Un refugio de emociones y sentimientos
Sugerencias para un ocio inteligente
Los días felices es, sin duda, una novela introspectiva que nos hace reflexionar sobre los sentimientos y la relación con los demás. El origen de las personas y el camino que cada uno decidimos alcanzar. Está narrada con un lenguaje que evoluciona al mismo nivel que lo hace la edad del protagonista, y consigue ofrecernos una lectura amena y divertida. Un ejercicio que conecta, casi sin darnos cuenta, con la esencia de cada uno de nosotros y con nuestra propia trayectoria vital. Un auténtico lujo para los sentidos.
SENTIMIENTOS REALES
Desde la etapa universitaria hasta la madurez. La historia comienza cuando Miguel recibe una tarde una llamada inesperada. Es de Claudia, una chica a la que conoció el día de su cumpleaños hace veinte años y de la que ha estado enamorado sin remedio desde entonces. ¿Quién no ha estado enamorado a los veinte años?
A partir del encuentro entre ellos, el relato se centra en narrar cómo es la vida de desde los veinte –ese momento especial en el que conoció a – hasta los cuarenta años –ya en la actualidad– contada a través del día de su cumpleaños cada cinco años (el día que cumple 20, 25, 30, 35 y 40 años). Probablemente, esas dos décadas conforman la etapa más cambiante del ser humano, en la que se transforman los escenarios vitales, emocionales, sentimentales y familiares. Sin duda, es el protagonista absoluto de la mágica historia. Aun escrita en tercera persona, la perspectiva del narrador es la del propio , y el resto de personajes y escenas de la novela se desarrollan siempre desde la mirada del genial protagonista. En otro extremo,, que tiene una presencia y magnetismo especial. Durante unos años, es la mejor amiga de , pero después dejan de verse y pasan sin tener contacto más de 15 años. La llamada que le hace una tarde de abril, provoca el desarrollo de toda la novela.
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