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México en la crisis alimentaria global
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Libro electrónico291 páginas3 horas

México en la crisis alimentaria global

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Ciclo de mesas redondas en torno a la crisis alimentaria donde expertos, académicos, congresistas, líderes agrarios y periodistas reflexionaron y debatieron sobre el tema.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento7 dic 2021
México en la crisis alimentaria global
Autor

Fundación Heberto Castillo Martínez

Fundada en 1997, salvaguarda, difunde y fomenta el trabajo científico, político y social.

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    Vista previa del libro

    México en la crisis alimentaria global - Fundación Heberto Castillo Martínez

    Foro México en la crisis alimentaria global

    Fundación Heberto Castillo Martínez

    Viena No. 34, Col. El Carmen, Deleg. Coyoacán

    Ciudad de México

    Profra. María Teresa Juárez de Castillo

    Presidenta

    Título original: Foro México en la crisis alimentaria global

    © MMIX

    Teresa Juárez de Castillo/Fundación Heberto Castillo Martínez, A. C.

    ISBN impreso: 978-607-95029-4-2

    ISBN digital: en trámite

    Primera edición: abril de 2009

    La transformación a libro electrónico del presente título fue realizada por

    Sextil Online, S.A. de C.V./ Editorial Ink ® 2015.

    +52 (55) 52 54 38 52

    contacto@editorial-ink.com

    www.editorial-ink.com

    Ninguna parte de este libro puede ser reproducida, almacenada o transmitida, de ninguna forma ni por ningún medio, sea eléctrico, electrónico, químico, mecánico, óptico, magnético, de grabación o fotocopia, sin la autorización previa y por escrito de los propietarios de los derechos de autor.

    portadilla

    Índice

    PRESENTACIÓN......Armando Bartra

    Mesa 1….………La emergencia alimentaria mundial en el marco de la crisis ambiental y energética

    Crisis alimentaria y crisis financiera….………Alejandro Nadal

    Dimensión alimentaria de la crisis civilizatoria….………Armando Bartra

    El declive del orden agroalimentario mundial y la crisis alimentaria….………Blanca Rubio

    Las plantas transgénicas para la agricultura: ¿ciencia para quién?….………Elena Álvarez Buylla

    Mesa 2….………México, una dependencia alimentaria anunciada

    Actualización de la producción sustentable de granos en México….………Antonio Fernández Turrent

    Desarrollo, dependencia y propiedad de la tierra….………Julio Boltvinik

    ¿Soberanía alimentaria en México? Crisis anunciada….………Roberto Escalante Semerena

    Catorce años de TLCAN en la agricultura mexicana: las preguntas que responder….………Víctor Manuel Quintana

    Mesa 3….………¿Quién gana y quién pierde con el encarecimiento de los precios?

    El poder del consumidor….………Alejandro Calvillo

    Crisis alimentaria mundial: ¿quién gana y quién pierde?….………Heladio Ramírez López

    Crisis global incontrolable o guerra económica contra los pueblos….………Jesús Ramírez Cuevas

    Propuestas campesinas alternativas ante la crisis alimentaria….………Víctor Suárez Carrera

    Mesa 4….………La disyuntiva: revitalizar la agricultura o administrar la carestía

    Los campesinos podemos alimentar al mundo….………Ernesto Ladrón de Guevara

    Estrategias para la reactivación del campo mexicano….………Fernando Celis

    Por una política diferente en apoyo al campo….………José Narro

    Revitalizar al campo o administrar….………Max Correa

    La crisis de los alimentos….………Alfonso Ramírez Cuellar

    orn

    La Fundación Heberto Castillo Martínez, A.C. (FHCMAC), es una institución que surge con el objeto de salvaguardar la obra científica, social y política del ingeniero que le da el nombre.

    Desde su constitución, en junio de 1997, la fundación ha sido encabezada por la viuda del político veracruzano, la profesora María Teresa Juárez Carranza, quien se ha dado a la tarea de organizar diversos encuentros con destacados intelectuales estudiosos de la realidad nacional, cuyo resultado es la compilación de 26 títulos diversos que componen la colección digital de la cual forma parte el presente libro.

    La FHCMAC cuenta con el acervo histórico del ingeniero Castillo, que desde el año 2005 forma parte del Archivo General de la Nación (AGN).

    La Fundación Heberto Castillo Martínez, A.C., es una institución sin fines de lucro que se sostiene de aportaciones y donativos. Los recursos recabados por la venta de los libros digitales serán utilizados para continuar con la importante labor de investigación, docencia y publicación de documentos y libros necesarios para promover la reflexión y el conocimiento sobre temas de actualidad que forman parte del debate público nacional.

    Agradecemos tu apoyo al adquirir alguno de los títulos de la colección.

    Fundación Heberto Castillo Martínez, A.C.

    Presentación

    orn

    Para los mexicanos del común la crisis alimentaria es, literalmente, el pan y la tortilla de cada día. Durante 2008 se incrementaron los precios de casi todos los comestibles, tanto de los naturales como los procesados; en un año el arroz aumentó 64%, el frijol 53%, la lenteja 42%, el maíz 20%. Este incremento afectó también a las hortalizas, a los productos pecuarios y a los industrializados.

    Y la carestía no es más que el golpe más calador de un desorden que se extiende por el mundo rural y urbano, que abarca tanto la producción como el mercadeo y consumo.

    Por qué producir alimentos caros si podemos importarlos más baratos, alegaban hace veinte o treinta años los profetas de la apertura comercial indiscriminada. Para no tener que importarlos cuando escasean y son caros, les decíamos entonces y les decimos ahora. Pero, entretanto, desfondaron el campo mexicano y se fue por el caño buena parte de la pequeña y mediana agricultura familiar que producía para el mercado interno.

    Esta es la causa de que desde hace más de tres lustros las importaciones agropecuarias se vengan incrementando. Hasta hace poco el consuelo era que los mexicanos que la crisis mandó al destierro, enviaban de regreso mucho más dinero del que costaba importar los alimentos que, de haberse quedado, ellos mismos hubieran podido producir. De modo que, según los adalides del libre mercado, exportar compatriotas e importar comida era un buen negocio.

    Esto terminó en 2008, cuando se combinaron, por un lado, el incremento de las importaciones alimentarias y el encarecimiento de los granos y las oleaginosas y, por el otro, la recesión estadounidense y del declive de las remesas. Así, el año pasado los dólares enviados por la diáspora fueron menos que los que se pagaron por las importaciones agroalimentarias.

    En este marco, la Fundación Heberto Castillo Martínez A. C., el Instituto de Estudios para el Desarrollo Rural Maya y la Campaña Sin Maíz no hay País, organizaron el ciclo de mesas redondas México en la crisis alimentaria global, que se desarrolló durante el mes de agosto de 2008 en el Centro Cultural Veracruzano. En cuatro sesiones semanales, 17 expertos, entre académicos, congresistas, líderes agrarios y periodistas, reflexionaron en torno a una serie de grandes temas, como figura en el índice.

    En el debate aparecieron algunas divergencias: hay quienes piensan que el encarecimiento de las cosechas es de origen especulativo y otros sostienen que sus raíces son estructurales, algunos estiman que iniciamos un ciclo histórico de precios agrícolas altos mientras que otros consideran que en términos reales el incremento de las cotizaciones no es tan grande y que será efímero. Pero en la mayor parte de las cuestiones predominaron las coincidencias.

    Elena R. Álvarez Buylla y Antonio Turrent, bióloga y agrónomo respectivamente, coincidieron en que los transgénicos y en general la tecnología que impulsan las corporaciones transnacionales, no son la panacea sino un riesgo y que es posible aumentar la producción alimentaria de manera ambientalmente sostenible y socialmente incluyente, desarrollando ciencia y tecnología propias.

    Economistas como Blanca Rubio, Julio Boltvinik, Alejandro Nadal y Roberto Escalante concordaron en que la crisis se gestó hace tiempo, es sistémica y pone en riesgo la viabilidad del campo y del país. Pero mientras que Boltvinik sacó a colación las incisivas posturas que sobre la tierra, su venta y su renta, tenían Noah Sealth y Henry George; Escalante recordó que la dependencia alimentaria había sido pronosticada hacía tiempo; Nadal discutió la validez de los diagnostico más usuales sobre la crisis y Rubio explicó por qué el agotamiento del orden agroalimentario global constituye también la oportunidad de que los países del tercer mundo recuperen la soberanía alimentaria extraviada.

    El senador Heladio Ramírez y el diputado local Víctor Quintana, coincidieron en que la debacle en curso evidencia el fracaso del modelo neoliberal, en que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) trajo males más que bienes, y en que los descalabros ambientales, sociales, económicos y morales que nos atosigan demandan con premura un modelo alternativo para el campo y para el país.

    Alejandro Calvillo, desde la sociedad civil; Jesús Ramírez Cuevas, desde el periodismo y Armando Bartra, desde la academia, enfatizaron los impactos sociales de la crisis: hambrunas, profundización de los malos hábitos alimentarios, descomposición del tejido comunitario. Así, mientras que para el primero la ominosa conversión de la ingesta hacia los procesados es un viraje en la cuenta larga, para el segundo hemos entrado en una fase del capitalismo en que crisis es normalidad y el tercero profetizó un quiebre civilizatorio.

    Las organizaciones rurales estuvieron representadas por Ernesto Ladrón de Guevara, de la Unión Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas (UNORCA); Fernando Celis, de la Coordinadora Nacional de Organizaciones Cafetaleras (CNOC); José Narro, de la Coordinadora Nacional Plan de Ayala (CNPA); Max Correa, de la Central Campesina Cardenista (CCC), Alfonso Ramírez Cuellar, de El Barzón; y Víctor Suárez, de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadores de Productos Campesinos (ANEC), quienes formularon a coro -aunque con distintos énfasis- un lapidario diagnóstico de la situación del campo mexicano y de sus actores mayoritarios, los pequeños y medianos productores. Coincidieron, sin embargo, en un optimismo beligerante y razonado: los campesinos pueden alimentar al mundo, pero para ello es necesario un programa emergente que detenga el derrumbe y un proyecto alternativo de campo y de nación que permita retomar el camino extraviado. Porque hacen falta precios remunerativos, crédito accesible, mercados equitativos, tecnologías sustentables, políticas públicas comprometidas con el fomento agropecuario, planeación, certidumbre económica, seguridad, justicia, más democracia participativa y menos clientelismo y corrupción… Pero esto sólo será posible en el marco de un viraje histórico, de un cambio de rumbo cuyas premisas insoslayables son la revalorización del campo y un nuevo pacto entre el mundo urbano y el mundo rural.

    Armando Bartra

    Instituto Maya

    La emergencia alimentaria mundial en el marco de la crisis ambiental y energética

    Mesa 1

    orn

    Crisis alimentaria y crisis financiera

    Alejandro Nadal

    orn

    Se parte de la idea de que la emergencia alimentaria global está concatenada con las crisis energética y ambiental globales. Es cierto, existe una especie de coctel de crisis muy peligroso, al cual se añade un componente aun más amenazador que es de la crisis financiera y económica mundial actual (la cual ya atraviesa Estados Unidos y probablemente parte de Europa) que va más allá de una simple crisis financiera.

    Vivimos el inicio de una crisis y, en cuanto explote en el medio financiero, se desbordará muy rápidamente hacia los llamados sectores reales de la economía, conducirá a algo comparable (e incluso más grave) con la crisis de 1929, y tendrá por supuesto implicaciones profundas para esas otras crisis: la alimentaria, la energética y la ambiental.

    Primero, la crisis alimentaria básicamente se manifiesta como un alza exorbitante, rápida y muy fuerte en los precios de los principales productos alimenticios en el mundo. Así, los principales cereales internacionales han tenido aumentos en sus precios de hasta 120% en unos cuantos meses de los últimos dos años. Es curioso que llamen a esto una crisis alimentaria, cuando en realidad tenemos entre 25 y 30 años construyendo los elementos que explican y que nos han conducido a esta situación.

    ¿Cuáles son las causas de este crecimiento de precios en los productos alimentarios? Este fenómeno, continúan diciendo los medios, básicamente tiene cuatro causas fundamentales: La primera es el aumento de la demanda y el cambio de la dieta en China (y un poco en la India también). Al subir el ingreso per cápita de la población en estos países que juntos tienen más de 2,200 millones de habitantes, entonces esto suena creíble, además, la demanda en China no es nada más de alimentos, es de aluminio, cemento, acero, madera, de todo lo necesario para su sobrevivencia y, así explicada, esta idea pareciera un argumento posible.

    El segundo argumento es que la producción de agrocombustibles ha desviado gran cantidad de tierras para la producción agrícola, sobre todo en el caso del maíz utilizado para la producción etanol. Esto, continúan diciendo los medios, distrae una parte de la oferta de maíz hacia los combustibles y hace que la oferta caiga frente a la demanda y eso implica que suban los precios. Esto que parece tan simple de entender es totalmente falso, más adelante explicaré por qué.

    Un tercer argumento con el que explican este fenómeno es que la cantidad de sequías y siniestros ha crecido en los últimos 18 meses en algunas regiones sensibles del planeta, por ejemplo, en algunas partes de Australia. Y luego, por supuesto, se dice que el cuarto componente es el aumento en los precios del petróleo pues tiene que ver con el precio de los insumos para la producción agrícola y en el costo de fletes, transporte e, incluso, en la agricultura intensiva, de la maquinaria utilizada, aunque esto también es muy relativo porque muchos de estos insumos están subsidiados.

    La demanda en Oriente

    En cuanto a la demanda china. Es falso que ésta afecte los precios del maíz. Este argumento ha sido utilizado por quienes no se han tomado la molestia, siquiera, de ver cómo está la producción en China; veamos, por un lado es cierto que su demanda alimenticia ha crecido y por ende su dieta creció también (ahora consumen más carne, lo cual implica una producción de ocho kilos de cereal por cada kilo de carne), esto indudablemente es cierto pero, lo que también es cierto, y esto es algo que los medios de comunicación masiva no dicen, es que China es actualmente un país autosuficiente, es más, exporta todos los alimentos que consume. Estos datos están sustentados en el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, que cuenta con un monitoreo muy certero de lo que es la economía agrícola de casi todo el mundo. Lo único que ha pasado con la agricultura china en los últimos años fue que introdujeron un cambio en el manejo de inventarios, esto hizo que a la demanda mundial de ciertos granos, cayera debido a que los chinos estuvieron sacando sus inventarios, que eran colosales, entre los años 2000 y 2001. Entonces el argumento de que la demanda china es lo que ha provocado el incremento de precios es completamente falso y no se sostiene.

    Los agrocombustibles

    La producción de agrocombustibles, por su parte, sí interviene en cierta medida pero no es razón suficiente para explicar los aumentos de precios en productos básicos de hasta 120%. Es cierto que Estados Unidos dedica aproximadamente 50 o 55 millones de toneladas de maíz para esta producción pero eso tampoco explica la magnitud de los aumentos en los precios de los productos alimentarios. Es probable que explicara el caso de algunos de ellos pero no el de toda la canasta básica y un abanico muy grande de productos alimentarios.

    Por supuesto, también, las sequías y los siniestros tienen algo que ver con este fenómeno pero, no han sido siniestros de magnitudes enormes, que pudieran efectivamente arrastrar un aumento de precios de la dimensión que hemos estado presenciando en los últimos 10 ó 12 meses. Incluso, si ustedes suman todos estos elementos, en un ejercicio econométrico o en uno de los modelos que se han construido para ver cuál es el comportamiento del aumento de los precios, resulta que no son suficientes para explicar la totalidad de este fenómeno. Existe en este entramado de causa algo más que juega un papel muy importante.

    Ese algo más es el hecho de que en los últimos 20 años, desde que comenzaron las negociaciones de la Ronda Uruguay y su Acuerdo sobre Agricultura, se sentaron las bases para destruir la capacidad productiva de la agricultura campesina en el mundo; hace 20 años comenzó la destrucción de los canales de comercialización de esta pequeña agricultura campesina y sus redes comunitarias y comenzó, también, la construcción de un sistema de gran concentración de poder de mercado en unas pocas corporaciones, este proceso ha desembocado en lo que hoy vemos una lista de una docena o una quincena de grandes corporaciones tipo las que ustedes conocen, H Daniels, Dupont, Singenta, Carl Hill, Bunje, básicamente europeas y norteamericanas, que controlan proporciones altísimas del mercado de insumos, de semillas y de productos agrícolas.

    Cualquier concentración de mercado en la que ustedes piensen, pasta de dientes por ejemplo: existen sólo cuatro empresas que controlan el 52% de este mercado, son esas cuatro empresas las que tienen el poder para manipular los precios en esta rama, es decir, el precio de la pasta de dientes no se rige por el libre juego de la oferta y la demanda (y todas esas pamplinas que le enseñan al estudiante de economía), por eso es falso que la demanda china sea determinante en este juego de precios; lo que explica el aumento en los precios hoy en día es que estas grandes corporaciones tienen el poder de manipular, tienen el poder de manejar inventarios, tienen toda la infraestructura, tienen silos, manejan redes de transporte, son jugadores fuertes en el mercado de futuros y, además, tienen una gran vinculación con el mundo financiero.

    Estas empresas son las que tienen la capacidad de im-poner los precios que el mercado va a aceptar (son las frases que utilizaba Adam Smith: van a cargarle al mercado todo lo que pueda soportar) y, es lo que han hecho; no hay más que ver las ganancias astronómicas reportadas en los últimos trimestres por este grupo de empresas, ¿qué cosa más rara?: ganancias astronómicas y precios que suben, debe ser por la demanda china.

    Lo mismo pasa con el mercado mundial de semillas donde más del 60% está controlado por empresas principalmente estadounidenses: Dupont, Singenta, Monsanto, H Daniels, Carl Hill, Bunge y alguna que otra europea que tienen un dominio brutal principalmente sobre los cereales (que son el alimento básico de todo el mundo). Estas empresas, igual que en el caso anterior, pueden arreglar los precios como mejor convenga a sus propios intereses, sobre todo, en una época de gran volatilidad e incertidumbre financiera porque su moneda de reserva, el dólar, tiene ya varios años en proceso de depreciación lo cual afecta gravemente sus márgenes de rentabilidad que están vinculados, obviamente, con los productos básicos; en otras palabras: los precios de los productos alimentarios están siendo determinados por las variables financieras y, en particular, por la depreciación del dólar.

    Así las cosas, esta crisis alimentaria no está siendo determinada por los factores que se manejan en los medios de comunicación; es, más bien, producto de una estructura de comercio que se ha venido construyendo en los últimos 20 ó 25 años, lo cual me hace entonces repensar esta misma idea de crisis alimentaria.

    Existen, es cierto, problemas en la parte de tecnología agrícola; también hay problemas a nivel mundial con la superficie cultivada per cápita por regiones y por tipo de cultivo. Acaba de salir un informe la Evaluación de los Sistemas de Conocimiento de Ciencia y Tecnología para el Sector Agropecuario en el Mundo, que un estudio multidisciplinario muy grande con el cual no estoy totalmente de acuerdo pero dice varias cosas muy importantes y algo que me parece básico es el argumento de que con los conocimientos actuales del saber campesino hay posibilidades de aumentos de productividad altísimos, en México por ejemplo, podríamos pasar de los 20, 21 o 22 millones de toneladas que estamos produciendo este año a 35, quizá hasta 40 millones de toneladas, pero eso requiere un apoyo decidido para el sector agropecuario, eso requiere probablemente cambios en la política fiscal y requiere redefiniciones en el marco de la política macroeconómica de este país.

    El petróleo y los energéticos

    En cuanto a la crisis del petróleo y de los energéticos. Es casi lo mismo: tenemos un mercado súper concentrado (cinco empresas gigantescas empresas con ganancias, también, astronómicas), en donde los aumentos de los precios son resultado, nuevamente, de ese desequilibrio en la demanda, como si, de repente, en el mercado estable hubiera habido un choque. Este choque en este momento lo representan la depreciación del dólar, la crisis del mercado hipotecario en Estados Unidos y la guerra en Irak que, desde esa perspectiva, es el peor fracaso para la política de Bush porque su objetivo era justamente estabilizar su acceso a fuentes de petróleo y estabilizar precios de crudo, lo cual nunca sucedió.

    Habría que analizar con mucho cuidado esta crisis energética pues el problema tampoco radica en el desajuste en las cantidades de oferta y demanda, existe algo más que se llama poder de mercado y los economistas que estudian en serio lo conocen pero, desgraciadamente, en el mundo del neoliberalismo la teoría económica no es más que un discurso estúpido en donde se trazan solamente curvitas de oferta y demanda, como si no existiera el poder de mercado.

    Finalmente, la crisis financiera es el resultado también de una época; estamos en el ocaso del sistema de acumulación de capital en el sentido de la historia larga del capitalismo, se está cerrando la etapa en la cual Estados Unidos es el centro hegemónico de acumulación capitalista (esto es evidente por la implosión que tiene el sistema financiero y bancario en Estados Unidos y sus efectos en la economía real), el rol del dólar habrá cambiado para siempre dentro de dos años, cuando Estados Unidos salga de la recesión en la

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