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Resistiremos: La amenaza hipermoderna
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Resistiremos: La amenaza hipermoderna
Libro electrónico127 páginas1 hora

Resistiremos: La amenaza hipermoderna

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Sé que en este segundo, al menos tú y yo, nos estamos volviendo a imaginar.

Resistiremos. La amenaza hipermoderna trata de la lucha por defender la libertad humana. La protagonista, Li Berté, joven idealista programadora de algoritmos, se enfrenta al acoso sexual de su jefe, Damián Narcís, director del ABC, la Agencia del Buen Comportamiento, encargada de la vigilancia digital para manipular emociones y predecir decisiones sobre qué consumir, con quién relacionarse y por quién votar para lograr el «buen comportamiento social». Supera la frustración de la impunidad del acoso y crea LIBERGITAL, un movimiento de lucha contra la vigilancia y violencia digital. Decide enfrentar el proyecto del DHI, dispositivo hiperinteligente, sustituto del smartphone que se inserta por debajo de la piel del antebrazo y permite recibir y transmitir videollamadas y mensajes en redes sociales, así como las variaciones en la presión arterial, la temperatura, el ritmo cardíaco, la actividad cerebral, secreciones hormonales y cambios emocionales ante cualquier estímulo externo; instrumento que facilitaría la manipulación de emociones y predicción de conductas de consumo de las personas. Li Berté, en medio de la muerte por depresión de su madre y de la ofensiva narcisista de Damián Narcís, organiza con valor y perseverancia la resistencia colectiva para defender su ingenua pero indestructible voluntad de conservar la libertad humana.

IdiomaEspañol
EditorialCaligrama
Fecha de lanzamiento14 jul 2021
ISBN9788418832611
Resistiremos: La amenaza hipermoderna
Autor

Fernando Viveros

Fernando Viveros nació en la Ciudad de México en 1960. Lector permanente y viajero por los cinco continentes. Doctor en creación literaria, promotor cultural, melómano y percusionista; doctor en Derecho, educador, maestro rural en África y en India; caminante, grumete. Fue diplomático en la embajada de México en Washington D.C. y en el consulado general en Los Ángeles (California). Destacado analista y escritor de distopías. Publicó la novela distópica Candidez y la presentó con éxito en Madrid, Lima, Bogotá, Medellín y en las Ferias Internacionales del Libro en Guadalajara, Monterrey, Chihuahua, Panamá y Guatemala. Continúa con su narrativa distópica con su novela Y seguiremos siendo nosotros.

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    Resistiremos - Fernando Viveros

    Resistiremos

    La amenaza hipermoderna

    Fernando Viveros

    Resistiremos

    La amenaza hipermoderna

    Primera edición: 2021

    ISBN: 9788418832161

    ISBN eBook: 9788418832611

    © del texto:

    Fernando Viveros

    © del diseño de esta edición:

    Penguin Random House Grupo Editorial

    (Caligrama, 2021

    www.caligramaeditorial.com

    info@caligramaeditorial.com)

    Impreso en España – Printed in Spain

    Quedan prohibidos, dentro de los límites establecidos en la ley y bajo los apercibimientos legalmente previstos, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, ya sea electrónico o mecánico, el tratamiento informático, el alquiler o cualquier otra forma de cesión de la obra sin la autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. Diríjase a info@caligramaeditorial.com si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

    A mi hijos, Jimena y Valente, seguro de que resistirán.

    «No espero nada, no temo nada, soy libre».

    Epitafio de

    Nikos Kazantzakis

    I. La confrontación

    ¡Hoy decides enfrentarlo, perderle el miedo, mirarlo fijamente a los ojos! Tu estómago revolotea, la boca se te seca, respiras hondo y exhalas de golpe, sientes cómo el aire hace vibrar tus labios. Has querido huir, correr hacia algún lado, perderte de su vista y encontrar tu libertad en el olvido. Es imposible. ¡Te conoce mejor que tú misma, Li Berté! Sin que te dieras cuenta, Damián Narcís ha manipulado tus emociones, comprendido tus pensamientos, predicho tus decisiones.

    La sala está a media luz y llena por un centenar de reporteros digitales con smartphones en las manos, como si fueran los arcos y flechas de ávidos cazadores de imágenes, sensaciones o palabras que puedan difundirse sin límite en redes sociales. Adviertes que, en segundos, el anuncio que dará Damián Narcís se verá y escuchará en cada rincón del TG, Territorio Gugul, y empezarán las reacciones a favor y en contra.

    Recuerdas su fama de buen comunicador: claro, directo, polemista y que cuando conversa ve a los ojos con esa sobrada autoestima con la que se ha blindado desde su infancia y, con una habilidad casi imperceptible, seduce, altivo, con su mirada, voz y silencios: sus guardianes favoritos. Antes de salir, se prepara en un discreto camerino e imaginas cómo la maquillista le polvea el rostro para evitar brillos en la frente y nariz mientras él sonríe travieso y, con un sutil disimulo, le roza la pierna con la yema del dedo medio de su mano derecha.

    Es sábado y se celebra el Día de la Inteligencia Artificial. Como cada año, en un ambiente de fiesta, exaltación y exceso, jóvenes, mujeres, hombres, empresarios, funcionarios, periodistas y académicos de este país asisten a la Hiper Innovation Fest en la que se presentan las mejores innovaciones para categorizar el pasado, simplificar el presente y predecir el futuro en medio de las principales amenazas de estos años: el cambio climático, incertidumbre laboral, crisis migratorias, violencia, pandemias y amagos nucleares.

    Escuchas cómo el zumbido de voces, parecido a un enjambre de abejas listas para emprender el vuelo en estampida, se desvanece cuando Damián Narcís sube al templete. Atrás de él está parado con rigidez Juan Fierro, responsable de la seguridad, biohacker radical y su hombre de confianza. Con mucha soltura, como si estuviera conversando con viejos amigos, empieza a hablar:

    —¡Bienvenidos! ¡Estamos listos para dar el paso! Hoy es un día clave para la historia de la humanidad. Después de años de investigación, la tecnología cuántica de frontera y la inteligencia artificial nos permiten comunicarnos mejor y preservar nuestra salud y ofrecer al mundo el DHI, el dispositivo hiperinteligente. Un dispositivo revolucionario con sensores biométricos inteligentes que se inserta por debajo de la piel del antebrazo. Permite recibir y transmitir videollamadas y mensajes en redes sociales con la velocidad 6G, la mayor en la historia que puede conectar objetos, automóviles, puertas, cocinas, pantallas, terminales para tarjetas de crédito, maquinarias con el internet de las cosas de nuestras ciudades inteligentes y, como plus, percibe las variaciones en la presión arterial, la temperatura, el ritmo cardíaco, la actividad cerebral, secreciones hormonales y cambios emocionales ante cualquier estímulo externo.

    Ves, azorada, pantallas gigantes que proyectan un carrusel de imágenes que muestran los antebrazos de bellas mujeres y hombres apuestos con el DHI activado al tomar el sol en la playa, escalar una montaña o caminar en la ciudad.

    Conoces su pasión: las predicciones. Te consta que, desde hace diez años, vigila los pensamientos y las reacciones de las personas a través de la información que ingresan con ingenuidad en las redes sociales, el reconocimiento facial de las videocámaras y los consumos que realizan en el e-commerce. Es director de la ABC, la Agencia del Buen Comportamiento del TG, Territorio Gugul: se percata de las preferencias, manipula emociones, predice conductas.

    Lo sigues escuchando:

    —Esta información facilitará la detección de enfermedades, contagio por epidemias y accidentes que sufran las personas para ofrecer, en segundos, el tratamiento necesario a través de nanorrobots en el flujo sanguíneo. Al ser los beneficios tan evidentes, hemos logrado la autorización de las instancias competentes del TG, Territorio Gugul, para brindar esta tecnología de una manera gratuita y generalizada.

    No resistes más y lo interrumpes abruptamente:

    —¿A qué se refiere con generalizada, señor Narcís?

    Te reconoce de inmediato, disimula con habilidad su molestia de que te atrevas a interrumpirlo. Está consciente de que te fuiste del ABC después de trabajar cuatro años a su lado, dolida, frustrada, con resentimiento, y que hace dos te presionó para quitarte de en medio, humillándote, abusando de su poder. Has estado, cual animal herido, a la espera de la oportunidad para contraatacar y recobrar tu dignidad. No deja de verte como su empleada: ambiciosa, atractiva, irreverente, ávida por aprender. Finalmente, te formó y utilizó, eres su criatura. Tienes conocimiento de que ha estado monitoreando lo que haces desde que, al salir del ABC, organizaste LIBERGITAL, un grupo de resistencia contra la vigilancia y violencia digital. Estás al tanto de que tiene un expediente de información, imágenes y videos tuyos y que sabía de tu llegada. Tiene la atención mediática encima y te contesta fingiendo ser amable:

    —Le agradezco su intervención, Li, porque me permite comunicar que disponemos de las posibilidades técnicas para integrar a la población a estos beneficios: mejorar la comunicación y detectar enfermedades con rapidez para curarlas y salvar vidas humanas.

    Te das cuenta de que quiere evadirte y eso te da seguridad, no te detienes, lo provocas:

    —Las personas conservaremos la libertad de decidir si nos insertamos el DHI, ¿sí o no?

    —Las ventajas son tan importantes para la sociedad que no sería posible ni recomendable que alguien se quedara afuera. Propiciaríamos una situación de desigualdad entre los que tuviéramos este instrumento de prevención y de cura en nuestros cuerpos y los que no. Ese fue el reclamo tradicional de las voces que se oponían al desarrollo de la tecnología: que solo los que tuvieran recursos económicos podrían acceder a ella. Eso ha quedado atrás con el DHI. No queremos que haya alguien que se vea privado de los beneficios, por eso hemos destinado los recursos necesarios y agradecemos el apoyo y comprensión de la empresa que produce la tecnología para lograr la accesibilidad generalizada.

    No puedes dejar que se vaya por las ramas:

    —¿Qué pasará con las personas y sus smartphones que decidamos no implantarnos el DHI en los antebrazos?

    —Convoco a los usuarios a realizar el canje de los smartphones por el DHI en un plazo de diez días. El procedimiento es muy sencillo, solo tienen que acudir al módulo más cercano a su domicilio. Repito, es gratuito.

    No obstante, sabe que tus preguntas lo están acorralando, se siente incómodo y busca con la mirada a alguien más que pida hablar.

    —¿Qué pasará con los smartphones que no sean entregados? —le pregunta Geovanni Lombardi, amigo tuyo.

    —Al cumplirse el término de diez días, solo se logrará la conectividad digital a través del DHI.

    Otro reportero le pregunta:

    —¿Está diciendo que las personas que decidamos no insertarnos el DHI para conservar nuestra libertad y evitar correr el riesgo de cáncer, daños genéticos o problemas de memoria quedaremos desconectadas?

    —Es una disposición obligatoria. Siguiente pregunta.

    Leonora Miura, tu compañera de universidad, reacciona de inmediato:

    —¿Quedaremos desconectados?, ¿sin acceso con nuestro smartphone al pago de los consumos y transportes, a servicios bancarios, a poder videocomunicarnos en redes sociales, a la información de Gugul, a votar, a escuchar música y ver series y películas?

    Sonríe levemente y con ironía le contesta:

    —Esas ventajas se conservarán en el DHI con una mejor calidad, además de la posibilidad de prevenir y atender sus enfermedades. Los beneficios son irrefutables. ¿No cree usted?

    Su tono te molesta y decides confrontarlo:

    —Lo que está a la vista es que el DHI podrá registrar, en cada uno de nosotros, las reacciones hormonales que tengamos ante nuestros propios recuerdos a los estímulos sensoriales que recibamos del exterior y, por supuesto, a la orientación de las conductas que tomemos.

    —El DHI se enfoca en los estímulos que pueden afectar la salud.

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