión a la que se ven sometidos muchos periodistas por los medios para los que trabajan, la precariedad laboral y, en ocasiones, una falta de vocación de servicio, o incluso las prisas, pueden llevar a un ejercicio de la profesión disparatado que resta influencia y respeto al cuarto poder.

En mis años de profesión, y especialmente durante décadas de ejercer el periodismo en Estados Unidos, he tenido la oportunidad de cubrir desde fenómenos meteorológicos a gran escala, como inundaciones o tornados, hasta tiroteos masivos como en el cine de Aurora en la masacre de la premier de Batman, o ajustes de cuentas entre miembros de pandillas, así como entrevistas a importantes políticos como el presidente Barack Obama en dos ocasiones. Cada una de estas oportunidades de informar han requerido un acercamiento a cada tema distinto, bajo circunstancias diferentes, pero siempre con el denominador común de realizar el trabajo siguiendo las pautas de un periodismo ejemplar. El manual que publica Florentín Diaz sobre periodistas en desastres naturales es un