Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Luna de miel
Luna de miel
Luna de miel
Libro electrónico38 páginas49 minutos

Luna de miel

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

Sheila y Morris Kahn son una pareja de recién casados que pasan su luna de miel en un complejo turístico de las montañas Catskill rodeados de otras parejas y de mujeres con niños que esperan que llegue el fin de semana para encontrarse con sus maridos. Allí trabaja como camarero Larry Starker, un joven peligrosamente atractivo y con un extraordinario don para el balonmano. Su joven ayudante será quien nos cuente lo que allí sucedió…
Leonard Michaels es uno de los grandes escritores norteamericanos del siglo xx aunque poco conocido en nuestro país. Sus relatos fueron admirados por Philip Roth y Saul Bellow y en su producción se encuentran obras maestras como este cuento que ahora presentamos, Luna de miel. El origen judío de Michaels, cuyos padres emigraron a EE.UU. desde Polonia, aparece de manera recurrente en este relato (y en sus demás textos) recordándonos en ocasiones a Woody Allen.
Si Franz Kafka hubiera sobrevivido a la tuberculosis y luego al nazismo, si hubiera llegado a América como su joven Karl Rossmann, en su vejez habría escrito cuentos parecidos a los de Leonard Michaels.
Jordi Puntí, El Periódico de Cataluña
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento5 jul 2021
ISBN9788418451980
Luna de miel
Autor

Leonard Michaels

Leonard Michaels (1933-2003) was the author of Going Places, I Would Have Saved Them If I Could, and The Men's Club, among other books. FSG will publish his Collected Stories in June to coincide with the reissue of Sylvia.

Autores relacionados

Relacionado con Luna de miel

Libros electrónicos relacionados

Ficción general para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para Luna de miel

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Luna de miel - Leonard Michaels

    cover.jpg

    Leonard Michaels

    Luna de miel

    Traducción de

    Aurora Echevarría

    019

    Luna de miel

    Un verano, en un complejo turístico para lunas de miel de las montañas Catskill, vi cómo una chica llamada Sheila Kahn se enamoraba del camarero que la atendía. Se había casado unas horas antes en la ciudad y era la primera noche que iba al restaurante. El camarero se inclinó a su lado y le preguntó si quería el bistec o el pollo. Ella lo miró con grandes ojos enfermos. Su marido dijo: «¿Sheila?». Las otras tres parejas sentadas a la mesa, todas recién casadas, miraron a Sheila como si esperaran el remate de un chiste. Ella se quedó ahí sentada como una momia.

    El camarero, Larry Starker, un tipo alto de pómulos nórdicos y mirada gris glacial, era considerado peligrosamente guapo. De hecho, había posado para cubiertas de libros baratos, en las que aparecía como un bárbaro teutónico a punto de abusar de una mujer semidesnuda y esposada que se retorcía de terror y placer a sus pies. O encadenado a una columna, viendo acercarse a una reina del látigo enfundada en cuero. Pero el verdadero Larry Starker, de veintidós años, no tenía ni idea de sexo erótico. Había hecho primero en la facultad de Odontología y esperaba tener su propia consulta algún día en Brighton Beach, donde había crecido jugando al balonmano con los chicos del vecindario. Como el resto del personal del restaurante, trabajaba para pagarse los estudios y comprar libros.

    Yo tenía dieciocho años y trabajaba de ayudante de Larry. Era mi primer trabajo en un buen complejo turístico. Los tres veranos anteriores había trabajado en un hotel cutre donde, aparte de comidas pesadas y un estanque con un bote de remos, había pocas distracciones, y los miembros del personal del restaurante dormíamos dos en una cama. Los maridos llegaban los fines de semana, montaban una mesa de cartas en el césped y jugaban al pinacle, sin hacer caso a las mujeres y a los niños que habían ido a ver. Mi familia solía pasar todos los veranos en un lugar así y mi padre era uno de esos hombres que jugaban al pinacle. Nunca me llevó a pescar ni a cazar como un padre norteamericano, pero él tampoco iba a pescar ni a cazar. El único lugar al que me llevó fue al cantero, un domingo por la tarde, para encargar su lápida.

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1