UN AÑO EN VILO
23/05
ENTRE TODO, HAY AMOR BARZANO, ITALIA
Fotografía de DAVIDE BERTUCCIO MAGNUM PHOTOS
Tras el confinamiento en Italia, Marta Colzani y Alessio Cavallaro usaron mascarillas para contraer matrimonio en la iglesia de San Vito, a una hora en carretera al norte de Milán. Solo los familiares se abrazaron en la recepción.
LA ESCENA ES ENCANTADOR y, en Casi todos losaspectos, común.
Una pareja joven que viste sus atuendos de boda él con un traje impecable, ella con un velo elegante realiza los protocolos para su matrimonio en la iglesia. Ella está junto al hombro de su pareja mientras él firma el acta. El sacerdote, paternal y cariñoso, observa con el codo sobre el mostrador. Un crucifijo de metal en primer plano y otro de madera al fondo en la pared, detrás de la pareja, santifican la escena. Pero hay algo más. Los novios usan cubrebocas de tela que combinan con sus vestimentas. El sacerdote también trae mascarilla y una visera de plástico con una careta transparente.
Hace un año, esta fotografía de David Bertuccio en Barzano, Italia, hubiera requerido explicación. Sin embargo, a finales de 2020 lo que representa es claro. La escena es un registro más de una nuevo paradigma, la boda COVID. Ejemplifica los cambios incómodos que las personas han tenido que realizar solo para continuar en tiempos de pandemia.
Ninguna imagen puede encapsular la disrupción de un año en el que una enfermedad respiratoria altamente contagiosa galopó el planeta entero, cerró fronteras, encogió economías y puso de cabeza la vida diaria. Pero con estos recién casados, que obedecen los nuevos protocolos sanitarios para celebrar su unión en Lombardía –región golpeada con dureza por el virus–, podemos reconocer la necesidad y urgencia de hallar la normalidad en tiempos anormales.
21/05
BRINDAR DIGNIDAD A LA MUERTE QUEENS, NUEVA YORK
Fotografía de PETER VAN AGTMAEL MAGNUM PHOTOS
Francisco James, director residente en la funeraria Leo F. Kearns, inspecciona algunos cuerpos en un contenedor refrigerado. En Nueva York, durante la primavera pasada, una ola de muertes por COVID-19 que duró ocho semanas hizo que la funeraria prestara sus servicios a 350 familias; normalmente atiende cerca de 75 muertes por bimestre.
“EN REALIDAD NADIE PIENSA EN NOSOTROS COMO PARTE DE LA LÍNEA DE FRENTE. ESCUCHAS–FRANCISCO JAMES
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