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Los 120 jubileos y la cuenta regresiva
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Libro electrónico168 páginas3 horas

Los 120 jubileos y la cuenta regresiva

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Este libro, nos presenta un método holístico de interpretación teológica para darnos la hoja de ruta de algo extraordinario que se aproxima, así como los siete pasos para la salvación. Más allá de su propia concepción de lo humano —resultado de reflexiones y la concienciación labrada sobre los valores naturales—, R. Ibarra se adentra en profecías bíblicas de calibre apocalíptico.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento25 ago 2022
ISBN9788468568393
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    Un libro muy interesante y me ayudó mucho a entender ciertos eventos
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    Fantástico como lo puedo conseguir este libro para leerlo con tranquilidad

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    Excelente libro muy recomendado, lo he leido completamente y de verdad que es fabuloso cada capitulo

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Los 120 jubileos y la cuenta regresiva - Ronald Ibarra

120 JUBILEOS. COLUMNA VERTEBRAL DE LA PROFECÍA BÍBLICA

«Y dijo el SEÑOR: No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; mas serán sus días CIENTO VEINTE AÑOS». Génesis 6:3

En Génesis 6:3 se dice que el hombre no vivirá más de 120 años, pero la palabra utilizada en hebreo para «años» aquí es shanah (Strong h8141) que significa «tiempos», entonces el pasaje no se refiere a la edad de un ser humano (de hecho, Jacob vivió 147 años); por ende, se trata de una unidad de medida de tiempo límite para la especie humana, y JUBILEO es la escala cíclica que mide el tiempo divino, un jubileo son 50 años, es decir, 7 semanas de 7 años que son 49 años y el 50 se denomina como el año del jubileo. Con lo cual Génesis 6:3 lo que dice es que el hombre no vivirá más de 120 jubileos, esto es, 6000 años y luego RESET.

Comencemos:

Los grandes referentes y personajes de la Biblia sabían perfectamente que existe un plan basado en 120 jubileos. Un jubileo equivale a 50 años, y cada año jubilar es un Año del Señor (así lo denomina la Biblia). Cuando el Mesías inició su revolución de fe, dijo expresamente que era un «año agradable del Señor», o sea, era un año de jubileo o año 50 de acuerdo a los ciclos totales desde el principio de los tiempos.

«Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que el día os sorprenda como ladrón». Tesalonicenses 5:4

El término «jubileo» tiene dos raíces, una hebrea y otra latina. La palabra hebrea que aparece en la Biblia es yobel, que hace referencia al cuerno del cordero utilizado como instrumento sonoro que servía para anunciar un año excepcional dedicado a Dios. Ese año se denominaba yobel, es decir, «jubileo», pues se iniciaba con el sonido del cuerno. Pero existe también una palabra latina, iubilum (derivada del verbo iubilare), que refería los gritos de alegría de los pastores y que terminó por significar alegría, gozo o alabanza. Cuando san Jerónimo de Estridón tradujo la Biblia del hebreo al latín entre los años 391 y 406, tradujo el término hebreo yobel por el término latino iubilaeus, con lo que quedó incorporado el matiz de alegría al significado original que tenía la palabra en el antiguo Israel, como año excepcional de remisión. (Fuente: GALTÉS, Joan. Vivir el jubileo. Colección «Celebrar», volumen 57, 4ª edición, 1999).

«Y santificaréis el año cincuenta, y pregonaréis libertad en la tierra a todos sus moradores; este os será jubileo; y volveréis cada uno a su posesión, y cada cual volverá a su familia». Levítico 25:10

Se desconoce a ciencia cierta si el año 50 se incluía para el conteo del comienzo del nuevo ciclo de jubileos o si el nuevo ciclo comenzaba el año después de este jubileo. Pero para eso estamos aquí, para demostrar que todo el compendio bíblico es una obra maestra de profecías armónicas que se conjugan por aritmética. La duda la resuelve Pentecostés, que significa quincuagésimo, es decir, 50, por ende, los ciclos se miden de 50 en 50 y vuelta a empezar. A lo largo de este libro colocaremos evidencias de que los 7 días de la creación del Génesis y las 7 fiestas solemnes de YHWH son una hoja de ruta cuyo diagrama holístico desvela el código mater de todas las profecías.

1 jubileo dura 50 años.

40 jubileos son 2000 años.

120 jubileos son 6000 años.

Subrayo 40 porque este número fija una cronología impecable, desde luego el dígito 40 tiene un profundo significado teológico y en la cronología analizada encontramos que cada 2000 años sucede un hito milenario dentro del calendario absoluto.

Desde Adán hasta Abraham = 40 jubileos = 2000 años.

Desde Abraham hasta Jesús = 40 jubileos = 2000 años.

Desde Jesús hasta el Armagedón debería haber 40 jubileos.

Y esto es lo que dice la Biblia sobre el número 40. Estos son algunos ejemplos donde se menciona esta cifra, la cual se relaciona siempre con etapa de pruebas o juicios:

En el Antiguo Testamento, cuando Dios destruyó la tierra con agua, hizo que lloviera cuarenta días y cuarenta noches (Génesis 7:12).

Después que Moisés mató al egipcio, huyó a Madián, donde pasó 40 años en el desierto cuidando ovejas (Hechos 7:30).

Moisés estuvo en el monte Sinaí durante cuarenta días y cuarenta noches (Éxodo 24:18).

Moisés intercedió a favor de Israel durante 40 días y 40 noches (Deuteronomio 9:18, 25).

La Ley especificó un número máximo de azotes que un hombre podría recibir por un crimen, fijando el límite en 40 (Deuteronomio 25:3).

A los espías israelitas les llevó 40 días espiar Canaán (Números 13:25).

Los israelitas divagaron durante 40 años (Deuteronomio 8:2-5).

Antes de la liberación de Sansón, Israel sirvió a los filisteos durante 40 años (Jueces 13:1).

Goliat se burló del ejército de Saúl durante 40 días antes de que David llegara para matarlo (1 Samuel 17:16).

Cuando Elías huyó de Jezabel, viajó 40 días y 40 noches hasta el monte Horeb (1 Reyes 19:8).

El número 40 también aparece en las profecías de Ezequiel (4:6; 29:11-13) y Jonás (3:4).

Jesús fue tentado durante 40 días y 40 noches (Mateo 4:2).

Hubo 40 días entre la resurrección y la ascensión de Jesús (Hechos 1:3).

Esto no se trata de numerología tratando de buscar significado oculto en las cifras, solo estoy poniendo sobre la mesa patrones teomáticos que nos servirán de herramienta para entender la cronología bíblica y sobre todo las profecías del final de los tiempos. Es inadmisible para las mentes inquietas aceptar la convicción popular de que vivimos aquí perdidos en algún lugar del mundo sin tener una brújula para encontrarnos a nosotros mismos y conectarnos al pasado primigenio que nos lleve de regreso a casa, descubriendo atónitos que la Biblia fue un libro escrito desde el futuro, para un pasado que es presente constante.

«El Espíritu del Señor es sobre mí, por cuanto me ha ungido para predicar el evangelio a los pobres; me ha enviado para sanar a los quebrantados de corazón; para pregonar a los cautivos libertad, y a los ciegos vista; para poner en libertad a los quebrantados; para pregonar el AÑO AGRADABLE del Señor». Lucas 4:19

Es decir que nuestro Salvador vino a esta tierra en un Año Jubilar o Año del Señor, para dar cumplimiento a 4 de las 7 fiestas de YHWH estipuladas en el Antiguo Testamento como un plan. Este momento de Lucas 4:19 es el eje central de la cronología ya que Jesús se presenta como Mesías en un año de jubileo tal como anunció el profeta Isaías cientos de años antes:

«El Espíritu del Señor DIOS está sobre mí, porque me ha ungido el SEÑOR para traer buenas nuevas a los afligidos; me ha enviado para vendar a los quebrantados de corazón, para proclamar libertad a los cautivos y liberación a los prisioneros; para proclamar el año favorable del SEÑOR, y el día de venganza de nuestro Dios; para consolar a todos los que lloran». Isaías 61:1-2

Jesús vuelve a Galilea después de haber ayunado 40 días y 40 noches en el poder del Espíritu Santo y vino a Nazaret donde se había criado. El sábado fue a la sinagoga, como era su costumbre. Se puso en pie para hacer la lectura, y el libro del profeta Isaías le fue entregado y empezó la lectura de este fragmento de Isaías 61:1-2, pero no leyó la última línea del pasaje y luego enrolló el libro, lo devolvió al ayudante y se sentó. Los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. Entonces él les dijo:

«Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros».

Todas las escrituras del Antiguo Testamento se deben cumplir en el Mesías, tal como Jesús les dice después de su resurrección:

«que era necesario que se cumpliera todo lo que está escrito de Mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos». Lucas 24:44

Es determinante este momento, él lee hasta el fragmento del AÑO AGRADABLE del libro de Isaías, y omite leer las líneas finales, donde narra: «… para proclamar el año favorable del SEÑOR, y el día de venganza de nuestro Dios; para consolar a todos los que lloran».

Él viene como cordero en su primera venida, pero volverá como león en la segunda, y ese es el «día de venganza», que será la parte final del plan de salvación. Ahora el primer objetivo está cumplido que es predicar las buenas nuevas a los pobres, sanar a los quebrantados de corazón, dar vista a los ciegos y pregonar libertad a los cautivos. Existe una brecha temporal entre estos eventos que en una lectura simple parecieran simultáneos, pero no lo son.

«He aquí, yo os envío al profeta Elías antes que venga el día del SEÑOR, día grande y terrible». Malaquías 4:5

El día GRANDE = AÑO AGRADABLE (FAVORABLE).

El día TERRIBLE = AÑO DE VENGANZA.

«para proclamar el año favorable del SEÑOR, y el día de venganza de nuestro Dios». Isaías 61:2

Son dos venidas, una como Cordero y otra como León.

«… PARA PROCLAMAR EL AÑO FAVORABLE DEL SEÑOR. Cerrando el libro, lo devolvió al asistente y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él». Lucas 4:20

Jesús lee este pasaje de Isaías omitiendo la última frase, la del día de VENGANZA. O sea que él llegaba para cumplir en primera instancia el DÍA GRANDE, como dice Malaquías; luego hay otra venida, llamada DIA DE VENGANZA, y efectivamente él volverá nuevamente. Fíjate cómo Lucas aclara esto perfectamente: después de la frase en la que menciona el AÑO AGRADABLE, dice que cierra el libro de Isaías, y omite la frase sobre el día de VENGANZA». Luego entonces existe una brecha entre día GRANDE y día de VENGANZA, siendo dos eventos diferentes; por ende, amigos, si el Mesías viene en dos versiones, quiere decir que Elías también viene en dos versiones, primero como Juan el Bautista para el DÍA GRANDE y más adelante al final de las eras vendrá con todo su vigor para el DIA TERRIBLE.

Cuando Jesús leyó las palabras hebreas antiguas diciendo de su boca «El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido», la audiencia inmediatamente entendió que él estaba aplicando la profecía a sí mismo, en el contexto de la profecía original de Isaías, que avisó sobre la futura llegada del Ungido, el Mesías de quien habló y que había sido ansiosamente esperado. Él dejó de leer antes del final de las palabras proféticas de Isaías sobre el día de la venganza. Ese tiempo está todavía en el futuro, cuando él regrese como rey.

En definitiva, cuando Jesús mencionó la palabra mashach, «ungido», debió de causar asombro. Porque mashach es la raíz de la palabra Mashiach, «el Mesías». Cuando Jesús finalmente declaró «Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros», debió de haber un momento de asombro en la congregación. Y este preciso momento marca el eje de la historia pasada y futura que nos permite calcular los ciclos jubilares posteriores y anteriores, desde la Caída hasta el Armagedón, por eso dicen las Escrituras que ÉL es la Piedra de Ángulo.

«Yo anuncio el fin desde el principio; desde los tiempos antiguos, lo que está por venir». Isaías 46:10

Nadie sabe el día ni la hora, pero ¿y el año?. No intento vaticinar el fin del mundo, solo quiero mostrar las herramientas bíblicas necesarias, tanto de fechas como de cálculos, para que se apliquen de manera correcta en nuestros tiempos e interpretar milimétricamente las profecías que fueron entregadas a nosotros para traer luz en una época de tinieblas persistentes.

120 jubileos son 6000 años y la creación duró 6 días + 1 día de descanso, pero, para Dios, 1 día es como 1000 años y mil años como 1 día.

«Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno

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