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Historia a la carta
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Libro electrónico186 páginas2 horas

Historia a la carta

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Te damos la bienvenida a Historia a la carta, el restaurante de History after Office, donde sentamos la Historia a la mesa. Te proponemos compartir y disfrutar de un menú de tres pasos, con sabores del mundo y condimentos interesantes y personales.
Nuestras entradas sirven la infancia y juventud de tres personajes, y son la oportunidad para comprender cómo eran antes de convertirse en las figuras que todos conocemos: Frida Kahlo, Benito Mussolini y Mijaíl Gorbachov.
Por los platos principales, o platos fuertes, desfilan Winston y Clementine Churchill, lady Diana Spencer y Agatha Christie, todos ellos en su edad más productiva, aquella en la que fundaban los cimientos de su legado.
Por último, y como sucede en toda mesa, los postres cierran la comida combinando sabores dulces con algunos toques amargos, ya que nos trasladan a la etapa final de las vidas de Napoleón Bonaparte, Jackie Kennedy Onassis y Nelson Mandela, la invitación perfecta para degustar sus recuerdos y caprichos.
La mesa está servida. ¡Que comience el banquete!
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento2 dic 2022
ISBN9789505569199
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    Historia a la carta - Daniela Senés

    Imagen de portada

    Historia a la carta

    Índice de contenido

    Portada

    Portadilla

    Legales

    APERITIVO

    ENTRADAS

    PLATOS PRINCIPALES

    POSTRES

    BIBLIOGRAFÍA

    AGRADECIMIENTOS

    © 2022, Daniela Senés

    © 2022, RCP S.A.

    Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna, ni por ningún medio, ya sea eléctrico, químico, mecánico, óptico, de grabación o de fotocopias, sin permiso previo del editor y/o autor.

    ISBN 978-950-556-919-9

    Primera edición en formato digital: noviembre de 2022

    Versión: 1.0

    Digitalización: Proyecto 451

    Hecho el depósito que marca la ley 11.723

    Diseño de tapa e interior: Pablo Alarcón | Cerúleo

    Ilustraciones de interior: Teté Cirigiliano

    A mi metro cuadrado. They know.

    La historia la cuentan los vencedores. La máxima, repetida hasta el cansancio, parece determinar los hechos que llegan hasta nosotros desde el pasado. A esta idea le sumo la injusta mención de la participación femenina en los hechos y en los relatos, condición que busca revertirse de unas décadas a esta parte, mostrándonos con rigurosidad el incuestionable lugar de la mujer en el mundo. Ahora bien, ¿qué podemos decir sobre las mujeres que nos cuentan historias? ¿Qué han tenido que vencer para escribir sobre los procesos históricos?

    Daniela Senés, admirando los pasos de destacadas estudiosas del pasado —Lucía Gálvez, por nombrar una—, se atrevió a romper una campana de cristal uniendo la pasión, el rigor histórico y una manera de comunicar glamorosa que llega hasta nosotros en este libro. Estamos ante una mirada femenina de la historia que pincela el contexto de los hechos duros con la sensibilidad de las emociones y la cultura gastronómica. Esta es la propuesta del banquete presentado en Historia a la carta.

    La autora nos invita a realizar un viaje original y divertido, un paseo por la Historia a través de un menú variado en el que profundiza aspectos únicos de la vida de Nelson Mandela, Lady Di o Agatha Christie, entre otros referentes de la cultura y la política del siglo XX. Además, Daniela entendió que la multiplicidad de miradas enriquece y sumó la pluma de su socia y amiga, Silvina Blanco, quien complementó la obra desde la ruidosa batería culinaria.

    Daniela Senés irrumpe entre las mujeres que aman contar la Historia con su impronta distinguida e inquisidora. Pero también es una mujer que abre caminos explorando nuevas formas de conocer el pasado, atreviéndose a darle a su pasión un formato empresarial y exitoso. Esa pasión, materializada en este libro audaz y elegante, está presente en cada página e invita a los lectores a sumergirse en las vidas de personajes de relevancia indiscutible.

    La elección de los nombres y sus historias corre por cuenta de la escritora, que nos deja cultura, arte y política en nueve platos plenos de detalles sorprendentes, de escenarios que permiten acercarnos desde un lugar innovador a los procesos de la historia mundial. Esta vez, la Historia la cuenta una mujer con una indiscutible trayectoria académica que sabe que no es necesario vencer a nadie para hablar del pasado.

    Las mesas son grandes protagonistas de la Historia; en ellas se forjaron carreras, se decidieron guerras y se consumaron treguas; han sido testigos de grandes amores y han presenciado sus ocasos. Los platos que servimos en una mesa nos animan a relajarnos y a sumergirnos en charlas con otros comensales. La comida es absolutamente necesaria, pero más allá de alimentarnos, nos convoca. Los sabores nos transportan en el tiempo y nos regresan a lugares añorados. Son puentes para reencuentros con seres que ya no están, pero que son evocados a través de aromas y sabores familiares. En pocas palabras, podemos medir la vida en bocados amargos o dulces. A su vez, cada plato tiene una historia propia para contar. Hay recetas secretas, otras fueron fruto de accidentes fortuitos, hay especialidades que cobraron fama por ser las preferidas de algunos protagonistas o porque fueron servidas en momentos decisivos.

    De una forma u otra, todos tejemos nuestra propia historia en una mesa. Algunos de mis recuerdos más emotivos se forjaron alrededor de cabellos de ángel amasados a mano y de la mejor polenta que probé jamás, la que mi bisabuela preparaba en una olla de cobre que había sobrevivido al bombardeo de Trieste. Seguramente habrá polentas más sabrosas, pero no volverá a haber otra igual porque la mía venía acompañada del relato de la vida de mi familia en la Italia de posguerra, aquella que, un día, decidieron dejar.

    Historias como aquella me impulsaron a otras costas, a vivir en Gales en un colegio internacional, donde fui espectadora y protagonista de las nuevas historias que se desplegaban ante mí. Por ejemplo, cuando los estudiantes exigimos que no se sirvieran productos sudafricanos en nuestras mesas, en solidaridad con el pedido internacional por la liberación de Nelson Mandela.

    Más adelante, cuando elegí dedicarme a contar la Historia, maridé mi carrera en Relaciones Internacionales con la docencia. Trabajé en Buenos Aires, en St. Catherine’s Moorlands School, hasta que me sumé a una organización educativa internacional, la Organización del Bachillerato Internacional. Desde allí tuve la oportunidad de trabajar en los cinco continentes, de conocer la Historia de primera mano y de volcar mi experiencia como formadora de profesores en cinco libros publicados en el Reino Unido. A fines de 2018, cuando me desempeñaba como examinadora en jefe de la Organización, sentí que era hora de ir en busca de una nueva mesa. Añoraba las experiencias de mi infancia y el calor de los platos que cuentan la historia.

    History After Office puso la mesa por primera vez en mayo de 2019. Silvina Blanco, mi gran amiga y socia, diseña las vivencias alrededor de comidas de tres pasos que me ayudan a contar la Historia. Todos quienes se sientan a nuestras mesas disfrutan del maridaje que proponemos entre la historia, las artes y la gastronomía. Creemos que comer como esos personajes contribuye a acercarnos a ellos, a sus fortalezas y debilidades.

    Mientras yo cuento acerca de la carrera militar de Napoleón, Silvina sirve los platos que Bonaparte, por cábala, comía antes de cada batalla. Cuando abordo la vida del presidente más joven de los Estados Unidos, el primero nacido en el siglo XX y el primero de religión católica en el país, ella pone sobre la mesa los platos que revolucionaron la Casa Blanca durante la presidencia Kennedy. No faltan en nuestras mesas aquellas pequeñas anécdotas que nos revelan el costado humano de los protagonistas. Así, mientras intentamos descubrir a las personas que los habitan, disfrutamos de recrear un clima propicio para viajar por el tiempo.

    Este libro, el primero que nace de History After Office, te invita a deleitarte con un menú del siglo XX con sabores para todos los gustos; encontrarás arte, literatura y política. Hay historias de inicios, las hay de consagración y también momentos en los que los protagonistas, cercanos al final de sus vidas, miran hacia atrás para preguntarse cuál será su legado.

    El menú incluye tres entradas en las que podrás asomarte a la infancia y los años formativos de una aspirante a médica, Frida Kahlo; de un socialista empedernido y muy mujeriego, Benito Mussolini; y del hijo de un campesino de la estepa rusa, Mijaíl Gorbachov. El condimento indispensable en cada una de estas tres opciones: el destino.

    Luego pasamos a los tres platos principales, sabores fuertes e intensos, una oportunidad para que conozcas a tres protagonistas quienes, usando la expresión de uno de ellos, atraviesan sus horas más oscuras. Las opciones nos conducen a la intimidad del matrimonio de Winston y Clementine Churchill para descubrir la importancia de la diplomacia en la mesa durante el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial; otra sirve en tu plato el annus horribilis que vivió Agatha Christie, una experiencia que la transformó en la escritora de novelas policiales más exitosa del siglo pasado; y como todo manjar se prepara en una cocina, el tercero nos lleva hasta los fuegos del palacio de Kensington, a cuyo reparo lady Diana Spencer rearma su vida tras el fracaso de su matrimonio.

    El menú de tres pasos se corona con tres propuestas de postre de los que entran al paladar con dulzura, pero cuyos sabores finales son mucho más complejos. Los últimos años de Jackie Kennedy son su oportunidad para probarse a sí misma y vencer sus fantasmas, al tiempo que Napoleón, exiliado primero en Elba y después en Santa Elena, deberá combatir a su peor enemigo: el tedio. En sus últimos años, y mientras saborea los platos que lo transportan a su infancia, Nelson Mandela se debate entre una Sudáfrica que parecía todavía necesitarlo y una familia que casi siempre había vivido su falta.

    En cada relato se incluyen además sugerencias de acompañamiento para que puedas disfrutar de algunos de los gustos de los personajes y sientas que verdaderamente compartiste la mesa con ellos.

    Ahora, solo resta alzar una copa de tu bebida favorita y brindar por tu llegada a Historia a la Carta, el primer libro de History After Office.

    ¡Que disfrutes de la experiencia!

    Alejandro Gómez Arias, un novio de Frida Kahlo en la adolescencia, dijo que había muchas Fridas, pero que ninguna era la que ella hubiese querido ser.(1) Magdalena Carmen Frieda Kahlo y Calderón, fue la artista que desafió al dolor con color, la mujer que le hizo el amor a la vida y coqueteó con la muerte; la voz que, entre corridos y blasfemias, se construyó a sí misma. De todas aquellas Fridas queda su arte, sus diarios y sus cartas para que, sentada a nuestra mesa, nos cuente la historia de una vida que comenzó casi al mismo tiempo que el México moderno.

    Porfirio Díaz gobernó México entre 1876 y 1910. Durante su mandato, y bajo el lema Orden y Progreso, el país experimentó un sustancial desarrollo económico que promovió la modernización e industrialización. Sin embargo, México sufría profundas desigualdades sociales, la mortalidad infantil era alarmante y, en ciertas regiones, las tasas de analfabetismo superaban el 70 %. El porfiriato, además, se caracterizó por corrupción política, fraude y una feroz persecución a los opositores. Culturalmente admiraba a Europa, en especial a Francia, país que influyó en las artes, la arquitectura y la gastronomía de la época. En las mesas más adineradas se servían, por ejemplo, lo que llamaban ordubres, por Hors d’œuvre. La cena más fastuosa fue la que el presidente Díaz ofreció a diez mil invitados como parte de las celebraciones por el centenario de la independencia del país. Consistió en un menú de doce pasos elaborado por el chef galo Silvain Dumont, y cuya carta estaba escrita en francés. En aquellos banquetes no había lugar para los platos tradicionales a base de maíz, frijoles y chiles como las tortillas, los tamales, y las enchiladas.(2)

    El porfiriato llegó a un abrupto final en 1910, cuando estalló la revolución mexicana. Esta fue un alzamiento

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