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Historia Verdadera De Dos Campeones
Historia Verdadera De Dos Campeones
Historia Verdadera De Dos Campeones
Libro electrónico225 páginas2 horas

Historia Verdadera De Dos Campeones

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He intentado escribir sobre las historias de Alejandro y Mario mis hijos, que lo hago como un reconocimiento pblico de sus cortas existencias y que fueron tan brillantes, Ale como le decamos fue un nio muy rubio y ojos tan azules que hasta paso por mi mente que nos lo haban cambiado en el hospital. Desde su niez fue muy tranquilo y jams nos dio algn problema, fue excelente estudiante y un magnifico atleta pues gan varias competencias en natacin, se fue a Alemania y aprendi el idioma, as como el Ingls y apenas tena catorce aos ya en la secundaria daba clases a personas adultas y ayudaba a su pap en la fbrica, en conclusin no pudo ser mejor hijo.
Mario no era tan bonito ni rubio pero tena mucha personalidad y carcter. Si fue muy inquieto y lo quera saber todo pues por todo preguntaba el porqu. Tambin fue brillante en la escuela y un super atleta pues adems de ganar varios torneos de natacin la gente se admiraba como se tiraba clavados siendo tan pequeo, por su arrojo tambin tuvo algunas fracturas jugando algn deporte. Fue campen mini olmpico en las mini olimpiadas del Club Israelita. A muy temprana edad se inclin por la aviacin y ayudaba a su pap a armar aviones ultraligeros, fue el constructor del avin Velocity de materiales compuestos y con el record mundial de velocidad en aeronaves de su tipo. Se murieron muy jvenes pero alguna vez supe que los dioses se mueren jvenes y pienso que donde estn, estn mucho mejor que en nuestro mundo actual y terreno.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento10 dic 2016
ISBN9781506517780
Historia Verdadera De Dos Campeones
Autor

Miguel Alejandro Jiménez Serratos

Es evidente que Antino fue un niño precoz muy inquieto sin ser hiperquinético y se adelanto al tiempo de su vida, empezó a trabajar desde muy joven (cuando solicitó su jubilación del I.M.S.S sólo necesitaba 2,500 semanas cotizadas y el tenia mas de 5,000). Intento jubilarse a la edad de 35 años, pero su Padre lo hizo refleccionar y lo devolvió otra vez a la responsabilidad de un empleo formal, hasta los 45 años. Siempre tenia claro el camino a seguir y a pesar de haber tenido grandes tragedias en su vida como la muerte de sus hijos y tambien descalabros en su trabajo pues lo perdio todo en mas de dos ocaciones y sin contar la perdida total de su fábrica, siempre se levanto y siguió adelante, confiando en Dios. En la actualidad solo vive con su esposa Lourdes en Cancún, pues su hija se fue a vivir al Puerto de Veracruz con sus hijos y Antino y su esposa los van a visitar todas las veces que pueden y los extrañan tanto que estan pensando seriamente irse a vivir con ellos a Veracruz y planean vivir una casa que han hecho cerca de ahí.

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    Vista previa del libro

    Historia Verdadera De Dos Campeones - Miguel Alejandro Jiménez Serratos

    Copyright © 2016 por Miguel Alejandro Jiménez Serratos.

    Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:   2016919690

    ISBN:   Tapa Blanda                 978-1-5065-1779-7

                  Libro Electrónico        978-1-5065-1778-0

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Las opiniones expresadas en este trabajo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente las opiniones del editor. La editorial se exime de cualquier responsabilidad derivada de las mismas.

    Fecha de revisión: 07/12/2016

    Palibrio

    1663 Liberty Drive

    Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    Contents

    PREFACIO

    PRIMERA PARTE

    Alejandro

    Mario Iván

    Autonomía Corporal

    Los Científicos

    Festivales Aéreos En Puebla

    Proyecto Velocity

    Fibra De Vidrio

    Boda

    Conclusiones

    SEGUNDA PARTE

    Lourdes

    Cáncer Mamario De Lourdes

    El Científico Químico Rafain Rodríguez

    Efectos Secundarios

    20 De Julio De 2015

    TERCERA PARTE

    Don Miguelito

    Prefacio

    Los Accidentes

    El Principio Del Fin

    La Maestra Thais

    Los Hijos De La Maestra Thais

    PREFACIO

    E n este libro, no pretendo hacer una biografía de mis hijos Alejandro y Mario. Simplemente quiero exponer algunas etapas de sus vidas que recuerdo de manera especial y que, a mi parecer, servirán como un humilde reconocimiento a la gran alegría y al inmenso amor que sus vidas, aunque muy cortas, nos regalaron a Lourdes y a mí. Estos recuerdos están principalmente dedicados a ambas familias, a sus amigos y a todas las personas que en algún momento tuvieron contacto con ellos y que seguramente los recuerdan con cariño.

    Quise que el título de este libro fuera Historia verdadera de dos campeones porque, independientemente de que Alejandro y Mario fueron sobresalientes en todas las actividades que realizaron, también fueron campeones como hijos: en su comportamiento, obediencia y respeto. siempre estuvieron en el camino del bien y siempre nos dieron a su madre y a mí grandes satisfacciones en todos los momentos y en todas sus acciones.

    Miguel Alejandro Jiménez S.

    Invierno de 1995

    Como un reconocimiento a mis hijos

    Alejandro

                    Mario

                            Andrea

    Y a mi esposa Lulú por haber tenido el valor de resistir la pérdida de dos de sus hijos.

    Ellos son lo más valioso de mi vida…

    después de Dios.

    PARA ENTONCES

    Quiero morir cuando decline el día,

    en alta mar y con la cara al cielo,

    donde parezca sueño la agonía,

    y el alma, un ave que remonta el vuelo.

    No escuchar en los últimos instantes,

    ya con el cielo y con el mar a solas,

    más voces ni plegarias sollozantes

    que el majestuoso tumbo de las olas.

    Morir cuando la luz, triste, retira

    sus áureas redes de la onda verde,

    y ser como ese sol que lento expira:

    algo muy luminoso que se pierde.

    Morir y joven: antes que destruya

    el tiempo aleve la gentil corona;

    cuando la vida dice aún: soy tuya.

    aunque sepamos bien que nos traiciona.

    Manuel Gutiérrez Nájera

    PRIMERA PARTE

    ALEJANDRO

    C reo que Dios nos dio a todos los humanos la misma oportunidad de tiempo de vida.

    Al principio de la creación, cuando el mundo y su naturaleza original no habían sido alterados por el hombre, es decir, al principio de los tiempos cuando no había contaminación alguna, el hombre consumía íntegramente todo el tiempo de vida que Dios le había dado para realizar este maravilloso proyecto en el planeta Tierra que solo era afectado por fenómenos propios de las leyes naturales y de supervivencia.

    Lo que podría cambiar estos lapsos de vida eran:

    A. FENÓMENOS NATURALES: como son las fuerzas propias de la Naturaleza, que tiene sus propias leyes, es decir, tormentas, huracanes, terremotos, erupciones volcánicas, etc. Asimismo, ataques de animales capaces de afectar mortalmente a los humanos.

    B. Acciones provocadas por el hombre:

    1. Construcciones de cualquier tipo de estructuras, así como mecanismos o maquinarias, vehículos que han provocado la muerte de miles de personas en la época moderna. Si analizamos los grandes terremotos que han afectado a grandes ciudades en Asia, América y otros lugares y que han provocado la muerte de miles de personas, nos damos cuenta de que un alto porcentaje de víctimas podrían haberse salvado tan solo si las construcciones, así como los materiales empleados, hubiesen sido de mejor calidad.

    2. Si analizamos las estadísticas de los accidentes mortales en la industria, los más graves han sido provocados por los equipos de producción, como los utilizados en las minas, así como por máquinas, hornos u otros equipos para petroquímica que, además de la gran contaminación que causan, han provocado muchas muertes o, por lo menos, han reducido el lapso de vida de muchos seres humanos.

    3. Acciones que el hombre ha realizado deliberadamente para aniquilar a una gran cantidad de personas con el pretexto político de la guerra. Así, han lanzado bombas nucleares a diferentes poblaciones del mundo, al igual que las letales bombas químicas que no solo matan en el momento de ser lanzadas, sino que dejan secuelas que dañan a nuevas generaciones.

    4. Acciones inconscientes: cuando uno escucha que alguien goza de buena salud y súbitamente adquiere una enfermedad seria, lo más probable es que, como nunca se sintió mal, no asistió al médico y, cuando al fin se hizo una revisión médica, ya era demasiado tarde. Creo sinceramente que las enfermedades son malas prácticas de salud, como alimentación incorrecta, falta de ejercicio, vicios de todo tipo y la contaminación que provoca alteraciones en la vida humana.

    5. Los deportes: más de 95% de acciones irresponsables en los deportes provocan accidentes. ¡Ojalá se tomaran las medidas preventivas necesarias y se siguieran las reglas que todo deporte tiene! Seguramente así se evitarían muchos accidentes en los deportes.

    C uando Dios nos regaló el don de la vida, también nos dio libre albedrío, o sea, la absoluta y total libertad de nuestras acciones; todo lo que hacemos consciente o inconscientemente afecta nuestra vida y las de los demás.

    Era una tarde calurosa del año 1966. Estaba en la calle con unos amigos cuando de pronto escuchamos un trueno como de explosión que parecía que nos alcanzaría de un momento a otro; cubría casi un tercio del cuadrante celeste y, conforme se elevaba, tomaba la clásica forma de hongo de las bombas atómicas que tanto hemos visto en el cine. Casi inmediatamente después, llegó una onda de calor, que también causó pánico, porque no sabíamos cuánto más se elevaría la temperatura. Finalmente, para nuestra buena suerte, la gran bola de fuego y la onda de calor empezaron a bajar de intensidad y, al cabo de unos minutos el inmenso hongo desapareció.

    La curiosidad nos impulsó a tomar las motocicletas y acudir al lugar donde supuestamente había sido la explosión. Cuando llegamos, ya había una valla de seguridad y, por supuesto, no dejaban que nadie se acercara. Era un espectáculo dantesco, había destrucción por todas partes. Dos grandes salchichas de gas de casi 12 metros de largo habían salido proyectadas dejando a su paso muchos árboles derribados. Uno de ellos cayó en un edificio al otro lado de la calle y prácticamente lo destruyó.

    Nunca se supo el número de personas afectadas por el siniestro, pero la empresa Volkswagen, que se encuentra como a 20 km del lugar, puso una demanda a la empresa causante del siniestro por haber dañado más de 1 000 automóviles nuevos a causa de la lluvia ácida que afectó las partes cromadas de los vehículos.

    Según las estadísticas, la construcción de vehículos de transporte ha provocado más muertes por su uso que las producidas en las guerras mundiales. Estas actividades voluntarias de la humanidad hacen que nuestras vidas transcurran como un fenómeno típicamente aleatorio, es decir, no se puede predecir de ninguna manera lo que le puede ocurrir a la vida de una persona. Por la misma razón, nunca podremos saber hasta qué grado las actividades de las personas afectan directamente sus vidas. Por ello, en mi opinión las acciones de los hombres producen resultados inesperados; sin embargo, el hombre se justifica diciendo que son cosas del destino. A mi modo de ver, la frase célebre que dice que el hombre es el arquitecto de su propio destino es muy real. El hombre tiene dos caminos en su vida: uno que sería el resultado de todos los esfuerzos que realizó para lograr un objetivo determinado; el otro, el resultado de las desviaciones derivadas de la interdependencia de las acciones entre unos y otros.

    Ninguno de nosotros sabe cuándo terminará su vida. La muerte puede llegar cuando menos la esperemos y, en ese momento crucial, ocurren situaciones mágicas y misteriosas que solo podemos atribuir a que Dios así lo decidió. Los que creemos que el Dios que nos creó es un Dios bueno, nunca aceptaremos que una muerte trágica sea obra Suya. Si pensáramos que Dios interviene en absolutamente todas nuestras acciones, tendríamos que aceptar que somos marionetas con las cuales se divierte: Ahora Él me salva, ahora me deja morir.

    Dios es respetuoso de nuestra vida, no interviene en ninguna circunstancia de ella y, como dije anteriormente, hay un fenómeno aleatorio que acompaña nuestra existencia, la gran aventura de la vida nos lanza a un proceso enigmático de sucesión de eventos en gran medida impredecibles. Sin embargo, si analizamos detalladamente no solo los sucesos, sino también sus causas, tal vez encontraríamos respuestas.

    No obstante, creo que, en circunstancias muy especiales, si alguna persona logra estar muy cerca de Dios o tiene a alguien cercano que está muy cerca de Él, con una fuerza tal que Dios quisiera intervenir en un momento crítico de alguna etapa de su vida, podría suceder que el destino de esa persona cambiara y, desde luego, habría un beneficio para el alma de esa persona. Mi propia experiencia así me lo indica. Considero que al menos en cinco ocasiones he estado en el umbral de la muerte y que, de alguna manera, Dios me ha salvado.

    A los siete años, en la playa El Revolcadero de Acapulco, después de que una ola me llevó mar adentro, estaba tan exhausto que, estando ya en el fondo, me abandoné a mi suerte, la superficie del agua era muy alta y todavía hoy no entiendo qué fuerza me sacó de ahí.

    A los 11 años, iba en una motocicleta de carreras sobre la avenida Yucatán y, en el cruce de esta calle y la Av. Insurgentes, un camión materialista salió súbitamente de una calle transversal. Aunque yo tenía preferencia, el camión no se detuvo, traté de frenar, pero la moto se resbaló y quedé debajo de las ruedas del camión… tampoco sé por qué Dios me salvó en esa ocasión.

    A los 18, tuve un accidente muy grave con una moto inglesa muy pesada. Me di de frente con un automóvil marca Opel. Prácticamente lo partí en dos, porque lo embestí de frente y a gran velocidad. Recuerdo como pasé volando por encima del auto y después caí como a cinco metros de él. Sin embargo, solo me disloqué las dos manos.

    A los 25 años, tuve otro accidente muy grave en la carretera México-Puebla a la altura del kilómetro 66.5. Iba en compañía de otras tres personas cuando el auto en el que nos transportábamos derrapó, dio más de cinco giros y fuimos a dar a un barranco de más de 30 metros de profundidad y, aunque el auto quedó destruido, afortunadamente, ninguno de nosotros murió. Nadie entendió por qué.

    En una empresa industrial, estalló una autoclave a escasos 30 centímetros de mí. La puerta pesaba más de 400 kilos y salió volando a más de 50 metros de distancia. Mi abuela me comentó más tarde que había tenido un mal presentimiento ese día.

    En 1990, volando un avión ultraligero sobre una cordillera de la zona de Atlixco, en el estado de Puebla, por error me metí en un frente que hizo que me perdiera durante dos horas, que es el límite de duración de la gasolina del avión. Cuando estaba a punto de pararse el motor, salí del frente y pude aterrizar de emergencia en un camino vecinal. Una vez más, no entiendo cómo salí ileso.

    Es claro que a nosotros los humanos nos es imposible entender por qué suceden este tipo de cosas y muchas experiencias de la vida nos confunden, al menos a mí. No obstante, estoy convencido de que las experiencias que antes expuse tienen algún sentido. Cuando llegamos al umbral de la muerte por cualquier circunstancia provocada por el hombre, es posible que Dios tome la decisión de dejarnos morir o salvarnos. Creo que solo en estos casos Dios interviene directamente.

    Image7041.JPGImage7050.JPG

    A lejandro M. nació un 26 de junio de 1967, fue el segundo nieto de la dinastía Jiménez Serratos y el primer nieto de la dinastía Jiménez Hernández y el segundo de la dinastía Jiménez Fernández, así que fue muy bien recibido por las familias de tres generaciones.

    Era un niño muy bonito, lleno de vida, con un cabello rubio casi blanco y ojos grandes muy azules y expresivos. Llamaba mucho la atención de la gente; siempre lo querían acariciar y, si podían, lo cargaban.

    Creo que la primera vez que tuve contacto con el espíritu humano fue cuando lo miré a los ojos y él se quedó viendo los míos como si me dijera: Esto es la vida, nunca lo olvidaré.

    Confieso que nunca estuve plenamente consciente de lo que significaba haber traído al mundo a un ser humano tan maravilloso como ese bebé. Era tan bello que, si mi abuela y la familia de Lulú no fueran tan rubios y de ojos azules, incluso hubiera podido dudar de que yo fuera el padre de ese niño tan hermoso.

    Recuerdo que prácticamente no sabía qué hacer con él. Nunca nadie me dijo cómo tratar a un hijo desde que nace. Tenía miedo de lastimarlo, pero a la vez quería que siempre jugara conmigo. Quizá por miedo a lo desconocido, uno opta por dejar a los hijos en paz y esperar a que crezcan, pero esto ocurre tan rápido que, cuando nos damos cuenta, ya nos perdimos lo mejor de su vida.

    Recuerdo su segundo aniversario en la casa de campo en la que vivíamos a las afueras de la ciudad de Puebla, rumbo a Cholula, en la colonia Manantiales. Tenía un gran jardín y alberca. Mi tío Jorge me la prestó por un tiempo, mientras nos entregaban nuestra casa que estaba en construcción en la ciudad. Creo que fueron unos de los mejores años de mi vida. Recuerdo ese aniversario porque le hicimos una fiesta muy bonita con todos sus primos. Él estaba vestido con el trajecito de tirolés que su abuelito Nicolás le había traído como regalo de Europa.

    Quisiera volver atrás y tener esas vivencias otra vez. Ale creció muy sano, pero también nos daba muchos sustos, como meterse

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