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Predestinación Y Libre Albedrío: ¿Tiene El Hombre Libre Albedrío O Está Predestinado?
Predestinación Y Libre Albedrío: ¿Tiene El Hombre Libre Albedrío O Está Predestinado?
Predestinación Y Libre Albedrío: ¿Tiene El Hombre Libre Albedrío O Está Predestinado?
Libro electrónico235 páginas4 horas

Predestinación Y Libre Albedrío: ¿Tiene El Hombre Libre Albedrío O Está Predestinado?

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El tema de la seguridad de salvacin es uno que le ha apasionado siempre y al que ha dedicado mucho tiempo de estudio, incluso utilizndolo como tema de tesis postgrado para Jerusalem Theological University. Ms que una visin conservadora o liberal, este libro presenta un panorama de interpretacin bblica natural, que recoge varios elementos de las distintas corrientes teolgicas que abordan este controversial tema. Aunque el libro trata temas profundos extrados de bases bblicas e histricas, est escrito en un lenguaje sencillo de manera que pueda ser til tanto para acadmicos o maestros de escuela bblica asi como para el cristiano que busca conocer las verdades de su salvacin en Cristo Jess, que por un lado le harn libre, y por otro le infundirn pasin para atesorarla y cuidarla ms.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento1 sept 2015
ISBN9781506507057
Predestinación Y Libre Albedrío: ¿Tiene El Hombre Libre Albedrío O Está Predestinado?
Autor

Eladio Rivera Morales

Nacido en una humilde cuna rural en el pueblo de Ceiba, Puerto Rico, Eladio Rivera conoció al Señor desde su niñez. Así mismo desde temprana edad se interesó en la profundidad de la Palabra, cursando por correspondencia estudios básicos y finalmente avanzados de la Academia Cristiana del Aire. Posteriormente completó estudios teológicos en el Colegio Pentecostal Mizpa y el Centro Bíblico de Investigación. También obtuvo los grados de Bachillerato y Maestría en Teología de Vision International University. Con pasión de maestro, ha sido partícipe de este ministerio tanto en la iglesia local, como en institutos bíblicos. Actualmente también se desempeña como capellán ordenado y activo de la Federal Police Chaplains.

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    Predestinación Y Libre Albedrío - Eladio Rivera Morales

    AGRADECIMIENTOS

    Quiero darle las gracias, primero y por sobre todo, a mi Señor y Salvador Jesucristo, quien tuvo a bien tener misericordia de mí y salvarme por su pura gracia.

    Agradezco, a mi hijo Ezequiel, quien cuando estuve claudicando sobre si realizaba o no este proyecto, me estimuló y fue decisiva su motivación para realizar el mismo, además ha colaborado conmigo ayudándome en algunos asuntos de la presentación del material.

    Agradezco, a todos los que han sido instrumentos de Dios en mi formación en especial a mi iglesia local en Ceiba, Puerto Rico, donde persevero por más de 50 años.

    INTRODUCCIÓN

    Predestinación; Libre Albedrío; Salvos Siempre Salvos; Perder la Salvación; Gracia Irresistible; Caer de la Gracia del Señor; Calvinismo; Arminianismo… ¿quién podría decir que no ha escuchado alguno de estos términos? Nos han acompañado durante todo nuestro peregrinar cristiano, no importa la denominación de la iglesia a la que pertenezcamos o hayamos pertenecido. Pero, ¿que significan? ¿Se contradicen todos? Antes de entrar en las controversias, vayamos al principio en el que todas las partes coinciden.

    El hombre, corona de la creación de Dios, fue hecho a imagen y semejanza de Dios (Gn. 1:26). Entendemos que esa imagen y semejanza implicaba la capacidad del hombre para tomar decisiones, la capacidad del hombre para gobernar, sojuzgar la tierra y señorear sobre los animales. El hombre habría de señorear (RV), tendría poder (DHH) y dominio (NVI). Esta capacidad requería que el hombre tuviera voluntad y libre albedrío para realizar la tarea que Dios le había asignado. Dicho de otro modo, el hombre poseía voluntad propia. De hecho el fundamento de la caída del hombre fue el poner su voluntad, sobre la voluntad de Dios. Esto fue así porque el hombre tenía capacidad de decidir, o sea lo que llamamos libre albedrío.

    Dios ubicó al hombre en el Huerto del Edén y le indicó que de todos los árboles del huerto podría comer, excepto de el de la ciencia del bien y del mal (Gn. 2:17). Esa fue la única restricción que Dios le dio al hombre. Esta instrucción de Dios indica que el hombre, como agente libre, tenía la capacidad de obedecer o de desobedecer el mandato de Dios. Nadie duda de que Adán tenía esta capacidad, de otra manera no había sentido en esa prohibición de Dios. Una era la realidad de Adán antes de la caída y otra es la realidad del hombre después de la caída. ¿Habrá perdido el hombre la imagen y la semejanza de Dios a causa del pecado? ¿Tiene el hombre la capacidad de entender y aceptar el plan de salvación? No hay duda de que el hombre ha sido afectado en su propia naturaleza por la consecuencia de su pecado en todos los niveles de su vida.

    La teología cristiana está dividida respecto a la capacidad del hombre para tomar una decisión respecto a su plan de salvación. En el presente muchos teólogos niegan que el hombre tenga capacidad para decidir, plantean que Dios ha determinado totalmente el destino del hombre y que éste perdió la capacidad para decidir, luego de su caída en pecado. Expresan que por el hombre estar espiritualmente muerto, no posee capacidad para la toma de decisiones y que Dios ha destinado a un determinado número de personas para ser salvo. Esto tiene la consecuencia necesaria de dejar a sus propias expensas al resto de los seres humanos evocados a una perdición segura de la cual no pueden escapar, pues no poseen la capacidad para hacer una decisión por sí mismos de aceptar a Jesucristo como Salvador. Por otra parte otros afirman que el hombre es responsable ante Dios, porque conservan aún, a pesar de su corrupción, su capacidad para tomar una decisión para aceptar o rechazar el mensaje del evangelio.

    No hay lugar a dudas que el pecado alteró y damnificó el libre albedrío del género humano. No hay dudas que el hombre pecador está imposibilitado de por su propia cuenta, escoger el camino de salvación. Cristo mismo lo indicó al decir que ……ninguno puede venir a Mí, si no le fuere dado del Padre. (Jn 6:65) La degeneración fue total en el hombre, éste perdió su capacidad para juzgar con justicia, y su capacidad para la toma de decisiones fue alterada por el nuevo estado de corrupción en el que había caído.

    A pesar de la caída y la depravación que ha distorsionado la imagen de Dios en nosotros, ¿conserva aún esa imagen de Dios o el pecado lo hizo perder esa imagen? Sabemos que el hombre tiene capacidad para gobernar, pero que dicha capacidad fue obscurecida de tal manera por el pecado, que el hombre ha sido muy mal gobernante y un mal administrador de los bienes que recibió de su Creador. Su gobierno es injusto, vanidoso y ampliamente egoísta. Basta con estudiar la historia de la humanidad o de cualquier nación para constatar el nivel de injusticia que prevalece en la administración de la tierra que Dios nos encomendó para gobernar.

    El mundo actual está repleto de injusticias, encontramos lugares de clases privilegiadas donde sobran los recursos ubicados al lado de lugares de extrema pobreza donde faltan recursos para cubrir las necesidades más básicas de la humanidad. Naciones con los más altos niveles de pobreza cuentan con áreas sumamente privilegiadas, justamente al lado de los menos privilegiados. Esto es solo una muestra de las injusticias del gobierno de los hombres. Si a eso añadimos las guerras, las violaciones de derechos humanos, la esclavitud de todo tipo, la falta de educación, la falta de servicios médicos de los pobres, el hambre, entre otras cosas podemos comprender lo mal que hemos gobernado y distribuido los recursos que Dios en su sabia providencia nos ha dado para el disfrute de todos. Sabemos que ese no fue el propósito de Dios. El hombre por su pecado le entregó al enemigo esta tierra de tal manera que la propia Palabra de Dios llama al diablo, como el príncipe de este mundo. (Véase Jn. 12:31; 14:30; 16:11; 2 Co. 4:4; Ef. 2:2)

    El tema de si perdemos o no la salvación es uno de los que presento en esta exposición. Nuestras iglesias evangélicas, están divididas en cuanto a lo que creen sobre esto. Creo que la doctrina no ha sido atendida adecuadamente ya que no se ha considerado cuando realmente un creyente es sólo un profesante y cuándo es que es salvo. Es por eso que dedico una sección completa al tema del Libro de la Vida. La importancia de este tema es que una persona es salva, cuando su nombre esté escrito en este libro. Más allá de nuestra profesión de fe, de nuestros actos, ni del tiempo que llevemos perseverando en alguna iglesia; el libro de Apocalipsis nos dice que todos aquellos cuyos nombres no estuvieron inscritos, en el Libro de la Vida, fueron lanzados en el lago de fuego y azufre. (Ap. 20:15)

    Este libro está escrito para beneficio de los académicos, líderes y creyentes en general que quieran profundizar en el estudio de lo que implica el más precioso regalo que nos ha dado Dios: La Salvación

    Le pedimos que nos acompañe en este viaje que nos ayudará a entender mucho mejor los aspectos más importantes sobre la seguridad de nuestra salvación. Espero que este trabajo sirva el propósito anterior y que pueda ser de mucha utilidad y bendición en la discusión de todos estos temas. Confío en que mi humilde aportación ayude a muchos en una mejor compresión de su vida cristiana.

    PRIMERA PARTE

    PRESENTACIÓN DE LAS DOCTRINAS

    CAPITULO 1

    BREVE HISTORIA DE LAS DOCTRINAS

    La iglesia primitiva no desarrolló la doctrina del Libre Albedrío así como tampoco desarrolló la doctrina de la predestinación. La iglesia predicaba el evangelio sin considerar el asunto de si alguien era o no predestinado y asumía que el hombre tenía la responsabilidad de recibir el evangelio pero sin desarrollar ninguna doctrina al respecto. En mi mejor creer, pienso que así deberíamos predicar el evangelio. Es una forma simple y sin complicaciones y responde mejor al llamado de la Gran Comisión: "Por tanto, id y haced discípulos en todas las naciones….." (Mt. 28:19,20)

    No obstante, no pasó mucho tiempo sin que se comenzara a desarrollar la controversia entre las enseñanzas sobre la predestinación. Para el siglo IV, la Iglesia de Antioquía (con Juan Crisóstomo como su mayor exponente) hacía énfasis en la presciencia de Dios mientras que en la Iglesia de Alejandría (bajo la exposición de Agustín de Hinopa) su énfasis era sobre la predeterminación de Dios. Agustín de Hinopa (354-430), mejor conocido como San Agustín, se envuelve en controversias doctrinales sobre el libre albedrío.

    Agustín de Hinopa (San Agustín) nació en la ciudad de Tagaste al norte de África, hijo de un padre pagano y una madre cristiana llamada Mónica. Obispo de Hinopa, a Agustín se le considera el más grande teólogo de la iglesia primitiva después del Apóstol Pablo. Éste había sido simpatizante y creyente de las enseñanzas maniqueas, pero nunca había sido un practicante devoto de las mismas, pues había mantenido dudas y preguntas sin contestación alguna

    Según los Maniqueos hay dos principios o sustancias que se mezclan en la tierra y en la vida terrestre: el principio del bien y el principio del mal. Esta doctrina fue elaborada por el filósofo Persa Mani (216-277) según la cual el universo fue creado por dos principios antagónicos e igualmente eternos. Dios representando el bien absoluto y el diablo representando el mal absoluto. Según esta doctrina, el diablo sería tan poderoso como Dios y a su vez es co-creador del universo.

    Luego de haber aceptado el cristianismo y de haber sido bautizado, San Agustín se vio en la necesidad de refutar las enseñanzas que antes había creído. La doctrina del libre albedrío fue un pilar que utilizó San Agustín en su refutación del Maniqueísmo. San Agustín objetaba la enseñanza maniqueísta de que las acciones de las almas estaban determinadas por la mezcla que hay en ellas de los dos principios del bien y del mal. En el desarrollo de esta doctrina, San Agustín, enseñaba que al igual que los ángeles, el ser humano tiene libertad para determinar su propia acción, y aunque esto era bueno, el hombre lo había utilizado para hacer el mal.

    Más adelante San Agustín entra en controversias con las enseñanzas de Pelagio, quien negaba el pecado original en el hombre. Este último, enseñaba que los niños, no tienen pecado al nacer y que el único pecado es el que cada quien comete personalmente. Enseñaba que el ser humano, aun en su estado de pecado, puede decidir hacer el bien y aceptar la gracia de Dios. San Agustín sostenía que aunque sí hay libre albedrío, el pecado priva al hombre de la libertad para hacer el bien. Según él, el hombre tiene libertad para escoger entre todas las opciones pecaminosas que tiene ante sí, pero nunca para no pecar, pues esta no es una opción para el hombre no regenerado. Es la gracia divina la que nos capacita para hacer el bien. Esa gracia es irresistible, pues si pudiéramos resistirla, lo haríamos. Esta enseñanza le lleva directamente a la doctrina de la predestinación ya que según la misma solo aquellos a quienes Dios ha predestinado, Él le concede esa gracia irresistible, la cual es aceptada para salvación.

    Casi todos los teólogos medievales se apartaron de esa enseñanza de San Agustín. No obstante, Tomás de Aquino (1225-1274), teólogo natural de Italia, se mantuvo en defensa de la posición predestinista de Agustín. No fue sino hasta que el teólogo francés, Juan Calvino, (1509-1564) desarrollo la teología de la predestinación de modo más sistemático, y que hasta el día de hoy se conoce como doctrina Calvinista. Para el siglo XVII, se llevaron a cabo una serie de controversias sobre la enseñanzas calvinistas y se desarrolló una definición más estricta de su teología, que para entonces se caracterizó por su énfasis en la depravación total del género humano, la gracia irresistible, la predestinación, el sacrificio expiatorio de Jesucristo limitado a los elegidos y la perseverancia de los santos. Estos puntos, aunque basados en las enseñanzas de Calvino se apartaron bastante del espíritu del propio Calvino. Juan Calvino no consideraba sus enseñanzas como proposiciones dogmáticas sino como expresiones de la experiencia de la gracia de Dios y de la obra del Espíritu Santo.

    Jacobo Arminio, teólogo Holandés (1560-1609), fue el mayor oponente de las doctrinas calvinistas. En sus comienzos, Arminio era un estudioso de las doctrinas calvinistas y defensor de las mismas. Comenzó a desarrollar la teología de la predestinación bajo de influencia de Koornhert, un teólogo holandés que negaba parte de las doctrinas del calvinismo. Jacobo Arminio estudiaba los argumentos de Koornhert, con el propósito de combatirlos, pero durante ese proceso se convenció de que Koornhert tenía razón en sus planteamientos y que éstos estaban a tono con los principios bíblicos. Arminio creía en la predestinación, pero la atribuía a la presciencia de Dios quien tiene conocimiento de quienes habrían de recibir el evangelio. Jacobo Arminio postuló que la gracia preveniente es otorgada por Dios a toda la humanidad (Jn. 1:9) y que ésta capacita al libre albedrío para decidir a favor de Dios. Aunque en su presciencia Dios conoce anticipadamente cual habría de ser nuestra elección, no obstante su presciencia no obliga sino que anticipa la decisión del hombre. Jacobo Arminio murió en 1609, pero sus enseñanzas continuaron en algunos sectores mayormente de Holanda. Para el 1610, un año después de su muerte, un grupo de 46 pastores firmaron el documento la Protesta (o Remonstanza) en el que rechazaban las doctrinas calvinistas. Bisschop y Uyttenbogaert fueron los sucesores que continuaron las enseñanzas de Arminio. La controversia continuó en Holanda hasta que en los años 1618-1619 una Asamblea de la Iglesia Reformada, conocida como El Sínodo de Dort, convocada por al gobierno, rechazó las posiciones de Jacobo Arminio y reafirmaron las enseñanzas del calvinismo. Este Sínodo persistió en los cinco puntos que distinguen el calvinismo desde entonces a saber: 1. La depravación total del género humano; 2. La predestinación incondicional y doble, unos a salvación y otros a condenación; 3. La doctrina según la cual la obra expiatoria de Cristo es solamente para los elegidos; 4. La gracia irresistible para los elegidos; 5. La perseverancia de los santos, es decir que los predestinados, no pueden caer de la gracia y condenarse. A pesar de los postulados del Sínodo Dort, las enseñanzas de Jacobo Arminio han continuado hasta nuestros días. Muchos movimientos evangélicos han adoptado las enseñanzas arminianas y algunos predicadores, como Juan Wesley, han dado continuidad a dichas enseñanzas hasta el tiempo actual.

    Juan Wesley (1703-1791) nació en Epworth, Inglaterra en 1703. Estudió en Charterhouse, Londres y en 1720 inició estudios en la Universidad de Oxford. En 1725 fue ordenado sacerdote de la Iglesia Anglicana. Una de sus mayores influencias fue su hogar, especialmente su madre, Susana Annesley, quien era estudiosa de las Escrituras y dominaba el griego, el latín y el francés. Wesley no fue un teólogo en el sentido de desarrollar y organizar doctrinas, pero después de haber tenido una experiencia de conversión, se convirtió en uno de los predicadores más activos y reconocidos. Se estima que predicó entre 40,000 a 50,000 sermones. Wesley fue el fundador del movimiento Metodista. En sus predicaciones dio continuidad a la doctrina del Libre Albedrío mediante la enseñanza en sus sermones.

    El mundo evangélico actual, está dividido entre calvinistas y arminianos. En Latinoamérica y en todo el mundo, existen muchas iglesias evangélicas, tanto calvinistas como arminianas. La mayoría de la Iglesias Bautistas son de doctrina calvinista, aunque por ser estas iglesias con un tipo de gobierno congregacional autónomo en relación a la organización principal, no todas necesariamente postulan estas enseñanzas. Existen movimientos dentro de las iglesias Bautistas que son arminianas, aunque son los menos. Por el contrario podemos señalar que casi todas las Iglesias Pentecostales tradicionales son de doctrina arminiana. Como dato interesante puedo señalar que la inmensa mayoría de los escritos teológicos a que tenemos acceso son escritos por teólogos calvinistas, mientras que la mayoría de los creyentes evangélicos de nuestro país son arminianos en sus creencias y prácticas. No obstante, debido a la proliferación que han tenido las iglesias neopentecostales, esta tendencia ha sufrido cambios más recientemente. En términos muy generales y sencillos, las iglesias neopentecostales son aquellas que guardan la doctrina pentecostal en cuanto a lo que la manifestación sobrenatural del Espíritu Santo se refiere, pero dejando atrás la mayor parte de las restricciones en la vida práctica que caracterizan a las iglesias pentecostales tradicionales (forma de vestir, lugares a visitar, entre otros).

    Sin embargo, debemos tomar en cuenta que hay creyentes que militan en iglesias calvinistas, pero ellos creen en la doctrina arminiana así como creyentes que militan en iglesias arminianas sin embargo ellos han abrazado la doctrina calvinista.

    CAPITULO 2

    EL HOMBRE FUE CREADO CON

    LIBRE ALBEDRÍO

    Como mencioné en la introducción, el hecho de que Adán tenía libre albedrío es un asunto de aceptación general. Dios creó al hombre y le instruyó a no comer del árbol del bien y del mal, que estaba en el huerto. La orden de Dios es entendida en el contexto de que el hombre, Adán, tenía capacidad para obedecer la orden de Dios así como para desobedecerla. De otra manera la orden no habría tenido sentido. Es evidente que Adán, utilizó su libre albedrío de manera negativa a pesar de haber sido creado en santidad y a la imagen y semejanza del Creador. El hombre fue creado con voluntad propia lo que produjo actos de esa propia voluntad que lo alejaron de Dios.

    Si Dios hubiera querido crear al hombre sin libre albedrío, tenía el perfecto derecho de hacerlo, pero no era ese el propósito de Dios. Él había creado un ser, que se distinguía del resto de la creación (excepto de los ángeles), por su

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