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Salir del silencio: Voces de Càlig 1900-1938
Salir del silencio: Voces de Càlig 1900-1938
Salir del silencio: Voces de Càlig 1900-1938
Libro electrónico314 páginas4 horas

Salir del silencio: Voces de Càlig 1900-1938

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En Salir del silencio: Voces de Càlig 1900-1938, la profesora Heard saca a la luz el fruto de 25 años de investigación sobre la historia oral de este pueblo agrícola, entre mar y montaña, en el norte de la Comunidad Valenciana y en la diócesis de Tortosa, Cataluña (España). Gente del pueblo cuenta sus recuerdos del primer tercio del siglo xx desde varias perspectivas. De estas entrevistas surgen relatos y romances; conflictos y cooperación; la vida cotidiana y la vida en tiempos extraordinarios de la República, y la revolución dentro de la guerra civil. Durante esa época de cambios políticos y sociales, ellos salieron a la calle a buscar sus derechos. Eran hombres y mujeres de derechas y de izquierdas, tradicionalistas y anarquistas cuyos deseos de construir una sociedad mejor chocó con fuerzas destructivas. El libro termina con la llegada de las tropas de Franco, otro momento de tensión.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 jul 2013
ISBN9788415896067
Salir del silencio: Voces de Càlig 1900-1938

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    Salir del silencio - Martha Heard

    Preámbulo

    En Salir del silencio , su historia basada en entrevistas con algunos habitantes de Càlig, Martha Heard nos da una vista panorámica social y política de este pueblo durante la época de los años trágicos de la guerra civil. Casi siempre es fácil hacer comentarios generalizados sobre un terremoto social tan convulso como una contienda. Martha Heard, al contrario, cultiva en este libro un terreno bastante difícil. Impulsada por su amor a la literatura española, llegó a comprar, y vivir allí cuando fuera posible, una casa en la pequeña aldea de Càlig, provincia de Castellón, en la región de Valencia, cerca de las poblaciones costeras de Benicarló, Peñíscola y Vinaròs.

    Ya establecida allí, Martha Heard llegó a conocer la gente de Càlig. Las amistades florecieron y poco a poco ganó la confianza de los habitantes. Hablando con la gente, aprendió detalles de la vida social local, de las costumbres y de las fiestas y celebraciones y, en general, de la manera de vivir en esa región. Con el paso de los años, profundizó en la historia de Càlig, es decir, descubrió la estructura social, los amores, los odios, los rencores y los quehaceres de los calijons. Como ella misma dice de sus propias investigaciones, «al estudiar su historia, se entra en un embrollo de hechos: algunos evidentes, otros enigmáticos».

    En Salir del silencio, se encuentran unas voces auténticas de España. Llegamos a conocer los entrevistados como Pura Marzá, Daniel Gil Beltrán, Amador Bonet Sorlí, José Manuel Borrás Fontanet, y muchos otros. Por ejemplo, encontramos a Amalia Tomás Ortiz, anciana de noventa y cuatro años, con una memoria increíble y que puede recitar romances antiguos como si fuera nada.

    La profesora Heard pone a la luz el dolor de los dos bandos. Encontramos en estas páginas gente que sufrió de una manera atroz. Mas también encontramos ejemplos de heroísmo e idealismo bajo las condiciones más duras de una guerra civil. Y siempre, bajo circunstancias crueles, se ve el humor que a veces le da un aspecto aún más irónico y trágico de la vida. Inolvidable, por ejemplo, la niña que se alegra porque ha estallado la guerra civil. La niña está contenta ya que se ha acostumbrado a encontrar escenas de guerra en las tabletas de chocolate que ella y los demás niños compraban.

    Leer Salir del silencio es como entrar en un río hondo de contracorrientes complejas de una comunidad atrapada en una guerra civil. La profesora Heard revela lo bueno de los anarquistas y sus colectividades sin jamás evadir el terror que estos izquierdistas infundían en las clases conservadores y de política derechista. Al mismo tiempo, revela lo bueno que sí había en muchos que pertenecían a las clases privilegiadas. También la exposición de este libro demuestra la complejidad de las relaciones humanas en todos los tiempos. Nadie se salva de esas complejidades. Quizás lo más duradero de este libro será la visión de la posibilidad de armonía entre nosotros, los seres humanos, y la necesidad de ser menos arrogantes con nuestros vecinos.

    E.A. Tony Mares

    Historiador, poeta, ensayista y dramaturgo

    Universidad de Nuevo México (Albuquerque)

    Prólogo

    Los ciudadanos de Càlig tienen que estar muy satisfechos de tener una cronista ‘extranjera’ tan respetuosa con sus recuerdos y capaz de tejer una historia empleando todas las madejas de hilos disponibles.

    Càlig (Castellón) es una pequeña población de la diócesis de Tortosa (Cataluña y Castellón), que ha vivido siempre de la agricultura y, por tanto, con unos valores y unos referentes culturales que han girado alrededor del mundo tradicional, que durante siglos ha ido moldeando la Iglesia y que, independientemente de las fronteras de la administración política (provincia de Tarragona o de Castellón), han sido los mismos con una unidad cultural y lingüística forjada por la circulación de sacerdotes por todo ese territorio en circuito cerrado. Esta homogeneidad pasada está a punto de fenecer.

    El tiempo histórico de Salir del silencio. Voces de Càlig 1900-1938 puede parecer a los más jóvenes remotísimo, pero no lo es. Nací en 1958 y he conocido este período en el que las figuras más destacadas del territorio eran el obispo y los curas en cada población, donde la religión y la moral católicas se imponían por la fuerza, tanto si estabas de acuerdo como si no. El ambiente, el espíritu de ese pasado, lo ha recogido muy bien Martha Heard, por lo que las generaciones más jóvenes y las venideras tendrán informaciones precisas de lo que sucedió en Càlig durante la República, la guerra y la revolución; además de otras informaciones relevantes, como el romance Las tres mujeres de Tortosa o Una mujer de Valencia.

    Recuerdo que mi madre, originaria de Flix (Cataluña), hace algunos años se quedó muy sorprendida cuando yo escuchaba la canción del «milagro de san Antonio», que apareció en el primer CD del grupo de folk tradicional Quico el Celio, el Mut i el Noi de Ferreries, y que ella cantaba de pequeña en el colegio de monjas en el que estudió.

    Volviendo al tema de Salir de silencio, es espectacular, así mismo, la narración del asesinato, en 1907, de Juan Ferrer, juez de Cervera, por una revuelta popular a lo Fuenteovejuna y en la cual los narradores tratan de exculpar a sus conciudadanos y esquivar sus responsabilidades mediante un discurso de comunidad local de intereses y cohesión social frente a los pueblos vecinos, lo que no podrán realizar sobre la revolución de 1936. En este episodio relevante de la comunidad caligense, Martha ha encontrado un esperpento periodístico de malas prácticas informativas del periódico Poverty Bay Herald, de Nueva Zelanda.

    Como les ha pasado a multitud de hispanistas, Martha encuentra especialmente interesante la experiencia de las colectividades anarquistas porque, según ella, fueron un modelo de cooperación y unidad por parte de algunos en tiempos de necesidad que podrían servir como un patrón en otros tiempos y en otras circunstancias. (Por lo menos las colectividades enseñaron cómo se vivía sin dinero.) Incluye lo que le dijeron si fue una crítica fuerte o un idealismo ciego. No sitúa las colectividades en el contexto de la guerra en otras partes de España, donde posiblemente no tuvieron una experiencia exitosa.

    La importancia de esta obra reside en que su autora ha hecho una historia sobre Càlig con sus manos y con otros 28 pares más, habitantes de Càlig que le han brindado sus recuerdos, libre y confiadamente, esperando que hiciese buen uso de ellos. Con la participación de todos los que han querido contribuir con su grano de arena en este sumatorio del pasado compartido, la autora ha conseguido que la gente de Càlig participase de una obra colectiva sobre su propia historia. Martha lo ha hecho con elegancia y exquisitez.

    Los entrevistados siempre quieren «salir bien en la foto», por eso el inquiridor tiene que ser hábil y reiterativo para encontrar las claves que le permitan entrar en las estancias que aquel quiere preservar, porque de lo contrario nos limitamos a recopilar recuerdos de «cuando quemaron la iglesia» o «cuando asesinaron al guarda rural», por ejemplo. Pero esto es insuficiente. Hay un contexto general que necesariamente debemos conocer e investigar. La memoria no es neutral, recordamos lo que nos favorece o lo que está más de acuerdo con nuestros intereses, tanto en el ámbito personal como colectivo, y olvidamos lo que nos penaliza o lo que nos parece menos ejemplar de nuestro comportamiento. Martha lo ha hecho muy bien aprendiendo de ellos sobre los hechos más importantes de su pequeña comunidad y una vez los ha detectado ha procurado saber todo lo relativo a ellos, preguntando a sus informantes, una y otra vez, hasta conocer lo que sucedió, con una tenacidad y con un método dignos de consideración.

    Con todo, quiero dejar claro que Salir del silencio. Voces de Càlig 1900-1938 no es solamente una obra de historia oral, ya que Martha Heard, como buena humanista e historiadora, sabe que es imprescindible contrarrestar la información de las entrevistas con fuentes escritas. Además de ser un instrumento metodológico, constatable, de pluralismo y de buenas prácticas en ciencias sociales.

    Por todo esto creo que los vecinos de Càlig deben de estar muy satisfechos con la obra de Martha Heard, por su trabajo honesto, desinteresado y objetivo. De hecho, la colaboración que le han dispensado es ilustrativa de las expectativas que tienen depositada en esta obra. Y creo que el hecho de ser extranjera le ha abierto más puertas de las que se le hubiesen franqueado si fuese de aquí, porque sus informantes han entendido que, a priori, no estaba contaminada por el espíritu de partido, bando o facción, lo que sí sucede con los del país que aún, 74 años después, la herencia del franquismo y de la guerra que provocó nos divide y nos separa.

    Otro libro que se ha escrito sobre un pueblo catalán con una situación muy parecida a la de Càlig es Benifallet entre dos segles de Paco Cots (1995). Es un libro metodológicamente diferente del que se plantea Martha porque está basado en los recuerdos del autor y las notas que había tomado a lo largo del tiempo. Como Martha, fue objetivo y prudente, omitiendo todo aquello que pudiese ofender a alguien, amén de ser una obra bien escrita porque Paco es, también, un poeta. Yo que no soy de Benifallet y soy académico le escribí el prólogo que fue inquirido igual que el texto. Allí algunos vecinos no aceptaron lo que uno del pueblo podía escribir sobre ellos mismos.

    De hecho, la similitud cultural y política en el espacio de la diócesis ha sido tan grande que cuando, en 2012, conocí a Martha Heard dando una conferencia sobre la biografía de dos anarquistas en un congreso de la Universitat Jaume I de Castellón, organizado por nuestra amiga común Rosa Monlleó, le comenté a quién había afectado la represión en Càlig y quiénes habían sido los carniceros en 1936. Creo que quedó un poco sorprendida y debió pensar que conocía muy bien la historia de Càlig, lo que no es el caso, pero sí que conozco las dinámicas sociopolíticas del territorio.

    El libro que tienen en las manos es un texto científico, riguroso y con una metodología cuidada fruto de un trabajo de 25 años desde que hizo la primera entrevista. Por eso, en épocas futuras continuará siendo un elemento imprescindible cuando se estudie el norte castellonense, en particular, y la diócesis de Tortosa, en general. Además es interesante para todos los que quieren informarse de la historia de España de esta época.

    Entre las impagables virtudes de esta obra están las 28 minibiografías que hace la autora de los entrevistados y de otros que no lo fueron. También merece destacarse el Anexo documental con cuatro documentos relevantes: un cromo de una colección de chocolates sobre guerras pasadas que coincidió cronológicamente con la de 1936; otro con la relación de asesinados en 1936; el tercero establece, a partir de la Causa General, la relación de incautaciones efectuadas de 1936 a 1938; y, por último, un artículo de Amador Bonet, anarquista de la columna Medrano. También es relevante el apartado de Fuentes y bibliografía y el Anexo fotográfico.

    Josep Sánchez Cervelló

    Catedrático de Historia Contemporánea de la Universitat Rovira i Virgili (Tarragona, Cataluña)

    Agradecimientos

    Este libro, Salir del silencio, no existiría sin la colaboración de muchas personas y entidades. Quiero expresar mi agradecimiento a aquellos vecinos de Càlig que quisieron que conociera su historia personal y la de su pueblo, entre ellos, el doctor Carlos Borràs Querol, quien fue el primero en animarme. Hubo también quienes querían saber más de la historia de su pueblo, como Joaquín Anglés Ortí y su hija Susana Anglés Querol, y los que querían que compartiera la información que me dieron, como Amador Bonet Sorlí. (Véase Carta abierta a Martha Heard, p. 21.)

    Las becas de la Fundación Rockefeller (verano de 1988) y la Fundación Nacional de Humanidades (agosto de 1991-junio de 1992) me permitieron hacer las entrevistas en esas épocas y el Ayuntamiento de Càlig siempre me facilitó el proceso, desde el acceso al Registro Civil hasta hacer fotocopias.

    Los que ayudaron con la transcripción de los casetes facilitaron el análisis del contenido. En 1992, Alexis Bofarull, Nuria Morera, Beatriz Pallarés y otros estudiantes transcribieron casetes y en este proceso empezaron a conocer las historias. En 2006 y 2007 cuando Sergio Durán, escritor mexicano que vivió en Albuquerque una temporada, participó en el trabajo de transcribir —a pesar de no conocer las palabras catalanas— salió encantado de los personajes de las entrevistas y me hizo ver aspectos de unas historias que se me habían escapado. En 2010 Tomás Lozano, etnógrafo musical, pudo identificar palabras y frases en algunos relatos antiguos incluidos en los capítulos I y III.

    Dando charlas en Albuquerque o en España, pude ampliar mi visión de los sucesos en Càlig. Quiero dar las gracias al Centro Nacional de Cultura Hispana en Albuquerque y al programa Oasis,¹ y en España, a Rafael Mestre, a Aureli Querol y a la Dra. Rosa Monlleó, por las presentaciones que consiguieron. Muchas veces eran las conversaciones informales las que iluminaban, como las de las tertulias del restaurante Frontier, sobre todo con el Dr. Theo Walker; el Dr. E.A. Tony Mares; Margaret Blue; la Dra. Selma Margaretten; Lola Ribelles; el Dr. Vicente Querol; Lucas Navarro; el Dr. Ramon Puig; Roderic Querol; Rosa Fontanet; María Morera, y otros personajes de las tertulias de Càlig. A veces algunos de ellos me han dado acceso a fuentes secundarias muy útiles como también han hecho la Dra. María García Alonso y Cristina Escrivá. Las dos charlas de Càlig, «Las voces del pasado» y «Salir del silencio», fueron publicadas en el suplemento número 37 de Vila de Càlig y forman la base de este libro.

    Aunque soy angloparlante, he escrito Salir del silencio en castellano para que los que me proporcionaron la información lo pudieran leer primero. Desde el principio tuve lectores muy fieles que comentaban los capítulos recién escritos: Mike Connealy, Rena Yúfera y el Dr. E.A. Mares. Al terminar el manuscrito, he pedido que me lo corrijan algunos hispanoparlantes que trabajaron sobre una parte del mismo, como la Dra. Leticia López y el Dr. Salvador García, o sobre todo el manuscrito como la Dra. Carmen Julia Hoguín, Manuel Anglés y Roderic Querol. Este último ha colaborado en las últimas revisiones con sugerencias culturales y lingüísticas de mucho valor. Margaret Blue, entusiasta del proyecto desde el principio, ha repasado el manuscrito con el ojo agudo de redactor. La Dra. Shana Judge me ha ayudado a preparar el formato final. El profesor Josep Sánchez Cervelló ha valorado el libro con comentarios que me ayudaron mucho y la profesora Kathleen McNerney ha redactado la última versión del manuscrito. Quiero dar las gracias a todo el equipo de Onada Edicions que completó el proceso al darle luz al manuscrito y a Emilio Martínez, que dio el toque final con una cubierta tan ilustrativa.

    Durante dos años he colaborado con Fabián Juan Armijo, que empezó como estudiante de la Guerra Civil Española. Fue entonces cuando conoció la materia de las entrevistas, después ayudó a organizar los capítulos del libro y al final terminó editando el libro. Además ha ordenado las entrevistas y, según las instrucciones del Dr. Enrique Lamadrid, las ha digitalizado (también la UNED de Madrid las han digitalizado). Fabián, con su enorme paciencia y su apreciado sentido del humor, no ha fallado en animar.

    El proceso ha sido largo, duro, entretenido y divertido, y aquí quiero expresar mi agradecimiento a todos, amigos y familia, que me han respaldado, pero si no hubiera sido por la visión y el apoyo continuo de Valentín García, no podría haberlo terminado. Mil gracias, amigo y colaborador por excelencia.

    Martha E. Heard

    1 Jornadas trimestrales dirigidas a personas mayores de 50 años.

    INTRODUCCIÓN

    «Hablando, hablando te acuerdas.»

    Pura Marzá, 13 de mayo de 1992

    «Hablando se entienden las personas.»

    Daniel Gil Beltrán, 13 de mayo de 1992

    Me interesé por las historias de Càlig cuando empecé a veranear en ese pueblo encantador después de comprar una casa allí en 1978. Era profesora de lengua y literatura española en los Estados Unidos. Al escuchar las anécdotas de la gente que estaba en la calle tomando el fresco, imaginaba novelas incipientes o recordaba las historias de mi abuela sobre la vida rural de Indiana después de la guerra civil de los Estados Unidos. Con dos becas en 1988 y 1991-1992 para realizar estudios de historia oral, entrevisté y conversé con habitantes de Càlig de diferentes edades, rango social e ideas políticas. En este libro, de los 100 entrevistados, he empleado información de 28, nacidos entre 1898 y 1963, de los cuales 5 aún viven (abril de 2013).

    Càlig, un pueblo agrícola en el norte de la provincia de Castellón, está situado en una colina a 8 kilómetros del mar que se distingue por su torre del siglo xiii, que se ve desde los campos cercanos. Las calles alrededor de la colina sobre la que está edificada el pueblo se entrecruzan, en algunos rincones forman laberintos y de algún modo hacen una metáfora de la historia de este pueblo mediterráneo. A veces se espera encontrar una ruta y se da con otra. Al estudiar su historia se entra en un embrollo de hechos: algunos evidentes, otros enigmáticos.

    Este libro resulta de esas entrevistas en las cuales voces de Càlig cuentan historias tradicionales y su versión de la historia de su pueblo desde principios del siglo xx hasta 1938, cuando llegaron las tropas franquistas el 15 de abril, fecha en que empezó otra época en Cálig.² Incluye, por una parte, romances y cuentos que se escuchaban en las casas y en las calles antes de llegar la televisión y, por otra, relatos de los sucesos antes y durante la Guerra Civil Española que ahora son poco conocidos en el pueblo. Tanto aquéllos como éstos estaban a punto de perderse.

    Como los entrevistados tenían mucho interés en que yo conociera la historia de Càlig, me hablaron en castellano, la única lengua que teníamos en común. A veces, como es natural, entremezclaban palabras en calijó, el valenciano que se habla en Càlig. Para la historia oral, ha sido importante conservar su propia forma de expresarse en la entrevista y transmitir, lo más aproximado posible, el ambiente de la entrevista. Mientras relataban sus historias, me apasionaban, me entristecían y me hacían reír. Como narradores, tenían el don de una interpretación fascinante. Me sentí muy afortunada de que quisieran compartir momentos de su vida con una forastera.

    Fue un coro de voces que me contó la historia del pueblo con todos sus distintos matices y timbres vocales. Con el tiempo pude ordenar la información contenida en sus historias como piezas de un rompecabezas para obtener una imagen más completa. Fue entonces cuando pude observar momentos constructivos y destructivos cíclicos, temas de las historias de antaño que volvieron a surgir en la República, la revolución y la guerra civil. Algunos luchaban para crear una sociedad nueva y derribar la vieja, mientras otros no buscaban cambios radicales y algunos preferían mantener el sistema que existía. En las entrevistas que hice durante la democracia, salieron del silencio para contarme sus experiencias.

    Hay que tener en cuenta que estaban los que también en los años treinta rompieron el silencio que antes había prevalecido. Podían expresar sus ideas de diversas maneras incluso saliendo a la calle a exigir lo que consideraban sus derechos. En esa época Càlig se conocía como un pueblo activista, un atributo que no pudo ser en el régimen

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