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El lago de los cisnes: un beso entre dos culturas
El lago de los cisnes: un beso entre dos culturas
El lago de los cisnes: un beso entre dos culturas
Libro electrónico279 páginas4 horas

El lago de los cisnes: un beso entre dos culturas

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Información de este libro electrónico

Se analiza El lago de los cisnes partiendo desde su creación, su adaptación moderna en la danza, su adaptación cinematográfica; todo desde el discurso de la modernidad y la posmodernidad, para entender a la sociedad, la política y la cultura.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento21 sept 2022
ISBN9786074179095
El lago de los cisnes: un beso entre dos culturas
Autor

Verónica Cruz de la Garza

Verónica Cruz de la Garza es bailarina con una larga trayectoria, que también combina con la enseñanza y la coreografía. Como bailarina ha estudiado en el Instituto Nacional de Bellas Artes; en el Ballet Nacional de México, en el Martha Garham Dance Center (Nueva York); como bailarina y coreógrafa en Toronto Dance Theatre. Colaboró en el Taller coreográfico de la UNAM y en Tharp Productions en la Universidad de Artes de Philadelphia. Es fundadora de Contraste Danza Ensamble. También es licenciada y maestra en Sociología y doctora en Comunicación por la Universidad Iberoamericana, institución en la que desde hace 25 años es docente. Además, es fundadora de Mezcal Carreño.

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    El lago de los cisnes - Verónica Cruz de la Garza

    Imagen de portada

    EL LAGO DE LOS CISNES

    EL LAGO DE LOS CISNES:

    Un beso entre dos culturas

    Verónica Cruz de la Garza

    UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA

    UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA CIUDAD DE MÉXICO.

    BIBLIOTECA FRANCISCO XAVIER CLAVIGERO

    D.R. © 2022 Universidad Iberoamericana, A.C.

    Prol. Paseo de la Reforma 880

    Col. Lomas de Santa Fe

    Ciudad de México

    01219

    publica@ibero.mx

    Primera edición: 2022

    Primera edición en formato digital: septiembre de 2022

    ISBN: 978-607-417-909-5

    Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio sin la autorización escrita del titular de los derechos patrimoniales.

    Hecho en México.

    Digitalización: Proyecto451

    Índice de contenido

    Portada

    Portadilla

    Legales

    Prólogo a una obra de arte que viaja en el tiempo

    Introducción

    Capítulo I. El contexto histórico que desarrolla el ballet clásico, una disciplina política y militar

    PRIMERA POSICIÓN: la sensación de descanso, el hogar. ¿De dónde partimos?

    El poder y la opulencia bailan en la corte de Luis XIV: creación del Palacio de Versalles

    El cuerpo como dispositivo de poder

    Absolutismo e imposición: la disciplina

    Luis de Baviera II: copia fiel del modelo francés

    El cuerpo del rey en la sociedad

    Capítulo II. El lago de los cisnes: la melancolía en la modernidad

    SEGUNDA POSICIÓN: alerta para el ataque. El método alegórico

    El lago de los cisnes, obra original de Petipa/Tchaikovsky creada en 1895

    La constelación estética, una combustión interna

    Alegoría barroca, moderna y contemporánea: expresión de la melancolía en El lago de los cisnes

    La obra de arte romántica se piensa a sí misma

    El análisis alegórico une aquello que se piensa desarticulado

    El tour de force: una lucha de fuerzas

    Alegoría de la melancolía moderna

    Capítulo III. Rusia: una gran potencia crea un gran ballet

    TERCERA POSICIÓN: la estabilidad, la base

    La geografía del territorio ruso

    Rusia en el reinado de Nicolás I, Alejandro I y Alejandro II

    Autocracia y sometimiento en la cultura y el ballet ruso

    El Ballet Imperial Ruso, escenario de eventos políticos

    El lago de los cisnes: versión original de 1895, Tchaikovsky/Petipa/Ivanov

    Marius Petipa: ¿genialidad estética o habilidad política?

    El beso: alegoría moderna de la melancolía, 1895

    Capítulo IV. Swan Lake: alegoría moderna, adaptación de la obra original, 1995

    CUARTA POSICIÓN: la transición

    La transición, un diálogo entre danza clásica y moderna desde finales del siglo XIX, principio de una nueva era

    La entrada del ballet en la modernidad

    La adaptación moderna en cuatro actos

    La traición a través de un beso en 1995

    El beso en Matthew Bourne, 1995

    Capítulo V. Black Swan: alegoría moderna y contemporánea, 2010

    QUINTA POSICIÓN: el todo y sus partes

    Black Swan: otra manera de contar la historia, 2010

    La narrativa

    Puesta en escena

    El beso llega al cine. Darren Aronofsky, 2010

    Conclusiones

    El beso de dos culturas: un monumento imperial en tres momentos históricos

    El lago de los cisnes: caleidoscopio de la modernidad contemporánea

    Bibliografía y fuentes de consulta

    Agradecimientos

    A Lorena Carreño Díaz, directora general de Mezcal Carreño, quien además de ser patrocinadora de la investigación que alimentó este libro, me brindó su confianza y apoyo para llegar a buen puerto.

    A mi correctora, María Cruz Bravo, quien me ayudó a convertir estas páginas de tesis en libro, y a enmendar la redacción de la misma para esto que el lector tiene en sus manos.

    Al Dr. Mauricio López Noriega por acompañarme en la lucha que implica publicar un libro.

    A Alberto Segrera, colega, compañero y amigo por compartir el amor por la experiencia estética.

    Les estoy profundamente agradecida,

    VERÓNICA CRUZ DE LA GARZA

    Prólogo a una obra de arte que viaja en el tiempo

    Quiero iniciar con una invitación: me gusta pensar que el público en general podría llegar a disfrutar de esta mirada mía sobre El lago de los cisnes, el ballet más popular y poderoso en la historia del ballet clásico. Imagino dicha mirada gozosa, aunque pueda ser también dolorosa en ocasiones. Y busco diseminarla en el campo del conocimiento, tanto científico como humanista; pero no desde una visión de dirección artística, no desde una saturación de detalles técnicos del ballet clásico que construye las artes escénicas.

    Este ensayo está dedicado al público sensible a las artes, a quienes tengan abierto su corazón y permitan que una obra los sorprenda por lo que hay en ella. Esto no se logra con una simple apreciación; más bien, lo experimentamos como un shock estético: el paso que sigue es la iluminación, en un sentido benjaminiano. Dicho paso lo damos al pensar lo que la obra produce en nosotros y lo que nosotros hacemos con esa carga energética. Es el efecto que crea la obra y su última misión; es capaz de golpear tan fuerte que nos deja suspendidos en el aire por unos instantes, mismos que pueden convertirse en una eternidad para luego dejarnos caer –y está por verse si esa caída libre nos hace reaccionar ante nuestra propia realidad, ante nuestro entorno ávido de frescura y transformación política, social y cultural–. Por lo general, este segundo paso no lo damos, sólo quedamos suspendidos, no pensamos nuestra realidad a partir de aquello que la obra nos hizo sentir. Éste es el poder de una obra de arte: toca nuestras fibras más sensibles. Lo sabemos, pero no sabemos qué tanto habla de nosotros mismos como sujetos, como naciones, como culturas, como pueblos con urgencia de transformaciones profundas.

    Esta obra está dedicada, pues, a aquellos que vivimos y pensamos de forma libre y nos dejamos afectar, llorar, sangrar y renacer por los mensajes de un cuento que parece ser inocente y, sin embargo, se halla cargado de un comprometido pensamiento crítico. Esta narrativa está dedicada a ustedes: universitarios, académicos, investigadores, docentes, empleados, artistas, que quieran aventurarse a crecer –por doloroso que sea– y a actuar, cuando otros afirman que las transformaciones sociales no tienen sentido. Si bien la narrativa aquí plasmada es producto de una investigación exhaustiva, multidisciplinaria, abre varias aristas de análisis. De momento, las técnicas de ballet clásico y todo aquello que tiene relación con la producción escénica no son mi prioridad: quedan pendientes para un próximo texto que ampliará la mirada de aquellos que busquen detalles arquitectónicos, escenográficos, de vestuario o técnicas coreográficas de una puesta en escena, sin duda relevantes. Considero que son elementos de suma importancia para la creación de públicos sensibles; no obstante, se trata de material valioso para otro tipo de análisis.

    Esta reflexión no pretende penetrar en la artisticidad, en ocasiones ególatra, narcisista y sin contexto sociopolítico-cultural; más bien exalta y acepta los errores y frustraciones, ofreciendo una mirada dialéctica a los creadores escénicos que creyeron en el triunfo de algo que parecía un rotundo fracaso; de ahí la teoría de que a mayor crisis, mayor creatividad. Esta reflexión habla a los corazones libres, aventureros, expansivos, cuyo contexto es principio y fin de un trabajo técnico virtuoso y exhaustivo, que educa a los pueblos iletrados europeos por medio de la apropiación de las narrativas impregnadas de humanidad; tiene por tanto la esperanza de que la sociedad mexicana se apropie de ella para desarrollar su conciencia: eso es educación.

    Soy coreógrafa y directora artística; haber salido del salón de ensayos para comprender al mundo de diferente manera me ha conducido hasta aquí. Navegar en el transbordador de la interdisciplina generó esta reflexión fundamentada en la filosofía, la estética, la sociología, la comunicación, la política, disciplinas que permiten penetrar en los mensajes que conforman las obras de arte. Confieso que ha sido la más osada de mis aventuras intelectuales y sensibles. Invito al público a vivirla con la misma intensidad en esta narrativa alegórica.

    Todo contexto y saber sobre El lago de los cisnes, el ballet favorito por excelencia (aunque quizá no el más perfecto), equivale a comprender que es una de las obras más accidentadas de la historia del ballet, pero quizá en ello esté implícito su poder y desafío creativos. Se trata de una obra cargada de las características del romanticismo del siglo XIX, el cual retoma de la tragedia griega la manera en la que amamos y destruimos aquello que amamos. Esa obra está pensando en cómo construir un mundo más amable desde el nacionalismo y, al mismo tiempo, está mirando hacia un mundo salvajemente globalizado; escenifica la gran encrucijada que el mundo moderno sueña, la democracia, y que no ha sido capaz de resolver. Una obra de arte se contempla, se aprecia, se ama, se odia, se la apropia el mundo entero; por ello, viaja en el tiempo, saliéndose de su contexto y logrando enclaves en otros momentos históricos, en otras formas de pensar. Un ballet como El lago de los cisnes logra un beso casi imposible entre romanticismo y posmodernidad, entre lo convencional y lo divergente.

    El presente ensayo es un tributo a P. I. Tchaikovsky, músico favorito del zar Alejandro III, y también para el coreógrafo que desarrolló el Ballet Imperial Ruso y trabajó para los zares durante 66 años: Marius Petipa. Artistas comprometidos con la problemática social de su tiempo, desarrollaron su talento creativo al ser patrocinados por la monarquía rusa; a la vez, escenificaron narrativas críticas de su tiempo y lucharon por sus ideales, convencidos de que su obra era un éxito, a pesar de que sus colegas y un sector de la sociedad afirmaban lo contrario. Fundamento mis reflexiones en la Teoría Crítica de Walter Benjamin y el análisis del poder de Michel Foucault, cuyas brillantes aportaciones enriquecieron el campo de las humanidades y las ciencias sociales. Es un tributo también a ellos, cuyo pensamiento está lejos de agotarse; por el contrario, está más vivo que nunca, sobre todo para plantear y reflexionar sobre nuestra creatividad en un mundo que no ha logrado la verdadera modernidad. El texto se dirige a quienes reflexionan sobre qué tan libres somos ante los vacíos de las estructuras dominantes y es, asimismo, una aproximación para combatir la enorme brecha entre la teoría y la práctica que persiste en las culturas contemporáneas: de ahí el beso entre dos culturas, representado en tres alegorías: la primera, un beso romántico entre un príncipe y una cortesana; la segunda, el beso traidor entre un príncipe y un cisne varón; la última, un beso íntimo entre dos mujeres, un cisne blanco y un cisne negro.

    Mi obra está dedicada a todos aquellos lectores, académicos y artistas que sueñan, que gozan, lloran, sienten y piensan en todo lo que no termina por resolverse, cuando ya se está convirtiendo en algo: la libertad.

    VERÓNICA CRUZ DE LA GARZA

    Introducción

    Una de las reflexiones que motiva una investigación de esta naturaleza es que no cuestionamos lo suficiente cómo se van construyendo las obras de arte, pues ninguna nace tal como la conocemos; sufren varias transformaciones y pasan por todo un proceso. La mayoría de las veces los artistas que las crean y les dan vida no se preguntan acerca del impacto que su obra tendrá culturalmente, como tampoco nosotros concebimos que esas obras no siempre estuvieron ahí, vibrando en los corazones de mucha gente.

    Las obras de arte están sometidas a varias pruebas de la historia, por mencionar alguna, lo que el público lee en ellas, que no siempre coincide con la intención del artista. Conforme avancemos en la pesquisa se hará la distinción entre las artes de diferentes periodos –barroco, romántico, moderno y contemporáneo–, y al introducirnos en el siglo XX y abordar el periodo contemporáneo, encontraremos que esas formas artísticas se alejan de sus creadores ya que su característica principal radica en ser un producto industrial que puede no llevar implícita la ideología, los aspectos de la vida, los sueños, la fe del artista. En este periodo la mayoría de las propuestas artísticas son industriales y, por lo tanto, comerciales. No critico esta postura porque no puede haber producción sin un capital fuerte que la respalde, sobre todo en el arte. Producirlo es sumamente caro y vivir de ello es todavía más difícil. Lo que pongo sobre la mesa por medio de esta investigación es la ruptura del sujeto con la realidad como resultado del sistema en el cual está inmerso.

    ¿Cuáles son entonces los elementos que intervienen en la construcción social de una obra de arte? Uno de ellos es el sistema de poder que la produce, en ocasiones sin intención alguna; posteriormente, tanto el soberano que emitió determinados mensajes como su corte se dan cuenta del poder de esos mensajes y de lo que se puede hacer con ello y, claro, tienen la autoridad suficiente para institucionalizarlo. Tal fue el caso de la monarquía de Luis XIV, quien al encontrar lo que su cuerpo era capaz de hacer y transmitir, lo convirtió en cuerpo institucional como lenguaje de su corte; esto impulsa la profesionalización de la escuela francesa de ballet clásico y la actividad del cuerpo político se convierte en cuerpo artístico y cultural en Francia a finales del siglo XVII.

    Todo ello traerá consecuencias en la actualidad tanto en la forma de ejercer el poder como en algunas de las obras del ballet clásico que han resultado ser algo más que un entretenimiento para el pueblo. Son obras que han resistido al paso de la historia quizá porque piensan su historia y se piensan a sí mismas, es decir, hacen una crítica de lo que pasa en su momento, discuten la forma en que fueron concebidas y la manera en que el público se apropia de ellas. En este sentido, la historia y las obras de arte piensan su realidad y luchan por ser integradas a la cultura de los pueblos, es por eso que algunas sobreviven a diferentes sistemas políticos, guerras, pandemias, hambrunas, y siguen conmoviendo el corazón de la gente.

    ¿Qué pasa con una obra de arte, en este caso El lago de los cisnes, que siempre ha estado ahí y en la forma que la conocemos? ¿Qué ha sufrido la obra con el paso del tiempo, de qué habla, cómo está hecha y qué dice, a quién le habla? ¿Cuál es su poder de seducción? ¿Cómo se ha modificado con el tiempo? ¿Qué pasa con la gente que la siente, que la vive, que la hace suya? ¿Qué pasa con los sistemas que la producen? La siguiente investigación es un esfuerzo por enfrentar estos cuestionamientos. Quizá más que respuestas se abran más preguntas para continuar esta crítica y reflexión sobre la cultura y la sociedad en la que estamos inmersos.

    Lo anterior me conduce al replanteamiento del ballet clásico como institución, como disciplina y como creación artística con un poder escénico poco estudiado, quizá porque no lo hemos indagado lo suficiente tanto los artistas como los investigadores sociales. La reflexión se mueve en torno a la trayectoria histórica de lo que es la modernidad como característica y rostro de las civilizaciones modernas, y para ello me lanzo a rastrear la manera en que se ejerce el poder político y a la vez se hace cuerpo en la sociedad. La disciplina del ballet clásico en sus orígenes como institución, y específicamente en una obra de finales del siglo XIX, es un buen ejemplo.

    El origen político y militar de la disciplina se conforma con el paso del tiempo en un trabajo escénico poderoso capaz de seducir a múltiples culturas a través de su crítica. Ejemplo de ello es la tríada de ballets que comienza con La bella durmiente, El cascanueces y la que aquí se analiza, El lago de los cisnes, los tres creados por P. I. Tchaikovsky en la música y cuya coreografía estuvo a cargo de Marius Petipa. De origen francés, Petipa sirvió durante 60 años al Ballet Imperial Ruso, y consiguió posicionar esta disciplina como la más relevante para la occidentalización y la nacionalización de Rusia bajo el zarismo. Es importante mencionar la colaboración de su alumno Lev Ivanov, quien desde su condición de campesino comprende el alma rusa y la plasma en el ballet; para mi gusto es una clave del gran éxito de esta obra.

    ¿Por qué estudiar el ballet clásico en la actualidad? Existe el prejuicio de que es una escuela que elabora historias cursis, infantiles y sin importancia; sin embargo, algunas de sus narrativas que hoy son convencionales, fueron subversivas en su momento histórico. Habría que preguntarnos, ¿por qué y qué hay en esas narrativas que se siguen produciendo y reproduciendo? Es el caso de El lago de los cisnes, obra que nace en la literatura, llega a la música, pasa al ballet clásico, a la danza moderna en 100 años y al principio del siglo XXI arriba al cine refrescando, masificando y comercializando la historia original. Otra razón de suma importancia para estudiar los contenidos de la obra es que el ballet clásico no necesita del idioma para ser entendido, es un idioma universal, y justo por eso el sistema socialista de la urss lo utilizó para educar al pueblo ya que en el periodo soviético buena parte de la población era analfabeta.

    Una pregunta que ayudó a desarrollar esta investigación en sus inicios fue, ¿qué hay en ese ballet que ha logrado sobrevivir 140 años y que lo ha convertido en el ballet más popular de la historia? ¿Cómo ha llegado a ser parte del entretenimiento y un elemento de la cultura de las elites y una constante en el repertorio de ballet clásico en todo el mundo? Esto nos lleva a preguntarnos, ¿qué deja ver la repetición de esta obra en torno a la historia de la cultura y de la modernidad? Quizá no sea una obra tan inocente, después de todo valdría la pena indagar qué elementos hay en su narrativa, ya que es la misma obra la que revela aspectos no percibidos sobre su contexto histórico, político y cultural.

    Para responder a estas preguntas es necesario recurrir a un trabajo multidisciplinario y, desde luego, echar mano de la historia con el propósito de dar cuenta de un fenómeno cultural poderoso que ha logrado conquistar corazones sensibles y mentes críticas. Ha resultado apasionante estudiar el ballet como fenómeno sociológico porque une culturas; es político, pues nace para desarrollar la imagen de un rey que al moverse en el escenario en quinta posición, el pueblo puede verlo más que escucharlo. El manejo de su imagen ante su pueblo es la parte fundamental de su discurso. Como fenómeno histórico, pues no tenemos una idea clara de por qué la trama de la obra logra sobrevivir y trascender, por ejemplo, a los diferentes sistemas políticos que la han llevado al éxito. No es cosa menor, por supuesto, comprender el poder de las artes escénicas como fenómenos de comunicación, que si bien afirman a los sistemas políticos que las producen, también presentan mensajes subversivos que las hacen producciones revolucionarias en el momento de su creación, para luego formar parte de las obras tradicionales que afirman las estructuras del sistema. Estas obras son susceptibles de que la historia siga escribiendo sobre ellas, hablando de su contexto y de los valores culturales inscritos en ellas. Por ello hay que seguir estudiándolas, analizándolas, reflexionándolas porque siempre presentan elementos nuevos que dan cuenta de nosotros mismos como especie humana.

    El presente trabajo no pretende exponer un estudio historiográfico, pero sí apoyarse en la historia para realizar un recorrido cronológico que fundamente lo que se está analizando. Comenzaré por Luis XIV como el antecedente de un poder monárquico que cruza el cuerpo del soberano, de su corte, de su elite y de su pueblo en el siglo XVII. De ahí paso a los siglos XVIII y XIX, que nos permiten comprender las modas culturales y a algunos monarcas que las ponían a circular conforme a su criterio y sus caprichos, como es el caso de Luis de Baviera II y su moda en cuanto a la producción artística bajo la influencia de Richard Wagner en óperas, música y ballet. Examinamos enseguida a Rusia, civilización que no se puede comprender sin una mirada crítica al zarismo y al sistema bolchevique, sus excesos, así como la observación crítica que nos permite otra lectura de un pueblo sumiso, explotado, sufrido pero muy digno en sus acciones, respuestas y resistencia. Veremos más adelante que el sistema bolchevique y el estalinismo llevaron la obra que nos ocupa a su máxima expresión artística y la utilizaron como emblema cultural ante el resto del mundo. Una razón importante fue que el ballet no necesita de

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